YooSu... Shot?

Bueno, tengo mis momentos así medio emos, y aunque debiera estar tratando de conciliar el sueño, esta idea me llegó de pronto y me sentí en la necesidad de escribirlo...



Título: UNTITLED
Autora: Felina
Pareja: YooSu
Género: Angst
Clasificación: PG

*****
POV´S Junsu

¿Alguna vez se han preguntado cómo afrontar el dolor de un amor intenso? Esa tarde la pregunta vino a mí, estando frente a la persona que amo, luego de saber que tenía novia.

Por supuesto, el mundo había caído sobre mis hombros y el piso había desaparecido bajo mis pies, caí en picada y sentí el terrible dolor de la realidad más cruda… aunque esa una parte de mí la hubiera tenido bien conocida; hace tiempo que había dejado de albergar esperanzas.

Recuerdo que te miré a los ojos y sonreí débilmente tratando de encontrar de nuevo la fuerza para respirar. Me miraste atónito y luego yo simplemente lo dejé todo salir.

Recuerdo bien el día que me di cuenta, grabábamos el primer Couple Talk para el All About como TVXQ; se había sentido bien decir todas aquellas cosas como YooSu, de hecho comencé a darme cuenta de que nuestro nombre sonaba realmente bonito. Es estúpido, lo sé; pero era como un adolescente enamorado, así que, también estaba bien. Pero ya sabes, como todo enamoramiento adolescente, mucho fueron fantasías y cero tipo de acercamiento directo porque habría muerto de vergüenza, supongo que por eso siempre vi con buenos ojos eso del fanservice, siempre era la excusa perfecta para sentir lo que estaba sintiendo.

Luego con el tiempo comencé a darme cuenta de que las fantasías no eran suficientes, que quería hacer todo aquello realidad. Siempre te buscaba y hacía tontería y media contigo, quería todo el tiempo del mundo a tu lado y que un día te dieras cuenta de lo que pasaba conmigo. Los meses y más tarde los años me mostraron que aquello no iba a suceder. Fue entonces que conocí el dolor, el dolor que viene de la realidad que no nos gusta, la que destruye nuestros sueños y nos recuerda cuán vulnerables somos.

Entonces quise creer que si te confesaba todo lo que sentía tú vendrías a mí y dirías que era un tonto por no haberme dado cuenta que también te gustaba, que me abrazarías y me besarías bebiendo mis lágrimas con una muda disculpa por el dolor ocasionado mutuamente por no confesarnos antes. Alimenté mis días con esa idea por mucho tiempo más, hasta que comprendí que solo jugaba a evadir la realidad pero que ésta cada mañana volvía con creces a mutilar mis ilusiones.

Y pasó todo esto de la demanda, caímos sin darnos cuenta en muchos problemas emocionales y luchamos cada día por salir adelante de ellos, por levantarnos más fuertes y seguir luchando por lo que todavía era nuestro sueño como artistas. Pero aunque todo aquello se fue clarificando por cuenta propia gracias a nuestro esfuerzo, mi corazón seguía inquieto. Te soñaba cada noche y seguía esperando que un día te dieras cuenta de que te quería y me quisieras de vuelta. Pero entonces tú pasabas demasiado tiempo con Jaejoong y yo no podía evitar sentirme celoso y sentirme de algún modo solo, ocupado con el single y Mozart, lejos de ti, sin poder verte a diario y grabarme de memoria tu rostro aunque de hecho lo conozco de principio a fin en cada una de sus expresiones.

Me di cuenta por vez primera de que el dolor era demasiado. ¿Sabes que lloré noches enteras? Lo hice, cuando Jaejoong no estaba… cuando tú no estabas… cuando todo era oscuridad y silencio… cuando podía ser el Junsu aterrado y dolido de su propia suerte. Lloré cuando nadie podía ver, cuando el dolor era solo mío y no tenía que preocuparme por huir de los reclamos o el rechazo, de la misma realidad. Mucho tiempo pasé así, sufriendo de noche, sonriendo de día. ¿Algún día lo notaste?

Sé que no.

