Capítulo 1. TERRA

Hola!!

Acá por fin con capi, Maki y yo hemos decidido implementar algo nuevo cn este fic, dsd que se inició cm podrán haberse dado cuenta cn los hermosos trailer y las pics *O* en ésta ocasión Maki se encargó de "crear" un track para el capo, así que si escuchan mientras leen lo disfrutarán algo más *O* bueno, es la idea, si gusta la estrategia la seguiremos usando en cada capi de TERRA, sean sinceras, si no gusta, ps simplemente se deja así n.n!

Sin más, acá capo...

PONLE PLAY SI KIERES ESCUCHAR ;D

ADVERTENCIA: Lemon

CAPÍTULO 1. LATIDOS DIFERENTES…

*****

VARDA

Imponentes y hermosas tierras se extendían por todos los puntos cardinales de tan preciado planeta. VARDA era majestuoso hasta su más recóndito espacio, pero en su belleza natural también coexistía en cierta armonía la contraparte; aquello que lejos estaba de la hermosura y que en sentimientos negativos parecía alborozarse. Pero la estabilidad mantenida ha estado en los últimos años que con lentitud se deslizan sobre los tiempos de VARDA… segundos calmados que con reverencia transcurren hasta formar esos minutos que van constituyendo las horas de la vida de cada habitante en el planeta…

Los siete reinos casi en anonimato se mantienen llevando sus cotidianos días lejos de la relación con sus iguales… cada uno se rige bajo sus propios lineamientos, pero todos obedecen a su primordial ley natural: amor por TERRA.

Si aquello era quebrantado las medidas necesarias debían tomarse entonces. Pero en la larga historia de sus siglos VARDA jamás ha tenido que enfrentar tal situación… si bien en ocasiones elfos eran enviados a TERRA para poner en orden sus sentimientos y reasignar sus pensamientos… el amor incondicional nunca había sido colocado en tela de duda…

La primera vez existe aún para elfos…

*****Elfo´s Love*****

Reino Thidrek

Imponente reino que se levanta bajo el manto de montañas altas que le circundan por la parte posterior, se erige sobre una colina de piedra blanca en la que talladas se encuentran todas sus habitaciones principales; la ciudadela principal es llamada así pues es donde habita el Rey y su hijo, sus más allegados elfos de confianza, guerreros en su totalidad. Más allá se extienden sus jardines y un muro de piedra blanca se irgue respetuoso marcando los límites del reino kilómetros a la redonda en una circunferencia amplia.

En la explanada que se encontraba en el centro de la ciudadela, el Príncipe Thalion practicaba con la espada, sus movimientos eran finos y su agilidad impresionante, los espadachines que entrenaban con él eran también muy buenos, pero uno a uno nunca conseguían ganarle, tomaban alguna ventaja atacándole de a dos, pero tenían la impresión de que aquello solo pulía aún más las habilidades del Príncipe. El Rey Olaf le observaba de pie desde el pasillo frontal que estaba en la entrada principal de la Sala del Rey, su porte maduro y la firmeza de sus ojos daban muestra de su poderío, de su temple y claridad de objetivos.

Thalion era entre los elfos de los más altos, su porte garbo imponía respeto tan solo al verle pasar, de pasos firmes y mirada tenaz, el elfo poseía además del peculiar atractivo de su raza, ese toque que algunos llamaban fascinante como perturbador. Su largo cabello oscuro estaba bañado por reflejos de color siena, lo que hacía combinación con el tono pardo de sus pupilas; ceja poblada bien definida, labios semigruesos y facciones varoniles perfectamente demarcadas. Generalmente llevaba en su cabello atada una mediacoleta a la altura de la nuca, sus vestimentas ligeras cuando no entrenaba, la armadura ataviada y de materiales que su propia gente hacía le daban ligereza y soltura al momento de pelear.

