Oneshot HayaMin *-*

Nuestro gruñoncito ChangMinnie~ está de manteles largos *-* awww el peque ya no es ningún peque y anda festejando un cumpleaños más. Otro Dios celebra su existencia y nosotras agradecemos que siga siendo parte de la más hermosa de las constelaciones en el firmamento.

Pese a que durante muchas ocasiones fui acusada (?) de no darle su lugar al peque dong bang, espero que quede clarísimo que así como amo a los otros cuatro le amo a él, admiro su personalidad y respeto sus talentos.

¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS CHANGMIN!!!

Título: CUTE DEMON

Autora: Felina

Pareja: HayaMin

Género: Romance, Comedia

Clasificación: NC-17

**CUTE DEMON**

ChangMin está como fierecilla enjaulada, molesto porque Hayami le ha cancelado de último momento una cita. No es que él sea particularmente celoso o que le preste demasiada atención a la cantidad de citas que pueden tener –mentira, obviemos el orgullo del morocho que le impide expresarse abiertamente respecto a esos sentimientos que le hacen sentir vulnerable–

- Maldito baka… - gruñe por lo bajo pateando el aire o una piedrecilla imaginaria en su camino… - ¿Quién puede ser tan importante para dejarme botado a mí? ¡A mí!... – rezongó visiblemente afectado en su amor propio.

Es que le cuesta demasiado imaginar que se haya convertido él en lo que estorba en las actividades de su novio como para que le llame así de pronto solo para decirle que lamenta no poder acompañarle, que de urgencia tiene que ir a recoger a alguien al aeropuerto y que más tarde le contactaría para ver qué hacer.

- ¡Uhmm! Estúpido engreído, ¿se creé el único oasis en el desierto?... – continuó protestando, casi sin percatarse de que va por la calle refunfuñando a diestra y siniestra. Justo en un día como hoy, el famosísimo día de San Valentín. Pero claro, no es que a él le afecte en absoluto saber que no tendría su tarde y noche con su novio. No, no se trata de eso.

Sin embargo ChangMin tuvo entonces la imperiosa necesidad de ir y ver con sus propios ojos que Hayami no estuviera haciendo el vago por ahí sin más. Por supuesto, hay que recalcar que no es que el morocho sea particularmente celoso –los celos sin inseguridad y él está seguro del amor que su japonés le tiene– pero la curiosidad y el presentimiento de que algo “grande” iba a pasar le llevaron a actuar con algo que el morocho nunca se permite a sí mismo: Imprudencia.

Shim aparcó su auto en el parking del estacionamiento, marcó el móvil de su novio pero tras varios segundos de tono le mandó a la casilla del buzón de voz. El morocho maldijo por lo bajo e intentó un par de veces más mientras recorre algunas de las salas de llegada sin idea de dónde exactamente buscar y siendo ignorado por su novio.

De pronto ChangMin frenó en seco, con la mirada al frente y con el corazón golpeándole en la garganta de un modo en que nunca había sentido. Su mirada clavada en aquella escena para la que nunca se preparó mentalmente, aunque le acusara de tener miles de seguidoras y un puñado de acosadoras, ChangMin nunca le creyó capaz de semejante traición.

Hayami abrazaba a una mujer –algo mayor si se permite la observación–, sonreía y le permitía enmarcar su rostro recibiendo entre sonrisas todos esos besos que cayeron sobre él. La confianza y el cariño era obvio a ojos del morocho. La escena perfecta de la infidelidad, ChangMin juró en sus pensamientos. Sintió la repentina ira burbujearle desde las entrañas y luego sin pensarlo, simplemente actuó.

Caminó con rapidez hasta la pareja y de un tirón apartó al japonés de la –hermosa, cabe decir– mujer, dándole al instante un puñetazo que casi hizo perder el equilibrio al japonés y que definitivamente le dejó el labio partido.

- ¿Qué demon…? – Mokomichi se sujetó la mandíbula mirando sorprendido a su novio. Por supuesto que no lo esperaba, y menos con éste tipo de reacción.

