Serial FALLEN GODS

Título: FALLEN GODS, THE OLYMPUS REBORN

Autora: Felina

Colaboración Especial de Logan.

Arte: Maki

Parejas: YunJae, YooSu, WookMin (DongWookxChangMin)

Género: Fantasía, Romance, Humor

Clasificación: NC-17

Resumen: El hastío ha envenenado a los dioses. Las naciones son indignas de sus dones. La purificación es una cuestión impostergable. Despertarán una vez más entre nosotros, algunos para salvarnos y otros para castigarnos. (By Logan)

Advertencia: Lemon

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Fallen Gods, The Olympus Reborn

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"El Olimpo se ha sacudido. Su final está próximo. Los Dioses deben buscar un nuevo hogar y nuevas "galas". Han mirado hacia nosotros... ¿Serás tú el elegido?” (Logan)

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PRÓLOGO

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Seúl, Corea

Biblioteca de la Universidad Nacional de Seúl

Campus Gwanak

Él estudia su doctorado en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Seúl, se especializa en arquitectura pero la historia siempre le cautiva, principalmente la mitología. Hoy ha tomado un libro que reseña al Olimpo y los llamados Doce Grandes, los principales dioses que rigen el venerado Concilio de los Dioses.

- Para la mitología griega el Olimpo era el hogar de los dioses olímpicos, los principales dioses del panteón griego presididos por Zeus. Los griegos creían que en él había construidas mansiones de cristal en la que moraban los dioses. El número e identidad de los dioses que habitaban ese Olimpo suele ser reseñado por 12, Zeus el Dios de Dioses, su esposa Hera, sus hijos Atena, Ares, Hermes, Hefesto, Apolo y Artemisa; Afrodita la reconocida Diosa del Amor, Démeter, la Diosa Madre, Poseidón el Dios de los Mares y Hestia Diosa del Fuego del Hogar.

El joven de cabello castaño oscuro leía concentrado, ajustando sus lentes cada que resbalaban en el puente de su nariz. Estaba haciendo más calor del que suele sentirse en aquella época del año. Noviembre ha deslizado sus días de invierno y aunque apenas hace unos minutos sentía el fresco natural de aquellos días, el calor en la biblioteca parecía haber ascendido. Apartó la vista de las páginas de su libro y miró alrededor, el resto de las personas en las otras mesas no parecían sentir el mismo calor que él. Frunció el ceño y se sacó la bufanda del cuello dejándola en su bolso oscuro, también se vio en la necesidad de sacarse la chaqueta y al final se desanudó la corbata desabotonando a su vez los primeros ojales de su camiseta blanca…

- ChangMin ah… - una voz bastante familiar para el morocho le hizo subir la mirada para encontrarse con su interlocutor… - ¿No debería usted estar por ahí divirtiéndose con sus amigos? ¡Es sábado!

- Que algunos holgazanes como usted inviertan sus tiempos de ocio para la banalidad no significa que algunos intelectuales como yo también lo hagamos cuando podemos sacar buen provecho de nuestro tiempo libre; Profesor Lee… - el morocho señaló con tono mordaz hacia el apuesto hombre que toma asiento en la silla frente a él…

- Ya te he dicho ChangMin, llámame Dong Wook, después de todo no eres mi alumno… - el hombre de cabellos oscuros es Profesor en la Facultad de Medicina Veterinaria, y conoce al morocho porque son vecinos en el mismo edificio de departamentos del centro de la ciudad.