Y no lo reclamo. Tenías tus propios problemas, tu propio mundo interno, tus propios quebraderos de cabeza. ¿Sabes que un centenar de veces quise ser Charles Xavier? Suena aún más estúpido, ¿no? Pero… quise serlo, quise ser un mutante, un hombre con poderes sobrenaturales… quería ver en tu mente, quería saber qué pensabas, qué sentías, quería vivir dentro de ti y no tener que dejarte nunca.

Comprendí entonces cuán lejos había llegado mi enamoramiento.
Comprendí…
Que te amaba, Yoochun.

Y que por desgracia no había marcha atrás. Que no podía simplemente negarme a ese sentimiento aunque no sea de una y mil formas correcto. Eso dolió como varias toneladas más de peso sobre el alma. Podría jurar que sentí cómo lentamente el corazón se iba desgarrando, las grietas que se abrían y los sueños que escapaban a través de ellas. El miedo y la desesperación por no poder evitar el desquebrajamiento, saber que no había pegamento para unirlos, ni poderes que invocar para evitar lo inevitable.

Me hundí…
Caí profundo en el pozo de mi tristeza, de mi soledad, de mi dolor. Derramé tantas lágrimas, que me pregunté una y otra, y otra vez, si es que una noche dejarían simplemente dejar de fluir… esa noche no ha llegado ¿sabes?… las lágrimas no cesan, porque no ha cesado el dolor ni la tristeza, porque aún te amo y me ahogo en el mar de mi soledad.

Y llegó entonces un día, en el que tomé decisiones importantes. Supe que los sueños no iba a volverse realidad y los dejé ir… supe que para ti siempre iba a ser solo un amigo, aunque eso no me bastara ni un poco… supe que el dolor y la tristeza no iban a irse aunque así lo deseara, es mentira que todo sana con el tiempo, los sentimientos no mueren ni desaparecen, permanecen con nosotros a lo largo de nuestras vidas, pero tenemos que aprender a vivir con ellos; claro que no es tan difícil hacerlo cuando son sentimientos buenos, cuando se trata de felicidad o alegría; pero, aún cuando son aquellos que nos duelen y sin importar cuán oscuros sean, también tenemos que vivir con ellos; así que decidí darle la bienvenida al dolor y le sonreí a las lágrimas.

No fue un paso fácil.
Dolió otro tanto.
Lloré mucho más.
Pero lo hice.

¿Podrías sentirte orgulloso de ello por mí?

No has dejado de mirarme con sorpresa mientras hablaba. De pronto comprendo lo que he hecho y doy un paso atrás asustado de mis propias acciones y todo lo que he dicho. Te he confesado en unos pocos minutos la punta del iceberg en que se convirtió mi vida desde que te convertiste en alguien imprescindible en mi vida. No sé que esperar de ti, tiemblo y aunque quiero salir corriendo mis piernas se han quedado clavadas en el piso.

Esto no tendría que haber sucedido así.
Y sin embargo sucedió.
¿Dirás algo? ¿Te quedarás parado solo mirándome con aquel asombro que deja pauta a mil pensamientos? La sonrisa irónica se curva en mis labios y me doy cuenta de que lo que intenté mantener en secreto por años salió a la luz por mi propia boca. ¿Quieres que mienta y diga que no espero que ahora uno de los miles de sueños se haga realidad? Pues bien, voy a mentir. Hace tiempo comprendí que en situaciones como éstas, volverse un mentiroso contra uno mismo puede funcionar, lo suficiente para mantenerse a flote cuando es una minúscula balsa la que me mantiene errante sobre las olas del mar.

Las lágrimas resbalan por mis mejillas, puedo sentir su conocido tacto húmedo cubrir mi piel, sonrío para ellas y les dejo fluir; te miro e inclino la cabeza sonriendo más ampliamente como si esto no fuera nada… o como si te pudieras preocupar por mí… nada de aquello debe importar más ahora, me has dicho que tienes novia y que le amas…

- ¿eres feliz, Yoochun ah?... – te pregunto con cuidado, la voz ha salido suave de mis labios y tu mirada ha titubeado al escucharme. Aguardo por tu respuesta y otra grieta se abre involuntariamente…

- sí… - has respondido con tono bajo, casi como si no quisieras decirlo pero consciente de que no puedes mentir… lo sé, lo sé… no hubo un sueño hecho realidad… no hubo una negativa de tu parte ni un arrepentimiento venido de un fuerte abrazo y un beso de amor… aquello iba a seguir profundamente enterrado en mi corazón…

