Capítulo 3 VAMPIRE

Acá con actu, corta pero sustanciosa (?)xD

No diré mucho porque mi appa de visita está que me manda a dormir xD

CAPÍTULO III. CORAZÓN ESTEPARIO

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Vagar en las montañas en busca de su presa…como un lobo hambriento.

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Corea, 1905

Le había costado mucho contener el dolor de aquella masacre para la que su familia no había estado preparada hace poco más de medio siglo, solamente su hermana le había sobrevivido. Linaje caído que nada había tenido que ver con el origen de aquella supuesta venganza por ajuste de cuentas en una traición de la que no formaron parte pero por la que perdió a la mayoría de los suyos, uno a uno vio caer a todos los integrantes de su poderosa familia. Eran vampiros orgullosos, aceptaban a cabalidad las consecuencias de sus actos, aún de los más bajos, porque vamos, no iban a negar que eran como la gran mayoría de las familias vampiro, traicioneros y egoístas, todos buscan algo más de poder.

Pero para Jung Yunho su hermano menor siempre había sido diferente, puro e inocente, casi como un simple mortal, siempre bondadoso y alegre. Y se lo había arrebatado Kim Hwang sin miramiento alguno, el vampiro de tez morena vio la diversión fulgurar en la mirada del vampiro mayor cuando atravesó el cuerpo de su hermano con una daga de incrustaciones de diamante traspasando su tierno corazón.

Se contuvo de lanzarse en aquel instante sobre el vampiro mayor, Yunho siempre ha sido inteligente, tenaz, estratega; y sabía que en aquel momento las posibilidades de ganar eran mínimas. Era un vampiro joven, con poca experiencia en batalla a pesar de las muchas veces que participó de ellas, sabía bien que debía escapar, ocultarse, desaparecer y volver en el futuro con la mejor estrategia para vengarse.

En ese momento lo supo, tomar la vida de lo más preciado de aquel hombre a cambio de la de su hermano.

Su primogénito y único hijo, Kim Jaejoong se convirtió en su único objetivo en adelante.

Y durante décadas Yunho se ocultó en montañas recónditas de China, entrenándose y planeando su venganza. Más tarde, cerca de mediados del siglo XX se reintegró a la civilización en China, aprendió mucho más de sus antiguas artes marciales y otras estrategias. Con el tiempo se convirtió en un vampiro poderoso y sigiloso, alguien sin una identidad conocida que iba forjando su propia historia.

Y fue así como volvió sobre la década de los 90 en el siglo XX a Corea. Su plan estaba claro y su objetivo ubicado.

Kim Jaejoong era tan popular que era fácil de localizar, fácil de conocer por su atracción por la sangre y el placer.

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Seúl, Corea del Sur
2011
Había comenzado a acercarse en supuesta casualidad después de haberle estudiado minuciosamente por un par de años –aunque tuviera que renegar de aquella inmediata atracción al momento de encontrárselo nuevamente tantos años después desde la última vez que le vio cuando su familia fue masacrada a manos de Kim Hwang así hubiera sido unos instantes solamente (el tiempo suficiente para marcarle como su objetivo)– aquella era su misión en la vida.

Un vampiro nunca olvida.
Un vampiro nunca perdona.

Y Jung Yunho se considera ante todo un vampiro que respeta las más estrictas reglas de su instinto sobrenatural.

Pero su instinto también es deseo, pasión, lujuria.
Y Jaejoong despierta todo aquello desde la primera vez que le vio.

Cuando el moreno comprendió la magnitud de aquello que ahora se convertía en un problema, no hizo demasiado por evitarlo o rehuirle; por el contrario, en su momento le consideró un arma a su favor, porque al poseerlo en cuerpo creyó que podría llegar a utilizar su orgullo y dañarle.

Dañarle a tal punto que le viera humillado y quebrantado ante sus ojos.

Pero en algún punto invisible de aquella venganza bien fraguada e iniciada, Jung Yunho se enredó en los hilos transparentes de sus injurias atándose misteriosamente a Jaejoong.

No podía renunciarle.
No podía matarle.
No podía vengarse.

La razón de su vida parecía menguar cada que le besaba y le abrasaba la piel con el calor de su cuerpo. Porque lo que otrora fuera su misión, hoy solo parecía un espejismo en el desierto, ese algo incierto que no le lleva a ninguna parte que no sea su sonrisa pícara, sus ojos lujuriosos, su boca de pecado, su cuerpo tentador, su caliente interior.

