ABC del Amor íntimo Parte 3

Título: ABC DEL AMOR ÍNTIMO

Autora: Felina

Colaboración: Makino Mizuki

Parejas: YooSu, YunJae & HayaMin 

Clasificación: NC-18

Advertencia: Lemon

N/Felina: Se supone que son drabbles, así que no les extrañe que algunas letras sean más cortas que otras, o que haya algunas que merecen ser llamadas lemon ;D

ABC DEL AMOR ÍNTIMO 

PARTE 3 

INGLE

(YooSu)

Tienes varios puntos débiles, sitios sensibles en tu cuerpo; pero especialmente cuando tu pelinegro novio acaricia aquella zona de tu anatomía, el calor que sientes te hace temblar con fuerza. Que deje marcas a su antojo por toda la parte interna de tus muslos mientras sube parsimoniosamente por la ingle dejando la estela húmeda de su pasión puede con absolutamente cada rasgo de vergüenza en ti. Jadeas y gimes, entierras tus dedos en su cabeza y pucheas entre jadeos por no encontrar ahí los mechones largos de otrora.

- Chun~ - tiemblas cuando sus labios succionan otra porción de piel y te preguntas si es que dejará algún palmo sin marcar.

- Me gusta cómo te sientes aquí… - susurra con tono sensual, incluso si sabe que ya te tiene rendido a sus pies, él nunca deja de seducirte al hacerte el amor.

- Te gusta cómo me siento por todas partes… - Gimoteas entre sonrisas avergonzadas.

- Naturalmente, baby… - Admite sin tapujos, empujando de nuevo su nariz entre tus muslos hasta llegar a los testículos, olfatea y lame descaradamente mientras los temblores siguen haciéndote padecer placer y vergüenza.

Te encuentras desnudo a su merced, mientras que él aún conserva los bóxers que ya no conseguiste quitarle mientras jugaban a desnudarse entre besos, caricias inquietas y sonrisas cómplices. Tumbado en la alfombra de la estancia te preguntas por un segundo si es que llegará el día en que sean pillados en plena faena por alguno de sus amigos. Jaejoong es el que viene más a menudo a visitarles, pero desde que Yunho y él no pueden encontrarse a menudo, siempre aprovechan los momentos de libertad para fugarse a cualquier sitio en el que tener la clase de encuentros como el que tú estás teniendo justo ahora con tu pervertido novio.

- ¡Mfghh! – Gimoteas sin saber a ciencia cierta lo que pasa en aquellos momentos por la mente de tu novio.

Yoochun se arrodilló perfilado entre tus piernas, sujetó tus caderas y la elevó de modo que parte de tu peso reposa en tus hombros y nuca, tus piernas descansan a cado lado de su cintura y tus manos a esa altura se apoyan en sus muslos para mejor soporte. Tu novio agacha el rostro y lamen tu vientre bajo, la ingle se convierte de nuevo en su entretenido objetivo. Los jadeos sonoros y tu respiración alterada es el sonido predominante en la estancia, igual que sus chupeteos indecentes cuando alcanza tu hombría succionando sin delicadeza.

- ¡Ahh Chun~ mghh! – Sudas y comienzas a cansarte, la postura no es muy cómoda para mantenerla durante largos minutos.

Pero a tu novio aquello parece no importarle de momento, pasa una de sus manos por detrás apoyándola en tu espalda baja, empujando tu cuerpo más cerca de él y su ansiosa e insaciable boca. Te muerdes los labios y clavas tus uñas en sus muslos cuando mordisquea la punta de tu virilidad, la cabeza rojiza de tu pene disfruta del trato, lo sabes porque no dejas de sentir todos esos chispazos viajar por tu columna vertebral cuanto más te succiona. Te traga por completo dejando tu hombría en su boca, sientes su garganta y las arcadas agolparse allí produciendo mucha saliva, la que moja tu sexo cuando te libera de su boca y sube con besos por tu vientre hasta tu pecho.

