Les traigo un YS intento de ternura *-* especialmente para Axy~ porque en sus vacaciones de la U me consintió con mucho YooSu besho y lemonoso. Espero que tú, como todas esas personitas que aún están en sus estudios, lo disfruten.
No dejen de luchar día con día por ser exitosos en sus estudios. Incluso si parece que no hay espacio para un respiro, no duden que al final habrá alguna recompensa por el esfuerzo de hoy ;D
Sin más, a leer~~
Título: You´Re The One I Love
Autora:
Felina
Pareja:
YooSu
Género:
Romance
Clasificación: NC-17
Advertencia: Lemon
*YOU´RE THE ONE I
LOVE*
~~*~~
Elegir a la persona adecuada para amar no
es sencillo. No lo es cuando todo lo que puedes hacer es discutir con el
corazón acerca de sus elecciones. ¡Y el corazón siempre es tan terco! Ciego,
sordo, mudo y testarudo. Pero muy fiel el condenado. Una vez que sus
palpitaciones gritan “¡Estoy enamorado!”
no hay vuelta atrás. Lo está y punto. Y ay de ti si intentas persuadirle, puede
resultar contraproducente y aferrarse más a un amor –que puede o no ser
correspondido– lanzándose directo a un mundo desconocido del que sí o sí,
terminarás aprendiendo varias cosas.
Esta breve historia trata pues, de un par
de jovencitos en la flor de su existencia que conocen el amor en quien menos lo
hubiesen pensado. Porque el amor de verdad llega sin anunciarse, sutil y
determinado, a veces pueril y sosegado.
~~*~~
Kim Junsu se ha caracterizado siempre por
su personalidad hiperactiva, por el jugueteo algo infantil y un aura angelical
que a cualquiera le inspira ternura. Ha sido así desde pequeñito. A sus padres
siempre les halagaban por tan linda criatura a la que dieron vida, a veces
incluso le confundían con una tierna niña. El varoncito sonreía con sus
redondas mejillas sin apreciar la confusión hacia su persona; mientras que su
madre corregía amablemente y sonreía sin pizca de indignación. Debió ser porque
durante su embarazo pensó que tendría la parejita, pero al nacer sus gemelos
comprobó que ambos tenían pistolita
entre las piernas. Aún así, Junsu se ha diferenciado de Junho por su presencia
más bien delicada.
Así fue como Junsu llegó a la adolescencia.
Con esa rebosante alegría y simpatía por todos y por todo; lleno de una energía
que a veces por timidez contenía, pero que tarde o temprano expresaba de una
forma u otra. De aquel modo el adolescente terminó inclinado por la danza y el
canto. A su cuerpo le gustaban las vibraciones de la música que lo invitaban a
moverse en diversos ritmos, y su voz era seducida por melodías –sobre todo al
piano– instándole a tararear hasta que brotaban casi por cuenta propia cantos
armónicos que podían sacudir las fibras sensibles de cualquiera le escuchara.
Sin embargo, pese a que Junsu disfrutaba de
todo esto, rara vez se mostraba en
público. Los ojos de sus mejores amigos eran los únicos afortunados que podían
llegar a apreciar sus talentos. Y aún ellos nunca en su máximo esplendor. Junsu
no se sentía seguro, era como si le faltase algo –o alguien– para confiar en
todo lo que podía expresar y compartir.
- Clase, a partir de hoy tendremos un nuevo
compañero. Por favor, pasa y preséntate ante todos.
- Mi nombre es Park Yoochun. Tengo 16 años
y vengo de Estados Unidos, espero encontrar buenos amigos.
Podía parecer trillado, incluso absurdo.
Hasta sacado de una cursi –y ridícula– película de amor. Pero al caso, así
había sucedido. Aquel día y de aquella manera Junsu había conocido al chico más
atractivo que nunca imaginó podría conocer en persona. Se grabó su nombre a
fuego en su cabeza; y cinceló con detalle la delgada silueta varonil, desde los
profundos ojos negros y la suntuosa nariz, hasta la definida mandíbula y sus
sensuales labios gruesos; siguiendo por el talle largo, los anchos hombros y
los huesudos dedos firmes y toscos a la vista al final de sus manos.
Junsu le siguió con la mirada –francamente
hipnotizado por su peculiar atractivo– mientras Yoochun tomaba asiento en el
escritorio de al lado con uno de los amigos del castaño, éste ni siquiera se
había percatado de que estaba conteniendo el aliento hasta que, cuando él pasó
a su lado, tuvo el atrevimiento –mayúsculo para su tímida personalidad– de
aspirar con la intención de percibir el aroma de su perfume y que se le quedara
impregnado en la nariz –para recordarlo siempre–. Junsu se sonrojó profusamente
cuando escuchó su propia respiración –¡Con suerte no se enteró nadie más!– y
fue consciente de los violentos latidos de su corazón y que le sudaban las
manos. Pero lo que le dejó realmente abochornado fue la sonrisa que Yoochun le
regaló –¡Si es que tenía que ser a él que nadie más lo estaba viendo tan
atentamente!–. El corazón de Junsu cayó en picada hasta su estómago y luego
rebotó hasta su garganta atorándosele ahí con furiosos latidos como si quisiera
escapar y él le retuviera contra su voluntad.
¿Era esto amor a primera vista?
Junsu no pudo responderse en aquel momento.
Pero estuvo convencido de que se había enamorado. Aunque fuese de otro chico.
Su corazón acababa de gritárselo.
- Hola, cómo te llamas… - Park le preguntó
en la primera oportunidad que hubo entre una clase y otra, adelantándose
incluso a la curiosidad de otros por lanzarse a las preguntas acerca de su vida
en Estados Unidos y el gesto morboso por saber cómo ha terminado en Seúl.
A Yoochun no le gusta demasiado socializar,
y menos sobre su vida privada; pero éste chico de cristalinos ojos amielados le
ha inspirado un algo desde que le
vio, que quería ser su amigo. Aunque amigo, amigo, tomara mucho más tiempo y no
un simple saludo matinal.
- ¿Eh? Esto, yo… Junsu… me llamo Kim Junsu…
- respondió atropelladamente, con las mejillas ruborizadas y las manos
sudorosas.
- Mucho gusto, Junsu; puedo llamarte así,
¿verdad?
- Por supuesto… - susurró avergonzado, pero
repentinamente feliz. ¡Yoochun le ha hablado!
Y entonces, mientras Yoochun comenzaba a
hablar y él le escuchaba atentamente, sus ojos descubrieron el intenso color
negruzco de su largo cabello; las tiras caían rozándole los hombros, lacias y
brillantes. Junsu no notó el suspiro que exhaló de sus rosados labios, pero si
vio la sonrisa que se expandió por los de Yoochun e inconscientemente volvió a
suspirar actuando como un bobo enamorado.
- Me gusta la música, toco el piano y a
veces hago intentos de composiciones… - relataba Park tranquilamente, sonriendo
gentil con ojos brillantes claramente emocionados por aquello en particular.
- ¿Tocas el piano? Yo también, mamá me
enseñó.
- ¿En serio? Wow que casualidad, podríamos
juntarnos a practicar algún día, cuando tú quieras. Todavía no sé muy bien cómo
llegar a mi casa pero puedo darte el domicilio.
Yoochun propuso notoriamente emocionado, y
a Junsu se le llenó la cabeza de ilusiones adolescentes y un montón de
pensamientos revolotearon ahí con pronunciados tonos rosados. Parecía tan
perfecto e irreal, que más se le asemejaba a un sueño. Pero luego de aquel día,
cada uno de los que le siguieron era igual o más perfecto que el anterior. Fue
conociendo a Yoochun y forjando una intensa amistad que se fortaleció con el
pasar de los años.
