Me puse a desenpolvar drabbles de estos meses xD porque los subo a fb pero me olvido de ponerlos acá. Y bueh, mis drabbles nunca parecen porque suelen quedar bastante más extensos que uno, pero yo no los llego a considerar oneshots porque me parecen demasiado cortos xDD
En fin, algunos ya los habrán leído, puede que haya alguno que no ;D
Título:
RESACA
Autora:
Felina
Pareja:
YooSu
Género:
Romance
--//--
Había algo que le incomodaba en su adorado
momento de siesta, y era el hecho de que le comenzaba a doler la cabeza; además
alguien ha abierto las cortinas dejando entrar la luz. ¡La luz!
- Yoochun
ah…
Alguien le llamó, pero él gruñó por toda
respuesta, enredándose más en las mantas renegando de quien quiera que le esté
molestando a tan temprana hora.
- Yoochun
ah, es tarde. Sé que estás despertando así que escucha… - Esa voz suave se
le hacía bastante familiar al pelinegro, pero todavía era más su deseo de estar
acurrucado en la blanda cama; el bendito dolor de cabeza iba en aumento… - Te dejo esto aquí, hay desayuno en el micro
para que calientes cuando tengas hambre. Tengo que irme al trabajo ya.
El pelinegro seguía gruñendo a modo de
respuestas, espabilando apenas un poco cuando le llegó al olfato el aroma de
café recién preparado. La cabeza de cabellos enmarañados asomó de entre las
mantas, y una risita le llegó a los oídos con frescura.
- ¿Junsu?
- Sí. Me voy, Chun. Hasta luego~
La risueña voz del castaño apenas consiguió
atravesar la poderosa barrera de somnolencia que abrumaba los sentidos del
pelinegro. Además, la resaca no le cooperaba. Cuando escuchó la puerta
cerrarse, Yoochun finalmente consiguió sentarse en la cama y deshacerse de las
lagañas en sus ojos, se pasó las manos por el cabello gruñendo al sentirlo todo
enmarañado.
- Así no me veo atractivo, seguro… -
Parloteó y frunció el ceño al detectar el sabor tan desagradable que tenía en
la boca.
Apresuró entonces la taza de café en sus
labios, tomando algunos sorbos y sintiendo que poco a poco espabila del todo el
sueño. Aunque aún le dolía la cabeza. Fue cuando notó en la charola que Junsu
dejara en la mesita de noche, esas pastillas que ayudarían con su resaca.
- ¿Por qué estaba Junsu aquí? – Se cuestionó
entonces.
Y fue cuando varias cosas comenzaron a
hacer clic en su cabeza. Esta no es su cama, aunque siente que ha descansado
como si lo fuera; el pelinegro paseó la vista por la habitación, los muros
blancos, los instrumentos musicales al frente ocupando buena parte del espacio,
ningún mueble lleno de sus mangas y libros favoritos. Definitivamente, esta no
es su habitación. Él no está en su casa como pensaba. Sino en casa de Junsu.
- ¿Qué demonios hago aquí?
La pregunta era lógica, el hecho de que su
cerebro hiciera cortocircuito cada que intentaba recordar lo que pasó la noche
anterior y que la cabeza todavía se sintiera a punto de explotarle, la
respuesta correspondiente.
- Vine a fastidiarle estando ebrio,
¡mierda! – Se golpeó la frente y dejando la taza de café en la charola se dejó
caer en la cama… - Espero no haber hecho alguna estupidez.
Suspiró, luego tomó una respiración
profunda y se dio cuenta de lo mal que olía él, y la cama de su amigo.
- No habré vomitado, ¿cierto? – Se puso de
pie y miró desconfiadamente todo alrededor. No, no había señales de que hubiese
llegado a ese extremo, al menos no en su habitación… - Debo ducharme y… volver
a casa… - Murmuró por último, cayendo en cuenta de ese cambio de ropa limpio
que estaba acomodado en una silla, ropa suya… - Junsu fue a mi departamento por
ropa mía… - Una sonrisa asomó en sus labios… - Eres grandioso, baby.
Sintió sus mejillas tibiarse de pronto. Hacía
mucho tiempo que no empleaba el mote para referirse a su amigo. Y de un tiempo
para acá, pensar en Junsu le jugaba malas pasadas, como si él le gustara.
Yoochun se tensó ante su propio
pensamiento. Agitó la cabeza de un lado a otro tratando de espabilar aquello de
su cabeza. Luego pensó que por ahora lo mejor era tomar la ducha y cambiarse,
apesta. Cuando volvió de la ducha y vio la cama desecha, quiso ser por lo menos
agradecido y decidió mudar las mantas por unas limpias –seguro el castaño no se
molesta por ir y tomar sus cosas como si estuviera en su casa–; pero cuando
estaba retirando la muda sucia, vio algo que lo dejó estupefacto.
Sangre. En las sábanas había sangre. Yoochun
lo comprobó porque definitivamente vino tinto no era, y no había tampoco modo
de que las manchas hubiesen llegado
justamente ahí. De cualquier forma, el pelinegro las retiró y llevó a la
lavadora, captando entonces otro aroma que, bueno, un hombre como él, conocía
bien.
