Quienes me conocen han de saber que no soy partidaria de los dramas, ni me gusta escribir angustia pero el baby tiene la culpa por cantar letras tan hermosamente tristes u.u así que no me maten por escribir esto ;__;
Título: TROZOS DE CRISTAL
Autora: Felina
Pareja: YooSu
Género: Angst, Romance
Clasificación: NC-17
Serie: INCREDIBLE
Song: Sorry
~~*~~
En vez de decir Te Amo, digo terminemos
En vez de decir te extraño, digo olvidemos todo
Mi corazón sigue latiendo, mis lágrimas que siguen
fluyendo
Lo siento
~*~
Park Yoochun y Kim Junsu –ambos con 26 de
edad– llevaban largo tiempo siendo amigos, los últimos dos años una pareja
formal; aunque previo a ello hubieran tenido un año más de relación de esas
denominadas con derecho a roce,
tiempo durante el cual ambos jóvenes se conocieron de esa manera en que no
habían siquiera contemplado. Francamente el noviazgo surgió más como un intento
de ponerle nombre a lo que pasaba entre ellos, que por confesarse perdidamente
enamorados el uno del otro.
Los sentimientos estaban allí pero vinieron
después, ya que latentes en sus corazones no emergieron sino hasta el día en
que los malos entendidos dispusieron las circunstancias para el rompimiento.
Ha sido un 23 de Septiembre, con un otoño
apareciendo demasiado fresco y húmedo, con esa sensación a melancolía que deja
un peculiar vacío en la boca del estómago. Han quedado de verse en uno de sus
Parques favoritos, el reloj de muñeca del de cabellos brunos marca las 6:55 de
la tarde, hace veinticinco que espera a su novio
y él no es de los que llegan retrasados a una cita. Pero no protesta ni en
pensamientos, de alguna forma quisiera alargar mucho más este momento de hecho.
No hay vuelta atrás sin embargo, tomó su
decisión y ha sido suficiente quebradero de cabeza. Después de todo
probablemente esto había ido mal desde el principio. Se precipitaron impulsados
por la curiosidad y la casi nula necesidad de sentirse enamorados. Sentirse bien fue suficiente, tener un amigo
incondicional dispuesto al sexo compensó todo lo demás. Pensado de tal manera
sí, definitivamente había ido mal desde el principio, eran adolescentes jugando
con fuego, sintiéndose adultos aunque aún ni siquiera pudieran vivir
independientes y sus padres aún aportaran a sus mesadas el dinero necesario
para continuar con sus estudios. Tan arrogantes.
Pero ya no eran aquellos críos. Él tiene
que pensar en el futuro, en su familia. En casarse y tener hijos, su novio no encaja en ninguna de esas
planeaciones a largo plazo.
Su primer intento por alejarlo fue reducir
abrupta y considerablemente sus salidas juntos y aún más, los encuentros
íntimos; quiso ser indiferente, poner una barrera entre los dos que hiciera al
otro darse cuenta de que su barco ya no navegaba viento en popa. No niega empero que le echa de menos, pero lo
oculta tras esa máscara de indiferencia que de pronto le sale tan bien. Tampoco
ha de decir que no lo quiera, que no sea importante; pero es una idiotez tratar
de escudarse con la utópica frase de que el amor todo lo puede. Esto es la
realidad, y esto por tanto no es así, no para él. Y sabe que para el otro
tampoco funciona así. ambos tienen tanto qué pensar acerca de sus familias, de
sus futuros.
Visto de esta manera, se harían un favor.
Un cruel y doloroso favor.
– ¡Yoochun ah!
El pelinegro voltea el rostro y responde
con un saludo de mano al llamado a la distancia del menor. Sonríe y siente un
pinchazo de remordimiento al contemplarle desde lejos. Los mechones castaños
bañados por la luz crepuscular reflejan un bonito tono nacarado que le da ese
aire dulce e inocente que, a decir verdad, siempre le gustó de Junsu. Tendría
que renunciar a tanto.
– Siento llegar tan tarde. Estaba ocupado
con un proyecto y perdí la noción del tiempo. Intenté llamarte pero tu móvil me
envió al buzón de voz.
– Se descargó la batería.
– Ah.
El castaño suspiró incómodo. Últimamente
terminaba sintiéndose así con su novio.
Sospecha que su noviazgo va en picada, pero él no hace propiamente nada. No
obligará a Yoochun a seguir con él si ya no le quiere, pero tampoco quiere ser
quien de por terminada la relación. Él no puede, no cuando se ha enamorado de
tal manera que la distancia plantada entre ellos le pesa tanto en el corazón
haciendo sus noches terriblemente solitarias y frías.
El silencio se tornó espeso y abrumador. La
panorámica al frente se presentaba tan irónicamente encantadora. Dos corazones
acongojados enmarcados en aquel cuadro natural, con las montañas en el
horizonte recibiendo en sus curveados e irregulares bordes los últimos rayos de
sol, dejando ver una sola línea trazándolas por el contorno.
– Hay que terminar, Junsu.
Suelta así de golpe y sin contemplaciones.
El corazón se le estruja tanto como a su interlocutor. Espero los reclamos, las
lágrimas y hasta una escena. Pero al mirar de soslayo al castaño solo encuentra
un perfil inmutable, ni una sola lágrima, ni una sola palabra. Ni siquiera su
mirada.
– De acuerdo, Yoochun.
El castaño responde con voz suave. No
quebrada, casi como si hubiera estado esperando esto. Tal vez ambos lo hacían.
Aún así, el pelinegro se mordió el labio inferior sintiéndose de pronto
desolado y asustado. ¿Por qué no le pedía explicaciones? ¿Por qué no le pedía
que lo pensara mejor? ¿Por qué no intentaba convencerle de no romper?
Junsu se puso de pie, aún con su mirada en
el horizonte, y estiró los brazos como si el cuerpo le exigiera algún descanso
después de una extenuante jornada de entrenamiento en la cancha de fútbol. A
decir verdad el castaño solo podía pensar en eso, en la cancha de verde pasto
recién regado, húmedo bajo sus pies descalzos, el esférico en el punto penal y
la amplia portería ausente de guardián. Sentía ganas de llorar, y al mismo
tiempo de correr hasta el cansancio, de patear tantos balones como entraran en
la portería.
– Junsu ah, seamos felices por nuestra
propia cuenta, ¿sí?
– ¡Ok!
No. No hubo convencimiento en ninguna de
las dos voces.
Solo dolor. Y tristeza. Y miedo.
Cobardía tal vez.
O simplemente una perspectiva errónea de la
felicidad.
Si tan solo hubiesen hablado de sus
verdaderos sentimientos. Pero una vez avanzada la página siguiente, para
algunos es tan difícil dar vuelta atrás.
Aquella noche ambos lloraron el adiós.
Lloraron los sentimientos callados, los sueños desechados, los recuerdos de
risas y besos, de suspiros y jadeos. Lloraron el amor que pareció no ser
suficiente nunca.
~*~
Lamento haberla visto por primera vez
Lo siento por amarla
Supongo que me conoces, por eso tú estás tan herida
Mi corazón apasionado, realmente lo siento
Lamento haberla dejado ir, lamento odiarla
Supongo que me conoces, es por eso que estás triste de
nuevo
Mis lágrimas que están llorando, lo siento
~*~
Seguir adelante.
