Oneshot YooSu *Q*

*w* al fin!!! luego de que pensé que ya no podría escribirlo las ideas fluyeron solitas en cosa de una hora, que bueno que no apagué la lap xDD 

Ya saben, Junsu y ese teaser de 32 miserables segundos alocaron a cualquiera *q* xD Yoochun está que trina de celos y eso que no ha salido completo, pero ni modo, quién le manda tener por novio al delfín más sexy del mundo. Además que ni se queje, que cuando sea él el que nos ponga mal cn su álbum el que va a andar de berrinchudo es el delfín. Para qué son tan guapos y hermosos *-* bueno ya xD 

Dedicado a Axy <3 porque me alegró la tarde con el shot que escribió.

Título: UNEQUALLED

Autora: Felina

Pareja: YooSu

Género: Romance

Clasificación: NC-18

Advertencia: Lemon

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No sabría decir si se siente bien o… inmensamente C-E-L-O-S-O

Sí, le podía su personalidad arrebatada dominada por los celos. Es que es SU novio, el Junsu que antes solo hacía aquellas cosas sexys en exclusiva para él, ahora iba cada vez mostrando más y más de su faceta exquisitamente seductora. No necesitaba llevar poca ropa o hacer gala de todos aquellos ornamentos llamativos, Yoochun sabe que Junsu atrae por ser simplemente él.  

Sin embargo, estando ahí en medio de un soleado atardecer, estaba como miles de fans alrededor del mundo esperando con ansia la hora en que el teaser del primer álbum solo de Junsu saliera a la luz. Se había comido las uñas de puro nervio y ansiedad. ¿Y todo por qué? Pues porque el rubio le había dicho expresamente que tendría que esperar al resultado final de todo lo que han estado trabajando como el resto del mundo.

- Jaejoong ya ha visto… - había intentado persuadir días antes…

- Jaejoong tenía que verlo… - el rubio se había limitado a sonreírle con algo de picardía y travesura mientras se metía a la ducha sin dejarle acompañarle.

Oh sí, solo para que lo sepan, Junsu no le dejaba hacerle nada desde hace semanas. ¡Semanas de absoluta, total, absurda y maldita abstinencia! Yoochun estaba que se le crispaban los nervios de solo recordar aquello. Cada intento se había ido a la mierda por las suaves palabras negativas de su novio…

- Chun… - el rubio había murmurado su nombre con ese tono que no le oculta las ganas que tiene también de ser recorrido a besos y caricias, seducido por palabras indecentes que le hicieran sentir algo mareado y sofocado en calor. Pero no. Junsu recibía sus besos con cariño y tintes de agitación, pero apenas el pelinegro descendía por su mentón buscando de aquellos apasionados contactos húmedos, el rubio le detenía… - Chunnie, deja… - sonreía y sujetaba su rostro con ambas manos obligándole a abandonar su cuello y esa insistente lengua que caliente resbalaba contra su piel, sabiendo de antemano que aquellos provocativos labios succionarían su sensible piel…

- ¿Por qué? Quiero hacerte el amor, Junsu ah… - había renegado varias veces, liberándose del agarre del rubio antes de descender nuevamente directo a la clavícula, lamiendo y notando cómo se altera de sobremanera la respiración de su novio. Sabiendo que lo desea también…

- Chun… - jadeó notando las pulsaciones cada vez más aceleradas, el calor ascendente cubrirle el cuerpo… - no… nhhh… no lo hagas… - entrecerró los ojos y por un segundo se dejó arrastrar por el deseo que llevaba semanas conteniendo. El pelinegro aprovechó la casi pérdida de autocontrol de su novio y succionó ansioso la clavícula… - ¡Chun!... – aquella placentera sensación despertó sin embargo la cordura del rubio…

- ¡Junsu!... – protestó bufando frustrado al darse cuenta de que en un dos por tres su novio había escapado nuevamente de su lado. Abandonado la cama y salido como de rayo de la habitación… - ¡Comienzo a odiar ese bendito álbum tuyo!... – vociferó más por la frustración sexual que por realmente sentir aquellas palabras.

Y Junsu lo sabía, por eso no se lo tomaba personal. Por supuesto que él también moría por hacer el amor con su Yoochun, pero tal como estaba avanzando su actual proyecto como solista no podía darse el lujo de agotarse demasiado –y con el pelinegro como es de apasionado aquello era de hecho regla al hacer el amor hasta que el cuerpo cae rendido– ni mucho menos de ir por ahí con marcas violáceas por aquí y por allá en su cuerpo.

