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CAPÍTULO 1. TRES SON DEMASIADO
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Sentía algo cálido golpeando su rostro, la
sensación era agradable y le recordaba los días aquellos en que siendo niño su
madre llegaba a su dormitorio para despertarle con una caricia en la mejilla y
un "buenos días" con esa voz suya tan dulce y hogareña. Extraña a
mamá, sin duda lo hace. Park trató de anclarse a esa sensación, a ese recuerdo
de un fin de semana tomando el desayuno en el jardín trasero cual si estuvieran
de Día de Campo, admirando ese rayo de sol que se cuela entre las hojas de las
frondosas copas de los árboles al despuntar el alba. Hizo un mohín curioso
cuando se percató, un tanto somnoliento pues su cuerpo recién despertaba de un
largo letargo, de que un airecito molesto le hacía cosquillas cerca de los ojos
y ahuyentaba sutilmente sus memorias. Aletargado, hizo el esfuerzo por abrir
los ojos, sentía el cuerpo muy pesado y unas ganas irresistibles de continuar
durmiendo, de traer de nueva cuenta al pensamiento aquellos recuerdos que hacía
tiempo no acudían a su mente.
– ¿Seguro que no ha muerto?... – Park
escuchó una voz desconocida hablar, parpadeó una vez pero solo vio una sombra
que le estaba tapando su campo visual.
– Claro que no está muerto, es solo que su
cuerpo humano se está acostumbrando a mi aliento… – Otra voz, una más chillona
y aniñada, se escuchó en lo que parecía ser la conversación de unos extraños
observándole.
¿Observándole?
– Deberías dejar de mirarlo… – Escuchó una
tercera voz, más madura según su juicio auditivo. Entonces se esforzó por
despertar del letargo, tenía que saber qué estaba sucediendo a su alrededor. Y
también lo que había sido de aquella voz que le ordenara dibujar las colas al
zorro aquel de la pintura.
– No quiero, es muy, muy, muy guapo… – La
misma voz chillona de hace unos momentos se escuchó, demasiado cerca de él,
casi como si lo tuviera enfrente. Aquella voz le era más que familiar, lo
analizó un momento y se percató de que era exactamente la misma que le pidió
dibujar sobre la pintura.
Yoochun trató de hilar los hechos hasta
entonces pero todavía estaba medio adormilado su cerebro –y su cuerpo–, abrió
nuevamente los ojos, parpadeando varias veces hasta que esa sombra borrosa fue
tomando una imagen definida y el joven pelinegro logró ver a ese muchacho de
ojos avellana en una curiosa forma de gota, mechones pelirrojos y sonrisa
radiante que le hizo pensar que estaría soñando. Un sueño muy lindo a decir verdad.
– Debería soñar con chicas, no con chicos,
y menos aniñados… – El pelinegro dijo adormilado, cerrando nuevamente los ojos
y respirando profundo, estirando el cuerpo en un intento por espabilar la
flojera sintió una peculiar punzada de dolor que cruzó por la columna vertebral
haciéndole despertar del todo de una… – ¡Mierda!... – Gimió entre dientes
soltando el cuerpo en un nuevo intento por relajar esa sensación de dolor que
se fue como vino desapareciendo al instante.
– Te ha dolido un poco porque te moviste
muy rápido y mi aliento aún se acostumbra a tu cuerpo humano… – La misma voz
aniñada pareció dirigirse a él, por lo que el pelinegro, curioso y temiendo
estar volviéndose loco por tener aquel tipo de sueños, abrió los ojos
encontrándose otra vez con el mismo pelirrojo que le miraba de cerca y sonreía
con algo parecido a la curiosidad y la admiración.
Ser objeto de atención de ese chiquillo le
dio un escalofrío. ¿Por qué? No está seguro, estuvo ahí una especie de
presentimiento, de esos que suele tener cuando está por meterse en problemas.
– ¡Eres tan guapo!... – El chico de ojos
avellana exclamó emocionado y en un abrir y cerrar de ojos sus brazos ya se
habían aferrado al cuerpo de un Yoochun que abría los ojos de par en par sin
poder procesar siquiera el hecho de ser víctima de un abrazo tan asfixiante
pero cálido… – ¡Me quedaré contigo para
siempre!
