Título: HOT LINE S
Autora: Felina
Pareja: YooSu
Género: Romance
Clasificación: NC-17
Advertencia: Lemon
*****
El ambiente en el antro era inmejorable, era desestresante poder divertirse de vez en cuando sin preocupación alguna de por medio. Había sido excelente la idea del líder arrastrarlos hasta ese lugar, donde desde el inicio pasaron (para suerte suya) completamente desapercibidos.
Y ahí estaban ahora en la pista, instados por Junsu, bailando con soltura, olvidando por esa noche todas las responsabilidades que conlleva pertenecer a DBSK.
No podría decirse tampoco que llamaban demasiado la atención por su forma de bailar, que aunque perfecta gracias a los años de trainer y experiencia, no exigía demasiado a la mayoría de los ahí presentes, que, Yoochun juraba, aman tanto como ellos el baile.
Yunho llegó con una bebida más en la mano, se notaba que ya estaban comenzando a hacer efecto en su persona, se le veía sonriendo más de lo que comúnmente lo hacía, tonteando con las chicas sin reparar en la posibilidad de ser reconocido. ¡Bah! no le importaba, cero preocupaciones esa noche, solo diversión.
No acostumbraban a beber, no demasiado, pero hoy el alcohol parecía estar afectando lentamente sus sentidos, de modo tal que no lo sentía, salvo un poco de calor en las mejillas e imagina que como sus cuatro amigos, las debe tener teñidas en carmesí, producto también del acalorado baile que tenía, rodeado de personas que no conocía, enfocando de vez en cuando a sus amigos entre aquellos cuerpos que se movían con premura y cadencia.
El ritmo de la música era estupendo e inmejorable, si bien no lograba discernir con demasiada claridad a estas alturas de la noche. Cuánto llevaban ya ahí, un par de horas tal vez, a saber, no importaba.
Miró una vez más a su alrededor, la chica que insistentemente intentaba pegarse a su cuerpo comenzaba a molestarlo, al primero de sus amigos que viera, se le iría a unir... su mirada comenzaba a fallarle, no demasiado, aún distinguía bien, pero está seguro de que enfocar le exige un poco más. En fin, se estaba divirtiendo. Se movió entre aquellas personas, hombres y mujeres que como ellos solo se olvidaban de sus responsabilidades unos momentos... un paso, dos, cada vez más inquieto por no ver aún a ninguno, cuando...
Se quedó boquiabierto ante la escena con la que sus ojos toparon, se refregó con fuerza y enfocó otra vez su vista al mismo sitio, para encontrarse con lo mismo... Ahí estaban Yunho, Jae y Changmin, enfrascados en una danza erótica que shokeo su mente. Jae estaba en el medio con una expresión de absoluto gozo, al frente, Yunho besándole el cuello, pegando sus caderas en un frenesí apenas controlado. Atrás, Min con su cuerpo pegado al de su hyung, sus manos acariciando ambos cuerpos delante de él, besando de vez en cuando la piel expuesta a su alcance.
Yoochun no sabía si lo que estaba viendo era real o si definitivamente el alcohol ya había llegado a su cerebro. Desvío la vista en busca de Xiah, lo considera un chico tan inocente que capaz que le pasaba algo, y eso lo preocupó, olvidándose por instantes de sus tres amigos. Lo encontró apenas unos pasos más a su derecha, bailando rodeado por chicas que parecían más que contentas con un espécimen masculino como él que se movía tan sensualmente, aunque Junsu parecía no estar consciente de la gente a su alrededor, estaba más bien concentrado en solo bailar y disfrutar de esa sensación de libertad que tiene cuando lo hace solo para sí, sin responsabilidades, sin cámaras, sin sus fans... no que no le gustara aquéllo, era solo que a veces se sentía un poco sofocado de tanta atención.
