YooSu... Shot? parte 2

Chicas felina me dejo esto para que ya no sigan odiando al pobre Yoochun es una manera de la que esta empezando a salir de su bache emo u.u, espera y lo disfruten

Título: UNTITLED (Parte 2)
Autora: Felina
Pareja: YooSu
Género: Romance
Clasificación: PG

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POV´S Yoochun

¿Alguna vez se han preguntado cómo negarse al amor de un ser tan puro que saber que te ama se convierte en un peso doloroso? Tal vez no, tal vez sí… Yo lo acabo de vivir.

Habías dicho tantas cosas en tan pocos minutos, que casi sentía que no podía procesar cada palabra que salía de tus labios, te miraba e intentaba seguir el hilo de tu conversación, pero cuanto más te escuchaba más sentía apretado el pecho y desazón. No me culpas, lo sé porque pude verlo en tus nítidas pupilas chocolate, casi parecía que esperabas este tipo de reacción, o que por lo menos alguna vez la habías imaginado.

Perdóname.

No soy digno de tu amor, y no puedo amarte ahora que aquel sentimiento ha llegado a mi vida pero el destinatario es otro corazón. ¿Crees que podamos vivir con esto de ahora en adelante? Sinceramente… tengo miedo de la respuesta que se vislumbra ante mis ojos y sacude cada línea de pensamientos.

No.

No podríamos hacer de cuenta que nada ha sucedido, que no me has dicho con claridad que me amas o que no he profanado tus labios en un beso efímero que no logro comprender porqué es que de hecho te lo entregué.

¿O es acaso que tengo miedo del conocimiento de tal razón?
No me mires así, Junsu ah, la sonrisa triste de tus labios y el opacado clamor de tus ojos se me clava en el corazón como estaca de hielo que enfría todo dentro de mí. Quisiera haberte podido decir aquello que sé soñabas, aquello que tal vez por las noches te persigue como fantasmas porque una vez tiempo atrás también lo viví.

Y quisiera poder decirte que sí, que en realidad también Te Amo. Pero aquél sentimiento lo enterré en el ayer porque simplemente no es lo correcto, no podemos Junsu ah, ir contra todo y no rendirnos en la brazada contra corriente, la sociedad en la que vivimos es peor que un mar embravecido, sus prejuicios son más aterradores que las mismas olas inmensas de un huracán en medio del océano. Tú no mereces eso…

Y por ello a ti tuve que renunciar.

Quieres que te diga la verdad…

Así comencé mi propio desahogo un par de días después cuando ambos estábamos solos en el departamento y la noche fresca nos invitó a admirarla desde el ventanal.

No he podido dejar de escuchar tus palabras en mi cabeza desde ese día, ni de ver tu rostro lloroso cada que cierro los ojos sin importar que sea día o noche. Me persigues peor que un fantasma y aquello comienza a derrumbar todas las barreras que había levantado y creí más fuertes que cualquier muro.

¿Quieres saber cuándo me enamoré de ti? El día que sonriendo me dijiste que todo estaba bien, te habías enterado a medias de un problema que había tenido con mis padres y no necesitaste razones, no cuestionaste ni invadiste de ningún modo mi espacio. Esa noche tú fuiste como mi salvación, yo había estado por ahogarme en el dolor y la tristeza, y tú habías llegado como viento cálido a socavar todas mis emociones, tendiste tu mano y me ayudaste a levantarme de aquél rincón en mi habitación que oscuro y frío había sido mi refugio por horas. Esa noche tu sonrisa lo había sido todo para mí… y luego no pude desprenderme de ella. Era mi alicante para cada malestar y el salvavidas en cualquier tormenta.

Fue la primera vez también, en que tuve miedo de lo que sentía. Lentamente aquella sensación se fue duplicando, y triplicando, hasta que la magnitud de su intensidad fue tal que solo pude describirla con una palabra… con un sentimiento.

El amor.

¿Sabes cuántas veces me grité en silencio ante el espejo? Ni siquiera puedo recordarlo, pero a menudo al ver mi reflejo me recriminaba, me negaba en rotundo a enamorarme de ti, aquello no podía terminar bien por más que intentásemos. Aquello solo podía terminar en lágrimas y dolor, en tragos amargos que no podríamos aliviar de ninguna manera. Huí de las heridas que todavía no ocasionaba, de las declaraciones que todavía no pensaba, de los besos que todavía no daba, de las caricias que aún no entregaba. Huí de todo el romanticismo y las ilusiones…

Huí de ti y todo lo que me hacías sentir.

