Capítulo 4. Love in the Soccer *u*

Pues nada, resulta que estoy de buen humor ;D pese a que me duele la cabeza y he tenido días pesaditos me siento con la suficiente motivación para compartir con ustedes actualización :3

ADVERTENCIA: Lime

CAPÍTULO 4.

MEDIO TIEMPO

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Hay ocasiones en la vida en que de la misma forma que en un partido de soccer, es necesario tomarse un descanso, aprovechar los minutos del medio tiempo y revisar la estrategia de juego.

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Departamento de Kim Jaejoong

El joven promotor se tomó la libertad de sonreír ante la honestidad del muchacho ante él. Era bastante directo y asumía que esto debía tener mucho que ver con su habilidad para liderar o tomar iniciativas en la Universidad, como casi juraría, hace también en su vida diaria.

Yunho estaba nervioso, quería desviar la mirada pero al mismo tiempo se esforzaba en mantenerla para el hombre ante él porque no quería que le tomara por un crío que se avergüenza por todo y es incapaz de ser firme y seguro. En otras palabras, quiere demostrarle que es un hombre hecho y derecho capaz de enfrentar las consecuencias incluso de sus sentimientos. Jaejoong tomó otro trago de su cerveza fría y caminó rodeando el sofá para tomar asiento, la mirada café del moreno le siguió los pasos y cada uno de sus movimientos; y por alguna razón, sentirse observado por este muchacho le agradaba.

- El día que ganes por lo menos la mitad de los partidos con equipos de la liga profesional, entonces Yunho ah, yo incluso saldría contigo… - dijo. Y una parte de su cerebro casi podía parecer confundido por las palabras dichas. Mientras tanto, la otra parte podría regocijarse de la misma forma en que lo haría un Casanova ante una nueva conquista.

Y sin embargo, él no es ningún Casanova, ni siquiera suele ser tan atrevido de aceptar la insinuación de cualquiera con intenciones “románticas” hacia él. Pero como se dijo antes, este muchacho en particular le agrada. Podría decirse que le gusta. Pero solo es un podría.

- ¿Es una condición para salir conmigo? – el moreno se señala a sí mismo con cierto matiz de incredulidad a decir verdad. Si alguien le pregunta, esto suena de película y en cierto modo no tan difícil.

- Es un reto para ti, si en el transcurso de que consigas con tu equipo ganar varios partidos me siento atraído hacia ti, definitivamente saldremos.

- ¿Y si no te atraigo?

- ¿No deberías esforzarte por atraerme y tener la misma confianza y seguridad que hace un instante al decir que te gusto?

- Ese es el punto, acabo de decirle que me gusta y a mí parecer usted solo sigue pensando en el fútbol y en que quiere que mi equipo haga más de lo que debiera.

- Si no me gustas ahora ¿no puedes gustarme mañana, con o sin fútbol de por medio?

- Supongo que podría; pero usted no me toma en serio; sigue hablando de fútbol siempre como si eso fuera todo lo que hay en su cabeza… - el moreno señaló con tono algo hosco… - Si va a rechazarme hágalo de una vez pero no me hable de retos y posibilidades que no dependen entera y exclusivamente de mí.

- ¿Desconfías de tu equipo?

- No. Pero tampoco soy quién para exigirles dar más en la cancha solo porque a mí me gusta mi promotor y él me ha pedido ganar al menos la mitad de los partidos de la Liga Profesional para ver si al apuesto joven le atraigo como para salir.

- Eres el capitán del equipo, tienes todo el derecho y la obligación de exigirles que den el cien y un poco más en la cancha. ¿No es que les apasiona el fútbol?

- Ya hago suficiente con tenerlos a entrenamientos extracurriculares. Lo siento Jaejoong hyung, estoy molesto, confundido y hasta decepcionado; me iré antes.

- ¿No te quedas a cenar, Yunho?

