lunes, 15 de marzo de 2010
SOLO CONTIGO
Título: SOLO CONTIGO
Pareja: YooSu
Estado: Teminado
Género: Drama, Romance
Clasificación: NC-17
Resumen: Cómo superar el dolor de una experiencia cruel y superar los miedos y los fantasmas cuando al mismo tiempo el amor llama a tu puerta…
Advertencia: violación, lemon
**SOLO CONTIGO**
Advertencia: El contenido de este capítulo podría herir la sensibilidad de algunas personas, se recomienda tomar en consideración el leerlo o no…
*****
CAPÍTULO 1. CRUELDAD…
*****
Su nombre es Kim Junsu, es un chico simpático, agradable y relajado que nada tendría que estar pasando por esto a sus 19 años, porque aunque no es exactamente la edad de la inocencia, él jamás habría esperado sufrir tanto…
Y se encontraba en aquel callejón semioscuro sollozando y gritando con dolor, porque esos sujetos le estaban haciendo sentir el peor de los pecados: la lujuria. Sí, porque tomaban su cuerpo peor que a un juguete, porque le hacían sentir peor que escoria, peor que un virus o una bacteria que tiene que ser eliminada, porque sujetado por esos dos hombres no mayores de 26 años, no podía hacer nada para evitar tal ultraje contra su persona, mientras un tercero le penetra salvajemente y ríe como maldito poseído.
Y se desgarra la garganta implorando ayuda, sintiendo las lágrimas correr por sus blancas mejillas, y no comprende todavía cómo es que fue a parar ahí, cómo es que esos tres muchachos le habían tomado por la fuerza diciendo palabras que valía más no recordar, y había terminado contra el muro siendo desvestido a diestra y siniestra por esos pares de manos que ansiosas tocaron todo su cuerpo, dejando sobre su piel la marca de un fuego maldito que no conseguiría apagar ni con el agua más pura.
Tras sus párpados cerrados se ocultaban sus ojos marrón, pretendiendo sentir menos tal dolor en su persona, tratando fuerte de ignorar esas palabras sucias que eran susurradas en su oído, luchando contra sus propios sentidos para no registrar cada sensación maldita bañada de aquella perversión infame con que era ultrajado. Y luchó también por no sentir nada, por no detectar ese punzante dolor en su intimidad o las manos bruscas que masajearon su erección. Y quiso no sentir el momento en que aquel que le embestía terminaba en su interior dejando su hiriente semilla, ni cuando otro succionó de su entrepierna hasta hacerlo terminar también, en un sollozo agudo que marcó en sus oídos el propio sonido de su sufrimiento, y sintió como aquel que lo poseyó salía de su interior e inmediatamente otras manos tomaron sus piernas y se acomodó otra vez para penetrarlo…
Una más… no la soportaría…
Y todo el mundo desapareció a su alrededor, porque era tal el dolor que sus sentidos se desconectaron de su mente, y ya no escuchó más que un zumbido en sus oídos, y se desplomó… o tal vez terminaron de saciar sus instintos y le dejaron cual basura en el suelo.
Y no fue hasta que abrió sus ojos de nuevo que se dio cuenta de que ya no estaba en aquel callejón, miraba lo que parecía el techo de un auto, se asustó de sobremanera e intentó incorporarse, pero dolía tanto cada parte de su cuerpo, que lo único que pudo hacer es dejarse caer de nuevo sobre el asiento trasero mientras emitía un sonoro gemido…
- no te muevas, estás muy lastimado… - escuchó la voz varonil de alguien venir desde el frente, alcanzó a distinguir una cabellera pelinegra de quien iba conduciendo… - te llevaré a un hospital…
- no… - gimoteó como pudo, porque incluso su voz parecía lastimada, era tal vez por el dolor de la situación en sí…
- necesitas que te revisen, podría… - al conductor se le quebró la voz… - podrías tener alguna lesión importante, además, es bueno que expertos te vean, lo que… - ahogó un sollozos… - lo que esos desgraciados te hicieron puede tener consecuencias físicas de importancia, Junsu…
Y fue solo entonces que reconoció esa voz, porque aunque no son amigos, sí compañeros de clase en la universidad… y quiso que la tierra se abriera y se lo tragara, porque lo que menos quería era que alguien conocido se hubiera enterado de lo que le pasó… porque lo que menos quería, era que alguien como Yoochun le hubiera salvado… no, no piensen que se odian, ni tampoco que el chico de cabellos azabaches es un maldito que no merece la amistad de nadie… era… era…
- no quiero ir a un hospital, Yoochun ah, por favor… - y notó que su cuerpo estaba cubierto otra vez por su ropa, y fue consciente entonces de que lo más seguro era que el pelinegro le hubiera visto en tan nefastas condiciones… y odió más su desgracia…
- ¿te llevo a tu casa entonces?...
