Título:
NOCHES DE PAPEL
Autora:
Felina
Pareja:
YooSu
Género:
Angustia, Romance
Clasificación:
NC-17
Serie: INCREDIBLE
Song: Don´t Leave
~~*~~
¿Puedes oírlo? ¿Puedes
verlo? Mi corazón tembloroso
Este es el fin, no
volveré a verte
Duele mucho, es tan
difícil
Tu vacilante
sonrisa aún permanece en mi corazón
Estoy empapado de
nuestros viejos recuerdos
No dejan de fluir
No me dejes, no te
vayas, no te vayas, no te vayas
¿Por qué no pude
decir esas palabras?
Por culpa de mi
estúpido orgullo
Como un tonto te dejé
ir
Así que no te
vayas, no te vayas, no te vayas
Las palabras que
hacen eco en mi corazón
No pude decirlas y
se han convertido en un anhelo.
~~*~~
La noche era cálida, la primavera estaba
floreciendo recién en el campo fuera de aquella habitación que se negaba en
abandonar. Vino aquí con la esperanza de conseguir que el dolor en su pecho
menguara, pero no era así. Seguía tan punzante como ayer, y el día antes de
ayer. Los ojos negros se posaron sobre el techo, había aún allí estampas de
estrellas y planetas fluorescentes, de la luna redonda y plateada acomodada al
centro del cielo raso de su habitación. Dos nombres brillaban en ella, el suyo…
y el del hombre que fuera su mejor amigo, su novio. Su todo. Y ahora nada.
A veces cuando pensaba llegaba a
conclusiones absurdas que explicaran toda esta situación. Sonreía con amargura
y escupía las palabras que insignificantes le quemaban el pecho con furia. No
se trata de mundos paralelos, ni de universos opuestos. La realidad es tan
sencilla como brutal. Junsu le ha abandonado. O fue él quien le dejó.
Hay un punto en que ya no lo sabe, quizá
sea mejor decir que fue cosa de los dos. Ni siquiera es que uno haya dicho “terminemos”, la ruptura sucedió sin
necesidad de palabras, las acciones habían hecho lo propio y con sorprendente
efectividad. Y su aparentemente sólida relación se venció con la facilidad con
que se rasga una hoja de papel. Y esa facilidad con que sesgaron su impecable
amor vino de la más ruin de las capacidades humanas, el orgullo.
Pero ahora está aquí. Yoochun vino con la
intención de olvidar, tal vez de expiar algunas culpas o liberarse de su
orgullo. Creyó que el aroma del campo o la vista de las montañas calmarían lo
suficiente a su corazón. Pero aquello no pasaba. Y no sucedería si él en verdad
no deseaba sanear el ayer. No ha venido solo, su hermano le ha acompañado con
la justificación de tomarse unas vacaciones. Yoochun siendo el mayor conoce a
su hermano, además el único y quien le ha admirado desde pequeños, sabe que YooHwan
no ha venido por eso. Quiere asegurarse de que no vaya a hacer alguna tontería.
Su madre lo reconoce y todos sus amigos lo han dicho. La depresión suele
cobijarle con fría facilidad. Y no es que él haya intentado alguna vez atentar
contra su vida; no, para eso hay que ser bastante cobardes y creerse valientes.
Yoochun no tiene fuerza ni siquiera para pensar en eso.
– ¿Qué estás haciendo ahora, Junsu? – Eleva
la mano aún en la oscuridad de su habitación, y traza con uno de sus dedos la
silueta de la estampa con el nombre de su expareja cual si lo estuviera
escribiendo.
Le echa de menos. Tanto que se sofoca, le
cuesta respirar y su corazón late como si tampoco pudiera mantener un ritmo
constante. Y ahí, en medio de la noche primaveral, recostado sobre la cama sin
deshacer y vestido con unos shorts y playera, Yoochun cierra los ojos y trae a
sus memorias los recuerdos aquellos de un Junsu sonriente que enamorado se
sonroja cuando le roba un beso. Y luego uno a uno los pedazos del ayer se
arremolinan en su mente dando paso a una serie de eventos que aprecia con
súbita necesidad. Como el marinero que al perder su brújula se deja guiar por
el sol en el horizonte. Se aferra al ayer, porque su presente no hace más que
doler y el mañana… El mañana parece no tener sentido para existir.
– ¿Por qué solté tu mano, Junsu? ¿Por qué
fui tan orgulloso? Éramos tan felices. Tú me hacías sonreír y suspirar, y
adoraba hacerte sonrojar cuando te hablaba al oído haciéndote propuestas
indecorosas, tan subidas de tono que hasta yo me avergonzaba al decirlas aunque
tú no te dieras cuenta porque estabas más ocupado en controlar tu timidez y
golpearme para que te dejara en paz.
…Flashback…
Llevaban
ya cerca de medio año saliendo, el noviazgo no había sucedido ni demasiado pronto
ni tardíamente. Parecía haber surgido en el momento correcto. Cuando ambos
podían considerarse lo suficientemente adultos y maduros para tomar aquella
decisión y aceptar las consecuencias que vinieran con ella.
…
Para ninguno
fue fácil. Ambos pertenecían a familias conservadoras, aunque a ojos de la
sociedad la de Junsu pudiera ser más moralmente constrictiva. Yoochun sabía eso
con la misma noción que su –entonces– amigo.
Los cabellos castaños de Junsu se mecieron con
ímpetu cuando llegaron a la colina, su cristalina sonrisa cautivó al mayor de
los dos haciéndole sentir mareado otra vez. Esta sensación hormigueante sacudió
su estómago y palpitó en su pecho, se anidó en sus labios y cosquilleó en sus
manos. Hacía tiempo que venía percatándose de las diferencias de trato que
tenía con Junsu y con el resto de sus amigos, inclusive entre aquellas mujeres
que transitaban por sus vidas.
– ¿No
te estarás enamorando de él?... – Sugirió su hermano una vez.
Al
principio Yoochun pensó que YooHwan le decía esto solo para fastidiarle, pero
cuando se dio cuenta de que no venían más palabras ni sonrisas burlonas, cayó
en cuenta de lo serio que su hermano se tomaba este cuestionamiento.
–
Pero mira que dices tonterías. Junsu es mi mejor amigo y…
–
Jaejoong es tu mejor amigo… – El menor le corta tajante… – Pero con Junsu tú te
comportas completamente diferente. Como cualquier hombre enamorado que teme que
la mujer que ha elegido le resulte inalcanzable. Hablo en serio, hyung… ¿Puedes
asegurar que no es algo más romántico lo que sientes por Junsu hyung?
Así
comenzaron las sospechas que le reflejaban los demás. YooHwan fue el primero
pero no el único que se lo sugirió directa o indirectamente. Después fue
Jaejoong –bastante directo a decir verdad–, más tarde Yunho y al final hasta
ChangMin se lo increpó, con esa personalidad hosca tan suya que no daba espacio
para el tacto ni aún en situaciones como esta. Todos parecían saberlo. Menos
Junsu… y él, bueno. Yoochun aún se encontraba en fase de negación.
Fue
una tarde de invierno en que todos salieron a un campamento a las montañas. El
entusiasmo lo compartía el grupo de amigos, pero honestamente Junsu se
comportaba como un niño que no puede esperar la mañana de Navidad deseando
poder abrir todos sus regalos a la vez. Así era el castaño, enérgico e
infantil, inocente, sincero y carismático. Junsu le gustaba prácticamente a
todo cuanto le conocía. Y quienes decían no estimarle solamente le tenían una
enorme envidia.