Su siguiente objetivo son entonces tus pezones, y mientras gimes sin control él te deja descansar de nuevo sobre la alfombra dándote –irónicamente– un respiro; besa, lame, succiona, tironea y pellizca tus montecitos durante largo rato, percibes su abultada entrepierna clavársete en el trasero, notas así que aún lleva la ropa interior y consigues murmurarle entre jadeos que mueres por sentirle dentro.

- Mi ardiente delfín muere por sentir a Micky Jr. tomando el control… - susurra con su ronca voz y esa sonrisa lasciva que te hace refunfuñar avergonzado.

Eleva tus piernas sujetándolas por las pantorrillas y nuevamente terminas sosteniéndote a ti mismo con los hombros y la nuca; esta vez sin embargo tus manos se apoyan a cada lado de tu cintura dándote soporte pues tu novio se dedica a prepararte, usa sus manos para separarte los glúteos y colar su ávida lengua en tu agujero comprimido. De un momento a otro te sabes de pecho a la alfombra, con su cuerpo pegado a tu espalda, y dos de sus dedos entrando y saliendo de tu cavidad, el sonido húmedo del lubricante y sus dígitos te marea un poco más en aquel estado de excitación. Pero entonces notas también que ya no lleva ropa interior y que su falo roza indecentemente contra tus glúteos, ansioso por penetrarte.

- Ahh Chunnie hazlo… hazlo ya, estoy listo… - Jadeas y él está dispuesto a hacerte caso. Sus dedos abandonan tu interior y luego te gira de nuevo. Le encanta penetrarte de frente aunque luego en medio de la faena cambie la postura de una y mil formas.

- ¡Mghh! – El gemido nace de ambos, tu sonido y el suyo se mezclan en una perfecta armonía de lujuria.

E imita de nuevo lo que hiciera anteriormente, sujeta tus caderas elevándolas hasta su pelvis mientras él permanece de rodillas entre tus piernas, las que terminas enredando en su cintura y tus manos en sus muslos. Embiste a ritmo regular mientras terminas de acostumbrarte a su invasión y son tus propios gemidos de placer los que piden por más. El orgasmo vendrá pronto y lo saben ambos, así que sujeta tu pene con una de sus manos estimulándote al ritmo de su vaivén. Minutos después ambos se corren ensuciándolo todo con semen, ya que aunque se corre dentro de ti, cuando abandona tu interior aún tu cintura elevada deja caer la blanquecina sustancia entre tus glúteos chorreando en la alfombra, y es que antes que soltarte, succiona de nuevo tu ingle dejando visibles marcas de su presencia allí.

- Por qué eres tan pervertido, Chun… - Sonríes entre jadeos agotados y los espasmos del orgasmo aún en tu cuerpo.

- Porque Te Amo, baby… - Te responde sin dudar, levantando el rostro para clavar sus profundos ojos negros en ti y dejarte descansar de nuevo sobre la alfombra, sientes su semen ensuciarte los glúteos y sus labios que han limpiado parte de tu esencia del vientre, subir a tu boca besándote con calma.

Unos besos dulces, antes de probablemente continuar. Le gusta marcar tu ingle, como cada centímetro de tu cuerpo.

JADEO

(HayaMin)

Hay una sola forma de callar los reclamos de tu malhumorado novio. Hacerle jadear. Oh sí, y vaya que sabe hacerlo, exhalar su aliento tibio contra tu piel mientras se deja hacer cuando finalmente derrumbas todas esas barreras que casi inconscientemente levanta ante ti cada que están solos. De acuerdo, incluso acompañados. Sabes que es su forma de ser, que está en sus genes y le circula por las venas. Es así como le conociste, es por eso que te enamoraste de él, y aunque a veces quisieras que fuera algo más tierno y dócil, todavía son más las ocasiones en que sonríes con prepotencia y diversión haciéndole rabiar predeterminadamente porque sí, te encanta con ese geniecito que se carga.

Sin embargo, hacerle jadear cuando llega estresado del trabajo es tarea inmediata y casi difícil comparado con cualquier otro momento en que te decides en hacerle el amor y él solo reniega un poco por inercia. No, cuando llega cabreado por cosas del trabajo, se pone en plan “no te me acerques a un metro de distancia” que te cuesta un mundo superar.