- ¡No puede ser! – Metió las sábanas en la
lavadora y la dejó funcionando, luego corrió de vuelta a la habitación en busca
de su móvil. Cuando lo encontró, antes de poder hacer la llamada que tenía en
mente, él recibió una… - ¡Jaejoong, justo a ti iba a marcarte!
- Pero
calma, no grites como histérico. ¿Para qué ibas a marcarme?
- Jaejoong, creo… creo que… creo que me
acosté con Junsu.
- Oh
bueno, sí; él acaba de llamarme para decírmelo y pedirme que te llamara para
asegurarse de que estuvieras bien y te hubieses levantado ya de la cama. Dijo que
cuando salió hace un par de horas tú aún no conseguías abrir los ojos ni dejar
de gruñir.
- ¡Te dijo que me acosté con él!
- Sí,
y con lo mal que huele un ebrio, lo compadezco. Por suerte no roncas tanto,
creo. Pero bueno, él te conoce, sabe que te pones todo delicadito y no admites
dormir en el sofá, el pobre quiso dejarte en su cama pero tú le atrapaste con
tu pesado y maloliente cuerpo de ebrio.
- Jaejoong, ¿estás hablando de que Junsu te
dijo que dormimos juntos? ¿Dormir, dormir?
- Pues
claro, qué más.
- ¡Te estoy hablando del otro “acostarse”! ¡Tuve sexo con Junsu!
-
¡Madre mía! ¡Cómo pasó! ¿Desde cuándo Junsu y tú…?
- ¡Junsu y yo nada! ¡Y no puedo recordar
con claridad! Jaejoong, qué voy a hacer, cómo voy a mirarle a la cara ahora.
- Espera,
espera. Si no recuerdas, cómo sabes que ustedes… lo hicieron.
- Se me ocurrió ser agradecido y decidí
cambiar las mantas, apestaban. Había sangre y… semen, en las sábanas. ¿Qué más
prueba que esa, Jae?
- ¿Y
qué piensas hacer? No creo que Junsu tenga la memoria como tú, seguramente lo
recuerda bien.
- ¿Él no te dijo nada?
-
Solamente todo lo que te dije antes. Pero ahora entiendo por qué no quiso
llamarte personalmente, se escuchaba avergonzado.
- ¿Qué voy a hacer?
- Sinceramente
Yoochun, ¿Junsu no te gusta? No me puedo creer que hayas ido a tener sexo con
él y ya. No eres así.
El pelinegro gruñó inconscientemente, se
despidió con un simple saludo y colgó. Ahora sí que tenía que drenarse el
cerebro.
~~*~~
Cuando Junsu volvió a su casa por la noche,
estaba seguro de que nunca volvería a sentirse en su propia casa tranquilo. Los
recuerdos de lo pasado con Yoochun la noche anterior le perseguirían siempre.
- Babo… - Suspiró al tiempo que entraba en
su casa. Chillando de impresión y botando su bolso al piso cuando vio al
pelinegro sentado en la estancia mirando tv… - Yoochun…
- Buenas noches, Junsu ah… - Le recibió con
una sonrisa suave. A decir verdad, al pelinegro le estaba por dar taquicardia
de nervios.
- Qué… qué haces aquí…
- Esperándote…
- ¿Para qué?
Yoochun carraspeó y se acercó al castaño,
notándole dar un paso atrás rehuyendo su mirada con las mejillas a tope de
carmín. El pelinegro levantó el bolso del castaño y lo llevó a la habitación,
sabiendo que el menor terminaría siguiéndole.
- ¿Fui grosero anoche?
- N-no… - El castaño titubeó, descubriendo
su cama hecha con una muda limpia… - Yoochun…
- ¿Te obligué?
- Eh…
- Junsu ah, dime la verdad porque por más
que intento recordar, las cosas están borrosas aquí… - Dijo señalando su cabeza…
- Sé que estaba ahogado en licor, que vine a tu casa entrada la madrugada y…
bueno… sé que nosotros… nosotros.
- No pasa nada. Ha sido cosa de los dos, no
me obligaste, y por tanto no tienes que preocuparte por eso. Puedes irte
Yoochun ah, no es como si me tratara de una chica de quien tienes que tomar
cierta responsabilidad.
- Junsu…
- Hubiera preferido que no recordaras nada…
- No lo recordé hasta que vi las sábanas.
El pelinegro quiso preguntarle si estaba
bien, si le había lastimado o si había sido amable con él. Pero al ver la
mirada evasiva del menor, supo que el castaño no quería ese tipo de
preocupaciones.
- Por favor Yoochun, vete.
- ¿Por qué no te negaste, Junsu? – El mayor
preguntó. La mirada sorprendida del menor cayó sobre él, le vio sonrojarse y
tartamudear con el rostro colorado.
Un flashazo le golpeó la memoria al
pelinegro.