Dos palabras tan simples y tan hirientes
para él ahora. No había manera de que dejara en el pasado el ayer. Junsu se
sentía demasiado triste, desolado, solo. Había sido su mirada la que encontró
primero a Yoochun aquella tarde de verano al iniciar el Instituto. Había sido
su corazón el primero en dar un vuelco y sus labios en esbozar esa sonrisa al
saber –por intuición o presentimiento– que ese chico delgado de cabellos largos
y ondulados, sería alguien importante en su vida.
…...
Era
su primer año de nivel secundaria y ya se sentía un chico mayor. Junsu estaba
contento y no paraba de mirar con curiosidad todo a su alrededor. El Instituto
era el primer peldaño hacia la adultez. Hacia la independencia, hacia los días
en los que podría cumplir todos sus sueños sin que nadie le dijera nada acerca
de lo loco o estúpido que pudieran sonar. Por eso estaba convencido de que
esforzarse al 100% sería su mejor herramienta para graduarse con honores,
resaltar y ser alguien reconocido desde entonces. Quería dejar huella como lo hacen los grandes personajes de la
historia.
– De
nuevo con tus sueños guajiros, Junsu ah.
–
¡Hyung! No son sueños guajiros, son la brújula que guiará mi futuro.
– Sí,
sí, lo que quieras. Vamos a darnos prisa.
JunHo
es su hermano gemelo. Aunque de personalidad son tan distintos que a veces
Junsu se plantea si en verdad habrán nacido del mismo vientre con minutos de
diferencia. De todas maneras son diferentes incluso en físico, JunHo tiende a
ser un poco más alto, más atlético y hasta ha desarrollado las características
tan propias de la adolescencia antes que él. Junsu llegaba a sentirse tan
delicado a su lado. ¡Y no ayuda que su madre le recuerde que esperaba niño y
niña!
–
¡Auch! – Junsu replicó al chocar con alguien. Al parecer, con alguien que ha
terminado dándole accidentalmente un codazo en las costillas.
–
¡Hey! Fíjate por dónde caminas… – Reclamó el susodicho. Y fue justo entonces
cuando Junsu se dio cuenta de que era el mismo chico que vio minutos atrás. Por
alguna razón se sintió sumamente avergonzado… – ¿Estás bien? Creo que te pegué
sin darme cuenta.
–
Estoy bien, hyung… – Aseguró, notando cómo rápidamente el humor del chico de
cabellos negruzcos cambió al verle. Casi parecía arrepentido de verdad por
haberle golpeado… – Ha sido un accidente y mi culpa.
–
Accidente de parte de ambos, ¿vale? Así los dos tenemos responsabilidad… – Le
dijo sonriendo amablemente. El corazón de Junsu dio un salto y su estómago se
sintió cosquilloso… – Park Yoochun… – Se presentó extendiendo su mano.
– Kim
Junsu… – Correspondió al estrechar sus manos y darse cuenta de que, además de
la vergüenza y las cosquillas en su estómago, el tacto de esta mano le hacía
sentir diferente.
Junsu
se percató entonces de que su gemelo no había intervenido para nada en lo que
pudo ser una pelea si Yoochun hubiera resultado uno de esos bravucones que
nunca faltaron en sus años en primaria y hasta en preescolar. Volvió la mirada
a los lados y encontró a JunHo recargado en el pilar del corredor, esperándole
con tranquilidad pero esa mirada protectora que ponía siempre que alguien se le
acercaba.
– ¿Tu
amigo? No ha dejado de mirar hacia acá.
– Mi
gemelo.
– ¿En
serio? – Yoochun miró a ambos muchachos varias veces… – Honestamente no lo
parecen.
– Lo
sé… – Junsu sonrió, claro que no se parecen tanto como para ser considerados
gemelos.
Pero
todavía había muchas cuestiones que le hacían sentir de hecho feliz de que lo
fueran. Como esa particularidad de JunHo al saber cuándo necesitaba espacio,
cuando estaba cansado, frustrado o cualquier emoción que no decía pero tenía
enmarañada en su cuerpo.
– ¿En
qué grado vas?
Así
iniciaron sus conversaciones, descubriendo que irían en el mismo grupo, que
podrían verse y charlar todos los días, conocerse y compartir sus sueños, esos
pensamientos guajiros de los que otros se burlaban o hacían caso omiso, pero
que entre ellos eran como diamantes en bruto que pulir. Cristales que ver un
día resplandecer.
Se
entendían tan bien que sus amigos llegaban a reclamarles que se encerraran en
su mundo y les dejaran fuera. JunHo también resintió el cambio de su gemelo,
pues ahora en la escuela parecían simples conocidos y aún en casa, su hermano
pasaba tiempo mandándose mensajes o e-mails con Yoochun.
– Tu
amistad con él casi me resulta enfermiza.
–
¡Hyung! No digas eso… – Junsu alzó los labios en trompetilla, abrazando a su
hermano por la espalda intentando convencerle de que todo marchaba bien… –
Yoochun es como, mi alma gemela.
– Eso
deberías decir cuando conozcas a la chica ideal.
–
¿Eh? ¡No! También cuenta con los grandes amigos, y Yoochun es mi mejor amigo~
–
Antes yo lo era.
– No
estés celoso hyung, tú seguirás siendo mi hermano gemelo toda la vida. Es
diferente el tipo de confianza.
–
Vale. Solo intenta no ignorar al mundo cuando estás con él… – JunHo dijo y las
mejillas de su hermano se ruborizaron tenuemente… – Y no te sonrojes, pareciera
que estamos hablando de alguien que te gusta.
– ¡No
es de esa manera! – Las mejillas de Junsu se encendieron. Eso definitivamente
no era así.
……
– No tendría que haber sido así… – Junsu se
desplomó en el sofá. Le dolía la cabeza y se sentía en extremo agotado.
A pesar de que no ha dejado de trabajar
puntualmente, cada día que pasa desde que terminara con Yoochun es más pesado
que el anterior. Las energías apenas le rinden para atender sus ocho horas de trabajo
en la empresa, para sonreír amablemente y no dejar entrever su deplorable
estado de ánimo.
– Yoochun – Se cubrió el rostro con las
manos y sollozó. Las lágrimas comenzarían a fluir como cada vez al volver a
casa. No importan las horas que transcurran, parece que no hay tiempo
suficiente para llorar tanto dolor.
Le extraña tanto que el corazón se le
estruja y el pecho se le oprime. Le cuesta respirar, le cuesta concentrarse en
nada, le cuesta vivir, seguir adelante. Porque no hay manera, no cuando está
enamorado, cuando echa en falta el amor que a diario le profesó el hombre que
le desechó con tal facilidad.
No. Junsu sabe que no fue fácil. Aunque
quisiera odiarle y echarle la culpa de todo, él sabe que no es así. Que fue
después de todo su culpa y su responsabilidad. Todo a partes iguales. Si él
hubiera dicho algo esa tarde hace un mes. Pero está ahí la realidad, el peso de
los hubiera que no existen.