- ChangMin ah… - Comienzas por llamarle sin tonos cariñosos ni sonrisas superiores. Respetar su distancia y acercarse lentamente.

- Estoy cansado… - Te gruñe de mala gana. Lo cual por cierto tampoco es que tome por sorpresa, es así cuando está de malas, en verdad de malas.

- Lo sé. Y sé que sabes que aunque estés cansado y enojado, no vas a irte a la cama sin cenar, ¿cierto? – Tu morocho novio frunce el ceño y se cruza de brazos. Pero guarda silencio y se deja caer en la silla del comedor… - Perfecto, porque no pasé las últimas dos horas metido en la cocina preparando algo especial. Estás cabreado y por eso no me extraña que no recuerdes qué día es hoy, ChangMin ah.

Ves a tu morocho novio fruncir aún más el ceño, pero tú comprendes que está mandando a sus neuronas a trabajar en algo que no sea imaginar las mil y un formas en que torturar a alguno de sus compañeros o jefes inmediatos por lo que sea que le haya puesto de pésimo humor. Así es como unos cuantos minutos después él suelta un resoplido furioso y desordena sus mechones con descuido.

- Lo siento, Hayami… - Suspira y algo de su mal humor se esfuma solo por aquel sentido de culpa que contadas ocasiones se le ha notado tan a flor de piel.

Y tú por un segundo te tomas la libertad de sonreír con orgullo porque eres una de las poquísimas personas que le conocen básicamente todas las facetas de su personalidad…

- Bueno, de todas maneras no es que sea común que todas las parejas celebren hasta la fecha de su primer cita… - Le sonríes con cariño y él encoge los hombros.

- Pero es algo que hacemos desde hace tres años, así que me disculpo por haberlo olvidado. Sobre todo si ya habíamos acordado la cena de hoy.

- No fue lo único que acordamos… - Le sonríes pícaro y él te gruñe maldiciones dedicándose a comer y enfatizarte que hoy ni te atrevas a tocarle, que solo comerá hasta que no quede nada de todo lo que has preparado.

Y te cumple. ChangMin es de esas personas que nunca deja nada a medias ni suelta retos solo porque sí. Se embute hasta el último bocado y termina casi la botella de vino tinto –casi, porque tú te habías servido previamente la única copa que tomaste durante la cena–. Le ves con las mejillas rosadas y sabes que el licor que se ha bebido ha sido suficiente para marearle, un poco, pero mareado al fin y al cabo. Se levanta con el estómago más que lleno y te ayuda a retirar los platos. No está tan ebrio como para des-coordinar del todo, pero aún así tú le indicas que se vaya a la estancia a descansar un poco mientras limpias, luego le ayudas a tomar la ducha –con su buena dosis de besos apasionados y un empalme que terminar en la cama.

Claro que, camino a la habitación él te empuja contra el muro, se refriega contra ti mordiéndote el cuello y los hombros mientras jadea tal como pretendías hacer de hecho desde que llegó con ese humor de poca monta. Te gusta cuando quiere tomar las riendas de la situación y dominarte, es excitante sentirle usando toda su fuerza y su arsenal de recursos para seducirte; pero justo ahora todo lo que quieres es tomarlo con prisas, te ha puesto muy caliente con todos esos rudos besos y mordidas. ¿Qué? Desde que sales con él la relación entre los dos juega en un peculiar sentido sadomasoquista que prefieres no ponerte a analizar, incluso él lo evita y ambos saben que es mejor así.

Sujetas su cintura y le levantas en vilo, tu morocho novio enreda sus manos en tu cuello, enreda sus dedos en tus cabellos desordenándotelos a su antojo; sus piernas también se han anclado a tu cadera y tú terminas empotrándole contra el muro sin dejar de devorar sus labios recibiendo el mismo trato de su parte. Parecieran que hace tiempo no se besaban que están tan hambrientos el uno del otro. La piel de ambos está encendida, el frescor de la ducha se ha consumido en cuestión de minutos por unos cuantos besos húmedos y sofocantes.