… Los
besos sabían exquisitos, la boca suave que probaban sus labios era adictiva, y
a él le producía un centenar de sensaciones que agradaban a su cuerpo, y a su
corazón. Yoochun le escuchó suspirar cuando descendió con sus insensatos labios
por el cuello, le escuchó susurrar su nombre y jadear quedito cuando atacaba
otro punto sensible. Él sabe que está con Junsu, que es el castaño quien le ha
atormentado los sentidos haciéndole caer en este vórtice de sensaciones y
emociones que le impiden pensar en algo más que no sea descubrirle.
-
Junsu ah, ¿te gusta?
- Sí.
Yoochun ah, me gusta. Me gusta todo lo que venga de ti.
- ¿Te
gusto yo? – En medio de su borrachera, el pelinegro alcanzó a ver la cara
sonrojada del menor cuando le preguntó aquello. Le vio morderse los labios y
asentir… - También me gustas, Junsu.
-
Mañana no lo recordarás, Chunnie… - El menor llevó una mano a la mejilla del
pelinegro… - Pero ahora es suficiente para mí. Por favor, no te detengas…
El pelinegro abrió los ojos de par en par
ante la revelación onírica. Se le sonrosaron las mejillas y la garganta se le
secó. Había demás un ritmo acelerado en su corazón, y en el estómago sentía
esas mariposas que no habían acudido
a él desde la adolescencia. Todas las otras atracciones
que sintió hasta el momento eran pasajeras, y él lo supo incluso antes de saber
que podía enamorarse con todo el corazón.
Pero con Junsu, por qué sentía todo esto
ahora.
- Yoochun ah, por favor vete… - Suplicó
acongojado. Anoche solo había querido sentirse amado, importante y especial al
menos durante esas horas en que el pelinegro le hizo el amor. Ahora, solo
quería hacer de cuenta que había sido un sueño.
- No… - El pelinegro avanzó hacia el
castaño sin despegarle la mirada… - No te negaste porque te gusto, porque
sientes algo por mí.
- ¡Y qué más da! ¡Tú no eres gay, solo
estabas demasiado tomado para tener conciencia de lo que hacías! Básicamente fui
yo quien se aprovechó de ti, de tu borrachera.
- ¿Me sedujiste?... – El castaño asintió,
tragando hondo y negándose en llorar de impotencia… - Junsu ah, estaba consciente
de que estaba contigo. Estaba ebrio sí, pero todavía tenía suficiente cordura
para reconocer la persona con la que estaba. Y lo que estábamos haciendo. Sé que
la gente puede pensar que soy una especie de Casanova que va y tiene sexo con
cualquiera. Pero tú sabes que no soy así, Junsu.
- ¿Te gusto? ¿Vas a decirme que me quieres,
que estás enamorado de mí? – El menor le miró con sus pupilas lacrimosas.
- Sí…
- No juegues conmigo, Yoochun… - Sollozó.
- No juego. Te lo digo de verdad. Sé que
soy pésimo diciéndolo, que hice todo al revés, que no hay nada romántico en
esto. Te falté al respeto viniendo a ti en tan deplorable estado. Pero incluso
recuerdo por qué bebí hasta ese punto. Estabas ahí Junsu, en mi cabeza
haciéndome sentir extraño, rondando con tus sonrisas, con tus caritas tiernas,
con tus mejillas rosadas, con tus miradas brillantes, con tu risa única, con tu
baile, con tu canto. Estabas ahí haciendo estragos en mi mente, Junsu. Y yo me
aterré, porque no es así como los amigos se piensan, porque imaginaba tomándote
la mano, entrelazando nuestros dedos, acariciándote las mejillas y besando tus
labios.
El pelinegro terminó murmurando, la voz
varonil decidida con que comenzara a hablar se había ido adelgazando hasta ese
susurro avergonzado que hizo galopar a prisa el corazón del castaño.
- ¿Te embriagaste porque no puedes concebir
la idea de que yo te guste?
- Sí, y no… - El mayor suspiró… - Tengo
miedo de lo que siento por ti, pero no es que se trate de algo malo. Tomé porque
era más fácil que decírtelo, o platicarlo con Jaejoong o con quien fuera. No soy
gay, Junsu… - El menor apartó la mirada con expresión decepcionada… - No lo soy
porque no me gustan los chicos. Pero me gustas tú, pones mi mundo de cabeza.
- Suena bien poner tu mundo de cabeza… - El
castaño volvió la mirada, con una suave sonrisa en los labios y las mejillas
tan arreboladas de carmesí que apetecían a sus labios… - ¿Te arriesgarás a
estar conmigo, Chun?
Arriesgarse. Esa era una forma diferente de
poner las cartas sobre la mesa. Pero Park entendió el punto del castaño.
- Sí. Quiero arriesgarme a estar contigo,
Junsu.
La sonrisa del menor se extendió un poco
más. Le miró y se acercó hasta quedar casi pegados. Como tienen casi la misma
altura, no era tan difícil buscar un beso, titubeó al principio, pero cuando el
mayor cooperó ayudándole a reducir totalmente la distancia, fundieron sus
labios en un acompasado y tierno beso.
Yoochun atajó la cintura de Junsu, y le
sintió respingar cuando intentó apretarle contra su cuerpo. Luego recordó la
sangre en las sábanas y le volvió la culpa.
