Wiii lo terminé~ y diría algo más pero... no sé qué xD espero les guste~
Título:
LIKE A DREAM
Autora:
Felina
Pareja:
YooSu
Género:
Romance
Clasificación:
NC-18
Advertencia:
Lemon
Serie:
INCREDIBLE
Song:
Incredible
~*~
Parte 2
~*~
…
El peliazabache buscó entonces la mirada del
castaño. Sus pupilas resplandecían con inocencia y honestidad, eran
transparentes como agua cristalina, expresivos y alegres. Park sonrió
tiernamente, confiando en este ángel
que del cielo parecía haber caído directo a sus brazos. Era un pensamiento absurdo
e incluso ególatra, pero Yoochun tenía la sensación de que por una vez en su
vida, no estaba siendo egoísta de ninguna manera.
– Quiero saber y conocer todo de ti, Junsu
ah… – El peliazabache señaló con voz rasposa, casi parecía que estaba aletargado
como si estuviera despertando después de una larga siesta, o bien como si
estuviera a punto de ceder al sueño; Junsu sonrió tiernamente, con sus mejillas
rosadas y la mirada brillante, ladeó el rostro y acarició con sus dedos los
cabellos en la nuca del peliazabache mientras descendían de nuevo, Park no lo
dijo, pero realmente agradeció volver a sentir sus pies tocando tierra firme.
Las alas iridiscentes del castaño se agitaron un par de veces y sus orbes ónix
se quedaron prendados de sus movimientos durante los segundos que duró… – Cada
cosa que viene de ti me fascina.
Junsu sonrió emocionado cuando fue Yoochun
quien inició un nuevo beso. Cuando habló de mostrarle todo lo que él es, claro
que se refería a esto también, pero antes que intimar y entregarle su cuerpo
como se lo "grita" ardiendo en fuego interno de deseo, quiere
mostrarle su naturaleza mágica. Por eso sonríe ladino y se aleja cuando los
labios del peliazabache se acercan buscando nuevamente su boca. El peliazabache
se inclina y sonríe como si aquellos movimientos se hubiesen convertido en un
juego de coqueteos inocentes, Yoochun todavía siente que esto es demasiado
bueno para ser real, piensa que en cualquier momento despertará de este hermoso
sueño y de alguna manera se siente decepcionado, quiere vivir esto toda una
vida.
- Yoochun ah, ¿qué sientes ahora estando
conmigo?
La pregunta de Junsu le toma desprevenido
una vez más -y honestamente pareciera como si cada cosa que el castaño vaya a
hacer le fuese a tomar con la guardia baja-, Yoochun clava su mirada en la del
castaño y trata de encontrar en sus pupilas la razón de tal cuestionamiento.
- Paz, felicidad, sorpresa, encanto. No sé,
hay muchas sensaciones que parecen vagar por mi cuerpo y algunas emociones
también. Junsu ah, nunca me plantee que el amor a primera vista existiera, y
pese a que sé que no te conozco, que te he visto por primera vez hace algunas
horas, una parte de mí se siente como si te conociera de toda una vida.
- Tal vez me conoces de toda una vida.
- Sería imposible que no te recordara,
Junsu ah.
El castaño ladeó el rostro con una de esas
lindas sonrisas que se trazaban en sus labios y hacían que el corazón del
peliazabache se desbocara de nuevo.
- ¿Recuerdas que te dije que entre los
humanos a seres como yo nos llaman Sílfides? - El peliazabache asintió sin
comprender a qué venía esa pregunta. Junsu entrelazó sus dedos con la mano de
Yoochun y miró al cielo, el canto de su pueblo seguía escuchándose en el
viento, su elemento mágico de hecho. Park imitó su gesto mirando también el
firmamento. Tal vez era su imaginación todo lo que estaba pasando en ese
momento, pero notaba que incluso la noche estaba más brillante y bella que
antes… - Cuando tú eras un niño todas las noches pedías a la Luna llegar a
encontrar una esposa como tu madre, y ser tan buen esposo como tu padre. Tu
rezo conmovió a mi pueblo, pero hizo más que eso en mí. Me vinculó a ti, desde
el fondo de mi alma. Tal vez no sea una mujer a la que puedas convertir en tu esposa, pero te amo con cada fibra de mi
ser, y quiero estar contigo, hacerte feliz Yoochun.
Las palabras hacen eco en la mente del
peliazabache. Él recuerda aquellas noches, iniciaron justo en la Navidad en que
recibió su piano de regalo.
…
El
árbol navideño estaba decorado con luces plateadas y esferas de colores,
moteadas sus ramas con pelo de ángel y en la cima, una estrella dorada. El
pequeño Yoochun había montado a principios del mes el árbol en una tarde de
familia, con sus padres y su hermanito YooHwan riendo y cantando villancicos,
cerrando la tarde fría de invierno con una humeante taza de chocolate con
malvaviscos flotando en el líquido cremoso.
Hoy
es Navidad, algunos amigos y parientes se han reunido en su casa. Otros niños
han llegado y la tarde ha pasado entre risas y juegos. Después de la cena la
visita comenzó a retirarse, entonces bajo el árbol quedaron todos los obsequios
que habían llegado. Los Sres. Park pidieron a Yoochun que guardara el pequeño
secreto acerca de Santa, YooHwan aún creía en él, se iría a la cama temprano y
ansioso vería cuál era su regalo a la mañana siguiente. El niño sonrió, todavía
el año anterior él todavía creía en Santa, ahora sabía de dónde llegaban
realmente los regalos. Aún así, la ansiedad de saber qué le darían sus padres
le ponía inquieto y hacía que fuera difícil dormir.