- ¡Mrgh! – Gruñes cuando jala tu labio inferior con fuerza, te produce una herida y no duda en lamer la sangre que escurre… - Enojado con el mundo, desfogado con tu novio… - Susurras con una sonrisita divertida, él alza una ceja y tironea de tus cabellos haciéndote echar la cabeza hacia atrás para atacar nuevamente tu cuello con sus nada tiernas mordidas… - ¡ChangMin! – Gruñes en advertencia pero él no te hace caso.

- Atente a mi carácter sin importar nada más, Hayami baka… - Ríe y se dedica a succionar la piel de tu clavícula dejando varias marcas.

- Veremos quién se atiene a qué… - Amenazas con una sonrisa prepotente y de pronto le tumbas al suelo en pleno pasillo hacia la habitación.

Le obligas a quedar a cuatro sobre el suelo y dejas un montón de saliva en su cavidad anal antes de profanarle de una con dos de tus dedos.

- ¡Mierda, baka itai! – Reniega pero apenas un minuto después comienza a jadear y a mover sus caderas buscando penetraciones más profundas, así sabes que está listo para el tercer intruso… - ¡Mghh maldición!

- Me pone cuando hablas así, cariño~ - Sonríes contra su nuca sin dejar de embestir con tus dígitos en su entrada, sintiéndole a cada penetración más dilatada y lista para recibirte.

Bombeas unas cuantas veces tu erección y luego presionas la punta contra su anillo penetrando despacio en él. Tu novio jadea y agacha la cabeza en un acto instintivo para acostumbrarse a tu tamaño, cuando llegas al fondo, por el contrario, la eleva y la echa hacia atrás exhalando un exquisito jadeo de placer.

Presionas su espalda baja y le instas a inclinar el torso, reposa su rostro contra la almohadilla que hace con los brazos cruzados sobre el suelo, de modo que su trasero sigue alzado recibiendo tus lentas estocadas. Y cuando coges un ritmo más veloz, echas el cuerpo ligeramente hacia atrás y a un lado, descansas el peso en una de tus manos y una de tus rodillas continúa pegada al suelo mientras que la otra pierna permanece solamente flexionada, bajas el ritmo considerablemente y lejos de penetrar del todo con tu virilidad, es solo la punta de tu erección la que entra y sale de su orificio mojado y caliente.

- Deja de picotear, Hayami baka… - Te gruñe de mal humor, ladeando el rostro hacia atrás para mirarte. Su rostro enrojecido y sudado te parece endemoniadamente sexy, sobre todo por la molestia y el reclamo que ves marcado en sus facciones.

- Por qué, lo estoy disfrutando, ChangMin ah~

- ¡Dame duro como me gusta, baka!

Sabes que a pesar de su malhumor, se siente también avergonzado por pedirte aquello que le das sin hacerle esperar. Sujetas sus caderas y te ayudas a tomar impulso golpeando incesantemente tu pelvis contra su trasero. Entonces grita de placer, gime tu nombre y agita sus caderas al rimo que le marcas, resbalas una de tus manos a su virilidad, la que encuentras atendida ya por una de sus manos, la que acompañas con la tuya estimulándole a su compás. La cadencia de movimientos y los gemidos roncos de ambos los lleva al orgasmo unos minutos más tarde.

Y aunque ni siquiera llegaron a la cama, cuando se levanta y gruñe por lo bajo porque le duelen las rodillas, sigue camino hasta la habitación, se tira entre las mantas con su desnudo cuerpo sudado boca abajo ofreciéndote una visión que no calma las ganas que todavía tienes de él, así que te acercas comenzando a besar su espalda, su espina dorsal, sus hombros. Sus gruñidos agotados llegaron a cada una de tus cariñosas atenciones, pero no te mandó lejos, señal de que probablemente también quiera más de ti.

Cuando empieza a jadear en lugar de gruñirte, se gira mirándote a los ojos y abriendo sus piernas jala tu rostro asiéndose a tu nuca para besarte con renovada pasión. Sí, están listos para una segunda vuelta. Por algo comió tanto, iba a necesitar energías para aguantarte el ritmo.