Se enjuga las lágrimas pero estas se
empeñan en continuar rodando. Traga hondo y lucha contra el nudo en la garganta
que no se desvanece, trata de pensar en cualquier otra cosa pero falla
miserablemente en el intento, es todo tan fútil que le quema las entrañas. Pasa
el tiempo y él se olvida nuevamente de todo. Ha desconectado su teléfono fijo
dos días atrás, cansado de que su hermano y amigos llamen incesantemente
preguntando por su estado de ánimo. Ha apagado su móvil y ha ignorado el timbre
cada vez que ha sonado en su departamento.
Soledad.
Es todo cuanto quiere.
Es todo en lo que puede refugiarse.
El sonido de una sirena en la calle le
despierta del letargo en que se había sumido. Junsu abre los ojos y se percata
de que una vez más se ha quedado dormido en el sofá, lleva las mejillas húmedas
en signo de que no ha dejado de llorar. Las limpia con sus manos y respirando
profundamente se levanta. El suelo está frío al tacto con las plantas de sus
pies tibias pues se había hecho un ovillo en el sofá. De todas maneras así se
sentía, cálido en los recuerdos y apagado en el presente.
No es simplemente que sea débil, o que no
pueda superar un rompimiento. No se trata tampoco de un capricho. Yoochun es el
amor de su vida. Las circunstancias son las que están en contra.
– También Yoochun. También yo. No peleamos
de ninguna manera por lo que sentimos. No merecemos el amor que creció entre
nosotros cuando solo jugábamos a estar juntos. Fuimos inmaduros, pero no estoy
seguro de que eso haya cambiado con el pasar de los años, Yoochun ah.
Prepara un té y es todo lo que ingiere
antes de tomar una ducha y meterse en las frazadas de su cama. Tan amplia, tan
sola, tan fría. No está más el aroma de Yoochun aunque hubiese querido
conservarlo, y sus almohadas ya no albergan la cantidad de sueños contados en
somnolencia después de hacer el amor. No está el calor del cuerpo sudado del
pelinegro, no están sus manos acariciándole las mejillas o peinando sus
mechones, no están sus labios traviesos besándole sin más por todas partes,
arrullándole en silenciosos mimos, no están sus manos entrelazadas, ni sus
anatomías encajando como un puzle. No está Yoochun. No está el cariño
disfrazado de curiosidades, ni el amor oculto en el brillo de sus profundas
pupilas ónix.
Nada.
Vacío.
Soledad.
El negro mundo de la melancolía que se
avecina sobre su alma arrastrándole cada día más rápido hacia aquel vórtice de
infelicidad. Incluso si lo intenta, sus energías se desvanecen casi al
instante. Ha desaparecido el sentido de sus días, ha perdido la brújula de sus
mañanas.
~*~
En vez de decir Te Amo, digo terminemos
En vez de decir te extraño, digo olvidemos todo
Los recuerdos que extrañaré más a medida que el tiempo
pasa
Vamos a borrarlo todo. Wo~
Pero aún pienso en ti
Debido a este cruel y doloroso amor
Mi corazón que continúa latiendo, mis lágrimas que
siguen fluyendo
Lo siento
~*~
Ha intentado por todos los medios seguir adelante. Pero es tan difícil, es
tan complicado como tratar de vivir sin respirar. Porque Junsu era su aliento,
y era su razón para despertar cada mañana y dormir cada noche, sobre todo si
era en sus brazos. Yoochun sabe, que ha sido la decisión más dura de toda su
vida el haber terminado con él. Porque le quiere. No, le ama. Más de lo que incluso pensó el día que rompió el lazo
con Junsu y decidió continuar como si no le arrastrara al pasado que recuerdo
de su relación con el castaño.
Como si cada que cierra los ojos no fuera
el rostro sonriente de Junsu el que le saluda, como si no fueran sus labios los
que recuerda contra los suyos cada que su novia
intenta besarle, como si cada que una mano se entrelaza a la suya no fuera el
calor del castaño el que calienta su corazón. Como si no le extrañara cada que
su novia quiere llegar más lejos e
insinúa abrirle las piernas para que
la haga suya.
No le interesa. No puede. No quiere.
No cuando todo lo que ama está encarnado en
Junsu. En él y en cada primera vez
compartida. En todas esas cosas que el tiempo no borrará aunque él lo quiera.
……
Estaban
cursando su último año de Universidad, carreras afines aunque no la misma,
algunos cursos los tomaban juntos, pero no pasaban tanto tiempo en la misma
aula, ni siquiera en el mismo edificio del campus; por eso tenían programados
ciertos días para juntarse a hacer el vago, solo ellos dos. Aquella tarde
habían quedado en el departamento de Yoochun, aunque modesto y en una zona
popular de la capital, era tan acogedor que en ocasiones Junsu hacía el tonto
para quedarse, aludiendo lo tarde para alcanzar un autobús o lo corto de
ingresos como para gastar en taxi. A decir verdad a Yoochun no le importaba en
absoluto que su amigo se quedara.
Era
sábado, afuera el cielo estaba cubierto de grises nubes cargadas de lluvia.
Yoochun estaba preparado para recibir a Junsu y pasar la tarde mirando
películas y comiendo palomitas con soda. Y para entrada la noche, asumiendo que
refrescaría aún más, pensaba partir el pan de elote que su madre le ha
preparado y comerlo con una taza de humeante chocolate. A Junsu le encanta,
aunque él prefiera una taza de café.
El
timbre de su puerta sonó insistentemente. El pelinegro frunció el ceño
inconscientemente, apresuró sus pasos para atender, preguntándose si alguien
vendría de última hora ya que Junsu no tiene la costumbre de llamar como loco.
Pero cuando abrió, fue justamente el castaño quien estaba al otro lado de la
puerta. Empapado de pies a cabeza.
– ¡Al
fin abres! ¡Muero de frío, Yoochun ah! – Exclamó frotándose los brazos en un
vano intento por hacer entrar en calor a su cuerpo.
–
¿Por qué estás mojado de pies a cabeza?
– ¿No
has notado el torrencial que está cayendo? ¡Parece que el cielo se cae a
chorros!
–
¿Sabías que existen los paraguas?
– Lo
he olvidado en casa de mi madre, y pensé que llegaría a tiempo pero el autobús
se ha descompuesto y he tenido que correr desde la parada a quince minutos de
aquí.
Conforme
hablaban ambos chicos se habían internado en el departamento, Yoochun guió a
Junsu hasta su habitación, luego le pasó una toalla.
– Me
hubieras llamado y mientras esperabas resguardado en algún sitio habría ido por
ti, babo.
– Me
olvidé mi móvil en casa.
– Aigoo~
andas de mala suerte Junsu ah… – Sonrió honestamente divertido por las
circunstancias, imaginando que así como reniega ahora con gesto infantil debió
hacerlo todo el camino hasta allí. Con esos pucheros que le daban ese toque
inocente que, Yoochun piensa, no debe ser la cosa más normal en un chico… –
Quítate esa ropa, te prestaré algo mío.
– La
mala suerte debió venir desde que dijiste que querías mirar películas de
terror… – Se quejó al tiempo que se saca las prendas y las tira al piso sin
preocuparse por estar mojando la habitación de su amigo, apenas entre un poco
en calor él mismo limpiará.
– No
busques excusas, de todas formas es que eres un poco torpe.
–
¡Yah!
–
Quítate los bóxers también.
– No
voy a desnudarme contigo merodeando por aquí~ – Renegó con las pálidas mejillas
ruborizadas. Todavía llevaba el cabello mojado y las gotas que resbalaban de
cada mechón se perfilaban por el contorno hasta caer sobre la toalla que ha
dejado en sus hombros.