Sus
padres les habían arropado ya hace más de treinta minutos, su hermanito YooHwan
estaba plácidamente dormido en la cama junto a la suya, con su almohadilla
favorita abrazada en el regazo. El niño Yoochun sonrió, la mantita que fuera su
inseparable amiga al dormir también había quedado en el ayer desde hace un par
de años. Crecía tan rápido. O al menos eso pensaba, como si de pronto todas las
cosas que lo hacían sentir niño fueran desapareciendo y crecer fuera algo que
suceder de la noche a la mañana.
El
niño bajó de su cama, se acercó a la ventana de la habitación y corriendo las
cortinas contempló la noche. Había luna nueva y el cielo estaba cubierto de
estrellas brillantes. Escuchó murmullos en la estancia, sus padres seguramente.
Luego el sonido claro de una nota musical y el llamado de atención de su madre
hacia su padre de esa manera en que no parecía para nada en serio y estaba
recubierta de sonrisas juguetonas. Movido por la curiosidad, el niño salió de
la habitación y procurando no hacer el mínimo ruido salió sigilosamente por el
pasillo, asomando el rostro en la estancia se dio cuenta de que sus padres no
estaban ahí –aunque claramente Santa ya había dejado los obsequios para su
hermanito–. Más allá una luz se vislumbraba por debajo de la puerta de una de
las habitaciones de la casa que antes había estado destinada a los triques.
Con
cuidado, Yoochun salió del pasillo y atravesó la estancia. Pero antes de poder
acercarse más, vio a sus padres salir de aquella habitación con cuidado,
cerrando la puerta con llave y susurrándose algo. Yoochun se escondió entonces
tras el árbol navideño, asomándose cuando vio a sus padres acercarse al
ventanal de muro completo que da al Jardín. Su padre abrazaba a su madre por la
espalda y le mecía suavemente; a su madre parecía gustarle ese gesto, apoyaba
su rostro en el hombro de su padre y tarareaba una canción que él no pudo
identificar pero que le parecía hermosa. Un momento después las mejillas del
niño se ruborizaron cuando vio a sus padres besarse. Era un beso romántico,
como los que salen en los finales de los dramas que su madre ve ocasionalmente.
Un beso íntimo, un beso de dos personas enamoradas. El niño no comprendía
entonces muchas cosas, pero estuvo seguro de que cuando fuera adulto como
ellos, querría tener una esposa como su madre, que le amara tan
incondicionalmente como ella a su padre; y entonces él sería como su
progenitor, amoroso, comprensivo, responsable y atento.
Con
mucho cuidado volvió a su habitación, y antes de meterse a su cama volvió a
acercarse a la ventana, miró hacia la Luna y sin saber realmente el por qué, le
pidió al redondo astro que le permitiera conocer a una mujer tan hermosa como
su madre.
Sin
darse cuenta, aquel acto se dio noche a noche, algunas veces rezaba aquella
petición mientras tocaba alguna melodía al piano, siempre contemplando la luna
en todas sus fases; incluso si el día era nubloso y las nubes opacaban la
visión, él podía admirar el brillo plateado trazando un sendero entre las
grises nubes. Parecía que la Luna también le quería, como si le permitiese el
favor de su figura sin importar el clima. Siempre presente durante las noches.
Siempre para él. Escuchándole.
A
veces sentía una suave brisa acariciando su rostro, otras incluso creía
escuchar un murmullo cálido y melodioso como una nota suave al piano. Cuando
cumplió los dieciséis, Yoochun compuso una canción que nació en la noche de
Luna Llena en una cálida noche de primavera. Las notas y la letra habían
llegado a su mente con una fluidez impresionante, como si simplemente estuviese
recordando algo y no creando una melodía que flotaba en su pensamiento como
briznas de aromas florales.
– O
bien me estoy volviendo loco… – El joven Park dijo para sí, dejando el lápiz
sobre la partitura que acababa de escribir, tallándose los ojos y sintiendo
otra vez esa brisa acariciándole la cara, como si una mano delicada tocara su
piel… – Definitivamente me estoy volviendo loco.
Y sin
embargo, cuando se sentó en el banco y levantó la cubierta del teclado del
piano, sus dedos naturalmente se deslizaron dando vida a la melodía que acababa
de componer, cantando con voz ronca aquella canción romántica.
Fue
la primera vez que sintió que tocaba y cantaba para alguien. Alguien a quien
aún no conocía. A su otra mitad, el complemento de su alma. La persona que
estaba por ahí en alguna parte del mundo, esperando como él, el momento de
encontrarse.
…
– Sé lo que acabas de recordar, Yoochun ah…
– El castaño dice y su mano acaricia con suavidad la mejilla del peliazabache;
para él este toque es igual al de la brisa de sus años de adolescencia.
– ¿Eras tú? – Cuestiona con cierta
aprehensión en su mirada.
– Siempre, he esperado todos estos años por
este momento. Cuando el destino cruzara nuestros caminos por su propia bondad…
– Junsu sonríe con la mirada, se inclina al frente y roza los labios de
Yoochun, le siente temblar, le escucha suspirar. Se pierde en sus ojos ónix,
negros como el cielo sobre el que cuelga la luna cada noche… – ¿Crees en lo que
te digo? ¿En lo que ves? ¿En lo que sientes?