Todo aquello hacía de su vista una escena encantadora y vigorosa, cada sutil movimiento y la fuerza que imprimía en cada uno de ellos, el choque de las hojas metálicas de las poderosas espadas sacando chispas, sus facciones concentradas y el brillo de sus pupilas refulgiendo con el clamor de su espada. Los elfos que le acompañaban en el entrenamiento también lucían sus mejores movimientos, y así era como perfeccionaban una de las tantas técnicas de defensa y ataque que el reino tenía en su haber.

- suficiente… - la voz del Rey Olaf se escuchó por sobre el rumor de la pelea de entrenamiento… los elfos guerreros al instante frenaron tomando posición firme y colocándose de frente todos se inclinaron en muestra de respeto al rey… - Thalion, prepárate, saldremos de inmediato…

- a dónde, padre… - el Príncipe tomó un telar que le fue ofrecido por otro elfo para que secara el sudor de su rostro… caminó entre sus compañeros guerreros hasta quedar frente al rey…

- habrá una reunión en Aratar… - el rey Olef respondió dando media vuelta andando pasillo adentro seguido por su hijo…

- ¿desde cuándo mi presencia es requerida en una reunión en Aratar?... – el Príncipe se extrañó dejando entrever en sus facciones que inquietado se encontraba por la repentina intromisión de su padre…

- vendrás y sabrás a su momento el motivo… - se giró para verlo, las duras facciones del Rey bien marcadas… - alístate Thalion… - ordenó con seriedad…

Y el Príncipe no dijo más nada, una reverencia hacia su padre cuando volvió a darle la espalda y luego retomó sus pasos yendo por un camino contrario en el siguiente giro del largo pasillo que daba a la izquierda, hacia sus aposentos. Sentía una profunda curiosidad por el repentino “privilegio” de acudir a una reunión de los reyes de los siete reinos de Varda en Aratar… además de eso, también tenía una inquietud que le acongojaba el corazón… y eso en un guerrero de Thidrek era digno de extrañeza…

*****Elfo´s Love*****


Reino Álfheim

Esta porción de tierra que se localiza al oriente de VARDA es una de las más hermosas de todas, rica en especies de árboles, plantas y animales; no es de extrañar también que fácil resulte para los elfos que le habitan encontrar todo aquello que necesitan.

La reina Laurelin era la elfina con mayor conocimiento en las artes curativas de toda VARDA, y de entre las cosas que más temía su corazón, era que un día su hijo Aredhel enfermara del único mal para el que no hay cura y por el que VARDA también pudiera padecer…

Hacía tiempo que su hijo había estado más contento y lleno de energía, pero una vez supo el motivo de sus contenturas… la sonrisa en labios de Laurelin desapareció…

Un llamado a Aratar solicitando su inmediato arribo como la presencia de su único hijo le preocupó, pero nada podía hacer para negarse a tal invitación…

*****Elfo´s Love*****

ARATAR

La reunión de los 7 representantes de los reinos de VARDA se llevaría a cabo hoy… cada rey y reina iba llegando en compañía de sus hijos o en su caso del primogénito único… la seriedad de los gobernantes como la incertidumbre de los jóvenes príncipes tenía una razón…

Historias que contar y que solo podemos reseñar brevemente ahora… pero que con el curso de la reunión de Aratar, esclarecidas irán quedando…

Como se espera lo sea la decisión final tomada: el envío de los seis jóvenes a TERRA como humanos…

*****Elfo´s Love*****

**Sobre Eithel y Thalion**

Thalion todavía no sabía qué le había llevado a salir aquella noche de sus aposentos… ni por qué había cabalgado largo rato a la luz de la luna sintiendo el azote del viento frío del invierno golpear su rostro mientras su caballo corría a toda velocidad por ese camino que le indicaba pero que él mismo desconocía… no era que no conociera como la palma de su mano cada rincón de la extensión de su reino… era la incertidumbre de no saber qué era eso que le llevaba por aquel camino antiguo que daba al Paso del Valle Aglon, donde un río de altas cascadas alimentaba el resto de su reino… tiró de las riendas del caballo ordenándole frenar casi de manera abrupta…