- ¿Cómo puede pedirme que me quede, hyung? No sé si para usted es demasiado común que las personas vengan y le digan que les gusta; pero para mí no es nada común venir y decirle lo que siento, porque cuando dije que me gusta no estaba hablando de su obvio atractivo físico, sino de que le pienso prácticamente las 24 horas del día, de que hace que mi corazón se emocione o sonría como idiota cuando le veo llegar. Usted hace que renueve mis energías con solo verlo, pero también acaba de hacerme sentir solo como un reto para usted, como un proyecto que perfeccionar sin importar cómo lo logre.

- Soy tu promotor, se supone que eso haga, perfeccionarte en tus habilidades para el soccer… - Jaejoong respondió, casi mordiéndose la lengua ante sus propias palabras, el moreno tenía razón, parecía solo pensar en fútbol.

- Entonces no se moleste en darme ilusiones innecesarias, Jaejoong hyung. Tal vez tampoco necesite ser más mi promotor… - la seriedad con que el moreno le dijo aquello caló hondo en alguna parte del interior del mayor.

Tan pensativo en descifrar aquella sensación, Jaejoong no fue plenamente consciente del momento en que Yunho salió de su departamento. ¿Qué acababa realmente de pasar ahí? ¿Podía tomarse como rechazo lo que hizo con el joven moreno? ¿Por qué su corazón latía inquieto?

- ¿Qué es lo que sucede conmigo?

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Residencia Park

A sus 21 años, Yoochun podía jactarse de haber permanecido virgen hasta ese momento. Y ¡Dios! Sí que ha valido la pena.

No recuerda con precisión cómo llegó a este momento, culpa a su cerebro de nublarse tanto en pasión que ni siquiera le deja evocar la paciencia que debió tomarse para desnudar tan bella figura. Gime ahogado y se muerde los labios en un fortuito intento de callar los roncos sonidos que se le agolpan en la garganta y retumban de placer. No quiere parecer un chico hormonal sumergido en gozo. Sus manos se anclan a la cintura y pronto encuentra inevitable presionar los glúteos redondos y firmes que golpean contra su pelvis con cada embestida.

- ¡Mgh! ¡Nhh! – gemidos guturales que desplazan las represiones de su garganta y escapan de sus labios.

Labios que no tardan en caer sobre la suave piel perlada en sudor de esa espalda que luce diferente a como pudo haber imaginado en numerables ocasiones sobre todo cuando aún era un adolescente. Sus ojos negros siguen la línea de la columna vertebral cuesta arriba, le llaman la atención los hombros más anchos de lo que también imaginó alguna vez, pero todavía sigue siendo la silueta más sexy que pueda recordar.

¡Su primera vez y con qué figura!

- Yoochunnie~ - escucha el gemido ladino y se percata entonces de que no hay cabellos largos ni negros ni castaños ahí.

Por un segundo se siente presa de la confusión, pero su cuerpo sumido en placer parece continuar por cuenta propia, embiste algo más rápido y parece que toca más profundo en aquella húmeda y cerrada intimidad, su erección roza carne caliente y jura que ha comenzado a sudar el líquido pre-semen haciendo del roce un contacto más placentero aún. Una de sus manos pasa por debajo del cuerpo de su amante, palpa el vientre de piel tersa y suave, sube y ahí a la altura del pecho se encuentra con los montecitos erectos, pezones que pareciera carecen de algo pero que provoca más jadeos y espasmos en su pareja.

Motivado por esta sensación de poder sobre su acompañante, Yoochun desciende con su mano por el vientre, un poco de vello en su camino y luego…

- ¿¡Qué!? – la sensación de vértigo ante la sorpresa. Ahí hay algo que no debiera estar.

Yoochun gira a su pareja para mirarle a la cara, le tumba sobre el colchón y la figura comienza a tomar forma definida. Los ojos chocolate brillantes le miran con cariño, la sonrisa suave de labios rosados que jadean agitados. Y ahí ese algo que claro que debe estar. Porque Park Yoochun no estaba con una chica. Sino con un chico. Un chico lindo de cabellos pelirrojos que él conoce bastante bien…

- ¿Junsu? – cuestionamiento incrédulo que desorbita las negras pupilas.

- No te detengas Chunnie, termina de hacerme tuyo… - brazos francos que se extienden hacia su cuerpo.

Vergüenza, confusión, molestia.

