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martes, 19 de noviembre de 2013

Oneshot YooSu LIKE A DREAM (Parte 2)




Wiii lo terminé~ y diría algo más pero... no sé qué xD espero les guste~


Título: LIKE A DREAM
Autora: Felina
Pareja: YooSu
Género: Romance
Clasificación: NC-18
Advertencia: Lemon
Serie: INCREDIBLE
Song: Incredible
 



~*~
Parte 2
~*~


El peliazabache buscó entonces la mirada del castaño. Sus pupilas resplandecían con inocencia y honestidad, eran transparentes como agua cristalina, expresivos y alegres. Park sonrió tiernamente, confiando en este ángel que del cielo parecía haber caído directo a sus brazos. Era un pensamiento absurdo e incluso ególatra, pero Yoochun tenía la sensación de que por una vez en su vida, no estaba siendo egoísta de ninguna manera.

– Quiero saber y conocer todo de ti, Junsu ah… – El peliazabache señaló con voz rasposa, casi parecía que estaba aletargado como si estuviera despertando después de una larga siesta, o bien como si estuviera a punto de ceder al sueño; Junsu sonrió tiernamente, con sus mejillas rosadas y la mirada brillante, ladeó el rostro y acarició con sus dedos los cabellos en la nuca del peliazabache mientras descendían de nuevo, Park no lo dijo, pero realmente agradeció volver a sentir sus pies tocando tierra firme. Las alas iridiscentes del castaño se agitaron un par de veces y sus orbes ónix se quedaron prendados de sus movimientos durante los segundos que duró… – Cada cosa que viene de ti me fascina.

Junsu sonrió emocionado cuando fue Yoochun quien inició un nuevo beso. Cuando habló de mostrarle todo lo que él es, claro que se refería a esto también, pero antes que intimar y entregarle su cuerpo como se lo "grita" ardiendo en fuego interno de deseo, quiere mostrarle su naturaleza mágica. Por eso sonríe ladino y se aleja cuando los labios del peliazabache se acercan buscando nuevamente su boca. El peliazabache se inclina y sonríe como si aquellos movimientos se hubiesen convertido en un juego de coqueteos inocentes, Yoochun todavía siente que esto es demasiado bueno para ser real, piensa que en cualquier momento despertará de este hermoso sueño y de alguna manera se siente decepcionado, quiere vivir esto toda una vida.

- Yoochun ah, ¿qué sientes ahora estando conmigo?

La pregunta de Junsu le toma desprevenido una vez más -y honestamente pareciera como si cada cosa que el castaño vaya a hacer le fuese a tomar con la guardia baja-, Yoochun clava su mirada en la del castaño y trata de encontrar en sus pupilas la razón de tal cuestionamiento.

- Paz, felicidad, sorpresa, encanto. No sé, hay muchas sensaciones que parecen vagar por mi cuerpo y algunas emociones también. Junsu ah, nunca me plantee que el amor a primera vista existiera, y pese a que sé que no te conozco, que te he visto por primera vez hace algunas horas, una parte de mí se siente como si te conociera de toda una vida.

- Tal vez me conoces de toda una vida.

- Sería imposible que no te recordara, Junsu ah.

El castaño ladeó el rostro con una de esas lindas sonrisas que se trazaban en sus labios y hacían que el corazón del peliazabache se desbocara de nuevo.

- ¿Recuerdas que te dije que entre los humanos a seres como yo nos llaman Sílfides? - El peliazabache asintió sin comprender a qué venía esa pregunta. Junsu entrelazó sus dedos con la mano de Yoochun y miró al cielo, el canto de su pueblo seguía escuchándose en el viento, su elemento mágico de hecho. Park imitó su gesto mirando también el firmamento. Tal vez era su imaginación todo lo que estaba pasando en ese momento, pero notaba que incluso la noche estaba más brillante y bella que antes… - Cuando tú eras un niño todas las noches pedías a la Luna llegar a encontrar una esposa como tu madre, y ser tan buen esposo como tu padre. Tu rezo conmovió a mi pueblo, pero hizo más que eso en mí. Me vinculó a ti, desde el fondo de mi alma. Tal vez no sea una mujer a la que puedas convertir en tu esposa, pero te amo con cada fibra de mi ser, y quiero estar contigo, hacerte feliz Yoochun.

Las palabras hacen eco en la mente del peliazabache. Él recuerda aquellas noches, iniciaron justo en la Navidad en que recibió su piano de regalo.


El árbol navideño estaba decorado con luces plateadas y esferas de colores, moteadas sus ramas con pelo de ángel y en la cima, una estrella dorada. El pequeño Yoochun había montado a principios del mes el árbol en una tarde de familia, con sus padres y su hermanito YooHwan riendo y cantando villancicos, cerrando la tarde fría de invierno con una humeante taza de chocolate con malvaviscos flotando en el líquido cremoso.

Hoy es Navidad, algunos amigos y parientes se han reunido en su casa. Otros niños han llegado y la tarde ha pasado entre risas y juegos. Después de la cena la visita comenzó a retirarse, entonces bajo el árbol quedaron todos los obsequios que habían llegado. Los Sres. Park pidieron a Yoochun que guardara el pequeño secreto acerca de Santa, YooHwan aún creía en él, se iría a la cama temprano y ansioso vería cuál era su regalo a la mañana siguiente. El niño sonrió, todavía el año anterior él todavía creía en Santa, ahora sabía de dónde llegaban realmente los regalos. Aún así, la ansiedad de saber qué le darían sus padres le ponía inquieto y hacía que fuera difícil dormir.