– Ni
que no tuviéramos lo mismo… – El pelinegro dijo con una sonrisa traviesa.
Sabiendo que su amigo no encontraría gracioso su comentario sino más bien
vergonzoso.
–
¡Yoochun! – Pataleó, efectivamente, apenado… – Sal de aquí, anda que tengo
frío.
–
Bueno ya, pero si necesitas ayuda.
–
¡Fuera!
Cuando
finalmente Junsu volvió a la estancia, Yoochun estaba preparando chocolate
caliente –antes de lo que había planeado–, vio al castaño frotarse los brazos y
tiritar de frío. Aunque ya traía ropa seca –suya y que le quedaba grande de
algunas partes pero particularmente ajustada de la retaguardia– y hasta el
cabello había dejado de escurrirle, claramente empaparse bajo la torrencial
lluvia le ha dejado grandes cantidades de frío.
–
Casi está listo.
–
¡Huele delicioso! Cuando me case ojalá mi esposa sea como tú, Yoochun ah.
– Eso
sería algo raro, ¿no? ¿Una chica como yo?
– Me
refiero a la personalidad. Bueno, solo a algunas cosas. Eish, olvida lo que
dije… – Cayendo en cuenta de las implicaciones de sus palabras, el castaño
trató de evadir el momento. ¿En qué estaba pensando cuando soltó tal
comentario?
Yoochun
decidió no gastarle más bromas al respecto. Además tenía que cuidar que el
chocolate no se derramara en el fuego, y por si fuera poco, estaba tratando de
diluir las imágenes que se formaban en sus pensamientos acerca de lo que sería
estar “casado” con Junsu. Aunque claro, en dado caso “la esposa” sería el
castaño y no él. Una sonrisa afloró en sus labios al pensar al respecto, luego
volvió a mirar a su amigo, que aún tiritaba y se frotaba los brazos buscando
calor. Una idea –tonta y loca– cruzó su pensamiento y lo siguiente que supo, es
que sus labios estaban posados sobre los del castaño.
Estaba,
besándole. Un roce apenas, un suave contacto.
–
¿Qué… qué ha sido eso, Yoochun?
– Un
remedio para tu tiritar.
–
¿Eh?
– ¿Lo
ves? Has dejado de tiritar. Oh, el chocolate ya está.
Yoochun
sirvió dos tazas, y al extenderle una a Junsu, notó su rostro completamente
ruborizado. Tal vez se había pasado al besarle, pero ni siquiera él sabe bien qué
lo impulsó, simplemente lo hizo. Y no le ha desagradado, por el contrario,
piensa que un beso de verdad hubiera estado mejor.
–
Gracias. ¡Atchis!
–
Vete a sentar mientras voy por una frazada y unas pastillas para ti, no quiero
que te resfríes y luego digas que ha sido mi culpa.
Junsu
obedeció sin encontrar todavía el valor para mirarle a los ojos. Quizá para
Yoochun ese beso no ha sido nada, pero para él ha sido el primero. A sus 22
años ha sido besado por primera vez. Tanto tiempo cuidando aquella experiencia
para alguien especial, y ahora su amigo la ha tomado sin más. Debiera sentirse
enfadado, pero solo puede sentir vergüenza y deseos de probar otra vez, te
tener oportunidad de participar del beso.
– Junsu
ah, tómalas.
El
pelinegro le extendió un par de pastillas que el castaño no dudó en llevarse a
la boca y pasarlas con un sorbo de chocolate. Luego su amigo se sentó a su lado
y cubrió sus piernas con una manta que pronto le hizo entrar en calor. Pusieron
una película pero los dos estaban absortos en sus pensamientos. No podían
sacarse de la cabeza el hecho de que se han besado. Aunque haya sido solo un
roce.
Minutos
después Junsu tiró del cuello de Yoochun y le plantó otro beso. Esa vez ambos
participaron del contacto, acariciándose los labios sin prisas, degustándose
mutuamente.
– ¿Y
eso?
– En
agradecimiento por preocuparte por mí.
Los
besos no pararon ahí. Los pretextos para compartir aquellas íntimas muestras de
aprecio sobraron con los días. Y de pronto un día los besos se tornaron
demasiado húmedos y confiados, y sus manos decidieron que explorar el cuerpo
del otro no estaba de más.
Semanas
después se masturbaron por primera vez en el sofá de la estancia mirando una
película que rápido quedó en el olvido. A fines de año compartieron la ducha
por primera vez, allí cayeron también los besos y las manos inquietas. Cerca de
medio año más tarde, llevaron aquello hasta el final, Junsu estuvo resentido de
su trasero por cerca de una semana, pero no dudó en dejarse hacer cuando
Yoochun prometió mimarle mucho más entre besos, sonrisas y sonrojos.
……
– ¿Yoochun? Hijo.
– Umma, perdona. Estaba pensando en… algo.
– Me di cuenta… – La mujer sonrió
comprensiva. Su primogénito ha venido a verle como cada fin de semana, pero a
diferencia de muchas otras ocasiones antes, hoy no estaba parlanchín ni
risueño. Ni contento desde ninguna perspectiva que ella pueda notar… – ¿Junsu y
tú han peleado?
– ¿Qué?
– Hace semanas que no hablas para nada de
él, ni tampoco ha venido contigo a visitarme. Por eso me pregunto si han
peleado.
– A-algo así.
– ¿Es el orgullo suyo o el tuyo? ¿Quién de
los dos hace imposible una reconciliación?
– No es tan sencillo, umma.
– Justamente por eso se trata de orgullo.
Habla con él.
– Y-yo… no, no creo que sea buena idea.
– ¿Sabes, Yoochun? Hubo un tiempo en el que
pensé que Junsu y tú eran más que amigos.
– ¡Qué!
– Pasabas demasiado tiempo con él y todas
tus conversaciones eran sobre Junsu. Junsu y su risa estridente, Junsu y su
personalidad infantil, Junsu y su torpeza, Junsu y su pasión por el fútbol,
Junsu y un cuerpo delicado para tratarse de un hombre, Junsu y sus pucheros.
Junsu, Junsu, Junsu. Todo lo que salía de tus labios era sobre él.
Yoochun desvió la mirada sumamente
avergonzado. ¿Qué pensaría su madre de él? ¿Cómo pudo él hacer eso y no
percatarse?
– Eso comenzó hace como tres años, porque
antes de eso hablabas de Junsu, pero también alardeabas acerca de ser todo un
Casanova, asegurabas que cuando quisieras tener una novia o casarte, podrías darte
el lujo de elegir entre las decenas de conquistas que tenías.
El pelinegro se avergonzó un poco más. Eso
había sido cuando todavía era un adulto estrenándose como tal. Antes, de que
Junsu se convirtiera en el receptor de todos sus deseos, de todas sus primeras
veces, de todo el cariño que podría haber tenido para una novia o una esposa.
Eso de lo que no podía ostentar ya.
– La chica con que sales, ¿la quieres?
– Umma.
– Sé que la respuesta es “no”, incluso tú
lo sabes, pero te niegas a decirla, a aceptarla. Yoochun, no puedes hacer que
el amor nazca de la nada, no puedes enamorarte, sobre todo si tu corazón ya
está ocupado.