– Creo en ti. En todo lo que eres tú, Junsu
ah. No importa si te conozco hace unas horas o hace años, en mi corazón se
siente como si fuera toda una vida, más que eso, toda una eternidad. No podría
ponerlo en otras palabras, pero cree esto cuando lo digo… – Sujetó el mentón
del castaño y acercó sus labios besándole suavemente, una sutil caricia devota
antes de continuar con la confesión que habitaba en su corazón y reinaba en su
alma… – Jamás podría separarme de ti. Incluso si es apresurado, Te Amo.
Fue entonces que tras sus palabras un nuevo
beso le fue entregado. Junsu pareció más que complacido con sus respuestas. El
tatuaje en el pecho del castaño brilló y su luz cubrió nuevamente ambos cuerpos
envolviéndolos en una elipse de polvo plateado que espolvoreaba la piel de los
dos mientras se besaban amorosamente. Las alas iridiscentes del castaño
volvieron a desplegarse, esplendorosas en toda su belleza se agitaron tomando
impulso y levantando nuevamente el vuelo. Los pies abandonaron tierra firme,
esa vez Yoochun no temió, en brazos de Junsu todo parecía estar bien. Confiaba
en el castaño. No por una confianza ciega sin motivaciones, sino por la que
nace de ahí, del golpeteo constante del músculo contra su pecho que parece más
seguro y firme que ninguna otra cosa en el mundo.
– También Te Amo, Yoochun ah. Como nunca
imaginé que podría ser capaz de amar... – Es él quien corresponde y abrazándose
al cuerpo del peliazabache decide entregarle el único presente que vinculará
sus almas a su propio Pueblo.
El tatuaje en su pecho se ilumina y por un
segundo Yoochun cree verle en movimiento. Las alas se baten y una luz cegadora
se desprende de ellas, el canto del Pueblo del castaño se escuche más alto, más
claro, más hermoso. Park se siente mareado, el mundo le da vueltas y siente en
su espalda un ardor abrasándole la piel que no le produce ningún tipo de dolor,
tan solo un cosquilleo ligeramente incómodo que le hace fruncir los labios y
cerrar los ojos. Luego todo se vuelve demasiado luminoso y un pinchazo en la
nuca le hace desfallecer.
~*~
Eres original, eres atractiva
Pones tu ritmo en el, eres tan atractiva
No puedo escapar de ti, pionero de la moda
Quiero ir a verte esta noche
Salta en el sol y prende fuego
Una magia explosiva comenzará
Y no puede ser controlada, te veo bailando
en la luz
~*~
Junsu esperó pacientemente a que Yoochun
recuperar nuevamente la consciencia. Sabía que esto era probable, recibir aquél
dote de magia era agotador para
cualquier ser humano, su Yoochun no podía por ninguna razón ser la excepción.
Tarareó sin parar durante horas, no necesitaba dormir esa noche, acompañó el
canto de los suyos y se deleitó la mirada con la presencia del peliazabache
tumbado en el pasto, con su calor corporal sirviéndole de cobijo. A Junsu le
gustaba admirarle, sonreía contemplando su rostro relajado, delineando con uno
de sus dedos el contorno de su mandíbula, trazando los pómulos y peinándole las
tupidas cejas color carbón. Peinaba sus cabellos y besaba sus mejillas con
devoción.
Tan enamorado.
– ¿Qué me pasó? – Fue la pregunta inmediata
del peliazabache apenas recobró la conciencia, sus párpados se sentían aún
pesados, y la voz le había salido ronca como cada mañana al amanecer.
– Te desmayaste porque te di un poco de mi
magia.
– ¿Cómo es eso posible? – Dijo mientras
intentaba mandarle a sus párpados que dejaran de pesar, quería contemplar en
toda su belleza al castaño.
– Es sencillo en realidad, sucedió porque
correspondiste mis sentimientos, Yoochun ah... – Le responde su voz cantarina,
suave y risueña.
Park finalmente logra mantener los ojos
abiertos e incorporarse. Junsu luce incluso más hermoso ahora. O tal vez era
solamente su imaginación. No, se trata del amor sin límites que se ha desatado
en su alma.
– Me siento cansado.
– Es natural... – El castaño se acercó
acariciándole la mejilla. Este tipo de contactos hacían temblar el corazón del
peliazabache, enamorándole más cada vez, arrancándole sonrisas bobas.
– Junsu ah, quiero tocar el piano para ti
otra vez. Todos los días en realidad... – Park dice y la mirada de Kim
resplandece mucho más.
– Comienza ahora, Yoochun ah. ¡Y bailaré
para ti! – Exclama con emoción, dibujando por todo su rostro la algarabía que
producen las palabras del peliazabache en su alma. Le besa rápido y dulce para
luego levantarse y extender sus alas iridiscentes batiéndolas con fulgor.
Park estuvo a punto de recordarle que no
tenía un piano ahí para tocar, pero entonces recordó que justamente la noche
anterior había tocado a la pos de un piano que se materializó por arte de
magia, literalmente. Así pues, cerró los ojos, respiró profundo y sentándose
apropiadamente sobre el tronco de un árbol que descansa bajo las frondosas
copas de aquel sobre el que ha dormido, se dispuso a tocar.