Ante sus ojos pardos se reveló la más exótica de las escenas, de pie ante él a la orilla del Río Anduín estaba un elfo que en nada le resultó familiar…

Rareza entre rarezas… la belleza singular del elfo ante sus ojos le aturdió los sentidos peor que el cansancio o el asombro de la fuerza en una batalla fiera… la hermosura de aquel elfo le fascinó de sobremanera e imposible resultó acercarse seducido por esa aura encantadora que como un hechizo le atraía con sus invisibles hilos…

- te esperaba… - escuchó Thalion el suave murmullo vibrar en esos labios rojos que a la distancia apenas si parecían haberse movido… y las pupilas violeta brillante del elfo se posaron sobre su figura recorriéndole lentamente de tal modo que tembló… tembló inquieto y añorando un contacto que nunca ha tenido siquiera… - tú eres el Príncipe Thalion de Thidrek, venerado como el guerrero más poderoso en largos años…

- quién eres tú… - el Príncipe finalmente formuló… con ese tono grave que urgía una respuesta sincera o de lo contrario blandiría su espada… su visitante misterioso curvó una sonrisa algo más amplia y el sonido que emitió al hacerlo le recordó el canto pícaro de las aves en primavera… un rintintin tan seductor como contemplar la luna llena que aparece cuando la caída del ciclo de Laurelin terminaba…

- mi nombre, querido Thalion, está grabado en tus pensamientos así no lo recuerdes ahora, por eras nos hemos reencontrado como lo hace el curso de los ríos aún por entre nuevos cimientos, de la misma manera en que por más que pueda intentarse, el alma revive todo lo experimentado sin importar que tan largo pueda ser el descanso al que se es entregado en Aelin-uial…

- ¿nos hemos conocido antes?... – Thalion entrecerró los ojos contemplando detenidamente al elfo… si le había conocido antes de su última partida a Aelin-uial no le olvidaría, aunque de tal “viaje” las memorias de la vida abandonada permanecen en algún lugar de sus mentes casi inaccesible, comprobado ha sido que no se olvida lo que con el corazón se ha vivido…

Y él no olvidaría ser tan hermoso… no solo la belleza física que a la vista resalta… sino esa otra beldad que está seguro puede leer en las pupilas violáceas. Thalion no forzó su memoria a recordar… si las palabras que tan bello elfo dijera eran ciertas, bastaría esperar y las memorias volverían a su mente. Tomó varios pasos aproximándose al elfo, admirando con sutileza cada detalle en él… encantado fue quedando de sus rasgos y el tono de su piel, de los reflejos morados que bañaban su largo cabello oscuro que afable se mantenía cayendo en su espalda y por sobre sus hombros al frente hasta la altura de sus muslos; largos mechones brillantes que parecían capaces de vida propia de la misma forma que la seda dorada de las tierras ocultas de Varda, que por su color hipnotiza y atrae atrapando en su seductor encanto. Las vestiduras que portaba eran de color púrpura claro con bordados en hilo de plata, largos cubrían todo su cuerpo pero se mantenían ligeros cayendo como si carecieran de peso.

- ¿te gusto?... – la voz sensual del elfo sacudió los sentidos de Thalion…

- me parece, elfo misterioso, que la respuesta a su pregunta es obvia y cualquiera que le ve ofrece una afirmación pues ante su natural belleza es imposible pronunciar una negativa…

- entonces, mi querido Thalion, más allá de mi belleza natural, ¿hay algo en mí que te despierte alguna sensación que haga latir de otro modo tu corazón?...

El Príncipe de ojos marrón meditó su respuesta mientras se permite volver a recorrer con su mirada la perfecta figura del elfo ante él. Avanzó sigiloso, no porque pretendiera acechar al enemigo, sino porque dominado por su encanto, la tranquilidad era todo lo que quedaba de sus deseos manifestados en cada uno de sus movimientos. Cuando quedaron frente a frente con escasos centímetros separándoles, Thalion recorrió detenidamente el contorno del rostro del elfo misterioso, blanca piel suave que resplandecía bañado por los plateados rayos lunares que moteaban también sus pupilas violáceas. Esos pequeños universos que parecían resguardar secretos que añoraba le fueran revelados como quien cede a la curiosidad de conocer los mismos pensamientos de Eru.

