Epílogo Miniserial YooSu *w*

Bueno, como que estos días he estado muy activa escribe que escribe ;D y por las que me preguntan por las actus que aún tengo pendientes, me pondré a trabajar en ello en breve, es que Maki lo sabe, cuando una idea me ronda en la cabeza no puedo concentrarme apropiadamente en otra cosa, so, tenía que terminar este shot que se convirtió en miniserial a petición de uds ;D espero les guste... 

Y, por si a alguien le interesa, el drabble HayaMin que puse por ahí en mi face tbn lo continuaré estos días, así que cuando termine eso me pongo sin falta con las actus de NIGI, ASSASSINS y TERRA que tengo pendientes, nee ;D 

 

EPÍLOGO

*****

La escena pintaba de lo más cómica posible. Junsu huyendo de Yoochun por toda la habitación, con el faldón del hanbok agarrado en sus manos para mayor libertad de movimiento, tropezando de vez en cuando con la alfombra o golpeándose con algún mueble; motivo por el cual eran los momentos en los que más cerca estaba de caer en las garras del ratón –o lo que en esos instantes era para el rubio, un lobo feroz–

- ¡Junsu! ¡Deja de correr, me dará un ataque de asma!... – el pelinegro gritó mientras el rubio se le escabullía hasta el otro extremo saltando graciosamente sobre la cama con doseles.

- ¡Mentiroso! ¡Tú deja de seguirme, ratón pervertido violador de delfines inocentes y tiernos como yo!... – chilló escandalizado, dando nuevamente salida hacia la pequeña estancia de la habitación.

Afuera, el bello paisaje nocturno de la playa en Bora Bora parecía imperturbable ante el escándalo que el par de muchachos estaban ocasionando. El nacarado atardecer se teñía cada minuto más y más del ónix aterciopelado del anochecer; las traviesas estrellas titilaban postradas en el firmamento con encantadora belleza, y la luna, grande y redonda se mantenía esplendorosa ahí cual madre cariñosa que vigila a sus crías. El fresco airecito nocturno mecía suavemente el oleaje y la brisa marina se paseaba por cada islote con romántico aroma a libertad.

Nada que ver con la batalla desatada al interior de aquella habitación sobre la laguna que era la ideal para una luna de miel inolvidable llena de amor, y no de gritos y berrinches de un adolescente aterrado porque su adolescente esposo le corra mano.

- ¿Qué dijiste?… - el pelinegro dijo desde el umbral de la alcoba, deteniendo su persecución de ése rubio esposo suyo que parecía no tener fin de energías.

- ¡Que dejes de seguirme, ratón pervertido!... – espetó pucheroso, deteniéndose a tomar un respiro en su zona de seguridad en modesta estancia.

- No, no, después de eso…

- ¿Eh?

- ¿Dijiste que eres un delfín inocente y tierno?

- Yo no… - ¡Oh por dios! ¡Yo dije eso! ¡Qué vergüenza! ¡Kyaaa!

- Delfín o.O ¿Será porque tienes una enorme cola?... – sonrió pícaro…

- ¡Ahh! ¡Pero qué pervertido eres! >///< ¡No andes mirándome el trasero!

- ¿Por qué no? Es lindo y sexy, y eras mi novio, ahora mi esposo, tengo derecho a mirar…

- ¡no digas que soy tu esposo!... – chilló rojo de vergüenza. Otra vez. Esperen, tal vez no ha parado de enrojecer.

- Pero lo eres. ¿Te he dicho que luces precioso cuando te pones rojo como farolillo a medianoche?... – lanzó el cumplido mientras disimuladamente daba unos pasos más cerca de un rubio que abría la boca sumamente avergonzado, jurando que se ha sonrojado a punto de ebullición… - Junsu ah, ¿puedo acercarme?

- ¿No vas a intentar pasarte de listo?... – murmuró sonrojadísimo, pero quedándose quieto, temblando como gelatina por esos negros que (casi) le hipnotizaban paralizándole en su sitio…

- ¿Querer amarte es pasarse de listo?... – cuestiona con tranquilidad, manteniendo ése porte atractivo que sonroja al rubio no solo por molestia o vergüenza, sino también de pudor y deseo por hacer más que besarle.