La melodía apareció en su mente con
fluidez, las notas musicales que nacieron del fluido movimiento de sus dedos
dieron vida a una canción de tonos alegres que fueron acompañados por el baile
y el canto del castaño. No era necesaria una partitura, ni un piano de finas
cubiertas que costase miles de dólares. Para Yoochun ahí era suficiente la
magia de Junsu, porque de él nacía todo lo que necesitaba. No estaba más el
canto del Pueblo del castaño, pero su voz angelical lo valía por igual, tampoco
estaban más las luces lunares, pero los primeros rayos del Sol rompiendo el
amanecer bañaban con sutil gracia la hermosa silueta del castaño. Yoochun
tocaba con amor, Junsu danzaba y cantaba con el mismo sentimiento.
Esa era la verdadera magia.
La correspondencia, el complemento.
La satisfacción de haberse encontrado.
Yoochun no sabe cuánto tiempo transcurrió
entre melodías al piano y danzas llenas de alegría. Junsu seguía moviéndose con
grácil belleza y de su boca continuaba brotando un canto hermoso. Todo cuanto
Park podía asumir con relativa conciencia era que la mañana se había extendido
por el bosque, las aves acompañaban el canto del castaño y revoloteaban a su
alrededor con aparente alegría. El rocío se ha evaporado de las hojas y ramajes
de los árboles y toda vegetación, el clima se ha tornado mucho más cálido y
hasta juraría que algunas gotas de sudor se han perlado finalmente en el
impecable rostro del castaño, ha sentido algunas de ellas resbalar por su
propia mandíbula, perdiéndose por su cuello hasta sus ropas. No se siente
cansado, no cree tener noción real del tiempo. Como si estuviera sumido en un
letargo hipnótico.
De pronto Junsu se acerca, le rodea el
cuello con sus brazos y por respuesta Yoochun deja de tocar envolviendo la
cintura del castaño mientras sus bocas se buscan y funden en un beso cargado de
un cariño diferente, el que va revestido de pasión y deseo. El piano que se
había materializado de polvo mágico desapareció en el preciso instante en que
el castaño lo atravesó buscando contacto con el peliazabache.
– Yoochun ah, hazme el amor.
La petición nació así, directa y sutil.
Park se adueñó de los labios rosados de Kim con súbita ternura apasionada,
probándolos, saboreándolos como auténtico manjar de los dioses, succionándolos
despacio antes de abrirse paso entre ellos y llevar su lengua a la cavidad
bucal del castaño, tironeando a su compañera, rozándola y tomando de ella cada
pulsación de deseo.
– Aquí no, ¿podemos ir a tu casa?
Junsu sonrió con las mejillas arreboladas
de carmesí. Abrazó con fuerza el cuerpo de Yoochun y levantó el vuelo
precipitándose con prisas a su cabaña, entrando directamente a su habitación
sin despegar sus labios de los del peliazabache más que lo necesario para tomar
bocanadas de oxígeno.
– ¿Ahora está bien?
– Perfecto.
Se miraron y sonrieron a sus propias
acciones, ruborizados del rostro y con el corazón latiendo apresurado contra
sus pechos. Yoochun sentía ansiedad por descubrir la desnudez del cuerpo de
Junsu, pero no solo eso, sino tocar su alma. Siguieron besándose sin moverse
demasiado de la puerta de entrada, donde Yoochun ha acorralado a Junsu,
teniéndole preso entre la superficie de madera y su cuerpo. Los labios del
castaño eran más que adictivos, eran vitales; sentía como si no pudiera
despegarse de ellos ni un segundo, y que aquellos tibios pliegues carnosos
correspondieran con la misma sensatez le tenían de lo más contento.
– Sabes exquisito… – El peliazabache halagó
con la voz enronquecida, más grave y varonil por cada segundo que el calor y el
aroma del castaño hacía estragos en sus sentidos excitándole no solo por
lujuria, sino por un deseo apremiante que nacía desde el fondo de su corazón.
– Las palabras que brotan de tu boca
apasionada me avergüenzan, Yoochun ah; pero al mismo tiempo instalan un calor
en mi interior que me abrasa con la misma candidez que el Sol a la Luna cuando
se encuentran en el firmamento… – Junsu susurra contra los labios del
peliazabache, dejando que la estela de su aliento cálido le provoque espasmos
de placer y ansiedad.
Es un juego de seducción inocente, ganas de
tomarse este mutuo descubrimiento con total delicadeza, tomándose tiempo para
cada nuevo roce, beso o caricia que busca tocar más allá de brazos o nuca.
Junsu cede su peso sobre la puerta de madera, jala a Yoochun y jadea quedito al
sentir sus anatomías completamente unidas, siente su calor y cada músculo junto
al suyo, siente incluso los pliegues y hasta alcanza a percibir sus pulsaciones
y la forma en que el torrente sanguíneo le corre por las venas a ambos.
– ¿Me permites desnudarte?
– Yoochun ah, ¿cómo habrías de hacerme el
amor sino desnudándome?
Esas insinuaciones llenas de una chispa
sensual y casta, de un encanto tan natural que Yoochun solo puede agradecer a
cualquier ente superior por esta oportunidad milagrosa de ser amado por una
criatura tan llena de beldad.
El peliazabache le sonríe y mordisquea los
gruesos labios del castaño para luego descender por su mentón dejando cortos
besos por toda la extensión de su cuello, llegando a la clavícula y dejando
varios besos a lo largo, centrándose en el hueco medio para succionar
plácidamente hasta enrojecerle la piel y saborear con ímpetu su aroma,
deleitándose el oído con los jadeos claramente avergonzados que suelta su
amado.