Faltaban
unos días para Navidad, así que el paisaje nevado del poblado a las faldas de
las montañas estaba chispeado de luces de colores que adornaban sus pintorescas
fachadas tan propias de pueblo. La posada en que se hospedan tiene un coqueto
letrero con las palabras “Merry Christmas” parpadeando en la puerta de entrada,
y en el suelo un tapete con un reno de enorme nariz roja dándoles la
Bienvenida. Llegaron temprano, cuando el sol apenas se despuntaba en el
horizonte asomando sus cándidos rayos por encima de las montañas. Les indicaron
las habitaciones que ocuparían y se repartieron como Yunho dijo casi sin
espacio para las preguntas. Así, el moreno se adueñó de la compañía de
Jaejoong, mandó a ChangMin con Hayami –un amigo del mayor de todos que estaba
vacacionando por la temporada viniendo desde Japón–, y dejó a Junsu con
Yoochun.
–
Quiero quejarme.
–
Hazlo ChangMin, de todas maneras no hay cambios.
Yunho
dijo con autoridad, y el menor de todos no tuvo más remedio que gruñir por lo
bajo y andar por el corredor hasta la habitación que el moreno le ha asignado.
Hayami iba tras de él en silencio, pero el morocho juraba que este hombre
sonreía complacido con sus frustraciones. Jaejoong y Yunho tomaron su propio
camino y Junsu arrastró su maleta hasta la habitación correspondiente mientras
que Yoochun luchaba contra los latidos de su corazón que amenazaban con hacer
eco en los solitarios corredores.
Ha de
compartir habitación con el actual tormento de sus noches.
–
Mejor no desaproveches la oportunidad y espabila, Yoochun ah. O un día te
arrebatará algún tipo astuto a Junsu de las manos.
– Ya
lo sé, Jaejoong. Lo sé. ¿No te habías ido con Yunho?
–
Volví solo para decirte esto porque llevas más de cinco minutos parado aquí.
Francamente es bastante patético mirarte desde el fondo del corredor cuando
asomo la cabeza por la puerta.
– ¿Y
para qué te asomas? – El pelinegro cuestionó con una venita en la sien
palpitándole con disgusto. Su amigo soltó una sonrisita y le palmeó el hombro.
–
Anda, algo se te ha de ocurrir para sincerarte con Junsu.
Pero
al menos durante todo ese primer día, nada se le ocurrió. Subieron a las
montañas a practicar algo de esquí, a admirar el paisaje y tomarse fotografías
para el recuerdo. Regresaron al pueblo a media tarde, cuando el sol todavía
alumbraba en lo alto y el murmullo del viento invernal soplaba en las montañas
levantando polvo de nieve de sus picachos dejando una blanca estela de natural
belleza. Yoochun observa la vista desde ahí abajo, sentado en la mesa del
modesto local donde han parado a tomar café, avena y chocolate caliente –cada
uno en su propio gusto–. Junsu tiene la nariz roja y sorbe de su tasa de
chocolate con prisas, parece que de pronto la falta de ejercicio físico
entumece a su cuerpo de frío. Las orejeras felpudas y los guantes en sus manos
no parecen ser suficiente para hacerle entrar en calor. Y Yoochun encuentra
aquel gesto tan adorable que se emboba entonces en mirarle a él olvidándose por
completo del paisaje natural de las montañas a lo lejos.
–
Tienes suerte de que sea un despistado… – Jaejoong le ha dado un codazo y
sonreído al decirle aquello en un susurro.
–
¡Cállate! – Espeta con los labios apretados y las mejillas ligeramente
ruborizadas al saberse pillado.
Yunho,
ChangMin y hasta Hayami –que le ha ido tomando confianza– le acusan con la
mirada. Junsu chilla de pronto y todos vuelven la mirada hacia él sin entender
por qué su repentino alboroto.
–
Siento que se me está congelando hasta el trasero~ – Se queja pucheroso. Sus
amigos sueltan la carcajada y Yoochun se siente tentado de decirle que con
gusto le calienta entre sus brazos.
Pero
claro está recula, agita la cabeza en negación y aleja todos aquellos
pensamientos de su cabeza. Lo que menos necesita ahora es liarse más de lo que
ya está. Un “problema” a la vez. Primero confesarse. Luego, si la cosa resulta
positiva, el resto se dará a su ritmo y a su manera.
Por
la noche salen a pasear, a conocer esos rincones pintorescos del pueblo. Hay
confort y un ambiente hogareño ahí donde van. No hay demasiados bares ni
lugares ruidosos como en la capital, la plazuela del centro se llena de
familias y algunos turistas que han llegado hasta aquí con la intención de
descansar o tener una diversión enfocada en el deporte extremo que puede
realizarse en las montañas más que en el glamur de la vida nocturna citadina.
A
Junsu este ambiente parece gustarle, incluso a ChangMin, Hayami y Yunho; aunque
Jaejoong y Yoochun sí que parecen añorar de pronto el alboroto de la metrópoli.
Aún así, pasan un agradable momento antes de volver a la posada. Se dan las
buenas noches y cada dupla se dirige a su habitación. ChangMin va discutiendo
con Hayami, algo que parece asentarse entre ellos como una forma natural de
comunicarse, bastante cómica la situación a decir verdad. Yunho rodea los
hombros de Jaejoong y habla con él en susurros mientras caminan por el pasillo
y el pelinegro por primera vez tiene la impresión de que algo va diferente con
sus amigos.
–
Parece que se gustan… – Junsu dice de pronto con voz risueña. El pelinegro se
estremece pillado por sorpresa, contrariado por la claridad que el castaño
parece tener de la sugerencia que hace… – Hacen linda pareja.
– Son
hombres… – El pelinegro trata de obviar. Un poco por confirmar para sí mismo lo
que el castaño pensaría de una relación homosexual. Ahora que lo piensa en ése
preciso instante, nunca han mencionado siquiera algo así.
–
Pero si se gustan, si se quieran de esa manera. ¿Qué diferencia hay? El amor es
un privilegio del humano, no de un género, raza o posición social, ¿no crees,
Yoochun?
El
pelinegro de pronto se siente valiente. Asiente y gira el cuerpo para mirar al
castaño. Se le reseca la garganta y le acelera el corazón. Quiere confesarse,
quiere decirle que sí, que cree que en el amor lo único que realmente importa
es el sentimiento, y no si es tu misma condición de género por quien lo
sientes. Pero se le borran las ideas, se esfuman los elaborados discursos
poéticos que pensó en sus sueños guajiros.
–
Junsu ah… – Lo primero que le brota de los labios es el nombre del castaño, él
le mira atento, inclina el rostro y luego se sonroja. Yoochun no sabe a qué se
debe este matiz rojo en sus mejillas pero le encanta.
–
Yoochun… – La voz le tiembla. Su amigo está cerca, demasiado para el latir
alocado de su corazón. Le ha acorralado contra el muro en el corredor y su
aliento le choca en la piel.
– Si
nuestros labios se rozan y no te alejas del contacto, tomaré eso como una
correspondencia para lo que siento por ti y serás mi novio en adelante, Junsu
ah.
El
castaño abrió los ojos de par en par con las mejillas arreboladas de carmín.
Pero ninguna palabra salió de sus labios, no solo porque su cerebro de pronto
hubiese decidido tomarse un descanso, sino porque… los labios de Yoochun se
sentían como mil millones de veces mejor de lo que nunca soñó, eran suaves y
respetuosos, tímidos pero seguros. Permanecieron así unos instantes, hasta que
el pelinegro se alejó unos centímetros, ambos respirando laboriosamente con el
corazón desbocado contra el pecho.