- al menos no ha perdido la cabeza... - pensó con una media sonrisa, admirando los seductores y naturales movimientos de su amigo. Entendiendo el porqué de la locura de sus fans al observar esa figura tan estilizada y varonil que poseé el castaño oscuro... - hot line S... - susurró inconscientemente, acercándose a él lentamente. Esa era su forma de describir justo ahora esos movimientos de cadera, vientre y brazos, su forma de moverse por la música era una especie de hechizo hiptnótico capaz de despertar el erotismo en cualquiera.
Xiah dio un giro, y su mirada se clavó de inmediato en la de su amigo, que estaba a poco menos de un metro de distancia, bailando suavemente, apenas percibiendo las vibras del sonido en su cuerpo. Le sonrió tiernamente, ese era un gesto muy normal en él sin importar la circunstancia, su primera sonrisa solía ser siempre tierna, aunque después se transformara en la más adecuada para el momento. Comenzó a avanzar hacia él con pasos de breakdance que bien conoce, se detuvo frente a él apenas unos centímetros de separación, espacio suficiente para respetar el campo vital del otro. Sonrío con alegría, le gustaba estar con él, bailar con él... para él. No dejaron de mirarse ni sonreírse, estaban prendados el uno al otro a través de sus ojos.
Junsu sentía mucho calor, un calor agradable, sentía como si su cuerpo estuviera menejado por hilos invisibles y algo o alguien los moviera a su voluntad, empujándolo hacia su compañero. Era tal vez consecuencia de todo el licor circulando en su sangre, porque por más que deseara razonar, lo único que tenía en mente era acercarse más y más al cuerpo del morocho, cuyos oscuros ojos le parecían como el cielo nocturno, e igual que éste, le cautivaban con su profundidad y fineza.
El ritmo que imponía la música retumbaba en todo el lugar, era una especie de magneto al que nadie podía escapar, de pronto la pista estaba repleta, obligándolos a pegarse más. No había atisbo de inconformidad en ninguno, a fin de cuentas solo estaban bailando.
Cierto que Micky sintiera como si los movimientos de Junsu fueran un gesto puro de seducción que estaba despertando cada parte de su cuerpo partícipe de aquella arótica danza. El castaño movía sus caderas en círculos pequeños, suaves, lentos, acompasados, perfectos, chocando perceptiblemente contra las del morocho. Tampoco supo en qué momento su mano fue a parar a la cintura de Junsu, ni cuándo fue que este respondió poniendo una de sus manos en su hombro, haciendo el contacto más íntimo, la danza más cadenciosa.
No dejaba de admirar a su amigo, deleitándose una y otra vez con esa perfecta curvilínea tan apetecible en la figura del más joven de los dos. Fue inevitable pensar cuán apasionado podría ser en la intimidad con esa menera de moverse si ya mismo sentía que su entrepierna comenzaba a reaccionar ante aquéllos roces de sus cuerpos. Podría jurar, por la expresión en el rostro de Junsu, que se encontraba en la misma situación.
Xiah intentó reprimir un gemido, pero su boca no estaba cooperando con la poca racionalidad que le quedaba a su cerebro. No daba crédito, pero sin duda ese contacto con el morocho lo tenía excitado y sin deseos de parar. Realmente ya no era consciente del ruido a su alrededor, sabía que estaba oyendo más no escuchando, lo que significa que su cuerpo actúa movido por una serie de sensaciones para las que no tiene receptores neuronales de interpretación racional; solo el gozo.. el placer de sentir los escalofríos cada que sus miembros se rozan por sobre sus ropas; las cosquillas cuando más es presionada su espalda baja por la mano ajena. El deseo creciente de un contacto más íntimo, más prolongado, menos reservado.
Era en verdad todo consecuencia del alcohol en sus venas? Nada tenía que ver eso que venía sintiendo desde antes? Pasaba a segundo plano el hecho de que solo a él lo mirara de esa forma siempre, como si por esos instantes en que sus ojos capturaban su atención, él fuera todo su mundo?