Años en los que Junsu siguió con aquél
enamoramiento a primera vista bien asentado en sus recuerdos. Años en los que
Junsu, al mismo tiempo en que se convirtió en el mejor amigo de Yoochun,
cosechó un intenso amor por él. Ya no era solo la atracción adolescente por los
varoniles rasgos del chico nuevo, sino un gustar y un querer tan profundo que a
veces le perseguía como fantasmas en sus solitarias noches de invierno, cuando
el pelinegro no estaba en el país y se tomaba un par de semanas en Estados
Unidos visitando a su padre. Aquellas noches Junsu le extrañaba más que nunca,
porque no coincidían en horarios y decidían no llamarse ni escribirse.
A Junsu no le bastaban los recuerdos y le
abrumaba la distancia. Temía que en una de aquellas ocasiones al volver,
Yoochun le platicara sobre algún amor encontrado por el cual su corazón latiera
desenfrenado. Junsu tenía muchos miedos cuando Yoochun no estaba, parecían
avivarse como la llama crepitante que se alimenta de leña en el fogón de la
chimenea, tan nítida y quemante que le abrasaba la piel a punto de enloquecer
su mente formándose montones de posibilidades en las que sus sentimientos eran
heridos profusamente por el rechazo directo o indirecto de Yoochun. Luego
entonces Junsu solía terminar planteándose la necesidad de expresar sus
sentimientos y declararse. Pero hacerlo también le daba temor y muchos nervios.
¿Cómo podría él confesarse a Yoochun sin tener al menos una señal de que pueda
ser correspondido? El riesgo era muy grande y él no tenía valor para tomarlo.
No aún. No cuando Yoochun está tan lejos y
le priva de su compañía, de su presencia y de su voz. Yoochun tendría que
ayudarle, dar el primer paso y enamorarse de él. Darle algún empujoncito para animarse a abrir
aquella puerta de su necio corazón que decidió no dejarle ir.
~~*~~
Junho entró a la sala de música en casa
arrastrando los pies, con la almohada todavía bajo el brazo y el cabello
desordenado, bostezando y rascándose perezosamente el vientre.
- ¿Tan temprano tocando el piano?
- ¡Hyung! Lo siento por despertarte… -
aparta sus manos del tablero del piano y sonríe con suavidad a modo de
disculpa.
- Está bien, pero debes contarme qué te
aflige.
- Yoochun se fue hoy a Estados Unidos.
- Oh.
Junho se sentó junto a su hermano en el
banco del piano, espabilando casi definitivamente el sueño –casi, que luego de
su cita la noche anterior todavía va cansado, intimidades que Junsu prefiere no
saber, le da demasiada vergüenza. Aunque como gemelos que son, muchas de sus
emociones más intensas se le llegan a contagiar–
- Deberías decirle…
- ¿El qué?
- Que estás enamorado… - Junho vio a su
hermano negar efusivamente con la cabeza… - ¿Por qué no?
- Porque hyung, si él no me va a querer de
vuelta prefiero seguir siendo solo su amigo aunque yo le quiera mucho más que
eso. Cuando pienso en decírselo y la posibilidad de que me rechacé, todo lo que
puedo ver después de eso es que no podríamos volver a ser amigos como ahora. Y
una vida sin él es más dolorosa que una siendo su amigo solamente.
~~*~~
A Yoochun le gustaba salir de compras por
varias razones, aparte de que podía hacerse de todo lo que quisiera pues tenía
la solvencia económica para ello, se divertía pensando en las expresiones de
Junsu cuando las viera. En pocas palabras, a Yoochun más que salir a comprar
para sí, lo hacía pensando en su amigo. A su padre aquél ritual no le era para
nada extraño ya, no cuando año tras años en los últimos cinco se trataba de la
misma rutina.
- Pienso que cuando regreses a Seúl
llevarás más maletas de las que trajiste… - el Sr. Park comentó sonriendo
despistadamente al ver a su hijo entrar a la casa con bolsos en ambas manos…
- ¡Appa! – el muchacho exclamó tomado por
sorpresa por su progenitor, aún así sonrió con ojos brillantes… - No he podido
evitarlo.
- ¿Has comprado mucho?
- Sí. Algunas cosas para mamá y para un
amigo.
- ¿Algunas? – el hombre enarcó una ceja con
gesto curioso mientras veía a su hijo dejar los bolsos en el alfombrado suelo
de la estancia antes de tomar asiento en el cómodo sofá.
- Bueno, varias… - el pelinegro sonrió
divertido.
- Y Yoochun, cuándo piensas comprar para
alguna chica linda, ¿eh?
- No lo sé… - el chico encogió los hombros
sin darle importancia al asunto. Es que realmente no tiene planes para liarse
con nadie, porque nadie le gusta… - pero a mamá le encantará lo que llevo, y es
una mujer… - acotó sonriendo divertido por el resoplido de su padre… - No sé
por qué ustedes dos se divorciaron antes, pero es claro que mamá a ti todavía
te gusta, papá.
- Es verdad que aún me gusta, es imposible
que una mujer tan hermosa como tu madre no le guste a alguien; pero las
diferencias que motivaron nuestra separación obedecen a otros temas.
Yoochun entonces no quiso indagar acerca de
esos temas, intuía que lo que hubiera
sido había lastimado suficiente a su madre para llevarle a tomar la decisión
que tomó años atrás. Y aunque era egoísta de su parte, pensaba que aquello no
había sido tan malo, al fin al cabo gracias a ello pudo conocer a Junsu.
- Éste amigo tuyo…
- Junsu…
- Sí, él. Llevas siempre muchas cosas para
él. ¿Tan buen amigo tuyo es?
- El mejor.
- Me gustaría conocerlo.
- ¿De verdad? ¿Podría invitarle a tomar las
próximas vacaciones acá?
- O podría yo viajar a Seúl próximamente.
Cualquiera de las dos opciones a Yoochun le
agradó. Todo lo que quería era que su padre conociera a Junsu y comprobara por
qué le tenía tanto aprecio.
- Y tal vez en otra ocasión también compres
algo para alguna chica linda… - el hombre insistió. Aunque Yoochun pudo notar
en su sonrisa que más que empujarle a tener novia, le estaba molestando a
posta.
- Tal vez… - el muchacho asintió pero lejos
de mostrar convicción pareció más seguirle el juego a su padre.
Luego de aquella breve charla ambos muchachos
escucharon llegar a YooHwan, el hermano menor del pelinegro. El jovencito tenía
un jovial parecido a su progenitor, pero toda la amabilidad de su madre. Y a
diferencia de su hermano mayor, no llegaba con montones de bolsos, sino con
sonrisas y muchos recuerdos de momentos compartidos con los amigos de
secundaria con quienes se reunía cada vez que iba.
~~*~~
Yoochun terminó de hacer maletas esa
mañana, en unas cuantas horas estaría de regreso en Seúl y todo lo que podía
sentir era alegría y ansiedad. Volvería a ver a Junsu luego de un par de
semanas lejos de casa. Una de sus maletas iba repleta de obsequios para él, y
la sonrisa boba que se expandía por los gruesos labios era muestra inequívoca
de la ilusión que le hacía llevarle tanto regalo. Fue inevitable, cada cosa que
veía en los escaparates de las tiendas le recordaban de una forma u otra a su
amigo, y él terminaba comprando varias de aquellas. Ropa, videojuegos y hasta
un anillo. Uno que, casualmente, pertenecía a una colección de sortijas de
pareja. No para matrimonio, por si las dudas cabe la aclaración. Aunque de
todas maneras…
- A Junsu tal vez le inquiete si le digo
que son anillos de pareja… - habló para sí, mordiéndose el labio inferior y
contemplando la argolla en la cajita blanca… - Puedo decirle que son anillos
para amistad también. Después de todo es mi mejor amigo, y el anillo lucirá
genial en su mano… - sonrió para sí con renovados deseos de encontrarse con su
amigo. Entonces unos golpecitos en su puerta espabilaron sus pensamientos y él
permitió el acceso a su habitación. Su padre entró…
- ¿Listo ya?... – el pelinegro asintió,
acomodando la cajita blanca en su bolso de mano, para llevarlo más seguro
durante el viaje. Su padre notó el cuidado que su hijo ponía a cada cosa relacionada
con su amigo. El hombre no era ningún tonto, pero presentía que su primogénito
por el contrario, era muy despistado y se negaba a notar lo obvio en sus
propias acciones… - Estuve hablando con tu madre, irá a esperarte al
aeropuerto… junto con tu amigo Junsu… - aventuró a espera de aquella reacción
que llegó nítida y espontánea surcando el rostro de su hijo de felicidad
incontenida… - Yoochun, quieres mucho a este amigo tuyo ¿verdad?