Sus padres les habían arropado ya hace más de treinta minutos, su hermanito YooHwan estaba plácidamente dormido en la cama junto a la suya, con su almohadilla favorita abrazada en el regazo. El niño Yoochun sonrió, la mantita que fuera su inseparable amiga al dormir también había quedado en el ayer desde hace un par de años. Crecía tan rápido. O al menos eso pensaba, como si de pronto todas las cosas que lo hacían sentir niño fueran desapareciendo y crecer fuera algo que suceder de la noche a la mañana.

El niño bajó de su cama, se acercó a la ventana de la habitación y corriendo las cortinas contempló la noche. Había luna nueva y el cielo estaba cubierto de estrellas brillantes. Escuchó murmullos en la estancia, sus padres seguramente. Luego el sonido claro de una nota musical y el llamado de atención de su madre hacia su padre de esa manera en que no parecía para nada en serio y estaba recubierta de sonrisas juguetonas. Movido por la curiosidad, el niño salió de la habitación y procurando no hacer el mínimo ruido salió sigilosamente por el pasillo, asomando el rostro en la estancia se dio cuenta de que sus padres no estaban ahí –aunque claramente Santa ya había dejado los obsequios para su hermanito–. Más allá una luz se vislumbraba por debajo de la puerta de una de las habitaciones de la casa que antes había estado destinada a los triques.

Con cuidado, Yoochun salió del pasillo y atravesó la estancia. Pero antes de poder acercarse más, vio a sus padres salir de aquella habitación con cuidado, cerrando la puerta con llave y susurrándose algo. Yoochun se escondió entonces tras el árbol navideño, asomándose cuando vio a sus padres acercarse al ventanal de muro completo que da al Jardín. Su padre abrazaba a su madre por la espalda y le mecía suavemente; a su madre parecía gustarle ese gesto, apoyaba su rostro en el hombro de su padre y tarareaba una canción que él no pudo identificar pero que le parecía hermosa. Un momento después las mejillas del niño se ruborizaron cuando vio a sus padres besarse. Era un beso romántico, como los que salen en los finales de los dramas que su madre ve ocasionalmente. Un beso íntimo, un beso de dos personas enamoradas. El niño no comprendía entonces muchas cosas, pero estuvo seguro de que cuando fuera adulto como ellos, querría tener una esposa como su madre, que le amara tan incondicionalmente como ella a su padre; y entonces él sería como su progenitor, amoroso, comprensivo, responsable y atento.

Con mucho cuidado volvió a su habitación, y antes de meterse a su cama volvió a acercarse a la ventana, miró hacia la Luna y sin saber realmente el por qué, le pidió al redondo astro que le permitiera conocer a una mujer tan hermosa como su madre.

Sin darse cuenta, aquel acto se dio noche a noche, algunas veces rezaba aquella petición mientras tocaba alguna melodía al piano, siempre contemplando la luna en todas sus fases; incluso si el día era nubloso y las nubes opacaban la visión, él podía admirar el brillo plateado trazando un sendero entre las grises nubes. Parecía que la Luna también le quería, como si le permitiese el favor de su figura sin importar el clima. Siempre presente durante las noches. Siempre para él. Escuchándole.

A veces sentía una suave brisa acariciando su rostro, otras incluso creía escuchar un murmullo cálido y melodioso como una nota suave al piano. Cuando cumplió los dieciséis, Yoochun compuso una canción que nació en la noche de Luna Llena en una cálida noche de primavera. Las notas y la letra habían llegado a su mente con una fluidez impresionante, como si simplemente estuviese recordando algo y no creando una melodía que flotaba en su pensamiento como briznas de aromas florales.  

– O bien me estoy volviendo loco… – El joven Park dijo para sí, dejando el lápiz sobre la partitura que acababa de escribir, tallándose los ojos y sintiendo otra vez esa brisa acariciándole la cara, como si una mano delicada tocara su piel… – Definitivamente me estoy volviendo loco.

Y sin embargo, cuando se sentó en el banco y levantó la cubierta del teclado del piano, sus dedos naturalmente se deslizaron dando vida a la melodía que acababa de componer, cantando con voz ronca aquella canción romántica.

Fue la primera vez que sintió que tocaba y cantaba para alguien. Alguien a quien aún no conocía. A su otra mitad, el complemento de su alma. La persona que estaba por ahí en alguna parte del mundo, esperando como él, el momento de encontrarse.


– Sé lo que acabas de recordar, Yoochun ah… – El castaño dice y su mano acaricia con suavidad la mejilla del peliazabache; para él este toque es igual al de la brisa de sus años de adolescencia.

– ¿Eras tú? – Cuestiona con cierta aprehensión en su mirada.

– Siempre, he esperado todos estos años por este momento. Cuando el destino cruzara nuestros caminos por su propia bondad… – Junsu sonríe con la mirada, se inclina al frente y roza los labios de Yoochun, le siente temblar, le escucha suspirar. Se pierde en sus ojos ónix, negros como el cielo sobre el que cuelga la luna cada noche… – ¿Crees en lo que te digo? ¿En lo que ves? ¿En lo que sientes?