- Te lastimé… - Susurró con aire
arrepentido, topando su frente con la de su novio mientras le acaricia suave e
inocentemente el trasero.
- N-no, claro que no… - Balbuceó
avergonzadísimo de que le estuviese acariciando así. En pleno uso de sus
facultades, sin estados de embriagues ni nada.
- Sé que sí. La sangre no miente.
- Es normal… no teníamos lubricante ni nada
de eso para que… bueno. No ha dolido tanto… - Parloteó notando sus mejillas
encendidas de vergüenza.
- Prometo tratarte con mucho más cariño la
próxima vez. Cuando te hayas recuperado… - Park le besó numerables veces el
rostro, adorando ese balbucear tímido del menor.
Esta historia, solo había tenido un
comienzo diferente. Pero se sentía como la más hermosa de todas las que pudiera
contar en su vida.
FIN
~~*~~
YooSu
Drabble
Y estás ahí, sonriente como siempre, con el
corazón danzando emocionado contra tu pecho y los nervios corriendo libres por
tu cuerpo. Te sudan las manos y te relames constantemente los labios cada que
sientes la boca seca y el tic tac de tu reloj de muñeca te tortura los oídos.
Sabías que no tendrías que haber llegado tan temprano, pero por más que
retrasaste tu momento de salir de casa has conseguido llegar casi media hora
antes de la “cita”. Una risita avergonzada escapa de tu garganta y te empeñas
en “matar el tiempo” acomodándote el cabello o tarareando alguna canción.
Tendrás tu cita.
La primera y esperas no la última. Llevas
demasiado enamorado hasta la médula de él como para echar a perder la
oportunidad que se te ha presentado casi involuntariamente. Oh sí, ahora es que
recuerdas la razón por la que has de encontrarte con él en unos minutos en éste
parque. Jaejoong prácticamente lo ha obligado.
- Junsu necesita aprender a tocar piano de
inmediato, y tú eres un experto Yoochun ah, así que como buen amigo que eres,
vas a enseñarle… - El mayor de todos había soltado aquello con tal simpleza y a
la vez decisión, que el peliazabache no había tenido necesidad de refutar
porque, conociendo a su amigo, llevaría las de perder.
Y ahora era que te replanteas la
posibilidad de que el peliazabache de hecho no llegue. Después de todo no había
sido su idea que tuviesen aquellas “clases privadas”. La burbuja que se había
formado alrededor tuyo se desvaneció en un segundo, y todos los nervios y la
emoción que traías contigo se esfumaron a alguna parte dejándote con una
incómoda sensación de incertidumbre en la boca del estómago.
Tic tac, tic tac. Seguía martillando el
reloj. Segundo a segundo la hora se acercaba y para ti la tortura acrecentaba.
Suspiraste y te colocaste los lentes oscuros tan solo para evitar que se notara
algo en tu mirada si es que alguien llegaba a percatarse de tu presencia en
aquel Parque a media tarde y un agradable clima de verano.
- Hola, Junsu ah… - Escuchas su voz y tu
corazón decide por cuenta propia bombear a mil por hora. Levantas la mirada y
giras el rostro a la derecha.
Ahí está él. Yoochun te saluda con un
simple movimiento de mano y se sienta a tu lado. Maldices interiormente el
temblor de tus manos y el calor en tus mejillas. Se le ve tan guapo con
aquellos jeans desgastados, una playera blanca y la chaqueta oscura; no quieres
imaginar cómo lucirá con traje o una vestimenta mucho más formal. Todo y que
llevas más de dos años colado por el muchacho, nunca te has animado en ser más
que el amigo de su amigo, y un conocido para él. Aunque a veces cuando charlan
tengas la impresión de que parecen amigos de toda la vida.
- ¿Estás listo?
- ¿E-eh? ¡Sí!... Sí… - Bajas el tono de tu
voz y te riñes mentalmente por comportarte así. Si tan solo no estuvieras
enamorado. Oh pero claro, que ese es el asunto de todo esto. El gran plan de
Jaejoong hyung.
“- Decláratele cantando una canción
mientras él toca el piano. Será romántico e inolvidable para los dos… “
Ciertamente la idea del mayor era buena,
pero demasiado idealista para tu gusto. Dudabas siquiera tener el valor de
sostenerle la mirada sin que tu rostro se coloree profusamente. Sus ojos son
tan penetrantes, tan intensa su mirada. No, definitivamente aquello no
sucederá.
- Junsu ah…
- ¿Sí?
- Para estar listo, que sigas sentado
perdido en tu cabecita no ayuda… - Él se toma la libertad de reír por tu
torpeza, y tú atinas a sonrojarte y balbucear incoherencias… - Eres lindo, me
gusta eso de ti. Entre otras cosas, Junsu ah.
Y son esas palabras las que hacen que el
corazón te salte contra el pecho y amenace con salírsete por la garganta.
Desconoces el grado de sonrojo que ha cubierto tu rostro pero intuyes que es
intenso y te avergüenzas otro poco. Te levantas y vacilas entre decir algo o
simplemente echar a andar. Yoochun se ríe otro poco y antes de comenzar a
caminar, te toma la mano y la sujeta con firmeza, tira de ti y le sigues como
autómata, con tu bendito corazón alocado en tu pecho.