Luego vino la demanda y yo no podía simplemente dejarte solo. Seguí contigo y me di cuenta de que el destino parecía ser éste, permanecer juntos en todo momento sin importar las adversidades.

¿Sabes cuánto dolió saber eso? Mucho.
Porque por más que me había esforzado por no ceder al amor que te tenía, la suerte parecía empecinada en ponerme a prueba. Y lentamente volví a caer en tus encantos, quería de nuevo todas tus sonrisas pero estábamos tan sumidos en las cuestiones legales que casi no las vislumbraba… y de nuevo me di cuenta de que no sería justo, de que si solo me dejaba mostrarte todo lo que siento, las cosas solo podrían empeorar y el sufrimiento multiplicarse. Nunca he querido nada de eso para ti.

Fue así que de nuevo fui enterrándolo todo, cada sensación, cada sentimiento, cada emoción, cada anhelo de tener de vuelta al Junsu juguetón y divertido que nos arrancaba a todos intensas risas, el que llenaba de alegría cada rincón y alumbraba con su sola presencia todo lugar… enterré de nuevo las ganas de abrazarte con fuerza y hundir mi rostro en la curvatura de tu cuello, el deseo de oler el aroma de tu piel y aún más el de su sabor si tan solo mis labios pudieran besarle. Tuve tantas batallas internas que las heridas aún no sanan.

¿Qué esperas que haga con todo eso, Junsu ah?
¿Cómo crees que podemos vivir un amor que solo nos trae sufrimiento y dolor? Porque esto no es solamente cuestión de correspondencia, esto también es de realidades, no podríamos simplemente salir juntos y esperar que las cosas se resuelvan por sí solas… no podemos ni siquiera, esperar que sea eterno… no podemos luchar contra corriente solo porque tenemos sueños de grandeza y románticas ilusiones de un perfecto final.

No podemos entregarnos tan libremente a éste sentimiento.
Pero no quiero callarlo más, ni dejarte sufrir a solas decidiendo darle la bienvenida al dolor o sonreírle a las lágrimas…

Tú debes saber, Junsu ah, que Te Amo… como nunca podré amar a nadie. Pero ante el sacrificio que tú hiciste tiempo atrás, yo antepuse mi propia condena. Tomé la decisión más difícil de todas, dejarte ir sin tenerte, aunque al hacerlo te hubieses llevado en la mano mi corazón y en tus labios mi alma, porque el único beso que te entregué, llevaba el aliento de mi amor por ti.

El silencio cayó y la noche se volvió incluso más fría, te miré de soslayo y alcancé a vislumbrar el rastro húmedo de las lágrimas surcando tus mejillas. Se hundió otro poco mi corazón y la congoja apretó cada fibra de mi ser. El arrepentimiento llegó y largué un suspiro. Ya no había manera de dar marcha atrás. Te había dicho parte de mi propia historia, había dejado al descubierto un fragmento de mi propio dolor.

¿No debería ser éste el momento en el que me gritas que soy un maldito? ¿En el que me miras con tristeza y maldices el momento en que un cobarde como yo se enamoró de ti? ¿El momento en que el mismo cobarde renunció a intentar siquiera?

Quiero que me mires, que explotes y espetes todo aquello que sé alberga tu corazón. Quiero quizá, sentir que salvo algo de culpa si tan solo dices una palabra hiriente. Lo sé, pero tal vez tú no, soy el idiota en el que depositaste tu más puro sentimiento, el mismo que en el ayer no se atrevió a decirte un Te Amo, el mismo que a pesar de que lo ha dicho ahora, no se atreve a intentar ni pedir una oportunidad.

¿No me preguntarás cuál es la otra parte de toda esta verdad?
¿Por qué estoy con Ella y no contigo?

Lo admito ahora, tu llanto silencioso se me entierra en el pecho como aguijón, me mata lentamente y se desliza como veneno por mis venas robándome la vida del alma, porque aún cuando mi mente y mi cuerpo puedan seguir adelante, ya no hay motivo para seguir como lo había hecho hasta ahora…

Porque en adelante, tal vez todo sean reclamos internos y maldiciones sin sentido.
Es sabio recordar, que el hubiera no existe.