No era que sus cerebros se desconectaran o perdieran la razón, era solo que todo dominio pasaba a aquella zona receptora del placer. No era que el día de mañana no fueran a recordar nada cuando la sobriedad vuelva, la mente humana en su misterioso funcionamiento registraba cada detalle, lo enviaba al inconsciente y lo registraba en espera de ser recuperado cual archivo temporal en un disco duro.
Así, ahora solo había cabida para las sensaciones, para liberarse de ataduras, para hacer caso de los instintos, para dejar que el Ello, esa instancia egolatra movida por el placer, tomara absoluto control de sus acciones.
Tal vez solo así podía explicarse porqué no se oponía a esto, porqué no lo había apartado, porqué estaba correspondiendo y disfrutando de ese beso lento, profundo y apasionado con sabor a licor y dulce que Junsu le daba. Tal vez por eso su lengua se enredaba una y otra vez con la de su amigo, dejando apenas espacio para respirar sin interrumpir ese contacto. Saboreando sus labios, explorando cada rincón en aquella deliciosa cavidad. Dejando que sus manos se movieran como si tuvieran vida propia reconociendo terreno virgen, palpando ese cuerpo masculino que deseaba poseer en ese mismo instante.
No recuerda cómo exactamente, pero ahora se encontraban en su habitación de hotel, donde el fuego de la pasión parecía incrementarse cada segundo más. Manos inquietas que no tardaron en despojar al otro de sus ropas, mismas manos que masajeaban con agilidad la erección de su amante, suspiros descontrolados, gemidos roncos, besos candentes.
Junsu estaba sobre el cuerpo de Yoochun, repartiendo sus besos y caricias por todo su cuerpo, concentrando su atención en su miembro, saboreando su longitud, apreciando el sabor salado que deja en su boca y lo lleva a perder la cordura.
Todo eso era una completa locura por diversas razones que en ese momento pasaban de largo en su cabeza. Era una noche apasionada motivada por el exceso de alcohol. No pasaría de sexo, con su mejor amigo, otro hombre. Modificaría sustancialmente su amistad con el otro. Se arrepentirían y lo dejarían todo como un error y nada más.. aplastaría sus sentimientos.
Ahora era él quien estaba bajo el cuerpo de Micky, mientras éste le besaba el cuello, lamiendo dulcemente, dejando un camino hacia su pecho, acariciándole, llenándole de placer, arrancándole sonoros gemidos. Sintió una invasión en su entrada, sorprendiéndolo en primer momento, pero él volvió a su boca y lo hizo olvidar entregándose por completo a sus deseos.
Sus embestidas comenzaron lentas, como si estuviera dándole tiempo para acostumbrarse a su intromisión, tenía todos sus sentidos nublados por la situación, sin nada claro en su mente, sin ser capaz de pensar. Seguía gimiendo suavemente, tratando de disfrutar al máximo la sensación de ser uno con el chico que ama, a pesar de las limitaciones sociales, de los prejuicios que caerían sobre él si esto se hiciera dominio público. Se abrazó al morocho con desesperación, buscando que llegara tan profundo en él que lo marcara para toda la vida, así no extrañaría ese placer cuando después de esto se vuelvan a comportar solo como los mejores amigos, amigos por lo menos... compañeros como mínimo.
Lo escuchó gemir su nombre en su oído, desconcertándolo un poco, pero no se detuvo a pensar en ello. Se adentraba en él cada vez más fuerte, más rápido, más profundo. Lo besaba con pasión, le encantaba sentirlo en sus brazos, sentir su calor, que su sudor se mezclara con el suyo propio, que se pegara a él, que le rasguñara los brazos y la espalda como si buscara marcarlo de su propiedad.
Era consciente de que tal vez mañana no supieran cómo reaccionar, pero estaba seguro de algo ahora, no le importaría repetirlo en completa sobriedad, no le importaría salir con su mejor amigo como pareja, porqué no sabe en qué momento ese ser que tiembla bajo su cuerpo gimiendo de placer, se le enterró en el corazón adueñándose de todo su amor. Podría ser que no lo entienda, que lo rechace, pero si es necesario luchar por él lo hará, si es necesario olvidar este momento, también lo hará, aunque el dueño de sus más profundos sentimientos siga siendo, su mejor amigo.