– ¿No me imaginas casado con una mujer?
¿Haciéndote abuela?
– Toda madre imagina a sus hijos así,
Yoochun. Cuando cumpliste veintiuno y esa linda chica se presentó con tu padre
y conmigo, imaginé que cuando tuvieras treinta, una mujer bella como ella sería
tu esposa. Imaginé que tendrías dos hijos ya, un varoncito de unos tres años, y
una bebé de unos meses que podría cargar en brazos.
– Quiero darte lo que soñaste, umma.
– ¿Podrás hacer feliz a tu esposa? ¿A tus
hijos? ¿A ti?... – La mujer vio a su hijo bajar la mirada con pesadumbre… –
Yoochun, soy tu madre pero no el verdugo de tu futuro ni mucho menos de tu
felicidad. No voy a negar que quiero eso, pero por encima de ello, lo que toda
madre quiere es que sus hijos sean felices, los dueños de su futuro. Sabes bien
que no podrás hacer feliz a nadie, porque siempre estarás pensando en Junsu. No
seas egoísta, ni temas el amor que tienes con él.
– ¿No estás enfadada conmigo por enamorarme
de otro hombre?
– ¡Aigoo! ¿Qué clase de madre crees que
tienes, mh? ¿Acaso has estado escuchando todo lo que dije? – La mujer golpeó el
brazo de su hijo, derramando algunas lágrimas con sentimientos encontrados. El
pelinegro lloraba también, probablemente como ella.
Se abrazaron y le dejó sollozar como un
crío contra su seno. Después de todo, ser madre no es fácil, ser hijo tampoco.
– Ahora, no pierdas más tiempo y habla con
él. La próxima vez que vengas a visitarme más vale que Junsu venga contigo.
~*~
Mi corazón, mis lágrimas, mis recuerdos
Te buscan como un hábito
Un día, dos días, tres días pasan pero
No puedo hacer nada
En vez de decir cuídate, digo te amo
En vez de decir sé feliz, digo te extraño
Tus ojos, tu respiración
Que echo de menos a medida que pasa el tiempo
Esto me completa
~*~
Cuando Yoochun salió de casa de su madre el
reloj marcaba las diez de la noche. Al subir a su auto y encenderlo, todavía
titubeaba entre dirigirse a su departamento o seguir el consejo de su madre. Pisó
el acelerador y minutos más tarde estaba frente aquella puerta que no veía
desde hace meses. El departamento de Junsu.
Levantó la mano para llamar, pero su dígito
tembloroso no llegaba al botón del timbre. Resopló y caminó de un lado a otro
al frente de esta puerta antes que animarse en hacer realmente algo. ¿Qué iba a
decirle? ¿Es él quien le termina y es él quien quiere volver?
– ¡Aish! ¡Maldición! – Exclamó frustrado,
revolviéndose el cabello y resoplando molesto consigo mismo. Volvió a mirar la
puerta del departamento del castaño y sintió su corazón oprimirse con dolor… –
Escucha, Junsu ah. Yo… Lo siento, por haber terminado antes contigo, por
haberte hecho sentir mal, por haberte hecho pensar que no me interesabas más.
Lo siento, por haber callado todo lo que en verdad… lo que yo… – Soltó el aire
y miró fijamente la superficie de madera, como si el dueño al otro lado pudiera
escucharle… – Te Amo.
Yoochun dio media vuelto sabiéndose incapaz
de enfrentar a Junsu en esos momentos. Avanzó un paso con la mirada en el piso,
y justo por eso notó en su campo de visión un par de tenis que se le hacían
demasiado familiares. Levantó lentamente la mirada y le vio. A Junsu paralizado
allí, con el cabello revuelto y su ropa sport como cada vez que tiene práctica
de soccer. Con las mejillas ruborizadas y los ojos lacrimosos.
– Junsu ah…
– Lo que has dicho… Yoochun, lo que acabas
de decir, ¿es verdad?
– Ah. Bueno, yo…
El pelinegro luchó contra el remolino de
sentimientos y pensamientos en su interior. Era tan sencillo simplemente decir
“sí”, pero y qué. Luego qué debería hacer. Desviada su mirada era más fácil
pensar, pero también notaba más todo el nerviosismo que sentía. Por primera vez
en toda su vida estaba realmente nervioso, asustado. Enamorado hasta la locura.
– Yoochun ah…
– ¡Es verdad! – Exclamó arrebatado.
Y sin pensarlo, obedeciendo a ese deseo
desenfrenado que late contra su pecho, redujo la distancia entre los dos
besándole con apremio. Junsu forcejeó al principio, pero muy poco pues rápido
el remolino de sentimientos se desató en su corazón instándole a devolver el
demandante beso. Se besaron con ganas, casi rudamente, dejando saliva por allí
mojando los labios contrarios, hinchados de la constante y desorbitada
fricción. Al separarse Yoochun se tambaleó hacia atrás alejándose del cuerpo
quemante de Junsu. Era tan adictivo como siempre, tan enloquecedor como cada
vez que se besaron.
– ¿Por qué, Yoochun? ¿Por qué ahora? ¡Por
qué!
– Junsu.
– ¡No tienes ningún derecho, sabes! ¡No
puedes venir y jugar con mis sentimientos como si fueran cualquier papel que
puedes arrugar y tirar a la basura!
– ¡No estoy intentando jugar contigo!
– ¡Y qué significa esto! ¡Terminas conmigo
y luego vienes a decirme que me amas! ¿Qué es lo que quieres de mí, Yoochun?
– Te quiero a ti.
– ¿Así nada más? ¿Crees que soy un juguete
que puedes guardar en un rincón de tu clóset y luego tomar simplemente porque
decides que tienes ganas de jugar con él?
– Estás malinterpretándolo todo, Junsu.
– ¡Terminaste conmigo! ¡Me hiciste sentir
como un cero a la izquierda!
– ¡Estaba aterrado! ¡Aterrado de haberme
enamorado! ¡Quería hacer feliz a mi familia! ¡Quería formar mi propia familia
en un futuro no lejano!
– ¿Y qué ha cambiado ahora? ¿Mh? ¿Ya no
quieres hacer feliz a tu familia? ¿Ya no quieres tener la propia? Soy un
hombre, Yoochun, y jamás podrás tener conmigo nada de eso.
– Ha cambiado una sola cosa. He comprendido
que nada es más importante para mí, que tú. Junsu ah, incluso si hubiera
intentado formar una familia propia, jamás habría hecho feliz a mi esposa, ni
aún a mis hijos. Siempre habría pensado en ti.
Las lágrimas que ambos habían derramado en
medio de aquella frenética discusión les nublaron la vista. Junsu se limpió con
furia, Yoochun tragó hondo al verle así de enojado. No le culpa. Ni todas sus
excusas podrían ocultar el hecho de que fue él quien le terminó, quien le hizo
sentir mal.
– Vete, por favor.
– Antes dime algo, cuando te dije sobre
terminar, ¿por qué no me pediste una explicación? ¿Por qué no me dijiste que
estabas en desacuerdo? ¿Acaso tú no me querías también?
Junsu abrió los ojos de par en par. Es
cierto, él quiso reclamar, él quiso entender. Pero al mismo tiempo estaba tan
asustado, tan herido.