- Estamos en la Universidad y de todos modos prefiero guardar el respeto a mi hyung, aunque sea usted… - el morocho gruñó de mala gana intentando concentrarse de nuevo en su lectura, sintiendo cómo una gota de sudor corría por su mejilla habiendo nacido en la sien y deslizándose por su mentón hasta caer irreverente en la página del libro abierto de par en par sobre la tabula rasa de su mesa… - ¡mierda!... – bufó por lo bajo limpiando con cuidado aquella gota de sudor antes que maltratara el papel…

- ¿Sudando en pleno invierno, ChangMin ah? Debe ser fiebre… o calentura… - el Profesor Lee sonrió divertido dándole ese tono pícaro a su última palabra consiguiendo de aquel modo que las mejillas del menor se encendieran…

- No todos piensan con los puros pantalones como tú… - espetó cerrando de golpe su libro, irguiéndose tomó sus cosas en una mano y el libro en otra para llevarlo a su sitio en el estante de libros consultados que más tarde alguno de los encargados colocará de nueva cuenta en su sitio.

- Venga hombre, no te enfades con bromas tan inocentes… - el hombre le siguió los pasos, haciendo una venia respetuosa cuando pasaron por el área de control bibliotecario, la Bibliotecaria de mediana edad no era precisamente tolerante a los “disturbios” en su área.

- Tienes cierto don para hacerme enfadar… - el morocho dijo al tiempo que deja el libro en su sitio y sigue el camino rumbo a la salida.

- Lo que pasa es que eres un amargado… - el morocho volvió la mirada fulminándole, a lo que el mayor sonrió levantando las manos en son de paz… - De todas maneras, no es normal que vayas sudando con éste frío… - alcanzó el brazo del morocho y tiró de él haciéndole chocar contra su pecho, el menor pestañeó confundido y luego avergonzado ante la cercanía. Ah, claro que odiaba a éste hombre en particular y era simplemente por eso, por conseguir que se avergüence o le palpite aprisa el corazón… - ¿Seguro que no tienes fiebre?... – cuestionó a la vez que lleva su mejilla a la frente del morocho…

- ¡Yah! Aparta, he dicho que no estoy enfermo, solo… ¡Solo tengo calor!... – se apartó dando un paso atrás, media vuelta y acelerando los pasos lejos de ahí. ¿Por qué Dong Wook tenía la manía de seguirle cuando fuera?

- Pero te estoy diciendo que no es normal, no hace calor, nadie más que tú tiene calor, estás sudando como si estuvieras en, no sé, la costa del pacífico…

- No exageres, ¡Y no te metas en mi vida!... – el morocho le gritó con ganas, algunos curiosos que estaban en el pasillo voltearon a mirarles, pero en cuanto los vieron desistieron de la curiosidad; las peleas entre ChangMin y el Profesor Lee eran en realidad bastante comunes…

- Me meto porque me preocupo, no quiero un escándalo para la Universidad acerca de un nerd que muere por un extraño comportamiento debido a altas temperaturas corporales sin explicación lógica ni científica…

- Ves demasiada televisión…

- Y tú eres un niñato mimado que se quiere hacer el fuerte pero es demasiado vulnerable…

- ¿Qué dijiste?... – el morocho frenó y se volvió para mirarle de frente, ceño fruncido y cara de pocos amigos… oh, realmente tiene pocos amigos.

- Oh, con que de ese modo eres capaz de prestar atención…

- No estoy para aguantar a un hombre en sus treinta que es más inmaduro que yo… - sentenció y girando sobre sus talones emprendió nuevamente su camino.

Dong Wook decidió dejarle en paz de momento, aunque quisiera seguir molestándole. Le dio alcance nuevamente pero esa vez le habló con seriedad.

- Vamos, debes ir al médico a que te revisen, sabes bien que no es normal que tengas tanto calor, podría tratarse de una infección que pase con un poco de medicamento.

ChangMin estuvo tentado de negarse y mandarlo nuevamente al diablo. Pero un mareo le hizo aceptar –a regañadientes– dejarse acompañar a la Clínica de la Universidad. Al final de su consulta el médico que le atendió no pudo darle una explicación convincente, pero de igual manera le dio algunos medicamentos.