– ¿Qué?... – Después de lo que bien podría
haberse tomado como una eternidad, las neuronas de Park parecieron reaccionar
cuando aquella declaración hizo eco en sus pensamientos… – ¿Cómo que quedarte?
Debo estar soñando… debo estar soñando… ¡Yah! Quien quiera que seas,
¡Suéltame!... – Gritó fuera de sus casillas al notar que el pelirrojo
continuaba aferrado a su cuerpo y restregaba una de sus mejillas contra una de
las suyas.
– ¡No~! ¡Anda, déjame! ¡Eres tan guapo que
no puedo evitar la emoción y quiero abrazarte mucho, mucho, mucho! – El
pelirrojo volvió a exclamar al tiempo que sus nueve colas se desplegaban
esplendorosas y los ojos negros de Park se desorbitaban por la impresión y caía
nuevamente desmayado, llevándose en la inercia de la caída al pelirrojo con él…
– ¡No te duermas de nuevo!... – Renegó formando pucheros, al tiempo que se
sentaba nuevamente a lado del pelinegro y le observaba sumamente concentrado en
esos atractivos rasgos varoniles.
– No se durmió, se desmayó porque tus colas
aparecieron de nuevo, hyung… – El de ojos oscuros señaló acercándose al sujeto
en cuestión y picándole las costillas con una varita que se encontró por ahí
entre piedrecillas y tierra… – ¿Lo ves? De otro modo estaría quejándose en
estado somnoliento.
– ¡No le piques! – El de ojos avellana
formó muchos más pucheros al tiempo que se movía ágilmente y arrebataba el arma de manos de su hermano.
– Dejen de entretenerse con el humano, es
nuestro futuro anfitrión, debemos tratarlo con más respeto… – El de ojos negros
y tez blanca y fina como la porcelana señaló mientras continuaba sentado en
aquella piedra de gran tamaño y observaba al sol elevarse lentamente en el horizonte iniciando
su jornada matutina.
– ¡Pero hyung, lo trato con respeto!... – El
de ojos avellana exclamó con energía.
– No si lo abrazas así sin más y le miras
embobado… – El mayor de los tres zorros puntualizó con tono sereno, mirándose
repentinamente con sumo interés sus uñas, aunque más bien era su forma de
parecer desinteresado pero sabiendo a ciencia cierta lo que decía y por qué lo
decía.
– ¡Es que me emociona mucho y no sé porqué!
– El zorro de ojos avellana se defendió con algarabía. Y no mentía, algo en ese
humano en particular le hacía sentir así de emocionado.
Por otro lado, el de ojos negros tenía una
respuesta para eso. Pero implicaba recordar su pasado y lo que sufrió por causa
de un humano también. Para él desde hace muchos años, los humanos no merecen
que un zorro de su naturaleza pose sus valiosos sentimientos en ellos. Pero su
hermano menor lo ha hecho ya, aunque aún no lo entienda. Y espera que realmente
no lo haga hasta que recupere su aliento y puedan volver a casa.
El de ojos oscuros miró a su hermano mayor
y suspiró. No conocía en detalle lo que sucedió milenios atrás cuando por
primera vez un zorro fue en contra de las leyes de la Abuela de los Tres
Dioses. Pero sabe que su hyung no es particularmente partidario de convivir con
los humanos.
– ¿Por qué no despierta? – El de ojos
avellana volvió su total atención al pelinegro. No recibió respuesta. Podía
sentir el aura calmada de su hyung, mientras que la de su dongsaeng estaba un
tanto inquieta. Y él sabía bien porqué… – Vamos chico guapo, despierta ya… – Murmuró
acercándose nuevamente al rostro del pelinegro, acariciando con uno de sus
dedos el contorno de su perfecta mandíbula. Lo que fuera, encontraba fascinante
hasta el mínimo detalle de este humano y no podía evitar que su corazón latiera
emocionado.
Algunos minutos después el pelinegro
comenzó a despertar nuevamente. Las orbes negras se abrieron paso a la luz
lentamente, enfocando en primer lugar a ese mismo pelirrojo de antes.
– ¡Ah! ¡Tú de nuevo! – Parándose de un
salto y apuntando al de ojos avellana con un dedo, el pelinegro se alejó un par
de pasos. Enfocando solo entonces a esos otros dos jóvenes.