LUBRICAR

(YunJae)

Cuando descubriste que lo que tu cuerpo prefería eran los de tu misma condición sexual te liaste tremendamente. Comenzaste a alejarte de tus verdaderos amigos porque temías que se dieran cuenta de que a veces tus ojos te traicionaban y se iban en torno a ellos en las duchas del Instituto cuando tocaba deportes y había que deshacerse del sudor de las prácticas. Entonces eras un crío adolescente lleno de hormonas alborotadas que despertaban al mínimo estímulo. Por aquellos entonces tu entrepierna despertaba fácilmente con cualquier cuerpo masculino que fuera atlético y en alguna medida atractivo. Algún hyung de años superiores se dieron cuenta de tu condición y te insinuaron abrirte camino en la sexualidad. Pero por alguna razón tú optaste por permanecer virgen. La idea de sexo solo por sexo con alguien a quien ni siquiera conoces no te resultaba tan atractiva, preferías resolver tus calenturas con tu mano y alguna revista con hombres desnudos que de momento te complacían.

Cuando llegaste a la Universidad todo cambió, dio un impresionante giro de 360º, si hasta entonces tu cuerpo se prendía con casi cualquier cuerpo varonil y atlético; entonces te quedaste prendado de un único hombre. Él es Kim Jaejoong, tu nuevo compañero del taller de canto al que te has enlistado para puntos extracurriculares. Y su silueta aunque masculina y atlética, distaba mucho de los músculos que antes pudieron atraerte. Porque lo que te ha cautivado de éste chico en particular es su sorprendente belleza, jurarías que es antinatural, un ángel caído del cielo. En resumen, este chico había despertado en ti todo ese romanticismo que nunca sentiste por ningún otro chico antes.

Te habías enamorado.

Y tu cuerpo se prendía en muchas ocasiones cuando durante las prácticas de baile él sudaba copiosamente. Las finas perlas de sudor resbalaban por el perfil de su perfecto rostro, se perdían por el cuello perdiéndose más allá hasta los sitios de su cuerpo que no has visto siquiera una sola vez desde que se conocieron hace más de dos meses. La prenda sudada a veces se pegaba a su cuerpo, y sus pezones solían resaltar por debajo de sus camisetas de resaque, sobre todo cuando eran blancas. Soñabas con recorrer cada centímetro de su cuerpo, tenerle desnudo bajo tu cuerpo, así de sudoroso, jadeando tímidamente mientras eres el primero en descubrir cada recoveco de su cuerpo.

- Yunho ah… - Jaejoong agita una de sus manos ante tu rostro y tú sientes tus mejillas encenderse de repentina vergüenza. Parece increíble que a tu edad aún te pillen en situaciones tan comprometedoras. Con suerte y él es lo suficientemente despistado para no captar cuántos como tú, babean por su figura.

- Jaejoong ah… - Respondes su nombre por inercia, sin remota idea de si te ha estado hablando mientras tú examinabas su silueta con hambrientos ojos de lobo al acecho.

- Deja de perderte en tu mundo, ya terminó la clase… - Te sonríe ladino y se aleja tomando su bolso listo para irse.

A diferencia de tus días de Instituto cuando deportes era el pretexto ideal para saciar tu curiosidad por el cuerpo masculino de tus compañeros. En la Universidad solamente algunos decidían ducharse antes de salir, ya que este taller era el último de la jornada algunos de ellos optaban por irse a sus casas; Jaejoong uno de ellos, aprovechaba que tenía auto particular en el cual moverse y no se preocupaba por su mal olor en el transporte público.

Y la suerte que tenías era que vivían por el mismo rumbo, así que todos los días se ofrecía para llevarte a casa. Aunque días como hoy, cuando tus hormonas andaban más alteradas que de costumbre, eran más tus nervios por ir a su lado que la alegría por compartir el auto durante casi media hora hasta el sitio donde te dejaba de paso.

- Yunho ah…

- ¿Sí?

- ¿Alguna vez has tenido sexo con un chico?

Su pregunta casi hizo que te atragantaras con tu saliva. Lo bueno es que quien va al volante es él y no tú, porque sino probablemente ya habrías perdido el control.