- ¿Qué tanto piensas?... – el pelioscuro cuestionó en su oído al llegar a sus espaldas y rodear su cintura dejando que sus delicados dedos jugueteen en el bien formado torso de su amante. Hacía algunos minutos que culminara una maravillosa sesión de sexo. La primera vez que realmente se enrollaban.

Yunho lo sintió, el cosquilleo sembrarse en su vientre, los estremecimientos de todo su cuerpo ante el tacto, la cercanía, el calor. Fijó la vista en un punto muerto al frente, un cuadro de una de las obras de arte más prestigiadas de la humanidad decoraba el muro principal de aquella habitación en su casa. Sintió las repentinas ganas de fumar un cigarrillo y tomar un vaso de whisky. Pero entonces cayeron aquellos labios francos sobre sus desnudos hombros, corriendo libremente por su espalda, casi parecía que quería grabarse en la memoria de su lengua el sabor de cada rincón de su piel. Y por un segundo presintió que las cosas iban por el camino equivocado. Él acababa de ganarle, le había hecho suyo como por tanto tiempo deseó… No, como por tanto tiempo planeó. El deseo pasional no debería haber jugado tanto papel dentro de aquel encuentro lujurioso que había dejado un peculiar aroma a sexo en la alcoba.

- ¿No vas a responderme, Yunho?... – voz suave, sensual, aterciopelada.

Era Jaejoong encargándose de quebrantar la poca cordura que parecía tener en su cabeza y el poco autocontrol que ejercía sobre su cuerpo. Las cosas debieran ser diferentes, era él quien tenía que tenerle dominado como minutos antes mientras embestía salvajemente su entrada, cuando le rasguñaba la piel o mordía su cuello. Cuando se sentía seguro de estar cerca de cumplir su venganza, cuando de pronto casi podría haber ignorado el grado de placer que sentía al estar dentro de aquel cuerpo poderoso pero de apariencia delicada; cuando en medio de la satisfacción plena de su unión alcanzó una dimensión de placer desconocida que le arrebató el absoluto control de todo su ser. Cuando le tenía a su merced pero al mismo tiempo se entregó casi en bandeja de plata porque descubrió para su pesar, que no era capaz de matarle.

Pero aún creía que debía hacerlo.

…………………………

Jaejoong siempre ha sido un hombre dominante, le gusta tener el control aunque de manera sutil, haciendo uso de su capacidad seductora para hacerse de poder sobre la voluntad de quien sea. Y Jung Yunho no iba a ser la excepción; así le hubiese ganado antes la batalla al conseguir tomarlo como nunca antes le permitió a ningún hombre (vampiro o mortal), él no dejaría ir la oportunidad de demostrarle que también puede dominarle aunque no sea su papel de seme el personaje a desarrollar durante el sexo.

- No pienso en nada interesante… - el moreno le respondió con voz ronca. Esa que todavía destila virilidad y le hace sonreír confiado pues sabe que sus manos y sus labios le han alterado nuevamente.

El pelioscuro se limitó entonces a asentir aunque su interlocutor no le estuviera viendo de frente pues permanecía ahí de pie sin hacer movimiento alguno dejándose hacer por lo que Jaejoong tuviera en mente sin que pareciera importarle el destino final de sus insinuaciones. Pero por supuesto, no se trataba de una vana indiferencia que lastimara su orgullo, contrariamente, el pelioscuro tenía conciencia plena de los alcances de sus caricias y sus besos, del roce delicado y casi imperceptible de su cuerpo con el del moreno. Ambos se encontraban desnudos pues no demasiado tiempo atrás habían tenido sexo, y no fue hasta que Yunho abandonó las desordenadas y sudadas mantas del lecho, que ambos parecieron volver a la realidad.

Por un segundo Jaejoong incluso sintió tamborilear algo contra su pecho. Los mortales le llaman corazón, los vampiros no creen en su existencia, ni como receptor, conductor o recipiente de esas vulgaridades llamadas sentimientos. Mucho menos algo tan etéreo e inverosímil como estúpido como el amor.

Pero inmediatamente apartó aquellos pensamientos de su cabeza, se dedicó a observar la imagen que se le ofrecía tan libremente cuando Yunho se quedó simplemente ahí, de pie dándole la espalda al frente de la cama, sumido en un silencio que le pareció inquietante pero no incómodo. Tuvo curiosidad, quiso hacer mil preguntas y conocer de pronto todo sobre él. Pero desestimó rápidamente aquel arrebato de su mente. Dejó vagar su profunda mirada oscura por el cuerpo desnudo de su amante, se relamió los labios al recordar el sabor salado de su tez morena impregnada de sudor, de la mezcla idónea de sus humores, del sabor de su sexo y el sonido erótico de su voz cuando gemía su nombre.