- Quieres violarme )3(

- Quiero hacer el amor contigo…

- u///u que no digas esas cosas tan vergonzosas…

- intento ser honesto con mi esposo… - el pelinegro dijo, enfatizando la última palabra…

Para entonces ya estaba frente al rubio, un paso corto los separaba. Junsu formó un enorme puchero porque Yoochun seguía repitiendo esas cosas vergonzosas, pero ya no protestó cuando su esposo –sí, así mismo resonó en sus pensamientos– terminó de reducir la distancia inclinándose para besar el puchero que pronto se desvaneció para corresponderle.

Las manos de Junsu aflojaron el agarre de su faldón y buscaron un nuevo sitio donde enredarse terminando así en el cuello de ése Yoochun que aprovecha la baja de guardia de su esposo para abrazarle la cintura y pegarle a su cuerpo, profundizando a la vez ése beso del que el rubio participaba con súbita devoción, dejándose guiar e imitando sus movimientos cuando resbalaba contra su lengua y recorría cada recoveco de su boca robándole el aliento. Se separaron con un gracioso chasquido húmedo y ése hilillo de saliva que se rompe cayendo sobre sus mentones y provocando ese sonrojo encendido en el menor cuando lo nota.

- Ves que no es tan difícil… - sonrisa pícara…

- ¿Ah? ¿Qué?... ¡Kyaa Yoochun pervertido suéltame!... – volvió a protestar en cuanto el pelinegro le cargó muy al estilo nupcial llevándole a la alcoba.

Junsu pataleó y tiró de puñetazos acertando varios de ésos golpes en el cuerpo de Yoochun –con suerte no le dio en su atractivo rostro varonil– quien le aventó a la cama trepando inmediatamente y colocándose a cuatro sobre su cuerpo para evitar que huya.

- ¡Ya, quieto! ¡Joder, Junsu, duele!... – lo cual claro, traía por consecuencia que su inocente y tierno delfín siguiera maltratándole.

- ¡Eres un grosero, maleducado!... – chilló pucheroso, apartando las manos del pelinegro de su hanbok cada que éste intentaba encontrar el modo de sacárselo… - ¡Pervert…!

Y ahí, la forma favorita de Yoochun para callarle. Y aunque no lo admita, la forma favorita de Junsu para ser callado. Un beso. Profundo, apasionado, el beso más fogoso que ninguno haya dado o recibido nunca en sus vidas. Tal vez era por el calor de lo que podría denominarse su primer pelea matrimonial, y la adrenalina de ambos disparada. O quizá simplemente que las cosas comenzaban a fluir entre ellos de ese modo particularmente hormonal.

Se separaron nuevamente solo por la falta de oxigeno, sonrojados y con un brillo diferente resplandeciendo en sus miradas. Junsu abrió la boca, seguramente para chillar otra vez en contra de su esposo. Yoochun se sorprendió cuando en lugar de gritarle y comenzar a hacer otro berrinche, se empinó besándole de nuevo, tomando por primera vez en meses de relación, la iniciativa.

¡Y era hermoso! El momento más cursi de toda su corta existencia.

Obviamente, Yoochun no protestó. Aprovechó la repentina participación activa de Junsu con los besos para comenzar a acariciar por debajo del faldón las firmes piernas de su esposo. Debía ser producto de esa energía excesiva que el rubio iba y descargaba jugando fútbol, corriendo por las mañanas y haciendo un montón de actividades físicas que él preferiblemente solo observaba. Sí, era un flojo de primera. Pero francamente, en aquél momento nada de eso importaba.

Junsu suspiró rompiendo ése beso cuando sintió los dedos de su esposo serpenteando por debajo del pantalón corto que lleva debajo del faldón de su hanbok. Yoochun comenzaba a maldecir mentalmente tanta ropa, pero al menos estaba contento porque todavía no le pateaba llamándole pervertido.

- Yoochun ah… - el rubio le llamó en un susurro…

- ¡God! Eres hermoso, baby… - declaró embelesado con el rostro sonrojado de su esposo, viéndole enrojecer un poco más sonriendo suavemente. Tan adorablemente avergonzado que en ése momento sí pensó que era un delfín inocente y tierno.

- Deja de mirarme así y decir cosas tan bochornosas… - protestó con un puchero que el pelinegro no tardó en besar.