- yo… - ir a su casa, que sus padres y hermano le vieran en tan deplorable estado, qué les diría… que fue violado por tres sujetos que le tomaron desprevenido mientras volvía de la escuela? ¿Qué podrían pensar sus padres de él, que no tiene la fuerza para enfrentarse y defenderse?... – no…
- de acuerdo… - y siguió conduciendo por las calles de Seúl, dando vuelta para tomar camino a su departamento, porque si su compañero no quería ir a una clínica ni a su casa, entonces a dónde más podría llevarlo…
Yoochun miró por el retrovisor, notando apenas al muchacho de cabellos pelirrojos en la misma postura que lo dejó cuando lo subiera a su auto. Y todavía siente su sangre hervir de rabia cuando por casualidad pasaba por aquella calle hasta el lugar donde su auto había quedado estacionado y partir a pasar el resto de la tarde-noche por ahí, y escuchó aquellos gritos a los que nadie parecía poner atención, internándose con un dejo de temor en aquél callejón para toparse con una de las escenas que ningún humano quiere presenciar… y mucho menos vivir. Y no sabe de dónde sacó la fuerza y la habilidad para golpear a aquellos sujetos y dejarles inconscientes en el suelo, pero no le importaba, se acercó al chico del que habían estado abusando aquellos desgraciados y palideció al reconocerlo…
Tragó hondo esperando no llorar, pero aún así algunas lágrimas resbalaron por sus mejillas, no le conocía demasiado, pero era un chico tan lleno de luz y alegría, que simplemente no podía evitar sentir tristeza de saber que ha tenido que experimentar tal dolor. Buscó sus prendas y se las colocó de nuevo, teniendo cuidado de no lastimarle más de lo que ya está, lo cargó en brazos y descubrió la fragilidad de su cuerpo, tan ligero, que parecía que las fuerzas le habían abandonado. Caminó hasta su auto, y ante la mirada de curiosos lo subió en el asiento trasero, para inmediatamente partir a un hospital…
Reconoció el edificio donde se ubica su departamento y suspiró, tenía que apartar aquellos recuerdos de su mente de alguna forma, porque no quería pensar en ello, quería poder pensar solamente en las sonrisas que más de una vez observó en el rostro de su compañero pelirrojo, ese chico, despistado en ocasiones, que lograba que se derritiera el mismo hielo con su manera de ser, siempre tan jovial, tan puro… una sonrisa se esbozó en sus labios, ahí donde una herida se asomaba con una gota de sangre que se había secado ya, y por supuesto, en el resto de sus cuerpos había otros golpes que se había ganado al dárseles de héroe invencible… pero, de alguna manera, tendría que haber valido la pena, porque vaya a saber el diablo que más atrocidades le pudieran hacer a Junsu.
Aparcó en el estacionamiento del edificio, al menos era una ventaja porque de ese modo no había necesidad de preocuparse por personas mirándolo mientras carga entre sus brazos a un chico con la ropa desgarrada. Sintió que el pelirrojo se tensó en cuanto lo tocó pasando sus brazos por debajo de su cuerpo para cargarlo…
- tranquilo, soy yo, no te haré daño… - palabras suaves que bastaron para que el pelirrojo se relajara… dentro de lo posible.
Subió al ascensor y de ahí hasta el piso correspondiente en donde se ubica su departamento, ahí donde vive solo porque sus padres viven en Virginia, Estados Unidos, pero él siempre quiso volver a su natal Corea a vivir, por eso ahora se encontraba aquí estudiando una carrera para tener un futuro profesional y económico que no dependa de sus padres.