Thalion llevó una de sus manos al rostro del elfo delineando delicadamente el contorno desde su frente hasta el mentón, la suavidad no tenía comparación ni con la seda o los más aterciopelados pétalos de rosa. La curva en la boca roja del elfo se amplió un poco en una sonrisa algo más liviana y seductora, los ojos violáceos se clavaron en el Príncipe elfo haciéndole estremecer de modo tal que solo un deseo inundó sus pensamientos. Su mano izquierda atrapó el mechón que pasando por sobre la oreja puntiaguda caía al frente con gracia, enredó sus dedos y los deslizó hacia abajo presintiendo que aquel sedoso tacto sus dedos ya conocían…

- un juramento hicimos en Cirith Ninniach (Grieta del Arco Iris), cuando una primera vez nuestros corazones latieron al unísono con un ritmo calmado y armonioso, tan sutil como el rocío de la noche, e impetuoso como la fuerza del océano bravío, sofocante como el calor de las entrañas en los montes de fuego…

- Eithel… - el Príncipe elfo susurró… de entre la maraña de pensamientos flotó con anhelo el nombre de su amante eterno…

- lo has recordado, mi querido Thalion… - Eithel sonrió ampliamente ladeando un poco su rostro contemplando el resplandor en los ojos marrón del Príncipe de Thidrek…

- porqué has venido Eithel, si tu padre descubre que has vuelto a buscarme, seremos enviados de nuevo a Aelin-uial (Lagunas del Crepúsculo)… - suspiró con un dejo de preocupación y congoja…

- no nos hemos olvidado nunca, mi padre y el tuyo deben entender que no hay manera en VARDA de separarnos; Eru mismo debió unir nuestros destinos…

- Eru no ha pensado tal cosa y lo sabes; amado mío… - Thalion intentó sonreír, pero la sensación de incertidumbre y miedo caló hasta los huesos peor que el frío viento de invierno que sopla del norte pasando por el Abismo de Aglarond (Caverna Resplandeciente)… - si ellos vuelven a ver el amor titilando en nuestros ojos con la misma confidencia que lo hacen las estrellas alrededor de la luna, no dudarán en separarnos de nuevo, lo han hecho ya dos veces, pero sabes lo que sucederá si hay una tercera…

- el olvido eterno… - Eithel murmuró dando un paso más y pasando sus manos alrededor del cuello de Thalion… - no nos ven ahora, mi querido Thalion, yo te lo imploro desde lo más profundo de mi corazón, ámame de nuevo como no he podido sentirlo desde hace dos hrívë…

- Eithel… - las pupilas marrón bailaron dubitativas… pero pronto su cuerpo reaccionó deseando también aquel momento…

Y fueron sus labios los primeros en moverse buscando el contacto con esa boca roja que se entregó casi sumisa permitiéndole besarle despacio como si en verdad el tiempo no fuese en contra de ellos, suaves caricias de labios que reconocen un espacio antes aprendido de memoria pero anhelado durante tanto tiempo en un estado semiinconsciente de olvido que solo ha conseguido que el amor entre los dos elfos crezca más y más.