- No puedo evitarlo, porque realmente me gustas mucho, Junsu ah… - le dedicó una cariñosa sonrisa y dejó un corto beso sobre los rosados labios, para luego bajar a su cuello dejando más besitos, tentado de lamer y mordisquear pero titubeando porque no quería asustarle y que quisiera huir de nuevo.

Junsu volvió a suspirar y se mordió los labios negándose a sí mismo en decir que también le gusta. Además tanto besito por aquí y por allá en conjunto con las manos inquietas de Yoochun que se movían por ahí acariciando sus piernas le distraían y le debilitaban al mismo tiempo. Sí, sí, sí, las hormonas le estaban ganando y también ése calorcito que le cosquilleaba en la boca del estómago y le hacía sentir emocionado.

Yoochun deslizó sus labios por la poca piel que quedaba al descubierto, pero quería más. Volvió a la boca de Junsu mientras sus manos se empeñaban en abrirse paso entre el hanbok –arrancárselo a tirones se le antoja sexy pero presentía que el rubio lo patearía lejos y definitivamente esa noche no avanzarían ¡Y él quiere hacerle el amor! ¡Right now!–

Pero entonces, todo el pudor y el miedo volvió con renovadas energías en el rubio…

- ¡Kyaaa qué pretendes, ratón pervertido quita tus pervertidas manos de ahí!... – chilló rojo como tomate y empujando a su esposo queriendo sacárselo de encima.

- ¡Ay dios! ¡Junsu, que pateas fuerte y duele!

- ¡Es la idea! ¡Cochino pervertido!

- ¡Deja de llamarme pervertido!

- ¡Deja de intentar violarme!

- ¡Que no te quiero violar!

- ¡Pero quieres desnudarme y correrme mano!

- ¡Quiero hacerte el amor!

Silencio.

Ambos dejaron de forcejear y gritar. Se miraron a los ojos sumamente acalorados por la discusión y la vergonzosa –no hay modo de negarlo– situación en que se encontraban metidos.

- Tenemos 17 años…

- Tú tienes 17, yo ya cumplí los 18…

- ¡Pero de todas formas! ¡Soy demasiado joven para perder mi tesoro! >//<

- Estás hablando de tu virginidad, ¿verdad?

- ¡Pues claro u///u!

- yo también soy virgen, pero somos esposos, me gustas, te quiero así con todo y lo berrinchudo que eres. No te estoy pidiendo que hagamos esto solo por morbo o calentura, no vamos a tener sexo Junsu ah, pretendo que hagamos el amor desde nuestra primera vez…

- )3( ¡Aish! Maldito, siempre habla tan bonito en los momentos más vergonzosos que me convence *^* - pensó, avergonzado hasta la médula, pero emocionado. Ése algo que cosquilleaba en su estómago también revoloteaba y le hacía sentir muy bien, abochornado pero contento… - u///u oh por dios, estoy enamorado de éste tonto ratón pervertido…

- Éste tonto ratón pervertido también está enamorado de ti, mi inocente, tierno y berrinchudo delfín… - el pelinegro le sonrió con las mejillas ruborizadas de contentura.

Pero solo entonces el rubio captó el hecho de que sus últimas palabras definitivamente no las había pensado solamente.

Abrió la boca pero ningún sonido salió de su boca. Esa vez se avergonzó muchísimo más que nunca en todo ese tiempo. Prácticamente se le había declarado a Yoochun, su esposo. ¡Y él no es gay! Oh bueno, vale, ha llegado el momento de que lo asuma. Es gay.

- Yo…

- Shh…

El pelinegro volvió a besarle, mucho más calmado y tierno que en lo que iba de la noche. Y así, entre besos dulces, caricias tiernas, sonrisas nerviosas y uno que otro puchero; ambos fueron desnudándose. Junsu era el más avanzado dado que ya solo iba en ropa interior, mientras que Yoochun aún llevaba también los pantalones puestos. Los montones de ropa estaban desperdigados por ahí alrededor de la cama porque el pelinegro simplemente los lanzaba lejos para que no le siguieran estorbando.

- Eres perfecto… - Park declaró embelesado, arrodillado en la cama entre las piernas de su esposo, mirando de arriba abajo y viceversa el desnudo cuerpo del rubio… - Dios, si hubiera sabido que solo mirarte se sentiría como la gloria, habría acelerado la boda…

- ¡Cállate, tonto ratón frentudo!... – protestó sonrojado.