- ¿Po-por qué lo preguntas, Jaejoong ah? – Preguntas con la boca seca y un ardor en la boca del estómago. Oh sí, tienes celos de que él tenga esa curiosidad y más si no es contigo. ¡Tendrías que haber comenzado a conquistarle!

- Porque veo cómo me miras… - Respondió con una sonrisita de medio lado y a ti casi te da un paro cardíaco. ¡Se ha dado cuenta!... – Pero parece que no tienes idea de cómo abordarme.

Carraspeas sin encontrar qué palabras decir entonces. Él sigue sonriendo y cuando ves cerca el sitio donde suele dejarte, te preparas para despedirte, pero Jaejoong conduce derecho. Te lleva a su departamento. Baja sin decirte nada, y tú le sigues sin estar seguro de lo que esto significa. Por un momento te planteas la posibilidad de que tu adorado pelioscuro no sea tan virgen como pensabas y tenga y alguna experiencia en esto. Entran a su departamento y él deja sus cosas ordenadamente en su sitio, el bolso en el pequeño armario detrás de la puerta de entrada, se descalza en el pasillo y descalzo se interna en el modesto pero muy bien distribuido departamento.

- No he tenido sexo con nadie antes, pero… - se detiene antes de entrar en su habitación y te mira con seguridad… - Llevo más de un mes esperando a que me lo pidas, Yunho ah.

El resto pasa casi rápidamente. Besos, manos deshaciéndose de las prendas del otro, cuerpos desnudos siendo acariciados con impaciencia por las manos contrarias, enredándose entre sábanas de una cama impregnada de su aroma.

- No. Nunca antes había hecho esto con nadie, Jaejoong ah… - Le aseguras entonces, antes de que pueda hacerse ideas equivocadas. Esto no es sexo solamente.

Te sonríe y abre sus piernas para ti, te deja espacio entre ellas y aprovechas para colarte allí. Tus muslos sirven de apoya para sus piernas y tus manos consiguen enredarse en su cintura elevando su pelvis hasta que descansa sobre tu regazo, tu erección caliente y dura se apoya contra sus glúteos, pero sabes que no puedes entrar en él así nada más. Tienes que lubricarle. Has leído en algunos sitios que la saliva sirve como lubricante, pero no estás seguro de que sea suficiente y no quieres lastimarle.

- No pienses que soy… bueno… tengo… - carraspea con sus pálidas mejillas bañadas de carmín y señala su mesita de noche… - He querido hacer esto contigo con todas mis fuerzas, así que he comprado lubricante… - susurra escondiendo sus ojos de ti. Y tú en cambio solo le dedicas una sonrisa y le besas dulcemente antes de abrir el cajón y el tubito que usas para embadurnar tus dedos.

Tardas varios minutos en prepararle, en conseguir que tres de tus dedos entren y salgan de su comprimida cavidad sin que los gestos de dolor crucen su rostro.

- Yunho… - Jadea adolorido y a ojos cerrados cuando en lugar de tus dedos es tu virilidad la que se hace espacio en su interior. Te duele un poco y al mismo tiempo te sofoca con una exquisita sensación de placer.

Esa fue la primera vez que hicieron el amor, algo torpe y tenso, con más de un fallo en el proceso, tu pene se salió un par de ocasiones hasta que conseguiste cogerle el ritmo a las embestidas. Pero al final ambos lo habían disfrutado mucho, y pese a que no querías pensarlo de aquella manera, realmente se sintió como puro sexo, sin declaraciones de sentimientos ni citas románticas antes de este paso.

La curiosidad y el deseo había ganado en los dos. Pero a un año de aquella noche y en el primer aniversario del noviazgo comenzado, eras todo un experto en lubricarle, a los dos les gustaba cuando usabas tu lengua y tus dedos al mismo tiempo. Y eso era solo el comienzo de sus largas entregas de amor.