- ¡Mierda! – Yoochun despertó sobresaltado, sudoroso. Y con una punzante incomodidad en el bajo vientre, donde su entrepierna continuaba alzada, caliente, hinchada, rojiza… - ¡Qué demonios! – Increpa su malestar contra la excitación de su hombría y cierra los ojos negándose a tocarse una sola vez para calmar el dolor… - ¡Fuck! – mala idea, el rostro colorado, sudado y sonriente de Junsu se ha colado en sus pensamientos. Le golpea también el calor abrasador de la opresión que sentía en su virilidad, del vaivén acompasado y el sofocante placer… - ¡Shit! – grita a la nada y termina por levantarse y dirigirse a la ducha.

Todavía piensa que de ninguna manera va a satisfacer la excitación de su falo con sus manos. Una ducha de agua fría tendrá que bajar la calentura. Sin embargo, ni el agua helada fue suficiente para apaciguar su confusión ni apartar las imágenes de aquel sueño húmedo tan excitante con Junsu como su coprotagonista.

***//***//***

Universidad Autónoma Seúl

Hacía días que Yunho y Yoochun andaban raros. El moreno parecía estar deprimido o algo por el estilo, evitaba las charlas con sus compañeros y pasaba la mayor del tiempo dedicándose simplemente a los estudios, hasta le extrañaba a sus compañeros de equipo que les hubiera dicho que se suspendían los entrenamientos extraescolares.

- ¿No era que tenías apuro por hacernos entrenar de sol a sol prácticamente? – el pelinegro lo abordó esa tarde antes de que el moreno se escapara como cada vez después de clases.

- Hay cosas más importantes que hacer para todos. De cualquier forma, ¿Qué haces tú aquí? No te he visto mucho con Junsu como siempre… - el moreno se cruzó el bolso por la espalda y comenzó a andar tanto si el pelinegro lo seguía como si no.

- ¿Acaso tengo que andar pegado a él? – Park gruñó indispuesto a tocar el tema. Tan bien que le estaba resultando evitar (esconderse) a Junsu.

- ¿Qué acaso se pelearon?

- Para nada… - claro que no. Ni siquiera puede decirse que hayan peleado. De hecho, simplemente se ha limitado a evadir al pelirrojo, incluso en los entrenamientos le dirige apenas la palabra y en las clases se sienta en cualquier otra parte distrayéndose con sus compañeras y riendo como tonto.

- Aceptaste finalmente que es fuerte tu sentimiento por Junsu, ¿no es así?

- No me jodas, Yunho.

- Si tanto te gusta no sé por qué te lías tanto. Deberías aprovechar que no le eres indiferente, es más, podría jurar que Junsu también está coladito por ti.

- Quieres dejar el tema, por favor… - pidió con tono hosco, cansado de drenarse el cerebro como para tener esta charla con su amigo moreno… - De todas formas, qué pasa contigo que andas tan arisco y hasta cancelando los entrenamientos. ¿Qué, resulta que Jaejoong hyung siempre si te bateó? – Y no, realmente no es que hubiese hecho la pregunta demasiado directa sin querer, de algún modo lo había hecho intencionadamente. No tenía nadita de ganas de ser amable con su amigo. Estaba proyectando todas sus frustraciones.

- Supongo que sí… - fue la escueta e indiferente respuesta del moreno. Aunque claro, no es que hubiese nada de indiferencia en ello.

Y su silencio consecuente fue lo suficientemente claro para que el pelinegro comprendiera que ahí estaba dando por terminado también el tema. En otras palabras, ninguno de los dos sabía qué hacer o cómo manejar sus dificultades emocionales. Habían diferentes sentimientos ahí, algunos novedosos, otros no tanto; unos más  casi parecían naturales, algo que había estado ahí desde siempre y solo había esperado el impulso correcto para ser expresado.

Cuando llegaron al sendero hacia la puerta principal de la Universidad, ambos muchachos tomaron caminos diferentes emitiendo apenas un gesto de mano para despedirse. Yunho aún no terminaba de caminar la primer calle cuando un auto frenó estrepitosamente al otro lado de la calle, él miró de soslayo y supo de inmediato que se trataba de Jaejoong. Hubiera querido acelerar el paso pero era bastante infantil hacerlo y no tenía caso.