Bajó al pelirrojo para poder abrir la puerta, notando cómo le costaba al chico mantenerse en pie, se apresuró a abrir, y luego pasó su manos por la cintura de Junsu para ayudarle a entrar, observando su dificultoso caminar… por supuesto, por la forma tan vil en que fue poseído, no era para menos… y volvió a sentir que algo rugía en su vientre, una sensación de odio que jamás creyó ser capaz de experimentar…
- no sé qué hacer ahora, o qué decirte, Junsu ah… - le dijo mientras lo dejaba sentarse sobre el sofá, él de rodillas frente a él…
- descuida… - ¡dios! El solo sentarse nunca había sido un auténtico martirio… - yo… - las lágrimas acudieron a sus ojos y se maldijo por ser tan débil y llorar delante de su compañero…
- está bien, no es para menos que te sientas como te sientes… ellos… - sus manos empuñadas, el pelirrojo cubriendo su rostro sollozando impotente… tal como el propio pelinegro se sentía… - lo siento, en verdad, no mereces algo así… - relajó la tensión de sus manos y tomó las del pelirrojo para apartarlas retirando después las lágrimas con sus dedos…
Estuvieron así un rato, en silencio, solo mirándose sin pensar propiamente en nada, sumidos en la mirada del otro como si en aquello pudieran encontrar algo que les hiciera olvidar la situación por la que ahora se encuentra en el departamento del pelinegro. Y de pronto el pelirrojo recordó la suciedad que cubre su cuerpo…
- podría… ducharme en tu baño… - cuestionó ocultando la mirada de esas oscuras orbes que le habían intimidado… de aquélla manera cálida con que siempre le observaba…
- por supuesto… - asintió mientras se ponía de pie y ayudaba al pelirrojo a hacer lo mismo.
Junsu solo sonrió agradecido por su atención, una sonrisa tan suave que fue casi imperceptible, y caminó apoyado en el pelinegro en tanto lo conducía al baño de aquel departamento que por vez primera conoce… alguna vez imaginó estar ahí, pero no en una situación así. Poca atención puso en realidad, tan poca, que no sería capaz de describir siquiera el color o la textura de los muros… Entró en la ducha y en cuanto la mano de Yoochun le soltó sintió sus piernas flaquear completamente debilitadas y casi caer al suelo, de no ser porque el pelinegro le volvió a sujetar…
- creo… creo que no puedo mantenerme en pie… - murmuró avergonzado… de alguna manera era bueno saber que tenía la capacidad de sentir vergüenza…
- no te preocupes, yo te ayudo… - y sin más, comenzó a sacarle la ropa al pelirrojo, notando estremecimientos en él, e inevitablemente recordó lo que acababa de vivir e inconscientemente le empujó apartándole de su cuerpo al tiempo que caía hacia atrás y se recargaba sobre el muro…
- lo siento… - dijo al darse cuenta de lo que había hecho…
- está bien… - volvió a acercarse, sonriendo suavemente, no seguro de que aquello fuera exactamente lo correcto… - te juro que no te haré nada, ni siquiera pienses en el más mínimo morbo de mi parte, solo quiero ayudar…
El pelirrojo asintió, la ropa le fue retirada totalmente y luego sintió el agua tibia de la regadera cayendo sobre su cuerpo, empapando con sus gráciles gotas toda su piel, sintiendo un ligero escozor en su intimidad cuando el agua se perdió por el camino de su columna vertebral. Sintió las manos de Yoochun deslizarse por su cuerpo con la esponja, jabonando con delicadeza cada palmo de su piel, el pelinegro estaba parado de frente a él sosteniendo en parte su peso, las manos del pelirrojo estaban en sus hombros para soporte de sí mismo.
Y conforme Yoochun iba limpiando cada parte de su cuerpo, Junsu derramaba silenciosas lágrimas al recordar que esos lugares fueron tocados por manos lujuriosas que no hicieron más que lastimarlo, convulsionó sin querer cuando no pudo ahogar el llanto y se largó a llorar de nuevo, siendo abrazado por el pelinegro, que acariciaba su cabello húmedo con gentileza.