– Creo en ti. En todo lo que eres tú, Junsu ah. No importa si te conozco hace unas horas o hace años, en mi corazón se siente como si fuera toda una vida, más que eso, toda una eternidad. No podría ponerlo en otras palabras, pero cree esto cuando lo digo… – Sujetó el mentón del castaño y acercó sus labios besándole suavemente, una sutil caricia devota antes de continuar con la confesión que habitaba en su corazón y reinaba en su alma… – Jamás podría separarme de ti. Incluso si es apresurado, Te Amo.

Fue entonces que tras sus palabras un nuevo beso le fue entregado. Junsu pareció más que complacido con sus respuestas. El tatuaje en el pecho del castaño brilló y su luz cubrió nuevamente ambos cuerpos envolviéndolos en una elipse de polvo plateado que espolvoreaba la piel de los dos mientras se besaban amorosamente. Las alas iridiscentes del castaño volvieron a desplegarse, esplendorosas en toda su belleza se agitaron tomando impulso y levantando nuevamente el vuelo. Los pies abandonaron tierra firme, esa vez Yoochun no temió, en brazos de Junsu todo parecía estar bien. Confiaba en el castaño. No por una confianza ciega sin motivaciones, sino por la que nace de ahí, del golpeteo constante del músculo contra su pecho que parece más seguro y firme que ninguna otra cosa en el mundo.

– También Te Amo, Yoochun ah. Como nunca imaginé que podría ser capaz de amar... – Es él quien corresponde y abrazándose al cuerpo del peliazabache decide entregarle el único presente que vinculará sus almas a su propio Pueblo.

El tatuaje en su pecho se ilumina y por un segundo Yoochun cree verle en movimiento. Las alas se baten y una luz cegadora se desprende de ellas, el canto del Pueblo del castaño se escuche más alto, más claro, más hermoso. Park se siente mareado, el mundo le da vueltas y siente en su espalda un ardor abrasándole la piel que no le produce ningún tipo de dolor, tan solo un cosquilleo ligeramente incómodo que le hace fruncir los labios y cerrar los ojos. Luego todo se vuelve demasiado luminoso y un pinchazo en la nuca le hace desfallecer.


~*~

Eres original, eres atractiva
Pones tu ritmo en el, eres tan atractiva
No puedo escapar de ti, pionero de la moda
Quiero ir a verte esta noche
Salta en el sol y prende fuego
Una magia explosiva comenzará
Y no puede ser controlada, te veo bailando en la luz

~*~

Junsu esperó pacientemente a que Yoochun recuperar nuevamente la consciencia. Sabía que esto era probable, recibir aquél dote de magia era agotador para cualquier ser humano, su Yoochun no podía por ninguna razón ser la excepción. Tarareó sin parar durante horas, no necesitaba dormir esa noche, acompañó el canto de los suyos y se deleitó la mirada con la presencia del peliazabache tumbado en el pasto, con su calor corporal sirviéndole de cobijo. A Junsu le gustaba admirarle, sonreía contemplando su rostro relajado, delineando con uno de sus dedos el contorno de su mandíbula, trazando los pómulos y peinándole las tupidas cejas color carbón. Peinaba sus cabellos y besaba sus mejillas con devoción.

Tan enamorado.

– ¿Qué me pasó? – Fue la pregunta inmediata del peliazabache apenas recobró la conciencia, sus párpados se sentían aún pesados, y la voz le había salido ronca como cada mañana al amanecer.

– Te desmayaste porque te di un poco de mi magia.

– ¿Cómo es eso posible? – Dijo mientras intentaba mandarle a sus párpados que dejaran de pesar, quería contemplar en toda su belleza al castaño.

– Es sencillo en realidad, sucedió porque correspondiste mis sentimientos, Yoochun ah... – Le responde su voz cantarina, suave y risueña.

Park finalmente logra mantener los ojos abiertos e incorporarse. Junsu luce incluso más hermoso ahora. O tal vez era solamente su imaginación. No, se trata del amor sin límites que se ha desatado en su alma.

– Me siento cansado.

– Es natural... – El castaño se acercó acariciándole la mejilla. Este tipo de contactos hacían temblar el corazón del peliazabache, enamorándole más cada vez, arrancándole sonrisas bobas.

– Junsu ah, quiero tocar el piano para ti otra vez. Todos los días en realidad... – Park dice y la mirada de Kim resplandece mucho más.

– Comienza ahora, Yoochun ah. ¡Y bailaré para ti! – Exclama con emoción, dibujando por todo su rostro la algarabía que producen las palabras del peliazabache en su alma. Le besa rápido y dulce para luego levantarse y extender sus alas iridiscentes batiéndolas con fulgor.

Park estuvo a punto de recordarle que no tenía un piano ahí para tocar, pero entonces recordó que justamente la noche anterior había tocado a la pos de un piano que se materializó por arte de magia, literalmente. Así pues, cerró los ojos, respiró profundo y sentándose apropiadamente sobre el tronco de un árbol que descansa bajo las frondosas copas de aquel sobre el que ha dormido, se dispuso a tocar.