Naturalmente no se detiene ahí, con sus
manos sujeta el blusón de Junsu y lentamente lo sube, descubriendo su vientre,
el pecho y los hombros; el castaño coopera y levanta las manos, le da a
entender que espera retire aquella prenda blanca que pronto cae al suelo con un
suave murmullo. Los dedos agrestes del peliazabache se deslizan por aquellas
partes de piel desprovistas de tela que le ocultase, entonces admira el tatuaje
de Junsu y sonríe extasiado por su magnificencia, lo acaricia trazando las
líneas que dan forma a las alas y el prisma al medio, siente un cosquilleo
hormiguearle en las yemas de los dedos y un calor agradable en la espalda baja,
justo por encima del coxis. Ahí donde la noche anterior sintió un ardor
indoloro. Tuvo curiosidad entonces por conocer el origen de aquellas
sensaciones, pero los labios del castaño encontrando camino por su cuello le
distrajeron consistentemente.
– Junsu… – Jadeó extasiado, entrecerrando
los ojos y apoyando sus manos sobre la puerta para sostener el peso de su
cuerpo, rendido entonces a los labios del castaño, dejándole recorrer y
explorar todo cuanto se le antojase de su anatomía.
– Estoy agradecido con el destino por ser
tú la otra mitad de mi alma, Yoochun ah… – Sus palabras saben a gloria, se escuchan
tan dulces y sinceras que es inevitable que el corazón le tiemble de nuevo con
emoción.
Park sujeta el rostro de Kim y le atrae
otra vez a su boca. Ha perdido la cuenta de la cantidad de besos compartidos
entre sonrisas y suspiros, entre sonrojos y jadeos, entre respiraciones
alteradas y pulsaciones erráticas. El calor de su cuerpo aumenta otro tanto,
desea enormemente recorrerle hasta la punta de los pies. Siente las manos del
castaño jugar con su ropa y cuando toma conciencia, las prendas superiores han
encontrado el mismo camino que la del menor minutos atrás.
Los besos no cesan, claro que no, el tiempo
es inclemente y sigue su curso, y aunque ellos quisieran la eternidad para
explorarse, saben que realmente no cuentan con ella para una primera vez; que será mejor aprovechar
esa eternidad para hacer el amor
incontables veces. Los dedos delgados de Junsu dibujan trazos por su espalda,
sus uñas marcan sobre su piel cuando él decide que es interesante morder su
lóbulo o succionar nuevos páramos de suave dermis en el cuello y los hombros. Los
jadeos del castaño aumentan y pronto comienzan a sonar como auténticos gemidos
de excitación. Yoochun encuentra esos sonidos sumamente extasiantes e
incentivan toda esa emoción candente que le sube desde las entrañas y burbujea
por todo su cuerpo.
– Yoochun~ ngh~
Su nombre, jadeos avergonzados, gemidos
tímidos. Aquello es todo cuanto emerge de la garganta de Junsu, y le hace
sentir en un mundo completamente desconocido. Siempre escuchó hablar del amor,
del sexo, del placer. Su Pueblo ve en
esas expresiones tan humanas un don único digno de muchos de sus cantos.
Vagamente recuerda la felicidad con que su hermano Jaejoong danzó y cantó tras
su unión en cuerpo y alma con Yunho, era simplemente brillante. Sentir ahora la forma en que las manos de Yoochun
recorren su cuerpo acariciándole con devota pasión, su calor abrigando por
completo su anatomía o sus propios jadeos y gemidos quedos alcanzando hasta la
fibra más sensible de su ser, le parece la recompensa más grata tras la larga
espera para encontrarle.
El destino jugaba a su manera siempre, pero
nunca dejaba de ser omnisciente.
– Ahh~ – Junsu gimió tan alto que se
avergonzó de sí mismo. Se cubrió la boca con el rostro colorado y tembló.
Yoochun ha lamido y tironeado suavemente de uno de sus pezones.
Tan gloriosamente placentero. Park intenta
ser suave y dulce, pero aún así sus movimientos se sienten algo toscos, torpes
e inexpertos. Está nervioso al mismo nivel que ansioso. Desea tanto. Los
botones canela rodeados de un zona de piel ligeramente más oscura que el resto
de su cuerpo habían atraído poderosamente la atención del peliazabache, y por
supuesto, no se había negado el gusto de probarlos. Uno a uno los lamió, besó,
succionó, mordisqueó y rodeó con su lengua en maneras inimaginables. Junsu no
paraba de jadear y gemir, de entrecerrar los ojos y encontrar más difícil actos
tan naturales como el respirar o mantenerse en pie, se le iban debilitando las
piernas y todo lo que podía hacer era anclarse a los hombros de Yoochun y
soltar todos aquellos sonidos justo en su oído provocándole inconscientemente
más.
– Ven… – Susurra con voz grave, tan varonil
y seductora que Junsu obedece casi en automático.
Es guiado hasta su propia cama y recostado
en ella con suavidad, entre besos y caricias tiernas, entre sonrisas honestas y
miradas enamoradas es despojado del resto de sus prendas, imitando al acto la
acción. Quiere dar también las mismas atenciones que recibe, quiere descubrir
también la desnudez de su amado. Cuando retira la ropa interior de Yoochun
inevitablemente su rostro se torna absolutamente rojizo, parpadea inocentemente
y traga hondo, la entrepierna del peliazabache es, a falta de otra palabra, potente. Park se cubre disimuladamente y
trata de espabilar su propia vergüenza trepando por el cuerpo del castaño hasta
alcanzar sus labios para besarle lentamente. Así, unidos de los labios y con
sus anatomías en contacto directo, se permite tocar la virilidad del castaño,
jadea contra sus labios y nota su respiración alterarse otro poco.