Y más tarde salen de la ducha, después de largos minutos bajo la regadera y de haber sido, literalmente, bañado por completo por el pelinegro. Lo envuelve en una toalla grande y le ayuda a entrar en su habitación dejándolo sentado sobre la cama…
- creo que algo de mi ropa podría quedarte… - comenta el pelinegro girándose hacia su clóset, buscando antes en su cómoda ropa interior que facilitarle al pelirrojo… - yo sé que no es agradable usar la ropa interior de otra persona, pero…
- está bien… gracias… - murmura con voz queda… le ve sacar unos jeans y una playera que deja sobre la cama; después siente que lo mira con ojos dubitativos…
- crees poder cambiarte, o?... – así que era eso, le preocupaba que el pelirrojo fuera a pensarse que solo quería estar viéndolo desnudo…
- puedo… gracias… aunque tardaré un poco… - a fin de cuentas, la zona baja de su espalda seguía doliendo horrores, y otras partes de su cuerpo tenía algunas zonas magulladas por la fuerza de aquellos sujetos…
- seguro?...- el pelirrojo asintió… - bueno, me ducharé mientras… - con su ropa empapada después de haber ayudado al pelirrojo antes, el pelinegro salió de la habitación con un cambio de ropa y se perdió en la ducha…
Minutos más tarde, Junsu ya estaba vestido sentado sobre la cama del pelinegro, y solo entonces se tomó tiempo de observar las cosas a su alrededor. La noche se veía claramente al otro lado de la ventana; había una cómoda pegada a la pared de lado derecho, el clóset del izquierdo, y nada más, estaba todo limpio y ordenado, la cama era tamaño matrimonial y el piso estaba alfombrado…
- qué quieres hacer ahora, Junsu ah… - le preguntó el pelinegro entrando de regreso en la habitación, vestido con unos jeans oscuros y una playera de manga larga color blanca, con una toalla pequeña secaba su cabello ligeramente largo…
- no lo sé… - sinceró… - no quiero ir a mi casa aún, pero ya deben estar preocupados, no sé dónde quedó mi bolso… antes… - ¿el recuerdo de su violación le seguiría el resto de su vida?... es que después de que aquellos sujetos lo tomaran dejó caer su bolso, y obviamente no la recuperó…
- oh… - el pelinegro se sintió estúpido por haber sido capaz de solo pronunciar ese monosílabo… - puedes quedarte aquí si quieres y llamar a tu casa… - el pelirrojo le miró casi asustado… - no te preocupes, yo dormiré en el sofá… - aclaró, pensando en que tal vez aquello le preocupara al pelirrojo…
- no tengo que darte tales molestias, yo… me iré a casa… - se levantó, con bastante esfuerzo, pero lo hizo, tratando fuerte de que no se notara su pesado caminar… fallando en el intento…
- no deberías irte aún, en serio, llámales y diles que estás haciendo un trabajo de la universidad y que por más que intentaste no has podido terminarlo, no sé, debe haber algún amigo con el que te permitan quedarte… - el pelirrojo paró en el pasillo al escucharlo…
- gracias, eres muy amable, Yoochun ah… pero… - porqué tenía que regresar esa punzada en su intimidad, porqué…
- no estás en condiciones de ir por ahí, pero se hará lo que quieras, yo solo te doy mi opinión… - le dijo con voz suave, acercándose a él para ayudarlo a seguir caminando pasando su mano por la cintura del pelirrojo… quien esta vez sí sintió un ligero calorcito cubrir sus mejillas…
- gracias… - ¿cuántas veces ha agradecido desde que llegaron a su departamento?... – por todo, por… haberme traído, y… - sus lágrimas volvieron a empañar sus ojos, solo que esta vez no sabía exactamente qué las motivaba, solo sabía que no podía retenerlas, y que al ser abrazado por el pelinegro se sentía ligeramente menos miserable… - ¡no tenían que hacerme esto!... – gimoteó, sintiendo que podía expresarse libremente, dejar salir todo eso que ahora pugnaba por ser gritado… - ¡no tenían que llevarse parte de mí en su acto! ¡Que ganaban con violarme, con ultrajar mi cuerpo! ¡¡Porqué, porqué a mí, qué hice Dios para merecer algo así!!