La melodía apareció en su mente con fluidez, las notas musicales que nacieron del fluido movimiento de sus dedos dieron vida a una canción de tonos alegres que fueron acompañados por el baile y el canto del castaño. No era necesaria una partitura, ni un piano de finas cubiertas que costase miles de dólares. Para Yoochun ahí era suficiente la magia de Junsu, porque de él nacía todo lo que necesitaba. No estaba más el canto del Pueblo del castaño, pero su voz angelical lo valía por igual, tampoco estaban más las luces lunares, pero los primeros rayos del Sol rompiendo el amanecer bañaban con sutil gracia la hermosa silueta del castaño. Yoochun tocaba con amor, Junsu danzaba y cantaba con el mismo sentimiento.

Esa era la verdadera magia.
La correspondencia, el complemento.
La satisfacción de haberse encontrado.

Yoochun no sabe cuánto tiempo transcurrió entre melodías al piano y danzas llenas de alegría. Junsu seguía moviéndose con grácil belleza y de su boca continuaba brotando un canto hermoso. Todo cuanto Park podía asumir con relativa conciencia era que la mañana se había extendido por el bosque, las aves acompañaban el canto del castaño y revoloteaban a su alrededor con aparente alegría. El rocío se ha evaporado de las hojas y ramajes de los árboles y toda vegetación, el clima se ha tornado mucho más cálido y hasta juraría que algunas gotas de sudor se han perlado finalmente en el impecable rostro del castaño, ha sentido algunas de ellas resbalar por su propia mandíbula, perdiéndose por su cuello hasta sus ropas. No se siente cansado, no cree tener noción real del tiempo. Como si estuviera sumido en un letargo hipnótico.

De pronto Junsu se acerca, le rodea el cuello con sus brazos y por respuesta Yoochun deja de tocar envolviendo la cintura del castaño mientras sus bocas se buscan y funden en un beso cargado de un cariño diferente, el que va revestido de pasión y deseo. El piano que se había materializado de polvo mágico desapareció en el preciso instante en que el castaño lo atravesó buscando contacto con el peliazabache.

– Yoochun ah, hazme el amor.

La petición nació así, directa y sutil. Park se adueñó de los labios rosados de Kim con súbita ternura apasionada, probándolos, saboreándolos como auténtico manjar de los dioses, succionándolos despacio antes de abrirse paso entre ellos y llevar su lengua a la cavidad bucal del castaño, tironeando a su compañera, rozándola y tomando de ella cada pulsación de deseo.

– Aquí no, ¿podemos ir a tu casa?

Junsu sonrió con las mejillas arreboladas de carmesí. Abrazó con fuerza el cuerpo de Yoochun y levantó el vuelo precipitándose con prisas a su cabaña, entrando directamente a su habitación sin despegar sus labios de los del peliazabache más que lo necesario para tomar bocanadas de oxígeno.

– ¿Ahora está bien?

– Perfecto.

Se miraron y sonrieron a sus propias acciones, ruborizados del rostro y con el corazón latiendo apresurado contra sus pechos. Yoochun sentía ansiedad por descubrir la desnudez del cuerpo de Junsu, pero no solo eso, sino tocar su alma. Siguieron besándose sin moverse demasiado de la puerta de entrada, donde Yoochun ha acorralado a Junsu, teniéndole preso entre la superficie de madera y su cuerpo. Los labios del castaño eran más que adictivos, eran vitales; sentía como si no pudiera despegarse de ellos ni un segundo, y que aquellos tibios pliegues carnosos correspondieran con la misma sensatez le tenían de lo más contento.

– Sabes exquisito… – El peliazabache halagó con la voz enronquecida, más grave y varonil por cada segundo que el calor y el aroma del castaño hacía estragos en sus sentidos excitándole no solo por lujuria, sino por un deseo apremiante que nacía desde el fondo de su corazón.

– Las palabras que brotan de tu boca apasionada me avergüenzan, Yoochun ah; pero al mismo tiempo instalan un calor en mi interior que me abrasa con la misma candidez que el Sol a la Luna cuando se encuentran en el firmamento… – Junsu susurra contra los labios del peliazabache, dejando que la estela de su aliento cálido le provoque espasmos de placer y ansiedad.

Es un juego de seducción inocente, ganas de tomarse este mutuo descubrimiento con total delicadeza, tomándose tiempo para cada nuevo roce, beso o caricia que busca tocar más allá de brazos o nuca. Junsu cede su peso sobre la puerta de madera, jala a Yoochun y jadea quedito al sentir sus anatomías completamente unidas, siente su calor y cada músculo junto al suyo, siente incluso los pliegues y hasta alcanza a percibir sus pulsaciones y la forma en que el torrente sanguíneo le corre por las venas a ambos.

– ¿Me permites desnudarte?

– Yoochun ah, ¿cómo habrías de hacerme el amor sino desnudándome?

Esas insinuaciones llenas de una chispa sensual y casta, de un encanto tan natural que Yoochun solo puede agradecer a cualquier ente superior por esta oportunidad milagrosa de ser amado por una criatura tan llena de beldad.

El peliazabache le sonríe y mordisquea los gruesos labios del castaño para luego descender por su mentón dejando cortos besos por toda la extensión de su cuello, llegando a la clavícula y dejando varios besos a lo largo, centrándose en el hueco medio para succionar plácidamente hasta enrojecerle la piel y saborear con ímpetu su aroma, deleitándose el oído con los jadeos claramente avergonzados que suelta su amado.