- Mi hermano viene por mí, así que… - carraspeó sin mirar a su compañero… - gracias por todo…

- Supongo que entonces me voy, como Yunho me vea cerca de ti me arma jaleo, esa maña suya de ponerse a la defensiva si nos ve juntos… - el Profesor dijo con diversión. La verdad es que no entiende esos celos posesivos del hermano de su “amigo”, ni que le anduviera tirando los tejos, solo le gusta molestarle porque es divertido ver el carácter sarcástico y exaltable del morocho saltar a la primera.

- Sí, sí, adiós…

- tampoco me corras con tan buenos modales…

- deja el sarcasmo para los expertos y lárgate ya…

- oh, de nada ChangMin ah… - le revolvió el cabello y salió corriendo antes de que el morocho se pusiera a lanzarle golpes como solía hacer cuando llegaba al límite de su peculiar tolerancia…

ChangMin le vio partir, su ceño fruncido se relajó por un segundo y una suave sonrisa se curvó en sus labios. La verdad es que si tuviera que decir quién es su mejor amigo, ése era sin duda Dong Wook, aunque él la pase peleando con él y tratándolo mal.

- Minnie… - la voz de su hermano le sacó de sus pensamientos… - ¿Todo bien? El imbécil de Wook me mandó un texto para decir que estabas en la Clínica…

- Estoy bien, solo con algo de calor hyung… - el morocho volvió a su seriedad y caminó hacia su hermano… obviamente, no iba a defender a su amigo por el insulto de su hermano…

- ¿Calor? Hace un frío del demonio Minnie…

- Lo sé, por qué crees que el idiota ese me llevó a la Clínica…

- ¿Y qué te han dicho?

- Nada confiable, pero estoy bien, tomaré una ducha fresca y seguro luego se me pasa…

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Monte Olimpo

Grecia

La batalla se había desatado, Dioses contra Dioses peleando a muerte. El caos en el Monte Olimpo estaba sacudiendo sus míticas entrañas. No había lealtades, el egoísmo y las ambiciones habían corrompido a los 12 Grandes. Zeus no estaba dispuesto a entregar el trono, y Hera siempre había estado recelosa de sus constantes infidelidades. El resto de los Dioses habían caído seducidos por la batalla. Fue sin embargo Hestia, la Diosa del Fuego quien dio final a aquel absurdo duelo.

Hestia era de entre los 12 grandes la primogénita de los titanes Crono y Rea, es por tanto hermana mayor de Zeus, pero siempre se ha mantenido al margen de los asuntos del Olimpo. Y aunque  mantuvo un trato cordial con todos los dioses, era con su  sobrino Hermes con quien mantenía una estrecha amistad, por eso cuando comprendió que de hacer que la balanza tirara a un lado o a otro en aquellos enfrentamientos, Hermes como el resto de los dioses pagarían con sus vidas el precio de sus ambiciones. De modo tal que hizo lo último que ningún Dios había intentado a través de los tiempos…

Colapsó las imponentes columnas que sostienen al Olimpo.

Obligó a todos los Dioses a huir del único modo que les era posible entonces. Dejar que sus almas inmortales descendieran al mundo de los mortales en busca de un contenedor que les permitiera reencarnar algún día.

Cuando de nuevo el Olimpo pudiera ser reconstruido.

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Seúl, Corea

Departamento de Shim ChangMin

Han pasado dos días desde que comenzara a sentirse extraño. El calor le sofoca sobre todo por las noches, cuando la Luna aparece y cree escuchar los peculiares sonidos de un bosque nocturno… se agita entre sueños y se revuelve en su cama, las mantas descansan en el suelo y el sudor corre por su cuerpo cual si hubiese terminado de ducharse.

Se encoje en posición fetal y al segundo una sacudida le hace extender sus cuatro extremidades al tiempo que eleva el torso y una luz resplandece en su frente, se tatúa una media luna en color plateado sobre la piel pero apenas su cuerpo vuelve a relajarse aquel tatuaje desaparece consumido en la piel.

La Diosa de la Luna encontró su contenedor.

¿Qué será del resto de los Dioses olímpicos?

Continuará……