Así, memorando aquellos frustrantes días, Yoochun casi se cae de su silla al ver finalmente el teaser. ¡Le había dejado con ganas! Y si a él lo había dejado así, ni que decir de las fans que ya comenzaban a bombardear la página oficial con comentarios que… bueno, él los había visto venir y le daban algo de celos. Ok, muchos celos. ¡Siempre querían tocarle de formas morbosamente inhumanas! Bien, había algo de exageración en aquella aseveración. Pero todavía lo creía.

- Quiero ver el resto, ¡Ahora!... – el pelinegro le mandó un texto a su adorado novio. Y esperó impacientemente por minutos, ¡minutos! Hasta que Junsu tuvo la decencia de contestarle.

- aún no se puede Yoochun ah~ debes esperar como todos ^^

Sobra decir que el pelinegro renegó cual crío al que se le ha negado su película favorita. Parecía fiera enjaulada, los comentarios caían por todas partes, casi parecían fantasmagóricos rumores que atormentaban su cordura. La tarde se le hizo eterna, pero para cuando llegó al departamento, al menos pudo darse el suspiro aliviado al escuchar a Junsu en la habitación tarareando algo del musical.

- Estás ensayan… - entró a la habitación y se quedó en su sitio paralizado entre la sorpresa y la excitación… su novio desnudo sobre la cama en una postura por demás provocativa… - do…

- Solo mataba el tiempo mientras llegabas Chun… - el rubio sonrió juguetón y arrodillándose sobre el colchón le invitó a acercarse.

Yoochun avanzó casi en automático. Demasiado embelesado con la imagen de su novio. Ahí estaba su Junsu, no solo desnudo, sino aún maquillado con el estilo que le vio en el teaser, sus rubios mechones desordenados le daban ese toque rebelde que hacía el juego perfecto con el tono carmín de sus labios cubiertos por un tono más oscuro. El pelinegro no podía definir en una sola palabra la peculiar belleza de su novio con aquel maquillaje. Era perfecto, seductor, misterioso.

- ¿En qué piensas?... – la aterciopelada voz del rubio se cuela en sus oídos y algo de lucidez sacude su cuerpo. Está ahí, de pie junto a la cama, frente a él, acariciándole la cintura con embeleso…

- ¿Cuándo demonios te transformaste en un ser tan sensual, Su?... – cuestiona con voz ronca, nota su garganta seca y de inmediato se relame los labios humectándolos de ansiedad. La ansiedad del apetito voraz por aquellos labios que lucen diferentes ante sus ojos, pero tan apetecibles como siempre desde la primera vez que los probó hace años.

- No hagas que me avergüence ahora, Yoochun ah… - sonríe casi maldiciéndose por sentir ese calorcito cubrir sus mejillas de rubor. Se inclina un poco más hasta alcanzar los labios del pelinegro rozándolos apenas suavemente. Al diablo cualquier pregunta, luego tendrán tiempo para todo eso… - ahora solo quiero hacerlo, que me toques, que me beses, que me hagas el amor… - susurra contra aquellos labios gruesos que no titubean en apropiarse de los suyos al instante devorándole con ansiedad.

El pelinegro apretó un poco más la cintura del rubio pegándole a su cuerpo, escuchándole gemir en medio del beso, sintiendo las manos de su novio subir a sus hombros y enredarse tras su cuello respondiéndole con la misma intensidad; jalándole apenas unos segundos después más cerca, obligándole a subir a la cama y acompañarle. No hay modo de saber con claridad en qué momento las prendas de Yoochun fueron retiradas por las delicadas y ágiles manos de su Ángel de la Muerte –como definitivamente se había consolidado en pensamientos del pelinegro–, o el tiempo que podría estar transcurriendo mientras recorre con parsimonia apasionada cada recoveco de su cuerpo casi como si fuera la primera vez que le toca, que le siente, que le toma.

- ahh Chunnie… - el rubio jadea y se deja hacer, se rinde finalmente a todas esas sensaciones que reprimió con la justa voluntad durante semanas. Le jala y busca su boca constantemente, quiere sentir sus labios, su lengua impúdica recorrerle la boca mientras consume su aliento y se obligan a separarse entre jadeos y suspiros anclados a la pasión desbordada del momento.

- demasiado… demasiado perfecto para ser mortal… - el pelinegro susurra mientras las yemas de sus dedos dibujan la línea curva de su cadera y más arriba, descendiendo nuevamente hasta sus piernas, perdiéndose más allá hasta los muslos y esas piernas que le ponen algo loco también.