Uno de ellos, alto, delgado, de cabellos
hasta los hombros de color castaño oscuro le miraba con desinterés. El otro,
sentado en una piedra, era de piel blanca y sedoso cabello negro, facciones
delicadas y porte elegante. Miró alternadamente a los tres chicos sin poder
explicar quiénes eran y por qué rayos es que se encontraban en torno a él.
– ¿Qué clase de golpe me habré llevado que
despierto nuevamente en el mismo sueño?... – Preguntó para sí sin despegar su
mirada del panorama ante él. Tres chicos completamente desconocidos que no
dejaban de mirarle también… – ¡Ah!... – Gritó sobándose instintivamente el
brazo. A saber, el más alto de los tres acababa de pellizcarle. Sí,
pellizcarle… – ¡Qué es lo que te pasa!
– ¿No dicen ustedes los humanos que la
mejor forma de saber si estás soñando o no es haciendo eso? – Le respondió
mirándole con cierto gesto divertido. Park frunció el ceño y antes de que él
tuviera que decir nada…
– ¡Por qué lo maltratas! – El pelirrojo ya
estaba reprendiendo al de ojos oscuros.
– ¡Bah! No sé de qué se queja si teniendo
tu Aliento el dolor ni siquiera le durará.
Entonces el cerebro de Yoochun recordó
algunos detalles. Lo que el pelirrojo le dijera antes acerca de un aliento
acostumbrándose a su cuerpo, quedarse para siempre con él y esas colas que brotaron de… bueno, en la espalda baja
del chiquillo de ojos avellana. Lo que sumándose, le hizo sentir otra vez
mareado, perturbado y en un sueño bastante raro del que quería despertar ¡Ya!
– Dejen de hablar tanto, es momento de que
le expliquemos lo que está sucediendo. Los humanos son de mente frágil… – El de
piel blanca interrumpió la repentina discusión entre los otros dos. Dirigiendo apenas
su mirada negra al humano, evadiéndola de inmediato en un gesto que a Park le
hizo sentir ese tipo de rechazo que viene cuando (sin que sea su
responsabilidad) no es de agrado de
alguien.
– ¡Yo! ¡Yo le explico, hyung! – El
pelirrojo se apuntó para la labor con entusiasmo. Y para cuando se acercó al
pelinegro invadiendo su espacio personal, fue inevitable que éste retrocediera
instintivamente. No era precisamente sano para él que este chico tuviera la
franqueza de acercársele tanto así sin más… – Veamos, cómo debiera comenzar a
explicarlo… – El pelirrojo se detuvo de pronto a medio camino de prácticamente
besarle (es que la cercanía esa impresión le dio al pelinegro) y retrocedió
llevándose la mano al mentón sujetándoselo con aire pensativo. Yoochun admitió
muy, muy en el fondo de sus pensamientos que aquella imagen que se le presentó
era… linda.
– En tu mundo humano nosotros somos seres
fantásticos, nos llaman Gumiho o zorro de nueve colas. Aunque generalmente
hablan de nosotros como representaciones femeninas en forma humana la verdad es
que podemos tomar también la masculina, eso es indistinto y no obedece ningún
tipo de regla. Sin embargo es normal que las leyendas que ustedes los humanos
crean hablan solo de hermosas mujeres porque generalmente y como podrás darte
cuenta, los Gumiho somos extremadamente atractivos, poseemos un encanto
seductor que puede volver algo loco a cualquier ser humano; y si se encuentran
con un Gumiho como mi hyung, es particularmente natural que le confunden con
una chica por su hermosura… – El de ojos oscuros explicó con calma, enfatizando
sus palabras cuando señaló al de tez blanca.
Yoochun iba a darle la razón en algo. Ese
chico era tan bello y delicado que realmente podría confundirse con una chica.
Cuando el pelinegro se planteó aquello algo se agitó en su pecho provocándole
un espasmo de dolor y al segundo la mano del pelirrojo se había posado –sin su
permiso– en aquella zona.