Naturalmente no se detiene ahí, con sus manos sujeta el blusón de Junsu y lentamente lo sube, descubriendo su vientre, el pecho y los hombros; el castaño coopera y levanta las manos, le da a entender que espera retire aquella prenda blanca que pronto cae al suelo con un suave murmullo. Los dedos agrestes del peliazabache se deslizan por aquellas partes de piel desprovistas de tela que le ocultase, entonces admira el tatuaje de Junsu y sonríe extasiado por su magnificencia, lo acaricia trazando las líneas que dan forma a las alas y el prisma al medio, siente un cosquilleo hormiguearle en las yemas de los dedos y un calor agradable en la espalda baja, justo por encima del coxis. Ahí donde la noche anterior sintió un ardor indoloro. Tuvo curiosidad entonces por conocer el origen de aquellas sensaciones, pero los labios del castaño encontrando camino por su cuello le distrajeron consistentemente.

– Junsu… – Jadeó extasiado, entrecerrando los ojos y apoyando sus manos sobre la puerta para sostener el peso de su cuerpo, rendido entonces a los labios del castaño, dejándole recorrer y explorar todo cuanto se le antojase de su anatomía.

– Estoy agradecido con el destino por ser tú la otra mitad de mi alma, Yoochun ah… – Sus palabras saben a gloria, se escuchan tan dulces y sinceras que es inevitable que el corazón le tiemble de nuevo con emoción.

Park sujeta el rostro de Kim y le atrae otra vez a su boca. Ha perdido la cuenta de la cantidad de besos compartidos entre sonrisas y suspiros, entre sonrojos y jadeos, entre respiraciones alteradas y pulsaciones erráticas. El calor de su cuerpo aumenta otro tanto, desea enormemente recorrerle hasta la punta de los pies. Siente las manos del castaño jugar con su ropa y cuando toma conciencia, las prendas superiores han encontrado el mismo camino que la del menor minutos atrás.

Los besos no cesan, claro que no, el tiempo es inclemente y sigue su curso, y aunque ellos quisieran la eternidad para explorarse, saben que realmente no cuentan con ella para una primera vez; que será mejor aprovechar esa eternidad para hacer el amor incontables veces. Los dedos delgados de Junsu dibujan trazos por su espalda, sus uñas marcan sobre su piel cuando él decide que es interesante morder su lóbulo o succionar nuevos páramos de suave dermis en el cuello y los hombros. Los jadeos del castaño aumentan y pronto comienzan a sonar como auténticos gemidos de excitación. Yoochun encuentra esos sonidos sumamente extasiantes e incentivan toda esa emoción candente que le sube desde las entrañas y burbujea por todo su cuerpo.

– Yoochun~ ngh~

Su nombre, jadeos avergonzados, gemidos tímidos. Aquello es todo cuanto emerge de la garganta de Junsu, y le hace sentir en un mundo completamente desconocido. Siempre escuchó hablar del amor, del sexo, del placer. Su Pueblo ve en esas expresiones tan humanas un don único digno de muchos de sus cantos. Vagamente recuerda la felicidad con que su hermano Jaejoong danzó y cantó tras su unión en cuerpo y alma con Yunho, era simplemente brillante. Sentir ahora la forma en que las manos de Yoochun recorren su cuerpo acariciándole con devota pasión, su calor abrigando por completo su anatomía o sus propios jadeos y gemidos quedos alcanzando hasta la fibra más sensible de su ser, le parece la recompensa más grata tras la larga espera para encontrarle.

El destino jugaba a su manera siempre, pero nunca dejaba de ser omnisciente.

– Ahh~ – Junsu gimió tan alto que se avergonzó de sí mismo. Se cubrió la boca con el rostro colorado y tembló. Yoochun ha lamido y tironeado suavemente de uno de sus pezones.

Tan gloriosamente placentero. Park intenta ser suave y dulce, pero aún así sus movimientos se sienten algo toscos, torpes e inexpertos. Está nervioso al mismo nivel que ansioso. Desea tanto. Los botones canela rodeados de un zona de piel ligeramente más oscura que el resto de su cuerpo habían atraído poderosamente la atención del peliazabache, y por supuesto, no se había negado el gusto de probarlos. Uno a uno los lamió, besó, succionó, mordisqueó y rodeó con su lengua en maneras inimaginables. Junsu no paraba de jadear y gemir, de entrecerrar los ojos y encontrar más difícil actos tan naturales como el respirar o mantenerse en pie, se le iban debilitando las piernas y todo lo que podía hacer era anclarse a los hombros de Yoochun y soltar todos aquellos sonidos justo en su oído provocándole inconscientemente más.

– Ven… – Susurra con voz grave, tan varonil y seductora que Junsu obedece casi en automático.

Es guiado hasta su propia cama y recostado en ella con suavidad, entre besos y caricias tiernas, entre sonrisas honestas y miradas enamoradas es despojado del resto de sus prendas, imitando al acto la acción. Quiere dar también las mismas atenciones que recibe, quiere descubrir también la desnudez de su amado. Cuando retira la ropa interior de Yoochun inevitablemente su rostro se torna absolutamente rojizo, parpadea inocentemente y traga hondo, la entrepierna del peliazabache es, a falta de otra palabra, potente. Park se cubre disimuladamente y trata de espabilar su propia vergüenza trepando por el cuerpo del castaño hasta alcanzar sus labios para besarle lentamente. Así, unidos de los labios y con sus anatomías en contacto directo, se permite tocar la virilidad del castaño, jadea contra sus labios y nota su respiración alterarse otro poco.

