Alfabeto del amor. Parte 2

Realmente me está gustando escribir esto *-* por otro lado lamento no poder complacer (?) el gusto de todas las lectoras, o no cubrir a cabalidad su gusto respecto a personalidad de cada uno de los personajes, pero creo que quien me conoce ya sabe cm plasmo la esencia de cada uno de ellos, así que si no les agrada o no piensan igual ps sinceramente me es preferible no recibir esa clase de comentarios. 

Para quienes están disfrutando de estos escritos pues nada más que, gracias ;D espero les siga gustando ;3 

Título: Alfabeto del amor… Y algunas de sus implicaciones

Autora: Felina

Parejas: YooSu, YunJae, HayaMin

Género: Romance

Clasificación: NC-17

Advertencia: Lime

ALFABETO DEL AMOR… Y ALGUNAS DE SUS IMPLICACIONES

**********

DE LA H A LA M

 

HÚMEDO

***

Sonríes por tu logro y te regocijas en la creatividad de tu imaginación. Tener a Jaejoong ahí lo vale simplemente todo. Húmedo, de pies a cabeza, la nívea silueta de tu novio te mantiene embobado, te mira de frente y notas el intenso sonrojo en sus pálidas mejillas, a veces te preguntas si en verdad es vergüenza lo que aquél carmín refleja, o simplemente la excitación y el cariño.

- Deja de mirar, no es como si no tuvieras suficientes ángulos por los que deleitarte la pupila… - su voz te atrapa de nuevo, se mueve sigiloso y te preguntas si tal poder de seducción es natural y no una especie de embrujo bajo el que has caído maldito (y no es algo que realmente te importe)… - Yunho ah… - te llama de nuevo, con esa voz aterciopelada que sabes es mandato, como si no fuera suficiente toda tu atención centrada en él.

- Ven… - ordenas con voz ronca. Y esperas ahí, sentado en el borde del jacuzzi de aquella habitación especial, espejos por muros y el vapor empañándolos eran el juego perfecto para acompañar el momento.

Vagas tu mirada por cada uno de ellos, Jaejoong tiene razón, cuentas con suficientes ángulos para admirarle, y te convences a medida que avanza hacia ti, de que es la perfección hecha hombre. Se mueve sigiloso con acento gatuno, delicado y firme, te mira directo a los ojos y se da el tiempo de peinarse los sedosos mechones oscuros. Sientes la punzada en el bajo vientre y tu erección gana volumen. Pero lo sabes, esto no es simple atracción física, no es el solo hecho de que te seduzca con cada movimiento. Él es capaz de hacerlo incluso sin mostrarte su cuerpo al desnudo, bastaría una sonrisa o una mirada, una palabra susurrada al oído o un apretón en el hombro. Te seduce así, porque lo amas, porque te ama.

- Jaejoong ah… - Llega hasta ti al fin y suspiras su nombre con absoluta devoción, se inclina mientras sus manos rodean tu cuello y sus labios rozan los tuyos en una delicada y provocativa caricia.

Húmedo. De una y mil formas posibles, su cuerpo perlado por las finas gotas que se han formado debido al vapor. Húmeda su boca roja por su saliva y la tuya mezcladas luego de aquellos besos profundos, húmeda su lengua juguetona que se entretiene en tu lóbulo. Húmedos los delgados dedos que se pasean por tu torso y delinean cada músculo marcado. Húmedo su cuerpo pegado al tuyo.

Húmedo su corazón como el tuyo.

Porque más fuerte que el calor del vapor, el amor que los une.

INSTINTO

***

No sabes con claridad lo que te ha movido a aquello, tu puño se movió por cuenta propia y encontró su objetivo. El sujeto que se atrevió a abordarle en aquel antro terminó en el suelo con el labio sangrando. Te sorprendes a ti mismo porque no sueles moverte por aquél tipo de reacciones.

- ChangMin ah… - es su voz la que te trae de nuevo a la realidad. Miras hacia atrás y aceptas el toque de tu novio con sumisión, su mano rodea tu muñeca y tira de ti, te lleva fuera sin emitir más palabras.

Tú también permaneces callado, continúas sorprendido y tampoco has notado las finas gotas de sangre secándose en tus nudillos, no es tuya –o eso esperas, nunca antes habías golpeado y no tienes idea de que también es un considerable impacto para quien asesta el golpe, quizá más tarde lo recapacites– ni reparas en ello incluso cuando tu novio limpia tu puño con un poco de agua y pañuelos desechables ahí a lado de su auto en el parking del local.

