Hace tiempo que no encontraba ningún hueco para sentarme a escribir, y en los pocos espacios que encontraba nunca faltaba qué me distraía. Pero bueno, luego de una semana de locos finalmente estoy instalada en mi casa, comenzando una nueva etapa de mi vida y esperando seguir cosechando logros. Estoy a nada de cumplir 30 años y aún tengo muchísimas metas que cumplir~
Como siempre, agradecida por su continuo apoyo al blog. Incluso si me desaparezco y tardo en traer algo nuevo, saben que siempre estoy pensando en qué de nuevo puedo ofrecerles ;D acá ps un shot más de la serie INCREDIBLE, que he tenido que partir en dos porque sino quedaría muy largo y a mí en lo particular los shots largos no me gustan ni se me dan muy bien xD
Sin más, les dejo esto~
Título:
LIKE A DREAM
Autora:
Felina
Pareja:
YooSu
Género:
Romance
Clasificación:
NC-18
Advertencia:
Lemon
Serie:
INCREDIBLE
Song:
Incredible
Eres tan hermosa que deslumbras
Mi cuerpo tiembla, se siente como un sueño
No puedo apartar mis ojos de ti por un segundo,
Así que vine a verte esta noche
Pon tu cuerpo en el viento y baila
Una magia loca comenzará
Y no puede ser controlada, te veo brillar en la luz
~*~
Conocerle había sido casi un milagro para
él. Sí, Park Yoochun juraría que su karma era sagrado y por ese un ente
Superior decidió que merecía la fortuna de conocer a la criatura más hermosa
que sus ojos ónix jamás hubiesen contemplado antes. Por eso está ahí, anonadado
con aquella sutil perfección que danza sobre el pasto con los pies descalzos y
el viento meciendo sus castaños mechones chispeados de dorado por el atardecer
otoñal que rompe desde el horizonte. Contiene la respiración y fija la mirada
con la esperanza de grabarse en la memoria hasta el ínfimo detalle de sus
sincronizados movimientos. Admira la delgada silueta y los hipnóticos destellos
de luz que se cuelan en sus prendas al compás de su baile.
El tiempo se detiene en algún momento
cuando su mirada se cruza con la otra, misterioso color avellana deslumbra en
las pupilas ajenas y él siente un chispazo encenderse en su pecho. Atestigua
una sonrisa brillante y la tierra bajo sus pies se sacude. Piensa que ha
contemplado la gracia de una criatura mágica.
Entonces aquel ser detiene su danza y posa
su mirada en él, le sonríe cual si estuviera consciente de su presencia y dando
algunos pasos se acerca. Yoochun traga hondo, nota su pulso acelerarse y las
piernas pesar como plomo cual si estuviesen advirtiéndole que de ninguna manera
emprenderán la huida.
– Buenas tardes, hyung… – Le saluda con una
respetuosa inclinación de cabeza.
Pero Yoochun registra más que eso. Se
percata del timbre de su voz, melodioso como un canto de primavera, inocente
como juguetonas nubes moteando un cielo azul de verano, tranquilo como un
amanecer otoñal y dulce como el primer beso bajo el muérdago travieso colocado
durante el invierno en un cálido hogar. Le observa ladear el rostro y posar sus
curiosos ojos en forma de gota sobre su figura. Advierte que espera una
correspondencia de su saludo y se obliga a salir de su estupor. Carraspea e
inclina suavemente el rostro murmurando su saludo.
– ¿Está vacacionando también, hyung?
– Sí. Me llamo Park Yoochun… – Responde y
extiende el brazo. Se pregunta si es que el chico ante él se decidirá en salvar
la distancia para aceptar su mano y le permitirá la dicha de conocer también el
tacto de su suave piel.
– Kim Junsu, mucho gusto hyung… – El
castaño sonríe algo más y dando otro par de pasos se acerca estrechando con
delicadeza la mano del muchacho de cabellos azabaches… – Acaba de llegar,
verdad.
Park asiente, incapaz de decir palabra
alguna. Su corazón se desboca contra su pecho y nota sus mejillas calentarse.
No se ha equivocado, este chico es perfecto, el tacto de su piel le resultó
suave a pesar de haber notado algunas asperezas producto tal vez del trabajo en
quehaceres del hogar; le imagina como un hijo bueno y amable que ayuda a su
madre en todo cuanto puede. Supone entonces que el chico ha notado la mochila
en su espalda y por eso piensa que ha venido aquí a vacacionar. No le
desengaña, aunque tampoco es precisamente que esté de vacaciones, es más como
un capricho suyo venir a este pacífico lugar en las montañas de Busán.
– Bailas muy bien, hermoso si me permites
el cumplido. ¿Estudias danza contemporánea?
– Sí. Gracias por el halago, hyung… –
Responde con las mejillas moteadas de carmín. El peliazabache nota entonces su
timidez y se pregunta cómo es que esta actitud luce tan adorable en él.
– No creo ser tan mayor a ti, tengo 28
años, ¿y tú?
– ¡Oh! Es verdad, no hay gran diferencia,
cumpliré 28 en diciembre.
