Miniserial HayaMin Parte 3

~~HayaMin~~

PARTE 3

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A ChangMin le costó un poco reaccionar ante la clara insinuación de Hayami. Francamente, su cerebro se había trabado ante las palabras que salieron, para su gusto, con demasiada naturalidad de los húmedos labios del japonés.

¡Stop! Él no pensó que esos labios sean húmedos, ¡Ni mucho menos sexys!

- Malditas hormonas, entérense que andan haciendo estragos en mi cuerpo y mi cabeza… - gruñó mentalmente antes de conseguir que las neuronas en su cerebro hicieran las sinapsis adecuadas… - No hagas ése tipo de declaraciones, que esté esperando un hijo nuestro no significa que yo esté esperando establecer algún tipo de relación formal contigo… - aclaró. Solo por si era necesario.

No es que esté pensando tampoco que de pronto, casi de la noche a la mañana (traducido en términos reales de la situación, desde el momento en que Hayami accedió tan amablemente a mantener una vida sexual activa compartida) su amigo y padre de su bebé en desarrollo, esté románticamente interesado en él.

Eso es… imposible.

- Lo dicho, eres imposible… - el japonés se permitió suspirar con cierto atisbo de cansancio y resignación. Cuando ChangMin se ponía en plan no me da la gana escuchar las palabras no le entraban en su prestigiado cerebro ni a base de golpes. Y la verdad, él estaba cansado de los quebraderos de cabeza que se ha venido dando desde que el morocho le dio la gran noticia de que se convertirían en padres.

Bien que el asunto no responde a una relación formal. Y que si ChangMin está embarazado es porque de hecho, él así lo quiso; pero de todas maneras no es ningún maldito desgraciado que piense tirarse en el sofá a sobarse la panza y mirar tv mientras el umma de su hijo se parte el lomo para subsistir. Ok, había un poco de exageración en todo esto, que solvencia económica el morocho tiene. Pero… ¡Bueno, quiere formar parte del dichoso embarazo y ya!

Si las relaciones sentimentales solían ser complicadas.

Cuando ésta tenía por remitente a ChangMin, se aumentaba a la millonésima potencia.

- No es que sea imposible, es que no quiero que se confundan las cosas entre nosotros, hemos sido muy buenos amigos desde hace mucho tiempo, solo trato de evitar que lo arruines todo pasando la línea… - el morocho volvió a aclarar, empleando entonces un tono más arisco del que pretendía. E insiste, es culpa de las hormonas que ya revolucionan su cuerpo y alteran sus pensamientos.

- Como tú quieras… - y fue así como aquella charla se dio por finalizada cuando el japonés dio media vuelta y salió del departamento del morocho.

¿Era su imaginación o algo muy extraño acababa de pasar ahí?

ChangMin jura que es la primera vez en toda su vida que ve a Hayami… ¿Molesto?

- No es mi culpa… - gruñó para sí. Suspirando pesadamente apenas al segundo, por alguna razón, algo en su pecho se agitaba de sobremanera con una angustiante sensación que le inspiraba unas ganas enormes de llorar… - malditos hormonas… - volvió a mascullar ahogando al instante un sollozo.

……………………………

- Yoochun ah, por cuánto tiempo más vas a insistir con el tema, hace como mil años que pasó… - el rubio se quejó esa tarde cuando el pelinegro volvió a sacar el tema a colación.

Y oh sí. Era acerca de los amigos con derecho a roce de su pasado.

- Cuando me respondas sinceramente… - el pelinegro bufó por lo bajo, chasqueó la lengua y cruzó los brazos conteniendo de aquel modo las ganas de comenzar a tirar todo lo puesto sobre la mesa, incluido aquel bonito ramillete de rosas pintadas de un curioso color violeta que le habían llegado anónimamente a SU novio.

- Ya te dije que no tengo idea de quién las ha enviado, y como yo, has visto que la tarjetita con que venían no trae nombre… - el rubio suspiró comenzando a cansarse de la discusión, pero claro, reticente a abordar el tema con absoluta franqueza. Que aunque haya sido en el pasado, segurito su novio querría saldar cuentas con cualquier amiguito suyo de aquel tipo.

- Pero si un emotivo “Por los viejos tiempos”… - el pelinegro volvió a gruñir, esa vez más sonoramente, perdiendo muy pero muy rápido la poca paciencia que le quedaba cuando está al borde del colapso nervioso y su instinto asesino motivado por los celos le hace arder el estómago y tensa su cuerpo.

- Tal vez y hasta se equivocaron de domicilio. Haces drama como si de hecho te estuviera poniendo el cuerno… - el rubio hizo un mohín de absoluto disgusto.

- Sé que eres incapaz de ponerme el cuerno… - el pelinegro admitió con cierto egocentrismo… - pero definitivamente alguno de tus antiguos amiguitos encontró oportuno hacerse presente… - siseó mirando despectivamente al inocente ramillete de rosas que descansa al centro de la mesa en la que se había pretendido una comida normal antes de que el timbre sonara y todo se fuera por el caño.