- ¿Frentudo?... – el pelinegro sonrió divertido, el rubio asintió con nuevos pucheros… - al menos dejé de ser pervertido…

- Bueno…

- Shh…

Y otro beso. Una tanda de hecho, besos por aquí y por allá mientras Yoochun acariciaba cada palmo de piel y se sentía emocionado pero tembloroso por tocar finalmente así a Junsu. Le daba vergüenza llegar más lejos –sí, de verdad le abochornaba aunque no lo parecía–, sus manos tantearon el elástico del bóxer sin animarse en bajarlo, mientras sus labios siguen pegados a la adictiva boquita rosada de su esposo. Pero bueno, no había llegado tan lejos para parar ahí, ¿cierto?

Apartándose de la boca de Junsu, Yoochun deslizó sus gruesos labios por el cuello y más abajo hasta sus pezones, los montecitos rosados se irguieron rápido cuando paseó su lengua por encima de ellos…

- ahh~ Yoochunnie~ - el rubio jadeaba, avergonzado pero curioso. Las entrañas se le revolvían de un modo particularmente agradable, y el cuerpo no paraba de temblarle, ni su corazón de dejar de tamborilear aprisa.

- Junsu ah, puedo… - carraspeó y se dio cuenta de lo difícil que era decir algunas cosas ya estando ahí… así que simplemente dirigió su mirada a la entrepierna de su esposo rogando porque entendiera lo que quería…

Kim asintió rojo como farolillo a medianoche. Enterrando la cabeza en la almohada y cerrando los ojos muerto de vergüenza cuando sintió su ropa interior deslizarse fuera de su cuerpo y los dedos de su esposo acariciaban en el camino sus piernas.

- ahh~ Chunnie ah~ - jadeando más que avergonzado e inquieto cuando la mano del pelinegro rodeó su entrepierna… - nhh nhh… Chun, que vergüenza… ahh…

Gimoteaba excitado, sintiendo sus mejillas arder al tope de timidez cuando esa mano se dedicó a masturbarle subiendo y bajando por toda su extensión. Yoochun le miró y sonrió contento, lo estaba haciendo bien y finalmente intimaba con ese delfín berrinchudo que se había ganado su corazón. ¡Bendito matrimonio arreglado! Y lo sostiene. No es gay. Solo está enamorado de Junsu. ¿Y Junsu no es un chico? Sí, bueno es un chico único. Y no es que le guste cualquier chico, solo él. Punto.

Cuando aceleró el movimiento de su mano y se dedicó a mimarle acariciando otras partes de su cuerpo y repartiendo besos por todos lados, el pelinegro fue consciente de que los suaves y avergonzados gemidos del rubio le habían puesto a tono, el problemita entre sus piernas incomodaba. Así que apartándose apenas un poco y dejando la erección de su esposo desatendida, se encargó de sacarse a sí mismo los pantalones y la ropa interior quedando totalmente desnudo ante un Junsu que se incorpora quedando sentado en el colchón y abre los ojos de par en par y se sonroja, a ser posible, mucho más.

En el instante en que sus miradas se cruzaron, Yoochun también se sintió avergonzado. Sobre todo porque no consideraba muy atractivo su cuerpo, era más bien delgado y demasiado blanco –por eso debería ejercitarse más a la luz del sol y tomar vitamina E–, y no había mayor gracia, a diferencia de su esposo que era sencillamente hermoso. Carraspeó y se acercó para besarle de nuevo, Junsu reculó con la mirada de par en par, y Yoochun gruñó –inconscientemente– por eso. iban muy bien como para que se pusiera a renegar de nuevo.

- ¿Qué? ¿No te gusto?... – el pelinegro cuestionó casi con tono hosco. Sentía de pronto una punzada en el pecho y juraba que se largaría a llorar como chica si solo su esposo el rompía el corazón a estas alturas.

- Yoochun ah, cuando una pareja heterosexual hace… - carraspeo… - cuando intiman, él bueno… él entra por ahí, ¿verdad?

- Sí… - ¿hacia dónde iba esta conversación?