- Has estado ignorando mis llamadas… - fue lo primero que el pelioscuro dijo al moreno cuando le dio alcance. Se le escuchaba tranquilo pero al mismo tiempo molesto.

- No tengo nada qué hablar con usted, Jaejoong hyung… - el moreno evitó dirigirle siquiera la mirada.

- Soy tu promotor…

- La última vez que hablé con usted le dije claramente que no quería que lo siguiera siendo si es que no iba a darme una esperanza clara de corresponder mis sentimientos. Y cuando usted dejó clara su postura, yo entendí que no le necesitaba como Promotor.

- Actúas como un crío…

- Tal vez lo soy…

- Yunho ah… - le sujeta el brazo y le obliga a parar, a encararle y escucharle… - Es estúpido comportarse así, tienes talento y lo estás desperdiciando por un capricho.

- ¡Mis sentimientos por usted no son ningún capricho! – espeta en tono bajo pero firme. No quiere levantar la voz ni hacer un escándalo cuando aún hay estudiantes transitando por ahí. Chicos y chicas con la curiosidad despierta que les miran de soslayo y hasta murmuran por lo bajo cotilleos que seguramente luego serán un rumor que andará por ahí como si fuera una absoluta realidad.

Jaejoong suspira y se talla el puente de la nariz con la mano que tiene libre –la otra aún sujeta la muñeca del menor cual si temiera que se le fuera a ir si le suelta–. Se siente en una especie de dilema, él no está listo para enrollarse con nadie, menos con un estudiante tan inexperto e inmaduro según lo percibe hasta el momento.  Sigue pensando que Yunho solo tiene un capricho con él. Entonces, si se trata solo de eso ¿por qué él no había dejado de pensar en el chico todos esos días? ¿Por qué había sido él quien insistiera en llamarle y comunicarse? ¿Por qué simplemente no había buscado otro joven futbolista con talento al que apoyar como su promotor?

- ¿Podría soltarme por favor, Jaejoong hyung?

- ¿Es tan difícil permitirme hacer mi trabajo contigo?

- ¿No ha entendido lo suficiente el hecho de que usted me gusta demasiado?

- Enamorarse de alguien a quien no conoces es absurdo, Yunho ah.

- Pretendo conocerle pero usted parece no querer que lo conozca.

- Cuando solicité ser tu promotor no estaba en mis planes involucrarme sentimentalmente contigo.

- ¿Y qué hago Jaejoong hyung? Lo que siento no es algo que pueda hacer de cuenta que no existe o ignorar lo suficiente para simplemente actuar ante usted como si no sintiera nada. Se lo dije antes, solo verle hace que mi corazón palpite emocionado, ahora mismo quisiera abrazarle y estrecharle fuerte entre mis brazos. Quiero conocerlo y enamorarme de todo lo que usted es, incluso si llego a encontrar algún defecto.

El pelioscuro sintió cómo sus mejillas se llenaron de un peculiar calorcito. No le sucede tan a menudo, pero sabe bien que ese calor se debe al rubor que las tinturó de rosado. Y ese efecto no pasó desapercibido tampoco para el moreno, que de momento se quedó maravillado con la simple imagen que se mostraba ante él. Si alguien le pregunta en ese preciso momento qué piensa de Jaejoong, él respondería simple y llanamente: es hermoso.

- Vamos a hablar, ¿sí? Esto es demasiado complicado como para resolverlo así nada más… - el mayor tiró de él rumbo a su automóvil.

- Jaejoong hyung, yo… yo… - una parte de la mente del moreno quería negarse, pero la otra y la que fue más poderosa en ese momento superó toda esa frustración y hasta el enojo que sentía por haber sido rechazado. Una partecita más en su cerebro, se aferraba a la esperanza de ser correspondido ya que Jaejoong estaba aquí, llevándole a quién sabe dónde para hablar de esto.