– ¿Lo ves? Yo cumplí en Junio, así que
digamos que básicamente somos de la edad… – Yoochun ofrece una sonrisa, las
mejillas coloradas de Junsu le dan confianza y espabila un poco el aturdimiento
de su belleza.
No significa que haya muerto su seductor encanto, por el contrario, lo reafirma pero al
mismo tiempo se da cuenta de que esta hermosa criatura es tan mortal como él, y
como tal, puede ser presa de su
conquista si es que sabe cortejarle. Aunque para cortejar a un hombre como él,
primero debe saber si tiene aquellas posibilidades.
– ¿Por qué estabas bailando aquí fuera?
– Salí a contemplar el atardecer, descalcé
mis pies y decidí sentir el pasto en mis plantas. Es refrescante y ayuda a
despejar los sentidos. Luego simplemente tuve ganas de bailar para el sol que
se ocultaba en las montañas… – Relata y el peliazabache nota nuevamente cierta
timidez en su tono de voz. Hay inocencia y ternura en Junsu, y eso le fascina
otro poco.
Si Yoochun hubiera sabido que iba a conocer
a este chico en aquel viaje, se hubiera esforzado un poco más en lucir
atractivo y echar en su bolso algo más que un par de jeans desgastados y
playeras que para nada resaltaban su guapura –vamos a admitir que el muchacho
de cabellos azabaches tenía el ego un poco inflado y cierto porte orgulloso,
aunque no llegaba a ser ególatra ni narcisista; digamos que alcanzaba a tener
los pies plantados en tierra firme, aunque fueran solo las puntas–. Pese a que
estaba oyendo las palabras del chico, el peliazabache estaba más concentrado en
deleitarse la pupila admirando el rostro del castaño. Junsu pareció notarlo y
repentinamente se quedó callado, sonriendo suavemente sus mejillas se
ruborizaron con un dulce tono rosado.
– No estás escuchándome, hyung.
– ¿Qué? – El peliazabache salió de su
trance apenas para contemplar la sonrisa tímida del otro… – ¡Lo siento! Es que,
permíteme el halago, eres increíblemente apuesto, Junsu ah.
El rostro del menor se encendió al rojo vivo.
Park se preguntó si es que no estaría acostumbrado a que le reconocieran su
atractivo, o si definitivamente así de dulce era el muchacho. Fuese lo que
fuese, el pecho del peliazabache se sintió cálido y los latidos de su corazón
tomaron otro ritmo. No es la primera vez que halaga, pero sí que él se siente
ligeramente avergonzado de hacerlo. No es la primera vez que alguien le gusta a
la primera impresión, pero sí la que siente que –bobamente– se ha enamorado a primera vista.
– Tú también eres increíblemente guapo,
hyung… – Admite con voz suave, no baja ni demasiado chillona. Su sonrisa no ha
desparecido y el sonrojo de sus mejillas ha disminuido de intensidad pero sigue
bañando su rostro de un adorable rubor.
– Créeme, no tanto como tú. Y llámame por
mi nombre, quedamos que somos de la misma edad… – Le sonríe ampliamente y casi
al instante se riñe mentalmente. No quiere coquetear con el castaño como
flirtea con cualquier otra conquista que haya tenido. De pronto solo quiere que
esto sea especial, porque Junsu es esa clase de persona que merece el mejor
trato del mundo.
– Yoochun ah, hoy hay luna llena… – Comenta
casi con aire distraído, pero por el brillo en sus castañas pupilas, el
peliazabache adivinó que tenía una intención al decirlo… – ¿Te gustaría mirar
las estrellas conmigo?
– Estaré encantado… – Murmuró sintiéndose
así de fácil afortunado de estar aquí. Kim le sonrió ampliamente, con aquel
sonrojo tímido adornándole las claras mejillas.
– Entonces nos veremos más tarde, ¿un par
de horas está bien?
– Perfecto.
Park tuvo el impulso de acariciarle el
rostro, de besar sus gruesos labios, de saborear el elixir de su boca. Tuvo el
impulso, de chocar su aliento con el ajeno y mezclarlo en una danza sin igual,
de atrapar su delgada cintura y enredar su mano en ella, de recorrer con sus
manos impúdicas la perfecta silueta que traza su anatomía seductora. Lo tuvo,
pero no lo dejó dominar sus acciones. Aunque le costase respirar y el ritmo de
su corazón se haya disparado al punto de la taquicardia. Kim parecía ajeno a
aquellas reacciones que podía provocarle, pues feliz de haber concertado aquel
encuentro, se despidió agitando la mano y andando colina arriba hasta la cabaña
en que al parecer se estaba quedando. Yoochun se quedó de pie ahí, mirándole alejarse.
Con las piernas hormigueándole de deseo por seguirle el camino y abordarle.
– ¡Contrólate Park Yoochun! – Se palmeó las
mejillas tratando de espabilar el deseo de su cuerpo y se obligó a tomar el
camino por el que había llegado minutos atrás.