Tímidamente Kim le imita, cuela sus manos
entre sus cuerpos y rodea el falo del peliazabache con ellas. Acaricia
lentamente la extensión y se sorprende de lo caliente que se encuentra ya,
puede sentir bajo el tacto de las palmas de sus manos las venitas inyectadas de
sangre que le dan tamaño erigiéndolo con orgullo. Yoochun gime ronco, rompe el
beso y entierra el rostro en el hueco que une cuello y hombro del castaño,
miles de corrientes eléctricas corren por su cuerpo y le hacen temblar de
placer. Junsu aumenta apenas un poco el bombeo de sus manos, centra la atención
sobre la punta del miembro del peliazabache y jadea tomado un poco por sorpresa
cuando las manos rugosas y bruscas de éste le acarician de la misma manera.
– Junsu… Junsu ah… Su, ¿intentamos algo
diferente?
El castaño asiente por toda respuesta y de
un momento a otro se encuentra sobre el cuerpo del peliazabache, con su rostro
a la altura de su pelvis; mientras que su cadera se encuentra sobre el rostro
de Park. La postura es vergonzosa, pero inmediatamente comprende la intención
de su amado. Darse placer mutuamente es simplemente perfecto. Conocer a Yoochun
en tal grado de intimidad, acariciarle… saborearle
con los labios y la lengua como si fuera su néctar favorito. Recibir aquellas
atenciones que ofrece y sentir que todo en su interior se revoluciona, que arde
cada una de sus células y hierve toda su sangre. Es amor. Es placer. Es…
– Junsu ah, ¿puedo tomarte?
Por un segundo el castaño duda a qué se
refiere el peliazabache. Saca el falo de Yoochun de su boca y gira el rostro
para mirarle. Es la imagen más erótica y vergonzosa de toda su vida, Park con
las mejillas ruborizadas, el rostro sudado con algunos mechones brunos pegados
a su contorno, los labios húmedos y enrojecidos. El rubor explota en su cara
cuando siente los dedos de su amado acariciando entre sus glúteos, justo sobre
su cavidad anal.
– Hazlo, Chun.
Asiente y a los pocos segundos termina
dejando caer su rostro sobre la pelvis del peliazabache, el erguido falo justo
al lado de su cara, rozándole la mejilla. Park ha comenzado a lamer sobre su
intimidad tras separarle los firmes glúteos con las manos. Luego una suave
presión sobre su orificio ganando espacio, enterrándose con delicadeza en su interior.
– Ngh~
Jadea alterado, siente el dígito detenerse
y los labios de Yoochun besándole los glúteos, lamiendo más abajo hasta tocarle
los testículos con la lengua mientras su mano libre masturba arriba abajo la
extensión de su erección. Así se distrae y el placer de aquellas atenciones
nubla de nuevo sus sentidos, le recuerda también que ese aroma que le inunda la
nariz viene del falo de su amado que ha desatendido. Se incorpora apenas lo
suficiente para permitirle a Yoochun que continué mientras él retoma sus
caricias.
– ¡Mgh! ¡Junsu ah!
Gime ronco, tiembla y siente espasmos en el
bajo vientre. Junsu le ha tragado de nuevo, puede sentir cómo la punta de su
pene le toca la garganta, escucha el sonido húmedo de sus succiones y centra su
atención en la intimidad del castaño, trata de controlarse y alargar todo
cuanto le es posible el momento en que su cuerpo busque liberar tanta
excitación. Presiona un poco más y su dígito finalmente ingresa hasta la
segunda falange, dentro es apretado y caliente, rugoso y tentador. Comienza
entonces a moverlo dentro y fuera hasta que siente que el castaño se ha
acostumbrado a aquella invasión, agrega un segundo dígito y emula las mismas
acciones. A Junsu parece no molestarle igual conforme el tiempo avanza, sus manos
le acarician la entrepierna con lentitud, como si quisiera evitar que se corra.
– Chun, ya… – Junsu se gira y le besa, se
deja girar y termina recostado sobre la cama, con el peliazabache acomodándose
entre sus piernas y colocando una almohada bajo su espalda dejando su cadera
ligeramente elevada.
– Iré despacio… – Promete y pegando su
frente a la de Junsu presiona suavemente su miembro sobre el orificio dilatado
del castaño… – Si duele…
– Yoochun ah, solo sigue… – Le sujeta el
rostro con las manos y dejando sus labios rozándose coloca una pierna sobre los
muslos del peliazabache instándole a seguir.
La penetración es lenta y suave, delicada y
dulce. Junsu se siente amado, se siente único y especial; Yoochun no sabría
describir todas esas sensaciones que inundan su cuerpo. Solo sabe que es
perfecto.
– Increíble. Junsu ah, eres divinamente
increíble.
– Eso se debe a ti, Yoochun ah. Porque nos
hemos encontrado.