Yoochun
quiso decir algo más entonces. De alguna manera sentía que este primer beso no
era suficiente para reafirmar sus sentimientos por el castaño. Pero entonces,
cuando estaba por sembrar más distancia entre sus rostros, Junsu sujetó su
suéter tejido por el cuello de tortuga y tiró de él con firmeza mientras
fusionaba una vez más sus bocas e iniciaban un beso diferente. Uno de verdad,
caricias dulces y seguras mientras se descubren y caen en la boca del otro como
el hombre sediento que encuentra un oasis en el desierto. Llenándose de aquel
elixir hasta que el aliento les obliga a separarse.
–
Entonces, ahora somos novios, Yoochun ah… – El castaño sonríe, avergonzado pero
feliz. El pelinegro lo sabe porque le conoce, porque nota el brillo en su
mirada y… ¡Dios, lo ha sentido en su beso!
– Lo somos,
Junsu ah.
...
En
aquel primer medio año de noviazgo las cosas habían ido muy bien. Se tomaban su
noviazgo con calma, no apresuraban nada y eran pacientes con lo que el otro
esperaba de esto. Pero a veces, a veces era difícil ignorar lo que deseaban.
Junsu quería contarle a sus familias y otros amigos cercanos, Yoochun decía que
todavía no estaban listos para enfrentarse al mundo de aquella manera.
– ¿Y
cuándo se supone que estaremos listos, Yoochun?
– No
lo sé. Tal vez en unos meses más, ¿llevas alguna prisa en contarle a todo
mundo, Junsu?
– No.
Y no se trata simplemente de “contarlo a todo mundo”, es acerca de mi felicidad
y la tuya, quiero poder responderle a mi madre que si me ve sonriendo como
idiota enamorado es porque converso contigo por teléfono o porque me besaste la
noche anterior antes de salir de tu auto. Quiero sentirme en libertad de…
– No
es como si tu madre o la mía vayan a saltar de felicidad al saberlo, Junsu. ¿Se
te olvida que no vamos a decirles que salimos con alguna mujer?
–
Tengo fé en que para ellas la felicidad de nosotros sea más importante que
cualquier prejuicio.
– Es
tan utópico que lo menciones.
– Y
es tan pesimista que te burles de esto.
Ciertamente
aquella fue su primera discusión. Junsu le dejó en aquél café con las palabras
en la boca, porque sabía que Yoochun se iba a poner a refutar y no tenía ganas
de alargar esta situación cuando ya se sentía como un auténtico problema.
A los
días hicieron de cuenta que nada pasó y la relación retomó el curso que tenía
antes de aquella noche. Salían a divertirse, a tomar café o ver una película,
se reunían todos los fines de semana e iban los sábados por la mañana a los
partidos de fútbol que Junsu tenía con un equipo voluntario del distrito. Se
daban tiempo entre el trabajo y cualquier otro compromiso para pasar alguna
noche juntos y hacer el amor, aunque a Junsu todavía le doliera un poco al
principio y Yoochun tuviera que ser mimoso hasta que su novio dormía en su cama
envuelto entre mantas y pegado a su cuerpo.
…Flashback…
– Esta vez fue mucho más que una discusión.
Un problema que no iba a resolverse reconciliándonos con besos y caricias. Aún
así, todavía te amo Junsu. Si tan solo pudiera decírtelo una vez más y que
pudieras creerme.
Yoochun ahogó un sollozo y enterró el
rostro contra la almohada. Sería otra noche de lágrimas, de culpas y
remordimientos.
El menor Park iba caminando por el pasillo
de vuelta a su habitación, se había levantado de madrugada porque necesitaba
orinar y ahora se enteraba de lo mal que continuaba su hermano. Le escuchó
sollozar e imaginó que estaría desmoronándose ahí dentro solo con la oscuridad.
Suspiró y detuvo su puño a unos centímetros de llamar a la puerta. No, sabe que
esto no depende de él. Vuelve a su habitación y se tumba en su cama sin ánimo
para retomar el sueño. Toma su móvil de la mesita de noche y pulsa en sus
contactos hasta el nombre del que fuera su cuñado. Se muerde el labio inferior
y duda entre marcarle o no.
– No pierdo nada con intentar. Si Junsu aún
ama a mi hermano como él le ama también, tal vez no ignore mi llamada. Aunque…
– Mira la hora en el extremo superior de la pantalla de su móvil y suspira una
vez más. Es tan tarde, que probablemente no le atienda de todas maneras. El
tono suena varias veces, está seguro de que al siguiente la casilla de voz
entrará…
– ¿Hola? – La voz adormilada del castaño
responde al otro lado de la línea. Y el menor Park casi suelta su móvil por la
impresión. Una positiva impresión.
– Hyung…
– YooHwannie…
– Necesito hablarte un momento, por favor…
~~*~~
Esto es un sueño, ¿verdad?
Cuando abra mis ojos
Estarás frente a mí, ¿verdad?
Una vez más, me pierdo en mis recuerdos
Y me vengo abajo, ¿qué puedo hacer?
No me dejes, no te vayas, no te vayas, no te vayas
¿Por qué no fui capaz de decir esas palabras?
Por culpa de mi estúpido orgullo
Como un tonto te dejé ir
Así que no te vayas, no te vayas, no te vayas
Todavía tengo cosas por decir
Grito esas palabras, pero ya no estás.
~~*~~
Le ha tomado por sorpresa que su móvil suene
a esa hora. Sabe que es tarde porque apenas estaba conciliando el sueño, lo que
le cuesta mucho desde que Yoochun y él terminaron su compromiso. Titubea al
mirar el nombre de YooHwan en la pantalla de su móvil, pero tras soltar un
suspiro decide tomar la llamada. YooHwan le hace una sola pregunta, directa y
dolorosa.
– ¿Amas a mi hermano todavía?
¿Qué si lo ama? ¡Dios si lo ama!
Y sin embargo, no responde nada. Corta la
llamada casi en automático, suelta su móvil sobre las mantas y el llanto viene de
nuevo.
Lo suyo no fracasó por falta de amor –eso
quiere pensar él–, fue cosa de orgullo e inseguridades por parte de los dos.
…Flashback…
Junsu
solía pasarse horas pensando en las cosas que le enamoraron de Yoochun. Su voz
ronca, suave y segura; sus ojos negros, profundos como la noche, tan
misteriosos como ella, brillantes como cielo estrellado, capaces de envolverle
en calidez o sufrimiento. También puede ser su sonrisa, cándida, burlesca en
ocasiones pero nunca hiriente; sus labios gruesos y la cantidad de “cosas” que
puede decir con solo un gesto en ellos. Tal vez es su atractivo físico, aunque
tiende a adelgazar demasiado y palidecer sin rastros de color, aunque –se
convence– aún así sus pronunciados pómulos siguen allí resaltando en su rostro.
A decir verdad no lo sabe, y no le importa mucho, está enamorado y punto,
pensar en ello es casi solo un pasatiempo para memorar hasta los mínimos
detalles de su físico o su personalidad que le gustan –y por ende, los que le
disgustan–.
Por
eso, cuando comenzaron a tener discusiones se escudaba más y más en esas cosas
que le gustaban de Yoochun, porque sentía que así poniendo atención en las
cosas buenas de su novio le importarían menos las negativas.
Pero
como suele suceder, las cosas no resultan siempre como se planea. Y no existe
una relación perfecta.
…
Era
el día de su primer aniversario. Junsu estaba emocionado con la fecha, ha
venido preparando una sorpresa para Yoochun desde hace casi un mes. Incluso le
ha pedido ayuda a sus amigos, a Jaejoong en particular para que le ayudara a
preparar una cena digna de una ocasión tan especial para ellos.