Yoochun era incapaz de decir nada, qué respuesta podía dar a las preguntas que él mismo se hacía, qué podía hacer cuando la impotencia volvía a su cuerpo otra vez al sentir a ese ser entre sus brazos llorar amargamente una dolorosa experiencia que le marcará tal vez de por vida, cómo ayudarlo realmente a seguir adelante, a no sufrir más, a superarlo y dejarle en una especie de olvido en el pasado…
- qué hice… - y sus gritos fueron perdiendo fuerza, pero el sentimiento seguía ahí, y sus lágrimas no paraban, pero las fuerzas le abandonaban una vez más, y sentía todo su cuerpo débil y las imágenes no dejaban de golpear con furia su mente… - qué hice… - murmullo lastimero que murió ahogado en el llanto imperecedero reflejo de su dolor…
El pelinegro le abrazó con fuerza, tratando de hacerle sentir algo de confort, cosa tal vez imposible, pero él no perdía nada con intentar, y comenzó a mecerse suavemente con el pelirrojo entre sus brazos, dejando que moje su camisa con sus lágrimas, que se aferre a él con la poca fuerza que le queda… rogando internamente, por tener el poder de ayudar a un ángel al que le acababan de cortar las alas….
Continuará……
CAPÌTULO 2. SHOCK
*****
Nunca tantas lágrimas vio derramadas, ni mucho menos liberadas con tal dolor, gotas de agua salada que se deslizaban con la amargura de una experiencia cruel que aún podía sentir sobre cada fibra de su ser. Junsu sollozaba con gritos ahogados que se convertían en débiles gimoteos, su rostro apoyado en el pecho de Yoochun, ambos ahora de rodillas en el suelo, ahí donde habían terminado cuando toda fuerza abandonó el cuerpo del pelirrojo y se derrumbó obligando al pelinegro a caer sujetándolo, cobijándolo con ternura entre sus brazos, con aquello que ahora era lo único que podía ofrecerle.
Largos minutos de llanto lastimero, ese que empapó su camisa, ese que humedeció las mejillas y cuello del pelirrojo… ese que dejó un reflejo rojizo en sus hinchados ojos, brizna de lágrimas prendadas en sus castañas pestañas, pupilas marrón ausentes… hipidos producto del llanto y la emoción, manos que se apoyan apenas en su espalda… cansancio… párpados pesados… calidez… sueño.
Yoochun notó el respirar mesurado del pelirrojo y sonrió con tristeza, acarició sus lacios cabellos unos momentos, antes de pasar su mano derecha por debajo de las piernas de Junsu, mientras la otra descansa bajo su espalda, se impulsa para levantarse y lo lleva de vuelta a la cama, depositándolo en ella con suavidad, le sacó el calzado y lo cobijó con las mantas, besó su frente con suavidad y le susurró un “descansa”; aunque sintiera que aquello estaba de más o era inapropiado. Tomó una manta y salió a la estancia. El reloj del muro marcaba la 1:20 am, y solo entonces tuvo noción del tiempo transcurrido. Recordó que Junsu había mencionado la preocupación de sus padres y se inquietó, tenía que avisarles de alguna manera la ausencia del pelirrojo sin tener que mencionar el motivo.
Al final buscó en el directorio telefónico, sabía que era muy tarde, y la verdad era que no tenía ni idea de lo que podía decir cuando atendieran su llamada. Se sintió casi aliviado cuando reconoció una voz joven al otro lado de la línea, se trataba del hermano del pelirrojo, y como si éste pudiera presentir algo, no pidió demasiadas explicaciones y agradeció que estuviera cuidando de Junsu, mencionó que ya le había dicho a sus padres que el pelirrojo se quedaría con un amigo a terminar un trabajo de la universidad.
Ligeramente aliviado, Yoochun regresó a la habitación tan solo para cerciorarse de que Junsu dormía tranquilamente, y al ver el rostro angelical, un reclamo interno estalló contra todo poder divino que permitió tal atrocidad. Una parte de él quiso recostarse a su lado y abrazarlo con fuerza como si con aquel gesto le pudiera transmitir seguridad en sus sueños… aquella protección que tanto clamó horas antes el pelirrojo y que llegó revestido con su propia persona cuando ya el daño fue hecho. Limpió con el dorso de la mano esas lágrimas rebeldes que pugnaban por salir, echó una última mirada al pelirrojo y volvió a salir.
Fue difícil conciliar el sueño, no solo porque no podía apartar el rostro y cuerpo heridos de Junsu de sus mente, sino también por el dolor de los golpes que se ganara al enfrentarse a esos tres sujetos que ni siquiera había podido ver claramente porque no les había puesto atención excepto para apartarlos del chico que escuchara gritar.