- Ya te he dicho que es el mejor amigo que
tengo, papá.
- Lo sé. Hijo, qué piensas acerca de
enamorarte.
- ¿Eh?
- Cómo piensas que deberá ser la chica que
te guste.
Yoochun encontró la pregunta demasiado
directa y en un momento extraño. Aunque su padre no había mencionado demasiado
el tema durante aquellas semanas, sí podía notar cierta ansiedad adueñándose
del tono de su padre tras cada insinuación al respecto. El pelinegro se
encontró a sí mismo pensando seriamente al respecto por primera vez en… en su
vida.
- Supongo que tendrá que haber algo en su
físico que me atraiga primero que nada… - comenzó, sin prestar atención a la
forma tan clara con que la imagen de Junsu se cristalizaba en sus pensamientos…
- su personalidad tiene que ser alegre, estar llena de vida y tener ese algo
que haga que estar a su lado sea siempre el mejor alicante para cualquier pena
como el sitio ideal donde dejar libres todos mis sueños y anhelos. Me hará
feliz si le gustan por lo menos algunas de las cosas que me gustan a mí, no
tiene que ser todo porque si no tal vez hasta sería aburrido ser tan parecidos
en gustos; pero definitivamente me gustaría que aprecie el piano, componerle
algunas canciones y que llegue a cantarlas. Eso sería estupendo… - susurró de
pronto cayendo en cuenta de todas esas partituras en el cajón de su cómoda en
la habitación de su casa. La cantidad de veces que sus dedos trazaron las
líneas de palabras pensadas con Junsu ahí rondando en su cabeza. Su corazón se
agitó violento dentro de su pecho y una abrumadora sensación de sofoco le
alteró la respiración.
- Espero que se lo digas pronto, Yoochun… -
la voz de su padre atrajo su mirada, los profundos ojos negros lucían confusos,
pero el hombre aún así colocó sus manos sobre los hombros de su hijo… - Ha
estado ahí durante mucho tiempo, pero aunque apenas haya llegado la luz a tus
ojos, no tardes demasiado más en decírselo.
- Pero…
- Pienso que Junsu es más que tu mejor
amigo.
- Es… un chico igual que yo… - susurró
ligeramente contrariado por el hilo de sus pensamientos. Aquello no le parecía
un impedimento real para sentir algo
por él…
- Y es algo en lo que tu madre y yo no nos
oponemos. No luches contra lo que sientes, Yoochun. Haz algo por alcanzar esa
felicidad. Tal vez Junsu también esté esperando lo mismo que tú.
~~*~~
Junsu estuvo inquieto toda la mañana, el
día anterior la Sra. Park le había comunicado vía móvil que Yoochun estaría de
regreso en la ciudad esa tarde después del largo viaje que al pelinegro de
todas maneras no le gustaba –las alturas le ponían nervioso e incómodo, con
suerte solía viajar acompañado por YooHwan y entonces el camino se volvía menos
sofocante–. El castaño había preguntado si podía ir también a recibirles, a lo
que la Sra. Park asintió sin problema alguno, sonriéndole suavemente al otro
lado de la línea.
Se esmeró en su vestimenta, cambiando hasta
cuatro veces el atuendo, refunfuñando y pataleando mentalmente por no sentirse
conforme con ninguno de ellos. Quería verse guapo, aunque Yoochun no lo notara.
- Si no sales inmediatamente se te hará
tarde y para cuando llegues al aeropuerto él se habrá ido con su familia… - la
voz burlona de su gemelo le hizo dar un brinco de sorpresa y volver la mirada
hacia la entrada de su habitación… - Te ves bien así… - Junho vio a su hermano
de arriba abajo, el blanco siempre le sentaba muy bien.
Quizá porque resaltaba su delicada silueta
y pronunciaba su piel clara a juego con el color miel de sus ojos y el rosa de
sus labios. Si Junsu fuera una hermana en lugar de un hermano, probablemente él
sería más sobreprotector y receloso. Los hombres le asediarían impúdicamente.
Pero siendo chico, no se preocupaba por las chicas que suspiraban por su gemelo
–después de todo ellas nunca han tenido la atención del castaño de la manera en
que ellas quisieran– y los hombres que se atreven a mirarle con ojos pecaminosos
son pocos. La vergüenza de la homosexualidad es, de alguna forma, una buena
aliada en situaciones así.
Junsu se ha movido por su habitación en
busca de su móvil y cartera. Se ha mirado una última vez en el espejo y
acomodado los mechones castaños de su peinado moderno. Sus mejillas se
ruborizaron involuntariamente y él suspiró maldiciendo su timidez.
- Nos vemos, hyung… - agitó la mano al
pasar por su lado y salir corriendo por el pasillo hacia la salida… - ¡Me voy
mamá!
- ¡Ve con cuidado! ¡Y saluda a Yoochun de
mi parte! Aigoo, este muchacho… - la Sra. Kim sonrió tranquilamente, esperando
por su otro hijo cuando éste se sentó frente a ella en la estancia y comenzó a
leer algún libro de la universidad que tenía pendiente… - Pronto tendrás cuñado.
- ¿Crees? Junsu no se anima en confesarse.
Y hasta cierto punto lo entiendo.
- Pronto tendrás cuñado… - la mujer
repitió, sonriendo como la madre que está segura de sus palabras. Y Junho
encogió los hombros como resignándose a ello. No se opondría.
~~*~~
La Sra. Park permaneció de pie al divisar a
sus hijos salir por la puerta que da a la Sala de espera. Mientras que Junsu se
debatía mentalmente entre salir corriendo y lanzarse a los brazos de Yoochun
–lo que por cierto sonaba demasiado atrevido de su parte–, o esperar
pacientemente a que los Park se encontraran y saludaran primero. La alegría
agitaba su pecho con devoción y la sonrisa se negaba en borrarse o disimularse
siquiera en sus labios. Estaba demasiado contento. Yoochun ha vuelto –más guapo
a ser posible si se le permite externar opinión–, y sabe que le tendrá cerca
durante muchos meses más hasta que otras horribles
vacaciones le arranquen de su lado.
- ¡Junsu! – el pelinegro exclamó radiante
cuando vio a su amigo ahí. Es la primera vez que le recibe en el aeropuerto,
otros años siempre volvían a verse hasta que él le llamaba desde casa para
avisarle que estaba de vuelta en la ciudad.
YooHwan revoleó los ojos cuando vio a su
hermano echar a correr hasta Junsu y fundirse a él en un abrazo que –está
seguro, y no es que esté celoso– reflejaba confianza, añoranza y una gran
emoción por encontrarse de nuevo. La Sra. Park lanzó una risita y encontró al
menor de sus hijos, pellizcó sus mejillas y le dio un abrazo de bienvenida
junto a un beso en cada mejilla. Yoochun y Junsu seguían abrazados con amplias
sonrisas en sus labios y las mejillas coloradas de una emoción casi imposible
de desdibujarse.
- Te eché de menos, Yoochun… - el castaño
murmuró con el rostro clavado en el hueco que une hombro y cuello, con sus
delicadas manos cerradas a la espalda del pelinegro, disfrutando como nunca de
su cercanía y calor. Tenía tantas ganas de decirle cuánto le ama. Pero no.
Tendría que callarlo de nuevo.