Alcanzaron el extasis casi a la par, se dieron un último beso y casi al instante calleron dormidos, demasiado cansados para más nada ahora.
Los primeros rayos de sol apenas si se colaban como una débil luz por entre las gruesas cortinas de la habitación, en la cama matrimonial dos cuerpos desnudos apenas cubiertos por una sábana se encontraban abrazados, Junsu despertó primero y al hacerlo casi sintió que le daba un infarto de la impresión.
- qué demonios hago aquí... - pensaba con total desconcierto, moviéndose apenas para no despertar a Micky, consciente de su desnudez, vagas imágenes pasando por sus pensamientos, recordando de entre vestigios borrosos la noche de pasión que se había montando con el morocho... - ¡mierda! qué hice, qué hicimos... - comenzó a incorporarse despacio, pero fue suficiente para que el sueño de su amigo se viera interrumpido y sus ojos se abrieran con desgano.
- ¿Su? - apenas enfocó a su amigo, quien se cubría el pecho con la sabana y estaba fuertemente sonrojado, recuerdos de esa noche golpearon con fuerza su mente. Se incorporó hasta quedar sentado en la cama, sosteniendo su peso con sus manos ligeramente hacia atrás, quedando de frente al castaño, que parecía querer decir algo pero no encontraba las palabras, o se encontraba tan desconcertado como él.
Pasaron un rato en silencio, dándose miradas furtivas, tal vez pensando en la mejor forma de arreglar aquello, de dar una explicación, de simplemente poder mirarse y hablar como los adultos que son.
- lo siento... - balbuceó al fin Junsu, evitando la mirada de su amigo... - ha sido un error, lo sé... - por su tono de voz, podía notarse que decir aquello le dolía, pero el morocho no estaba seguro del porqué, si por haberse acostado con otro hombre, si por haber estado con él sin sentir nada más que una linda amistad, o porque pueda sentir algo más y teme no ser correspondido.
- ¡que diablos! así es como yo me siento... - pensó Yoochun, después clavó su mirada en su amigo, que aún permanecía sentado donde mismo, con la mirada gacha... - porqué... - Junsu lo miró sin entender a qué se refería con esa pregunta... - porqué ha sido un error para ti, yo... yo, sinceramente no me arrepiento, Su.
- ¿no?... - cuestionó más confundido.
- no... la verdad, Junsu ah... la verdad es que me gustas... -
- ¿te gusto?... - su rostro se tiñó en carmesí, sonrío estúpidamente cuando Micky asintió con su semblante avergonzado... - soy un hombre...
- lo sé, el hombre con la hot line S más perfecta del mundo... - tomó la sabana que cubría el cuerpo del castaño, retirándola lentamente... - pero no digo que me gustes solo físicamente, me enamoró tu forma de ser.
- a mí la tuya... - lo interrumpió, deteniendo también su mano que ya había retirado la sabana hasta su cintura... - eso que nos vuelve ahora?... - se sentó a horcajadas sobre el morocho... - ahora que estamos sobrios, con un dolor de cabeza tremendo a decir verdad... - Micky sonrió ante ese gesto, él nunca cambiaría, siempre lograba destensar un lugar con algún comentario... - cómo quedamos...
- como quieras que quedemos, baby... - le acarició la mejilla con suma ternura... -
- Sarang hae, Chunnie ah...
- I love you, Susu ah... -
Tal vez su primera noche en la intimidad si había sido producto del exceso de copas, pero los sentimientos de fondo que los impulsaron a no parar, a seguir adelante y entregarse sin reservas, serán los que los motiven a iniciar una relación de la que solo ellos mismos decidirán su curso.
FIN
encuentré tan tierno este shot... y tan candente ♥
ResponderEliminaraaahw lo amee *-----* q genial!!!
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