- ¡Eres un imbécil! ¿Desde cuándo, eh? ¿Te has divertido viéndome la cara de idiota?

- ChangMin, escucha…

- ¡Ningún escucha! ¿Cómo tuviste el valor para hacerme esto?

- Estás malinterpretando, Ella no es…

- ¿Ella no es qué? ¿Vas a tener el descaro de defenderla?... – el morocho se dignó en mirar a la mujer, quien seria y sin haberse movido desde su llegada (ni alterándose desde el golpe que el morocho le propinó al japonés) le sostuvo la mirada…

- ¿Es éste el chico de quien tanto hablas, querido? ¿El hombre que se ganó tu corazón?

- Okaasan… - apenas esta palabra brotó de labios del japonés, el morocho sintió su cara arder (finalmente algo de vergüenza) y hasta las piernas tambaleársele. ¡Se trata de su suegra! ¡Y él que golpeó a su novio pensando que tenía una aventura!

- Un chico tan celoso y capaz de armar este tipo de escenas no me causa una gran impresión… - la Sra. Mokomichi señaló con humildad, y ChangMin boqueó como pez fuera del agua sin argumentos para defender su reacción. ¡Si es que había sobreactuado sin motivos!

- Okaasan, no juzgues a ChangMin ah por esto, seguro cuando lo conozcas verás por qué lo amo tanto… - el japonés besó la sien de su madre y luego miró a su novio… - aunque sea un poco celoso y me golpeé sin más por pensar que lo engaño con una mujer mayor tan hermosa como tú, okaasan…

- ¡Yah! – ChangMin protestó inconscientemente (por costumbre que básicamente es lo mismo), pero callando de inmediato cuando la mirada de su suegra le fulminó sutilmente. Como solo una Dama sabe hacer.

- Vamos todos a casa… - Hayami dijo tratando de cortar la tensión entre su madre y su novio.

- ¿A casa? – pero ChangMin se tensó involuntariamente. No está preparado para convivir con su suegra. ¡Hayami debió decirle antes!

- A menos que resulte incómodo para ti… - la mujer achicó la mirada…

- Para nada, señora… - el morocho hizo una venia respetuosa…

- Esta no era la forma en que pretendía presentarlos, pero ya que nos hemos encontrado casualmente… - sarcasmo divertido… - Okaasan, mi novio ChangMin; cariño, mi madre…

- Mucho gusto, señora…

- Espero poder decir lo mismo pronto.

No, definitivamente no se conocieron de la mejor manera posible. El camino de regreso a casa fue… raro. ChangMin volvió solo en su auto, drenándose el cerebro acerca de cómo remediar la impresión que su suegra tendrá ahora de él.

- ¿Quieres explicarme por qué no me dijiste que tu madre vendría?

- Se supone que sería una sorpresa… - el japonés respondió al otro lado de la línea.

El morocho no había podido esperar a llegar a casa (donde de todas formas no tendría privacidad para hablar) y había terminado marcándole de camino.

- ¡He hecho la estupidez más grande de toda mi vida! ¡Frente a tu madre!

- A mi madre aún le gustas… - el japonés sonrió…

- Me gustaba hasta hoy… - el morocho escuchó la voz de su suegra y bufó inconscientemente… - Ahora tiene que hacer méritos para ganarse mi confianza.

¡Hayami no baka tu madre me detesta por tu culpa! – el morocho cortó la llamada notoriamente frustrado con la situación.

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- Okaasan, lo que pasó hace unos minutos…

- Sé que dijiste que tu novio tiene un carácter particular, pero lo que vi no me agradó en absoluto. También habías dicho que es un poco celoso pero que solo lo hace por llamar tu atención y que jamás lo demuestra abiertamente. El golpe que te ha dado no parece una reacción justamente reservada, y menos en un sitio como el aeropuerto.