- Gracias, aunque no tenías que golpearle de algún modo me dio mucho gusto, nunca antes te había visto celoso… - las palabras llegan a tu cerebro casi en cámara lenta, sigues un poco en shock por tu actuar pero pronto las conexiones neuronales de tu cerebro retoman su labor.

- Fue instintivo… - te limitas a decir.

Y lo comprendes. Finalmente lo admites de corazón. Estás enamorado. Y los celos fueron una respuesta instintiva a ese sentimiento y lo que va encadenado a ello. No te vanaglorias en ello, consideras los celos como una muestra de inseguridad y falsos temores ilógicos. Pero reconoces al mismo tiempo que fue un impulso neto que no te dio tiempo a pensar.

- Te Amo, ChangMin… - sus palabras taladran tu cerebro y se refugian en algún sitio de tu materia gris.

Quizá espera una respuesta, una correspondencia, pero las palabras no salen de tus labios. A veces es tan difícil hacerte hablar. Sin embargo, tu cuerpo te ayuda, coopera en alianza con el corazón. Y le besas, te abrazas a su cuerpo con recelo y unes tu boca a la suya con calma, te tomas tu tiempo para memorizar el interior de su boca aunque ya le conozcas, te decides a tomar el control con tu lengua y pronto tus labios enrojecen por tal pasión.

Te es suficiente, y a su manera, también es cosa de instinto.

JÚBILO

***

Se lo has preguntado mil y una veces, y él siempre te ha dado la misma respuesta:

- Es porque soy feliz de tenerte, Yoochun ah… - te sonríe y sus mejillas se bañan de nuevo en rubor, el precioso rosado que hace tamborilear tu corazón como si fuera parte de un batallón de guerra que se lanza al frente con los bríos de toda una nación.

Te deja sin palabras y te preguntas por qué tú no eres como él, como tu Junsu. Porque para él parece fácil ir y sonreír, bromear, reír o doblegarse de tanta genuina carcajada. A veces te preocupa no ser lo suficientemente bueno para él, temes llegar a contagiarle tus constantes estados depresivos, porque es para ti más fácil caer en las sombras de la soledad que llenarte de calidez bajo los luminosos rayos de un día cotidiano.

Te preocupas y se lía tanto aquello en tu cabeza que terminas encerrado en tu habitación, apagas el móvil y te desconectas de todo modo posible del exterior… incluso de él.

Pero al mismo tiempo le esperas, sabes que él es tu ángel y vendrá a rescatarte. Llegará y forzará su entrada, irrumpirá en tu habitación y te contagiará de su alegría, te cubrirá con su luz.

Y sucede…

- Yoochun ah, ¿vas a salir ya de aquí? Mi mundo no tiene sentido si no estás en él… - te conmueven sus palabras y te maldices mentalmente. Sus brazos se han aferrado con fuerza a tu pecho, llora en tu regazo y entonces comprendes el error en que has caído. Otra vez.

- Lo siento Junsu ah… - enmarcas su rostro y buscas su chocolatosa mirada… - Te Amo tanto que a veces tanto sentimiento me desgarra el corazón, perdóname por ser tan tonto y herirte en más de una ocasión… - expresas desde el fondo de tu alma del único modo en que ese momento te es posible.

Y aprecias de nuevo esa sonrisa que se curva en sus rosados labios, solloza y se limpia las lágrimas de los ojos aunque sus mejillas sigan mojadas pero tus manos ocupadas en ellas. Se acerca y te regala un beso dulce.

- Por qué sonríes así, Junsu ah… - preguntas de nuevo y es casi por inercia. No logras comprender cómo es que después de hacerle llorar, eres tú también quien le hace sonreír de aquella manera.

- Porque lo has dicho de nuevo, Yoochun ah… - ladea el rostro y su sonrisa se amplía, hermosa y radiante… - que me amas, como yo a ti, y eso me llena de una felicidad indescriptible que arropa mi corazón y diluye todo sentimiento de tristeza o cualquier temor de perderte…

Y mientras tus labios se unen a los suyos en un beso más largo y dulce, aparece la relación en tus pensamientos. Se trata de júbilo, esa misma sensación arrebatadora de felicidad que te sobrecoge cuando le besas, cuando sientes su delgada silueta entre tus brazos.

Cuando su corazón late al unísono con el tuyo.

Y comprendes que es solo otra expresión del amor.