……………………………

- Chunnie… - el llamado del pelirrojo le hizo tensarse casi involuntariamente. Yoochun evadiéndolo durante tantos días y ahora le pillaba por sorpresa a la hora de la salida. Debería haber dejado pasar más tiempo… - Has estado ocupado últimamente… - le sonríe y el pelinegro jura que está actuando despistadamente, sabe que Junsu no es tonto y se ha percatado de que más que estar ocupado, le ha estado evadiendo.

- Algo… - responde seco, evadiendo la mirada y sin detener su caminar. El pelirrojo le sigue los pasos y él no puede evitar sentirse incómodo. Su presencia no le sienta bien, le hace recordar esos sueños que (por desgracia) no han dejado de perseguirle por las noches.

- Oye Yoochun ah…

- Lo siento, llevo algo de prisa, hablamos después Junsu… - le interrumpe deliberadamente. Agita la mano y sonríe (o lo intenta pero la mueca en sus labios está algo lejos de una sonrisa de verdad), se apresura en cruzar la calle y hace el vago saludando a una compañera de una de sus clases.

No voltea atrás porque no quiere verle. Le conoce y sabe que Junsu se ha quedado pasmado en su lugar, que sus ojos reflejarán dolor y que probablemente llorará. Yoochun sabe que está actuando cobardemente. Pero no lo puede evitar, es más el miedo a lo que siente, que las ganas de enfrentarlo.

***//***//***

Jaejoong y Yunho se arreglaron, si es que el acuerdo de dar tiempo al pelioscuro podía considerarse como arreglo. ¿Y tiempo para qué? Tiempo, para poner las cosas sobre la balanza y comprender él mismo lo que Yunho provocaba en él, porque le parece atractivo pero todavía hay muchos otros aspectos que considerar. No le preocupa su orientación sexual, hace tiempo ha sabido que los chicos le atraen mucho más que las chicas, aunque hacer esto de conocimiento a sus padres desataría una tormenta en la que no quiere siquiera pensar.

Por otro lado, la relación entre Yoochun y Junsu iba del mal en peor, claro que, cortesía del pelinegro. Y hasta ChangMin lo ha notado, modifiquemos esto, sobre todo ChangMin lo ha notado.

- Si sigues haciendo el idiota evadiendo a Junsu le harás deprimirse… - suelta con su peculiar tono serio, directo y sin rodeos. Yoochun levanta la mirada de su libro apenas para decirle con su silencio que no está por los ánimos de tocar el tema. Pero claro, no es que el morocho espero que tenga ánimos para ello. Se sienta frente a él y le arrebata el libro comenzando a hojearlo… - hasta parece mentira verte en la biblioteca leyendo, además este libro ni siquiera es de nuestro nivel, ¿pretendes quedar bien con alguien revisando esta tontería?

- No estoy de humor, ChangMin.

- Dime algo que no sepa.

- En serio, hoy no quiero ni siquiera discutir contigo.

- Pues tendrás que aguantarte porque para mi desgracia, somos amigos, y en este caso soy el único amigo que te queda que puede serte de ayuda.

- No me digas… - ironizó con una sonrisa sarcástica.

- Pues sí, dado que no soy Yunho que parece que anda por la calle de la amargura aunque no le va tan mal como a ti; y no soy Junsu como para que me huyas como si tuviera una terrible enfermedad contagiosa y definitivamente no estás enamorado de mí…

- Ni en mil años…

- Por eso, soy el único amigo que te queda para ponerte los puntos sobre las íes.

- Meterte donde no te llaman, que es lo mismo.

- Sí, en términos vulgares eso. Pero aunque no me llames, vengo a ti a darte un sabio consejo.

- El crío inexperto en el amor va a venir a darme un sabio consejo, esto quiero escucharlo… - el pelinegro apoyó la barbilla en su mano con gesto irónico.

- Bueno, acabas de admitir que esto es sobre amor, por tanto que es verdad lo que llevo tanto diciéndote. Estás enamorado de Junsu.

- ChangMin, en serio no quiero hablar acerca de esto. Si me gusta o no, si soy gay por su culpa…

- Por qué los heterosexuales siempre quieren culpar al chico en cuestión cuando se dan cuenta de que les mueve el piso. No te haces gay, naces siéndolo. Es diferente que tardes en darte cuenta.