Y se siente inmensamente feliz de poder tenerle nuevamente así. Han sido los días más largos y tormentosos de toda su vida. No haber podido tocarle, besarle con libertad. Con esa libertad que ahora le ha sido devuelta. Y se sumerge sin reparo alguno en ese cuerpo cubierto de placeres y fortunas.

Junsu se siente mareado, intenta seguir cada movimiento de Yoochun pero sus caricias le distraen, le hacen cerrar los ojos, gemir y arquearse de placer, estremecerse cada segundo cuando los francos dedos de su novio tocan ahí donde sabe es más sensible. Gime alto con voz excitada cuando entre aquellas caricias se cuelan las que caen sobre su virilidad, se sacude involuntariamente y muerde sus labios carmesí ahogando inconscientemente el placentero grito que nace en su garganta.

- ¡Oh dios!... – gime entonces sin reprimir el gemido cuando siente la humedad cubrir su erección. Se obliga a mirar y levanta el torso lo suficiente para encontrarse con aquella mata de cabellos negros sumergida en su bajo vientre mientras la boca de su novio succiona tortuosamente su erección… - ahh, mhhh ¡Chun!... – cae de nuevo sobre el colchón, su cabeza hundiéndose en la suave almohada, cierra los ojos y revuelve las piernas sin poder controlar los espasmos de placer. Tenía realmente mucho que no hacían el amor.

El pelinegro sube y baja a lo largo, se concentra de vez en cuando en la punta, sus manos se han perdido por aquí y por allá acariciando de una y mil formas. Se han perdido cuesta arriba hasta alcanzar los pezones de Junsu acariciándolos, apretándolos, torciéndolos mientras les siente endurecerse y escucha los gemidos cada vez más alterados del rubio. Se han dirigido hacia el sur hasta los muslos, acariciando la tersa piel y dibujando figuras sin sentido, se han colado hasta la ingle acariciándole cerca, se han perdido en ésa parte de su anatomía que le produce nuevos temblorcitos de gozo. Han encontrado camino entre el colchón y su cuerpo apretando los glúteos instándole a elevar la cadera y dejarle algo más de espacio y comodidad para acariciarle sin desatender por más de un segundo su erecto miembro.

Y le suelta, en el momento justo en el que le siente más caliente y pegajoso, cuando siente el sabor del líquido presemen impregnarle las paredes bucales. Abandona el hinchado miembro y sube con lamidas por el vientre llenándole de saliva cuesta arriba. Penetra con su lengua el ombligo y le siente retorcerse nuevamente bajo su cuerpo, suplicar su nombre y alcanzar sus azabaches cabellos tironeando de ellos en un exigente intento por atraerle para besarle. Responde a su demanda y trepa sobre su cuerpo hasta alcanzar su boca y dejar que sus labios se fusionen, que se apareen sus lenguas y la saliva forme esos hilillos de pasión que caen sobre mentón y cuello cuando rompen el beso unos segundos apenas para tomar otro poco de oxígeno y encontrarse de nuevo.

- Hazlo… hazlo ya… - Junsu le suplica de pronto mirándole directo a los ojos, abriendo sus piernas y tomando con una de sus manos el duro miembro de Yoochun, acomodándole en dirección de su intimidad…

- no estás listo… - el pelinegro susurra con voz ronca, aturdido por el calor y el deseo.

- no lo necesito, solo te necesito a ti… - le besa de nuevo y sus piernas se anclan a la cintura del pelinegro obligándole a acercarse más, a sentir el calor de su apretado anillo y provocarle.

- ¡nhhh!... – gimen juntos cuando el miembro del pelinegro comienza a abrirse paso en la entrada comprimida del rubio. Hay dolor pero sobre todo deseo y ansia de sentirse así.

Yoochun continúa penetrando hasta que se siente completamente dentro. Junsu se abraza a su cuerpo y le rasguña la espalda al sentirse lleno de él, respira errático y siente una punzada de incomodidad. Sin embargo, no paran. Inician el vaivén sin romper el profundo contacto de sus miradas. Se absorben orbes negras contra pupilas chocolate. Hay un universo entero por entregarse ahí.

- ahh, mhh… - acompasan los gemidos, el concierto erótico del placer compartido. Acompasan el ritmo de las estocadas, la profundidad y la rapidez aumentan, el frenesí se aproxima y están más que listos para recibirlo.