Así
pues se había esmerado en prepararlo todo esa tarde. Ha pedido permiso en el
trabajo para salir antes y se ha lanzado de inmediato al departamento de
Yoochun. Le da gusto tener llave propia, su novio se la ha dado un par de meses
atrás asegurándole que así él puede venir cuando quiera y a la hora que quiera.
Junsu sabe que aquello tuvo una doble intención –al pelinegro le gusta
avergonzarlo con cosas así y lo sabe–, pero ahora le ha dado la oportunidad
perfecta para darle una sorpresa.
Desde
la decoración en la estancia y las velas trazando un camino desde la puerta de
entrada, hasta la mesa dispuesta en el comedor y los platillos terminando de
cocinarse en el horno, hasta las sábanas vino tinto de seda que ha comprado
para la ocasión y los aromas en las burbujas en la tina de baño. Junsu se
siente orgulloso de sí mismo, imagina la cara de sorpresa que pondrá su novio
cuando vea todo y se sonroja de nuevo. Sabe que lo que Yoochun querrá hacer
primero será omitir la cena y estrenar las sábanas en el lecho o quizá tomar la
ducha tibia entre burbujas y aroma a vainilla y chocolate.
El
reloj marca las ocho y él comienza a impacientarse aún contra su voluntad. Esta
es la hora en que Yoochun generalmente vuelve del trabajo. Tic tac, tic tac, le
traiciona el sonido del segundero martillando en el reloj de pared que descansa
sobre el muro lateral en la estancia. Treinta minutos han pasado ya pero el
pelinegro no ha entrado por la puerta ni dicho “Feliz Aniversario, Junsu ah”
con una sonrisa brillante o un beso enamorado.
–
Quizá se descompuso su auto. Voy a llamarle.
La
primera vez la casilla de voz le recibe. Pero él no deja ningún mensaje, marca
de nuevo un minuto después.
–
¿Qué sucede, Junsu ah?
–
¿Dónde estás? Es tarde y no has regresado, comenzaba a preocuparme que algo te
hubiera pasado, Chunnie.
–
Estoy bien. Lo siento, olvidé mencionarte que hoy llegaría tarde, estoy en un
evento de la empresa. ¿Quieres venir?
–
¿Evento? Pero hoy es… – El castaño se detiene de pronto, por un segundo piensa
que tal vez el pelinegro quiere darle una sorpresa. Sonríe y decide aceptar… –
¿Dónde?
Junsu
terminó en un reconocido Hotel en la zona más sofisticada de la capital. El
Salón para eventos está repleto de gente importante en el mundo empresarial
como político y económico. La “crema” de la sociedad. Suspira y se siente
decepcionado, claramente Yoochun no ha preparado nada especial. Tal vez ni
siquiera lo recuerda. Su primer aniversario de noviazgo no parece una fecha
demasiado importante para él.
Entra
y saluda apenas con una respetuosa venia a las personas con que topa, busca
entre el tumulto a su novio ubicándolo poco después por ahí cerca del bar. Una
chica está con él, colgada de su brazo y sonriendo a saber por qué tontería.
Junsu frunce el ceño al instante, la chica no le agrada, ni su pronunciado
escote ni la confianza con que se ha adueñado de la atención de Yoochun. Pero
eso es francamente lo que le molesta, la actitud de su novio, tan quitado de la
pena permitiendo que una mujer coqueteé con él.
Saca
su móvil y decide marcarle antes que acercarse y montar una escena.
–
Estoy aquí…
–
¿Dónde?
–
Casi a la entrada, a tu derecha Chun.
El
pelinegro voltea y le ubica al instante. Dice algo a la chica y se aleja
pasando con elegancia entre la gente, algunos parecen conocerle bastante bien y
le saludan personalmente al verle, le invitan una copa e intentan entablar
alguna conversación; pero Yoochun se disculpa y sigue su camino hasta que llega
junto a Junsu.
– Lo
siento, algunas personas no me habían visto aún.
– No
me habías dicho que fueras tan popular en tu trabajo.
– En
realidad creo que ha sido golpe de suerte, un proyecto que tenía a cargo salió
perfecto y me han dado todo el crédito por ello. ¿Quieres una copa?
–
Sabes que no bebo.
–
Cierto. ¿Un bocadillo? – Yoochun ofrece con sinceridad, con una de esas
sonrisas que Junsu aprecia como si fueran lingotes de oro. Así que asiente,
sonríe y casi se siente aliviado cuando Yoochun posa su mano en su espalda
impulsándole por el lado, caminando juntos hacia una de las mesas dispuestas
por todo el salón con bocadillos y cocteles y vinos… – De verdad lamento no
haberte dicho de este evento. Por cierto, estás muy guapo, debería secuestrarte
terminando esto.
–
Calla, babo… – Junsu sonríe con las mejillas coloradas y está dispuesto a
perdonarle que haya olvidado la fecha de hoy si le compensa compartiendo la
noche solo con él.
Quiere
hacer eso, Yoochun también parece más que dispuesto. Pero entonces la chica de
antes aparece y se cuelga de nuevo del brazo del pelinegro.
–
Oppa, cómo es que me has dejado abandonada. ¡Qué malo eres! – Exclama con su
voz chillona, tan fingida que Junsu piensa seriamente en decírselo para que
deje de hacer el ridículo. Pero entonces todo tren de pensamientos en su cabeza
es detenido por la actitud del pelinegro, parece más que dispuesto a la
cercanía de la chica y le sonríe con una gentileza que raya en el flirteo… – ¿Quién
es tu amigo?
– Oh,
él es Kim Junsu. Junsu, ella es…
– Su
novia… – Ella interrumpe abruptamente, alarga la mano como esperando que el
castaño la tome para saludarle pero está ajena a la reacción de los dos.
Junsu
ha buscado la mirada de Yoochun exigiéndole una explicación. El pelinegro
parece trabado en este punto, incapaz de explicar algo que ni siquiera había
previsto.
– No
sabía que Yoochun tuviera novia.
– Es
que en realidad no me ha dicho que sí. Pero oppa ya sabe que no voy a renunciar
a él todavía. Me gusta mucho y no voy a dejarlo ir.
–
Pero tal vez él esté compr…
–
¡No! Se lo he preguntado muchas veces y Yoochun oppa siempre responde lo mismo,
que no tiene novia. Así que eso me da esperanzas, sé que oppa quiere hacerse un
poco de rogar~ – Ella ríe con gracia ridícula y se le pega por completo al
pelinegro.
El castaño
puede ver la forma en que el pecho de la chica se restriega contra el brazo de
su novio y siente los celos apoderarse de su cuerpo. Sabe que Yoochun es
caballeroso y amable, particularmente con las mujeres. Pero en esta situación
esperaría que fuera descortés y le marcara el alto a esta mujer. Pero el
pelinegro no hace nada, simplemente se le queda mirando a él.
–
Necesito un poco de aire… – Dio media vuelta y salió al corredor del fondo, un
modesto jardín al aire libre. Algunas personas están ahí sentadas en las sillas
dispuestas sobre los caminos de adoquín.
Espera
que Yoochun le siga pero tras un par de minutos se da cuenta de que ha sido el
único que ha salido. Vuelve la mirada al interior y ve a varias personas a
través de los altos ventanales, la música de la orquesta al fondo del salón se
escucha suavemente al interior. Junsu intenta llamarle una vez más, pero antes
de siquiera marcarle le ve. Los ve, de hecho. La chica pasa sus manos por el
pecho del pelinegro hasta alcanzar los hombros, se alza sobre sus zapatillas de
tacón fino y busca los labios de Yoochun. El castaño abre los ojos
desmesuradamente, temblando de ira contenida. No, no se han besado pero poco ha
faltado, si el pelinegro no hubiese retrocedido de último momento…
Junsu
espera que entonces Yoochun la deje y vaya en su búsqueda. Pero tampoco sucede
así, el pelinegro parece decirle algo al oído y Ella se tranquiliza con una
sonrisa desvergonzada. El castaño no está dispuesto a tolerar esto. ¡Prácticamente
le pone en cuerno en sus narices! Así que le llama…
– Sal
al Jardín.