- ¿Alguna vez en tu vida vas a dejar de hablar sin tus sapientes teorías de todo? Es molesto e irritante por si no lo sabías.

- Como sea. El punto aquí era que vine hasta acá a buscarte para decirte que si sigues comportándote como un reverendo idiota vas a lastimar tanto a Junsu que vas a conseguir lo que tanto te estás esmerando en hacer estos días, alejarle. Y mientras más le alejes más tratará de enterrar sus sentimientos por ti, ¿y quién sabe? Tal vez incluso se enamore de alguien más, o por lo menos intente olvidarte saliendo con otro ya que tú le rechazas.

Yoochun no dijo nada, de pronto imaginar a Junsu con alguien más le llenó de furia y celos; pero al mismo tiempo de molestia contra sí mismo, contra esos sentimientos que no debieran estar ahí, que él no quería tener en su pecho latiendo con tanta fuerza y energía. La seriedad y la ira se marcaron claramente en su semblante sombrío, en la línea de sus labios temblorosos, en la mezcla de sentimientos en sus ojos negros. ChangMin esperó la reacción, la rabieta de palabras, incluso los gritos desesperados por empeñarse en no sentir nada de aquello por Junsu y justificarlo con cualquier otra estupidez. Pero no esperó eso. No esperó ver a Yoochun poniéndose de pie y salir de ahí con andar pesado y el cuerpo tenso.

Tal vez era lo que Yoochun necesitaba. Tal vez no. Pero ChangMin no se arrepentía de sus palabras ni de sus acciones. Él creyó necesario echar sal en la herida para ver si así su amigo pelinegro volvía a sus sentidos y entraba en razón. No está mal enamorarse de su mejor amigo, incluso si es de su mismo sexo. Falta que el mayor de los dos comprenda eso.

……………………………

Una semana más. Días de sentirse demasiado solo y confundido. Junsu moría por hablarse de nuevo con Yoochun como antes. Moría por saber qué había hecho tan malo para que su mejor amigo le estuviese ignorando con tal magnitud. Por eso esa tarde con la noche a poco de caer, Junsu esperó por Yoochun después del entrenamiento. Días atrás se había estado yendo antes sin siquiera cambiarse; pero hacía unos días que al contrario, hacía tiempo y esperaba hasta que todos se marchaban. Por eso hoy, el pelirrojo le esperaba fuera de los vestidores, recargado en la pared con su bolso cruzado al pecho.

- Yoochun…

- Llevo prisa…

- Por favor Yoochun ah, necesitamos hablar…

- Te digo que…

- Que llevas prisa. Siempre llevas prisa, hace un mes que no me hablas, que la pasas evitándome e ignorándome. Ni siquiera sé por qué estás así, qué te hice para que te portes así conmigo. Eres mi mejor amigo y te extraño… - soltó de corrido con ese tono de voz que el pelinegro tampoco había querido escuchar, el tono de reclamo, confusión, molestia y tristeza; todo eso junto ahí, combinando con aquella mirada que refleja las mismas sensaciones… - ¿Por qué ya no me hablas, Yoochun ah?

- ¿No podías simplemente pasar de largo? ¿Por qué tienes que complicar tanto mi mundo, ah? A veces pienso que mi vida estaría perfecta si no te hubiera conocido, Junsu… - dijo con seriedad, con sus ojos negros clavados en la achocolatada mirada, esas pupilas que parecen dilatarse con sorpresa ante sus palabras.

- No puedo entenderlo. No puedo entender por qué ahora me dices todo esto.

- ¡Porque estoy harto de que revolotees en mi cabeza todo el jodido día! ¡Las 24 horas del día todo lo que hay en mi cabeza es Junsu, Junsu, Junsu! ¡Me atormentas hasta en mis sueños sin dejarme descansar! ¡Me gustas! ¡Maldición Junsu, estoy jodidamente enamorado de ti! – soltó con la cara roja, quizá de vergüenza, quizá de molestia. Altamente probable por las dos cosas.