- También yo, Junsu… - indeciso entre
deshacer el agarre de sus manos en la cintura del castaño, Park finalmente se
apartó… - Me da mucho gusto volver a casa… - sonrió aún con todas las emociones
a flor de piel y el recuerdo de su conversación con su padre fresco en la
memoria… - ¡Umma!… - exclamó al cabo de unos instantes cuando la mujer se
acercó a los jóvenes, enganchada al brazo de YooHwan; soltándole apenas a
tiempo para recibir el abrazo cariñoso de Yoochun.
- Bienvenido a casa, querido… - la Sra.
comentó con suavidad, omitiendo el comentario divertido que flotó en sus
pensamientos al ver a los jóvenes comportándose como una pareja que se
reencuentra después de una larga ausencia. Las emociones de ambos eran tan
transparentes, que le parecía increíble que todavía no se diesen cuenta de la
realidad… - Vamos, vamos. En casa les espera una comida exquisita que yo misma
me he esmerado en prepararles. Junsu, tú te vienes con nosotros…
- Oh, yo…
- Vamos, que ya he hablado con tu madre y
me ha encargado asegurarme de que no dejen de comer por estar platicando.
Yoochun y Junsu compartieron una mirada y
una sonrisa entre avergonzada y feliz. YooHwan revoleó de nuevo los ojos ante
la escena tan melosa que se perfiló ante sus ojos. Si solo se decidieran de una
buena vez.
~~*~~
La abundante y exquisita comida transcurrió
entre risas y cotilleos de las experiencias de los chicos en Estados Unidos.
Ambos observaron que a su madre le daba principal emoción escuchar hablar de su
padre, y creció en ellos la esperanza de que volvieran a reunirse. Se les
notaba que el amor seguía ahí. Luego de largo rato conversando, Yoochun tomó la
muñeca de Junsu y tiró de él arrastrándole hasta su habitación, donde sus
maletas habían sido dejadas al llegar horas atrás. Junsu se sentó en el cómodo canapé
acolchado en un extremo de la habitación tras la indicación de Yoochun para
hacerlo. El pelinegro tomó una de las maletas y la dejó caer sobre su cama,
abriéndola luego y comenzando a sacar todos esos obsequios para un Junsu
perplejo y emocionado que chilló de alegría tras cada regalo que Yoochun le
dio. Le hizo emoción esa casaca oficial de su club de fútbol favorito, los
videojuegos que él había visto en el Mall apenas un par de días atrás pero que
no había podido comprar porque, a diferencia de Yoochun, él no tiene dinero a
raudales para gastarlo en cuanta cosa le apetece.
- Y… - el pelinegro carraspeó sintiéndose
de pronto nervioso mientras rebusca en su bolso de mano la cajita blanca con
esos anillos de pareja que también quiere regalarle… titubeó un instante entre
dárselo o no, en tanto Junsu acomodaba cada cosa con cuidado sobre el sofá y su
rostro encendido de alegría dejaba solamente sus mejillas moteadas de un lindo
tono rosado… - Junsu, hay algo que tengo que decirte.
Las pupilas amieladas le miraron con
interés, y el nerviosismo del pelinegro aumentó. Sin embargo, pensaba que el
cariño albergado en ese chico frente a él podría ser lo suficientemente grande
y bondadoso como para mutar en amor.
- Junsu…
- ¿Sí?
- ¿Te gusta alguien ahora?
La pregunta tomó al castaño por sorpresa,
desprevenido y sin miramientos su corazón galopó con fuerza contra su pecho,
casi gritándole que respondiera con soltura y se declarara de una buena vez.
Pero Junsu se negaba en hacerlo. Tenía miedo. Era tan agradable ser su mejor
amigo.
- ¿Por… por qué lo preguntas? – respondió
con otro cuestionamiento, balanceándose inquieto de un pie a otro y mordiéndose
el labio inferior con el corazón martillándole en las sienes.
- A mí me gusta alguien… - las palabras que
salieron de labios del pelinegro pincharon como aguijones en el corazón del
castaño. Y aún así su corazón seguía latiendo violentamente en su interior… -
Pero, no sé cómo va a tomárselo si se lo digo.
- No sería decente si alguien te rechazara,
Yoochun. Esa persona será afortunada… - el castaño dijo casi por inercia,
tratando de sonreír cómplice, pero sintiendo unas inmensas ganas de llorar. Consolándose
con la idea de seguir siendo su mejor amigo. Ese lugar seguiría siendo suyo, e
iba a protegerlo contra quien sea. Tendría que ser egoísta al menos en eso.
- Mh, sí… - el pelinegro volvió a aclarar
su garganta, y aunque intentó hacerlo también con sus pensamientos falló
miserablemente en ello… - Junsu, ¿te gustan? – abriendo la cajita dejó a la
vista del castaño el juego de anillos, las sutiles argollas resplandecían un
bello tono plateado al fondo de la acolchonada esponja. El castaño tuvo más
ganas de llorar.
- Están preciosos… - susurró negándose en
mirar nuevamente los anillos, aún más los ojos negros de su amigo cuando
levantó la vista.
Volteó su rostro ligeramente a un lado, sus
cosas descansan en el sofá y aunque se siente especialmente agradecido por cada
regalo, de pronto los cambiaría todos por uno de esos anillos. Yoochun ha
comprado anillos de pareja. Seguramente piensa declararse pronto. Y él ni
siquiera sabe quién es ella, ha sido tan ciego todo ese tiempo, tan cerrado en
sí mismo que no ha notado a su amigo enamorarse de una chica.
Yoochun sentía su corazón atorado en la
garganta, las manos le sudaban horrible y aunque intentaba, la maraña de
pensamientos en su cabeza no le dejaba ordenarlos adecuadamente para declararse
de alguna forma estúpidamente romántica. Carraspeó y respiró profundamente
tratando de serenarse. Nada, y aunque quería, todo lo que podía hacer era ver
el bello perfil de Junsu, sus mejillas ruborizadas y lo guapo que se veía todo
vestido de blanco. Si hasta parecía que podría proponerle matrimonio o casarse
así. Pero él no puede siquiera declararse decentemente. Sacó uno de los anillos
de la cajita y lo colocó en su dedo, le quedaba tan perfecto como cuando se lo
probó. Luego tomó el otro anillo y estiró su otra mano en busca de la del
castaño. Junsu le miró confundido, pestañeando lindamente con sus largas
pestañas castañas mientras la argolla es deslizada con cuidado en uno de sus
dedos. Yoochun soltó el aire contenido en sus pulmones en una larga exhalación.
El anillo le iba más que perfecto. O quizá era simplemente la emoción que le
daba verlo ahí, descansando en el dedo de Junsu, lo que alegraba de sobremanera
su corazón.
- ¿Yoochun?
- ¿Te gusta?
- Sí, pero… - el castaño volvió a morderse
el labio inferior. ¿Si le gusta? ¡Le encanta! Pero no está destinado para él…
- You´re the one i love, Junsu ah… - el
pelinegro murmuró con las mejillas encendiéndosele de un intenso carmín… -
¿Puedes entenderlo? – cuestionó, en una especie de muda súplica por no obligarle a decir más palabras porque
seguían hechas un lío en sus pensamientos. Todo lo que podía saber es que se
trata de esto. De amor. No sabe bien cuándo fue, en qué momento exacto de su
amistad se enamoró del chico ante él. Pero es así, y solo quiere poder
compartírselo y hacerle feliz… - ¿Junsu? – titubea con miedo a haber arruinado
todo. El rostro del castaño permanece pasmado, con una expresión suspendida en
el tiempo.
El castaño estaba ahí, de pie en la
habitación del chico que tanto ama, con el corazón palpitando rítmico en su
pecho, como si estuviera ahora calmado luego de escuchar aquellas palabras que
siguen flotando en su mente. Junsu pestañeó suspirando y mirando el anillo en
su dedo, luego volvió sus ojos hacia la mano de Yoochun, admirando ahí el juego
de su argolla y la sonrisa se amplió espontáneamente en los rosados labios. Las
pupilas miel subieron hasta toparse con las profundas orbes negras y dejarse
arrastrar a su universo de posibilidades. Junsu sintió una oleada de calor
subirle por el cuerpo y teñir sus mejillas de intenso rubor, como si
repentinamente cada pieza se hubiera colocado en su sitio dándole forma al
rompecabezas. Se lanzó a brazos de Yoochun rodeándole el cuello y sollozando de
felicidad contra su cuello.