– Está molesto, entre otras cosas tienes
que saber que el Aliento de un Gumiho es como su alma, son algo… cómo decirlo…
celosos, cuando encontrándose en otro cuerpo que no es el suyo, su contenedor
piensa en cosas inapropiadas… – El pelirrojo le dijo (no demasiado claro) mientras acariciaba su pecho por encima de la
ropa y él siente alivio, como si ése Aliento dentro de sí, se tranquilizara
bajo el tacto de su dueño.
– Creo que definitivamente me he vuelto
loco. Estoy teniendo el sueño más extraño… – Murmuró sin poder creerse nada de
lo que estaba sucediendo.
– ¿Quieres que vuelva a pellizcarte para
que veas que no es un sueño? – El de ojos oscuros señaló con cierto tono de
maldad y sonrió divertido.
– ¡Yah! ¡Déjalo en paz! – El pelirrojo se
giró quedando de espaldas al pelinegro y de frente al de ojos oscuros
acusándole con un dedo y cierto mohín de disgusto que su hermano menor ignoró.
– Lo importante ahora es irnos, la ciudad
más cercana está algo retirada y tendremos que caminar toda la mañana… – El de
ojos negros interrumpió de nuevo la discusión de sus hermanos y poniéndose de
pie se acercó al pelinegro… – Lamentamos irrumpir así en tu vida, pero es un
hecho que hasta que mi hermano no recupere su Aliento, nosotros tendremos que
seguirte.
– ¿¡Qué!? ¡Entonces que lo tome ahora
mismo! – Park prorrumpió alarmado por lo que implicaba aquel “seguirte”.
– Si lo que quieres es morir ahora mismo… –
El de ojos oscuros volvió a hablar con cierto tono burlón.
– ¿Qué quieres decir con morir?
– La razón por la que te presté mi Aliento
es porque caíste desde ahí arriba… – El pelirrojo señaló la alta y escarpada
pendiente… – Y estaba en deuda contigo por habernos liberado luego de dibujar
mis nueve colas sobre el lienzo del Templo, sin mi Aliento las heridas en tu
cuerpo definitivamente te harían morir en cuestión de horas, sobre todo porque
nadie vendría a buscarte; pero si de verdad prefieres morir, entonces lo tomaré
de regreso… – Dijo y sin más se acercó nuevamente al pelinegro, tomándole por
sorpresa, Park no pudo evitar que el pelirrojo le sujetara por los hombros y
acercara otra vez su rostro al suyo como si fuera a besarle.
Aunque esa vez, en verdad, iba a besarle.
– ¡Qué intentas! – El pelinegro retrocedió
instintivamente cuando la boca del pelirrojo le pareció peligrosamente cerca de
su rostro, tan alarmado de aquella acción que sin medir su movimiento terminó
cayendo al suelo, el golpe le dolió en el trasero pero pronto aquella sensación
se esfumó. Tal vez era cierto eso de que con el Aliento del zorro en su cuerpo
su umbral al dolor había cambiado.
– Recuperar mi Aliento… – El pelirrojo parpadeó
lindamente contrariado… – No pareces complacido con la idea de llevarnos
contigo, y como no pensamos obligarte, entonces tomaré de regreso lo que es
mío.
– ¡Y para eso tienes que besarme!
– Es así como funciona, el Aliento entra y
sale por la boca solamente… – El de ojos avellana ladeó el rostro como si no
comprendiera el motivo por el que este chico guapo hace tanto drama por algo tan simple como tomar su
Aliento.
– ¡No! ¡De ninguna manera!
– ¿Entonces nos llevarás contigo? – El
pelirrojo cuestionó emocionado, olvidando en aquel instante la negativa tan
vehemente del pelinegro por compartir su espacio vital.
– No parece que tenga otra opción… – El
pelinegro suspiró derrotado. Creyendo que si después de unos minutos él
definitivamente no escapaba de ésta pesadilla, sería su fin.
– No será por mucho tiempo, tal vez solo
algunos días, en lo que tu cuerpo sana completamente y mi hermano pueda
recuperar su Aliento sin que tu vida corra peligro… – El de ojos negros indicó.
Y luego los cuatro simplemente comenzaron a
andar.
– ¿Cuál es tu nombre? – Apenas unos metros
avanzados buscando algún camino entre árboles y terreno escarpado, el pelirrojo
le preguntó con interés, sonriendo demasiado y mirándole con ese peculiar mirar
avellana que parecía tener al sol incrustado en sus pupilas.