……………………………………….
Se encontraba nuevamente en aquel callejón oscuro, era sujetado con fuerza por aquellos sujetos otra vez, mientras un tercero sonreía con malicia al colocarse entre sus piernas y dirigir su erección a su intimidad. Él se desgarraba la garganta suplicando que parara, pero nadie parecía escuchar… estaba solo… a merced de la mente enferma de tres despreciables sujetos…
- No!.... para! Por favor… ya no más!... – gritó entre sollozos, abriendo sus ojos asustado, sus mejillas bañadas por el llanto…
- Junsu… - el pelinegro entró encendiendo la luz de la habitación, los gritos del pelirrojo le habían despertado de un sueño que tal vez apenas había conciliado… - Junsu, está bien, fue solo una pesadilla… - se sentó en la orilla de la cama a su lado, notando cómo el pelirrojo le miraba desconcertado, como si aún no comprendiera dónde estaba, sollozando temeroso…
- Yoo…Yoochun?... – gimoteó con la voz entrecortada…
- sí, tranquilo, estás a salvo aquí… - acercó con cuidado sus manos al rostro del pelirrojo, limpiando con sus pulgares aquél río de lágrimas que se desbordaba sin parar…
- ¡Yoochun!... – exclama aferrándose a él en un fuerte abrazo, presionando entre sus manos la camisa del pelinegro, sollozando otra vez en su pecho…
……………………………………
… Porque el duelo no solo se experimenta por la pérdida de un ser querido, sino también por la que conlleva el detrimento de una parte de nuestro propio ser… sea física, emocional o psicológica… Para Junsu, su inocencia, su autoestima, su seguridad y confianza… las alas que nos permiten volar en un mundo de ensoñación.
……………………………………
- porqué, Yoochun ah… - gimoteó en murmullos apagados… - porqué tenían que llevarse tanto de mí… pisotearon todo lo que era…
- no, Junsu ah… - replica con suavidad, acariciando sus cabellos, sintiendo que aun tiembla con su toque, pero no se aleja, permanece ahí, entre sus brazos… - yo sé que tal vez no es momento, o que ahora no lo puedas creer, pero no dejes que ellos en verdad te hayan robado todo lo que eres…
- ¡me violaron! Yoochun… - se separa del abrazo y espeta con enojo reservado, su cuerpo se tensa y desea gritar todo aquello que continúa atorado en su garganta… - cómo crees que me siento, poseído con brutalidad por otros hombres, ultrajaron mi cuerpo, mancillaron mi dignidad… - exclamó con voz doliente... - porqué a mí, porqué… -
Y sabe que no recibirá respuesta, porque la única cruel verdad… es que le había pasado. Siente los brazos del pelinegro abrazándolo otra vez, y teme la seguridad que siente entre sus brazos, porque Yoochun es solo un buen compañero que le ha tendido la mano en su peor momento de vida, más no alguien que vaya a quedarse a su lado por siempre y brindarle esa sensación de seguridad día y noche… porque está convencido de que ahora irá por la vida con temor de todo a su alrededor.
……………………………….
Se duchaba una, dos, tres, las veces que fuera necesario por día hasta sentir que realmente estaba limpio… pero nunca conseguía sentirse así, porque a una semana de tan amarga experiencia, Junsu se sentía tan sucio como aquel maldito día, y casi no dormía porque las pesadillas le perseguían en sueños y cuando despertaba de ellas, se negaba en absoluto a volver a cerrar los ojos. Se le veía demacrado por la falta de descanso, mas delgado porque casi no come, usa ropa holgada y playeras de manga larga porque algunas heridas sutiles aparecen por todo su cuerpo, ahí donde con mayor fuerza fricciona la esponja cada que toma un baño.
Sus padres y hermano están preocupados, pero no han conseguido que el pelirrojo les exprese su malestar, y optaron por dejar de cuestionar cuando hace un par de días contestó enojado, mostrándose fácilmente irritable desde entonces. No tolera que nadie lo toque, que nadie lo mire, que nadie le hable, hoy ha dejado de asistir a la universidad… y Yoochun está preocupado por ello.