- Yoochun ah…

- ¡Suéltalo ya! Siempre hemos dicho que no nos guardaríamos nada que pudiera poner en riesgo nuestra relación, ¿no?

- Sí, pero…

- Pues este es el momento para que hables, ¿Cuántos y quiénes fueron esos amiguitos tuyos?... – y para variar, gruñó, evidentemente urgido por una respuesta y con los celos carcomiéndole las entrañas y el cerebro.

Junsu suspiró, miró directamente a Yoochun, y volvió a suspirar. Le conocía, no iba a quedarse tranquilo hasta que lo supiera.

- Antes que nada, que te quede claro que fue cuando era un adolescente curioso lleno de revueltas hormonas… - el rubio dijo intentando que la voz no le temblara de nervios. Era incómodo hablar del tema, sobre todo si era pasado y no le significaba nada realmente importante ahora. Excepto el temor de que en serio su novio celoso fuera a tomar algún tipo de cuenta con los susodichos… carraspeó y miró de nuevo al pelinegro, que serio y atento esperaba porque terminara de hablar, y dicho sea de paso terminara con su angustia… - ¡No! ¡No quiero decirte!... – el rubio se levantó de sopetón y caminó a la estancia con las mejillas ruborizadas…

- Junsu… - el pelinegro le llamó en señal de advertencia yendo tras de él… - tengo que saberlo…

- ¿Para qué? Si fue hace años… - el rubio pucheó, inconscientemente, solo como mecanismo de defensa ante los celos de su novio que solo su interminable ternura solía destensar…

- Pues… pues… ¡Solo quiero saber, Junsu! ¡Quiero saber quién fue el desagraciado que profanó tus labios antes que yo! ¡O el imbécil que tomó tu mano, o rodeó tu cintura o te habló al oído! ¡Quiero saber quién fue el idiota que firmó su sentencia de muerte por correrte mano antes de mí!... – bramó histérico. Sí, Yoochun estaba francamente histérico.

Y Junsu siguió pucheando, mirándole con ojitos de cachorro abandonado, abrazándole cariñosamente y ocultando su ruborizado rostro en la curvatura que une cuello y hombro de su novio, negando ahí toda posibilidad de que confesión alguna salga de sus labios.

- Junsu… - el pelinegro volvió a llamarle con voz ronca, claramente molesta, demandante…

- Es que no importa nada de eso. No sabes cuántas veces me he arrepentido de haber tenido mi primer beso con alguien que no fuiste tú, o las noches que me culpé a mí mismo por haber tenido cualquier roce con alguien que no fueras tú. No quiero acordarme, y no quiero que te pongas celoso por esas cosas que no son más importantes que tú ahora. Quizá tuve amigos de esos, pero eres el único chico del que me he enamorado, al que amo. Todo lo demás, era solo curiosidad… sé que tú también tuviste tus curiosidades antes de mí, y no te voy preguntando Chunnie… - susurró por último, elevando un poco el rostro, lo suficiente para que sus labios topasen con la cálida piel de una de las mejillas de su novio… - vamos a olvidarlo, ¿sí?... – suspiró mimoso, repartiendo más besos por aquí y por allá en el rostro del pelinegro, sintiéndole estremecerse y abrazarle posesivamente por la cintura, pegándole a su cuerpo…

- Soy celoso hasta del aire que respiras, Junsu ah. Pero por esta vez, lo olvidaré… - soltó con voz ronca, cautelosamente seria, seductora. En tanto, sus labios se habían rozado una y otra vez contra los de su novio… - en cuanto ese maldito ramillete de rosas esté en la basura…

- )3( pero qué culpa tienen, además son lindas *u*

- Junsu…

……………………………

Estaba de nuevo ahí, en el departamento de Hayami, no muy convencido de por qué había terminado esa vez acompañándole. Oh sí, le invitó a comer. ¡Y el maldito cocina delicioso!

- ¿Para cuándo es la primera eco?

- ¿Eh?... – el morocho le miró un poco sorprendido, terminando de masticar su bocado antes de dignarse en responder, que por la mirada del japonés supo que no le preguntaría de nuevo porque sabe que de hecho, le ha escuchado perfectamente… - el próximo viernes a las 9…

- Iré contigo…

- Ya te he dicho que no…

- No te estoy preguntando, soy el padre de ese pequeño, tengo derecho a ir… - el japonés le interrumpió…

- ¬¬ ahora es cuando me pregunto por qué se me ocurrió elegirte como el padre, eres molesto…

- Me escogiste porque sabes que soy un gran espécimen, ¿no? Y porque sabías que no cualquiera iba a aceptar donarte su esperma con ese tacto tan sutil que tienes para pedir las cosas… - el japonés sonrió de medio lado, divertido con la cara de limón agrio que el morocho estaba poniendo…

- Deja el sarcasmo para los inteligentes y diestros como yo… - el menor gruñó, masticando fuerte y molesto…

- Deja de estar poniendo peros cuando intento simplemente acompañarte; además, no fuiste tú quien dijo: “todavía creo que la participación activa del padre durante el proceso de gestación es importante, vital para un óptimo desarrollo gestacional”… - citó, textualmente, al menor en aquella reunión con sus amigos el día mismo que le informó que finalmente había logrado su objetivo…

- Maldito… - el menor masculló en contra de la buenísima memoria del mayor.