Cuando Junsu entró a la cabaña sonreía
esplendoroso y su cuerpo ya se movía nuevamente con algarabía. Estaba feliz de
haber conocido a Park Yoochun, un chico apuesto de noble corazón que agitó el
suyo como el viento veraniego que acaricia la rosa en botón que se levanta al
alba. Los gráciles pies descalzos danzaron por toda la estancia, el suave
crujir del piso de madera y la melodía que brotó de la garganta del castaño
inundaron la casa. Luego se internó en el pequeño pasillo y deslizándose con
súbita agilidad en el dormitorio de la izquierda, la dulce voz que nacía de sus
labios se convirtió en un canto angelical.
– Lo he encontrado. La otra mitad de mi
alma… – Interrumpiendo su canto, el castaño dijo aquellas palabras mientras
miraba su reflejo en el espejo de la cómoda.
Su rostro rebosaba de alegría, las mejillas
no han abandonado el carmín que las motea ni sus pupilas avellanas han perdido
el intenso brillo que las corona. La sonrisa en los carnosos labios rosados
proyecta la felicidad de su alma. Luce como una criatura más allá de la beldad
mortal, como una de aquellas bellezas que el hombre atribuye a la fantasía. Un
hada si fuera mujer, un Elfo si se toma en cuenta la postura de algunos
pensadores e historiadores. Un Ángel, un Dios.
Un resplandor cae de pronto a su lado y en
cuestión de segundos una silueta cobra forma. El castaño no parece sorprendido
en absoluto, le sonríe de hecho al hombre que se ha aparecido mágicamente en su dormitorio.
– Tiempo sin verte, Jaejoong hyung… – Le
saluda con una reverencia.
– Lo sé, Junsu ah… – El hombre corresponde
su saludo con una ligera inclinación de cabeza y una sonrisa suave.
Él es Kim Jaejoong, hermano mayor de Junsu
según sus conocidos y vecinos en Seúl. De hermosas facciones y grandes ojos
negros, con una sedosa cortina de cabellos brunos cayendo sobre su espalda y
hombros, dos mechones sujetos atrás despejando su frente y sensual boca roja
cual fruto prohibido en el Tártaro.
Para entender mejor la relación entre ambos
jóvenes habrá entonces que hacer mención a sus orígenes. Pertenecientes a una
Comunidad Fantástica casi extinta, ellos son denominados de distintas formas en
variadas culturas. Jaejoong y Junsu optan por dejar de lado los tecnicismos y
centrar sus existencias en lo que les corresponde. El equilibrio entre algunas
fuerzas de la Naturaleza. No, no se trata de una guerra próxima ni un duelo a
muerte por el futuro de la humanidad; esas batallas se desataron hace tiempo y
aún no se avecinan nuevas. Para simplificar los dilemas etimológicos ellos
asumen algunas identidades de vez en cuando. Suelen ser considerados Elfos o Hadas, de cualquier manera a ellos les gusta adoptar ciertos
títulos en ocasiones. En su Comunidad bien podrían considerarse pertenecientes
a dos de las tres razas más prolijas en su pueblo: Sílfide, Veela y Dríada.
Aunque entre los humanos estas tres especies suelen estar definidas como
criaturas femeninas, existen seres como ellos plenamente masculinos.
…
– Luces feliz, ¿ha sido ese chico el motivo
de tu alegría?
– ¡Sí! Mi corazón no ha frenado de latir
emocionado desde que mis ojos se encontraron con los suyos. Hyung, estoy
enamorado.
Junsu dijo con tono soñador, con las
mejillas arreboladas de carmín y tremenda sonrisa en los labios. El de cabellos
brunos se permitió una sonora carcajada que resonó como melodía en aquellas
paredes, rebotando como el canto de aves jugueteando en las frondosas copas de
los árboles. El castaño rió avergonzado de su propio estado de ánimo, de la
reacción de su hermano ante la
claridad de sus sentimientos. La risa de Jaejoong cesó lentamente, una fina
cortina de lágrimas colgaba de sus pestañas, producto de la sincera contentura
que a él mismo ocasionaba la espontaneidad sentimental de su hermano menor.
– ¿Es esta la razón por la que tu danza ha
hecho florecer la primavera en las montañas?
– ¡Hyung, deja de avergonzarme!
– Los cielos también están contentos, y los
mares y hasta los desiertos. Esta noche habrá canto al salir la Luna y se
extenderá hasta el caer del rocío matinal.
El de cabellos brunos prometió. Incluso sus
ojos negros sonreían entonces, cálidos y cariñosos, probablemente orgullosos
también. El castaño alzó la mano y acomodó uno de sus mechones tras la oreja
con aire tímido, su rostro completamente ruborizado. El canto de los suyos era
el mejor de los obsequios que su Comunidad podía entregarle. Era así, entre su
gente el amor era festejado con la algarabía de todo su pueblo. El canto, la
danza, la risa; la chispeante magia reinando en todas partes adornando una noche
hermosa de luna brillante y estrellas bailarinas, de clima cálido y romántica
brisa, de mares tranquilos y arroyos cristalinos que reflejan el firmamento. De
sonidos naturales que susurran en el viento el canto de todo el mundo. Un canto
de amor, de ilusiones y esperanzas.
Por todo eso, Junsu ya deseaba compartir
aquella noche con Yoochun. Y mostrarle su propia magia, el canto de su corazón,
la alegría de su alma.