– Park Yoochun. ¿El de ustedes? – Se animó
en preguntar. Ya que su vida había tomado ese rumbo de locura, no estaba de más
saber a quién demonios llevaba a su casa.
– No tenemos nombre, no somos humanos, solo
somos Gumiho´s… – El de ojos oscuros respondió.
– Bueno, no puedo ir por ahí llamándoles
“Gumiho”, necesitan un nombre.
– ¿Cómo te gustaría llamarme? – El
pelirrojo le preguntó de inmediato con renovada algarabía. Todo lo que giraba
en torno al pelinegro, a él simplemente le fascinaba y no podía evitar querer
saberlo todo.
– No lo sé. Vamos a pensar en ellos durante
el camino.
Sin embargo, sobre el mediodía y habiendo
llegado a una pequeña población desde donde el pelinegro no tuvo más opción que
contactar nuevamente a su abuelo, los tres zorros no obtuvieron un nombre
humano a pesar de los varios intentos de Park por nombrarlos.
– Encima de todo, exigentes… – El pelinegro
murmuró para sí una vez colgó el auricular público.
……………………
Departamento
de Park Yoochun
Luego de haber tenido que poner una gran
excusa a su abuelo por no presentarse de inmediato en su casa, el pelinegro se
dirigió con sus tres invitados especiales a su departamento. Agradeció entonces
el que su abuelo no estuviera tan enojado con él como para quitárselo.
– Pero de igual manera ha desactivado todas
mis tarjetas de crédito, y por eso tuve que esperar toda la tarde en aquel
pueblo hasta que envío a alguien por mí… – Dijo para sí en tanto abría la
puerta de su departamento seguido por los tres zorros.
– Creí que siendo rico tu departamento
sería más amplio, ¿los humanos ricos no son como los de antes? Cuando tenían
amplias Villas que se extendían por kilómetros… – El de ojos oscuros señaló
mientras daba una mirada rápida al interior.
No era gran cosa. De hecho parecía tan
pequeño como para que efectivamente solo una persona pudiera habitar aquel
reducido lugar.
– Tú no me caes nada bien… – Park le
fulminó con la mirada y el de ojos oscuros simplemente pasó de largo ante su
comentario internándose hasta la cocina, directo a donde su olfato le llevó… –
Claro, pasa con confianza que estás en tu casa… – Ironizó el pelinegro, sin que
el de ojos oscuros le hubiera hecho de cualquier forma caso.
– ¿Disculpa, crees que sea posible permitirme
tu ducha? Hace algún tiempo no tomo una ducha de verdad… – El de ojos negros se
dirigió a él con formalidad. Y mientras asentía Yoochun pensó que de los tres,
él era el que le agradaba de verdad. El Aliento en su pecho volvió a agitarse
provocándole un ligero dolor.
– Te he dicho, mientras lleves mi Aliento
no debes pensar en cosas inapropiadas… – El pelirrojo le recordó haciendo un
mohín de disgusto.
– Ni siquiera sé lo que significa “cosas
inapropiadas”… – El pelinegro se defendió siendo él quien masajeara con su mano
su propio pecho esperando a que aquella incomodidad desapareciera.
– Eres tú quien las piensa, deberías
haberte dado cuenta ya… – El pelirrojo se cruzó de brazos volteándole la cara
cual niño enfadado. El pelinegro revoleó los ojos y prefirió no indagar más,
estaba cansado y en las últimas horas había descubierto que mientras más le
siguiera la corriente al pelirrojo, más difícil sería que se quedara callado
por lo menos por cinco minutos.
– ¿Tienes algo de ropa que puedas
prestarnos? – El de ojos negros interrumpió (algo que parecía ser costumbre en
él, según pensó Park)
– Por el tipo de cuerpo que tienes, creo
que mi ropa te quedará muy bien, pero no podría decir lo mismo de los otros
dos… – El dolorcito en el pecho regresó… – ¡Aish! ¿Es que tu Aliento piensa
martirizarme toda la vida? No estoy pensando nada inapropiado.
