Capítulo 2. FALLEN GODS

 Pues acá con otra actu ;D 

Me tomo la libertad de recordarles que sus comentarios son valiosos para su servidora, espero contar con más de su apoyo :3

“Los heridos por el amor, al contrario de los heridos en conflictos armados, no son víctimas ni verdugos. Optaron por algo que forma parte de la vida, y deben asumir, por consiguiente, la agonía y el éxtasis de su elección”

(Paulo Coelho)

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CAPÍTULO II. RESURGIMIENTO DEL PASADO

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En algún antro de la ciudad

Junsu pronto sacó a Yoochun a bailar, la tensión en la mesa había caído demasiado pesada como para no notarla. Y él no es de esos chicos que soporten por mucho tiempo situaciones de aquel tipo, intuyó sin embargo que la incertidumbre y la tirantez provenían entonces de su novio y el invitado de él, un amigo que aparecía de pronto, un tal Yunho que esa tarde brotó por vez primera de los labios secos de su novio.

El rubio platinado estaba intrigado, quería preguntar pero al mismo tiempo respetar el mutismo de su novio al respecto. Todavía no tiene la confianza suficiente para abordar temas que parecen dignos de anonimato, después de todo y aunque tengan ya un mes saliendo, la relación se había dado muy rápido; como si los sentimientos hubiesen fluido en medio de un torbellino de emociones vertiginosas que se les agolparon en el corazón.

……flashback……

Park Yoochun tenía muchas cosas en las qué ocuparse como para pensar en relaciones serias. Salía y se divertía de vez en cuando cada ocasión con una chica diferente, les halagaba, coqueteaba con ellas y las seducía, pero apenas estas intentaban colarse en su departamento –y por ende en su vida– el chico de cabellos azabaches emprendía una especie de huida.

Los compromisos no eran cosa buena.

No para él, quien viene de un matrimonio fracturado por el engaño y la infidelidad, el mismo fracaso que llevó a su padre a marcharse al extranjero, el que hizo de su madre una mujer fría y distante que prácticamente les abandonó –a él y su hermano YooHwan– a su suerte también.

Park no creía en el amor, ni en una vida en matrimonio, ni en promesas de pareja. Él no se comprometía porque atarse significaba enfrentarse al engaño de un imposible.

- El amor eterno no existe, YooHwan… - habían sido las palabras exactas que el pelinegro utilizara aquella tarde, a unas semanas del rompimiento de su hermano con el que había considerado su mejor amigo.

- Eres increíble, hyung; tratas te condenar mi futuro por las creencias que tú te forjaste solo porque nuestros padres se divorciaron… - el azabache había replicado entonces con tono serio pero sin esos gritos a los que todavía una semana atrás habían llegado…

- Entérate de una vez, YooHwan, los matrimonios son solo una farsa, la mayoría de ellos son solo pantallas que cubren una realidad de infelicidad y una vida monótona de simplismos; peor aún, de infidelidades calladas y tan elaboradas que nunca podrías darte cuenta de ellas… - el pelinegro insistió, y aquella máscara de frialdad que se había colocado desde que supiera que su hermano y Jung Yunho mantenían una relación sentimental, se había convertido en una coraza imposible de remover a base de palabras o buen juicio.

- Que pena que a eso limites tus conocimientos de la vida y el amor, hyung… - el menor Park salió entonces por la puerta principal sin escuchar los gritos que ya sonaban en la ronca voz de su hermano mayor.

Esa misma noche, Yoochun había salido a divertirse, tomar unas cuantas copas en un antro y ligar con alguna chica. Sin embargo, sus ojos quedaron prendados de aquel muchacho de mechones claros como hebras de oro y sus planes se dirigieron de inmediato a una nueva conquista.

Abordarle fue sencillo, obtener su nombre cosa de hablarle sensual al oído.

Junsu.

Aquel nombre se quedó grabado en su memoria, y agitó de un modo extraño su corazón. Yoochun no cree en el amor, mucho menos si es a primera vista. Él solo quería llevarlo a su cama, recorrer su cuerpo y conocer las delicias de su piel. Nunca precavió el volverse adicto a sus labios, a sus sonrisas ni a su mirada cristalina llena de alegría. Ni al deseo diario de recorrer su cuerpo con caricias ardientes para obtener sus gemidos roncos y esa respiración intermitente que le hacía sentir poderoso e inmortal.