– ¿Toda esta felicidad te embargó cuando
conociste a Yunho hyung? – Kim preguntó y las mejillas del mayor cobraron un
honroso tono rosado.
– Así es, Junsu ah. Y es solo el inicio de
una vida de alegrías. Pero recuerda, incluso nosotros llegaremos a derramar
lágrimas por otros sentimientos. No te centres en ello, pero mantenlo en mente,
hermano.
La advertencia de Jaejoong fue tomada con
su debida seriedad por Junsu, le ofreció una reverencia y un agradecimiento
silencioso por su apoyo y compañía. Podrán no ser hermanos de sangre, pero el
mismo tipo de magia les circula por las venas. En su pueblo aquellos lazos son
equivalente al parentesco y tan valiosos como ellos.
– ¡ChangMin! – El castaño se lanzó a brazos
del recién llegado.
Un apuesto jovencito de morocha melena
recogida en una coleta acababa de aparecer en un halo de luz ambarina, es alto
y de tez morena con cierto matiz que daba la impresión de que estuviese moteado
en dorado, un tono de piel exquisito y muy poco común entre los mortales; de
labios morenos y ojos almendrados, el recién llegado revoleó los ojos cuando
fue recibido por Junsu, gruñendo falto de oxígeno ante el descomunal abrazo del
castaño.
– Un día vas a matarme de asfixia, hyung…–
Renegó palmeando bruscamente la espalda de Kim a modo de reciprocidad por su
saludo.
– ¡No seas quejoso! Me da gusto verte~
– A mí no tanto…
– ¡ChangMin~!
– Lo que sea, me enviaron a entregarte
esto… – El morocho tomó la mano del castaño y dejó sobre su palma un prisma que
resplandeció con tonos dorados y morados.
Los ojos avellana de Kim brillaron con
asombro y devoción. Su boca formó un círculo perfecto luego de aquel “¡oh!” exclamado con júbilo. Incluso
Jaejoong pensó que aquel era un hermoso obsequio de parte de Los Señores de su
pueblo.
– Una estrella naciente forjada a la luz de
la luna, en el momento exacto en que su figura despide los rayos crepusculares
del sol. Los Señores dijeron que nació para tu alma ahora que ha de completarse
con el humano de quien te has enamorado.
– Un obsequio que aprecio con infinita
gratitud… – El castaño acercó el prisma a su pecho y al instante éste brilló
intensamente casi cegándoles la privilegiada visión.
La camiseta blanca ondeó sacudida por las
vibras sónicas de la magia del prisma, el níveo pecho del castaño quedó al
descubierto, el trazo de la clavícula inmaculada y más abajo el espacio sobre
su piel donde alcanzaba a percibirse el latir de su corazón. El prisma flotó
estática a esa altura y lentamente comenzó a absorberse en la piel hasta que
quedó ahí tatuada la imagen de un prisma con un par de alas extendiéndose a los
lados.
– Ahora estás marcado como Hijo de la Luna,
Junsu ah… – Jaejoong dijo.
– Me siento tan honrado por tal regalo que
la felicidad parece desbordar mi corazón… – Junsu admiró su nueva marca sobre
la piel mirándose al espejo.
ChangMin le observó de reojo y luego volvió
su mirada a Jaejoong. El de cabellos brunos tenía su tatuaje en la espalda, a
la altura de los omóplatos. Él ha sido marcado como Hijo del Sol años atrás
cuando encontró en Yunho su alma gemela. El joven morocho bajó la mirada y
suspiró quedito. Él aún no tiene su marca, ningún astro le ha elegido como su hijo; por supuesto, es que no ha
conocido a la otra mitad de su alma. No se ha enamorado.
– No te preocupes, ChangMin. El indicado
llegará… – El susurro de Jaejoong obtuvo su atención, sus ojos marrones se
encontraron entonces con las miradas de sus hyungs. Vio en los ojos de ellos
una cálida comprensión que le hizo sentir más ligero.
– Es hora de que me vaya. Los Señores aún
tienen tareas que encomendarme.
– Shim ChangMin, más vale que la próxima
vez que nos veamos quites esa cara de estreñido que te cargas.
– Junsu hyung, la próxima vez que te vea te
aseguro que te dolerá tanto el cuerpo que me burlaré de ti a mis anchas.
– ¿Eh? – El castaño parpadeó y ladeó el
rostro con aire confundido.
El morocho revoleó los ojos y murmuró cosas
inentendibles por lo bajo. Jaejoong sonrió ligeramente divertido pues la
insinuación de ChangMin había sido más que clara, pero había ocasiones en que
Junsu era en exceso inocente.
– Debo regresar también. Bienaventurado tu
corazón enamorado, hermano.
Jaejoong y ChangMin inclinaron ligeramente
la cabeza y desaparecieron de ahí en medio de polvos de brillantes colores.
Junsu entonces se precipitó a su closet. Tenía la necesidad de esmerarse en su
apariencia.
…
Park Yoochun estaba sentado en la cama de
la habitación en la Posada en que se ha hospedado. La imagen de Junsu danzando
en la colina no abandonaba su mente. Su corazón ha sido totalmente cautivado
por ese chico y hay en su pecho una sensación de ansiedad y premura que le ha
mantenido atontado las últimas horas.