Eithel suspiró entrecerrando los ojos cuando la boca de Thalion se apartó de la suya besando despacio sus mejillas y luego su mentón… había extrañado verdaderamente mucho aquellas caricias, aquellos besos sublimes que atentos son depositados en su rostro y atrevidos caen también en su cuello… la mano derecha de Thalion se movió sigilosa acariciando el costado de su cintura, subiendo lentamente por sobre las ropas hasta posarse en su hombro y subir por éste hasta la unión con su cuello…

- Thalion… - Eithel suspiró queriendo que lentos sean los segundos que transcurran en compañía de su amante…

El Príncipe de Thidrek llevó su otra mano a la espalda del Príncipe de Álfar desanudando aquellos pliegues que mantenían unidas las prendas de su elegante vestimenta… de aquél modo le fue sencillo hacer resbalar la tela desnudando primero el hombro izquiero de Eithel… sus labios cayeron por toda esa blanca piel besando centímetro a centímetro sintiéndole estremecerse ante sus atenciones… Thalion desnudó entonces el otro hombro y luego la tela resbaló descubriendo su pecho y torso… las pupilas violáceas buscaron su mirada y sus bocas se unieron en un nuevo beso entregándose más que añoranza… ese sentimiento cálido que como el fuego que va ganando calor, aumenta su temperatura encendiéndoles la piel y enardeciendo la sangre de sus venas como el deseo de tocar más y más el cuerpo del otro…

- Eithel… - Thalion suspiró cuando sus ojos marrón volvieron a descubrir aquellos puntos en su pecho que tan exquisitos sabían en su boca y que arrancaban aquellos suspiros algo más alterados de labios de su amante…

La lengua resbaló por el medio de sus rosados montes antes de volver a ellos y tomarlos uno a uno entre sus labios tironeando de ellos obteniendo más de esos suspiros que en jadeos se iban transformando aumentando el ardor de su piel y produciendo esas reacciones en su cuerpo que le hacían sentir tan aturdido. Cuando sus manos deshicieron el último nudo y las vestimentas de Eithel cayeron libres al pasto, Thalion comenzó a apartar las propias teniendo luego ambas en el pasto y recostando sobre estas a Eithel contemplando su desnuda figura largos segundos antes de volver a probar cada palmo de su blanca piel.

- ahh, mi querido Thalion… - Eithel jadeó abrazando la espalda de su amante obligándole a volver a su boca para poder besarle con ese fuego que cegaba otro poco sus sentidos…

Pasión… era eso lo que ambos elfos sentían les quemaba el alma misma e instaba a sus cuerpos a unirse de maneras que no podría nunca nadie comprender del todo, porque era sofocante y enloquecedor como los sentimientos tan superfluos que los humanos en TERRA experimentaban y les arrebataba el corazón impulsándoles a las acciones más inverosímiles.

- Mhhh… - Eithel gimió arqueando la espalda cuando Thalion probó su entrepierna engulléndola despacio… su respiración era intermitente y los latidos de su corazón tan veloces como las criaturas que se deslizan con agilidad por la pradera de Álfar…

Thalion comenzó a subir y bajar apretando sus labios cuando casi la entrepierna de su amante abandonaba su boca… le sintió crecer dentro de su boca, ponerse dura y caliente… aquello era algo que le gustaba sentir, porque a sus oídos llegaban aquellos sonidos sensuales que escapaban de los labios rojos de Eithel…

Esa clase de amor era tan gratificante como el sentido por TERRA pero extremadamente más extasiante y embriagador que aquel, porque no era solo el embeleso natural con que nacieron, era algo diferente que les impulsaba a los más escondidos pensamientos de su mente y la entrega más apasionada de sus cuerpos como la más sublime de sus corazones.

- Mmhhh… - Eithel gimió más fuerte cuando las succiones le arrebataron la cordura y el calor de su cuerpo le abrasó llevándole a la explosión de sensaciones que culminó en aquella esencia viscosa y blanquecina que Thalion tragaba cuando liberada era en su garganta…

Apenas dejaba de sacudirse en espasmos de intenso placer, Eithel sentía que su amante le separaba las piernas y presionaba con sus dedos aquella parte de su cuerpo que tan estrecha y apretada lentamente se iba dilatando palpitando incómoda cuando los dedos de Thalion le invadían adentrándose uno a uno en él. Dedos que pronto fueron suplantados por la erección del Príncipe de Thidrek penetrando lentamente haciéndole sentir dolor…

Un dolor acuciante que le incomodaba por minutos hasta que su cuerpo se acostumbraba y el deseo de continuar les arropaba instándoles a esa danza de movimientos eróticos que les iba proporcionando un intenso placer que en aumento iba como el vaivén de sus caderas encontraba el ritmo adecuado apremiando la intensidad de las estocadas de Thalion.