- Eres tan callado ahora, que te desconozco…
- Le escuchas decir, y tú quisieras responderle algo pero las palabras se te
atoran en la garganta. Quieres culparlo y hacerle notar que es su presencia, el
calor de su mano cobijando la tuya y el aroma de su perfume lo que te pone todo
bobo y lento para reaccionar… - Pero me sigue gustando cada cosa que descubro
de ti, Junsu ah.
Llega a la esquina y dobla sin prestar
atención a las miradas curiosas de la gente que les mira pasar tomados de la
mano. Dos hombres con tal confianza se convierte con facilidad en la comidilla
de la gente. Pero no importa, al menos a él parece no hacerlo según notas. Un
par de calles más tarde finalmente llegan a su destino, una modesta escuela de
piano en donde él da clases dos veces por semana, donde tú te presentas ahora
como su alumno. Les recibe una señora de mediana edad que le entrega un juego
de llaves el peliazabache –quien por cierto no te ha soltado la mano–
encargándole con amabilidad cerrar la ventana del estudio cuando termine su
clase. Le escuchas agradecer y luego simplemente te lleva escaleras arriba,
donde un pasillo de encerado piso claro moteado de un tono ligeramente más
oscuro les recibe. Él camina casi hasta el fondo, suelta tu mano y abre la puerta; entran finalmente al lugar,
un piano transparente perfectamente alineado al centro, unas cuantas sillas y
una consola musical antigua es todo cuanto hay dentro.
- Junsu ah…
- ¿Mh? – Preguntas medio perdido en el
piano, tan sutil, deslizas tus dedos por la cubierta con suavidad, absorto en
tus pensamientos, en la cantidad de veces que sus dedos han tocado melodías
allí. Composiciones suyas quizá.
- Mírame… - Es solo cuando te lo pide que
te percatas de tu estado ausente. Sus ojos negros como la noche te tragan
entonces sin remordimientos, se te acelera por enésima vez el corazón y tus
mejillas arden. Se acerca lentamente a ti, tanto que escasos centímetros salvan
la distancia entre sus cuerpos… - Me gustas, Junsu ah.
- ¿Eh? – La sorpresa te asalta y casi
quisieras pellizcarte el brazo para corroborar que no estás soñando. O tal vez
simplemente has escuchado mal.
- Estoy enamorado de ti. Es lo que
realmente quiero decir.
- ¿Enam…Enamorado? ¿De mí? – Él asiente y
notas entonces sus mejillas ruborizarse, pero su mirada no se aparta de la
tuya, como si pretendiera decirte que habla en serio. Y aprecias su gesto,
porque de otro modo tú pensarías que solo juega o que esto es un simple sueño…
- Yo… Yoochun ah, tú me… - Resoplas frustrado porque las palabras no te salen y
él sonríe quedito acercándose del todo y dándote un abrazo cariñoso.
Sus manos caen sobre tu espalda y sientes
su cuerpo pegado al tuyo. Su aroma te embriaga de nuevo y atinas apenas a
devolver el gesto con suavidad.
- Eres demasiado lindo, Junsu ah. Te quiero
tanto, que creo que el corazón se me saldrá del pecho… - Susurra en tu oído y
tú juras que el calor en tu rostro debe ser algo así como dañino para la salud
porque te arde infinitamente. Pero al mismo tiempo se siente tan bien… - Junsu
ah, ¿puedo besarte?
Y colapsas. Tu cerebro se traba ante
aquella pregunta. No sabes si ese “sí” que retumba en tu cabeza ha salido de tu
boca, pero cuando sientes el movimiento de su rostro escapando del refugio que
había encontrado contra la curvatura de tu cuello para encontrarse con el tuyo,
y su aliento se mezcla con las exhalaciones de tus labios, sabes que él ha
comprendido la correspondencia de su declaración.
Te sonríe apenas un poco, y sabes que está
tan nervioso y avergonzado como tú, aunque su templanza sea más fuerte que la
tuya. Le devuelves la sonrisa y sientes que entrelaza sus dedos con los tuyos,
se inclina del todo y finalmente sucede. Te besa. Posa sus labios contra los
tuyos y te hace suspirar de puritita emoción. Mueve lentamente su boca y tú
haces lo posible por seguirle el ritmo, nunca habías besado antes, él es el
primero y sabes que será el único. De pronto su lengua te roza los labios, una
y otra vez haciéndote sonrojar más a ser posible, los entreabres dándole
permiso de entrar en tu boca y se dedica a explorarte, haciendo tú lo propio
con la suya, dejando que sus lenguas se encuentren y resbalen sinuosa y casi
penosamente la una con la otra. Se separa un tiempo después, dándote ligeros
besos como si realmente no quisiera romper el momento.
- Lo sabes, ¿verdad? – Él te pregunta y tú
levantas la mirada francamente sin comprender… - A partir de ahora te besaré
cada que pueda, y protegeré este sentimiento con todas mis fuerzas. Porque
quiero que estemos juntos para siempre, como una melodía clásica, de esas que
nunca mueren con el pasar del tiempo, Junsu ah.