Afuera, el firmamento se ha oscurecido, la
negra noche ha caído de lleno en el campo. El susurro del viento soplando en el
exterior parece filtrar sus seductores secretos incluso a través de ventanas y
muros. Yoochun siente un calor en el vientre que le tiene inquieto, expectante
ante lo desconocido. Un ligero tironeo le saca de sus ensoñaciones de tanto en
tanto, y de pronto el insistente sonido tic tac del reloj le taladra los oídos
como si se tratara de una alarma ruidosa que le advierte es tarde para partir.
Se levanta como resorte y se interna en la
ducha apresurando su baño. El agua tibia que corre por su cuerpo traza caminos
por toda la piel, demasiado pálida para un chico saludable. Recordó
imprudentemente su condición asmática y su infancia enfermiza, las dificultades
que aún se le presentan cuando esfuerza de más su físico, cuando quiso formar
parte de un club deportivo y tuvo que renunciar porque entonces su cuerpo se
debilitaba mucho más rápido que lo normal. Cuando se interesó por el baile
moderno y descubrió que era propenso también a las lesiones. Todas esas
limitaciones que han dejado una huella en su pensamiento; mismas que le han
orillado a refugiarse en otras actividades menos “riesgosas” pero igual de
placenteras para él.
…
Fue
justamente a temprana edad que tuvo su primer contacto con un piano. Sus padres
le llevaron a un Festival Cultural típico de la región, las calles y parques
estaban llenos de luces de colores y sonidos alegres. La gente iba y venía aquí
y allá; entraban en los locales a observar las vendimias o hacían paradas en
los puestos de comida; las risas y los murmullos de tantas conversaciones
mezclándose le parecía entretenido al pequeño Park, y luego aquel lugar en el
Parque del que provenía una melodía suave de tonos agitados.
–
¿Quieres acercarte, Yoochunnie? – La Sra. Park le preguntó tras inclinarse un
poco para que el niño le escuchara.
El
pequeño Park asintió, asido a la mano de su progenitora avanzó junto a sus
padres y a su hermanito YooHwan al teatro improvisado. Había personas en los
alrededores observando y escuchando también. Parejas, grupos de amigos y
familias se dispersaban por todos lados, algunos de pie, otros sentados en las
bancas y algunos más sobre chaquetas o mantas colocabas encima del pasto de los
jardines.
Yoochun
aguardó con su familia de pie, a unos cuantos metros de aquel bello
espectáculo. El pequeño Park observó entonces con sumo detenimiento al joven
que tocaba el piano, sus hábiles manos se desplazaban por el teclado con
maestría, parecían tan livianos que casi no tocaban las teclas, pero el sonido
que producía era simplemente maravilloso.
– ¿Te
gustaría aprender, Yoochunnie? – Fue entonces el Sr. Park quien cuestionó tras
inclinarse a su altura. La voz ronca de su progenitor siempre le ha parecido al
pequeño Park un timbre que provoca algo extraño en las personas.
Por
ejemplo, su mamá se ruboriza y sonríe avergonzada. A él le inspira más que
respeto, admiración (sueña desde siempre llegar a ser como su padre); y muchas
personas, sobre todo mujeres, parecen caer en letargo al escucharle, o eso
interpreta él cuando observa sus expresiones. Dejó de lado aquel pensamiento y
murmuró una respuesta positiva al cuestionamiento de su padre. El Sr. Park
prometió encontrarle una escuela de piano.
Al año
siguiente su presente para las fiestas navideñas fue un Piano. Uno de verdad,
solo para él. Y entonces pasaba las tardes y los fines de semana encerrado en
la habitación destinada al instrumento musical practicando y deleitando su
interés con cada cosa nueva que aprendía al tocar, casi como si las notas que
emanaban de las teclas le estuviesen contando secretos. Un año más tarde
Yoochun comenzó a escribir sus propias composiciones, las notas llegaban solas,
como chispeante brisa que susurraba a su oído, y después aparecían las letras. Canciones
que conservar con recelo. Tenía la impresión de que llegaría un día en que
habría alguien con quien querría compartir especialmente cada una de ellas.
…
Yoochun
terminó de arreglarse y salió apresurado de la Posada. No está seguro del por
qué tuvo que recordar particularmente aquello justo entonces, pero no le era de
ninguna manera desagradable, melancólico quizá pero al mismo tiempo sublime. Había
en su cabeza notas bailoteando por todo su pensamiento, como si intentasen salir al mundo; le hormigueaban los
dedos y tenía la necesidad de encontrar un piano.
Tocar para Junsu. Y solo para él.
~*~
Algo increíble,
algo tan mágico
Milagro del destino
que los cielos han hecho
Algo increíble, una
melodía de un milagro
Siempre eres
hermosa, increíble
Me tienes gritando,
me tienes cantando
Eres algo, algo Increíble
~*~
Junsu se ruborizó bajo la penetrante mirada
de Yoochun. Ni bien había abierto la puerta de su casa el peliazabache se había
quedado anonadado solo observándole. El castaño pensó que tal vez estaba siendo
demasiado obvio en su deseo de seducir
a su alma gemela al vestirse de
aquella manera tan encantadora. El blusón holgado que caía como velo más allá
de su cintura, los pantalones ajustados a su cadera y piernas marcando con
sinuoso atrevimiento su silueta, su calzado ligero; todo en un blanco tan puro
que –honestamente– con un par de alas en su espalda él definitivamente
parecería un ángel.