Llama por teléfono pero nadie atiende, decide ir a su casa de los Kim, más no parece haber nadie, y todo es silencio. Se siente intranquilo y a decir verdad asustado, hasta antes, en la universidad, el pelirrojo por lo menos buscaba sentarse cerca de él, aunque no han intercambiado una sola palabra desde aquella noche, y él respetaba sus silencios.
- ¿Yoochun?... – escuchó que lo llamaron cuando abría la puerta de su auto y se disponía a marcharse, levantó la mirada y se encontró con el hermano del pelirrojo… - has venido a ver a Junsu?
- sí… pero no está… - observa a JunHo y no puede creer que sea su hermano gemelo, son realmente diferentes; éste chico es más alto y corpulento, de personalidad reservada y carácter fuerte…
- si está… - saca las llaves de su casa y con una indicación de cabeza le invita a pasar… - pero desde ayer se niega a salir de su habitación, mis padres se tuvieron que ir al trabajo, yo quise quedarme pero me rogó que lo dejara solo, no ha querido decirme lo que pasó… - entran y cruzan el pequeño jardín frontal, antes de abrir la puerta principal… - tiene pesadillas a diario, despierta asustado y solo le escucho gimotear tu nombre; fui a buscarte para pedirte un favor, tu ayuda con Junsu, sea lo que sea que pasó… - sus ojos se opacaron, en realidad sospecha lo que pasó con su hermano, pero es tan difícil de aceptar que se niega siquiera a pronunciarlo… - fuiste tú quien lo apoyó en el momento, creo que confía en ti y que solo tú puedes ayudarlo a salir de ese estado de ánimo en que se ha sumido…
- no estoy seguro de poder hacer mucho por él… - recuerda que no tuvo, ni tiene aun, palabras que decirle al pelirrojo… qué dices después de una situación así?
- por lo pronto creo que tu presencia le hará bien, temo que en cualquier momento quiera hacerse daño físico…
- ¿ha intentado algo?...- pregunta con temor…
- tal vez nada grave, pero, se ducha constantemente y he visto su piel irritada… - el pelinegro lucha porque la imagen no se forme en su mente, pero falla; e irremediablemente termina recordando el estado en que lo encontró, y se llena de tristeza e ira de nuevo… - y me siento un inútil al no poder acercarme a él, a mi propio hermano, a mi gemelo… -
- intentaré hablar con él… - asegura con la convicción que tiene tan solo de cuidar de Junsu…
Entran a la casa y siente un escalofrío, porque mira a su alrededor y jura que no hay una sola pizca de polvo hasta en el rincón más oculto del lugar. Huele a cloro mezclado con lavanda, jura que el piso brilla de limpio y su semblante denota su incredulidad.
- mi hermano se ha vuelto algo obsesivo con la limpieza… - escucha que le dice JunHo, mientras suben las escaleras, el pelinegro ya no dice nada, prefiere no hacerlo aunque se cuestiona si el pelirrojo siempre ha sido quisquilloso con la limpieza. El gemelo llama a la puerta de la habitación de su hermano y aunque no recibe respuesta sabe que está ahí… - Yoochun vino a verte, le permitiré entrar, hyung… - el pelinegro le mira dubitativo pero luego inhala profundamente y asiente hacia el gemelo dándole a entender que está listo para entrar.
JunHo abre la puerta, le palmea el hombro a Park y se retira después de echar un vistazo dentro de la habitación, sus ojos se cristalizan y el pelinegro supone que se irá a derramar su llanto en su propia recámara. Da un paso dentro y ve al pelirrojo sentado en el pequeño escritorio de la esquina a lado izquierdo, escribiendo quién sabe que cosa en una libreta, nota la fuerza con que el bolígrafo es presionado contra la hoja de papel…
- ¿Junsu?... – llama con suavidad, por si el pelirrojo no se ha dado cuenta de su presencia. Pero el chico ni siquiera parpadea… - Junsu, soy Yoochun… - intenta de nuevo, indeciso entre tocar su hombro o no para atraer su atención… - Junsu, por favor, mírame… - pide con un tono mas fuerte, pero a la vez sutil…
El pelirrojo levanta la mirada y se le queda viendo unos instantes, sus pupilas marrón parecen ausentes, y Yoochun se estremece al no ver expresión alguna en su rostro, y tiene la impresión de que luce mas agotado que el último día que lo vio. Da unos pasos mas y se pone en cuclillas para estar un poco mas a la altura del pelirrojo, levanta su mano temblorosa y la acerca lentamente a la mejilla de Junsu… fría, pálida… y su corazón se desgarra cuando al mirar a un lado puede leer lo escrito por el pelirrojo…
…. – impuro y sucio. Porqué a mí, ¡Dios!....