……flashback……

Mientras Junsu y Yoochun bailaban en medio de la pista, ChangMin vio a Yunho mantener su mirada totalmente en YooHwan, quien conversaba amablemente con Jaejoong. El morocho tuvo la impresión de que su invitado tenía habilidad para atraer atención y entablar conversaciones con cualquiera, sin embargo algo le hacía tener pensamientos inquietos, tal vez era la mirada del pelioscuro, el brillo en sus pupilas similar al crepitar del fuego. Y estuvo de nuevo ahí esa sensación descomunal de frío corriéndole por la columna vertebral.

- ¿Entonces, Yoochun es cinco años mayor que tú?

- Sí, y a veces se comporta como un anciano… - el menor Park dijo en tono de burla.

- Tengo un hermano igual… - el morocho gruñó. Y la mirada severa del moreno cayó sobre él, aún así aún no emitía palabra alguna.

- Yunho sin embargo es agradable, lo sé muy bien… - YooHwan sonrió hacia el moreno, y cuando sus ojos negros como la noche hicieron contacto con los café como la tierra húmeda de un fresco día lluvioso, ambos sintieron ese cosquilleo que meses atrás les acercó tanto que llegaron a compartir la misma cama al desnudo.

- ¿Ustedes…? – Jaejoong cuestionó a medias, esperando que su pregunta fuera entendida sin mayor explicación. Yunho volvió su mirada al pelioscuro entonces, y sus oscuros ojos casi tan negros como los del menor Park le hipnotizaron por segundos.

- Es hora de que me vaya… - el azabache dijo irrumpiendo así el contacto visual de moreno y pelioscuro…

- ¿Tan pronto? ¿Por qué no te quedas un poco más?... – y ahí, el deseo del ayer resurgió con fuerza en Yunho, cuya mirada viajó de nuevo a la figura del menor Park. Ese al que antes quiso tanto, a quien tuvo que renunciar por causa de Yoochun… - Apenas hemos llegado, la noche es joven aún…

- Prefiero irme, Yunho ah; fue un gusto volver a verte… - esa sonrisa que sacude violentamente los latidos de su corazón como el del moreno. La misma sonrisa que incomoda a ChangMin y la que hace que la mirada de Jaejoong titubee y su cuerpo arda con sensaciones de rabia y celo, de egoísmo y rechazo.

Ninguno de los cuatro volvió a decir nada, pero YooHwan no cambió de parecer, tomó su chaqueta y se despidió de todos con un ademán amable. El silencio se hizo presente en medio de aquel bullicioso sonido de música dance. Y allá, en medio de la pista, Yoochun sonreía a medias al ver la espalda de su hermano desaparecer entre la gente, se pegó un poco más a Junsu y siguió el ritmo candente de sus caderas. Esa noche se le antojaba marcar otra vez su cuerpo y recorrer cada centímetro con impúdicas caricias.

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Mansión Jung

Yunho y Jaejoong fueron los únicos en volver ya que ChangMin había decidido irse a su departamento para estudiar en absoluta tranquilidad. Por supuesto, su hermano advirtió claramente la molestia del morocho. Sin embargo, no se había tomado la molestia de indicarle que tampoco tenía idea de que YooHwan fuera a estar presente.

- Ese chico y tú… - Jaejoong dijo a media voz cuando iban a tomar direcciones contrarias hacia su respectiva habitación en la segunda planta… - ¿Tuvieron algo antes?

- YooHwan fue mi novio hasta hace siete meses… - Yunho respondió sin más. Y la tensión cayó ahí como espesa niebla en la cúspide de la montaña más alta del mundo.

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Departamento de Kim Junsu

Él lo había cumplido, arrastró a su novio hasta su propio departamento para marcarle otra vez. Pero ahora que desnudos y enredados entre las sábanas de su cama intentan recuperar el curso normal de cada uno de sus sentidos y el control de sus cuerpos; el rubio platinado no pudo más con su curiosidad.

- Yoochun ah, ¿quién es Yunho? Nunca habías hablado de él, y aunque dijiste que era un viejo amigo tuyo, lo único que vi entre ustedes fue rencor… - el rubio platinado formuló mientras su rostro descansa sobre el pecho caliente y sudado de su novio…

- ¿Por qué quieres saber? No es tan importante, Junsu ah…

- Tratar de evadirlo con esa excusa no va a funcionar conmigo… - el rubio sonrió sin apartarse del lugar en que está, su mano se movió por el vientre de su novio y su dedo dibujó un corazón… - Me importa saber, ya que he visto tanto rencor en sus ojos como en los tuyos…

- Yunho era mi mejor amigo hasta que decidió liarse con mi hermano…

- ¿Qué hubo de malo en que ellos dos se hubieran querido?