- Teníamos planeada una cita hoy, okaasan; le cancelé cuando dijiste que venías, fue tonto de mi parte no decirle que venías y querer darle una sorpresa. Por eso él actuó así, es San Valentín okaasan, y su novio le cancela diciéndole que va por alguien importante y especial al aeropuerto. En su lugar yo habría reaccionado exactamente igual…

- No lo creo, querido…

- Sé que lo habría hecho. Okaasan, amo a ChangMin, no quieras juzgarlo solo por este incidente.

- Lo dije antes. Tendrá que hacer méritos para ganarse mi confianza y darles mi bendición.

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Departamento HayaMin

ChangMin agradeció que al menos ambos fueran ordenados y limpios para que su suegra viera presentable su casa. El morocho se mantuvo al margen mientras Hayami ayudaba a su madre a instalarse en la habitación que anteriormente fue suya –antes de que comenzaran ese noviazgo y encontraran innecesario dormir separados, obviemos los placenteros motivos de dormir juntos–

- Okaasan tomará la ducha ahora…

- Debiste decirme que vendría, bak… Hayami… - el morocho contuvo el insulto a tiempo, más valía comportarse al menos mientras su suegra está ahí.

- Lo sé, lo siento cariño… - el japonés sonrió cuando escuchó el gruñido de su novio; le abrazó y besó suave sus labios… - Me encantas como eres, no quiero que cambies ni siquiera por mi madre.

- Que tú estés coladito por mí aunque sea malhumorado y sarcástico como soy, no significa que vaya a gustarle a tu madre, así que al menos dejaré de insultarte estos días… - el morocho bufó agotado incluso si aún no comienza la temporal convivencia con su suegra.

- Sabes que por ti soy algo masoquista… - unos cuantos besos más.

- Tú siempre haces que saque lo peor de mí… - gruñó…

- No es verdad. Saco tu verdadero yo. Y ChangMin, es así como te amo. Feliz San Valentín, ChangMin ah… - ahí el morocho corroboró por qué se enamoró de éste…

- Baka… - susurró antes de besarle lenta y tiernamente, de permitirse ser tan solo un poco uke, abrazándole el cuello y pegándose a él con calma, enredando sus dedos en los oscuros mechones y perdiendo de foco el mundo alrededor.

Al menos hasta que el aire les escaseó en los pulmones obligándolos a separarse. Y aún así cortos besos cayeron por instantes sobre los labios del otro.

- ¿Me ayudas a preparar la comida? A Okaasan le encantará verte cocinar… - el japonés sonrió ilusionado.

- Se me da más devorarme la comida que prepararla… - el morocho gruñó. Gesto que por cierto su novio veía venir.

- Lo sé. Y a mí me encanta que seas feliz comiendo, sobre todo cuando soy tu platillo principal… - comentó pícaro, riendo divertido al notar el sonrojo de su novio y ese bufido que acompañó de un golpecito que cayó en su brazo.

- Ni se te ocurra decir esas cosas delante de tu madre…

- ¿Por qué no? ¿Te dará vergüenza?

- ¡Calla! – espetó avergonzado empujándole dentro de la cocina y lanzándole ese mandil blanco que su novio usa cuando cocina, colocándose uno igual, aunque siga pensando que cocinar no es tan divertido como simplemente comer.

Cuando finalmente se pusieron a preparar la comida, fue inevitable que se pusieran a molestarse el uno al otro entre sonrisas y algunos besos. Aunque ChangMin no era justamente cursi o meloso, cuando está con Hayami le es imposible controlar sus acciones, termina cayendo en sus redes y dejándose envolver por su forma de ser. Todavía puede gruñirle, insultarle y pegarle, pero cada uno de sus rezongos es compensado con un beso o una probada delo que están preparando.

- Te has ganado un punto solo por estar aquí dentro con mi hijo… - la voz de la mujer hizo que ambos chicos se separaran de un beso. Hayami estaba más que entretenido con los sonrojos de su novio, mientras que ChangMin seguía pensando que hoy el destino iba en su contra porque su suegra no hace más que sorprenderlo en los momentos más inoportunos… - te daré uno más si siguen cocinando y distraes menos al chef.