- Tú también eres el único al que amo,
Yoochun… - suspiró, dejándose abrazar por el pelinegro cuando sus manos le
rodearon la cintura pegándole a su cuerpo.
Y parecía que entonces no se necesitaban
más palabras ni elaboradas confesiones. Estaba perfecto así. Se separaron
apenas lo necesario para mirarse a los ojos, sonriéndose mutuamente con las
mejillas arreboladas de carmín y el corazón latiéndoles al unísono con renovada
pasividad. Acercaron sus rostros despacio, casi como si temieran que el momento
fuera a romperse como el cristal al caer al piso. Tan frágil y perfecto era que
quisieran tomar una fotografía de aquel instante, cuando sus narices se rozan y
la respiración de ambos se mezcla en una caricia cálida de emociones.
Finalmente ahí, cuando sus labios se tocan
y la suavidad les envía cálidas oleadas por el cuerpo, saben que está bien, que
es así como debió ser quizá desde hace tiempo. Porque no había manera de que
tanto amor pudieran sentirlo por alguien más que no fuese el chico entre sus
brazos. Y movieron sus bocas en una danza sutil y calmada de caricias tiernas,
besándose al compás de un ritmo único que sigue la melodía de sus corazones
enamorados. Se saborearon tranquilamente mientras aprenden de memoria la
textura del otro, tomando los labios ajenos con sublime cariño, suspirando y
volviendo a unirlos cambiando el rostro de posición, inclinándolo en otro
ángulo que les permita alargar esta caricia lo más posible.
Yoochun tomó el rostro de Junsu por las
mejillas cuando se separaron de aquel primer beso. Se sonrieron mutuamente y
lejos de más palabras, volvieron a unir sus labios en busca de nuevos besos que
explorar porque por lo demás, ya se conocen.
~~*~~
Hace tiempo suficiente que son novios como
para evitar más este tipo de sensaciones. Ellos lo saben perfectamente, y no se
resisten a dejarlas fluir con libertad cuando se encuentran solos en ese nuevo
departamento que Yoochun ha comprado recientemente para vivir juntos. Han dado
otro gran paso en su relación. Los anillos de pareja siguen resplandeciendo en
sus manos, como una promesa insalvable de amor eterno.
Junsu está ahí, sentado en el regazo de
Yoochun, besándose con paciencia, humedeciéndose los labios hasta hincharlos
por tanto roce, mutando la intensidad de sus besos desde la devota ternura
hasta la súbita pasión. Las manos de Yoochun que hasta el momento habían
permanecido quietas sobre la espalda de Junsu, se deslizaron sin titubeo
llevándose consigo la camiseta desabrochada de su novio, apartándola de su
cuerpo en segundos, escuchando apenas el murmullo de la tela al rozarle la piel
y caer al suelo. Sus dedos serpentearon entonces por la desnuda espalda,
acariciándole los costados y yendo luego por los hombros hasta perderse al
frente por el pecho. Deteniéndose ahí para pasar la palma por encima de los
pezones, sintiéndole estremecer con su tibio contacto.
- Estás caliente… - susurró el castaño tras
romper uno de los tantos besos compartidos en la semioscuridad de la
habitación. El rostro ruborizado y los labios hinchados brillando por la
humedad depositada en ellos entre beso y beso.
- Es porque te tengo aquí, semidesnudo en
mis piernas… - el pelinegro sonrió de medio lado con tintes pícaros danzando en
sus gruesos labios, tan húmedos e hinchados como los del castaño.
- Me gusta estar aquí… - sonrió para su
novio, inclinándose de nuevo sobre sus labios y dejándose arropar con pasión,
mientras las manos del pelinegro acarician más abajo en su vientre,
produciéndole cosquillas y un hormigueante deseo de fundirse a él en cuerpo y
alma.
- Me gustas tú, Junsu… - murmuró ronco al
despegarse de sus labios y descender por las mejillas, el mentón y el cuello
con una línea de besos húmedos, succionando algunos trocitos de piel en su
camino.
- Ahh… - jadeó el castaño, sonrojándose al
escucharse.
Yoochun sonrió contra la piel tibia de
Junsu, siguiendo con las mismas caricias hasta la clavícula, donde se esmeró en
dejar una evidente marca de su paso por ahí. Pero yendo todavía más abajo hasta
su pecho, donde lamió y succionó cada pezón hasta dejarlos duros y erguidos.
Los oscuros montecitos se le antojaban exquisitamente eróticos al pelinegro,
por lo que aunque sus labios volvieran a los del castaño, sus manos continuaron
pegadas a su pecho, acariciando los pezones, apretujándoles suavemente entre
sus dedos, llevándose entre sus besos todos los jadeos que obtuvo de su novio.
Por su parte, Junsu se mantenía anclado al
cuello del pelinegro, jadeando y comenzando a sudor por el calor abrasador que
las caricias y los besos le estaban provocando. Enredó cada tanto sus dedos en
los mechones azabaches, que aunque no tan largos como cuando le conoció hace
casi 6 años, seguían siendo sedosos y brillantes; y al castaño le gustaba jugar
con ellos, tironearlos cuando un jadeo amenazaba con salir demasiado alto o
cuando las manos de su novio descendían de su pecho acariciándole los costados
y la espalda de una forma tan sinuosa que solo podía sentir cómo su cuerpo
temblaba de deseo.
Luego de pronto Junsu terminó acostado en
la cama, desnudo bajo el cuerpo de Yoochun, que en sus mismas condiciones, se
rozaba contra su piel quemándole profusamente hasta el alma. Los gemidos de
aquellos roces morían entonces entre
besos, pero cuando despegaban sus labios los sonidos roncos que emergían
desde el fondo de sus gargantas se escuchan alto y claro en la habitación
sofocada en el calor que se ha ido desprendiendo de ambos.
El contacto no parecía suficiente, pero
cuanto más se exploraban, más deseo sentían de tocarse, de besarse, de
acariciarse ahí en sitios que aunque les generaba cierta vergüenza, les
despertaba también un deseo irrefrenable de acaparar aquellos recovecos que
solo ellos conocerían del otro.
Junsu le empujó invirtiendo las posiciones,
dejando a Yoochun debajo. Se deslizó hacia abajo entre sus piernas, rozando su
nariz por la piel entre su pecho y siguiendo el camino hacia el sur del ombligo
hasta el bajo vientre. El pelinegro se estremeció al tiempo que lanzó un gemido
gutural y cerró con fuerza los ojos casi sin poderse creer que su novio fuera a
hacer aquello. Los delicados dedos del castaño acariciaron la ingle y el
aliento que exhaló golpeó la semidespierta virilidad de su novio. Yoochun
tembló pronunciadamente y gimió más largo. Junsu pensó que el vello que adorna
alrededor de la base era de alguna manera tan masculino que se le antojó
todavía más rodear aquella zona con su mano, y al hacerlo, Yoochun gimió
roncamente.
- Junsu… - pronunció su nombre en medio de
espasmos de placer cuando la lengua de su novio comenzó a lamer su extensión
irguiendo del todo su falo.
El castaño se aventuró entonces a meter el
hinchado miembro en su boca. Deslizó los labios por la punta, detectando al instante
el sabor salado de su rugosa piel, y conforme descendió pudo sentir también las
venitas que inyectan de sangre el pene de Yoochun. Quiso tragarle por completo,
pero luego de un tramo la punta le tocó la garganta produciéndole arcadas que
inevitablemente le hicieron retirarse sacando el miembro de su boca sin poder
controlar el hilo de saliva que se desprendió de sus labios al hacerlo,
mojándole instantáneamente y notando como el falo se sacude presa de
excitación. Junsu se mordió el labio inferior y sujetándolo firme por lo base
volvió a meterlo en su boca.