- Me traicionó. Mantuvo en secreto su relación con mi hermano hasta que los descubrí por casualidad. Supe entonces que ellos mantuvieron lo suyo por años, Yunho traicionó la confianza que deposité en él no solo por ocultármelo, sino también por haber posado sus sentimientos en mi hermano. YooHwan solo tenía 16 cuando ellos comenzaron a verse de esa manera, Yunho era un adulto ya, y nunca fue capaz de encararme siquiera para decirme que era gay. Cuando les vi aquella noche, fui capaz de odiar al que fue mi mejor amigo, y decepcionarme del que lleva en sus venas de mi misma sangre.

- Yoochun ah, aún así, si ellos se querían…

- ¿¡Quererse!? – el pelinegro sonrió con cierta burla… - el amor no existe, es solo una maldita ilusión…

Entonces Junsu levantó su rostro y buscó la mirada de su novio. Los alegres ojos chocolate le observaron detenidamente. Yoochun sin embargo no fue capaz de retirar sus propias palabras.

- ¿Qué soy para ti entonces, Yoochun ah?

La pregunta, quedó suspendida en el aire.

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Universidad Nacional de Seúl

Campus Gwanak

Facultad de Humanidades

ChangMin trataba fuerte de concentrarse en su examen parcial, la vista se empeñaba en ir contra su voluntad, se empañaba impidiéndole leer adecuadamente, y su mano temblorosa no le dejaba escribir las respuestas que se sabe perfectamente. El frío se había hecho otra vez de su cuerpo, le tiritaban los dientes y se sentía inquieto, quería salir corriendo y disipar aquellas sensaciones con calor.

- ¡Maldición!... – pensó y se sujetó los mechones sobre su frente en gesto de frustración. Los  minutos seguían avanzando en el reloj de pared al centro del muro frontal del aula, y su profesor sentado estricto en el escritorio escudriñaba con sus serenos ojos cada rincón de su salón… - ¡ngh! Este frío me está calando los huesos.

- ¿Profesor Hwang?... – el morocho vislumbró a Dong Wook asomarse por la puerta…

- Profesor Lee, estoy en medio de un examen… - el hombre advirtió con tono hosco, sin haberse molestado siquiera en mirar a su interlocutor.

- Sé eso perfectamente Profesor Hwang, sin embargo estoy aquí porque el Rector personalmente me pidió que le notificara que el alumno Shim ChangMin debe salir de inmediato por una urgencia familiar…

- ¿¡Yunho está bien!?... – el morocho se puso de pie en automático. Una punzada en la cabeza le hizo entrecerrar los ojos y soportar esos repentinos dolores que parecen espinas clavándose en cada fibra de su cuerpo.

- Haga favor de salir joven Shim, y no interrumpa más la concentración de sus compañeros. Después veremos cómo hará para recuperar la nota parcial de esta tarde.

El morocho asintió y con mirada inquieta caminó hasta la salida. Apenas la puerta se cerró cuando él estuvo en el pasillo, sus piernas flaquearon y su cuerpo se venció, los fuertes brazos de Wook le sujetaron y sus manos automáticamente –y en contra de su voluntad pero en mero acto reflejo– se cerraron en torno a sus hombros.

- Tranquilo, ya te tengo… - Wook susurró…

- Yunho…

- Él está bien, vamos te llevaré…

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Los cimientos abatidos del Olimpo crujieron bajo el manto de sus inmortales residentes despertando de entre los escombros con el afán de renacer en la gloria de sus tiempos.

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Clínica Privada

Yunho estaba aturdido aún, no puede recordar cómo pasó aquel accidente, tan solo está la imagen flotante de un sonido sordo retumbando en su cabeza cuando un impacto violento estampó contra su auto esa mañana.

Aquello no era sin embargo tan grave, la muñeca de su mano derecha luxada y unos golpes menores en su cuerpo eran las heridas que tenía; a pesar de que su auto había quedado reducido a prácticamente chatarra y que él hubiese salido disparado por el vidrio delantero al instante del choque. Un milagro, decían los doctores.

Jaejoong estaba ahí, sentado al pie de su camilla, sus ojos oscuros se llevaron consigo la conciencia de Yunho otra vez, la hipnosis en que se sumía parecía irreal, mágica o algo parecido. La blanca mano sujetó la morena contraria, el suero en la vena y algunos raspones adornaban su perfecta masculinidad. Jaejoong le observó anonadado por minutos, el corazón de este chico le llamaba poderosamente la atención, se sentía como si estuviese destinado a conquistarlo, a hacerle suyo, a enterrarse en él por la eternidad.