Tímidamente Kim le imita, cuela sus manos entre sus cuerpos y rodea el falo del peliazabache con ellas. Acaricia lentamente la extensión y se sorprende de lo caliente que se encuentra ya, puede sentir bajo el tacto de las palmas de sus manos las venitas inyectadas de sangre que le dan tamaño erigiéndolo con orgullo. Yoochun gime ronco, rompe el beso y entierra el rostro en el hueco que une cuello y hombro del castaño, miles de corrientes eléctricas corren por su cuerpo y le hacen temblar de placer. Junsu aumenta apenas un poco el bombeo de sus manos, centra la atención sobre la punta del miembro del peliazabache y jadea tomado un poco por sorpresa cuando las manos rugosas y bruscas de éste le acarician de la misma manera.

– Junsu… Junsu ah… Su, ¿intentamos algo diferente?

El castaño asiente por toda respuesta y de un momento a otro se encuentra sobre el cuerpo del peliazabache, con su rostro a la altura de su pelvis; mientras que su cadera se encuentra sobre el rostro de Park. La postura es vergonzosa, pero inmediatamente comprende la intención de su amado. Darse placer mutuamente es simplemente perfecto. Conocer a Yoochun en tal grado de intimidad, acariciarle… saborearle con los labios y la lengua como si fuera su néctar favorito. Recibir aquellas atenciones que ofrece y sentir que todo en su interior se revoluciona, que arde cada una de sus células y hierve toda su sangre. Es amor. Es placer. Es…

– Junsu ah, ¿puedo tomarte?

Por un segundo el castaño duda a qué se refiere el peliazabache. Saca el falo de Yoochun de su boca y gira el rostro para mirarle. Es la imagen más erótica y vergonzosa de toda su vida, Park con las mejillas ruborizadas, el rostro sudado con algunos mechones brunos pegados a su contorno, los labios húmedos y enrojecidos. El rubor explota en su cara cuando siente los dedos de su amado acariciando entre sus glúteos, justo sobre su cavidad anal.

– Hazlo, Chun.

Asiente y a los pocos segundos termina dejando caer su rostro sobre la pelvis del peliazabache, el erguido falo justo al lado de su cara, rozándole la mejilla. Park ha comenzado a lamer sobre su intimidad tras separarle los firmes glúteos con las manos. Luego una suave presión sobre su orificio ganando espacio, enterrándose con delicadeza en su interior.

– Ngh~

Jadea alterado, siente el dígito detenerse y los labios de Yoochun besándole los glúteos, lamiendo más abajo hasta tocarle los testículos con la lengua mientras su mano libre masturba arriba abajo la extensión de su erección. Así se distrae y el placer de aquellas atenciones nubla de nuevo sus sentidos, le recuerda también que ese aroma que le inunda la nariz viene del falo de su amado que ha desatendido. Se incorpora apenas lo suficiente para permitirle a Yoochun que continué mientras él retoma sus caricias.

– ¡Mgh! ¡Junsu ah!

Gime ronco, tiembla y siente espasmos en el bajo vientre. Junsu le ha tragado de nuevo, puede sentir cómo la punta de su pene le toca la garganta, escucha el sonido húmedo de sus succiones y centra su atención en la intimidad del castaño, trata de controlarse y alargar todo cuanto le es posible el momento en que su cuerpo busque liberar tanta excitación. Presiona un poco más y su dígito finalmente ingresa hasta la segunda falange, dentro es apretado y caliente, rugoso y tentador. Comienza entonces a moverlo dentro y fuera hasta que siente que el castaño se ha acostumbrado a aquella invasión, agrega un segundo dígito y emula las mismas acciones. A Junsu parece no molestarle igual conforme el tiempo avanza, sus manos le acarician la entrepierna con lentitud, como si quisiera evitar que se corra.

– Chun, ya… – Junsu se gira y le besa, se deja girar y termina recostado sobre la cama, con el peliazabache acomodándose entre sus piernas y colocando una almohada bajo su espalda dejando su cadera ligeramente elevada.

– Iré despacio… – Promete y pegando su frente a la de Junsu presiona suavemente su miembro sobre el orificio dilatado del castaño… – Si duele…

– Yoochun ah, solo sigue… – Le sujeta el rostro con las manos y dejando sus labios rozándose coloca una pierna sobre los muslos del peliazabache instándole a seguir.

La penetración es lenta y suave, delicada y dulce. Junsu se siente amado, se siente único y especial; Yoochun no sabría describir todas esas sensaciones que inundan su cuerpo. Solo sabe que es perfecto.

– Increíble. Junsu ah, eres divinamente increíble.

– Eso se debe a ti, Yoochun ah. Porque nos hemos encontrado.