- Y… cuando dos chicos intiman… cómo… cómo… u//u cómo se hacen uno…

- Uno de los chicos va arriba y el otro abajo…

- ¿Eh?

- Yo soy seme y tu uke…

- ¿Ah?

- Yo te la meto a ti…

- ¿Qué? ¿Cómo que me metes, qué me metes?... Yoochun le susurró al oído la respuesta… - ¡Kyaaa >//< noo! ¡Ya no quiero! ¡Quítate, quítate!... – chilló pataleando nuevamente, empujando a ése pelinegro que esa vez no dice nada y simplemente se aleja. Tenía claro que él no le gustaba. Tal vez debió simplemente aceptar desde un principio que Junsu realmente no era gay. Y no es que él lo sea, pero al menos se había enamorado verdaderamente de Junsu. ¿Y Junsu no lo había confesado también minutos antes?... - ¿Yoochun…?

- ¿Qué?...

- Esto… - el rubio comenzó a jugar nerviosamente con sus dedos, ahí, sentado en la cama de sábanas blancas y rosas, desnudo, con su amiguito ahí abajo desmotivado por la desatención y la ausencia del calor tan rico que la mano de su esposo le había estado proporcionando… - ¿Dolerá mucho?

- ¿El qué?

- Pues el que… el que… lo que me dijiste hace un minuto… ¡Es que eres enorme!... – chilló avergonzado señalando acusadoramente la entrepierna del pelinegro.

- ¿Qué?... – Park parpadeó francamente contrariado.

- Que me da miedo que me vaya a doler, Micky Jr. es enorme y aunque mi traserito también es grande no significa que mi… que mi… ahí también lo sea u////u

- ¿Entonces… si te gusto?... – Yoochun se señaló a sí mismo…

- No me hagas seguir diciendo cosas tan vergonzosas… - murmuró pucheroso, jugando nuevamente con sus dedos…

- ¿Entonces, no me apartaste hace rato porque estabas decepcionado de mi cuerpo?

- ¿Ah? ¿Cómo? ¡Claro que no! ¡Acaso nunca te has visto ahí, la tienes enorme y… y… kyaa! ¡Que no me hagas seguir diciendo cosas vergonz…!

Ya saben, Yoochun lo calló con un beso. Y le siguieron otros mientras retomaban la intensidad que hace minutos, Junsu jadeaba y se dejaba arrastrar otra vez por el calor de esa mano masturbando su hombría, mientras que el pelinegro le abría las piernas y se acomodaba entre ellas dejándole sentir contra su trasero su caliente virilidad. Grande, rojiza, ansiosa por atención.

- Va a doler nhh… - susurró a ojos cerrados, abrazado a la espalda del pelinegro, asustado pero ansioso a la vez. Es que de pronto realmente todo lo que quería era sentirle dentro, saberse suyo, el primero y el único en su vida.

- Tranquilo… - le besó corto y salió corriendo de su lado, buscando entre una de sus maletas de viaje un tubito que despertó la curiosidad del rubio, su esposo lo supo por cómo miraba el objeto… - verás… estuve investigando un poco porque quería que nuestra primera vez fuera especial y; bueno lo ha sido contigo siendo tan tú… - el rubio se sonrojó y su esposo no dudó en besarle… - pero, también sabía que… llegar hasta el final realmente iba a ser… bueno, al principio solamente, que te iba a doler y… esto se supone que ayudará a que lo resientas menos hasta que te acostumbres.

Junsu abrió la boca listo para bombardearle con un montón de preguntas que se le vinieron a la mente con cada cosa que su esposo dijo, pero ahí abajo su amiguito clamaba por atención.

- Voy a confiar en ti entonces, Yoochun ah. Porque eres mi esposo y me gustas… - sobra decir lo avergonzado que el rubio estaba por confesar aquello.

El pelinegro sonrió ampliamente y su corazón explotó de ternura y emoción. Le besó nuevamente y le fue empujando de nuevo sobre el colchón. Y así, entre besos y jadeos, Yoochun untó el gel lubricante de aquel tubito en tres de sus dedos guiándolos luego a la entrada de Junsu…

- Frío… - jadeó el rubio…

- Ya se calentará. Trata de relajarte, baby…

Naturalmente, aquello realmente dolió. Pero Junsu lo soportó, después de todo estaba haciendo el amor con Yoochun. Pero cuando aquellos intrusos abandonaron su intimidad minutos después y fue el miembro de su esposo quien ocupó el apretado espacio…

- ¡Duele, sácalo, sácalo! ¡Yoochun duele!... – el rubio chilló montado de nuevo en su faceta berrinchuda.