Hacían el amor sin saber lo que aquello podía significar en el futuro…
Porque solo seguían el clamor de los latidos de su corazón…

*****Elfo´s Love*****

**Sobre Aredhel y Caranthir**

Durante la primavera de VARDA, Aredhel sonreía mucho más y lleno de energía iba por cada rincón de Álfheim reconociendo cada rincón ya explorado, ensimismándose en las maravillas que le significaban cada nuevo brote de flor o el aroma del rocío matutino como si fuese la primera vez que se cuela en su olfato… Aredhel se movió sigiloso entre los arbustos, podía escuchar con claridad el rumor de un alce bebiendo del riachuelo que estaba varios metros más allá cerca de un claro…

La sonrisa en labios del elfo de cabellos verde arlequín se amplió y sus pupilas avellana bailaron curiosas al verle agitar sus orejas y moverse con delicadeza a un lado relamiendo su nariz, los grandes ojos negros del pequeño animal atentos parecían en su entorno…

- ¿mh?... – el gesto gutural se escuchó cuando el peliverde escuchó un murmullo diferente viajar en el viento…

Sin pensarlo ni analizar nada, sacó una flecha y acomodó el arco dirigiendo la mira hacia su derecha… en cosa de instantes un disparo había sido lanzado, la flecha rápida se perfiló en los aires siguiendo la dirección que Aredhel decretó al lanzarla… milésimas de segundo después impactó contra el cuerpo de otra flecha que provenía de otra dirección, partiéndola en dos e impidiendo que siguiera su curso… sabía bien que el objetivo de esa flecha misteriosa era cazar al animal. Sin detenerse y escuchando atentamente los sonidos que viajan en el viento, el peliverde se adentró entre los arbustos esperando encontrar al dueño de aquella flecha rota que descansaba en el suelo entre hojas secas y pasto… el elfo se detuvo quedándose quieto mientras agudiza su vista y vislumbra una silueta…

La alta figura se movió sigilosa caminando hacia él hasta que un rayo de sol se coló entre las altas copas de los árboles bañando al intruso… entre elfos se reconocían cuando eran provenientes de otras tierras… por eso cuando el peliverde observó detenidamente a ese chico de larga cabellera azabache, supo que no era de su reino… la pregunta que intentara formular se atoró en su garganta…

Los profundos ojos negros como el universo de aquel elfo traspasaron los suyos haciéndole estremecer casi imperceptiblemente… Aredhel sintió el viento soplar y la cabellera de ambos se meció… Caranthir recorrió con su mirada al elfo que tenía enfrente, algo en la figura del joven peliverde captó del todo su atención… tragó saliva al topar con esa boca suave que pasiva se mantenía ligeramente curva en una gentil sonrisa…

- eres Príncipe de éstas tierras, ¿verdad?... – Caranthir ladeó ligeramente el rostro sonriendo sugestivamente mientras sus ojos recorren al peliverde de un modo distinto…

- mi nombre es Aredhel… - el peliverde dijo sintiendo un ligero calor subir a sus mejillas, sintiéndose de algún modo intimidado por aquella profunda mirada, el arco sostenido en su mano titubeó cuando su portador temblara suavemente, e inmediatamente el peliverde lo acomodó cruzándolo en su pecho…

- buen nombre… Aredhel, elfo noble… - dio unos pasos acercándose al otro… - conveniente para tu apariencia, seguramente también para tu corazón… - y antes de que el peliverde pudiera haber advertido su movimiento, la mano del pelinegro ya se había posado sobre su pecho a la altura de su corazón…

- cuál es el tuyo, cazador furtivo… - el peliverde clavó sus pupilas avellana en los ojos del pelinegro sin evitar el contacto que éste mantenía ni mostrar incomodidad alguna…