El vaivén inicia despacio, la pelvis de Yoochun se mueve lentamente adelante y atrás, entra y sale con tanta delicadeza como encuentra posible, encontrando tras cada embestida más difícil controlar el deseo de aumentar la velocidad, el ritmo y la profundidad. Junsu goza de la unión de sus anatomías, jadea en su oído y araña su espalda tras cada espasmo que sacude su cuerpo. La intensidad de la entrega fluye de manera natural, el ritmo de las estocadas aumenta poco a poco, las caderas de ambos se sincronizan y sus movimientos aumentan el placer de la unión hasta que el frenesí de su pasión inunda de calor y sonidos roncos la habitación. El nombre de uno es pronunciado por el otro con ansiada emoción. Están ahí todos los síntomas del éxtasis, sus cuerpos se preparan para el orgasmo, los signos vitales alterados, la respiración errática, el sudor perlado por toda la extensión de sus anatomías, el pelo pegado a sus rostros, los labios jadeantes unidos de tanto en tanto en besos cortos, casi efímeros pero tan entregados y cariñosos como aquellos que compartieron antes de desnudarse.

El final llega quizá demasiado pronto, quizá simplemente en el momento ideal. De eso se trata el amor, de no esperar nada, de darlo todo en mutuo consentimiento, de la devoción por el otro.

Minutos después Junsu descansa sobre el pecho de Yoochun, siente un ligero dolor en el trasero pero no le importa. Hacer el amor con Yoochun ha valido todo.

– Yoochun ah…

– ¿Mh?

– ¿Lo haremos de nuevo?

– ¿Hoy? – El castaño asiente… – ¿No quieres descansar? Estoy seguro de que te he lastimado aquí… – Susurra con tono cariñoso mientras una de sus manos acaricia el trasero del castaño.

– Pero me ha gustado hacer el amor contigo… – Alza los labios en trompetilla y forma un tierno puchero que arrastra una sonrisa en labios del peliazabache.

– A mí me ha encantado también. Pero pienso que deberíamos ir con cuidado. ¿No es que tenemos toda una vida para amarnos?

– Está bien~ – El castaño admite y por ahora se da por vencido. Aunque piensa ya que en un par de horas se las ingeniará para seducir a su amado… – Yoochun ah, cuando volvamos a Seúl me gustaría presentarte a mi hermano Jaejoong.

– De acuerdo. ¿Crees que deba prepararme para algo en particular?

– Mh, no.

– ¿No es un hermano celoso? – Yoochun pregunta casi en broma, Junsu suelta una risita cantarina y niega suavemente mientras se deja besar dulcemente… – Perfecto, espero caerle bien.

– Oh, tenlo por seguro. Sin embargo, de quien tal vez debas cuidarte es de mi cuñado.


A una semana de su regreso a Seúl la petición de Junsu finalmente se cumplió. Yoochun estaba sorprendido por la belleza de Jaejoong –aunque naturalmente para el peliazabache su novio era mucho más hermoso–, entendía entonces por qué ellos eran criaturas mágicas, demasiado perfectos para la naturaleza humana. También se percató del por qué de la advertencia del castaño. Jung Yunho, prometido de Jaejoong, tenía cierto complejo de padre sobreprotector por el hermano de su amado.

– De acuerdo, te haré algunas preguntas porque estoy muy curioso por quién está saliendo con el hermanito de mi querido Jaejoong. ¿Cuál es tu nombre completo? ¿Número de Seguro Social? ¿Cuántos novios o novias has tenido? ¿Eras virgen cuando estuviste con Junsu? Y más te vale que esa respuesta sea definitivamente afirmativa. ¿Cuáles son tus intenciones con mi cuñado? ¿Debería comenzar a hacer algunas advertencias?

– Yunho ah~ – La voz suave de Jaejoong interrumpe la verborrea del joven de tez morena.

– Jaejoong ah, solo quiero asegurarme de que…

– Sé perfectamente lo que quieres, cariño. Pero el pobre chico ya se mareó por tanta pregunta, y puedo asegurarte que no escuchó la mitad de todas las palabras que dijiste.

– Entonces iré más despacio.

– Por qué no mejor le preguntamos a ChangMin cómo le ha ido con el chico que conoció hace unos días.

– ¿Chico? ¿Qué chico? ¿También encontraste a tu complemento?

– ¡Jaejoong hyung! ¿Por qué tenías que mencionarlo?

– Porque estoy curioso~

– Pero no tiene nada qué ver. Hayami no baka ni siquiera me cae bien.

– Defendió tu árbol de sakura favorito~

– Estúpido engreído.

ChangMin y Jaejoong siguieron discutiendo, mientras que Yunho había ingresado al buscador de su móvil y tipeado el nombre de Hayami, haciendo algunas combinaciones de palabras con la intención de averiguar de inmediato quién era el susodicho que se había ganado la atención de su otro crío. Que sí, el complejo de padre sobreprotector lo tiene.

Junsu tiró de la manga de la chaqueta de Yoochun para tener su atención, le sonrió lindamente y pestañeando inocentemente obtuvo lo que en ese momento más deseaba. Un beso de amor.

Esta es su historia. Esta es su oportunidad única en la vida para amar y ser amado.
Esta es la increíble naturaleza de su existencia.
Sílfide es llamado, humano de corazón, criatura mágica de alma.
Y el tatuaje en la espalda baja de Yoochun, las alas de ángel que protegerán por la eternidad la pureza de su amor.

Más que un sueño, una increíble realidad.