Ni siquiera
le da tiempo a nada, cuelga y se queda ahí sin perderle de vista. Quiere asegurarse
de que vaya o ver con sus propios ojos cómo le ignora. Yoochun se retira sin
más de dos palabras, la mujer sonríe y se pierde entre la gente. Un minuto
después ha llegado a su lado. Tan tranquilo, que Junsu siente su corazón
comenzar a romperse.
– ¿Tu
novia?
– Lo
ha dicho solo por decirlo, claro que no.
– Iba
a besarte.
– ¿Lo
has visto?
– ¡Claro
que lo he visto!
–
Shh, no levantes la voz, Junsu.
–
Entonces explícame qué está pasando aquí, Yoochun. Porque no entiendo nada.
– No
está pasando nada… – El pelinegro vio el rostro del castaño tensarse y cómo
estaba por replicar así que prosiguió antes de que se armara un escándalo… –
Reconozco que tendría que ser más cortante con ella. Lo lamento, es complicado
estar negándole a cada minuto que no estoy interesado en ella.
– No
parece exactamente que no estés interesado.
–
Ella no me gusta, no me interesa. Solo estoy tratando de ser suave al
rechazarla.
– Por
qué entonces no solo le dices que estás saliendo con alguien.
–
¿Quieres que empiece a correr el rumor de que tengo novia? ¿Quieres que luego
tenga que inventarme a una novia inexistente?
–
¿Por qué no?
–
Porque entonces cada que escuches a alguien decir que Park Yoochun tiene novia
probablemente te harás ideas estúpidas como la de hace un momento y pensarás
que te estoy engañando con alguna mujer.
Junsu
frunció el ceño, el tono de Yoochun no le ha gustado. Ahí quien debiera estar
enfadado es él y solo él.
– Me
voy a casa.
–
Junsu…
–
¡No! Ni siquiera intentes explicarte de nuevo. ¿Quieres que te diga lo que
pienso? Pienso que no te interesa si flirteas con alguna mujer porque a ojos de
la sociedad está bien y es permitido. Pienso que no te importa coquetear porque
a ojos de la sociedad no le debes explicaciones a nadie. Pienso, que ahora todo
esto es más importante para ti que yo, que nosotros. ¿Siquiera recordabas que
hoy es nuestro aniversario?
Los ojos
del pelinegro entonces se abrieron de par en par. No. Honestamente lo había
olvidado. Y Junsu lo supo solo con sostenerle la mirada. Culpa reflejaron esos
pozos negros que tanto amaba y tanto le herían en ése preciso momento.
–
Buenas noches, Yoochun.
–
Junsu…
Aquella
fue oficialmente su segunda discusión más importante. Pasó casi un mes para que
ellos decidieran darse la oportunidad de reconciliarse. Pero una vez más, la
misma chica de antes se interpuso entre los dos. Yoochun no ha sido capaz de
sacársela de encima y aquella noche mientras esperaba a Junsu en un restaurante
para cenar y conversar, de alguna manera Ella apareció primero. Y cuando
Yoochun quiso deshacerse de ella con amabilidad, la exuberante modelo le besó
en los labios con fogosidad, Junsu acababa de llegar. Su corazón tembló de impotencia,
pero se quedó lo suficiente para ver como la chica limpiaba con sus dedos el
labial que había dejado sobre los labios del pelinegro.
–
¡Junsu! – Yoochun salió corriendo tras de él cuando le vio a un par de metras
de la mesa.
–
¡Déjame en paz!
– ¡Te
juro que no es lo que parece!
– ¿Y
qué es sino? ¡Regresa con la tipa esa y deja de tomarme el pelo, Yoochun!
– ¡Te
digo que no es lo que estás pensando!
– ¡Lo
único que pienso es que esa tipa quiere meterse en tus pantalones y tú no haces
nada para evitarlo! ¡Eso es lo que pienso! ¡Y es lo que ella quiere! ¡Y ya no
sé, Yoochun, tal vez tú también! – El castaño gritó con enojo, celos, rabia e
impotencia. Con dolor. Las lágrimas asomaban en sus ojos y aquello dio un
apretujón al corazón del pelinegro.
– Te
juro que no es así. No quiero nada con ninguna chica. Junsu ah, tienes que
creerme.
–
Entonces díselo. Dile que estás con alguien ya, aléjala de ti Yoochun.
El pelinegro tragó hondo. Sabe lo que Junsu
trata de pedirle. Sabe que no comenzará un rumor acerca de una novia
inexistente, que si dice que está saliendo con alguien, ha de decir quién es
ese alguien. No está listo, pero tampoco quiere perder al castaño. Así que le
asegura que lo hará.
Aunque
no lo hace. No revela que sale con alguien. Y la chica en cuestión sigue
buscándole con terca decisión.
–
¿Qué ha pasado ahora con Junsu? Pensé que ustedes estaban en camino a
reconciliarse.
– Se
ha complicado un poco, Jaejoong… – El pelinegro suspira y se deja caer en el
sofá. Ha venido a platicar con su amigo porque ya no puede más. Todo se le está
saliendo de las manos.
– ¿Y
por qué se ha complicado?
– No
soy idiota, seguro que Junsu ya te ha contado todo al derecho y al revés.
–
Pues mira que sí eres idiota Yoochun. No te voy a negar que Junsu ha venido a
hablar conmigo, pero no ha querido contarme los detalles de nada porque dice
que no quiere que llegues a pensar que se estaba poniendo de víctima. Sin embargo,
tengo mis propias fuentes de información. Estás ahogándote en un vaso de agua,
Yoochun. Por qué no simplemente alejas a la tipa de ti.
– Es
una mujer, no una “tipa”.
–
Vaya, ahora la defiendes pese a que es la culpable de que tú estés a punto de
arruinar tu noviazgo con el amor de tu vida.
– ¿Yo
estoy a punto de arruinar mi noviazgo? ¿Estás insinuando que Junsu no tiene
responsabilidad en esto?
–
Puede que un poco, pero el principal responsable eres tú por no ponerle los
puntos sobre las íes a esa tipa. Y sí, antes de que vayas a replicarme nada es
una tipa, una descarada que solo quiere meterse en tus pantalones y a la que no
has puesto en su lugar. Si yo fuera Junsu por mínimo la habría abofeteado ya.
–
Ella no…
–
Como te atrevas a defenderla una vez más te saco a patadas de mi departamento,
Park Yoochun. Es increíble, si no estuviera convencido de que estás enamorado
de Junsu pensaría que esta tipa te gusta.
–
¡Claro que no me gusta!
–
Pues comienza a demostrarlo, so idiota.
Había
sido un poco difícil, porque la chica en cuestión era terca y no parecía
dispuesta a la negativa por parte de
Yoochun. Pero tras algunas semanas, las cosas volvieron a su cauce y el camino
de reconciliación que tomaran antes también fue puesto de nuevo sobre la mesa.
A tres
meses de aquel complicado evento, Junsu y Yoochun finalmente volvieron a ser
los mismos jóvenes enamorados que destilaban cariño cuando se reunían a solas.