Su declaración te conmueve y tú atinas a
abrazarle con renovado ímpetu, fusionando tus labios con los suyos siendo
entonces tú quien toma la iniciativa. Luego de algunos besos más, se mueven de
alguna manera y terminas por presionar varias teclas del piano con tu mano
cuando buscaste algo de soporte ante su intensidad al besarte. Notas su rostro
colorado al separarse, y balbucea disculpas por “sobrepasarse” contigo. Tú ríes
escandalosamente y dejas cortos besos en sus gruesos labios.
- No puedes sobrepasarte si participo
activamente de todo esto, Yoochun ah. No tienes idea de la cantidad de veces
que he soñado, incluso despierto, con estar así contigo.
Dices, y cuando tomas conciencia de tus
propias palabras te sonrojas de nueva cuenta. Evades la mirada y él sonríe
contra tu pelo mientras te abraza y sus manos descansan en tu cintura. No
necesitan más, al menos no de momento. Quedan muchas cosas suspendidas en el
tiempo, la promesa del amor eterno, se irá haciendo evidente y profunda con el
pasar de los años. Y tú sabes, que un día serás un anciano que todavía sujete
su mano con cariño, y las arrugas marcadas en la piel de los dos será solo el
reflejo de una vida de felicidad.
FIN
YooSu
Drabble
~~~*~~~
Agradecía mentalmente porque finalmente
tuviesen esta oportunidad de tener un poco de tiempo a solas, tiempo de calidad
del que no habían tenido últimamente. Mimarse en un país lejano a su hogar sin
más preocupación que espabilar un poco de tensiones y nerviosismo por el
reciente trabajo de Junsu era bueno para los tres, pero sobre todo para el
mismo Yoochun, porque –lo admite con un dejo de vergüenza– saber que este nuevo
álbum de su novio trae bajo el brazo muchas sorpresas le tiene inquieto y por
qué, también incómodo.
No es que le fuera nuevo que su novio se
arriesgara haciendo cosas nuevas, de hecho que está sumamente orgulloso de él
justamente por ese rasgo de su personalidad. Tampoco es que no le haya visto
antes ser algo extravagante y mostrar su fuerza no solo en la sensualidad
desbordante sobre el escenario, sino también a través de todas aquellas cosas
que agregaba a su imagen aunque no pareciese del todo fresca o novedosa, pero
sí con un toque de creatividad sumamente diferente a lo que cualquiera pudiera
recordar de sus trabajos en solitario de antes.
Yoochun está orgulloso de Junsu. Claro que
lo está, detesta algunas cosas pero no le restan en absoluto el amor que le
tiene. Por eso, pasar estos días en Francia les viene bien. El mayor de los dos
ha aprovechado la compañía de Jaejoong por la tarde para que entretuviera a
Junsu y él poder adquirir algunas velas para esa noche en algo que tiene
pensado para su novio. Aunque pareciese que debiera ser al contrario, es
Yoochun quien quiere mimar a Junsu, quien quiere hacerle sentir que todo está
perfecto entre los dos, que superará como cada vez ese “algo” más que le brota en su personalidad intrépida dentro y fuera
del escenario.
Por eso, al caer la noche y disponerse a
descansar, Yoochun mandó a Junsu a ducharse después de él, así él se apresuraba
en colocase el cómodo pijama y preparar la habitación con todas esas velas que
repartió por la alcoba, dejando así un ambiente íntimo y romántico que recibió
al castaño con el peculiar aroma de la cera flotando en el lugar.
– ¿Chun? – El menor cuestionó sin poder
evitar que le aflorara esa sonrisa tierna y que la chocolatosa mirada le
brillara de sincera emoción.
– ¿Te gusta, baby?
– Es encantador. ¿Por qué el lindo detalle?
– Pregunta mirándole de medio lado.
El pelinegro se le quedó mirando antes de
responder. Es que quería grabarse esa expresión de contentura mezclada con
emoción y curiosidad. Tan perfecto, tan hermoso. Tan Junsu.
– En unos días lanzas tu nuevo álbum, sé
que como cada vez estás nervioso por cómo será recibido por las fans… – El
pelinegro se acercó a su novio, ofreciéndole la mano para que la sujetara y así
llevarle al centro de la habitación, junto a aquella chimenea en cuyos leños
crepitaba una flamante llama. Se sentaron sobre la alfombra y Yoochun le
ofreció una caja de chocolates, de esos que tanto le gustaban a su novio… –
Pero también sé que te pone nervioso lo que yo opine con el resultado final,
cómo me pueda tomar lo que has hecho casi tan en secreto como para todas esas
personas alrededor del mundo que esperan con ansias el lanzamiento de tu álbum.
Junsu se mordió el labio inferior desviando
unos instantes la mirada, tomando un chocolate de esa caja rectangular que
desprendía su dulce aroma almendrado y ese toque de licor de cereza que pronto
se le impregnó en la boca al degustar.