MENEO

(YooSu)

Sus caderas siempre han sido una maldita tortura para tus sentidos. Verle nunca es suficiente, cuando está sobre el escenario y tú sin poder siquiera insinuártele en absoluto, solo puedes pensar en lo que le harás apenas tengas tiempo de acorralarlo en algún sitio detrás o debajo del escenario, en el camerino o hasta en el baño, francamente que los lugares no te importan demasiado, todo lo que tu nublada mente puede pensar es en tenerle desnudo empalmado contra tu cuerpo recibiendo tus salvajes embestidas de amor apasionado.

- Chun~ - Sonríe ladino con su característico Eun Kyang Kyang y tú piensas que es demasiado tierno para ser un símbolo sexual cuando está puesto en su papel sexy… - Las chicas dicen que es hora de que te pruebes tu vestuario…

Puchea, y tú captas que todavía le provoca celos saber que sus compañeras de trabajo (noonas en las que ni siquiera repararías porque eres Junsusexual; venga que ni siquiera es que seas gay, no, a ti solo te gusta Junsu. Junsu y su excitante S Line, su dulce mirada, su juguetona personalidad, su radiante sonrisa, su Todo) tendrán algún tipo de visión de tu cuerpo semidesnudo o que tocarán alguna porción de tu piel.

- Y la gente sigue pensando que solo yo soy celoso… - Sonríes y vas entonces a probarte vestuario. Junsu intenta colarse con el pretexto de bromear y molestarte, pero las noonas no le dejan y en cambio le insisten en que tiene que ir a que le peinen y maquillen.

Sí, en cuanto sean libres te lo comerás a besos. Y lo haces, apenas si has conseguido encerrarte en un cubículo de los baños, Junsu insiste en que no es demasiado bochornoso y que deberías esperar al menos a volver al departamento, pero tú estás empalmado desde hace un buen rato y estás seguro de que las fans lo notarán en los montones de videos y fotografías que les hicieron durante el concierto. No puedes esperar más, necesitas hacerlo tuyo en ese preciso instante. Por eso no te tomas demasiado tiempo ni te complicas en desnudarle, apartas lo necesario para colar tu mano en su trasero y dilatarle, mueves tus dedos dentro y fuera sin dejar de besarle, en parte porque también morías por sus excitantes labios carnosos, y también por evitar que hiciera demasiado ruido con sus agudos chillidos de placer.

Sudaba y se aferraba a ti apoyando sus manos en tus hombros, dejándote girarle, apoyando una pierna en el inodoro, la flexión en el ángulo indicado para penetrarle. Es sin embargo Junsu quien toma el control al principio, menea las caderas en círculos, adelante y atrás autopenetrándose en tanto tú te afirmas a su cintura gimiendo ahogado pues te muerdes los labios para no gritar de placer. Te gusta cuando toma algo de iniciativa pese a que se negaba al principio.

Si te pone mal cuando menea las caderas sobre el escenario, hierves excitado cuando las menea debajo de él y unido a tu cuerpo.

NECESIDAD

(HayaMin)

Todo en lo que puedes pensar desde hace unos días es en que Hayami baka necesita alguna especie de castigo por ser tan malditamente caballeroso con sus compañeras de trabajo. Te pone de los nervios que sonría para ellas, sobre todo si es alguna actriz con la que actúa en alguna película o drama, si las ves avergonzadas sintiéndose con alguna clase de oportunidad para tener algo con él.

- ¿Necesita que le arme alguna escenita de celos, acaso? – Gruñes y refunfuñas sin poderte concentrar en las indicaciones que Yunho da acerca de la agenda actual.

- ¡ChangMin, presta atención y deja de pensar en tu pervertido japonesito!

- ¡No me grites!

- ¡Pues no te distraigas, quiero irme pronto, sabes!

- ¡Oh claro, para meterte a la cama con Jaejoong toda la noche, no!

Ambos jóvenes se cruzaron de brazos con aire enfadado. El morocho sabía que estaba portándose muy al estilo de Junsu, haciendo auténticos berrinches por algo que no debería ponerle celoso. Hayami lo ama, sería incapaz de ponerle el cuerno ni con el pensamiento.