– ¿Vamos? – El peliazabache se obligó a salir
de sus cavilaciones, carraspeó y evadió ligeramente la mirada pretendiendo no
haber quedado como un auténtico pervertido por la manera en que sabe se quedó
observando al castaño. Si tan solo no fuera tan hermoso.
– Yoochun ah, ¿puedo tomar tu mano? – La
petición del castaño toma por sorpresa al peliazabache, sus ojos ónix reflejan
su desconcierto y en consecuencia el rubor en las mejillas del castaño aumenta
en un tono brillante.
–Cl-claro… Está bien… – Titubea pero
acepta. Pronto la sonrisa de Junsu se amplía y su mano estrecha la suya con
súbita emoción.
Entrelazan los dedos y se siente como si
simplemente estuviesen diseñadas para encajar. El agarre es cálido, y aunque
Yoochun jura que tiembla y suda, sentir aquel anclaje le da voluntad y
seguridad.
Sumidos en ese cómodo silencio avanzan
colina abajo y tuercen a la derecha por un sendero que se abre paso entre
pastizales del campo. Hace un viento suave que agita los prados formando una
melodía tenue de rumor nocturno. Yoochun contempla la Luna y se asombra de lo
limpio que está el cielo, tan brillante con sus estrellas titilantes cual
guiños coquetos del universo. Hace tanta luz que pareciera que la Luna está muy
cerca iluminando sus pasos. Minutos más tarde llegan a un claro en el bosque al
que han ingresado, Junsu señala un sitio y Yoochun le sigue sentándose a su
lado en las reminiscencias de un tronco que casi parece haber sido cortado para
formar un asiento para dos; y sin embargo los restos de ramas y hojas secas
desperdigadas alrededor o las hierbecillas naciendo en la corteza como las
líneas en el tronco le dicen que aquel árbol era antiguo y había cedido al
final de su existencia de manera natural.
– ¿En qué piensas, Yoochun ah?
– En que me gustaría tener un piano cerca y
tocar para ti, Junsu ah.
El castaño gira el rostro y le mira con sus
mejillas rosadas, sonríe y perezosamente pestañea mientras sonríe y se anima en
besar una de las blancas mejillas del peliazabache.
– Cierra los ojos, Yoochun ah.
– Creí que veníamos a admirar la noche.
– Y lo haremos, ahora cierra los ojos un
momento por mí.
La cándida sonrisa del castaño le convence
en un santiamén. El peliazabache suspira lentamente en tanto sus párpados caen.
Una brisa cálida acaricia su rostro y un rico aroma almendrado se le cuela en
las fosas nasales. Aún sin ver, está seguro de que aquellas sensaciones vienen
del movimiento del castaño, sabe que se ha parado y alejado un par de pasos,
que se para de frente y eleva la mirada al cielo, quizá contemplando el
precioso firmamento.
– Imagina un piano ante ti y toca para mí,
Yoochun ah.
El peliazabache sonríe. Le parece algo loco
pero al mismo tiempo romántico. Obedece y después de algunas respiraciones
profundas eleva los brazos e irgue la espalda. En su mente hay un piano delante
de él, y las ganas de complacer a Junsu también. Ojalá en verdad pudiese
escuchar aquella melodía que tocará en su pensamiento.
– No importa cuán sorprendente sea, yo
podré escuchar la música que hay en tu corazón, Yoochun ah.
El castaño dice con su voz dulce y suave, y
aquella seguridad con que tal confianza le es entregada sacude el corazón del
peliazabache, llega tan profundo que parece liberar los sentimientos dormidos
en su interior.
Cuando finalmente sus dedos se mueven cual
si se deslizaran sobre el teclado de un piano, Yoochun escuchaba las notas que
él imaginaba tocar; además tenía la sensación en las yemas de sus dígitos de
algo suave bajo ellos. Como si en verdad estuviese tocando un piano. Sin dejar
de tocar, Park abrió sus ojos. Lo primero que vio fue un piano transparente
plantado delante suyo, los bordes de la estructura poseían un brillo plateado
que le daba ese aire mágico que
podría ser solo producto de su imaginación. Sin embargo, cuando levantó la
mirada un poco más, se quedó prendado de la silueta de Junsu al danzar.
Hermoso.
Simple y llanamente perfecto.
Un ángel caído del cielo.
El castaño se movía con la misma gracia que
le admirara cuando le conoció unas horas atrás. Pero había algo aún más
fantástico en él que le atraía poderosamente, como un hechizo sobrenatural que
le atrapaba en un pedazo de paraíso. Los movimientos de Junsu eran coordinados
y perfectos, una danza suave y rítmica que se acoplaba con envidiable
perfección a la música que producían sus notas. Desde la punta de sus dedos
hasta las plantas de sus pies, todo estaba sincronizado con devota belleza.
