Capítulo 10 LOVE IN THE SOCCER

ADVERTENCIA: Lemon

CAPÍTULO 10.

EXTRAÑOS EN EL CAMPO DE JUEGO

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Universidad Autónoma de Seúl

Área deportiva

- Ahh Chunnie~ esto es vergonzoso… - el pelirrojo jadeó mordiendo el borde de su playera remangada más allá de su vientre mientras el pelinegro continúa lamiendo y besando ahí al tiempo que una de sus manos frota su entrepierna por encima del uniforme.

- Baby, ¿puedo?... – levanta la mirada apenas para clavar sus ojos negros en aquellas pupilas chocolate.

Sonríe tiernamente ante las mejillas coloradas de su novio, por un momento incluso está por retroceder, casi le parece que está siendo demasiado egoísta por querer tenerle ahí de nuevo como no puede evitar desearlo desde que hicieron algo en el hotel de Incheon. Junsu asiente mordiéndose el labio inferior y entonces Yoochun se irgue para besarle apasionadamente quedando entre sus piernas, con el pelirrojo ahí tan cooperador respondiéndole y atrayéndole más cerca tras enredar sus manos en torno al cuello del pelinegro.

- Yoochun ah… quiero… quiero… - murmura claramente avergonzado, pero lamiendo insistentemente el cuello de su novio al mismo tiempo que son sus manos las que descienden del cuello acariciando sinuosamente la espalda y bajando el short del uniforme de su novio hasta medio trasero… - quiero hacerlo… te quiero a ti… - susurra con un tono de voz tan sexy que el pelinegro siente cómo se le eriza cada vello de la nuca estremeciéndole de pies a cabeza.

- Junsu ah… - le mira a los ojos y sujetando sus mejillas le pregunta… - ¿Estás seguro? No tenemos que apresurar nada…

- Estoy seguro. Estoy listo para hacerlo. Te Amo Yoochunnie~ - sonríe, así con esa peculiar forma suya de lucir dulcemente tierno…

Y entonces a ninguno le preocupa realmente que aquel no sea el lugar más romántico ni adecuado para hacer esto. Intimar por primera vez hubiera sido mejor al menos en la habitación de alguno de ellos, incluso en un hotel, una cómoda cama y quizá una cena romántica a la luz de las velas. Y sin embargo, en plenos vestidores del equipo de fútbol, donde lo más cómodo es simplemente la mesa de masajes, en ése preciso instante era el lugar perfecto, porque están juntos, porque los dos lo desean y están listos para ser uno y entregarse en cuerpo como se han entregado ya en corazón.

- Yo también Te Amo, Junsu. Te Amo… - más besos que compartir, devolverse con ternura, con tintes de pasión, con confianza.

Besos húmedos que van y vienen, que caen con tranquilidad cual si de pronto el mundo alrededor hubiera desaparecido. Yoochun fue el primero en gemir esa vez, cuando una mano de Junsu sujetó su erección luego de haber bajado la ropa interior del mismo modo que bajara antes su short. Un gemido amortiguado en medio de un beso, de una batalla de lenguas calientes sin tregua. La mano del pelirrojo se movía lentamente acariciándole, excitándole más, provocándole; del mismo modo que lo hacía su boca sensata de deseo y dulzura.

Yoochun se sostuvo entonces con sus manos a cado lado de la cintura de Junsu, necesitaba gemir libremente pero al mismo tiempo no podía renunciar a sus labios, poco le importaba que a cada beso fuera aún más rápida la necesidad de oxígeno, su aliento estaba yéndose con facilidad de sus pulmones, y él de alguna manera que podría definirse como masoquista, lo estaba disfrutando bastante.

- Chun… - jadeó, pero el pelinegro volvió a besarle. Y él no pudo menos que continuar acariciando el trozo de carne caliente que se sentía en aquel momento más grande. Hinchado, palpitante… - Chunnie por favor~ - gime entre besos, deseando que su novio por lo menos le mime también.

