Retazos de mi imaginación en el tiempo

Hoy amanecí con ganas de contarles un poco acerca de mí como escritora amateur *se pone seria unos momentos. O bueno, solo veamos a dónde conducen mis dedos deslizándose por el tablero de mi laptop ;D

La verdad es que anoche antes de que pudiese conciliar el sueño, mi mente comenzó a divagar en los años aquellos en que me ponía a divagar acerca de escribir mis propias historias. La idea me había venido un poco por influencia de mi hermano mayor, y otro poco porque siempre me ha gustado escribir, aunque cuando estaba más chica, entre los 10 y los 14 años, se me daba mucho más la creación de versos, algunos intentos de poema y pequeños relatos que, desgraciadamente, han quedado más en el recuerdo que en algún papel escondido por ahí entre las cajas que contienen recuerdos del ayer. No, los cambios de residencia durante mi adolescencia meritaron deshacerme de muchas cosas que hoy en día echo en falta, trozos de las vivencias de mi adolescencia que no van a volver. Pero, para no ponerme demasiado melancólica ni hacer esto demasiado largo, hablaré en general de cómo incursioné en esto de la escritura.

Como ya había dicho, comencé escribiendo más la onda lírica que literaria. Tuve un profesor de Español durante mis años de educación secundaria que me animaba a seguir esa habilidad con las palabras. Hice un primer intento de hacer caso de las palabras de mi Profesor y escribí algunos versos y poemas, no tengo nada de aquello pero recuerdo que me hacía emoción sentarme con libreta y lápiz a darle sentido poético a cosas cotidianas como un atardecer, o el típico amor adolescente. Cuando entré a bachillerato y mi hermano comenzó a escribir su primer historia original, pasábamos tardes completas hablando de sus ideas, de historia y fantasía, de los aspectos rescatables de tal o cual película o anime. Verlo entusiasmado en su proyecto me comenzó a contagiar, pero yo todavía estaba más absorbida por el anime y me daba pereza ponerme a redactar historias de más de un par de hojas. Por aquel entonces me llamaba más la atención el dibujo, tuvo mis intentos no tan malos, pero que tampoco me llenaban, sentía que eso no era realmente lo mío, por más que mi hermano (quien tiene definitivamente talento para el dibujo, basta con mirar el rostro de Harry Potter que seguro ven por ahí en alguna de las imágenes) me daba tips y me explicaba cómo corregir tal o cual trazo o cómo conseguir este o aquel efecto en la expresión y etc.

No, me aparté entonces un poco del dibujo o la escritura, me dejé envolver por el anime y no fue sino hasta alrededor de los 16 casi 17 años que me decidí a hacer mis pininos. Tomé las hojas limpias sobrantes de mis libretas del bachillerato e hice mi primera libreta para el fin en específico de escribir. Esa primer historia fue netamente una especie de drama juvenil, plasmé mucho de mi historia personal y moldeé el final con aquél toque feliz que, a la fecha, no puedo evitar. Esta historia estuvo guardada durante años, tiempo en el que comencé a dejar volar mi imaginación y terminé comprando libretas especiales para todas esas ideas que me bombardeaban.

Las películas siempre han jugado un papel importante en mis ideas, puedo hacer clic con casi cualquier cosa y delirar con otra serie de historias. En ocasiones me inventaba alguna y pensaba “en cuanto pueda escribir lo haré”; pero el estudio y otras ocupaciones terminaban por hacerme medio olvidar y miles de ideas han quedado en nada. Cuando llegué a la Universidad tuve la dicha de conocer a una amiga que tenía las mismas aficiones que yo, el anime y todo ese mundo oriental que nos hizo establecer una amistad entrañable.  Ella se llama Carmen, y me impulsó a seguir escribiendo, incluso leyó esas historias iniciales que escribí hasta los 18, diciéndome que tenían lo suficiente para atrapar a un lector.

Por aquellos entonces ella y yo comenzamos a planear muchas cosas, ella es dibujante, con un talento formidable, y le gustaba la idea de hacer un cómic; mi participación entraba en los diálogos, y entre el bullir de ideas y el frenesí de la juventud, terminamos haciendo “equipo” con su hermano y otra amiga nuestra. Teníamos todo lo necesario, dos dibujantes de primera, una modista amante de la cultura egipcia, y yo, la escritora que solo necesitaba moldear ideas. El Proyecto pronto fue nombrado como “Conexión en Cadena”, se pensaron los personajes y la trama de la historia; escribí varios capítulos y nos reuníamos los fines de semana en casa de mi amiga para revisar y dibujas los bocetos iniciales de los personajes. Fueron meses intensos entre los deberes de la Universidad, nuestras responsabilidades como hijas de familia, y este sueño que nos tenía atrapadas.