- Caranthir… - respondió sin titubeo alguno pues no estaba en sus prioridades mantener el anonimato… su mano que reposaba sobre el pecho del peliverde detectó los latidos del corazón ajeno aumentar cuando sin su propio permiso su otra mano fue a la cintura del peliverde acercándose un poco más quedando demasiado cerca…

- Caranthir… - suspiró involuntariamente… sus ojos prendados a los del pelinegro y sus mejillas sintiéndose algo más cálidas…

El rubor se había apoderado de sus claras mejillas como su cuerpo reaccionaba a aquella cercanía sin comprender del todo lo que le pasaba. Aredhel tembló suavemente cuando Caranthir rodeó su cintura atrayéndole del todo mientras sus rostros se acercan y una peculiar sensación se apodera de sus corazones cobijándoles con un calor diferente que nace del alma y tan similar es al sentimiento que por TERRA sienten, pero que al mismo tiempo, tan diferente parece…

Los elfos conocían el amor, pero para ellos enamorarse no era particularmente producto de una gran emoción… les representaba más como un sentimiento encantador que venía luego de un acuerdo entre familias… el único amor incondicional que conocían lo experimentaban por TERRA.

Los alientos de Aredhel y Caranthir se mesclaron formando uno solo; la mirada del otro prendada a la propia, un ritmo de respiración algo más acelerado, como las ventiscas que soplan del norte y al impactar con las cálidas del sur inician un baile circular que acelera la fuerza de sus ráfagas… vértigo fue lo que Aredhel experimentó ante la incertidumbre que quedó luego de un simple roce de labios… Caranthir había retrocedido solo unos centímetros luego de haber sentido contra su boca la suavidad de los labios del peliverde.

Una sensación de miedo como cuando se está por profanar algo muy sagrado quedó instalada en el estómago del pelinegro… sus ojos negros se desviaron de aquél resplandeciente avellana dando finalmente un paso atrás…

- tú eres una criatura hermosa que no debe ser profanada… - Caranthir murmuró con tono devoto depositando entonces suaves caricias sobre las rosadas mejillas de Aredhel… - perdona el atrevimiento de mis labios arrebatados que buscaron tan sublime contacto, Aredhel… - el tono respetuoso con que le habló solo aumentó el rubor en el peliverde adquiriendo entonces un brillante carmín… - debo irme, si un día Eru determina que volvamos a encontrarnos, entonces me creeré merecedor de profanar tan finos labios y exquisita textura…

Y antes de que Aredhel pudiera emitir palabra alguna pues se había quedado anonadado por tan pulcras palabras, Caranthir se apartó del todo y tomando el impulso de sus ágiles pies, corrió lejos perdiéndose entre los árboles y más allá hasta que el peliverde pudo escuchar por sobre el murmullo natural del bosque, el golpeteo de cascos de un caballo galopar tomando carrera. Llevó una mano a su boca acariciando con las yemas sus labios… aún sentía la suavidad de los del pelinegro y un cosquilleante ardor que Caranthir había dejado sobre ellos…

- que Eru quiera que volvamos a vernos y en el destino encontremos las bondades de lo desconocido… - el peliverde murmuró sin apartar la mirada de la dirección por la que el pelinegro se había perdido… instantes después dio media vuelta y con una cristalina sonrisa en sus labios emprendió el camino de regreso al Reino.

……………………………

Laurelin contempló a través del alto ventanal de su alcoba el rocío comenzar a caer sobre sus tierras, el aroma de las finas gotas era dulce y fresco… la reina sonrió de medio lado mientras sus grandes ojos color miel vislumbran a la entrada de la ciudad su hijo arribar… hacía tiempo (tantos soles como lunas que podría completarse un ciclo de hrívë) que Aredhel se mostraba mucho más contento, y sus salidas a pasear recorriendo los bosques de Álfheim eran tanto más largos que otras veces, así hoy, no le extrañó que transcurrieran tres soles y tres lunas sin que su hijo apareciera por el Reino, pero tranquila permanecía pues su corazón seguía agitado en alegría, y era su lazo con Aredhel tan profundo que si algo le sucediese, ella sufriría angustia.