- Lo siento… - sonríe algo bobamente contra su boca cuando comprende que se ha dejado envolver por el placer desatendiendo las necesidades de su novio… - lo siento… - repite al tiempo que lleva sus manos al short del pelirrojo… - levanta un poco, baby… - riendo divertido al notar el intenso sonrojo que se apoderó de las mejillas del pelirrojo cuando levantó la cadera para facilitarle la labor de bajar la prenda baja del uniforme.

- Sé cuidadoso… - murmura avergonzado, abriendo las piernas tanto como el short en sus rodillas se lo permitió.

- Oh dios mío… - el pelinegro tragó hondo al observar por primera vez la entrada de su novio. El anillo comprimido, rosado, libre de vello alguno toda aquella zona pélvica.

- ¿Es desagradable? – el pelirrojo cuestiona con un hilo de voz, cerrando las piernas… o al menos eso intentó, porque las manos del pelinegro le sujetaron para impedirle que lo hiciera.

- No… - las cuencas negras se clavaron intensamente en las pupilas chocolate… - Es lindo, tú eres lindo. Todo en ti es perfecto… - acaricia los muslos cediendo luego la tentación hacia el interior, donde la piel se siente incluso más tersa y cálida.

- Dices cosas… - suspira y tiembla, las manos de su novio bordean su miembro erguido, dura y caliente… - vergonzosas, Chun… - suspira de nuevo y se sonroja aún más cuando la mata de cabello azabache se clava en su cadera… - ¡Ahh! – el pelinegro ha engullido su miembro de una, le chupa, le lame con descuido mientras sube de arriba abajo a lo largo de su extensión.

La saliva caliente le humedece, le alteran sus movimientos, la forma en que su boca se cierra decidida hasta la base y presiona al subir hacia la punta. Junsu tiembla y se sacude presa de placer, las mejillas arreboladas de carmesí le dan ese aire tierno que los jadeos inquietos de su boca no secundan. Yoochun le traga por completo, siente la punta del pene tocándole la garganta y el hecho le produce una arcada que está sin embargo años luz del asco. Este contacto le produce placer y aún más deseo.

Cuando el pelinegro siente el sabor salado sudar en el falo de su novio, sabe que está próximo y se detiene, le abandona subiendo nuevamente al vientre del pelirrojo, besando y lamiendo algunas porciones de piel, viéndole ahí con la respiración intermitente, el pecho subiendo y bajando alterado, su cuerpo tembloroso y comenzando a sudar.

- Voy a prepararte… - le avisa al tiempo que le ofrece sus dedos para que los chupe y les llene de saliva. Junsu le mira abochornado (y excitado) pero los toma entre sus labios. Su lengua paseándose entre sus dedos al llenarle de saliva le parece una imagen demasiado sensual a ojos del pelinegro… - Si duele mucho…

- Aguantaré… - sonríe suavemente y respira profundo cuando siente el primer dígito presionando su estrechez… - ¡Mgh! – se queja inevitablemente cuando ese dedo comienza a entrar.

- ¿Me detengo?... – el pelinegro recibe por respuesta la agitación de cabeza en negativa. La mitad de su dedo ha entrado, y él piensa que será difícil que aquella cavidad se dilate tanto como para albergar su miembro. Por un segundo se detiene a preguntarse cómo realmente es posible que los hombres hagan esto. Su dedo ha entrado por completo, y la respiración agitada de su novio le recuerda que esto está siendo doloroso para él… - Te Amo… - atina a decir a modo de consuelo cuando sube a su boca y le besa dulcemente. Las manos del pelirrojo suben a su cabeza desordenándole el cabello mientras disfruta de aquella dulce caricia.

No saben cuánto tiempo les tomó, pero cuando tres dedos entraban y salían de la dilatada cavidad, ambos supieron que era momento de dar el siguiente paso. Junsu suspiró cuando los dedos le abandonaron, ya no dolía pero aún era incómodo. Pero cuando Yoochun comenzó a penetrarle…

- Duele, duele, duele… - inevitablemente el pelirrojo se quejó, abrazándose con fuerza al cuello de su novio para no permitirle retroceder y también para sentirse anclado a algo que le impidiera desfallecer.