Al final Yunho renunció, te dejó irte y él tomó su propio camino también, con suerte y a primera hora conseguiría ponerte al tanto de todo. Caminaste con desgano hasta el parking y condujiste al departamento de tu novio aunque supieras que no se encontraría en él. Necesitabas dormir en su cama, rodeado de su olor, entre sus cosas. Te sentías cursimente enamorado hasta los huesos de él y eso también te ponía irritable. Un humor irritable que solo Hayami sabía cómo controlar, lo admites.

Tomaste la ducha y te metiste entre sus mantas, su almohada conservaba el olor de su champú y te hacía acordar de la cantidad de veces en que te ha dicho que el tuyo le gusta más pero a su cabello no lo deja manejable y por eso no lo usa. Tu aprovechas comentarios como aquellos para llamarle vanidoso y burlarte de él, terminando discusiones absurdas entre besos y prendas olvidadas por ahí, desnudos haciendo el amor.

- Baka… - Gruñes y admites interiormente que le echas mucho de menos.

Es él a quien necesitas, pese a que no hace más de una semana que no le ves y que todavía quedan al menos un par más antes de que él pueda tomarse unos días libres para visitarte. Así que tomas el móvil y marcas su número, con algo de suerte te atenderá. Pero fallas al primer intento. Diez minutos más tarde lo intentas de nuevo, pero el buzón de voz te recibe otra vez. Refunfuñas y te enredas en sus cobijas, lo dejarás pasar por hoy. Pero cerca de una hora después el sonido de tu móvil te arranca del casi sueño al que estabas por caer.

- Estaba ocupado pero ya estoy libre unos minutos, ¿sucede algo, ChangMin ah? – Le escuchas cansado y mordiéndote los labios deliberas entre decirle o no.

- Sucede que te extraño, baka… - Terminas por gruñirle avergonzado, jurando que te está volviendo tan gay hasta de personalidad.

- También te extraño~ Estoy haciendo todo lo posible por tomar al menos un par de días en una semana para ir a verte. Pero las grabaciones se están alargando y hemos tenido algunas complicaciones con las locaciones.

- ¿Eso significa que incluso el tiempo de rodaje podría alargarse?

- Sí.

- ¡No quiero!

- Tampoco yo, pero firmé un contrato, ChangMin ah.

- Te necesito.

- De qué manera, ¿eh?... – Le escuchas sonreír prepotente y tienes repentinas ganas de tenerlo en frente para golpear su varonil rostro.

- ¡No pienso decírtelo! – Le gruñes.

- Pero yo sí te diré una de las formas en que te necesito, cariño~. Te necesito en mi cama, desnudo, sudando y jadeando por la forma en que te acaricio, o cómo beso tu vientre yendo más y más hacia el sur… - Susurra y sientes un pinchazo en tu bajo vientre cuando captas el tono sensual de su voz…

- Te dará ahora por el sexo telefónico… - Le gruñes. O intentas, porque más parece que no te desagrada la idea.

- Solo digo que es una de las formas en que más necesito de ti justo ahora. Muero por tocarte, sentir tu pene caliente hincharse contra la palma de mi mano hasta sudar el presemen, que me muerdas los labios cuando te penetro y gimas mi nombre por cada embestida que te dé.

Las palabras de tu novio logran calentarte, y tu mano libre actúa por instinto internándose entre tus pantalones del pijama hasta alcanzar tu virilidad. Masturbarte con su voz sexy hablándote al oído suena bien ahora, si no puedes tenerle en carne y hueso pegado a tu cuerpo, al menos has de conformarte con escucharle.

- ¿Quieres que te diga más?

- Sí, no dejes de hablar, baka…

Así fue como comenzaron, hasta que comenzó a hablarte sucio y los pinchazos en tu bajo vientre advirtieron que estabas cerca, te corriste en tu mano manchando tu ropa y dejando el olor a tu sexo en su cama. Entrada la noche tuviste suficiente letargo como para hacer nada al respecto, pero dormiste sudoroso y pegajoso sin importarte nada.

Una semana después Hayami llegó a tu departamento, apenas se vieron se lanzó a tus labios devorándolos con gula, una sensación que tú también tenías atorada en el cuerpo desde hace días.

- Necesito demostrarte cuánto te he extrañado, ChangMin ah…

- Hazlo, pervertido Hayami no baka…