Pero luego el Proyecto se fue viendo lentamente dejado un poco de lado, las clases y la aparición de la Harry Pottermanía por allá del 2004 llevó nuestros intereses hacia otro puerto. Pese a que yo no me consideraba particularmente fan del mundo de HP, cuando menos lo advertí ya estaba inmersa en los libros y ansiaba el siguiente con un grato sabor de boca; esta influencia por el mundo de J.K. Rowling fue cortesía de mi amiga Carmen, ella me prestó de hecho los libros conforme los leía, siempre le estaré agradecida por esto. Al mismo tiempo ya estaba atrapada en el mundo de J.R.R. Tolkien, había leído la trilogía del Señor de los Anillos y estábamos –mi hermano “Logan” y yo– haciendo todo lo posible por conseguir más títulos de tremendo autor, a la vez que adquiríamos en versión electrónica los libros hasta entonces publicados en una interesante página en la web de aquel entonces.

La escritura finalmente se apoderó de mí, con toda su expresión. Supongo que podría decirse que entonces me inicié en el mundo de los fanfictions, hice mis numerables drabbles, shots y algunos seriales de Harry Potter, todos heterosexuales ya que en aquellos años yo aún no me iniciaba en el hermoso mundo del Yaoi. Al mismo tiempo que escribía todo lo que se me ocurría y mis horas sueño a diario se reducían a tres o cuatro porque siempre encontraba más importante sentarme a escribir, comencé a interesarme por leer lo que otros escribían. Mi amiga Carmen me llevó a conocer el mundo de los fanfictions en internet. Era alrededor del 2005 ya, mis horas de ocio estaban prácticamente anuladas, clases, trabajo social y prácticas en la Universidad se llevaban casi todo mi tiempo ¡Y tenía que dormir! Detestaba hacerlo pero no había de otra, incluso mi cuerpo se me revelaba obligándome a entrar a la cama.

En aquel 2005 mi familia aún no podía darse el lujo de tener internet de casa, así que cada que tenía Prácticas en el Gabinete de Psicología, me quedaba unos minutos más después de mi horario para poder colgarme de la red y robarme algunos fics para leer en cuanto tuviera tiempo. ¡Los malditos tiempos seguían rebelándose en mi contra! Pero siempre conseguía una hora o dos el fin de semana para aprovecharlo. Al menos entonces ya teníamos nuestra PC y yo no dudaba en explotar sus servicios.

A finales de este año me quedé sola en la ciudad donde estudiaba, y estaba en lo más pesado de mi licenciatura. Con suerte ya sabía que mi promedio me permitiría la titulación sin necesidad de hacer tesis, así que solo tenía que ocuparme por mantener excelentes calificaciones y llevar lo mejor posible mis prácticas en la Psicología Clínica y culminar con buenas notas mi Servicio Social. En estos meses perdí a mi amiga Carmen, la amistad decayó por razones que aún desconozco pero que marcaron dolorosamente una brecha insalvable. Siempre le recordaré por los cuatro años de locuras compartidas, de la pasión por el mundo oriental y su participación en mi atrevimiento hacia la escritura como tal.

El 2006 se fue básicamente volando, dedicada casi al 100 a la Universidad, aún me daba mis escapadas de la realidad escribiendo; podía ser de Harry Potter o algún anime, aunque no incursioné demasiado en esto último. Dos años más tarde y mi frustrada inclusión en el mundo laboral que no se dignaba en darme una oportunidad, tuve tiempo de sobra para escribir, pero no estaba particularmente motivada, tenía la preocupación del trabajo ya que no tenía intenciones en absoluto de ser mantenida por mis padres, ni tampoco de haberme quemado las pestañas durante años para terminar haciendo algo que no fuera Psicología. Toqué muchas puertas y regalé mi trabajo en una escuela primaria con tal de no perder el foco y continuar ejerciendo de alguna manera los conocimientos que ya había adquirido.

En el 2008 conocí a Super Junior, y a través de ellos a TVXQ. Y entonces sucedió, me enamoré de nuestros dioses y es momento que ese amor no mengua ni un gramo pese a todas las dificultades. Fue en Octubre de aquel año que me decidí a “arriesgarme” con un fanfic acerca de ellos. Y desde IMPOSSIBLE supongo que el resto es historia conocida entre nosotras. Así pues, estamos en este 2013 en el que puedo decir con orgullo que soy una escritora –aún amateur– con una trayectoria interesante, he forjado mi habilidad –todavía no se si talento– y aprendido de los errores, pienso que todavía tengo muchísimas cosas que pulir pero el sueño está ahí, un día ver un libro escrito por mí en los estantes de las librerías. Felina no parece un nombre impactante para una autora nacional o internacional, pero esta he sido desde mi adolescencia y francamente, no lo pienso dejar.

Y nada, ha sido un relato alguito largo xD pero qué le hago, solo dejé que mis pensamientos fluyeran y ya está. Esta soy yo, y como podrán ver también, las tachaduras y la mala letra son consecuencia de querer seguir el ritmo de las ideas, siempre he fallado miserablemente en eso xD dibujaba y hasta intentaba crear mis propios símbolos y demás detalles. Estas imágenes que les comparto es solo una parte de mi “historia”, ustedes han sido parte de ella en los últimos cuatro años y meses, y supongo que seguiremos junt@s un rato más.

Y si quieren saber algo más acerca de mí, siempre pueden venir y preguntar ;D

Gracias por leer este pedacito de mí~