…
La
silueta definida bajo el camisón mientras sirve café y tararea alguna de esas
canciones que tanto le gustan anonadaron al pelinegro durante algunos segundos;
Junsu se rascó distraídamente la pantorrilla con su pierna y colocó las tazas
sobre la charola para sonrojarse al darse la vuelta y ver a su novio de pie en
el umbral de la cocina. Yoochun despierta al instante con aquella imagen, le
parece dulce y atractivo a la vez. Las largas piernas al desnudo, la fuerza en
sus pantorrillas y aún lo que alcanza a vislumbrar en sus muslos. Es sexy pero
inocente, tal como Junsu es para él.
– Deja
de mirar, babo.
–
¿Por qué? Estoy mirando mucho menos de lo que besé y acaricié anoche.
– Me
da vergüenza~
– Ven
aquí, bobito… – Sujeta la charola y la deja sobre el desayunador, rodea la
cintura del castaño y le besa.
Dulce,
apasionado, enamorado.
Un beso,
que tal vez no volvería a nacer entre los dos. Porque una semana después,
sucedió el inminente rompimiento de su relación.
…Flashback…
– Te Amo con toda mi alma, Yoochun. Pero esta
vez tienes que ser tú el que venga a mí, me he cansado de perseguirte.
~~*~~
Te vas y no puedo seguirte
Ni siquiera puedo aferrarme a ti
Yo solo me quedo en este lugar
Incluso cuando te alejas, aún si no volteas
No me dejes, no te vayas, no te vayas
Te amo, te amo, así te amo
Son palabras que nunca volveré a decir
Un tonto como yo, ahora por fin
Se dio cuenta de que tú lo eras todo
Así que no te vayas, no te vayas, no te
vayas
Las palabras que hacen eco en mi corazón
Esas palabras se dispersan en el cielo
vacío.
~~*~~
…
Un par de semanas atrás se celebraba el
cumpleaños 28 de Yoochun. Y Junsu había tenido la gran idea de regalarle un
anillo. Anillos de compromiso en realidad.
– Esto ha sido un poco…
– No es que te esté pidiendo matrimonio. No
ahora, además cuando llegue el momento quiero que seas tú quien venga a pedir
mi mano… – Junsu bromeó, mostrando uno de esos pucheros adorables que
resaltaban su aura infantil… – Digamos que es para que el mundo sepa que estás
comprometido.
– Junsu ah, ya hemos hablado de eso. No necesito
ir por ahí haciendo que la gente piense que tengo novia… o prometida.
– Yoochun, vamos a cumplir dos años en unos
pocos meses. ¿No crees que ya estamos listos para decirlo?
– No… – Su negativa fue rotunda. E hiriente.
– ¿Tanto te avergüenza admitir que eres gay?
– Quiero evitar el confrontamiento con
nuestras familias.
– ¿Y hasta cuándo vamos a hacerlo, eh?
– Hasta que sea necesario, Junsu.
– No quiero. Se lo diré a mi familia este
fin de semana, puedes venir si quieres.
– ¡Te estás escuchando! Junsu es una
locura, no estamos listos.
– ¡No estamos listos! ¡No estamos listos!
¡Estoy cansado de escuchar las mismas excusas siempre, Yoochun! ¡Para ti nunca
estaremos listos! ¡Por qué no solamente me dices de frente que no tienes el
valor para admitir ante quien sea que estás enamorado de otro hombre! ¡Que te avergüenza
salir conmigo!
– ¡No me avergüenza salir contigo!
– ¡Entonces qué es, Yoochun! ¡No te
entiendo! ¡No entiendo tu forma de quererme! Te olvidas de nuestro aniversario,
dejas que una tipa coqueteé contigo delante de mí…
– Creí que eso ya estaba en el pasado…
– Y lo está, pero sucedió. Yoochun, qué
quieres que piense de nuestra historia juntos si cada que miro en los recuerdos
encuentro esas espinas que han lastimado mi corazón. ¿Estás consciente de que
nunca me has dicho “Te Amo”? Hasta ahora no había querido mencionarlo porque sé
que decir esas palabras no lo es todo en una relación sincera, incluso si te
las digo y nunca las has dicho a cambio. Pero entiéndeme, tengo miedo Yoochun. Miedo
de que un día me digas que solo estuviste jugando, que tenías curiosidad y
estuviste conmigo hasta saciarla. Quiero que veas mis fantasmas sin que tenga
que mostrártelos yo, quiero que me conozcas como intento conocerte. Pero no
puedo solo, Yoochun. No puedo solo.
– Este soy yo, Junsu. Si no puedes con
ello, perdemos nuestro tiempo tratando de encajar.
– ¿Qué?
– Tengo que irme… – Esa tarde Yoochun salió
de su propio departamento antes. Su regalo matutino se quedó en la mesa del
comedor, la cajita de terciopelo con los anillos que Junsu había comprado con
una intención totalmente inocente hoy ponía un abismo entre los dos.
Junsu lloró esa mañana un adiós que no fue
dicho pero sí sentido. Y desde entonces, nada había vuelto a la normalidad. Aunque
solo pasaran un par de semanas, se sentían como toda una eternidad.
~*~
Hace una semana que está en el campo, al
menos hoy salió por cuenta propia a visitar las arroceras que se dispersan al
sur. Los rayos del alba se han levantado con puntualidad bañando las montañas a
lo lejos, tan lejos que parecen pequeñas colinas dispersadas en el horizonte.
– ¿Qué harás cuando volvamos, hyung?
– No lo sé, YooHwan.
– Si me permites dar mi opinión. Creo que
deberías buscarle y dejar tu estúpido orgullo a un lado. Ya te he aceptado yo
tal cual eres, mamá lo hará también. Y estoy seguro de que la familia de Junsu
les acogerá de la misma manera.
– No apostaría por ello.
– Bien, suponiendo el peor de los
escenarios de esa manera. ¿No sigue siendo más importante que ustedes sean
felices? Le amas, y sé que te ama o no te habría aguantado tanta estupidez en
casi dos años. ¿Qué caso tiene morir
en vida cuando podrían hacerla juntos y sobrellevar las cosas?
Yoochun no respondió nada. Su hermano podía
tener razón. Él debía dejar de ser orgulloso. Y cobarde también.
…
No estaba seguro de que reunirse ahora
fuera buena idea. Las heridas aún estaban demasiado frescas. Pero cuanto más lo
pensó, Junsu concluyó que no tenía caso esperar más. Tres meses han sido
suficientes para comprender que el amor no se ha ido a ninguna parte, solo está
herido. Como el ave que ha golpeado su ala contra el tronco de un árbol, pero
que sabe que reposando un poco y contando con algo de suerte y bendición de la
Naturaleza, puede levantar otra vez el vuelo.
Yoochun está nervioso, más nervioso que
nunca en su vida. Incluso más que la noche aquella en que se le declaró sin
declararse en realidad. Tal vez había faltado mucho de su parte en esta
relación, había dejado que Junsu tomara la responsabilidad de todo y él no
había entregado más que pequeñas porciones. Está sentado a la mesa del Café que
Jaejoong ha abierto recientemente. Le agrada la oportunidad de charlar con
Junsu aquí, siente que cuentan con el apoyo de sus amigos de esta manera, con
todos por ahí haciendo el tonto en sus propios asuntos. ChangMin y Hayami están
sentados en una mesita al centro del local, varios libros desparramados por ahí
mientras ambos garabatean algunas ideas para un artículo que el morocho debe
presentar próximamente en la Universidad, el japonés solo está ahí como
compañero de estudio. Yunho y Jaejoong están sentados en la mesa junto a la
entrada, al parecer hacen cuentas y preparan el balance del mes. Y él, sentado
en la mesa del fondo con la caja de terciopelo sobre la superficie de madera. Junsu
llegó cinco minutos después, puntual pero nervioso, se le nota en la mirada. Saluda
a sus amigos antes de llegar ante él. Sus ojos se abren con sorpresa al
reconocer la cajita sobre la mesa, titubea entre sentarse o salir corriendo,
hay un mar de sensaciones batiéndose en su cuerpo.