– Eso no es lo que mi Aliento percibe… – El
pelirrojo frunció el ceño sintiéndose realmente molesto. Tenía la impresión de
que el pelinegro no le estaba prestando toda su atención. Y él, por alguna
razón desconocida, ansiaba toda la atención que pudiera tener.
– ¿Podemos dejar simplemente el tema? Quiero
una ducha y cambiarme con ropa decente y acorde a ésta época… – El de ojos
oscuros volvió a interrumpir, esa vez con tono más serio y su hermano pelirrojo
pudo sentir su aura inquietándose, por lo que prefirió callarse por el momento.
– Creo que deberíamos comprar ropa para
todos… – Park concluyó lo que era obvio y solo entonces pareció reparar en la
vestimenta de los zorros. Los tres parecían vestir simplemente un pantalón
amplio atado a los tobillos y una chaqueta de mangas anchas en tono claro, lo
que le recordó bastante a los Hanbok de la antigüedad que ve ahora mayormente
en fotografías o novelas y películas de época… – Pero no tengo dinero para eso…
– Suspiró y sin hacer caso de las preguntas que el pelirrojo le hacía fue a su
habitación por un cambio que pudiera facilitarle de momento al de ojos negros.
– ¡No me hace caso!... – El pelirrojo infló
las mejillas infantilmente.
– Recuerda hermano, solo estaremos con él
hasta que su cuerpo haya sanado totalmente, luego debemos volver a casa. Aunque
la Abuela seguro estará enfadada con nosotros porque una vez más, hemos salido
de nuestro mundo… – El de ojos negros le dijo y antes de que el pelirrojo le
respondiera nada, el pelinegro regresó de su habitación y le indicó la ducha
para que pudiera tomar su baño.
El pelirrojo se le quedó mirando largo
rato, Yoochun entonces le prestó atención, se percató del pequeño lunar en la
curva de la mandíbula hacia el cuello y recordó que mientras dibujaba las nueve
colas en el lienzo de aquel Templo, él por error dejó un punto en lo que
debería ser exactamente la misma zona de la figura del zorro aquel.
Todavía le parecía demasiado increíble y
loco estar viviendo aquella experiencia. Pero mientras miraba al pelirrojo,
Yoochun se dio cuenta de que su cuerpo se sentía más ligero, como aliviado. Y
recordó que el pelirrojo le había explicado –sin gran detalle como todo lo que
parecía salir de aquella boca– que las sensaciones de su cuerpo se deben a que
su Aliento se encuentra dentro suyo.
– ¡Hey! ¿Qué clase de humano eres que no
tienes suficiente alimento? – La presencia del de ojos oscuros le sacó de sus
pensamientos.
El chico finalmente tenía su aura casi
tranquila. La razón por la que su aura fluctúa de vez en cuando, es solamente
debido a que su estómago vacío reclama alimento. Carne de preferencia. Mucha
carne. El de ojos avellana miró a su hermano con una sonrisita divertida, no le
caía bien Yoochun pero no había dudado en comerse todo lo posible de su cocina.
– ¡Quiero carne! – El de ojos oscuros
exigió con mirada dura.
– ¿Qué? ¿Acaso piensas que es mi deber
mantenerlos o qué? ¡Un momento! Mi cocina tiene comida, la nevera estaba llena
porque mi tía recién ha hecho las compras.
El zorro de ojos oscuros simplemente bufó.
Park, movido por la curiosidad, entró a su cocina encontrando la nevera vacía y
el bote de basura lleno de envolturas y más.
– ¡Esto es una locura! – Yoochun gritó
fuera de sí tirando de sus cabellos con frustración.
……………………
Al
día siguiente.
Yoochun estaba agotado, no había logrado
conciliar el sueño por una simple y sencilla razón. El pelirrojo acostado en SU
cama. Con ojeras y bostezo tras bostezo, el pelinegro entró a su baño para
tomar una ducha de agua fresca, necesitaba espabilar y pensar con claridad qué
haría con aquella alarmante situación.