Yoochun entonces coló una mano entre sus cuerpos hasta alcanzar la erección de Junsu, que habiendo perdido algo de su dureza pronto la recuperó cuando le estimuló casi con prisas para distraerle de su intromisión. La mitad del miembro del pelinegro ha entrado, la otra parte se deslizó lentamente hasta el tope, los jadeos incómodos del pelirrojo murieron entre sus labios unidos con ternura, con las atenciones del pelinegro que no abandonaron la erección del pelirrojo.

La unión de sus cuerpos se ha completado.

La unión de sus corazones les presidió.

Un alma se ha forjado.

En algún momento Yoochun llevó las piernas de Junsu a sus hombros, sin que el pelirrojo deshiciera el anclaje sobre su cuello, aquella postura hacía que le incomodara menos la intromisión, y al mismo tiempo le facilitaba los movimientos al pelinegro. El vaivén naturalmente comenzó lento, embestidas suaves que buscaban sobre todo el bienestar del pelirrojo, que se acostumbrara del todo a su invasión. Después de un tiempo ambos tomaron ritmo, se acompasaron y el vaivén alcanzó el frenesí del calor. La mano izquierda del pelinegro terminó sobre el delgado colchón de la mesa de masajes para soporte de sus cuerpos, la derecha sostenía al pelirrojo a la altura de su espalda baja, aquello le ayudaba a mantenerle más cerca también, tan apretado a su cuerpo como podía. Las ropas nunca abandonaron los dos cuerpos, y no hacía falta en aquel momento, el calor abrasador de las estocadas era suficiente, estaba ahí lo necesario para sentirse plenos, el cariño para compartir la primer experiencia, el deseo mandando sobre sus acciones, la seguridad del amor compartido.

Alcanzar el orgasmo era solo la consecuencia natural. La sensación de absoluta plenitud al derramarse y manchar sus uniformes, la felicidad verdadera. Se sonrieron suavemente antes de unir nuevamente sus bocas besándose tranquilamente, tanto como la intermitente respiración de los dos les permitía. El sabor del clímax irradiándoles por cada poro lo valía todo. Con suerte, han de poder guardar este secreto de la primera vez para sí, con aquellas frías paredes de los vestidores en la universidad como únicos testigos.

*****

Departamento de Jaejoong

Ga In miró de arriba abajo al moreno, algo en éste chico no le agradaba. Luego volvió su mirada a Jaejoong, quien continuaba ahí de pie en la entrada de su departamento sin decir nada.

- ¿Atiendes negocios, oppa?... – la chica cuestiona con cierta voz venenosa. Quizá es también esa inquietud que siente en la boca del estómago y le hace dudar de su propia insinuación.

- ¿Oppa?... – Yunho pregunta mirando al pelioscuro. Claramente el moreno estaba intentando indagar si esta confianza de la chica tenía una razón de peso.

- Ga In, no es momento para hablar… - Jaejoong finalmente se dirige a la chica, todavía incapaz de sostenerle la mirada a su novio…

- ¿Es tu amigo?... – la chica insiste, quiere saber cuál es el motivo de la presencia del moreno en el departamento de quien considera su futuro esposo. Después de todo tiene la aceptación de su suegra y sabe de antemano que el Sr. Kim estará por demás encantado con una nuera como ella.

- Sí… - el pelioscuro responde y aunque no vuelve la mirada sabe que seguramente el moreno se toma aquello con decepción. Sabe que a pesar de haber hablado del tema acerca de su homosexualidad, no quiere ser solo un amigo para sus conocidos… - Te acompaño a la salida…

- Pero oppa, por qué no tomamos una copa los tres, quiero conocer a tus amigos… - la chica sonríe y antes de que Jaejoong pueda impedírselo, ha entrado en el departamento… - me llamo Ga In, y soy novia de Jaejoong oppa…

- ¿Nov…novia…? - el moreno sonríe con algo parecido a los nervios aunque claramente se matiza la incomodidad y la decepción en sus ojos… - No sabía que Jae hyung estuviera saliendo con alguien…