El vaivén inicia despacio, la pelvis de
Yoochun se mueve lentamente adelante y atrás, entra y sale con tanta delicadeza
como encuentra posible, encontrando tras cada embestida más difícil controlar
el deseo de aumentar la velocidad, el ritmo y la profundidad. Junsu goza de la
unión de sus anatomías, jadea en su oído y araña su espalda tras cada espasmo
que sacude su cuerpo. La intensidad de la entrega fluye de manera natural, el
ritmo de las estocadas aumenta poco a poco, las caderas de ambos se sincronizan
y sus movimientos aumentan el placer de la unión hasta que el frenesí de su
pasión inunda de calor y sonidos roncos la habitación. El nombre de uno es
pronunciado por el otro con ansiada emoción. Están ahí todos los síntomas del éxtasis, sus cuerpos se
preparan para el orgasmo, los signos vitales alterados, la respiración
errática, el sudor perlado por toda la extensión de sus anatomías, el pelo
pegado a sus rostros, los labios jadeantes unidos de tanto en tanto en besos
cortos, casi efímeros pero tan entregados y cariñosos como aquellos que
compartieron antes de desnudarse.
El final llega quizá demasiado pronto,
quizá simplemente en el momento ideal. De eso se trata el amor, de no esperar
nada, de darlo todo en mutuo consentimiento, de la devoción por el otro.
Minutos después Junsu descansa sobre el
pecho de Yoochun, siente un ligero dolor en el trasero pero no le importa.
Hacer el amor con Yoochun ha valido todo.
– Yoochun ah…
– ¿Mh?
– ¿Lo haremos de nuevo?
– ¿Hoy? – El castaño asiente… – ¿No quieres
descansar? Estoy seguro de que te he lastimado aquí… – Susurra con tono
cariñoso mientras una de sus manos acaricia el trasero del castaño.
– Pero me ha gustado hacer el amor contigo…
– Alza los labios en trompetilla y forma un tierno puchero que arrastra una
sonrisa en labios del peliazabache.
– A mí me ha encantado también. Pero pienso
que deberíamos ir con cuidado. ¿No es que tenemos toda una vida para amarnos?
– Está bien~ – El castaño admite y por
ahora se da por vencido. Aunque piensa ya que en un par de horas se las
ingeniará para seducir a su amado… –
Yoochun ah, cuando volvamos a Seúl me gustaría presentarte a mi hermano
Jaejoong.
– De acuerdo. ¿Crees que deba prepararme
para algo en particular?
– Mh, no.
– ¿No es un hermano celoso? – Yoochun
pregunta casi en broma, Junsu suelta una risita cantarina y niega suavemente
mientras se deja besar dulcemente… – Perfecto, espero caerle bien.
– Oh, tenlo por seguro. Sin embargo, de
quien tal vez debas cuidarte es de mi
cuñado.
…
A una semana de su regreso a Seúl la
petición de Junsu finalmente se cumplió. Yoochun estaba sorprendido por la
belleza de Jaejoong –aunque naturalmente para el peliazabache su novio era
mucho más hermoso–, entendía entonces por qué ellos eran criaturas mágicas,
demasiado perfectos para la
naturaleza humana. También se percató del por qué de la advertencia del
castaño. Jung Yunho, prometido de Jaejoong, tenía cierto complejo de padre
sobreprotector por el hermano de su amado.
– De acuerdo, te haré algunas preguntas
porque estoy muy curioso por quién está saliendo con el hermanito de mi querido
Jaejoong. ¿Cuál es tu nombre completo? ¿Número de Seguro Social? ¿Cuántos
novios o novias has tenido? ¿Eras virgen cuando estuviste con Junsu? Y más te
vale que esa respuesta sea definitivamente afirmativa. ¿Cuáles son tus
intenciones con mi cuñado? ¿Debería comenzar a hacer algunas advertencias?
– Yunho ah~ – La voz suave de Jaejoong
interrumpe la verborrea del joven de tez morena.
– Jaejoong ah, solo quiero asegurarme de
que…
– Sé perfectamente lo que quieres, cariño. Pero
el pobre chico ya se mareó por tanta pregunta, y puedo asegurarte que no
escuchó la mitad de todas las palabras que dijiste.
– Entonces iré más despacio.
– Por qué no mejor le preguntamos a
ChangMin cómo le ha ido con el chico que conoció hace unos días.
– ¿Chico? ¿Qué chico? ¿También encontraste
a tu complemento?
– ¡Jaejoong hyung! ¿Por qué tenías que
mencionarlo?
– Porque estoy curioso~
– Pero no tiene nada qué ver. Hayami no
baka ni siquiera me cae bien.
– Defendió tu árbol de sakura favorito~
– Estúpido engreído.
ChangMin y Jaejoong siguieron discutiendo, mientras que Yunho había
ingresado al buscador de su móvil y tipeado el nombre de Hayami, haciendo
algunas combinaciones de palabras con la intención de averiguar de inmediato
quién era el susodicho que se había ganado la atención de su otro crío. Que sí, el complejo de padre
sobreprotector lo tiene.
Junsu tiró de la manga de la chaqueta de
Yoochun para tener su atención, le sonrió lindamente y pestañeando
inocentemente obtuvo lo que en ese momento más deseaba. Un beso de amor.
Esta es su historia. Esta es su oportunidad
única en la vida para amar y ser amado.
Esta es la increíble naturaleza de su
existencia.
Sílfide es llamado, humano de corazón,
criatura mágica de alma.
Y el tatuaje en la espalda baja de Yoochun,
las alas de ángel que protegerán por la eternidad la pureza de su amor.
Más que un sueño, una increíble realidad.