- Junsu ah… - susurré tu nombre casi inconscientemente, volviendo la mirada hacia ti y esperando encontrar la tuya… pero seguías perdido en el cielo estrellado de ésta noche de otoño…

Me quedé sin palabras y aunque quise largarme, tampoco tuve el valor. Y volví a cuestionarme cómo era que alguien tan bondadoso y puro como tú pudo enamorarse de alguien tan miserable y cobarde como yo. ¿No ves cuán inmerecido soy de ti?

- ¿Eres feliz, Yoochun ah?... – cuestionaste y casi al instante los recuerdos golpearon mi mente… días atrás te respondí que sí, casi sin titubear, tragándome mi propio dolor, mis miedos e incertidumbres… hoy… hoy no sabía qué responder… - si no lo sabes, si ya no puedes responder la misma pregunta que te hice apenas hace unos días, ¿No crees que aún hay algún tipo de esperanza para los dos?

Viraste finalmente tu rostro y clavaste tu chocolatosa mirada en mis ojos, temblé y el mundo pareció dar vueltas alrededor de mí. ¿Era ésta alguna especie de señal? ¿Tenías razón en lo que decías? ¿Merecía yo esta esperanza, esta oportunidad?

Ladeaste el rostro y sonreíste sin decir más nada, volviste tu mirada al cielo y murmuraste algo acerca de lo hermosa que estaba la noche. Yo solo te veía a ti ahora. Y solo te encontraba hermoso a ti. El corazón golpeó contra mi pecho y aturdió mis oídos, galopaba con tal fuerza y determinación que casi me pareció que era la primera vez que le escuchaba. Aún tenía miedo, aún me sentía un cobarde, aún creo que es injusto y que no podremos ir siempre contra corriente ni salvarnos de la marea. Aún temo lastimarte y hacer sufrir. Aún, tantas cosas que me es imposible pensarlas y aún más razonarlas.

¿Sería suficiente nuestro amor, Junsu ah?

Sé que quise preguntarte pero las palabras se atoraron en mi garganta junto a ese nudo rígido que se había formado en la raíz de todos mis conflictos internos y los sentimientos callados. Y casi sin querer recordé cuán asustado me sentí aquellos días luego de que grabamos el Couple Talk de nuestro último All About como TVXQ, la forma en que me di cuenta de que tal vez inconscientemente nos describimos el uno al otro ante aquella pregunta de la novia ideal. La forma en que reímos juntos y el calor y la vergüenza y la curiosidad que sentí cuando en aquella grabación tu cuerpo quedó prácticamente descansando sobre el mío. Ya me gustabas tanto, ya moría tanto por ocultar mis sentimientos. En aquellos días tuve una de mis más grandes crisis internas, porque fue entonces cuando conocí el calor abrasador de los sueños húmedos en los que tú y yo éramos los actores principales, y estaba tan aterrado por excitarme pensando en ti aún en mis más profundos sueños. Que de nuevo volví a luchar contra las emociones y las enterré tan hondo como pude.

Que irónico es ver que una y otra vez aquellos salieron a flote con facilidad, porque siempre ha bastado solo una de tus sonrisas o uno de tus roces… tu simple cercanía.

- quiero ser feliz, Junsu ah… - alargué mi mano y tomé la tuya, de inmediato me miraste con tus bellos ojos, la sorpresa matizada en ellos y tus mejillas coloradas como tantas veces antes… - aunque para ello tenga que llegar al final de la vida y volver a nacer… - susurré con cuidado y entrelacé mis dedos con los tuyos, respondiste al instante aunque la mirada de sorpresa no abandonara tu rostro.

Y entonces volví a hacerlo.
Uní tus labios a los míos.
En un beso.

Pero éste, a diferencia de aquel que entregué días atrás con sabor amargo, efímero y doloroso; te lo di con calma, me tomé la libertad de saborear tus labios, de probar de tu dulzura y buscar dentro de mí la ternura para merecer el tesoro de tu boca. Poco a poco te sentí participar del sublime contacto, ¿Quieres que te diga lo que sentí?

Libertad.
Como cuando rompemos las ataduras que ni siquiera sabemos a ciencia cierta el momento en que las formamos.

No quiero pensar en ello ahora. Solo quiero seguir así, a tu lado, intentando sanar heridas, probar más de tus labios y la pureza de todo tu ser.

Amarte. Ser Amado.
Y esperar, que un día en verdad pueda ofrecerte lo que mereces, aunque aquello nunca se pueda convertir en un mundo color de rosa.
Porque si he de decir de quién es el amor que palpita en mi pecho e ilumina mi alma.

Ese eres tú, Junsu ah.
Por siempre.



**FIN**