KAMASUTRA

***

Le ves fruncir el ceño y su rostro encenderse de vergüenza y coraje. Oh sí, sabes que se ha molestado, has aprendido a diferenciar aquel gesto cuando sus orejas se encienden al rojo vivo que pareciera que le saldrá humo al mero estilo de anime. Sonríes por tus propios pensamientos y luego alcanzas a reaccionar para sujetar el libro que te ha lanzado directo al pecho –o quizá tenía otro objetivo pero en medio de su creciente molestia su puntería no fue la mejor–

- Qué demonios haces comprando esas ridiculeces… - te pregunta con los brazos cruzados como si así pudiera decirte que en realidad se encuentra desinteresado con el tema. Cosa de expresión corporal y un largo cuento sobre posturas emocionales.

- Solo quería decirte que puede ser interesante probar otras formas de hacerlo… - te aventuras a herir su orgullo y que te pateé en tu no muy provisto trasero.

- ¡Hayami no baka! ¡Quieres decir que nuestras formas de hacerlo ya no te complacen!... – te acusa con el dedo y el ceño pronunciadamente fruncido. Lanzas una risa que le hace enfadar un poco más y golpea el piso con su pie demandándote una respuesta.

- Claro que no quise decir eso, ChangMin ah; por el contrario, amo todas y cada una de las formas en que lo hemos hecho, pero nunca viene mal experimentar cosas nuevas, y no tiene nada que ver con estar inconforme con lo que ya tenemos… - te apresuras en explicar y aguardas a que su respiración se tranquilice al menos un poco.

Te da la espalda pero permaneces atento al movimiento de sus hombros subiendo y bajando cada segundo más relajados.

- Ni creas que haré algún tipo de postura rara que me pida demasiado esfuerzo o me haga sentir humillado, suficiente con cumplirte los caprichos con un libro para parejas heterosexuales… - te gruñe sin volver la mirada pero le ves caminar rumbo a la habitación.

- ¿Quieres que busque una versión gay?

- ¡Cállate, Hayami no baka!

Sonríes victorioso y feliz sigues su camino. Y lo comprendes muy bien, así que te felicitas por haber leído el dichoso libro sexual antes de ponerlo ante sus ojos, ahora sabes perfectamente por dónde comenzar y qué proponerle. Palabras como bambú, árbol frutal y cangrejo bailotean en tu mente acalorada como todo tu cuerpo. Sí, por algo deben comenzar.

LIBERTAD

***

Movido por la curiosidad te decidiste a buscar definiciones de un concepto que últimamente te rondaba mucho en la cabeza. LIBERTAD.

Quieres asegurarte de hacer lo correcto y no faltar a tu formación de familia, pero temes que demasiado pronto las enseñanzas se han contrapuesto a tu realidad actual. Tus padres a menudo cuando alcanzaste la edad adulta te hacían comentarios sobre tu futuro y la familia con una estable economía que te diera la felicidad anhelada por cualquiera. Hace unos días cuando fuiste a visitarles, tu madre te ha preguntado cuándo piensas sentar cabeza y darle nietos que malcriar. Aquello hizo un eco doloroso en tu mente. Jaejoong no puede procrear los hijos que sin duda tú también quieres.

Has pasado horas leyendo y te frustras, no hay nada que calme la repentina sensación de angustia. La libertad de tus actos no deben transgredir la de los terceros a tu alrededor. La libertad de tus sentimientos sin embargo chocan de manera inmediata con los ideales de tus padres y son censurados aún en su mayoría por las sociedades. Pero entonces te preguntas ¿cuándo es que de verdad podrías ejercer tu libertad interna de sentir y amar, aunque se trate de otro hombre como tú?

- Yunho ah… - su voz suave te conecta de nuevo con el ahora, vuelves la mirada a la puerta del modesto cuarto que funciona a modo de sala de estudio y encuentras sus grandes ojos negros mirándote con aprehensión… - Es tarde y ni siquiera saliste a comer, qué te tiene tan ocupado que no has escuchado siquiera mi llamado antes…

Abres la boca y buscas una respuesta rápida, convincente y que pueda tranquilizarle. Pero no encuentras ninguna, además sabes que te conoce de pies a cabeza, que lee en ti del mismo modo en que lo hiciste por horas por cada libro que abriste para indagar.

- Jaejoong ah, ¿qué es para ti la libertad?

- Tú… - te responde sin titubear, casi pareciera que ni se ha tomado tiempo para pensar su respuesta. Y frunces el ceño inconforme, sabes que entiende que quieres una respuesta de verdad… algo que te convenza a ti… - Es lo que pienso y siento, eres mi libertad porque es contigo con quien puedo ser yo en absolutamente todas mis formas, no porque vayas a aceptar de buen agrado cada una de mis acciones o mis palabras; sino porque sabes comprender que para bien o para mal, este soy yo. Por eso eres para mí la libertad, Yunho.