Oh sí, la razón por la que el de ojos
avellana durmió en su cama. Bueno, entrada la noche y con tres zorros listos
para descansar, el pelinegro reparó en el hecho de que su departamento no
contaba más que con una habitación –la suya– y un pequeño cuarto que podría
funcionar a modo de estudio de trabajo u oficina pero que realmente tenía llena
de tontería y media. Al final, el de ojos negros y el de ojos oscuros habían
acordado dormir ahí –luego de haber sacado todas esas tonterías y tirado
algunas de ellas a la basura–, pero el pelirrojo, terco como él solo, se había
empeñado en dormir con él. Por lo que, aunque intentó sacarle de su cama en
varias ocasiones, cuando escuchó la respiración pausada del pelirrojo, salió de
su habitación e intentó dormir en el sofá. Misión imposible, no solo por la
incomodidad, sino porque no dejaba de pensar en el sorprendente giro de su
vida.
– Creo que es momento de pedir la ayuda de
mis amigos… – Dijo para sí mirándose en el espejo, el rostro mojado y la mirada
medio perdida. Todavía moría de sueño. Se prepararía una humeante taza de café,
bien cargada de preferencia.
– ¡Yoochun ah, buenos días! – De pronto un
torbellino pelirrojo entró al baño así sin más, lanzándose a sus brazos y asfixiándole
en un fuerte abrazo.
– ¡Yah! ¡Qué demonios haces! – Escandalizado
por la exagerada muestra de afecto, el pelinegro le empujó lejos.
– Saludándote… – El de ojos avellanas ladeó
el rostro mirándole tiernamente. Y algo se revolvió en el estómago del
pelinegro. Y no, en ése momento, no era el Aliento contenido en su pecho.
– Bueno, no andes saludándome así. Vamos,
hay que salir todos a un sitio dentro de poco…
……………………
Tras pedirle a sus amigos reunirse esa
mañana para tomar el desayuno, Yoochun esperó que no hicieran demasiadas
preguntas y simplemente le hicieran aquel favor. Conociendo a ambos muchachos
él estaba seguro de que le ayudarían, lo que realmente le preocupaba era que
los zorros quisieran irse con ellos, no les había mencionado nada sobre separarlos durante su estancia en este mundo. Lo que sea que signifique
ello.
- Ellos son mis amigos Yunho y Hayami… – El
pelinegro los presentó, sonriendo con cierto nerviosismo. Para cuando los
zorros les miraron, los dos muchachos percibieron algo que los hizo sentir
curiosos.
– ¿Qué tal? Soy Jung Yunho, un gusto
conocerlos… – El chico de tez morena saludó sonriendo gentilmente. Prestando
especial atención al de ojos negros, quien mostró más bien desinterés.
– ¡Tú! Pide carne para mí, muero de hambre…
– Mientras tanto, el de ojos oscuros se había sentado al lado del chico de piel
tostada, pidiéndole aquello con cero tacto y amabilidad.
Hayami enarcó una ceja y le miró
directamente a los ojos. El zorro de ojos oscuros se sintió incómodo bajo
aquella mirada. Y era extraño porque los humanos no siempre eran capaces de
sostenerles la mirada de la forma en que este chico lo hacía.
– Si fueras un poco más amable tal vez te
complacería, chico guapo; pero como has sonado como un auténtico haragán, no
pienso gastar un solo won en ti.
Al zorro de ojos oscuros le nació un tic
nervioso en el ojo. Gruñó sonoramente y cruzándose de brazos se dignó en
ignorarle, como si aquel desprecio de
su parte fuera castigo suficiente
para el de tez tostada. Hayami sonrió divertido por la actitud de este perfecto
extraño. Park suspiró y se talló las sienes antes de comenzar a hablar, el
zorro de ojos oscuros no estaba facilitándole las cosas.
– Como ustedes son mis mejores amigos y
siempre están dispuestos a ayudarme en lo que sea, tengo un gran favor que
pedirles. Necesito que les den alojo por un tiempo a ellos dos, en lo que él… –
Señaló al pelirrojo… – Y yo arreglamos un asunto que tenemos pendiente.
– ¿Qué clase de asunto? – El moreno
cuestionó. No era simplemente que quisiera meterse en las cosas privadas de su
amigo, pero de pronto se sentía necesitado de alguna mínima explicación.
– Por favor hyung, les contaré más
adelante. Por ahora solo háganme este favor.
– De acuerdo. ¿Cómo quieren decidir con
quién alojarse?