Al instante ChangMin se alejó de Hayami, sintiéndose por primera vez en toda su vida torpe y trabajo del cerebro. ¡Si hasta paree que su boca ha olvidado cómo hablar!

- Okaasan, alejas mi inspiración… - Hayami comentó con una sonrisa. Y la amplió cuando vio de reojo el sonrojo que se expandió de nuevo por las morenas mejillas del morocho.

- Pueden estar tan cerca como quieran cuando no estén cocinando para mí también… - la mujer dijo seria, vigilando los cortes que el morocho realiza a unos filetes. Lo cual dicho sea de paso ponía más nervioso al morocho.

Aquella fue la tarde de cocina más larga de toda su vida para ChangMin. Incluso para Hayami, que tenía que intervenir cada minuto en los comentarios de su madre, no que fueran malintencionados, pero algunas cosas simplemente son para mantenerse como secretos de pareja.

- Me gustaría que salgamos de compras…

- Iremos Okaasan…

- Solo tu novio y yo, querido… -

ChangMin se tensó. ¿Acaso parece una chica? Bien que sea uke ¡Pero no es LA novia de Hayami, sino su NOVIO!

- Okaasan, viniste a conocer a mi novio no a mi prometido, ni siquiera le he propuesto matrimonio… - el japonés dijo con ése tono que el morocho le conoce como serio, aunque sonría y parezca relajado. Claro que lo que hizo al morocho removerse inquieto en su lugar fue el rumbo de la conversación. ¿¡Matrimonio!?

- No he dicho que vayamos a ver trajes de novio…

- Pero te conozco Okaasan, y recuerdo lo que has dicho en tus últimas llamadas…

- Esta vez realmente no pensaba poner en esos aprietos a tu novio, querido…

¿Esta vez? ¡Qué significa eso! ¿Acaso Hayami había tenido antes algún novio con el que pretendió casarse? A ChangMin de pronto le saltaron las venitas de la sien. Y su novio lo notó.

- No malinterpretes ChangMin ah, tal vez tuve un par de novios antes de ti pero eres el primer hombre a quien he querido presentarle a mi familia.

- ¿Tiendes a malinterpretar mucho, ChangMin-kun? Esa no es una buena forma de demostrar que amas a mi hijo. Porque lo amas, ¿cierto?

- Claro que lo amo, aunque sea un baka… - el morocho se pateó mentalmente apenas el insulto cariñoso salió de sus labios… - Quiero decir…

- Me gusta ser tu baka… - su novio le sonrió y el morocho supo que es su forma de apoyarle, así que devolvió la sonrisa.

- Iremos de compras… - la mujer ultimó…

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ChangMin recordó un poco a Jaejoong mientras acompaña a su suegra por varias tiendas en el Mall. Quisquillosa y preocupada por la moda. Todo y que la ropa que han estado mirando es para él. ¡Para él! Que ha tenido que probarse montones de prendas y modelar. ¡Modelar!

- Te ves muy delgado, pruébate mejor éste…

- Señora, no creo que sea necesario. Verá, no necesito comprar ropa nueva.

- Es un regalo que te haré yo, no me gusta cómo vistes…

Naturalmente a ChangMin le dio tic en el ojo. ¡Si apenas le ha visto ese día y ya juzga su forma de vestir! El morocho estuvo tentado de comenzar a responder como él sabe, pero contó hasta 10 antes de decir una sola palabra. Control o terminaría por entrar definitivamente en la lista negra de su suegra. Si es que tiene alguna lista negra. O la Death Note como es tan famoso en estos tiempos.

- Me gusta cómo visto, y a Hayami le gusta también.

- ¿Significa que no importa lo que yo opine?

1.

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8.

9.

10.

…Como siga así necesitará llegar hasta el 100.