~*~
FIN
Agafagagadah inche blog no salio mi coment tot
ResponderEliminarCreo ser la primera en darte las gracias por éste mágico fic. Es tan tierno, lindo y hermoso como el Yoosu que amamos. Me enamore con la pasión y la ternura del cómo sucedió la historia desde principio a fin. Me encanto la descripción y el deseo de Yoochun por conocer el amor como el de sus padres y mucho más porque encontró a Junsu como su complemento y también el apoyo en el YunJae para seguir juntos hasta la eternidad. Gracias XD
ResponderEliminar*^* TREMENDAMENTE HERMOSO *^*
ResponderEliminarNo hago más que chillar desde que lo termine de leer~ Es simplemente hermoso *^*
El YooSu nació el uno para el otro y punto final~ Simplemente sdhghsagdhsagdhasghdsagdhsgadhsahdgsahdgsha♥ -Ena no razona y ha perdido la cabeza- *^* SO BEAUTIFUL *^*
La forma en que se entregaron al amor y se amaron tan sgdhsgdhsagdhasgdhgashdgshdgshgdhsgdh♥ Hermosoooo *^*
Y bueno hago un espacio para hablar de el señor JaeJoong y su hermosura andando y su YunHo ahi todo sdgsahgdhsagdhsgdhsadgh♥ de Appa sobreprotector xDD y Min... Min sabe lo que empieza a sentir por Hayami No Baka xDD
Hermoso Feli~ Muchas, muchas gracias por regalarnos este trocito de felicidad a las YooSu shippers *^* -le lanza YooSu besho-
♥♥♥~~
ahhhhhh la conti y terminacion de un bello shot..... sabes que siempre me encanta lo que haces y hoy no fue la excepcion.... arigatou..... matta ne
ResponderEliminar<3 yoosu <3
que hermoso shot... no sabes cuanto me anima leer tus fics... gracias por escribir estas historias
ResponderEliminarAwwwwwwwwwwww~~ *---* al fin pude leer !! Me di el tiempo hoy que no fui a clases xD!
ResponderEliminarMe encantó ! De verdad~~ fue demasiado mágico y perfesto *O*! le amé... cómo parecía que se conocían de toda la vida y estaban destinados el uno para el otro~~ *--*!
De verdad muchas gracias por compartirlo~~ *-*!
Cómo no amar a este parcito si son tan dulces, pornosos y lendos!! *O*
Indescriptiblemente hermoso!!!!!!!!!
ResponderEliminarFue demasiado hermoso!!!!!!!!!!!!!! ♥_♥, todo, todo!!!!!!!
Como Junsu estaba con él aún desde pequeño ♥_♥, waaaaaaaaaaaaaaaa eso fue tan lindo, tan tierno, ahhhhhhhhhhhhh me encanto, son el uno para el otro ♥_♥
Y cuando Yoochun toco y Junsu canto y bailo, no podía dejar de suspirar n///n, esos chicos son algo hermoso juntos, la forma en que Yoochun toca el piano combinado con la voz y baile de Junsu, woooooo indescriptible ♥_♥
Ahhhhhhhh muero de emoción y puro amor YooSu ♥_♥
"El castaño admite y por ahora se da por vencido. Aunque piensa ya que en un par de horas se las ingeniará para seducir a su amado…" ♥o♥ ♥o♥ ♥o♥ ♥o♥ ♥o♥ ♥o♥ ♥o♥ ♥o♥
jajajajajajajajajajajajajaja amo a Yunho!!!!!!!!!!!!!! "¿Eras virgen cuando estuviste con Junsu? Y más te vale que esa respuesta sea definitivamente afirmativa", lo amo, en verdad lo amo ♥_♥, jajajajajajajajaja sus preguntas *O*
Ahhhhhhhhhhhhh Changmin encontró a su complemento ♥HayaMin♥
Feli!!!!!!!!!! Muchísimas gracias!!!!!!!!!!!! :D
Kyaaaaaaaaaa!!!!!! Me encantoooooo tan tierno.tan awwwww!!! De verdade encNta. Omo escribes eres lo maximo feliii~ n.n
ResponderEliminarquede toda ♥
ResponderEliminartotalmente bello!!!
Gracias por esta dosis extra de dulzura ♥
Lindo, hermoso, precioso como siempre!!
ResponderEliminarMe encantó, creo que no he encontrado un fic tuyo que no me guste, amo la manera en la que escribes, lo suficiente para pasar diario y ver si hay algo nuevo.
Gracias por el shot Feli, fue muy romántico *0*
Ha sido todo tan hermosoo! *^* ains ellos estaban destinados a estar juntos a amarse mucho mucho y para siempre <3 <3, fue mágico y perfecto, justo como ellos dos dfadsfasdfsdfas sin duda lo ame de principio a fin.
ResponderEliminarxDDDD Este appa sobre protector que tienen estos niños y Changmin ya negando su amor por Hayami, si si Changmin como tu digas, no te gusta para nada >____________< <3 lo amas! x3
Muchas gracias Feli bella por este shot tan hermoso <3, simplemente increiblemente perfecto <3
;3; y de nuevo, perdón por leer hasta ahora ;3;
solo dire HERMOSOOOOOOOOOOO....lo juro fue maravilloso...gracias guapa...y perdona que no pase a menudo el trabjao me tiene saturada..peor hoy me doy atracon de tus maravillosos fic
ResponderEliminarEs hermoso*.*ese toque mágico q le diste estuvo lindo amo el yoosu te felicito hsbc hecho un buen trabajo espero + de ts fics
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