Misma frase repetida una y otra, y otra vez, en bastantes hojas de aquella libreta.
- Junsu ah… - traga hondo después de escuchar su voz ahogada… - Junsu, quiero ayudarte, pero no sé cómo…
- porqué… - pregunta de pronto, enfocando su mirada en el pelinegro… - porqué…
- yo… - siente un calor en el estómago y un nudo en su garganta. Realmente no sabe qué responder… pero sus manos depositan suaves caricias en las mejillas del pelirrojo…
- ¡no me toques!... – exclama de pronto, empujándolo por los hombros y poniéndose de pie…
- Junsu…
- ¡no! Se lo que quieres! Lo mismo que ellos!
- no…
- ¡lo mismo que todos los que me miran y solo puedo sentir sus ojos desnudándome!…
- no…
- ¡solo quieres mi cuerpo como lo tomaron ellos!
- ¡no!... – grita finalmente… - no es verdad…
- mientes… - gimotea…
- no lo hago, Junsu ah… - paso a paso busca acercarse otra vez al pelirrojo. JunHo observa desde el umbral pero no interviene…
- siento que me volveré loco, Yoochun ah… - gruesas lágrimas vuelven a deslizarse por sus mejillas…
- no, Junsu ah, no es así… - abraza a un tembloroso pelirrojo que corresponde el abrazo y entierra su rostro en el hombro del pelinegro…
- no puedo entenderlo, duele demasiado… - murmura entre sollozos…
Y una vez más, Yoochun no tiene palabras para consolarlo, no tiene claro qué puede hacer o decir para sanar una herida de tal magnitud. Solo sabe que quiere cobijarlo con sus propias alas, darle su calidez y no dejarlo caer.
Porque un Ángel lastimado nunca pierde su pureza, su brillo solo es cubierto por un velo de dolor que con amor puede ser removido…
Continuará……
Publicado por
felinayoosu
a las
5:09:00 p. m.
Etiquetas:
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solo contigo,
Yoosu
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no puedo decir que esta hermoso por que nunca me han gustado y sobre todo odio todo tipo de violacion pero como siempre esta bien escrito y espero que tenga un final feliz almenos. faitin
ResponderEliminarOhhh Dios T^T no puedo creer que haya alimañas tan dañinas... como le hacen eso al pobre se Junsu...
ResponderEliminarGracias a Dios que Chunnie llego... tal vez no a tiempo... pero si para ser su pilar de aquí en adelante.. ;_;
SU... yo se que con el tiempo y el amor de todos los que te quieren podras seguir adelante...
waaaaaaaaaaaaaaaaa----
ResponderEliminarpresineto q estara triste...pero waaa
loleere...^^
Waaaaaaaaaaaaaaaaa!!! pobre Junsu! ToT
ResponderEliminarestoy llorando!!! u.u es que... que triste!!!! ToT
waaa!!!
ay dios me dolio tanto. me la pase llorando, creo que soy masoquista, no deberia leer este tipo de fic por que me hacen mal, pero me atrapo la trama... pobre mi bebe ojala nunca le pasara a nadie eso, debe ser horroroso, pero a veces no hay un yoochun que llega a sacarte de ahi...... me dolio
ResponderEliminaro joder""!!!! eso estuvo grueso T^T
ResponderEliminarDe solo pensar en la idea de que Junsu o alguno de ellos sea herido de esa manera hace que llore y mi corazón te ha una punzada de miedo. Nadie debería pasar por u a situación así. Aunque en este relato me gustó el cobijo que Junsu aseptó de Mi Ratón cuando desde el hecho de ser abusad@ la reacción es de auto protección y Junsu necesita tanto cariño y apoyo que lo recibe con temor y desconfianza pero se deja consolar. Ay Dios Junho debe ser muy fuerte para ver así a su hermano.
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