Sus palabras te conmueven y te preguntas si es que tú hubieses llegado a ese tipo de conclusión si solo no hubieras insistido en encontrar una respuesta en la filosofía, la ética, la política o el civismo. Si solo hubieses escuchado a tu corazón.

Y lo comprendes, más allá de todas aquellas acepciones, la libertad es la facultad para expresar quién eres siempre que las personas que te rodean sepan valorar tus virtudes y defectos.

- ¿Cenamos ya, Yunho ah?... – te invita con una sonrisa cándida y asientes dejando finalmente tus anteojos sobre el último libro que habías estado leyendo. Te levantas y caminas hacia él, y mientras lo haces, te das cuenta de que ahí es justamente donde tú también te sientes libre.

Cuando tu mano y la suya se encuentra y los dedos se entrelazan en un agarre firme y cariñoso; cuando sus labios y los tuyos se regalan mutuamente una caricia dulce. Cuando en su mirada encuentras la alegría de un amor correspondido.

A veces ser libre es cuestión de atreverse a ir en contra de las supuestas normas sociales que rigen lo moralmente correcto.

Y por eso, no te arrepientes de amarlo, aunque algunos no lo entiendan. Ruegas sin embargo, porque tu familia te comprenda y lo avale. Serías más libre si cuentas con el apoyo de los tuyos.

MONTAR

***

- nhh, Yoochun ¡mgh!... – gimes alto y fuerte, te sorprendes a ti mismo sumido en tanto placer y al instante tus mejillas se arrebolan de carmín. Pero no te detienes, continúas con los movimientos arriba y abajo.

Cabalgas. Te produce morbo el solo pensamiento de saber lo que estás haciendo, morbo y vergüenza. Tus manos resbalan por el torso sudado de tu novio y tu cadera se mueve rebotando más rápido y fuerte. Escuchas el sonido húmedo de tu trasero golpeando contra su pelvis, de tu entrada mojada por su presemen, de su falo caliente penetrando cada estocada más profundo que la anterior.

- Juns…Junsu ah ¡nghhh! Voy a… voy… - te advierte y sujeta los costados de tu cintura ayudándote a ir más rápido.

- ¡Ahhh! – toca el punto más sensible de tu interior y sientes que te tiemblan las piernas. Pierdes un poco el equilibrio y el ritmo, pero le tomas de nuevo el compás pronto.

Gimoteas de placer, las estocadas son exquisitamente deliciosas. Y su mano masturbándote te nubla mucho más los sentidos. Si hubieses sabido antes que esta postura sería tan gratificante, tal vez te habrías animado antes a practicarla, pero te daba demasiada vergüenza y la considerabas algo superior a tu timidez.

Le sientes elevar la cadera y por inercia tú te plantas más firme en el colchón sosteniendo todo tu peso con las piernas flexionadas. Arremete con fuerza contra tu intimidad con estocadas rápidas y certeras mientras tú gimes tan alto que te desconoces. Nunca te habías puesto tan escandaloso al hacer el amor. Intentas cubrirte la boca pero su voz ronca te detiene, te ha ordenado no callar tu melodiosa voz.

Y lo sientes cerca, el orgasmo te sacude violentamente de pies a cabeza, caes pesado sobre su cuerpo y sientes su semilla llenarte por completo. Tu torso y el suyo manchados de tu propia esencia te recuerda lo sucio que estuviste antes montando su falo hinchado. Te sonrojas en automático y te ocultas contra su pecho sudado.

- ¿Junsu ah?... – te acaricia la cabeza y mueve los mechones pegados a tu frente… - ¿Qué sucede?... – te pregunta y tú no haces más que negar con vehemencia agitando la cabeza y enterrarte más contra su pecho como si realmente ahí pudieras ocultarte para siempre… - ¿No? ¿No qué, baby?

- No volveré a hacerlo de la misma manera… - respondes pero tu voz se amortigua contra su piel todavía cubierta de sudor…

- ¿Hacerlo?

- ¡No volveré a montarte!... – le chillas sumamente avergonzado, pero él solo se larga a reír. Te apartas y pucheas en gesto de reclamo.

- Por qué no, si nos ha encantado… - sujeta tus mejillas y acaricia con sus pulgares tus sonrojos…

- Porque es demasiado vergonzoso…

- Pero nadie nos está mirando, es nuestra intimidad Junsu ah… - te sonríe cariñoso y juras que si te sigue hablando así, serías capaz de acceder a muchas otras cosas más.

- Da… da igual, no quiero… - titubeas y reprochas sus mimos en aquel instante porque poco a poco va convenciéndote de nuevo entre susurros, caricias y tiernos besos.

En el fondo sabes que no importa, porque él realmente te ama, y tú le amas igual. 



Continuará.......