– ¿Recuerdas la primera vez que discutimos
por mi culpa? Dijiste que si pensaba salir con cualquier chica tonta que al
menos te lo dijera, así sabrías que tu cama no volvería a recibir mi calor.
Las mejillas del castaño se encendieron al
recordarlo. Aquella vez llevaban un par de meses saliendo formalmente. Pero no era la primera vez que se liaban entre las
sábanas de la cama del otro.
……
– No
me beses.
–
¿Por qué estás enojado?
– Te
vi… – El castaño dijo de brazos cruzados y su novio enarcó una ceja sin
comprender… – En el tienda departamental, mientras me probaba los tenis tú
tonteabas con una de las vendedoras.
–
¿Tonteaba? Junsu ah, no estaba tonteando.
– Te
dio su número de teléfono.
–
Pero no es que yo se lo haya pedido. Ella estaba tonteando conmigo, pero yo con
ella no. Ah, así que estás celoso porque pensaste que estaba tonteando con una
chica… – El castaño le volteó la cara indignado, y él no pudo evitar una
carcajada que empeoró el humor de su novio… – Junsu ah, no te enojes~ que no he
estado tonteando, ni necesito hacerlo, teniéndote a ti.
–
Pues no sé, quizá solo me quieres para pasar el rato. Tú y yo sabemos que no
somos una pareja “normal”, hemos hecho todo al revés y estamos saliendo en
secreto. ¡Así que más te vale que tengas claro que si piensas alardear con
alguna chica tonta me avises para saber que
mi cama no se calentará con tu calor cada que hacemos el amor!
Las
mejillas de Junsu se encendieron al rojo vivo al caer en cuenta de lo que ha
dicho. Se cubrió la boca por acto reflejo pues obviamente era tarde para evitar
que aquellas palabras hayan brotado de sus labios. Yoochun parpadeó varias
veces, como procesando cada palabra que el castaño ha dicho. Luego sonrió y le
atrajo abrazando su delgada cintura.
–
Acabo de descubrir que enojado por celos te ves extremadamente sexy, Junsu ah.
–
¡Yah! No me tomes el pelo con eso, Yoochun.
Sus
protestas fueron calladas por un beso. Y luego terminaron enredados entre
sábanas, desnudos, sudorosos y sumidos en una cadenciosa danza con sus cuerpos
unidos. Y en medio del clímax, Junsu había dicho por primera vez aquellas
palabras.
– Te
quiero, Yoochun.
……
– ¿Habría cambiado en algo si te hubiera
dicho que no quería terminar, Yoochun? Después de todo parecía que todo lo que
vivimos juntos no importaba más para ti. Todos nuestros besos, todas las veces
que tuvimos relaciones…
– Hicimos el amor…
– ¿En serio? ¿Pensaste en eso mientras
decidías que tendríamos que terminar? Para, Yoochun. Deja de ser injusto, deja
de ser tú quien tome las decisiones más importantes.
~*~
Lo siento, lo
siento, sigo pensando en ti
Debido a este cruel
y doloroso amor
Yo no creo que
pueda mantener la promesa
De tratar de
conocer a alguien más y ser feliz
Es muy difícil, no
creo que pueda hacerlo
Mi corazón está
llorando otra vez
Mis lágrimas que
siguen fluyendo
Lo siento
~*~
Una semana después de su encuentro con Yoochun en el pasillo de
su departamento, Junsu no podía sacarse de la cabeza el beso ni esas dos
palabras que el pelinegro dijera antes de saber que era escuchado.
…Te
Amo…
¿Cuántas veces había soñado con
escuchárselo decir? Y cuando finalmente lo ha hecho, la penosa circunstancia se
ha convertido en un doloroso recuerdo.
El castaño se metió a la ducha, y aún ahí
no paró de pensar y recordar. Tantas experiencias, tantas promesas mudas,
tantos sueños elaborados recostados en las almohadas de sus camas. El llanto
fluyó de nuevo confundiéndose con el correr del agua. Junsu no quería ser
orgulloso, ¿pero debía perdonar tan fácil? ¿Y si en el futuro Yoochun decidía
romper otra vez?
– Es claro que sabe tomar decisiones sin
consultar. Incluso si se trataba de algo de dos, él siempre ha dado el primer
paso.
Reflexionó, y entonces pensó que cada cosa
que dejó que Yoochun hiciera por cuenta
propia, sucedió porque él tampoco hizo nada por oponerse. Ni en las cosas
buenas, ni en las cosas malas. Él simplemente se había dejado llevar, había
reaccionado como autómata y seguido la voluntad del pelinegro sin mencionar una
sola palabra.
¿No tenía entonces él exactamente la misma
culpa? El silencio como el arrebato, tienen en este caso el mismo peso.
– ¿Entonces, qué quiero ahora? ¿Qué debería
hacer? Me siento herido, como un cristal hecho añicos que necesita ser reconstruido,
pero… ¿Soy solo yo quien se siente así?
-//-
Yoochun ha terminado toda relación con la
chica con que estuvo saliendo antes. Ha recibido su enojo y sus reclamos con la
frente en alto, le ha pedido disculpas una sola vez y ha aceptado esa bofetada
que le dejó adolorida la mejilla todo el día. Eso pasó un par de semanas atrás,
la mañana siguiente de haber estado en el departamento de Junsu confesando sus
sentimientos y siendo rechazado –con razón– por el castaño.
No paraba de evocarle en recuerdos, ni
tampoco de pensar alguna manera de disculparse y conseguir una segunda
oportunidad. No conseguía una sola idea clara. Comenzaba a desesperarse. El
tono de su móvil le distrajo. El nombre que brilló en la pantalla hizo su
corazón ir de prisa. Junsu está
llamando.
– Junsu ah…
–
¿Recuerdas la vez que me pediste ser tu novio?
– Sí.
–
Quiero escuchártelo decir otra vez, pero Yoochun ah; esta vez promete que no
habrá rompimientos futuros.
El pelinegro iba a decir algo cuando el
pitido de la llamada finalizada le hizo eco en los pensamientos. Una sonrisa
boba se expandió en sus gruesos labios. Guardó sus cosas y se ausentó de la
oficina antes de tiempo alegando un intenso dolor de cabeza.
-//-
Junsu recibió un mensaje de texto de parte
de Yoochun citándole en la azotea del edificio donde se ubica su propio
departamento. Sonrió nervioso y subió hasta allá al llegar a casa. El reloj
marca las nueve de la noche, el cielo oscuro está ataviado por las brillantes
estrellas titilando luces multicolores y redonda la luna plateada se sostiene
del firmamento. Una noche hermosa. Cuando llegó a la azotea vio ahí una escena
francamente encantadora. La mesa para dos perfectamente decorada con manteles
blancos y un ramo de rosas rojas al centro, una botella de champagne y copas de
cristal. Alrededor lazos de focos multicolores como las luces que se usan en
época de navidad. Junsu recordó entonces que cuando Yoochun le pidió ser novios
era víspera de navidad justamente. Su corazón galopó con prisas.
– Bienvenido, Junsu ah… – La voz profunda
del pelinegro le sacó de sus cavilaciones, y una sonrisa asomó en sus labios al
contemplarle. Guapo, maduro. Vestido exactamente como aquella vez, con jeans de
pana, una camiseta de cuello de tortuga y un abrigo largo. El castaño tuvo
ganas de llorar, le alegraba que Yoochun recordara incluso aquellos detalles… –
¿Una copa?