La sonrisa que se expandió en labios del pelirrojo no tenía precio. Su corazón explotó de emoción ante la confesión –poco romántica a decir verdad, pero confesión al fin y al cabo– y su estómago se llenó de mariposas juguetonas aleteando por doquier y haciéndole cosquillas.

- babo~ tú también me gustas. Estoy enamorado de ti desde hace tanto, Yoochun ah… - da un paso en busca quizá de un abrazo, tal vez hasta de un beso. No sabe con certeza qué quiere pero necesita el contacto físico. Saber que aquello que ha dicho es tan real como que podrá palparlo.

- ¡Odio sentir esto! – pero aquellas palabras cortaron de tajo toda la emoción… - No quiero estar enamorado de ti.

- Por qué… - el susurro espantado de una cruda realidad avecinándose sobre sus hombros.

- ¡Porque somos hombres, Junsu! ¡Joder, tienes que verlo todo tan sencillo como si ves blanco o negro! ¡No podemos sentir esto! ¡Es… es…! Es antinatural Junsu.

- Cobarde… - murmura con los puños apretados y la mirada gacha. Tanto dolor, tanto sufrimiento. ¿Y el amor dónde queda? – ¡Cobarde! ¡Eres un idiota cobarde Park Yoochun! – le espeta con todos esos sentimientos encontrados que le afloran en la piel y queman en su garganta… - ¡Vas y me tratas como si tuviera la peste solo porque te gusto! ¡Y me dices que no podemos estar juntos porque somos chicos! ¿¡Y qué!? ¿Acaso el amor no puede sentirse entre personas del mismo sexo?

- ¡Y qué se supone que le diga a mis padres o a los tuyos cuando pregunten si tengo novia! ¿Debo presentarles a un chico y dejar de lado la ilusión de un matrimonio y una familia? ¡No es así de sencillo!

- Eres un cobarde… - se le cristalizan los ojos y traga hondo llevándose las lágrimas que pugnan por salir… - Dices todo eso porque tienes miedo de lo que sientes. ¿Y qué era todo eso de no dejarte nunca aún si me quisieran reclutar en el extranjero? ¿Por qué me celabas con cualquiera? ¿Por qué eras así conmigo para luego venir e intentar deshacerte de mí como si fuera un objeto que ya no te es necesario?

Yoochun se dejó llevar entonces por su frustración, por las ganas que tenía de ser tan simple como Junsu y simplemente amarse. Se le fue encima estampándolo con fuerza contra el muro detrás, el pelirrojo soltó un quejido mezcla de dolor y sorpresa. Las manos del pelinegro golpearon rudas el muro –los raspones en los nudillos sangraron un poco pero ninguno de los dos lo notó en ese instante– y su rostro se acercó peligrosamente al de su amigo. La respiración agitada de ambos y el trepidante tamborileo de sus corazones podía romper el silencio del tranquilo lugar. Ojos negros contra ojos chocolate. Amor, deseo, miedo.

Los labios de Yoochun atacaron primero, salvajes y rudos se posicionaron sobre aquel juego rosado y suave que pareció negarse al principio pero que pronto cedieron el demandante beso húmedo. Junsu era inexperto pero se las ingenió bastante bien para no dejarse dominar, también estaba enojado y hasta cierto punto desilusionado, pero al mismo tiempo ansioso por retenerle, cual si quisiera llegar hasta su corazón y apartar todos esos hilos que le atan a los prejuicios de la sociedad y los miedos. Las lenguas de ambos se enfrentan en una especie de batalla campal, sus cuerpos se pegan, se rozan, se agitan. Una pierna de Yoochun termina perfilada entre las de Junsu, sus manos han abandonado la superficie dura del muro y encontrado camino hasta la cintura del pelirrojo atrayéndole más cerca a ser posible; en tanto, las del pelirrojo se han anclado al cuello del otro, sujeta su nuca y profundiza el beso con el mismo ahínco con que Yoochun se lo exige.

El beso les deja sin aire. La respiración intermitente y el rostro colorado, en mayor parte por la marea de emociones, una mínima por la simple vergüenza de aquel beso compartido. Yoochun topa su frente contra la de Junsu y trata de controlar su respiración como su corazón. Ha hecho lo que tanto tiempo estuvo evitando.