– Buenos días, Junsu ah.
– Buenos días, Yoochun ah.
Un saludo demasiado formal, se muestran la
tensión que inconscientemente les produce estar otra vez el uno frente al otro.
El castaño finalmente toma asiento. Están en el café aunque todavía no sea hora
de servicio. Jaejoong llega un instante después y deposita una taza de expresso
y otra de capuchino delante de cada uno, les besa la frente como una madre
haría con sus hijos y luego sonriendo se retira de nuevo. Pareciera que les ha
dado su bendición, sonríen suavemente al percatarse de la situación. Es una
sonrisa sincera, espontánea. Como antes de que todos los problemas oscurecieran
su relación.
– ¿Por qué la has traído? – Junsu se anima
en iniciar la conversación. Pregunta aquello porque realmente necesita saberlo.
Aquellos anillos fueron el motivo de su última discusión. La más dolorosa, la
que los separó.
– Quiero usarlos. Quiero hacer todas las
cosas que no hice antes. Quiero pedirte una segunda oportunidad y demostrarte…
demostrarte que desde el primer beso que te di, no estaba mintiendo. Sé que
nunca dije las palabras, pero te he amado desde hace mucho tiempo Junsu ah.
El pelinegro dice con sinceridad, con el corazón en la mano. Respira profundamente
y trata de serenarse, todavía tiene muchas cosas qué decir, muchas por las que
disculparse. Intenta retomar ese discurso cuando siente la mano del castaño
sobre la suya, su calor se siente más tranquilizador que nunca. Lo ha extrañado
tanto. Conectan sus miradas y encuentran de nuevo aquel brillo inocente de las
primeras veces de todo. El primer beso, la primer caricia, la primera noche de
amor.
– Esta noche hay cena en mi casa. Si vienes
y me entregas este anillo delante de mi familia, no dudaré de todas las
palabras que dijiste, o las que aún quieras decirme, Yoochun. Pero esta vez…
esta vez quiero sentir que te comprometes desde el principio.
– ¿Es tu condición?
– Lo es.
– ¿Está bien si tomamos este café ahora de
todos modos? Como has dicho, aún tengo muchas palabras por decirte. Pero definitivamente,
quiero ir a tu casa esta noche. Quiero entregarte el anillo delante de tu
familia, y decirte frente a ellos que Te Amo, que te quiero hacer feliz. Y confiaré
en que puedan entender que nuestro amor no tiene nada de malo.
– ¿Y tú crees eso, Yoochun? ¿Crees que no
tiene nada de malo querernos aún siendo hombres los dos?
– Lo creo. No podía entenderlo antes e hice
muchas cosas que te hirieron. Pero esta vez, tan lejos de ti, con el miedo
constante de no poder a tu lado, comprendí tanto que la culpa me corroyó días y
noches enteras. No intento ponerme como víctima o mártir, ni tampoco te quiero
poner a ti como tal. Quiero pensar que estos errores me han hecho madurar de
verdad, Junsu ah.
– Te he extrañado, Yoochun. No solo estas
semanas. Te he extrañado desde la primera vez que discutimos. No quiero volver
a perderte Yoochun. Pero si me lastimas una sola vez más…
– No sucederá. No me permitiré volver a
pasar por el infierno de no tenerte a mi lado. Se sentía como si hubiera muerto
en vida, Junsu ah. No volveré a pasar por eso otra vez, no te heriré de nuevo. Por
favor, confía en mí.
Junsu asintió, tomó un sorbo de su
capuchino y luego sonrió. Débilmente pero lo hizo. Yoochun apreció aquel gesto
con cariño. Sabe cuán difícil es para Junsu aceptarle otra vez después de todo
el daño que le hizo. Estiró la mano y acarició el dorso de la del castaño,
tenía tantas ganas de besarle.
– Yoochun ah, será a las siete. No llegues
tarde. Tengo que irme ahora.
El castaño se fue sin darle tiempo siquiera
a responder. Necesitaba marcharse. Las cosas se resolvieron en parte, pero él
todavía se sentía inquieto junto al pelinegro. Las horas se fueron volando y la
hora de la cena en su casa estaba ahí. El reloj marcaba las siete en punto,
cuando el timbre sonó en la estancia. Su madre se ofreció en atender, saludando
con júbilo a Yoochun.
Esa noche fue decisiva en muchas formas. Pero
al final, cuando Yoochun tenía que volver a su departamento pues había de
trabajar el día siguiente, Junsu le dio un beso en la puerta de entrada. Suave,
corto, efímero. Pero tan hermoso y significativo como el primero. Los anillos
descansaban en sus manos, y ellos, tenían una promesa que cumplir.
– Te Amo, Junsu ah.
– Y yo a ti, Chun.
Había pocas ganas de separarse, parecía
como si de pronto todas las capas de concreto que posaban sobre sus hombros
hubiesen sido retiradas cuando –tras un espeso silencio en el comedor–, los
padres de Junsu aceptaron su relación. Paso a paso sanearían cada grieta en sus
corazones. Pero ya tenían lo más importante, la seguridad en su amor.
– ¿Q-quieres venir?
– Quiero Chun. Pero aún no. Vamos a darnos
un poco de tiempo, ¿Sí?
– Por supuesto.
– Tengo partido el sábado, ¿vienes?
– Estaré ahí sin falta.
– Sé que cumplirás.
Otro beso, varios de ellos bajo la luz de
la luna, de pie en el pórtico de la entrada. No, no querían separarse, tampoco
querían ir demasiado rápido. Aún así,
el sábado siguiente tras pasar todo el día juntos, culminaron su día de cita en
el departamento de Yoochun.
Haciendo el amor.
Más hermoso incluso que la primera vez.
– Te Amo, Junsu ah.
– Me avergüenzas~
– Por qué.
– No sé… – Puchea y se tapa hasta las
orejas con la manta. Está desnudo ahí debajo, igual que su prometido. Hace calor
y su cuerpo sudoroso se empeña en buscar la cercanía del otro.
Yoochun sonríe más enamorado que nunca, se
cuela también debajo de las mantas y besa los pucheros que Junsu le regala. Comienzan
a jugar ahí, enredándose pronto entre las mantas, provocándose sonrojos y
alargando las sonrisas, conectando sus miradas con devoto cariño. Besos llegan,
besos mueren en el terciopelo
infinito de sus labios unidos.
Esa noche corroboran que no hay manera de
dejarse ir.
Porque se aman.
Aunque el camino al entendimiento del amor
verdadero haya sido doloroso.
Porque no hay amores perfectos, solo
sentimientos que pulir.
Y esta vez, no habrá más noches de papel,
ni amores que romper.
Solo la ilusión de un mañana tan brillante
como hoy.
FIN
Yooooooo *-----*
ResponderEliminarQue bello!! Por un momento quise darle un par se cachetadas a Yoochun... fue tan angustiante a la vez... pero mi YOOCHUN se puso los pantalones XD gracias feliiii
ResponderEliminarMUY LINDO... aunque me dio mucha bronca Yoochun que no se decidia... que estuvo apunto de perderlo para darse cuenta de todo lo que le hizo sufrir, pero Junsu es un angel, por que si yo hubiera sido el no lo hubiera perdonado tan facil... me encanto
ResponderEliminarHermoso!