Animado y vigoroso se internó saludando a la guardia nocturna del Portón Principal como a todo aquél que se encontró por los pasillos hasta llegar a sus habitaciones. Estaba tan contento como cuando era un chiquillo que recién exploraba cada tramo de la extensión de su reino… si bien volver a ver a Caranthir no había ocurrido hasta hace unos 30 soles, el ritmo de los latidos de su corazón le emocionaba de sobremanera llevándole a suspirar y evocar una y otra vez el momento exacto en que sus labios fueron profanados por primera ocasión; e inevitable se le hacía volver a tocar con las puntas de sus dedos su boca sin dejar que la mueca de sonrisa se desdibujara de ella. En esos días, Caranthir había marcado en su cuerpo su calor y dejado sobre su piel la más hermosa de las sensaciones.

- Eru nos ha unido en destino, y por su gracia he conocido un amor tan benévolo como el que siento cuando observo la luna de TERRA en el firmamento y el canto nace en mi alma expresándose a través de mi garganta en la voz que mi madre considera canto del cielo…

En su alcoba, Laurelin podía percibir la contentura de su hijo… era tal su alegría que el fresco viento nocturno se tornó cálido al pasar por el Reino… cuando el corazón de Aredhel se regocijaba en la felicidad, Álfheim respondía cubriéndose de su calor… ésa era la magia del Príncipe… y cuando el alba despuntó con los primeros rayos de sol, el canto armonioso de Aredhel se escuchó por todo el reino en su dulce voz, la que viajaba con el viento y saludaba cada rincón.

Álfheim floreció, reverdeció y se vistió de brillantes colores en aquel amanecer. Casi como si Aredhel hubiera vuelto a nacer…

- qué aventura has tenido, hijo mío; que en tanta gloria y dicha tu corazón se ha inflamado… - Laurelin murmuró sonriendo suavemente mientras camina por el pasillo fuera de su habitación y un día más comienza en el Reino…

*****Elfo´s Love*****

**Sobre Amaryan y Lórindol**

Amaryan no salía demasiado de su reino en Háman… porque en sus sueños siempre aparecía aquel joven de porte intelectual y mirada cautivadora que le hacía sentir mareado y anhelante. Lórindor le llamaba en todos ellos, y era de un modo peculiarmente extraño tener la sensación de conocerle como si en verdad se hubiesen visto persona a persona en cada una de aquellas ocasiones…

- has visto parte de lo que será de un modo u otro, no podrás huir de tu destino, hijo mío; pero tampoco estoy dispuesta a sacrificarte sin hacer el mínimo esfuerzo por evitar el fatídico final que se ha repetido en mis más tormentosas visiones… - su madre, la Reina Gilthoniel le dijo aquella vez, antes de salir a una reunión en Aratar…



*****Elfo´s Love*****

TERRA

*****
Año 2010
Seúl, Corea
Universidad de Seúl

Shim ChangMin era uno de los profesores más jóvenes con un importante reconocimiento a su desempeño…

Nishikido Ryo un estudiante de intercambio que venía desde Japón…

¿Sus caminos cruzados revivirán los latidos de su corazón contenidos en un fatal destino?




Continuará…



Apéndice xD

Aelin-uial. Lagunas del Crepúsculo: en éste “lugar” habitan los elfos que deciden tomar un descanso de sus días en VARDA, dado que solo mueren de pena o en batalla, tienen la opción de partir a Aelin-uial una vez cada saeculum, que significa el período de vida antes de una renovación total.

Hrívë. Éste período consta de lo que nosotros consideramos 72 días, podemos pensar en la duración de cada una de las estaciones del año.

Aglarond. Caverna Resplandeciente: conocida por la oscuridad de su interior y los murmullos escalofriantes que retumban por las noches largas de invierno.