~*~
FIN


13 comentarios:

  1. Agafagagadah inche blog no salio mi coment tot

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  2. Creo ser la primera en darte las gracias por éste mágico fic. Es tan tierno, lindo y hermoso como el Yoosu que amamos. Me enamore con la pasión y la ternura del cómo sucedió la historia desde principio a fin. Me encanto la descripción y el deseo de Yoochun por conocer el amor como el de sus padres y mucho más porque encontró a Junsu como su complemento y también el apoyo en el YunJae para seguir juntos hasta la eternidad. Gracias XD

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  3. *^* TREMENDAMENTE HERMOSO *^*
    No hago más que chillar desde que lo termine de leer~ Es simplemente hermoso *^*
    El YooSu nació el uno para el otro y punto final~ Simplemente sdhghsagdhsagdhasghdsagdhsgadhsahdgsahdgsha♥ -Ena no razona y ha perdido la cabeza- *^* SO BEAUTIFUL *^*
    La forma en que se entregaron al amor y se amaron tan sgdhsgdhsagdhasgdhgashdgshdgshgdhsgdh♥ Hermosoooo *^*

    Y bueno hago un espacio para hablar de el señor JaeJoong y su hermosura andando y su YunHo ahi todo sdgsahgdhsagdhsgdhsadgh♥ de Appa sobreprotector xDD y Min... Min sabe lo que empieza a sentir por Hayami No Baka xDD

    Hermoso Feli~ Muchas, muchas gracias por regalarnos este trocito de felicidad a las YooSu shippers *^* -le lanza YooSu besho-

    ♥♥♥~~

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  4. ahhhhhh la conti y terminacion de un bello shot..... sabes que siempre me encanta lo que haces y hoy no fue la excepcion.... arigatou..... matta ne

    <3 yoosu <3

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  5. que hermoso shot... no sabes cuanto me anima leer tus fics... gracias por escribir estas historias

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  6. Awwwwwwwwwwww~~ *---* al fin pude leer !! Me di el tiempo hoy que no fui a clases xD!

    Me encantó ! De verdad~~ fue demasiado mágico y perfesto *O*! le amé... cómo parecía que se conocían de toda la vida y estaban destinados el uno para el otro~~ *--*!

    De verdad muchas gracias por compartirlo~~ *-*!
    Cómo no amar a este parcito si son tan dulces, pornosos y lendos!! *O*

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  7. Indescriptiblemente hermoso!!!!!!!!!

    Fue demasiado hermoso!!!!!!!!!!!!!! ♥_♥, todo, todo!!!!!!!

    Como Junsu estaba con él aún desde pequeño ♥_♥, waaaaaaaaaaaaaaaa eso fue tan lindo, tan tierno, ahhhhhhhhhhhhh me encanto, son el uno para el otro ♥_♥

    Y cuando Yoochun toco y Junsu canto y bailo, no podía dejar de suspirar n///n, esos chicos son algo hermoso juntos, la forma en que Yoochun toca el piano combinado con la voz y baile de Junsu, woooooo indescriptible ♥_♥

    Ahhhhhhhh muero de emoción y puro amor YooSu ♥_♥

    "El castaño admite y por ahora se da por vencido. Aunque piensa ya que en un par de horas se las ingeniará para seducir a su amado…" ♥o♥ ♥o♥ ♥o♥ ♥o♥ ♥o♥ ♥o♥ ♥o♥ ♥o♥

    jajajajajajajajajajajajajaja amo a Yunho!!!!!!!!!!!!!! "¿Eras virgen cuando estuviste con Junsu? Y más te vale que esa respuesta sea definitivamente afirmativa", lo amo, en verdad lo amo ♥_♥, jajajajajajajajaja sus preguntas *O*

    Ahhhhhhhhhhhhh Changmin encontró a su complemento ♥HayaMin♥

    Feli!!!!!!!!!! Muchísimas gracias!!!!!!!!!!!! :D

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  8. Kyaaaaaaaaaa!!!!!! Me encantoooooo tan tierno.tan awwwww!!! De verdade encNta. Omo escribes eres lo maximo feliii~ n.n

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  9. quede toda ♥
    totalmente bello!!!
    Gracias por esta dosis extra de dulzura ♥

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  10. Lindo, hermoso, precioso como siempre!!

    Me encantó, creo que no he encontrado un fic tuyo que no me guste, amo la manera en la que escribes, lo suficiente para pasar diario y ver si hay algo nuevo.

    Gracias por el shot Feli, fue muy romántico *0*

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  11. Ha sido todo tan hermosoo! *^* ains ellos estaban destinados a estar juntos a amarse mucho mucho y para siempre <3 <3, fue mágico y perfecto, justo como ellos dos dfadsfasdfsdfas sin duda lo ame de principio a fin.

    xDDDD Este appa sobre protector que tienen estos niños y Changmin ya negando su amor por Hayami, si si Changmin como tu digas, no te gusta para nada >____________< <3 lo amas! x3

    Muchas gracias Feli bella por este shot tan hermoso <3, simplemente increiblemente perfecto <3

    ;3; y de nuevo, perdón por leer hasta ahora ;3;

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  12. solo dire HERMOSOOOOOOOOOOO....lo juro fue maravilloso...gracias guapa...y perdona que no pase a menudo el trabjao me tiene saturada..peor hoy me doy atracon de tus maravillosos fic

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  13. Es hermoso*.*ese toque mágico q le diste estuvo lindo amo el yoosu te felicito hsbc hecho un buen trabajo espero + de ts fics

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”No me quejo si alguien que ha leído el libro lo encuentra aburrido, absurdo o despreciable, ya que yo tengo una opinión similar sobre sus comentarios.”
J.R.R. Tolkien