– Sí… – Sonrió y se acercó lentamente,
disfrutando de la vista de la ciudad llena de luces y el aire fresco que le
mecía los mechones.
– Junsu ah, antes de decirte lo que tanto
anhelo, déjame disculparme por…
– Shh… – El castaño selló los labios del
pelinegro con uno de sus dedos… – Por favor, no quiero las disculpas, no quiero
que traigas ahora los dolorosos recuerdos de eso. Solo te quiero a ti, a ti en
esta escena romántica entregándome tu corazón, Yoochun ah.
El pelinegro asintió, y besó el par de
dígitos que posados sobre sus labios le habían callado. Las mejillas del
castaño se ruborizaron inmediatamente ante su gesto. Yoochun destapó entonces
la botella de champagne y sirvió las dos copas, cada uno dio un sorbo y se
sentaron en la mesa a contemplar la noche. El silencio era cómodo ahora a pesar
de que aún no se decían nada.
– Junsu ah. Te amo. He tardado en darme
cuenta, y he cometido algunos errores en el camino pero, ahora que lo sé,
siento que no hay nada más valioso para mí que este sentimiento y quiero
protegerlo toda la vida. ¿Quieres ser mi novio, Junsu ah? Prometo hacerte
feliz, porque eres tú quien me hace feliz a mí y a cambio solo podría regresarte
el mismo sentimiento.
– Haré tu vida imposible si rompes tu
promesa, Yoochun ah… – El castaño dijo con tono serio pero una sonrisa
aflorando en sus labios y lágrimas resbalando por sus mejillas. Después de
tanto tiempo, este llanto no era de dolor… – Sí, quiero ser tu novio, porque
también Te Amo, babo.
Se abrazaron y estrecharon sus cuerpos con
fuerza, como si ambos temiesen que el otro se fuera a evaporar como una
ilusión.
– Estás muy delgado… – El pelinegro murmuró
a oído de su novio sin soltarle aún, embriagándose de nuevo con su aroma.
– No había comido bien en semanas… –
Admitió el castaño, y es que todo había perdido sentido para él desde que
Yoochun no estuvo más en sus días.
– Lo siento. Vamos a cuidar del otro de
ahora en adelante, ¿mh?
Junsu asintió y separándose un poco del
abrazo miró a los ojos ónix de Yoochun buscando en su mirada aquel sentimiento
que antes creyó perdido. Sus mejillas fueron acariciadas con fervor y su
corazón nuevamente latió frenético contra su pecho.
– El mío late igual, Junsu ah… – Yoochun
tomó la mano de su novio llevándola a su pecho, donde los latidos de su corazón
se podían sentir.
– Seremos felices, ¿verdad Yoochun ah?
– Lo seremos. Solo tú puedes hacerme feliz,
y no pararé un solo día en esforzarme por hacerte sentir feliz a mi lado
también, Junsu ah.
– No podré darte familia.
– Tú eres mi familia.
– Tus padres y los míos tal vez no lo
acepten.
– Mi madre me advirtió la última vez que la
visité, que no se me ocurriera verla de nuevo si no ibas conmigo. Ella sabe, y
lo acepta. Nos aceptarán los demás también, vamos a confiar en ello.
– Lo siento, por preocuparme ahora por todo
eso cuando debiéramos disfrutar la velada… – El castaño suspiró, volviendo la
mirada al cielo, notando que hacía un poco más de fresco… – Entremos, hace
frío.
– De acuerdo. Pero Junsu ah, no me molesta
en absoluto que expreses tus preocupaciones. Quiero que esta vez no guardemos
secretos, no aquellos que puedan poner en riesgo la confianza en el otro o
nuestro amor.
– Tienes razón… – Sonrió y algo más ligero
de pensamiento se empinó tomando un beso de labios del pelinegro. El primero de
la noche.
Yoochun sin embargo no le dejó alejarse, un
roce no era suficiente para los días que había echado de menos sus labios, su
aliento mezclándose entre suspiros ni su lengua explorando hasta el último
recoveco del interior de su boca. Junsu se dejó hacer, no le importaba en
absoluto que su novio tomara ventaja ahora, le dejó guiar el beso y respondió
con creces cada una de sus caricias, descubriendo su boca como si fuera la
primera vez. Tan cariñosa, tan húmeda, tan cálida.
– Yoochun ah, hazme el amor otra vez, como
si no hubiera existido ningún episodio doloroso entre los dos… – Pidió contra
sus labios, cerrando los ojos y aferrándose a su cuello como si todavía no
pudiera creer que están ahí.
Que se han perdonado y el dolor ha quedado
atrás.
– Hagamos el amor, Junsu ah. Hasta que la
luz del sol se cuele por tu ventana y los rayos alumbren tu rostro adormilado,
la más hermosa de las escenas al despertar.
– No es hermoso verme a temprana hora, con
el pelo enmarañado e hinchado… – Respingó infantilmente, con esos pucheros que
hicieron reír con ganas a Yoochun aunque así se haya ido al olvido su intento
de romanticismos.
Después de todo, comenzaban otra vez. Y eso
era lo verdaderamente hermoso.
Como
reflejado en el cristal fragmentado, todos los colores de su amor se podrían
haber desvanecido, pero la luz seguía cayendo sobre cada trozo; y aunque herido,
un amor verdadero siempre podía resurgir, más fuerte y sincero. Listo, para
entregarse aún entre las grietas del ayer.
FIN
Apartado para Maki ;3
ResponderEliminarEstoy mokiando a todo ToT es como si estuvietas espiandolos suempre como si de verdad esto hubieran pasado una vez
EliminarTT^TT no te gusta el drama pero q bien se te da waaaaa estoy llorando.
ResponderEliminarAh sido hermoso, cada sentimiento, cada palabra dicha, a veces se cometen errores pero si el amor es fuerte es posible superar esas barreras.
Gracias por compartir esta hermosa historia con nosotros.
Saludos
Hermoso. Una de las canciones que mas me a gustado del album de Junsu, fue esta. Creo que de cierta forma refleja para la fanaficada Yoosu, lo que pensamos y creemos del amor que pueden tener esos babos..
ResponderEliminarMe alegraste la noche con tu fic y espero que como siempre ambos chicos puedan y tengan el final feliz que tanto deseamos...
Muchas Gracias....Saludos..
Ohhh, por dios x.x
ResponderEliminarEn serio me hiciste llorar... lo sentí tanto... incluso imagine que algo así pudo haber ocurrido entre ellos en realidad T.T yo y mi mente masoquista... que al final alguno de ellos o los dos pudieron por fin dar su brazo a torcer y regresar porque no se hallaban el uno sin el otro x.x
Gracias, Feli, hermoso fic <3
Aaaaaaaaaawww~ *llora de ternura* o de un No se que~ En la pancita que me deja contenta pero tambien con ese pequeño pedacito de melancolia~ ♥♥ De verdad que ese amor, un amor como el de Ellos es realmente unico ♥ Cuando los miedos los dominan, el no poder tener Familia, el ''Que diran'' de las personas cercanas a ellos, o tal vez el no poder llevar un matrimonio ''normal'' Afecte y hasta haga el amor desaparecer~ Pero ellos no ♥♥ El amor que comparten es tan sublime y Bello que solo leer me llena el corazoncito de alegria~ *---* Muy Bello Feli ~ Gracias ♥
ResponderEliminarToT!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarquiero llorar T^T, de por si que como que ando sensible xD, fue muy hermoso, por el solo hecho de que el amor siempre haya estado ahí, tan fuerte de parte de los 2, aunque en su momento los miedos y demás sentimientos hayan pesado más, sentí muy feo, por los 2, fue ta difícil para ambos la separación ToT.