- ¡Mghh! – el pelinegro gimió durante largo
rato, en tanto la cabeza de Junsu bajaba y subía por su extensión, chupándole y
llenándole de saliva, arrastrándolo al manto acuoso del orgasmo premeditado.
Cuando su semilla se escurrió de pronto sin
previo aviso, el pelinegro se maldijo mentalmente por no haberse podido
controlar ni haberle avisado tampoco a su novio para que se retirara, con
suerte Junsu había reculado apenas a tiempo para que su semen no le llegara
hasta la garganta, pero todavía le había ensuciado la cara y parte del pecho. Junsu
se le quedó mirando con la respiración ligeramente alterada –al menos no estaba
tan errática como la de Yoochun, quien todavía cobijado por el orgasmo apenas
era capaz de mantener los ojos abiertos y mirar a su novio–, el cabello
enmarañado –entonces el pelinegro recordó vagamente haber estado enredándolo
con sus dedos–, las mejillas rojas y los ojos más brillantes que nunca.
- Lo siento por no avisarte… - habló con la
voz pastosa, aún medio mareado por el éxtasis que recién alcanzó. Se incorporó
estirando los brazos para sujetar el rostro de su novio y limpiar de ahí con
sus dedos los rastros de su semilla.
- No importa siempre que te haya gustado… -
el castaño sonrió, repentinamente demasiado abochornado por su acto. Le ha
hecho felación a su novio.
- Ha sido… joder Junsu, he tenido un
orgasmo, cómo no iba a gustarme… - sonríe algo más confiado, jalándole hasta
sentirle sentado en su regazo, besándose nuevamente con mucha más pasión que
antes.
A Yoochun le quemaba el cuerpo entero,
sabía que necesitaba ir mucho más lejos aún, que no tenía suficiente de Junsu
todavía. Le tiró sobre el colchón y descendió con rápidos besos por su pecho,
emulando el camino que el castaño hizo con él minutos atrás. Deteniéndose en el
bajo vientre, lamió y besó la ingle de fuera hacia dentro, sonriendo
maravillado por el escaso vello púbico en la zona, no cabía duda de que su
Junsu era demasiado lindo, incluso en aquellas partes de su anatomía.
- Yoochun… - gimoteó el castaño
notoriamente acalorado, cubriéndose el rostro con el antebrazo izquierdo,
temblando y separando inconscientemente las piernas cuando el pelinegro buscó
una mejor ubicación entre ellas, comenzando a acariciarle la entrepierna.
Para Yoochun descubrir de aquella manera a
su novio era una aventura única, pero seguro de que no irrepetible. Quería
hacerle sentir tan bien, que Junsu no titubeara nunca de hacer el amor con él. Le
tragó despacio, deslizando su lengua por el erecto miembro, la punta le tocó la
garganta y produjo las mismas arcadas que antes su novio sintió; pero el
pelinegro las ignoró y siguió hasta que sus labios tocaron la base del falo.
Luego simplemente comenzó a bombear con su boca, su saliva humedeció el miembro
caliente y las venitas a lo largo lo inyectaron profusamente hasta que la punta
se tornó rojiza y comenzó a gotear.
Entonces el pelinegro se retiró, abandonó
de sus atenciones al falo pero le compensó con nuevas y en aquella otra parte
de la anatomía de su novio que le ponía algo más bobo que de costumbre –aunque
no lo hubiese aceptado hasta que comenzaran a salir meses atrás–. Le giró sobre
el colchón dejándole boca abajo sobre éste, besó y masajeó sus glúteos durante
unos instantes antes de separárselos y pasear su lengua por el orificio
comprimido.
- ¡Mhh! – Junsu gimoteó amortiguando sus
sonidos contra la almohada, aferrándose a las mantas cuando el músculo rugoso
profanó su virgen anillo.
No porque doliese considerablemente, sino
por vergüenza y expectativa, sabía lo que vendría a partir de ahora. Y eso sí
le daba un poco de temor. Sin embargo Yoochun se esmeró en ser cuidadoso,
dejando tanta saliva como pudo antes de animarse en presionar uno de sus dedos
en la rosada entrada. Lo metió suavemente, usando su mano libre para ir por
debajo de su cuerpo e instarle a elevar la cadera para tener acceso a su
miembro y estimularle. Despacio y muy suave, tampoco quería llevarlo a correrse
aún, sabe que cuando sea su virilidad quien le penetre, necesitará usar aquella
estrategia para compensar de alguna manera el inevitable dolor que le
ocasionará pese a que solo quiere amarle.
Junsu jadeaba sudoroso con el rostro
escondido en la almohada, el ceño fruncido producto del dolor en su entrada
cuando tres dígitos de Yoochun entraban y salían cuidadosamente, dilatándole
con paciencia. Más tarde el pelinegro trepó por su espalda con suaves besos
habiendo dejado sus dedos dentro y sin moverlos más. Alcanzó su oído y susurró
un permiso para continuar, a lo que el castaño simplemente asintió sin animarse
en revelar su rostro. Sintió a Yoochun sujetarle las caderas por los costados y
perfilarse entre sus glúteos, la punta de su pene se adentró despacio, pero
Junsu solo sintió un pinchazo de dolor e incomodidad en la espalda baja. El
pelinegro al sentirle tenso reculó saliendo de su interior, le giró nuevamente
para verle a los ojos. Los párpados le ocultaron sus bellas pupilas y su carita
estaba surcada por gruesas lágrimas…
- Baby… - susurró acongojado, lo que menos
quería era lastimarle.
Sin embargo, cuando Junsu escuchó aquél
mote tan cariñoso brotar de labios de su novio, su corazón dio un vuelco y
aceleró sumamente emocionado. Casi como si le estuviese recordando que no
estaba teniendo sexo con cualquier hombre. Que hace el amor con su Yoochun.
- Yoochunnie… - susurró con las mejillas
tiñéndosele de carmín y alargó los brazos rodeando el cuello de su novio… -
Sigue, por favor. Estoy bien, dolerá solo un poco… - se convenció a sí mismo y enredó
sus piernas en la cintura de su novio elevando en el acto su pelvis.
- Te he hecho llorar… - murmuró
acariciándole el pelo con una mano mientras la otra hacía lo mismo en su
cintura… - podemos esperar.
- No… - negó el castaño, sonriéndole aún
más, besándole corto y buscando por su cuenta el miembro de su novio para
perfilarlo en su entrada… - Por favor, Chunnie.
Entonces el pelinegro se hizo de sus labios
rosas y empujó suavemente su pelvis sintiendo cómo nuevamente su pene se abría
paso en la dilatada y húmeda entrada. El castaño gimió adolorido pero se aferró
con fuerza a la espalda de su novio, rompieron un beso y se escondió en el
cuello del pelinegro mientras éste le susurraba tiernas palabras al oído y
besaba sus mejillas con la respiración errática por la sofocante sensación de
placer que a él le embargaba tras enterrarse del todo en su novio.
Tardó un poco antes de moverse, dándole
tiempo a Junsu de acostumbrarse a la invasión, masturbándole entre besos y
mimos. Caricias y sonrisas cómplices, muestras de todo su amor. Yoochun no dejó
de estimular el falo de Junsu aún cuando éste le indicó que estaba bien si
comenzaba a moverse. Las primeras estocadas fueran lentas, incómodas y
dolorosas para el castaño, pero una vez se acostumbró al roce constante del
miembro del pelinegro, las sensaciones le llegaron como ráfagas de placer que
poco a poco fueron convirtiéndose en auténticas oleadas de calor que aturdieron
sus sentidos y le instaron a suplicar por más. Yoochun comprendió que Junsu se
había acostumbrado y cogió un ritmo diferente, más rápido y profundo. El vaivén
de caderas se aletargó en aquel ritmo hasta que el sofocante gozo los instó a
un frenesí movimiento que sacudió la cama en que se encontraban compartiendo su
primera vez. No mucho después tanta pasión y calor se acumuló en el bajo
vientre arrastrándolos en caída libre al vórtice enloquecedor del orgasmo.