Luego de pronto un canto. Junsu giró y sus
ojos avellana se encontraron con las orbes ónix de Yoochun, sus labios se
movían y de su garganta manaba una melodía hermosa. Si Yoochun pensaba que no
podía perfeccionarse más la imagen que tenía delante de sí, creyó que
definitivamente estaría soñando –un sueño del que no quisiera despertar, si
alguien se lo pregunta– cuando la figura del castaño se vio envuelta en un halo
de luz plateada, como si estuviera siendo bañado directamente por los rayos
lunares del astro que cuelga del firmamento, y apenas unos instantes después,
un par de alas brotaron en su espalda a la altura de los omóplatos, no eran
plumíferas como las de un ave, eran semitransparentes con destelles de luces multicolores
reflejándose sobre ellas dependiendo de los movimientos del castaño y la luz
que irradiara a través de ellas. Iridiscentes, peculiarmente bellas. Y tan
perfectas para describir el toque fantástico de una criatura mágica como Junsu.
Unos minutos más tarde Yoochun cesó de
tocar, y Junsu de danzar y cantar para él. Volvieron a anclar sus miradas y el
castaño pudo ver en aquellos profundos ojos negros la duda bien marcada. El piano
que hubiese estado tocando se desintegró en finas partículas plateadas, y
aunque el castaño había dejado de cantar, una melodía hermosa seguía
escuchándose como susurros en el viento.
– Es el canto de mi pueblo, un regalo para
nosotros.
– ¿Tu pueblo?
– Una Comunidad casi extinta, pero aunque
sobrevivimos pocos, no tenemos intenciones de abandonar a la humanidad aún, no
mientras la Naturaleza siga invocándonos con su gracia divina.
– No entiendo, Junsu ah.
– Lo sé. Y me disculpo honestamente por
ello… – El castaño inclinó la cabeza haciendo una reverencia, con su mano
apoyada en su pecho a la altura de su corazón… – Pero déjame explicarte quién
soy y por qué estoy tan enamorado de ti.
– ¿En-enamorado?
Kim asintió con sus mejillas vueltas
carmín. Sus ojos tan brillantes como el momento en que Park le conoció, y su
sonrisa tan sincera que le contagia un algo
que agita su corazón.
– ¿Extraño, verdad?
Fue Park quien asistió entonces, totalmente
sorprendido por aquel tipo de confesión. Ni siquiera conocía a este chico hasta
hacía un par de horas. Y sin embargo sentía como si así tuviera que ser. Como si
en realidad conociera a Junsu de toda una vida.
– Pero no desagradable. Sorprendente, pero
hace unos minutos no dejo de pensar que estoy soñando. Y ahora que te escucho
decir eso, me pregunto qué vería un chico tan hermoso como tú en un tipo tan
común y corriente como yo.
Kim soltó una risita que amortiguó con el
dorso de su mano. Luego redujo de nuevo la distancia que había puesto antes
entre ellos al danzar. Unos cuantos centímetros separaban sus cuerpos, pero la
respiración de los dos se mezclaba muy bien. El castaño apoyó una mano sobre el
pecho del peliazabache, sintiendo en ella los latidos acelerados de su corazón.
– ¿Alguna vez había latido así por alguien,
Yoochun ah?
– Eres el primero, Junsu.
El castaño sonrió tímido. Tomó una mano del
peliazabache y la colocó justo sobre su propio corazón. Cuando Park puso un
poco de atención, se percató de que latían al unísono.
– También para mí.
– ¿Quién eres?
– En algunos pasajes de las mitologías
reseñadas por los humanos a los que son como yo les llaman Sílfides, a mi
hermano Jaejoong lo llaman Veela, y a mi amigo ChangMin Dríada. Somos criaturas
fantásticas con dones mágicos, somos elegidos por el Sol, la Luna o cualquier
otro elemento del universo para ser sus hijos.
Cuando te encontré y sentí la forma en que vibró mi alma, mi Comunidad supo que
había complementado mi existencia, y Los Señores me obsequiaron un presente que
quiero compartir contigo, y al mismo tiempo fui reconocido como hijo de la
Luna. Por eso quería presenciar esta noche contigo, a tu lado Yoochun ah.
– Es… es demasiado… – Park se frotó las
sienes y cerró los ojos. Había demasiada información ahora en su mente. Y para
ser sincero consigo mismo, no entendía la mitad de todo eso.
– Yoochun ah… – Kim le nombró con tono
ladino, encantador, hipnotizante. Cuando el peliazabache enfocó sus ojos en él,
se dio cuenta de que estaban demasiado cerca… – ¿Quieres besarme?
Al peliazabache jamás le habían hecho tal
cuestionamiento, y que lo hiciera Junsu con su perfección tan evidente y esas
alas iridiscentes plegadas en su espalda, le hacían sentir aún perdido en un
mundo onírico.
– No me conoces, no te conozco; y aún así
mi cuerpo e incluso mi corazón no hacen otra cosa más que desear con fuerza
unirme a ti en todo sentido posible, Junsu ah.