– Junsu ah…
– Te gustará… en su mayoría, Chun…
– Sé que será así. No hay cosa que hayas
hecho que no me guste, siempre te perfeccionas a ti mismo, Junsu ah. Y es una
de las cosas que admiro tanto de ti. No importa lo que haya en ese MV, voy a
seguirte amando igual que hoy, más que ayer, y con altas probabilidades de que
aumente mañana, ¿entiendes?
Junsu volvió a levantar la mirada, clavando
sus ojos claros en las profundas orbes negras de su novio. Yoochun le decía
tanto con esos ojos que era imposible no sentirse hipnotizado por ellos, no
caer en el abismo y flotar al mismo tiempo con la sensación de tocar el cielo
con la punta de los dedos. El menor sonrió agradecido por este apoyo, por esta
forma de acompañarle cada día. Abrió los brazos y al instante se lanzó a
abrazar al mayor, apretándole contra su cuerpo como si de pronto hubiese
comprendido cuánto amor podía regalarle este hombre. Y no es que antes no le
hubiera demostrado ya tal devoción.
– Entiendo, Chun… - Gimoteó contento,
separándose apenas lo necesario para unir sus labios en un dulce beso… - Pero
Chun, tienes que saber… - El menor le miró como niño pequeño que está por
revelar una travesura… - Hay un par de escenas que… no te van a gustar nada…
– Está bien, voy a superarlo como superé
toda esa sensualidad tuya de TARANTALLEGRA, baby…
– ¿Lo prometes?
– Por supuesto.
– Te iré diciendo solamente para que te
prepares mentalmente, ¿sí?... – El pelinegro asintió… - Hay una escena de cama…
– Susurró nervioso, notando cómo el cuerpo bajo el suyo se tensaba, pero las
manos que le rodeaban la cintura presionaban posesivamente sus costados… – Y un
beso… – Los pozos negros brillaron con cierto matiz furioso que hizo al menor
tragar hondo… – ¡Pero ha sido mera actuación y no ha significado nada! Lo
sabes, ¿verdad, Chun?
– Oh sí que lo sé… – Park dijo con voz
ronca, algo que disparó todas las alarmas del menor cuando fue tumbado sobre la
alfombra… – Lo sabes, ¿no, baby? Ahora tendré que adelantarte el castigo por
esas cosas que aún no veo pero que, no van a agradarme ni un poquito.
– Pero dijiste que lo superarías~
– Y lo haré. Haciéndote el amor hasta que
te duela este sexy trasero tuyo… – Yoochun sonrió lascivo y Junsu supo, apenas
las manos de su novio se colaron bajo su pijama para acariciarle directamente
los glúteos. Que estos días en aquél país sí que iba a recordarlos toda su
vida.
FIN
YooSu
Drabble
--///--///--///--
Era un extraño ritual si querían ponerle
algún término. Aunque francamente, vienen sobrando, hacen aquello y ya. Junsu
había estado esperando que llegara este momento desde antes incluso de que
supiera qué recibimiento tendría su segundo álbum entre sus fans. De hecho, la
opinión que más le interesaba en aquellos instantes era la de su Fan #1, su
novio: Yoochun.
Park tomó asiento en el sofá de la
estancia, cruzó la pierna y dispuso todos sus sentidos a escuchar y disfrutar
de las doce canciones que comprenden el reciente álbum de su novio. Paseó su
mirada por la portada del disco, lo había comprado esa mañana y se había
sentido casi como si no fuera su compañero de agrupación, la emoción le había
hormigueado entre los dedos y la sonrisa boba no se había ido de sus labios
gruesos incluso cuando pagó y rogó porque no le descubrieran bajo aquella
fachada que apenas su había ocultado su identidad. El camino de regreso a casa
le pareció largo, esperar a que Junsu pudiera estar ahí y escuchar juntos, una
eternidad. Pero al fin estaban ahí.
– ¿Quieres que me quede de verdad aquí?
¿Sentado y en silencio, Chun? – Gimoteó el castaño con un dejo de impaciencia.
Yoochun simplemente le asintió, sonriendo
suavemente por ese gesto de frustración en Junsu, su habitual puchero de
reclamo acompañado de ese revolverse en el asiento con obvio nerviosismo y toda
esa ansiedad que le corría por el cuerpo haciéndole desesperar antes incluso de
que el pelinegro se digne en darle play a su reproductor. Que sí, con todo y
que tienen ese equipo de sonido en el que podría escucharlo él ha decidido
tener un primer contacto más “íntimo”
con el álbum.
– Chun~
– Silencio, baby.
42 minutos transcurrieron demasiado lentos
para Junsu. Apenas un minuto después ya había querido salir corriendo del
departamento, pero una mirada de su novio había sido más que suficiente para
persuadirle. Cinco minutos después se excusó –a base de señas– de ir por un
vaso de agua, luego al baño y así fue como realmente estuvo haciendo de todo
menos quedarse quieto en su sitio en la estancia.
– Junsu ah~ – El pelinegro llamó a su
novio, escuchándole salir con prisas de su habitación, vestido con otra ropa… –
¿Te pusiste ESOS pantalones? – Enarcó una ceja viendo la silueta
arrebatadoramente sexy de su novio.