- ¡Hyung!... – la abrupta entrada de ChangMin hizo que el pelioscuro soltara de inmediato aquella mano y que su voz trajera a la realidad al moreno… - Eres un idiota, hyung… - el morocho se precipitó sobre su hermano abrazándole aliviado.

La verdad es que había estado asustado desde que Wook fuera por él en la Universidad, y durante el camino no había hecho ninguna pregunta, había dejado que el silencio reinara entre su profesor y él porque tenía miedo de preguntar nada. Tan solo había querido eso, verle con sus propios ojos y constatar que estaba bien.

- Estás lastimando mi cuerpo maltratado… - Yunho sonrió flojito. Contaría las veces que ChangMin le ha abrazado así en toda su vida con los dedos de una de sus manos…

- Lo siento… - el morocho le soltó y se sentó en la silla que antes hubiese estado ocupando Jaejoong… - te he dicho que no manejes a tanta velocidad… - intentó reñirle, pero el mayor de los dos alcanzó a ver la humedad retenida en sus ojos.

- Sabes que me gusta ser testarudo y ponerte un mal ejemplo… - el moreno bromeó a sabiendas de que su hermano haría cualquier cosa con tal de no llorar. Cuando tenga oportunidad, se disculpará por asustarle así.

- Yunho ah… - una tercera voz hizo a todos los presentes volver la mirada a la entrada de la habitación en la clínica. YooHwan estaba ahí… - vine apenas me enteré… - el menor Park caminó decidido hasta él, estrechándole en un abrazo del que hasta ChangMin se sintió celoso. El que hizo que las entrañas de Jaejoong se agitaran por demás incómodas.

- ¿Y cómo fue que te enteraste? – el morocho preguntó con seriedad.

- Yo le avisé… - el mayor Park también hizo acto de presencia… - cuando la clínica me llamó luego de que Yunho diera mi número entre los contactos en caso de emergencia… menudo susto, Yunho… - Yoochun le miró con seriedad, con el mismo rencor titilando en sus negras pupilas.

- Susto al fin y al cabo, no estoy listo para dejar este mundo aún, Yoochun.

Y de nuevo la tensión se instaló entre todos los personajes de tan peculiar escena.

- Me parece que el paciente necesita descansar, así que voy a pedir a todos se retiren ahora, por favor… - la amable enfermera a cargo del cuidado del moreno llegó justo a tiempo. Y aunque inconformes, todos abandonaron la habitación.

- Intentaré no ser grosero, pero voy a pedirles que se vayan… - ChangMin encaró a los hermanos Park.

- Vine solo para ver cómo estaba, y ya lo hice; así que no te preocupes ChangMin… - Yoochun hizo una venia y dio media vuelta.

- No tienes derecho a pedirme que me vaya… - sin embargo, YooHwan no movió un solo músculo.

- Soy su hermano, y actualmente su única familia presente; creo que tengo suficiente derecho a pedírtelo… - el morocho frunció el ceño visiblemente molesto. Y tras de él Dong Wook decidió acercarse a prudente distancia por si había necesidad de intervenir. Ambos chicos estaban teniendo actualmente un duelo personal por la atención de Yunho.

Él supo que durante el tiempo que Yunho salió con YooHwan, ChangMin fue casi dejado de lado por su hermano pues le dedicaba cada segundo libre a su novio y no le tenía por ello especial estima. Añadido a esto, ChangMin cree que fue culpa de YooHwan que Yunho cambiara desde que se separaron, se había vuelto algo más solitario y sobreprotector.

- Vámonos, YooHwan; te advertí que no nos quedaríamos, no hagas que me arrepienta otra vez de confiarte algo en torno a Yunho… - la voz de Yoochun se escuchó entonces severa. Su ancha espalda lucía tensa, y por el tono de su voz, los presentes advirtieron que no iba a aceptar una negativa por respuesta.

YooHwan apretó los puños y miró fríamente a ChangMin.

Pero dio media vuelta.

Y siguió los pasos de su hermano, anduvo por el pasillo con la tentación de mirar atrás, de correr de regreso y entrar en aquella habitación donde estaba el que aún es dueño de su corazón.