Elevó una de sus manos y observó el escozor de los grilletes que le mantuvieron encadenado a la cama minutos antes, sonrió y el brillo lujurioso volvió al titilar de sus negras pupilas. Había sido salvaje, frenético, candente; una experiencia magnífica que no le importaría en absoluto repetir. Mandó al carajo cualquier pensamiento que llegara a su mente recordándole cuánto tiempo se mantuvo firme y fuerte, orgulloso y temerario para evitar caer en las redes de Yunho. En aquel momento le valía un demonio toda esa pantalla de poder. Lo había disfrutado como nunca y solo podía pensar en volver a sentir ese calor, ese placer.

Aquel había sido entonces el último impulso necesario para levantarse e ir al encuentro de su amante. Se había levantado y caminado con sigilo disfrutando incluso de la textura que sentían sus pies descalzos al caminar sobre la alfombra. Y no fue sino hasta algunos minutos después de haber iniciado su juego de caricias y besos, que se animó en rozar directamente su desnudez contra la del moreno.

Yunho jadeó involuntariamente cuando el miembro de Jaejoong se frotó contra su trasero. Por supuesto, no es que quisiera adoptar el rol pasivo de ninguna manera, le excitó sí sentir aquel prominente falo crecer súbitamente mientras se frota constantemente contra su cuerpo.

- mhh… - gimió ronco cuando la mano del pelioscuro rodeó su erección bombeando lentamente de arriba abajo mientras le lame la columna y se regocija internamente por aquellas reacciones.

- Si no vas a decirme en qué piensas, ¿podemos seguir con esto?... – Jaejoong sugirió con tono lascivo en tanto su lengua sale sigilosa y lleva un camino lento y húmedo a lo largo del cuello de su amante.

La temperatura de Yunho ascendió de una, y su instinto sobrenatural reapareció para hacerse del mando de la situación –mejor así, su mente dejaría de pensar–, dio media vuelta y tomó de la nuca a Jaejoong atrayéndole para besarle apasionadamente, como ambos deseaban y morían por hacer. Fue un encuentro súbito de dos bocas hambrientas que no escatimaron en pasión, lenguas que luchan por un dominio que ninguno quiere ceder, hilos de saliva caliente que caen sin destino fijo entre aquellas separaciones que sus labios se ofrecen para tomar nuevos respiros antes de fundirse nuevamente.

Fundirse así como lo hacen sus cuerpos. Yunho rodea su cintura, le acerca y Jaejoong aprovecha para agitar sus caderas de modo tal que se friccionan sus virilidades, nace de nuevo el deseo…

Se presenta la oportunidad de volverse uno…
Se plantea un destino incierto para dos corazones esteparios.

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Distrito Yongsan-Gu
Mansión Shim

ChangMin estaba de mal humor desde la visita de Takiguchi Yokihiro, había tocado la fibra sensible de su orgullo al intentar apartar a Joong Ki de su lado aludiendo información que desconoce aún, pero que ya ha comenzado a investigar aunque cuente con demasiados cabos sueltos e interrogantes inconclusas en espera de respuestas aún más efímeras.

- querías verme, ChangMin-shii… - el muchacho de cabellos oscuros apareció ante él con aquel porte formal que cotidianamente utiliza al dirigirse al vampiro de cabellos ébano.

ChangMin le miró detenidamente de arriba abajo. Joong Ki es un chico de gran atractivo, no importa lo que vista, siempre luce hermoso; Shim lo sabe, por eso lo protege bajo su custodia –o lo que algunos consideran esclavitud–, sabe que Joong Ki no será capaz de usar su naturaleza vampiro para lastimar a nadie, ni aunque así fuese necesario para sobrevivir. Es por eso que él está siempre al tanto de cada uno de sus movimientos aunque el muchacho de cabellos oscuros no se de cuenta, aunque le escuche a menudo llorando de frustración, enojo, tristeza o soledad encerrado en su habitación.

- ¿ChangMin-shii?... – voz calmada, suave… dulce pero varonil. Ese es el tono que el vampiro de cabellos ébano conoce de memoria, el que le gusta, el que le persigue incluso en aquellos sueños esporádicos que se cuelan en sus momentos de descanso.

Joong Ki le observa con aire preocupado y ChangMin le corresponde con una sonrisa. Una nueva, diferente, casi extraña. El muchacho parpadea inconscientemente ante aquel descubrimiento, su amo no es un vampiro que suela sonreír salvo con sorna y desdén. Pero esa, esa es una sonrisa completamente ajena a sus memorias en décadas a su lado.