Yoochun no alcanzó a salir del todo cuando su semilla se derramó, una parte
quedó dentro de Junsu aunque no en la profundidad de su estrechez, el resto le
ensució los glúteos y cayó sobre las sábanas; el semen del castaño ensució la
mano de su novio y ambos torsos. La respiración laboriosa no detuvo la sonrisa
que se dibujó amplia y radiante en ambos rostros.
Cuando lograron tener algún control sobre
sus temblorosos cuerpos, Yoochun se tumbó a lado de Junsu, atrayéndole al
instante a su pecho.
- ¿Duele mucho? – preguntó al escucharle
quejarse mientras se acomodaba en su pecho sudoroso y caliente.
- Es soportable… - murmuró flojito,
besándole la piel a la altura de su corazón, dejando ahí la palma de su mano,
sonriendo emocionado por aquel latir… - Yoochun ah, gracias por amarme así… -
el pelinegro le devolvió la sonrisa negando suavemente sus palabras.
- Gracias a ti, por haberte aparecido en mi
vida… - acortó la distancia besando la boquita rosada que a gritos le pedía ser
tomada de nuevo.
Y así, entre besos dulces y caricias
tibias, ambos dejaron que la noche terminara de caer sobre la ciudad y el sueño
les venciera, durmiendo desnudos uno junto al otro con las piernas enredadas y
los brazos asidos al cuerpo del otro.
Porque para amar no hace falta una gran
historia, la grandeza la forjan los sentimientos puros y sinceros. Y los
sentimientos de ambos chicos son tan puros y cristalinos que sería imposible
mancillarlos con injurias.
~~*~~
- Vamos Yoochunnie~ llegaremos tarde y no
quiero perder ese vuelo por nada del mundo… - el, ahora, rubio, le chilló a su
novio desde la puerta del departamento. Su maleta en el piso a un lado, y su rostro
moteado de rubor con los ojos brillantes le dieron al pelinegro una escena de
esas que guardar en la memoria como un preciado recuerdo. Aunque para él, cada
segundo a lado de Junsu era un recuerdo de aquellos.
- Ya voy, calma baby… - el pelinegro sonrió
al ver a su hiperactivo novio correr hasta él y tirando de su mano para que
caminara más rápido… - Cielos Junsu, pareces demasiado emocionado.
- Pues claro, ¡voy a conocer a tu papá! ¡Mi
suegro! – chilló emocionado y contento, sin dejar de jalar a su novio hasta que
estuvieron a bordo de esa van que contrataron para que les llevara al
aeropuerto.
Yoochun sonrió radiante al escucharle
llamarle a su padre suegro, se oía
perfecto en aquella voz escandalosa tan característica de su Junsu. Camino al
aeropuerto pensó que, a un año de noviazgo, sería momento de comenzar a sacar
todas las partituras que aún permanecen en el cajón de su cómoda en la que aún
se mantiene como su habitación en casa de su madre.
Era momento de escuchar a su ángel cantar
todas esas letras de amor que escribió por y para él. Aunque lo hubiese
descubierto mucho tiempo después, que la musa de sus días nunca sería una
chica, sino ese chico lleno de vida que a su lado no para de hablar de las
cosas que le gustaría hacer a su lado en esas vacaciones en Estados Unidos. Ese
chico al que besa corto para callarle y poder animarle cuando le escucha decir
que también está nervioso de conocer a su padre.
- Le encantarás… - aseguró.
Y cómo no hacerlo. Si es su Junsu. Y él no
iba a enamorarse de cualquier persona. Sino del chico perfecto.
El único al que podía amar desde que le conoció
y le vio suspirar embobado sin despegarle los ojos color miel. Dulce como sus
días desde entonces.
- Te Amo, Yoochun ah.
- I love you, Junsu ah.
Y así podrían disfrutar cada día de los
gráciles rayos del sol, y el titilar maravilloso de las estrellas al anochecer.
Y amarse eternamente.
~FIN~
Mio, mio, miiiiioooo ♥♥♥♥♥♥♥♥ *aún no lee nada, pero aparto xD*
ResponderEliminarAaaaaaaawwwwwwwwww♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥ *ha muerto mil veces y ha revivido para comentar* ;w; Cómo te explico que lo he amado con todo mi corazóncito chiquitito y fragil?♥♥♥ Esa manera de conocerse y saber que ha sido amor a primera vista~ Y amo que sea todo así de romantico y perfecto♥♥ Me ha endulzado la noche~ Que ambos mantengan ese sentimiento por años e incluso crezca con el paso de los días, esque ese par está destinado a ser felices juntos♥ Adoré ese abrazo en el aeropuerto~ Y esque en serio parecian una pareja que se separa por largo tiempo ;w; Y dshjfdfjshdjhsjkfhdkfs el anillo! TT^TT ♥♥♥♥ Casi muero con lo que pensaba Susu mientras veia los anillitos y escuchaba a Chunnie TwT
Eliminary chillé *literalmente* cuando le dijo You're the one that I love♥♥♥♥♥♥♥ ESQUE SON UN AMOR! SON. UN. AMOR. ♥ *llora como magdalena* y zxdhsjdhjshdfkdfsdf sabes que me encantan las primeras veces y esta fué magnifica♥♥ Fué perfecta y llena de sentimientos que dhjfdjfksjfhkdhfkd estaba sonriendo como boba mientras leia ;w; ♥♥♥♥ Creo que la leeré de nuevo en un rato♥ TwT Se aman♥ Los amo♥ Te amo♥ Todos nos amamos y somos felices en nuestra nubecita YooSu ;A; ♥♥♥♥♥
Miles de gracias por la dedicatoria Feli preciosa♥♥♥ Me ha gustado demasiado, demasiado, lo he amado muchísimo♥♥♥♥♥ Gracias♥♥ *la apashurra*
Lo amo, después de una semana de locod ed lo q necesitaba belllo h lemonoso yoosu *o*
ResponderEliminar(Se derrite de puro amor YooSu y luego llora de felicidad xD)
ResponderEliminarNooooooooooooooooo, que hermoso!!!!!!!!!!!!!!!!!!! en verdad, quedo perfecto!!!!!!!!!!!!!!!, simplemente perfecto, te lo juro Feli, es así, uno Yoosu de lo mas hermoso!!!!!!!!!!!!!!!! ♥_♥
Es que como no enamorare así de Yoochun al verlo y suspirar cuando esta hablando, como no va Junsu a sentirse así con su persona, con esos hermoso ojos, con esa bella sonrisa ♥_♥
Y como no pensar en que Junsu es el hombre perfecto, el que puede complementar de ese modo a Yoochun ♥_♥
jajajajajajajajajajja todo el mundo podemos notar ese amor en sus miradas ♥_♥
Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh Feli, soy tan feliz!!!!!!!!!!!!!!!! necesitaba tanto amor YooSu así de tierno, lleno de amor, romántico, tan woooooooooo ♥_♥
Gracias!!!!!!!!!!!!!, muchas gracias por compartirlo!!!!!!!!!!!!!!!!!! *O*
hermoso, feli...
ResponderEliminarMe enccantó!!!
<3
<3
<3
el yoosu siemre tan tierno.
Nuestro despistado ratón tuvo que passar mucho tiempo para que se diera cuenta de los sentimientos por su niño, pobre Su, me imagino lo mucho que le dolía... pero lo bueno fue que acabaron juntos, como debía de ser.
Gracias Feli, por otra bellísima historia.