- Oppa es discreto… - Ga In dice convencida y con absoluta confianza se interna en la cocina… - serviré un trago para los tres…

- No es necesario Ga In-ssi, yo ya me iba… - el moreno hace una venia a modo de despedida y busca su chaqueta para marcharse. En el fondo espera que Jaejoong haga algo, que le detenga, que diga ahí delante de esta chica que es él el único novio en su vida… - buenas noches, hyung… - le mira a los ojos esperando al menos ver algo en las oscuras pupilas, pero todo lo que ve es inseguridad y miedo. Miedo a enfrentar su homosexualidad públicamente.

Yunho sonríe con tristeza, lo que apenas había comenzado con tanto esfuerzo, se derrumba ante sus ojos con absoluta facilidad. El moreno da media vuelta y camina a la puerta. Escucha la despedida de Ga In pero ni un solo sonido de Jaejoong. Se siente patético. Infantil y todo lo que pueda decirse al respecto, y de pronto todo lo que quiere es salir de ahí y correr, llorar encerrado en su habitación y sentirse como lo que de pronto parece ser: un novio abandonado.

Cuando la puerta del departamento se cerró tras su espalda, Yunho sintió ese nudo atravesándosele en la garganta. El llanto que estaba conteniendo para dejarlo libre cuando se sintiera seguro en la oscuridad de su habitación. Se sentía tonto, como una chica que descubre a su novio poniéndole el cuerno. Siente que ha construido un castillo de ilusiones demasiado rápido. Que no estaba preparado para enfrentar esta realidad.

- Oppa, vamos a tomar, mh… - Ga In ofrece con una sonrisa provocativa…

- No… - el pelioscuro finalmente parece recuperar algo de sus sentidos… - No, Ga In; el chico que acaba de salir es mi novio.

- ¿Qué?

- Por favor, sal de mi departamento cuanto antes… - le dice antes de salir corriendo tras el moreno. Apresura los pasos y baja los pisos necesarios hasta el lobby… - ¡Yunho! – llamándole sin importarle si alguien puede verle o escucharle, corriendo desesperado tras ese chico moreno que vuelve la mirada casi rogando que esto signifique que es más importante que aquella chica y todo lo que representa.

Más importante que los prejuicios sociales y los deseos de su familia.

Jaejoong le abraza fuerte al darle alcance, le estrecha entre sus brazos murmurándole aquellos lo siento que tan necesarios se sienten para los dos. Yunho se niega al principio a regresar el abrazo, teme anclarse a otro sueño efímero, a otra ilusión que se desintegre con la sola presencia de una chica de buena posición social que sea agradable a los ojos de la Sra. Kim.

- Ella no es mi novia…

- Es alguien a quien tus padres aceptarán como tu pareja, Jaejoong ah…

- Pero ella no es mi novia, no es alguien a quien quiero. Porque ese eres tú, Yunho ah…

- ¿Me quieres?

- Te quiero… - una sonrisa y ese beso que Jaejoong le da ahí, en medio del lobby sin importarle más nada que darle un poco de seguridad.

Yunho abre los ojos de par en par ante el inesperado gesto, casi no tiene tiempo –ni cerebro– para devolvérselo. Ga In ha visto todo desde la salida del ascensor. Se indigna ante la escena y toma una foto. Su próximo destino aquella noche será la Mansión Kim. Y una charla con la madre de Jaejoong.

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Residencia Kim

Yoochun acompaña a Junsu a su casa, le preocupa un tanto el caminar de su novio, quizá fue demasiado duro con él.

- Deja de mirarme el trasero… - le riñe por lo bajo dándole un golpecito en el brazo y formando un puchero…

- ¿Estás seguro de que no te duele demasiado? Podría ir a alguna farmacia y comprar algún ungüento o qué se yo… - ofrece con gesto impaciente, mirándole insistentemente el trasero…

- ¡Qué lindo! – exclama de pronto sumamente emocionado, lanzándose a brazos del pelinegro y besándole profundamente…

- Junsu… - le aparta mirando a todos lados asegurándose de que nadie ande por ahí… - tus padres podrían vernos…

- No importa, si tú estás conmigo estoy seguro de que podría superar cualquier cosa… - el pelirrojo susurra con las mejillas rosadas, entrelazando sus dedos con cariño… - Me celas con todo el equipo y hasta delante del entrenador, ¿por qué no podríamos hablar con nuestros padres sobre nuestra relación?