- Quiero decir que respeto su opinión, pero no quiero cambiar para agradarle porque eso sería hipócrita de mi parte, me gustaría agradarle por quien soy, porque es así como me enamoré de su hijo y él de mí, no creo que fingir ser quien no soy sea honesto, señora.

La mujer sonrió ampliamente por primera vez desde que se conocieron en el aeropuerto.

- Ahora comienzas a caerme realmente bien, ChangMin-kun… - la mujer le arrastró fuera de la tienda departamental e invitó al morocho a cenar.

Aunque reticente (y avergonzado, pero jamás lo admitiría) el morocho acompañó a su suegra, recomendándole algunos platillos de la ciudad y pidiendo amablemente le permitiera encargarse de la cuenta.

Finalmente suegra y yerno comenzaron a llevarse realmente bien.

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Un par de días más tarde, y a mitad del tiempo que la Sra. Mokomichi tiene contemplado pasar en Seúl, ChangMin y ella preparan juntos los platillos favoritos de Hayami para recibirle apenas regrese de su trabajo tras una llamada urgente para atender una situación en la que solo él era competente.

- ¿Y ustedes se cuidan cuando tienen relaciones? – sobra decir que ChangMin casi se rebana un dedo tras la bochornosa pregunta. ¡Y su suegra con esa expresión tan quitada de la pena!

- Pues… ambos somos hombres y no es que tengamos… - carraspeó nerviosamente… - relaciones con nadie más, y nos hacemos revisión médica con regularidad así que no, no usamos protección, eommonim…

- ¡Finalmente me has dicho suegra! – la mujer celebró jalándole las mejillas… - kawaii~ - el morocho sintió su rostro arder de vergüenza pero trató fuerte de ignorar el bochornoso calor… - ¿Te casarías con mi hijo?... – ChangMin escuchó y pensó que por su propia seguridad sería mejor que continuara con lavar el arroz y ponerle a cocer, o las preguntas de su suegra le harían herirse definitivamente.

- Amo a Hayami. Pero sinceramente no hemos hablado de matrimonio.

- ¿Pero lo harías?

- Supongo que sí, si ambos lo queremos.

- ¿Tus padres están de acuerdo con tu noviazgo con mi hijo?

- Sí. Aunque al principio fue difícil para ellos. Hayami ha sido el primer y único hombre que me ha gustado.

- ¿Antes te gustaban las chicas?

- Antes no me interesaba nadie, eommonim. Hayami me hizo creer y confiar en el amor.

- Me da gusto por ti. Y también por mi hijo, porque aunque pareces un chico frío y poco expresivo, le haces realmente feliz.

¿Debería tomarse esto como una bienvenida a la familia Mokomichi?

- Gracias, eommonim. Sé que mi personalidad es algo difícil de comprender y aceptar, pero le aseguro que mis sentimientos por Hayami son sinceros.

- Y Hayami no baka es absolutamente feliz por eso… - la voz del japonés hizo enrojecer furiosamente al morocho, y sonreír tiernamente a la Sra. Mokomichi.

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Cuando ChangMin despertó pensó que hoy sería un día raro. La idea de pasar su cumpleaños en compañía de su novio le había hecho emoción hasta hace unos días, cuando su suegra llegó de visita sin previo aviso. Al menos para él, que bueno, le conoció de la forma más ridícula posible. Y bochornosa. Sobre todo eso. El morocho pensaba en ello y se negaba en abandonar su blanda cama, es más si fuera algo más mimado como Junsu se pondría a hacer pucheros y a gritar por Hayami para que fuera hasta ahí y le hiciera sentir seguro, especial y todas esas cursilerías que su amigo castaño cuenta. La más de las veces sin que nadie le pregunte, si es que es un lengua larga despistado. ChangMin dio la vuelta en su cama, enredándose otro poco con las sábanas y bufando porque el cuerpo de su novio no está ahí para darle calidez.