- ¿Sabes? Antes se decía que la sangre de un vampiro contenía todas las memorias de su vida, que era tan fiel al pasado como la mente… - el de cabellos ébano colocó un dedo a la altura de su sien para puntualizar sus palabras… - durante años tal creencia se hizo valida solo por temor, los mitos entre nuestra raza a veces parecen incluso más poderosos que los de los humanos mortales; juegan en nuestra contra solo porque van acompañados de nombres de vampiros que fueron poderosos… o que al menos se cree que lo fueron.

- ¿La sangre era como un archivo de memoria?... – el muchacho cuestionó con cierta inocencia. Y ChangMin sonrió algo más ante su sinceridad.

- en otras palabras más sencillas, sí. Pero, hay parte de verdad, y parte de mentira en tal información. Aunque sin duda la sangre de un vampiro posee grandes cualidades, el hecho de beberla no nos da acceso a la información contenida en ella. De hecho, no cualquier vampiro puede conseguirlo. Entre vampiros también hay jerarquías que van más allá del poder económico, político o de casta que tenga; son niveles subordinados a las habilidades que posee, un vampiro no es solo un ente que se alimenta de sangre o está atado a la oscuridad de la noche, no es tampoco un ser hábil o fuerte; se saben de contados dones que superan tales capacidades implícitas en todo vampiro.

ChangMin calló entonces. Se dio el tiempo de deleitarse con la escena frente a él. Nunca antes había visto a Joong Ki tan interesado en sus charlas, con toda su atención puesta exclusivamente sobre él. Con esos ojos oscuros atravesados por un particular brillo que le invitó a llamar inconscientemente al muchacho indicándole sentarse sobre su regazo. Joong Ki no emitió palabra alguna, obedeció como está acostumbrado a hacer cuando su mentor le llamó con un movimiento de su mano. Ocultó la mirada y se sintió nervioso al pasar las piernas a cada lado de la cadera del vampiro de cabellos ébano, se intimidó cuando las fuertes manos cayeron en los costados de su cintura quedándose ahí con firmeza al tiempo que los ojos negros como el ónix hicieron contacto con los suyos.

- Eres más bello siempre cuando no usas delineadores ni nada de eso… - ChangMin dijo y sonrió al ver el intenso sonrojo aparecer en las mejillas de Joong Ki.

- esas son cosas que no debiera decirle a alguien como yo, ChangMin-shii… - el muchacho susurró avergonzado, pero el de cabellos ébano percibió también un tono triste deslizarse en su voz.

- digo lo que quiero a quien quiero, Joong Ki… - aseveró con un tono más duro de lo que hubiese querido, acostumbrado a ser firme tarde se dio cuenta de que no era la mejor forma de hablarle entonces.

- No me gusta, porque así es como les hablas a tus amantes, ChangMin-shii… no quiero ser como ellos… - el muchacho susurró con cierto tono resentido, y aunque el de cabellos ébano hubiese esperado que intentara huir, Joong Ki se quedó quieto en su lugar.

- en primer lugar, es mentira que le hable así a mis amantes… - el de cabellos ébano sintió por primera vez en su vida el sabor amargo de aquella palabra en su boca; si hubiera sabido que encontraría un interés tan particular por el muchacho sentado en su regazo, nunca habría buscado placeres banales en otros cuerpos… - en segundo lugar… no eres mi amante, nunca te vería así…

Cuando ChangMin dijo aquello, Joong Ki sintió una especie de puñal atravesarle el pecho… no, eran miles de agujas clavándose dolorosamente en él, sintió como si el tórax comprimiera su interior y le costara mucho el solo hecho de respirar. Aquella agonía le resultaba familiar. Oh sí, era similar a la sensación de tristeza, vacío y decepción que tenía siempre que escuchaba a ChangMin tener sexo con otras u otros.

- mírame, Joong Ki… - Shim demandó y el muchacho no tuvo más remedio que obedecer.

Abrió sus expresivos ojos de par en par cuando las manos de su mentor sujetaron sus mejillas y su rostro fue aproximado al del otro. Fue presa de la sorpresa y la incertidumbre durante los escasos segundos que transcurrieron hasta que sus labios fueron tomados por los de ChangMin…

Estaba siendo besado…
Por primera vez…
¿Aquello le convertiría en amante?
¿O un simple juguete para su amo?