- Tranquilo. Junsu por favor, relájate… - el pelinegro trataba de consolarle y calmarle. A él también le estaba doliendo. Sus investigaciones no le habían dicho nada sobre eso.

- ¡Cómo quieres que me relaje si parece que me están metiendo un bate por ahí! – chilló de nuevo, revolviéndose adolorido… - ¡Sal!

- ¡Deja de moverte! ¡A mí también me está doliendo!

Junsu se quedó quieto al instante. ¿También le dolía? Se lo merecía por pervertido.

Yoochun respiraba laboriosamente y mantenía los ojos cerrados. Sentía que si reculaba para salir de todas maneras le iba a doler a ambos, y si continuaba para entrar completamente, también les iba a doler de todos modos, pero al menos estaba prometido e implícito que luego de un tiempo, que se acostumbraran y sincronizaran cierto ritmo, la cosa iba ser placentera y él podrá sentirse realizado por hacer el amor con su esposo. Así que…

- ¡Yoochun ah!... – el rubio gritó desesperado y le arañó la espalda cuando sintió ese empujón en el que la erección de su esposo terminó de enterrarse en su intimidad… - ¡Ay, maldito ratón tonto pervertido idiota! ¡Ahora me duele más!... – chilló. Literalmente, las lágrimas resbalaron gruesas y sinceras por sus mejillas.

- Lo siento, baby te juro que lo siento pero…

- ¡Cállate!... – espetó entre enojado y adolorido. Y quizá, contento. Solo quizá, que él no era masoquista y aquello dolía horrores…

Yoochun obedeció y se quedó callado. Callado y quieto. A él también le dolía, pero con los minutos la presión de tan apretado espacio le estaba ocasionando un cosquilleo placentero de emoción. Y tenía ganas de moverse, entrar y salir. Gimió involuntariamente, luchando por continuar quieto mientras que Junsu sigue tumbado ahí bajo su cuerpo, con los ojos cerrados y respirando cada vez con menos laboriosidad, al parecer también se estaba acostumbrando a su invasión.

- Yoochun ah…

- ¿Mh?

- Te quiero mucho… - las manos del rubio enmarcaron su rostro atrayéndole al propio y besándole así de pronto con suma ternura mientras mueve un poco sus caderas jadeando en medio del beso, incómodo y todavía adolorido, pero listo para terminar con aquel acto de amor.

Un amor único. Por si acaso.

Yoochun aturdido por la declaración y perdido en el beso, tardó en reaccionar. Pero cuando lo hizo. Ah, el amor es algo tan exquisito. Entrelazaron sus manos y no pararon de besarse mientras la pelvis del pelinegro se balanceaba adelante y atrás embistiendo contra aquel pasaje estrecho y caliente que le estaba llevando a un mundo totalmente desconocido. Junsu se afianzó a su espalda, gimiendo avergonzado porque el pelinegro estaba tocando algún punto en su interior que había relegado la incomodidad y el dolor a otra parte sustituyendo todo eso por deliciosas oleadas de placer.

No duraron mucho, era después de todo su primera vez. Pero cuando ambos se corrieron derramándose en medio de un gemido ronco, se sintió como lo que debía ser ese tocar el cielo con la punta de los dedos. Porque flotaban y todo se había vuelto súbitamente blanco y el cuerpo les temblaba descontroladamente. Y había vacío, pero un vacío inquietantemente feliz.

La satisfacción de un orgasmo con la persona amada.

- ¿Me quieres?... – el pelinegro le preguntó con una sonrisa boba, queriendo simplemente que se lo diga de nuevo.

- ¡No lo diré de nuevo! ¡Además no soy gay!... – el rubio chilló avergonzado. Y Yoochun sonrió porque sí, este era el Junsu del que se había enamorado, y le gustaba a rabiar.

Y solo por dato común, sí; Yoochun calló a Junsu con un beso.