Yoochun ancla sus manos en la cadera de Junsu, las piernas del rubio se enredan con fuerza en la cintura del pelinegro. La profundidad es mortalmente placentera. El rubio encorva la espalda y su perfecta S Line se marca como si estuviera haciendo una elipse de baile sensual, sus labios carmesí han perdido un poco de color pero todavía lucen apeteciblemente misteriosos tildados por ese tono oscuro al medio. El pelinegro no puede evitar acercarse a ellos y mordisquearlos mientras embiste casi con salvajismo. ¿Es éste el verdadero efecto de Junsu en él? No lo sabe.

- Junsu… Su… baby ahhh te… Te Amo… - se sofoca y arremete con fuerza sintiendo la deliciosa presión de la estrecha cavidad contra su miembro. Toca profundo, ahí donde el punto más sensible de Junsu le hace gemir alto y arañar con fuerza su espalda mientras suplica entre sollozos de gozo…

- ¡Más!... ¡Chunnie ahí! ¡ohh!... – sumergiéndose en ese mar de sensaciones que sabe les llevará a aquel paraíso en el que solo pueden entrar si van de la mano, acompasando el placer y el amor.

Yoochun se irgue un poco más, lo suficiente para admirarle en medio del placer. Contemplar a ése Junsu tembloroso y entregado que agita sus caderas con cadencia siguiendo su ritmo. Y le mira embelesado, saboreándose ese cuerpo que es solo suyo, esa piel blanca que su lengua volverá a recorrer más tarde, ese rostro de ángel bañado de placer… esa clavícula hipnotizante que se le negara durante semanas, esa porción de piel que no duda en tomar en ése preciso instante, succionando con fuerza mientras embiste esas últimas ocasiones al mismo tiempo que una de sus manos ha tomado la erección de Junsu masturbándole con fuerza hasta que alcanzan juntos ese ansiado orgasmo que colapsa sus cuerpos llenándolos de espasmos descontrolados.

Ninguno dijo nada por los minutos siguientes en tanto se recuperan del orgasmo, pero fue suficiente permanecer abrazados, regalándose esos besos que no duran demasiado pero que caen con suma dulzura.

- Has dejado marca… - susurra el rubio de pronto, sonriendo lindamente con esos labios que finalmente han quedado desprovistos de cualquier color que no sea el rosado natural.

- No has dicho que no pudiera… - el pelinegro sonríe sexy mientras uno de sus dedos cae con suavidad sobre la zona rojiza en la clavícula…

- Extrañé tus marquitas… - ríe divertido y se remolina pegándosele del todo y besando sinuoso el cuello del pelinegro… - y aún creo que debes dejar otras… en zonas… menos visibles, Yoochun ah… - jadea en su oído mordisqueándole el lóbulo y acariciando el pecho sudado, delineando los músculos a su paso…

- ¿Menos visibles? ¿Cómo cuáles?... – le sigue la corriente y le jala dejándole sentarse a horcajadas sobre sus muslos, desde donde el rubio se toma la libertad absoluta de masajear lentamente de arriba abajo su dormida entrepierna…

- Pues… como, aquí… - el rubio señaló los costados de su cadera… - aquí… - tomando luego las manos del pelinegro y llevándolas a su trasero, sintiendo ese apretón de parte de su novio que le arranca una sonrisita enamorada… - aquí… - guiándolas al instante a su ingle… - lugares así… - guiñándole un ojo y riendo luego con ese tinte avergonzado que parece imposible de soltar porque es parte de su personalidad…

- ¿Puedo comenzar ya con la encomienda?... – sonríe más que enamorado jalándole con gusto topando de nuevo sus labios, notando entonces el rostro algo sucio de su novio, el maquillaje corrido por acá y por allá mezclado con sudor.

Esa era, la más hermosa de las imágenes.

No.

Realmente no, Yoochun se corregía mentalmente horas más tarde, cuando agotados de hacer el amor se dejan arrastrar por el aletargado hechizo de Morfeo. Se corrige cuando contempla a Junsu dormitar a su lado, desnudo, sudado, oliendo a la esencia de ambos, despeinado y agotado. Pero sonriente. Y es esa sonrisa suave curvada en los labios de su novio la que le recuerda día con día por qué le ha entregado su amor sin límites.

Por qué soporta los celos al saber que así como le tiene él le desean miles de personas alrededor del mundo. Por qué oculta su relación y se esfuerza por ser buen novio día con día.

Porque tenerle ahí, acostado en su cama, lo vale absolutamente todo.

Y es que sí, Park Yoochun sabe mejor que nadie cuán sin igual es Kim Junsu.

**FIN**