- Es un poco… - carraspea nervioso, todavía preguntándose si en cualquier momento no saldrían los padres de su novio por la puerta… - diferente…

- No tanto… - Junsu le mira sonriendo suavemente…

- Son tus padres, no uno de nuestros amigos o compañeros, ni el entrenador que es tan de mente abierta que acepta todo… - Yoochun le sostiene la mirada, aunque mantiene cierta seriedad en su rostro.

- Entiendo… - el pelirrojo baja la mirada pero no suelta el agarre de la mano con su novio… - tal vez después no sea tan diferente, me gustaría que mis padres sepan que quien me ha hecho tan feliz estos días eres tú…

- ¿Te hago feliz?... – cuestiona con una sonrisa, sintiendo su pecho lleno de dicha cuando el pelirrojo asiente, comportándose tan tierno y avergonzado como él sabe ser… - Te prometo hacerlo, no hoy o inmediatamente mañana, pero no tardaré demasiado en tener toda la seguridad y la confianza que tú mereces para hablarlo con tus padres… y con los míos.

Los ojos de Junsu brillaron intensamente, y aunque así Yoochun no lo hubiera querido –ciertamente que no iba a resistirse–, otro beso le fue demandado con cariño y ternura de los labios.

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Residencia Jung

La Sra. Kim se detuvo ante aquella humilde casa. Miró despectivamente el barrio antes de llamar a la puerta. Una señora amable le recibió al abrir…

- Mi hijo no debe tardar en llegar, generalmente se queda en la universidad para entrenar después de clases…

- A su hijo parece apasionarle el soccer…

- Yunho tiene talento para eso, y me alegra mucho que lo aproveche y tenga oportunidades. Sé que ahora tiene un promotor que le está ayudando mucho… - la Sra. Jung suspiró y vio la hora en su reloj de pared. En cualquier momento su hijo estaría llegando… - ¿Por qué usted vino a buscar a mi hijo?

- Porque quiero hablar de mi hijo con él…

- ¿Su hijo es algún amigo de mi Yunho?

- Es su promotor…

- ¡Oh! Tiene usted un hijo extraordinario, en estos meses ha hecho que mi Yunho se esfuerce aún más en el soccer.

- Me imagino… - la Sra. Kim torció un gesto de indignación. La Sra. Jung no dijo nada por mera amabilidad, sobre todo por ser en aquel instante su anfitriona.

En aquel minuto la puerta se abrió, el moreno entró con una gran sonrisa que desapareció casi al instante apenas sus ojos cafés se encontraron con la silueta de la elegante mujer.

- Buenas noches, señora… - el moreno hizo una venia respetuosa.

- Seré breve, quiero que dejes a mi hijo; nunca imaginé llegar a decirle esto a un muchachito, pero lo hago y espero que sea la única y última vez que tenga que presentarme ante ti. Mi Jaejoong está muy por encima de ti…

- Le hubiera agradecido que no me hablara de esto delante de mi madre, no tiene por qué soportar ver cómo denigran a su hijo por su posición social y su preferencia sexual…

- No me interesa cómo se lo tome tu madre, claramente no supo ser una buena madre que tiene un hijo homosexual…

- Mida bien lo que dice, Sra. no voy a permitir que hable de mi hijo como si hubiera algo malo en él.

- ¿Y no es así? – cuestiona con sorna, con desprecio e indignación… - Aléjate de Jaejoong. Es todo lo que vine a decirte… - ultima y se dirige a la salida con prisas.

- No voy a alejarme de Jaejoong. Él me quiere y yo le quiero, y es lo único que me importa.

- ¡insolente! – la Sra. Kim le miró despectivamente y salió aún más indignada de aquella casa.