- Baka, al menos debería desearme feliz cumpleaños antes de dejarme aquí botado… - gruñó negándose a ponerse sentimental. ¡Si es que él no es así!

- ¿Hay alguien ahí? – se escuchó la voz del japonés, con ese característico timbre suyo de diversión y cariño… - ¿Hola? Supe que hay un cumpleañero por aquí escondido…

- ¡No estoy escondido! – espetó destapándose la cara, recibiendo al segundo ese beso matutino que a decir verdad había echado en falta apenas despertó. ¡Si es que se estaba volviendo un cursi sin remedio!

- Feliz Cumpleaños, ChangMin ah… - el japonés murmuró contra sus labios, besándole de nuevo y dejándose llevar cuando los brazos del morocho le jalaron sin tregua a soltarle.

- ¿Y tu madre?

- Salió.

- ¿Sola?

- No. Tu mamá vino por ella, decidieron salir a pasear juntas y conocerse como suegras mientras celebramos tu cumpleaños… - Hayami se coló entre las sábanas para poder acurrucarse contra el cuerpo de ChangMin, encajando perfectamente.

- ¿Cuántas cosas más van a suceder estos días sin que yo tenga idea?

- No sé, ni creo que sea eso realmente importante ahora.

- Dame mi regalo… - exigió de pronto el morocho, sentándose a horcajadas sobre la cadera del japonés, con las sábanas corriendo por su cuerpo hasta casi caer.

- ¿Cuál regalo quieres primero? ¿El que está envuelto y es grande…? – sonrisa pícara… - ¿…o el que es pequeño y tengo en la palma de mi mano?

ChangMin le miró confundido, parpadeando lindamente a ojos de Hayami. Luego los ojos cafés viajaron del rostro del japonés a sus manos, una de ellas empuñada. El morocho no tiene idea de qué clase de regalo pueda estar ahí, le da curiosidad y ese simple hecho hace que se olvide por ahora de su otro regalo…

- El que está en la palma de tu mano… - señaló el puño de su novio y se dejó hacer cuando el japonés se movió buscando una posición más cómoda para ambos, con el morocho aún sobre su regazo.

- Quiero que sepas que no tienes que aceptarlo…

- ¿Por qué no habría de aceptarlo…?

- ChangMin ah. Te Amo, y por más que pensé en un discurso cursi para ti no encontré las palabras adecuadas para elaborarlo, además de que sé que no te gustan las cursilerías, ni sentirte abochornado por ellas.

- Puedo soportarlas cuando se trata de ti… - murmuró sintiéndose acalorado por esa sonrisa enamorada que nota en labios de su novio…

- Lo sé… - un dulce beso que hace suspirar al morocho… - Pero creo que lo único que tienes que saber es que así como te amé ayer, te amo hoy y te amaré mañana; no me interesa que cambies tu forma de ser, quiero que seas siempre como tú te sientes genuino. Tampoco me preocupan tus celos, porque en el fondo sé que lo que necesitas es que te mime y te haga refunfuñar, porque así es como comunicamos nuestros sentimientos. Y mientras sepamos esto creo que podremos funcionar como pareja. Vivir juntos ha sido un gran paso para nosotros, a pesar de lo que la gente pueda pensar realmente fue difícil para los dos congeniar al principio, peleábamos más de lo que creímos que podíamos, y fuimos conociéndonos mejor. Lo que intento decir con todo esto ChangMin ah, es que así como te amo, y amo vivir contigo… me gustaría que fuéramos más que novios…

- ¿Eh?

- ¿Te casarías conmigo?... – el japonés abrió su mano, y ahí en la palma descansaba una modesta caja de terciopelo blanco. Hayami abrió la cajita mostrando el delicado y sencillo anillo de compromiso. Los colores fueron y vinieron por el rostro del morocho hasta dejar un tenue rosado tinturando sus mejillas.