– Puedes hacerlo si quieres, Yoochun. Yo ya
te pertenezco de cualquier manera.
Entonces fue que los labios del castaño
fueron tomados por la boca del peliazabache. Calzaban mejor de lo que había
estado divagando en los pensamientos más vergonzosos de su mente. Enredó sus
manos en el cuello de Park y él le correspondió sujetándole por la cintura con
especial respeto. El juego cariñoso de caricias entre sus labios pronto mutó a
un roce más húmedo y confiado, sus lenguas se encontraron y danzaron juntas en
un baile apasionado que les dejó sin aliento.
Tras separarse, Yoochun topó su frente con
la de Junsu, respiraban laboriosamente y las alas del castaño se agitaban
suavemente. Cuando el peliazabache miró hacia abajo se dio cuenta de que
flotaban al menos medio metro por encima de suelo firme. Se sorprendió tanto
que terminó aferrándose a la cintura del castaño temiendo caer. Junsu rió
estridente y su risa fue como un canto flotando en las olas del océano,
precioso.
– Esta noche, déjame mostrarte todo lo que
soy, Yoochun ah.
Continuará……
Adsagaga yoooo *---*
ResponderEliminarkyaaaaaaaaaaaaaa me encanto fue hermoso dios me imagine todo *O*, conti x fa, gracias x el fic XD
ResponderEliminarOMG que hermoso *w*
ResponderEliminarya quiero la segunda parte, feli *w*
aparto..... me quede sin palabra..... vengo luego
ResponderEliminaresta es una historia tan bonita *_* te ha quedado precioso muchas gracias por traernos otra mas de tus historias, espero con ansias el próximo donde espero que venga del Yunjae Y supongo Hayamin -w-. Cuídate.
ResponderEliminarOMG!!! Simplemente hermoso y perfecto!!! *0*! Por culpa del trabajo he demorado todo el día en leerlo, pero en verdad ha valido la pena!!! Le amé Feli!! De verdad!! Fue simplemente mágico!! *3* Estoy mas que ansiosa por la continuación!! Necesitaba leer algo así!! Gracias!!!!
ResponderEliminarFeli!!! te deseo un muy feliz cumple!!! medio tarde pero bueno^^
ResponderEliminarEste mini-fic?? esta precioso, se me puso la piel de gallina, muchas emociones juntas!!!
Te felicito y espero pronto leer la segunda parte...
besoso
owww taaaaaan dulce y perfecto
ResponderEliminarla descripción de Su >< sin duda un ángel ♥
Graciass!!!
y, aunque atrasado, muyyy feliz cumpleee!!! ♥
My gosh pero que cosa tan más... Incredible xD Mee ha gustado mucho como va esto hasta ahora es demasiado afhkwwykcvlistibxckid especialmente porque siempre he aamado la magia y así *-*
ResponderEliminarY JJ y Min tuvieron su participación especial xD affsxbkuewqtilxhopeoh con el YS besh~
Gracias Feli besha eesperare ansiosa,la siguiente part kkkkk~ —le lanza YS besho—.
Ommooo hermosooo <33 espero por la segunda parte :3
ResponderEliminarWaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa YooSu!!!!!!!!!!!!!!!!! ♥_♥!!!!!! cómo no se iba a quedar embelesado el ratón sexy al ver a su Junsu ♥_♥
ResponderEliminar"No estás escuchándome, hyung" jajajajajajajajajjaja y que lo sacan de su trance ;D
Woooo me gusto mucho que Jae, Min y Junsu fueran seres mágico, más aún que Jae ya encontró a Yunho, la otra mitad de sus almas, que hermoso, es tan hermoso su amor, Siiii Minnie también encontrará pronto al indicado *o*
Fue tan hermoso cuando Yoochun toco para Junsu *O*!!!!!
Lo beso!!!!!!!!!!!! ♥_♥
Ahhhhhhhhhh quiero ver que más pasa *O*
Gracias!!!!!!!!!!!!!!!!!
Awwww Yoochun cayó prendado de semejante hermosura *w* , me encantó!!! ahora ire a leer la parte 2, gracias Feli!! x3
ResponderEliminarMe siento tan mal con el resfrío pero hace mucho q no leía tus fics y ya llevo retrasado mucho de tus escritos T_____T así q hoy quise hacerlo para al menos tener un lindo sueño y como no hacerlo con esta hermosura de fic *w* q como siempre Feli me deja muy completa.
ResponderEliminarGracias Feliiiii <3 <3 <3 <3 <3
Ohhh pero que bella historia ^_^
ResponderEliminarEn verdad que es muy romantica
OMG!!! por qué no había leído antes!!? sdfdfadfdsfasdfadsfasdfasdfads apenas la primera parte y ha sido hermoso hermosooo!!! dsfadfafa awwww, me encanta imaginarlos de hadas y seres magicos y y awwww se han enamorado a primera vista adfdsfads y para siempreeee! <3 <3
ResponderEliminarSe aman!!! <3 <3
Muchas gracias Feli bella por este shot tan hermoso adfdfasdf voy a ir corriendo a leer la segunda parte! *^*
PD: Y perdón por leer y comentar hasta ahora ;3; la universidad apenas y me soltó ;3;