ADFADFADFADFAD Kyaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!! fue fue tan adfdfadfa perfecto! dfadfsa awwwwwwwwwwww <3, como comenzó todo!, desde una simple mirada, amor a primera vista, si es que ellos están destinados para amarse así siempre siempre! *w* <3
ResponderEliminarAinsssss cuando no se declaraban, yo entraba en crisis y gritaba: dile yaaaa!!! >o< fadfadfadsfads por un momento pense que Junsu iba a salir corriendo de ahí mientras pensaba que Yoochun queria a alguien más, pero noo no no al final se declaro y fue tan preciosamente hermoso y perfecto! adfadfadfadfa <3
Y su primera vez tan hermosa y adfasdfadsfadfa <3, fue demasiado para mi *w*, pero adadfad lo ame. Lo ame!
Muchas gracias Feli bella por este shot tan hermoso! -hug- *le deja muchos corazones y le hace mimitos*
Te quedo hermoso!!!!!!
ResponderEliminar*~* muchas gracias x traernos siempre cosas bellas.
lo ame *o*
ResponderEliminarPero mira que si es despistado el raton XD
bueno tenian que darle un empujoncito ;D , siempre es asi no ?,
el instinto materno da miedo(?) jajaja lo digo x experiencia propia
(mi mama es la razon :p) .
Hermoza la declaracion *o*, herrmoso el final kyaaaaaaaaaaaaaa
lo ame ♥♥♥
Muxas gracias feli x tan cute y tiernishis shot *o*, kissu cdt ;D
Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!! todo taaan taaaaaaaaaaaaaaan aaaaaaaaaaaaaaawwww! *--------------------------------*
ResponderEliminarpuro amor & ternura, & cariño & pasión al final (?) jansidjnerjkfgnrtkjng hermoso!!!
aigo! xD yo suspire con Junsu cuando Chun llego & se vieron ajsndjknr todo bobito Su primero & luego Chun! ajnsdjknrfn no no que bello!! <3
& gracias al pa' de Chun practicamente que se dio cuenta que estaba enamorado de Su ajsndjkrnfj siempre tan despitado ese ratón xD pero SuSu siempre esperando para que le diera su amor! *-*
Gosh! la declaración de amor! wooooooooow! tan bessshooooos! *-* ajsndejnejfnrfjn pobre Su! pensar que su Chunnie se había enamorado de alguien mas! ajsndejknrf!!
hicieron el amor!! asjndrjkfntrjkng *-* bellos! bellos!!!!!!!!!!lo ame! bueno! ame todo el shooooooooot!!!!
Gracias Feli!!! *-* me encanto! -se va a leerlo por segunda vez (?)-
Dios mio que Hermosura de letras *-* Fue taaan hermosamente Tierno y lleno de amor! Tan perfecto como su amor ♥YS♥ hermosos los amo!! Desde el momento en que Chunnie se presento ante ese Junsu anonadado por su Galanteria y Belleza masculina me dije que no habria cabida para ninguna Chica tonta que quiera arruinar la felicidad de esos Hermosos *w* Me encanto que su padre se haya dado cuenta de su enamoramiento y que no se haya puesto a la defensiva! Me Encanto~! Y Junho tan hermano mayor~!♥♥ Pense que Los hermanos del YS♥ tambien terminarian juntos XDD En realidad no se porque lo pense..~ *0* El Amor apasionado estuvo tan.. PERFECTO! tan tierno, dedicado y dulce una primera vez inolvidable y perfecta~ Suegro~ tan lindo Susu~ xD Estuvo lindamente perfecto Reina~ Me encanto ;)♥
ResponderEliminarAHSJGSADGHASGDHASGDAGHFGDHAFGAUDYFUDAABDFGAHDFHADGFHADGFHADGHFGAKDHFDAGFHADGFHDAGHGBHBDVBNBFHAGDHGGDAGFDAHFHAJFIWFDUYFJHFAJFHDAJHFJJFDAD♥
ResponderEliminarQue amor de verdad *u* La forma en que se conocieron y como fue amor a primera vista *u*
Me puse a chillar por los anillos T.T es decir Susu pensando que Chun estaba enamorado de una chica y todo sufriendo T.T y cuando Chun le aclaro todo fue shagdhasfghaddafadjfhjdafdhafjhadjfhjdahfjhj♥ Lo ameeeee ♥~~
Y el lemonsito dfghfdagfhgadhgfhadgfhdaghfgdhfadjkdakfhjdafhjdahfj♥ Tan bonito y chulo y lindo y amor y shjdgahsdghsadhasgdfgasd♥
Los padres tan intuitivos xDD
Gracias Feli hermosa lo ame como no tienes idea *le lanza YS besho*
♥~~~
<3 <3 <3 awwwwww la verdad hoy venia con un dolor enorme de cabeza, pero despues de ller esto quede <3 awww ha estado hermosooooooo, me encanto cada parte de este lo adoreeeee. Y si a veces cuando el corazón elije es dificil hacerlo cambiar de opinión.
ResponderEliminarMuchas Gracias!!!!!!
ohh siemplemente perfecto,hermosisimo, perdon por no comentar antes pero hasta ahora me da tiempito, me encanto sin duda un amor dulce y tierno de esos que se vuelven tan hermosos con el tiempo, me gusto definitivamente ellos se merecen eso y mucho mas, la vida así es y ellos estan juntos y felices,Junsu es el complemento de Yoochun y viceversa jeje me encanto sin duda, gracias por compartirlo con nosotros
ResponderEliminarsin duda su amor me encanta, son unos hermosos así dandose cuenta de lo que sienten y decidiendo el raton decirle, jeje si se les notaba el amor a ambos, buen hermano que es juno jeje
definitivamente hermosos feli gracias por el hermoso oneshot
Por un momento me asuste y pense que el padre de Yoochun no aceptaría que anuviera con Junsu, pero me lleve una grata sorpresa ver que fue su mismo padre quien le abrió los ojos al despistado de Chun.... que shot tan maravilloso, tierno y lleno de amor.... Muchas gracias por escribir tan bonito Feli. Y DISCULPA LA DEMORA AL COMENTAR, HA SIDO UN FIN DE SEMANA DE LOCOS PARA MI
ResponderEliminarAhhhhhhh que tiernos son los dos!!!! nunca me canso de ver derrochada tanta miel y ternura como amo el yoosu bello...
ResponderEliminarnos veremos en la proxima...
<3 yoosu <3
Aiiiiigo!!!!!!!1
ResponderEliminarque bonito YooSu ♥♥
me encanto , tan tierno , bonito y relajado , me encanta esa manera de ser de Junsu tan inocente ~~~
y ese chun conquistador y arrebatadoramente sensual ♥
te quedo muy lindo feli lo amé asi sin mas ,
muchas gracias por estos shots tan lindos del YS ♥
espero leerte pronto , un beso feli bonita
Waaaa YooSu hermosoooo Feliiii *w*
ResponderEliminarY como no enamorarse de su Baby *3* es tan indispensable en su vida que estar sin él ni pensarlo.
Me lo imagine comprando regalos para Su <3 y después de todo, estan destinados a estar juntos.
Me gusto muchooooo, gracias Feli!!
Ohhhh mi feli... que te puedo decir....
ResponderEliminarSimplemente hermoso!!!! Kyaaaaa !!!!! >///<
Realmente me encanto, fue una historia muy romantica
Gracias, muchas gracias
I Love You ^.~
Y después d no se ya cuanto tiempo regreso a ver tu pagina y m encuentro con este fic tan PRECIOSO~~ como el Amor de estos 2 seres tan Hermosos y Perfectos el uno para el otro y es q m a dejado con una sensación dulce entre mus labios x su amor tan lindo, sincero, verdadero y eterno como lo es en verdad *3*
ResponderEliminarMe encanto ver una historia así desde q se conocieron <3 Gracias x regalarnos estas cositas q llenan nuestro corazoncito YooSuesco n.n
Otro maravilloso fic yoosu.. como me encanta. En un principio pense que iba hacer escolar.. pero me la cambiaste ,me encnto en serio.....
ResponderEliminarEsas dos personitas son maravillosas juntas... dios hace dos dias salio el video del yoosu pocky asi que mis locas fantasias yoosu volaron como locas... diosss fue tan genialll ..
Mil gracias feli por tus hermosos regalos ..