- Me alegra haber pedido antes este regalo… - ChangMin sonrió al tiempo que extendía su mano y veía a su novio devolverle la sonrisa mientras desliza la argolla en su dedo… - No puedo creerlo, soy tu prometido…

- Lo eres… - Hayami se empinó hasta alcanzar los delgados labios de su novio. Atrayéndole más cerca mientras el beso profundo se extiende hasta que el aire les obliga a separarse… - Te Amo, Feliz Cumpleaños otra vez, mi ChangMin ah…

- Gracias, Hayami no baka… - sonriendo demasiado feliz como para poder ocultarlo, el morocho volvió a besar a su novio, algo más húmedo y caliente… - No, no, no. No nos emocionemos aún, tengo hambre…

Un bufido se escuchó en la habitación, pero esa vez no fue de ChangMin, sino de Hayami porque su, ahora, prometido abandonaba su regazo y bajaba de la cama encaminándose a la cocina. Adiós a su round matutino.

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Después de toda la tarde persiguiendo a su novio para arrastrarle a este tipo de actividad, Hayami finalmente consiguió dominar a su malhumorado novio. ¡Si es que lo había tenido cocinando prácticamente todo el día con sus antojos de cumpleañero!

Pero ahora le tenía finalmente para él solito. Y poco le había preocupado atraparlo en la estancia. ChangMin estaba sentado en el sofá individual de la sala, con las piernas abiertas apoyadas en los bordes de los apoyabrazos, con una de sus manos cubriendo su sudoroso y colorado rostro mientras la otra está abajo, enredando sus largos dedos en los mechones oscuros de esa mata de cabellos enterrada en su pelvis.

- ¡Mghh! – ChangMin gimió ronco cuando la lengua de Hayami hizo esas maravillas en la punta de su erección, para tragarle luego completo…

Todo era maravillosamente ideal hasta que…

- ¡Oh por dios! – escucharon el grito de dos féminas. A saber…

- Okaasan…

- Umma…

Mokomichi Taya y Shim Hee Young dieron media vuelta notablemente abochornadas tras haber encontrado a sus hijos en tan comprometedora situación. Hayami agradeció al menos no ir desnudo, y ayudó a su prometido a colocarse la ropa interior y los jeans para terminar de adecentarse inmediatamente.

Tras varios minutos de tenso y avergonzado silencio…

- Feliz Cumpleaños, querido… - las mujeres entregaron su respectivo presente al morocho.

Compartieron la cena y fueron a dormir temprano. Aunque Taya no podía conciliar el sueño preocupada por llegar a escuchar sonidos extraños durante la madrugada. Y ChangMin y Hayami tuvieron que dormir separados esa noche, o terminarían montándoselo con tanta tensión acumulada de días.

Al día siguiente Taya partió de SurCorea cerca del mediodía, evitando deliberadamente mencionar nada respecto al incidente de su llegada y el de la noche anterior.

- Te reitero la bienvenida a la familia, ChangMin-kun; espero que cuando tengas pensado comprar tu traje de novio me invites para acompañarte a comprarlo…

- Lo haré, eommonim…

- Llama en cuanto llegues, Okaasan…

- Está bien, querido… - un abrazo a cada uno… - Me da mucho gusto ver lo mucho que se aman… - Taya sonrió emocionada con el anillo de compromiso en la mano del morocho. Les dio la bendición y caminó hacia el pasillo que le llevaría a su vuelo.

Hayami entrelazó su mano con la de ChangMin y tiró de él fuera del aeropuerto cuando el vuelo de su madre finalmente despegó. Cuando volvieron a casa y se aseguraron de cerrar con llave –por si las dudas–, las ropas pronto comenzaron a desaparecer rumbo a la habitación, cayeron besos, suspiros y jadeos mientras la desnudez era palpable bajo el tacto de las manos del otro y el roce piel a piel les alteraba un poco más…

- Hayami no baka, no se te ocurra invitar a nadie más sin informarme…

- Eres mi tierno demonio, ChangMin ah. Te Amo, Feliz cumpleaños en el otro lado del mundo, cariño~

FIN