– Me quedaré contigo, Yunho-ssi… – El de
ojos negros dijo con voz suave, mirando al moreno con seriedad. No una seriedad
molesta, de hecho Yunho no sabría decir qué reflejaba la expresión del apuesto
chico.
– Bueno, eso significa que tú te quedarás
conmigo… – Hayami sonrió con diversión al notar las orejas del de ojos oscuros
enrojecer, seguramente por la molestia ironía.
– Pues ya que no hay mejores opciones… – El
zorro gruñó.
– No eres nada amable, ¿eh?
– No. Y como sigas sonriendo de esa forma
tan tonta te juro que te voy a aflojar cada extremidad de tu cuerpo… – El de ojos
oscuros amenazó con seriedad. Hayami soltó una risita y para evitar la ira del jovencito, le extendió la carta
del menú asegurándole que él invitaba el desayuno.
– Yoochun ah, ¿Cuándo me darás un nombre? –
El pelirrojo le preguntó con tono mimoso, acercándosele demasiado y tomando así
su propio momento de atención, que en aquellos instantes el pelinegro había
estado atento a la conversación de los demás.
– No seas impaciente… – Park respondió,
echando el cuerpo hacia atrás en un gesto meramente instintivo. La cercanía del
de ojos avellana hacía mella en su cuerpo, aunque todavía no sabe a ciencia
cierta el por qué o de lo que se trata.
Solo sabe que esta aventura será un largo
camino por recorrer.
Y una aventura siempre conlleva retos y vicisitudes.
Cosas para las que tal vez, Park Yoochun no
esté preparado.
Continuará……
Bueno.. en lo particular me encanta que cambiaras ahora a Hayami :3 ... ya lo había leido pero no se ahora con el cambio se lee de una diferente manera ..me gusta mas .
ResponderEliminarMuchas gracias
ljzlasda sdpinche blog no mando mi coment verin
ResponderEliminarHayami baka te extrañe definitivamente me gusta mas así *o*
ResponderEliminarOhhh que bonito se empezaron a llevar se nota que se extrañaron.... me encanta como esta yendo espero el sig capi... *salta de la alegria*
ResponderEliminar<3 yoosu <3
Aparto por aca tambieeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeenn :D~ *vuela*
ResponderEliminarawwwwwww van a vivir juntos *u* esta muy interesante !!
ResponderEliminarespero el sig cap con ansias :3
gracias x compartir :)
Me ancantá ver como chunnie no entiende nada y el delfin se lo pasa molestandolo jajaja.
ResponderEliminarComo me gustan estas couplessss la verdad divinas^^ espero ansiosa el resto
Hola!!!!, perdón por tardar tanto en comentar ToT
ResponderEliminarMe encanta esta historia *O*, jajajajajajajaja Junsu tan lindoooooo!!!!!! es un amor!!!!!! ♥YooSu♥
Me gusto mucho el cambio al HayaMin *O*, amo como interactuan ellos ♥_♥, "¡Tú! Pide carne para mí, muero de hambre" ahhhhhh lo amo!!!!!! ♥_♥, "Hayami soltó una risita y para evitar la ira del jovencito, le extendió la carta del menú asegurándole que él invitaba el desayuno." ♥o♥ ♥o♥ ♥o♥ ♥o♥ ♥o♥ ♥o♥
♥YunJae♥YunJae♥YunJae♥YunJae♥YunJae♥YunJae♥YunJae♥YunJae♥
Me gusto mucho ^o^, me gusto mucho ^o^, de por si ya amaba esta historia :D
Muchas, muchas gracias Feli!!!!!!!!! :D (llora de felicidad xD)
Ayyyyy esta hermoso con Hayami Isjdsjdfhdjf me encantaaaaa -corre por todo su cuarto- Estoy muy feliz, me hace reir mucho esta historia, tan delicado Changmin con su "¿Seguro que no esta muerto?" y picándolo con un palito(?)
ResponderEliminarMe encanta que Yoochun no entienda nada de lo que pasa y que estos bellos gumihos desordenen la vida de todos
YunJae♥YooSu♥HayaMin♥
Felina♥Makino♥
Usakdjaskdfhskdf Adios(?) -se va a leer el cap 2-
*-* tann lindos los zorritos!!
ResponderEliminarahora cada quién tiene uno, ya veremos como les ira xD