ResponderEliminarComo siempre, Felina, creaste una historia muy linda. Renegue con la actitud de Yoochun, heria mucho a Junsu, sin embargo, logro pasar los obstaculos, como dice, lo hicieron madurar y ahora juntos podran continuar su historia de amor ♥
ahhhh como me encanta leer algo de mis niños bellos!!!!..... cada vez veo una faceta nueva de cada uno o simplemente *sin palabra y poco tiempo.... * me reencanto nos vemos en la siguiente.... matta ne
ResponderEliminar<3 yoosu <3
Oh mierda otra vez chillando TOT
ResponderEliminarTan hermoso y tan sadgasdgsahdsaghdgsahdgsahdgsdghasdahs♥
Me dio mucho gusto que YooChun principalmente superara sus miedos~ Yo no dudo que los Papis Kim y Mama Park apoyen la relacion de sus hijos con tal de ver su felicidad pero a veces es dificil decir que te gusta esto y no lo que todo mundo cree (Experiencia propia xDD)
Pero bueno al final triunfo el amor que ambos se tienen y dia con dia se demuestran de distintas formas~ *u*
Muchas gracias Feli bella por este shotsito un tanto triston pero al final hermoso como cada uno de los que haces~ -le lanza YS besho-.
♥♥♥~
Estaba q golpeaba a yoochun pero bbueh bellisimo. El ff *O* el amor. Verdadero del yoosu todo lo puede *O* larga vida al. Yoosu! XD
ResponderEliminarMuy hermoso y con tanto sentimiento ... se me hacia pequeño el corazon al leer que estaban separados :C .Lo bueno que se reconciliaron y quisieron volever a intentarlo, gracias Felina.
ResponderEliminarMe encanto! Pobrecitooo de mi Junsu T3T ahh estuve esperando con muchas ansias un one shot!! Lo ame! Espero que hagas otro muy pronto!!
ResponderEliminarKyaaaaaaaaaaa me encanto *O*
ResponderEliminarAunque me fue imposible no patear(?) mentalmente al raton por no darse cuenta
de las cosas ><, de como hacia sufrir al delfincillo ;o; , enserio casi lo pierde por ser
tan babo u.u bueno asi es la vida la mayoria de la gente se da cuenta de lo que tiene hasta que esta apunto de perderlo o ya lo perdio, menos mal que el raton se dio cuenta a tiempo, aunque yo que Junsu lo hacia sufrir un poco mas >< , pero bueno amor es amor , y si Junsu decidio perdonarlo pues se entiende *O* ademas Yoosu es amorsh ♥♥♥
me encanto,ghracias feli x compartirlo , nos leemos ;D
Que hermoso ;u; en verdad me alegra que Yoochun venciera sus miedos y pudiera mostrarle al mundo su relacion con Junsu, es que en verdad en el inicio me dieron unas ganas de golpear a Yoochun, maldita tipeja entregada ;; la odio.
ResponderEliminarEn verdad fue muy bonito, sufri porque estaban separados pero al final igual chille de alegria :)
Muchas gracias
Su amor es muy hermoso ToT
ResponderEliminarPero si pasaron por momentos muy difíciles en su relación, es muy cierto que ninguna relación es perfecta, lo bueno que su amor es verdadero ToT
Yo quiero demasiado a Yoochunnie, pero ahora si casi decía como Jae, bueno tal vez no exactamente igual, pero no era agradable que anduviera defendiendo a la tipa esa u_u, nada más de imaginarme lo que sintió Junsu al ver todo eso, y más en su aniversario, peor tantito, se le junto ver eso y que Yoochun no se había acordado u_u, y luego otra pelea en el cumpleaños de Yoochun x_x
Sentí muy feo cuando los 2 sufrían por la ausencia del otro ToT, y cuando YooHwan llamo a Junsu!!!! ♥_♥, tan lindo su cuñado.
Y cuando se volvieron a reecontrar ToT, fue muy emotivo todo, todo, fue tan lindo Yoochun haya hablado con su familia de Junsu, como pudieron superar las adversidades ToT.
Quiero llorar!!!, fue hermoso!!!! muy, muy hermoso!!!!!!! ♥_♥
Pero igual morí de risa cuando Min dice "Quiero quejarme" waaaaaaa lo amo ♥_♥, o cuando Yoochun dijo "¿Y para qué te asomas?" jajajajajajajaj igual lo ame ;D
Gracias por este YooSu tan hermoso Feli :D
Muy bello...
ResponderEliminarGracias ♥
Al fin me di algo de tiempo para leer~~
ResponderEliminarCondenado Yoochun!! Cómo le odié en un momento!! Cómo no darse cuenta de que era quien más la estaba jodiendo!!! Tanto le costaba admitir al mundo que iba coladito por Junsu!! asdasdasasasasdas!!
Bueno, al menos Junsu le puso una condición para volver *-* y él encantado~~
Amé que se reconciliaran, te juro que en un momento pensé que se quedaban separados!! ;----;!!
Gracias por el shot Feli~~ *-*
kyaaaaaaaaaa si que sufrí al principio,yaaaaa me dieron ganas de darle unos zapes al condenado ratón como se atreve hacer sufrir al delfín, pero me alegra que al final se quedaron juntos *O*, me encanto gracias por el fic ♥O♥
ResponderEliminarahhh son tan tiernos siempre que leo uno de tus fics
ResponderEliminaraunque a veces yoochun se ahogur en un vaso de agua me alegra que al final siempre comprende que si no estan juntos la vida no es como deberia de ser
feli muchas gracias por este hermosisimo fic
La verdad me encantan lo Shot's que tiene u buena sesión de drama ~ al final como siempre una no soporta que terminen separados, me encantan estos finales taaan ~ No se xDD ALÑDKJASDHASDH! ♥♥ Demasiado amor!! La verdad que Chun defendiendo a esa mujer ?? Que orgulloso U.U Aunque bueno siendo yo no le vuelvo a dar ni la hora Susu ~ ♥ Pero bueno es.. YOOCHUUN!!! xDD Gracias por el Shot's Dramaticamente hermoso *------*
ResponderEliminarAwwww♥♥♥ Oh my god, recién he podido leerlo y me ha gustado demasiado ;w;
ResponderEliminarDebo aceptar que he tenido el corazón estrujado mientras los sabia separados, especialmente despues de ver que las cosas hermosas que pasaron se vieron opacadas por ese orgullo que por poco les logra separar completamente TT___________TT
Amé que pudieran resolver sus sentimientos y empezar de nuevo♥
Se aman y yo los amo ;__; ♥♥♥
Gracias Feli preciosa♥♥
Waaaa~ Chun del mal hubiera querido tenerte en frente para darte una buena cachetada u.u
ResponderEliminarHiciste sufrir a Susu con tu orgullo y cobardía, pero fuiste capaz de ponerte los pantalones y hacer las cosas bien :)
Muchas gracias Feli por este shot *^*
Me encanto Juju
Cuídate y que tengas un buen día ;)
Sayomon!
Wooo... recien leo este shot!! Y .. me remecio totalmente con los sentimientos de ambos.. fueron reacciones muy reales y creibles para una relacion como ellos!!! Simplemente me encanto!!! ;-)... yoosu fighting!!!
ResponderEliminarMi amiga me envió este Fic hoy por la tarde y recordé muchas cosas al releerlo. Volvía llorar, me sentí chipil y recordé que en aquel tiempo no te reclamé por dejarme con las ganas de leer más HayaMin aquí después de la sorpresa de que no sería con Changmin a quien liarías a Yuhwan. Pero lo más lindo de releer esto es que a estas alturas ese Fic me causo más emociones sobre los hermanos Park.
ResponderEliminarGraciiiias!!!!
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