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Distrito Gangnam-Gu

A Junsu no le gusta visitar la casa de sus padres, le desagrada por una simple razón. El pasado siempre vuelve a sus recuerdos y deja un mal sabor de boca. Sin embargo, se sentía obligado a acudir cada que sus progenitores le llamaban.

Kim Chum Moo es su padre, líder de la mafia más poderosa del país, el que le consiente todos sus caprichos. El que nunca estuvo para cuidarle cuando realmente lo necesitó, el que debió evitar que su propia madre le entregara a aquellos hombres poderosos que tenían cualquier tipo de relación con el Clan.

El pelirrojo entró con la frente en alto, había fiesta en casa y muchos invitados, caras conocidas, otras nuevas a las que seguramente encantar más tarde. Sonrío coqueto a algunas chicas por ahí, invitó con una mirada a algunos chicos a intentar conquistarle.

- querido hijo… - la Sra. Kim Yoora fue a su encuentro apenas lo vio. Le besó la mejilla y acomodó su corbata antes de arrastrarle hasta un grupo de hombres y mujeres de mediana edad que sonreían medio embriagados ya por el licor que se les ofrecía… - déjame presentarte…

Y así comenzó la rutina conocida por el vampiro pelirrojo. Se dejó arrastrar por la monotonía de su familia, por la cantidad de veneno que su progenitora era capaz de destilar entre risas y una apariencia de mujer perfecta como esposa y como madre. Se dejó arrastrar por la oscuridad que cae cuando es algo en su interior lo que se desquebraja cual espejo estrellado con violencia contra un muro. Pensó en Yoochun y quiso tenerle ahí, sentirse acompañado aunque el pelinegro solo esperara pacientemente antes de poder escaparse a cualquier sitio donde tener sexo.

Yoochun no es el mejor chico del mundo y lo sabe, es como cualquier vampiro presto al placer carnal y la lujuria. Pero era también el único hombre que no le hacía sentir –por contradictorio que pareciera– como un simple objeto sexual. A pesar de la relación sin ningún tipo de compromiso y colmada de secretos, su compañía y su trato le hacían sentir bien.

Le hacía olvidar la sensación de aquellas manos libidinosas que recorrieron su cuerpo por primera vez en su adolescencia, o los besos no deseados ni el dolor de una penetración violenta. Le hacía olvidar que en aquella ocasión se sintió demasiado humano, vulnerable al dolor y al abandono.

Le hacía sentir como lo que es, un vampiro sediento de sangre y placer, capaz de la risa y la provocación, de todo aquello que cubre el tormento de algo que últimamente le perturba más de lo que quiere pensar pero que incluso le roba el sueño.

- sé buen hijo, querido; atiende al Sr. Embajador que nos acompaña, debemos quedar bien con él pues representa a uno de los Clanes más influyentes en Europa… - su madre se había acercado sonriente para decirle aquello en susurro mientras le ofrece un par de copas indicando al hombre de ojos verdes y rubios cabellos que conversa animadamente con otros personajes de la política nacional…

- como quieras, madre… - el pelirrojo sonrió a su progenitora aceptando las copas que le eran ofrecidas y caminó con aquella aura amable como sexy hasta el objetivo que Yoora le había puesto en bandeja de plata.

Esa noche se acostaría de nuevo con un completo extraño solo para satisfacer las ambiciones de su madre. Y mientras camina a lado de aquel sujeto hasta su auto listo para acompañarle a donde quiera que le lleve, otro auto se estaciona fuera de la Mansión de sus padres y es Yoochun quien baja vestido elegantemente en un traje oscuro que resalta todas y cada una de sus facciones varoniles.

Junsu le alcanzó a ver antes de subir con el Embajador y sonrió algo más y con sinceridad notando cómo algo en su pecho late como si tuviera vida propia.

Yoochun también encontró pronto la mirada chocolate de su amante, frunció el ceño al darse cuenta de que estaba por marcharse con alguien más. Inició el caminar hacia ellos y vio al hombre rubio revelar su naturaleza vampiro al instante como si estuviera aceptando el duelo por la compañía de Junsu.

- es claro que si así ha de ser, yo ganaré… - dijo para sí en tanto revela su propia naturaleza y Junsu se pregunta si es que hay alguna posibilidad de que siendo vampiro…


También tenga un corazón y un alma humana.
Porque aquella emoción que experimentó en el momento en que ambos vampiros iniciaron una batalla y sus ojos solo siguieron los movimientos de Yoochun…

Podría ser llamado amor.
Y un vampiro, nunca se enamora.



Continuará……



Recuerden que sus comentarios son valiosos e importantes para su servidora ;D