- entonces debes saber, que el día que le di la bienvenida al dolor y sonreí a las lágrimas, también decidí que por estúpido que fuera, o imposible que pareciera, sería feliz si tú lo eras… - hablé de nuevo y aunque mis labios seguían sonriendo, las lágrimas fluyeron con mayor libertad bañando por completo mi rostro y mojando mi cuello…

Nos quedamos en silencio largo rato. No es que esperara realmente que dijeras algo… por supuesto, mi yo interno perdidamente enamorado de ti lo hacía, pero el yo consciente de la realidad, no. Supuse entonces que por ahora había dicho todo lo que tenía por decir. Y que no esperaba de ti una sola palabra. Di media vuelta y comencé a marcharme…

- Junsu… - susurraste mi nombre y mi corazón tembló… no esperaba que me llamaras, di la vuelta y te miré… tu rostro sereno y tus profundos ojos negros expresando mil cosas que no pude dilucidar con claridad… - ¿eres feliz?

Cuestionaste con sinceridad. Y yo no pude negarte la reciprocidad de lo mismo. Negué con la cabeza y sonreí sin dejar de llorar en silencio. Me miraste intensamente y el yo dentro de mí emergió con fuerza suplicándote con la mirada que vinieras a mí y me abrazaras, que dijeras lo que sé nunca dirás, y me besaras. El silencio volvió a reinar y tuve que dar la vuelta de nuevo, estaba por quebrarme completamente y no deseaba que lo vieras.

- Junsu… - volviste a llamarme y un nudo se atoró en mi garganta… voltee a mirarte… - lo siento… - y asentí con una triste sonrisa tu disculpa… pero antes de que pudiera marcharme de nuevo… - gracias… - me dijiste y yo pude ver la claridad en tu mirar…

¿Saben qué es estúpido? Haberme sentido feliz por tu agradecimiento. Porque sé que agradecías que te amara así, aunque no pudieras corresponderme. Un tiempo atrás, quise odiarte por eso, luego comprendí que cuando se ama realmente con el alma, el odio simplemente no existe.

¿Sabes cuál es el único anhelo que pesa más? Un beso. Sé que por siempre ese será el único sueño que todos los yo dentro de mí desearán con toda su fuerza.

Balbuceo entonces sin poder controlarlo, hay una lucha dentro de mí y luego de varios intentos por decir algo, el mutismo vuelve a hacerse de mis labios. Asiento a tu agradecimiento y doy la vuelta una tercera vez.

- Junsu… - me llamas de nuevo y yo siento que las piernas me tiemblan, que estoy por caer y no vendrás a sujetarme y aquello duele demasiado… - ven… - me pides y yo me niego a siquiera volverme hacia ti de nuevo… - ven Junsu ah… - me pides otra vez y es tu voz como un mandato, giro sobre mis talones y veo tu mano extendida… quiero negarme a tomarla pero en un segundo me encuentro de nuevo ante ti, me miras y limpias con tus pulgares algunas lágrimas… - solo ésta vez… - susurras con suavidad y antes de que pueda advertirlo…

Has unido tus labios a los míos.
Un beso.
Tan corto y efímero, que no puedo recordar la sensación y sin embargo, mi corazón se regocija en alegría.

Te apartas y yo inconscientemente me muevo al frente buscando de nuevo ese contacto que no volvió a llegar. Abro los ojos – y Dios, no recuerdo haberlos cerrado – y me encuentro con tu mirada

- sé que un día encontrará alguien que pueda amarle de vuelta… - susurras con una de tus manos sobre mi pecho… cálido pero doloroso… tus palabras han terminado de enterrar la daga en mi corazón.

Das un paso atrás y entonces eres tú quien da media vuelta y se marcha.
Te veo alejarte, paso a paso más lejos de mí.
Es esta la realidad.
No llegará la noche en que deje de llorar el amor por ti.
Ni el día en que me ames de vuelta.

¿Crees que un día ame a alguien que no seas tú y ese alguien me ame también?
No. Yoochun. Ese día no puede llegar, porque solo amamos así una vez en la vida. Y esa vez ya está aquí.

¿Me dejas seguir soñando contigo?


**FIN**


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