Y luego terminaron haciéndolo en la ducha, y por eso al amanecer Junsu estaba otra vez de berrinchudo y quejoso porque el cuerpo le dolía horrores –su esposo es enorme–, y por supuesto, le había dado más golpes a ése Yoochun que comienza a pensar seriamente en que es un masoquista. Mira que enamorarse de un berrinchudo adorable de cuerpo envidiable.

*****

- ¡Yunnie y yo vamos a casarnos *w*! – Jaejoong anunció la mar de contento. A un año del matrimonio de Junsu y Yoochun y esa feliz relación que florecía cada vez más.

- ¡Kyaa Felicidades hyung!... – el rubio se lanzó a brazos del pelioscuro (se ha teñido el cabello hace un par de meses y le va excelente)

- No es tan malo echarse la soga al cuello, hyung… - Yoochun le palmeó la espalda a Yunho.

El moreno suspiró antes de sonreír al ver a su prometido dando saltitos de contentura con Junsu. Bueno, un año de matado trabajo alternado entre la Universidad lo valía. Estaba estúpidamente enamorado de Jaejoong.

- ¿Quieres saber qué postura es mejor para una luna de miel de ensueño?... – ChangMin intervino preguntando aquello con total soltura.

- ¡Promiscuo!... – Junsu le acusó infantilmente.

- Siquiera sabes lo que es promiscuo… - pero claro está, el morocho sabía que no… - no es tan malo ser precoz a mi edad considerando lo inteligente que soy y la certeza que tengo de que mi novio jamás dejará de amarme, lo tengo coladito por mí…

- Dejaste la modestia en tu casa, ¿verdad?... – Yoochun se burló.

- ¡Y también la vergüenza, cochino pervertido¡… - Junsu volvió a acusar…

- Estás precioso rojo como farolillo a medianoche… - el pelinegro jaló a su esposo para plantarle tremendo beso sin importar que esa vez lo hacía solo porque sí y no porque tuviera que mandarle callar. Y el rubio correspondió enredando sus manos alrededor del cuello de su esposo.

- Y así me dicen de cosas a mí -__- los que van besándose en la calle como si nada…

- Hay una pequeña diferencia, Minnie; pero no te la voy a decir porque eres tan inteligente que la deduces al instante, ¿no?... – Hayami le abrazó sonriendo más que divertido por la cara entre aburrida, indiferente y molesta de su novio.

- Cállate y bésame, deduzco que es momento de mostrarles qué pareja es más pervertida aquí… - el morocho demandó. Y claro, su novio como buen seme consentidor que es, le besó. Apasionada y profundamente.

- Aigoo u///u no hay el mínimo respeto para los hyungs… - Jaejoong se dio la vuelta para no ver a sus críos besuqueándose con sus respectivas parejas.

- Vamos JaeBoo, es hora de ir a que te pruebes tu hanbok… - Yunho le distrajo y tomando su mano comenzaron a caminar hacia el lado contrario.

- ¡Kyaa, ratón frentudo! ¡No me andes besando en la calle! ¡Es vergonzoso! ¡Y no soy gay!

- Shh…

Y mientras el YooSu se besaba de nuevo a medio Parque.

- Vamos, no hay nadie en mi casa… - ChangMin arrastraba a Hayami a su hogar. Y la mirada en sus ojos oscuros no era precisamente tierna. Pero el japonés no se negó, le encantaba su novio así tal cual era.

- ¿Qué postura vamos a experimentar esta vez?... – Hayami cuestionó cual si estuvieran hablando del sabor de la pizza que pedirán para mirar una película.

- ¡Esa que se nos negó hace dos meses! ¡He practicado mi flexibilidad!... – No, por su salud mental, no vamos a decirles de qué exactamente iba hablando ChangMin, pero se le ve animado y a Hayami dispuesto a intentar nuevamente.

Con el HayaMin rumbo a la residencia Shim.

Jaejoong y Yunho entrelazan sus dedos y sonríen enamorados hasta la médula mientras el anillo de compromiso del pelioscuro brilla por un travieso rayo de sol que se cuela entre las copas de los árboles de aquel Parque que para siempre será el testigo de una peculiar amistad de seis chicos que encontraron el amor muy a su estilo.

Incluso por un matrimonio arreglado que solo un tonto se podría creer hoy en día.

*FIN*

Pero en serio fin xD ya ahora sí está terminado, no me pidan más (?) –huye-