Jaejoong se había mantenido al margen, recargado en el muro a lado de la puerta de la habitación donde Yunho seguramente había vuelto a dormir. Su mirada nunca se encontró con los de YooHwan, algo en ese chico no le gustaba, le inquietaba de sobremanera y hacía emerger esas sensaciones que experimentara la noche del antro días atrás.

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Corporación Jung

Cerca de un mes después

El accidente de Yunho era ahora solo cosa de rumores, los golpes han sanado y su muñeca está casi como nueva.

En aquellas semanas había evitado al máximo tocar el tema de aquella tarde en la Clínica. Había escuchado todo al otro lado de la puerta aunque la enfermera hubiera estado platicando y la discusión ahí afuera no se hubiera desarrollado en relativa discreción ya que en ningún momento se habían elevado la voz ni mucho menos llegado a gritos.

Sin embargo desde entonces muchas cosas habían cambiado. ChangMin se había prácticamente mudado a la Mansión y parecía reacio a dejarle a sol o sombra –y luego era él quien se quejaba de que era sobreprotector–; y Jaejoong se había convertido en una especie de esposa que se hace cargo de todo en la casa, cocina delicioso y hasta le plancha la ropa cuando a él por algo se le hace tarde para salir al trabajo.

- Señor, el Sr. Park Yoochun está aquí, quiere saber si puede recibirlo… - su secretaria anunció. Y Jung frunció el ceño en gesto de confusión. No había sabido tampoco nada de su amigo en semanas.

- Que pase… - accedió. Y apenas unos segundos después el pelinegro ingresó por la puerta de su oficina… - Yoochun… - saludó con una venia marcada por la seriedad que inevitable se cruzaba en sus facciones cada que se encontraba con el pelinegro.

- Yunho… - correspondió el gesto y por instantes el silencio reinó entre los dos. Hasta que Park admitió que no estaba ahí para andarse con rodeos… - Iré directo al grano, y será mejor que prestes atención porque no voy a repetirlo. ¿Aún quieres a mi hermano?

Yunho dudó por segundos. La imagen de Jaejoong había cruzado sus pensamientos.

- Sí… - pero luego la respuesta salió por cuenta propia de sus labios.

- Si mi hermano aún te quiere también… tal vez esta vez yo no me oponga…

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Universidad Nacional de Seúl

Campus Gwanak

- Ni siquiera voy a molestarme en preguntar qué demonios haces de nuevo rondando en torno a mí… - el morocho gruñó de mala gana cuando vio al Profesor Lee alcanzarle y caminar a su lado…

- Me alegra saberlo… - Dong Wook sonrió satisfecho… - además, si hubieras dicho algo yo simplemente habría respondido que recordaras nuestra última conversación sobre la ley del magneto… - el hombre sonrío con picardía, y ChangMin detuvo sus pasos para mirarle de frente…

- Ya te dije que… - pero el discurso que haya tenido en su mente elaborándose quedó suspendido en sus pensamientos cuando el apuesto hombre de cabellos oscuros aprovechó la esquina en los pasillos y le empujó acorralándole contra el muro y su cuerpo…

La respiración agitada de los dos fue todo lo que se escuchó entonces. Si ChangMin hubiera sido capaz de hilar pensamientos, habría maldecido su suerte de caminar por los desolados pasillos de aquel edificio en el campus. Sin embargo, todo lo que su cerebro podía registrar entonces era la cercanía del cuerpo del otro, su aliento rozando su cara, sus ojos mirándole con suficiencia. ¡Maldito cuerpo que le temblaba!

- ¿Sabes quién es Orión?

- ¿Eh?

- Porque soy ese cazador que va a ganarse la virginidad de Artemisa y tu corazón, ChangMin…

Las confusas palabras del profesor Lee quedaron mezcladas en el repentino mareo y los deseos de su cuerpo por encontrar calor. El frío había vuelto con creces y sus acciones se agilizaron con vida propia…

Porque fue él quien sujetó por la nuca al mayor y anuló la distancia fusionando sus labios.

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Mansión Jung

Jaejoong estaba en la habitación de Yunho. Durante mucho tiempo contuvo su curiosidad por mirar más de lo permitido. Pero el cajón bajo llave en la mesita de noche había seducido finalmente su interés.

Una caja de madera que necesita de otra llave que no encuentra por ningún lado, seguramente se encuentra resguardada bajo la protección de su dueño.

- Necesito saber… - el pelioscuro susurró con tono suave, la sonrisa se curvó en sus labios rojos y su negra mirada titiló con el rojo crepitante de una llama al rojo vivo…

Continuará……