- Lo que me recuerda, si en aquél entonces tenías como un mes, y era más o menos el tiempo que llevábamos manteniendo relaciones, ¿Te embaracé básicamente a la primera?... – el japonés sonrió pícaro, divertido, entretenido con el sonrojo intenso que se apoderó de las mejillas del morocho, que terminaba de devorar un pedazo de carne sumamente irritado… - ¿No lo extrañas?

- ¡Ni un poco!... – espetó sabiendo perfectamente a lo que se refería. Su cuerpo, por otra parte, parecía disconforme con su respuesta.

- Que lástima, porque yo sí… - el japonés dijo con soltura, sonriendo ligeramente divertido, pero todavía un poco decepcionado. Aunque claro, conociendo como conoce al morocho, no esperaba que le saltara a los brazos a la primera, la coraza de su personalidad es así, y es casi impenetrable.

Pero él tiene una ventaja.

ChangMin le buscó desde un principio para pedirle fuera el padre del hijo deseado.

Y algo así, no se pide a cualquiera, sino a alguien con quien compartes un lazo especial.

Por su parte, ChangMin se quedó tildado unos instantes antes de lograr que su cerebro trabajara de nuevo. Odiaba que Hayami le dijera todo ese tipo de cosas como si nada, como si fueran las cosas más naturales del mundo. Sí, y las odiaba porque tenían cierto efecto en él.

……………………………

Ya estando en la consulta, la Dra. que les explicaba la ecografía sonrió divertidísima ante la ocurrencia del padre cuando dijo expresamente que sus hijos serían

- Es un frijolito…

- o.O te dije que no te fueras a fumar algo antes de venir Hayami…

- No me fumé nada, además si lo miras bien, parece un frijolito, seguro es niño… - dijo con aire emocionado. La verdad es que sí le provocaba una desbordante alegría estar ahí, mirar entre los bocetos a blanco y negro en el monitor lo que podría denominar el primer video de la vida de su hijo…

- y si es niña frijolita no ¬.¬

- ¡Dah! Obvio que no, si es niña será galletita… - el japonés sonrió ampliamente, todavía embelesado en el monitor, escuchando esos latidos tan hermosos que lo hacen sentir todavía más feliz.

- o.o ok ya, qué mosco te picó Hayami…

- ¿Eh?

- Galletita…

- Ah… sí, de esas galletas chinas de la suerte, ¿a poco no parece una?... – sobra decir que a ChangMin le iba a dar un tic en el ojo por la cantidad de cosas estúpidas que su nov… que Hayami estaba diciendo… - pero seguro es niño…

 - Creo que será niña…

- Niño…

- Niña ¬¬

- Bueno, me parece que ahora es momento de continuar con la consulta… - la Dra. interrumpió amablemente la discusión de padres primerizos tan curiosos.

- Será niña porque yo lo digo ewé… - y naturalmente, ChangMin se trepó en su macho y no era precisamente en su seme… - lo repetiré a ver si se quedan quietas, malditas hormonas, ¡No tengo deseo alguno de acostarme con Hayami! – Sí, Shim ChangMin comenzaba a sufrir demasiado de los cambios hormonales y el calor infernal que le daba, sobre todo por las noches cuando dormía solo en su departamento.

……………………………

- Tal vez debas mudarte con Hayami… - Jaejoong le sugirió dos días después mientras se encontraban de compras. Ahí donde por cierto, el mismo pelioscuro arrastrara al menor…

- ¿Y eso como por qué?

- Porque es el padre de tu hijo…

- ¿Y o.O?

- Lo normal es que umma y appa vivan juntos *w*

- Jaejoong hyunh, procura dejar tus pensamientos elitistas de familia normal en casa cuando me arrastres de compras contigo… - bufó de mala gana…

- Pero que bebé tan maleducado he criado… - el pelioscuro se llevó las manos al pecho en un fingido arrebato de tristeza…

- Sí, el peor del mundo que le tiene cero respeto a su umma…

- Creo que no has tenido nada de nada con Hayami en semanas, ¿verdad?... – Jaejoong sonrió divertido…

- ¿Qué?... – advirtiendo haber dado en el clavo cuando el morocho gritó alteradísimo por una preguntita tan inocente.

- Tsk, el sexo durante el embarazo es importante, ayuda a mantener las hormonas a raya y alivia otras tensiones…

- ¡Jaejoong por dios! ¡Cállate!... – un sonrojadísimo y enfurruñado ChangMin se perdió en una de las tiendas por la acera… sin saber que justo acababa de entrar en una sexshop que hizo reír a Jaejoong cuando apenas 30 segundos después el morocho salió estiladito maldiciendo por lo bajo y todavía más sonrojado que antes.

- ¡Malditas hormonas!

……………………………

- Yunho hyung… - el japonés se hizo a un lado permitiendo el acceso a su departamento al moreno…

- Tenemos que hablar… - dijo este con seriedad…

- Claro, de lo que gustes…

- Quiero que te cases con ChangMin…

Continuará……