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Residencia Choi

Seong Jo estaba nervioso, sumamente nervioso. En tantos años de vida romántica inactiva, esta es la primera vez que invita a su pareja a comer. Y se siente inquieto porque una parte de él desea que aquella tarde hagan más que comer, pero otra, la más sensata y moral, le recuerda que todavía le lleva 9 años a ChangMin.

- ¿Tú cocinaste? - El morocho acaba de llegar y apenas ha entrado en la casa de su novio, el olor a comida ha inundado su olfato.

- Sí, no soy muy bueno pero te aseguro que es comestible… - responde sonriendo algo torpemente…

- Traje vino… - el morocho mostró una botella de vino tinto de buena marca.

- ¿Tomas vino?... – el preparador físico la tomó pero miró a su novio con gesto inquisitivo.

- ¡Por favor, Seong Jo ah! ¡No soy un crío! – frunció el ceño ligeramente abochornado. Ciertamente, esta será la primera vez que tome vino, y es solo porque pensó en acompañar la comida de manera madura.

- De acuerdo, solo me pareció raro en ti… - le despeina el cabello y antes de que el morocho respingue por el gesto, le da un beso que le hace enrojecer algo más… - vamos, ayúdame a preparar la mesa, ¿sí?

ChangMin asiente, casi en automático que todavía le parece casi irreal que aquellos besos lleguen. A veces al despertar se pregunta si no habrá soñado nada más que es novio de Seong Jo. Este hombre que en ocasiones le hace cuestionarse también, si es que ha olvidado que tiene 29 años y que no debe avergonzarse tanto, que es quien debe darle seguridad y hacerle sentir algo menos bobo. ¡O lo que sea!

- ¿En qué piensas, ChangMin ah?

- Esta tarde tenemos que hacerlo…

- ¿Eh? – a Seong Jo casi se le caen las copas de cristal cuando el morocho le lanzó aquella proposición que solo podía interpretarse de una manera.

Sexo.

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Mansión Kim

Cuando Jaejoong recibió la llamada de su madre supo que no era para alguna buena noticia. Le conoce lo suficiente para saber cuándo es que su madre está molesta, y aquel es uno de esos días.

La Sra. Kim tomó esta decisión luego de varios días de pensarlo, de investigar y analizar todas las posibilidades que tenía. Visto que hablar con este chico, Jung Yunho, no le había valido de nada, la otra carta que tiene para jugar es pedirle a su hijo que deje aquella absurda relación.

- Buenas tardes, madre…

- Me gustaría devolver el saludo querido, pero me temo que he pedido que vengas por una razón que tal vez no encuentres tan lógica y necesaria como yo.

- ¿Qué sucede?

- Esta foto llegó a mí hace algunas noches… - la Sra. Kim extendió una fotografía impresa sobre la mesa, Jaejoong abrió los ojos de par en par al descubrirse ahí, besando a Yunho…

- Madre…

- No quiero escuchar explicaciones de nada… - le interrumpe al instante… - termina con ese chico cualquier relación que se supone que tengan…

- Es mi novio… - quiso aclarar dándose entonces valor de afrontar lo que admitir aquello delante de su madre pueda significar.

- ¡Tonterías! Ga In es tu novia, tu prometida. No tuve un hijo homosexual…

- Pues lo soy madre…

- ¡Termina con él! – exclamó molesta…

- No voy a hacerlo. Quiero a Yunho madre, estoy enamorado por primera vez en mi vida, por qué no puedes entenderlo…

- Si continúas con esta estupidez, voy a asegurarme de hacerle tanto daño que ese chico no tendrá vida, truncaré su carrera profesional en el fútbol y cualquier otro ámbito incluso antes de que comience, haré que le expulsen de la universidad si es necesario.

- ¿Por qué me haces esto, madre?

- Porque te amo querido. Y me preocupo por tu futuro cuando veo que tú no lo estás haciendo.

*****

- ¿Estás terminando lo nuestro?

- Es lo mejor Yunho. La verdad es que solo fuiste una aventura para mí…

Continuará……