Tan linda la mamá de Yoochun ToT
jejejejejejej no puede evitar encontrar gracioso y encantador a Junsu cuando dijo "Haré tu vida imposible si rompes tu promesa, Yoochun ah"
Fue todo tan hermosos al final, ToT puro amor YooSu!!!!!!!!!!
ToT los amo mucho ♥_♥
Un millón de gracias Feli!!!!!, fue hermoso!!!!!!!!!!!!!!
T.T que triste, como pudo Yoochun terminar con Junsu y dejarlo asi T.T!!! llore y llore u.u, se aman y no podían estar juntos porque Chun quería seguir lo correcto u.u que bueno que su umma lo sacó de su error.
ResponderEliminarPor otra parte quería que Su lo perdonara rápido pero estuvo bien que le hiciera sufrir un poquito, asi apreciará lo que había dejado ir.
Linda reconciliación T^T gracias por compartirlo.
TOT WGJTEWSHKUQEIJVDADJISQYKCHGWXHOTWYOHCGLOEQOJFDHOTWSCJLPQAFHKHDWGHFKPRWCJU TOT
ResponderEliminarwea termine chillando y rodando por mi cama TOT la forma en que YooChun termino a JunSu fue demasiado para mi y por un momento me parecio la contraparte de "With my soul" aunque se que no tienen relacion entre si pero bah mi cerebro anda raron xD
Igual llore mucho en cada parte fue demasiado para mi corazon YooSuesco pero a la vez ame con todo mi ser cada partecita de este shot
Gracias Feli bonita por este shotsito *-* (le lanza YS besho)
<3~~
Que hermoso~ juro que estoy llorando T^T
ResponderEliminarAme demasiado esta parte y ahí fue donde me largue a llorar como Magdalena (?) u.u
"– ¿No estás enfadada conmigo por enamorarme de otro hombre?
– ¡Aigoo! ¿Qué clase de madre crees que tienes, mh? ¿Acaso has estado escuchando todo lo que dije? – La mujer golpeó el brazo de su hijo, derramando algunas lágrimas con sentimientos encontrados. El pelinegro lloraba también, probablemente como ella.
Se abrazaron y le dejó sollozar como un crío contra su seno. Después de todo, ser madre no es fácil, ser hijo tampoco."
A mi parecer fue tan hermoso, sentir que para su madre era más importante que el fuera feliz *^*
Y después la hermosa reconciliación~ estuvo más que hermoso *-* <3 se dieron cuenta que no sirve de nada callarse los sentimientos, que si se aman podran con ese miedo a amar y ser amado, que juntos lo pueden todo :3
Muchas gracias Feli por este hermoso fic!!!
En serio lo ame demasiado *^*
Cuídate mucho~
Sayomon!!!
ahhhhhh lo acabo de ver pero tengo clases y ya no hay wifi en mi facu...
ResponderEliminar*aparto mi lugar para cuando vuelva siiiiiii....*
matta ne
<3 yoosu <3
Owwwww tan hermosamente angst ToT
ResponderEliminardesde q comence a leer la cancion el corazon ya se me acongojaba... no qeria aceptar la manera en q Yoochun le termino a Junsu y el tbm q no dijo nada en serio me dio T-T ... y cuando en los dos el pesar de ya no estar juntos y el peso de los recuerdo fue tan doloroso, por un momento en serio qeria matar a Yoochun por lo q le estaba haciendo al baby u_U... pero siempre, siempre debe haber alguien q le habra los ojos (y la cabeza tbm) y en este caso fue la mama de Chunnie... oww fue la escena mas emotiva para mi y en verdad dijo tantas verdades... amo a esa mama
la reconciliacion ni q se diga...
Gracias Feli por tan grandiosa historia ^^
tan emotivo ;o; estuve derramando lagrimillas pero termine on una sonrisa
ResponderEliminaral saber que ya estan juntos , enserio la parte en que yoochun termino con junsu fue tan ;o;
ellos se aman , y aunque sea dificil se que se tendran juntos como apoyo y pues a su lado estara las personas que verdaderamente los man y apoyan .
lo ame , gracias feli x compartir este shot ;D
Ahhhh me encantoo creo q llore cuando Yoochun termino con Junsu... pobreeee pero menos mal q volvieron aunq yo hubiera echo sufrir un poco mas a Yoochun jajaja graciaasss
ResponderEliminarHermoso
ResponderEliminarsimplemente
hermoso ♥
Gracias ^^
;-----------; Leí esto en el peor momento~~ *llora*
ResponderEliminarMe has hecho llorar, por un momento mi mente creyó que no acabaría bien y dije nooooooo~~ u3ú !!
Bueh, la falta de comunicación siempre es problema en las parejas... y ellos no pueden ser la excepción. En realidad sentí como su fuese tan real~ creo que por es me la sufrí a tal punto!!
Fue tristemente hermoso!! <3 ! De verdad~
A pesar de que tampoco me gustan los angst, de vez en cuando como que es bueno leerse uno xD!
Gracias por el shot Feli~ *-*!
Me alegro mucho de que hayan superado esta barrera en sus vidas se hayan dado cuenta cuan importante es estar al lado de la persona que se ama...
ResponderEliminarAdoro a la mama de Chunnie por amenazar a su hijo si no regresaba con Junsu ^.^
Gracia por el shot mi feli hermosa ^,^
Este YooSu es especial^^
ResponderEliminarme encató te felicitooooo
no eh podido leer mucho esta semana y creo q apenas lo leí en dos partes, pero felizmente fue así xq sino me hubiera puesto a llorar como Magdalena y no me gusta llorar T________T
ResponderEliminarson cosas q quizás en verdad lo hayan pasado en algún momento y creo q x eso duele mas leerlo :/ ...pero así como termino este fic sabiendo q son definitivamente inseparables xq su amor es así de infinito sè q igual lo superan todo en la vida real *w*
y Feli sè q no te gusta el drama y bueno a mi tampoco pero lo haces tan Hermosamente bien q no me importaría seguir leyendo otros de este tipo siempre q terminen con ese amor tan bello... bueno pero cuando tu raton t inspire pa esas cosas ;)
Gracias Feli~~ <3 <3 <3 <3 <3 <3
Odio que no te guste el drama/angst, porque te sale bien y yo lo amo ;x;!!
ResponderEliminarEse Yoochun idiota que toma decisiones solo e__é bueno que Junsu se quedó callado, fue culpa de los dos <33 *^*
Pues Nada!!!! Yo sigo llorando y moqueando hace semanas que había querido leer este fic. Porque estamos en vísperas de Navidad y justo hoy hace cinco años lo leí por primera vez. Solo que hoy mi Chunnie me dió una sorpresa que vale oro. Y pues Nada el Yoosu fue la cereza del pastel!!!!!
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