- Yoochun… - susurra sin saber a ciencia cierta a dónde iría a parar esta discusión.

- Eres tan complicado, Junsu… - suspira con tono cansino. El pelirrojo intenta apartarle. De pronto solo quiere irse y desaparecer de su vida para no complicársela más, pero el pelinegro le retiene, hace firme la prisión de sus brazos y busca de nuevo sus labios robándole un corto beso… - No puedo. ¡Maldición! Yunho y ChangMin tenían toda la razón, estoy jodido. Te Amo. Te Amo Junsu ah, y no puedo luchar contra este sentimiento porque es más, mucho más fuerte que yo.

- Yoochun ah… - susurra de nuevo, incapaz de dilucidar por cuenta propia lo que esas palabras significan.

- Perdóname. Por todo lo que dije antes. Bueno, no todo, solo las partes en las que te ofendí. Estaba enojado, asustado y todo eso. Todavía estoy asustado, pero no puedo. No puedo hacer de cuenta que no siento esto por ti.

- Chunnie…

- Perdóname. Perdóname y sé mi novio. Pertenéceme Junsu ah, sé mío, solo mío y de nadie más.

- Babo… - sonríe abrazándole de nuevo, atrayéndole más cerca y buscando su mirada. Esas orbes negras que no dudan en responder a sus brillantes pupilas… - Si acepto ser tu novio, tal vez no puedas tener un matrimonio ni una familia, no puedo prometerte eso Chun ah…

- Me importas más tú… - susurra acariciándole una mejilla con cariño… - Junsu ah, me estoy volviendo loco, todo este tiempo huyendo de ti solo sirvió para darme cuenta de cuán enamorado estoy. Erré totalmente el camino a tomar y te clavaste más en mi corazón. Todo lo que grité antes… todo eso… creo que solo me estaba desahogando, era frustrante sentirte cerca y no hablarte, bromear contigo, mirarte, abrazarte, sujetar tu mano, mimarte cuando te ponías en plan pucheroso.

- ¡Yah! Yo nunca ando en “plan pucheroso” – reniega mucho más aliviado, haciendo sin darse cuenta uno de esos pucheros que tanto han agradado siempre al pelinegro.

Y le besa. Le calla con uno de esos gestos que solo se aparecían también en los sueños del pelirrojo. Se besan y sonríen entre aquellas tiernas caricias de labios que acoplan perfecto. Se besan, y no hacen falta las promesas de un amor eterno ni nada de aquello. Les basta el hoy, el ahora. El sentir el calor del otro pegado a su cuerpo, compartir la tibieza de un corazón enamorado que todavía tiene pruebas que enfrentar.

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Y está ahí, el primer partido oficial del Equipo Universitario contra uno de los punteros en la LNSS (Liga Nacional Superior de Soccer). Todos estaban nerviosos, sobre todo Yunho. Aunque había hecho el esfuerzo por no pensar en esto como el primer peldaño hacia el corazón de Jaejoong, era imposible sacarse de la cabeza aquella propuesta supuestamente descartada meses atrás.

- Yunho ah… - la aterciopelada voz del pelioscuro desestabiliza la locomotora en que los pensamientos del moreno estaban convertidos… - ¡Fighting! – le apoya con una suave sonrisa. El apuesto promotor luce maduro, relajado, tranquilo. Y el corazón de Yunho se dispara a mil por hora…

- Si ganamos hoy. ¿Tendrá una cita conmigo, Jaejoong hyung?

- ¿Eh?

- Acepto su trato. Ganaremos tantos encuentros como sea posible, ¡quiero gustarle hyung! – se sonroja y sale corriendo a lo largo del pasillo que conduce al campo de fútbol.

Jaejoong sonríe y piensa que no está tan equivocado. Yunho es bastante crío en algunas ocasiones. Pero todavía piensa que su talento en la cancha es grande. Y tal vez, lo sea tanto como para ganarse realmente su corazón.

Continuará……


Recuerden que sus comentarios son alimento para la motivación de su servidora~