– Solamente estaba haciendo el tonto
mientras terminabas. Y, qué te pareció, Chun… – Cuestiona con ansiedad.
– Ven… - Park palmeó su regazo indicándole
así lo que deseaba. Kim soltó el aire contenido para acto seguido sentarse
sobre el regazo de su novio… – Primero, lo que pienso de las baladas… – El
pelinegro sujetó el mentón del castaño atrayéndole a su rostro.
Sus labios se fusionaron con lentitud,
intercambiaron suaves caricias haciendo de aquella danza un beso sumamente
dulce, tranquilo y pausado. Se saborearon como si fuese el primer beso que dos
enamorados se dan en medio de un cálido atardecer luego de haber detenido su
andar en el camino surcado de cerezos. Un beso romántico, exquisitamente
tierno. Junsu suspiró al terminar el beso, sus mejillas estaban lindamente
coloreadas de rosado y sus ojos chocolate más brillantes que nunca.
– ¿Significa que te gustaron?
– Yo creo que es más bien como que me
encantaron. Haces que me enamore de ti como si no lo estuviera ya, baby… – El
mayor sonrió cariñoso, acariciándole las mejillas con devoción. El castaño le
devolvió la sonrisa sintiéndose francamente agradecido de que este hombre le
ame tanto.
– Me avergüenzas~ – Kim jugueteó sus dedos
sobre el pecho de su novio.
– Respecto a las demás, son divertidas,
movidas y sexys… – El menor sonrió complacido, aunque pareciera que no le decía
mucho, le era suficiente con ver en la expresión de su rostro que había
disfrutado de sus canciones… – Debemos irnos de antro uno de estos días, para
bailar pegaditos… – Ofreció con cierto tono coqueto.
– Podemos tener nuestra noche de antro
aquí, Chunnie~ solos tú y yo… – El castaño dijo con tono sugerente.
Yoochun le apretó el trasero como
respondiendo a su sugerencia, levantándose y cargándole en vilo hasta que las
piernas de Junsu se enroscaron a su cintura anclándose a su cuerpo.
– Me parece buena idea, pero antes… –
Mordisqueó los labios del castaño haciéndole jadear y sonrojarse otro poco… –
Voy a retomar mi pequeña “venganza”
por esas escenas tan sensuales de tu MV.
– ¡Chun! ¡Ya te explicado que…!
– Shh, no estoy hablando de tu interacción
con esas chicas, sino de esos movimientos de pelvis que solo haces cuando me montas… – El pelinegro señaló con voz
ronca, con ese brillo lascivo en sus orbes negras que hizo enrojecer
furiosamente al castaño.
¡Si es que había sido casi inconsciente
hacer aquella escena sobre la cama!
Pero claro, esto es solo parte de las
opiniones de Yoochun respecto a INCREDIBLE, y Junsu tendrá que aprender a recibir todas y cada una de ellas ya que
vienen de su fan #1. Su novio.
FIN
--//--HayaMin--//--
Hayami se caracterizaba por esas toneladas
de paciencia que cargaba en el alma, y es que mantener una relación sólida y
estable con ChangMin es algo que tomaba a muchos por sorpresa; la personalidad
del morocho no es precisamente la más llevadera –al menos esa idea se ha
formado mucha gente, incluso sin conocerlo ni tratarlo más allá de un saludo– y
su humor agrio pillaba a la mayoría “en curva”.
De hecho, para Hayami tampoco ha sido
fácil. Aunque como se ha enamorado hasta la médula de ChangMin, siempre ha
estado dispuesto a todo por él. Y bueno ahora, después de años en ello y haber
conseguido que el morocho se enamorara de él, no hay manera de que esto vaya
para otra parte que no sea el siguiente, y el siguiente y el siguiente paso.
– Ya somos novios, nos vemos prácticamente
cada que tú vienes o yo voy a Japón. Qué más quieres de mí, Hayami baka.
– Cásate conmigo.
Y ahí estaba. Mismo ChangMin lo había
dicho, si ya son novios y se ven cada que es posible, pudiéndose incluso
afirmarse algo del tipo “viven juntos” –que las cosas personales de cada uno
ocupan buena cantidad de espacio en el departamento del otro–, por qué no dar
el siguiente paso. Matrimonio.
M A T R I M O N I O
La palabra hizo eco en los pensamientos del
morocho. Estragos a decir verdad, en esa cabecita llena de raciocinios donde
tal compromiso le parecía de pronto demasiado serio como para responder
deliberadamente “sí”, como para soltar un rotundo “no”. Está en un dilema.
Venga que quiere y no quiere casarse con el japonés.
– ChangMin ah…
– Me lo voy a pensar. Te… te llamo luego,
Hayami-kun.
Y así terminaron su amena –sarcasmo–
conversación telefónica de aquella noche. ChangMin no consiguió pegar ojo de
tanto darle vueltas al asunto. Sopesar los vestigios de una decisión tan importante
en la balanza le estaba exigiendo más quebradero de cabeza del que podía
manejar en una sola noche. Por su parte, Hayami admitió –y se riñó mentalmente–
que hacerle la proposición de aquella manera había sido por mucho, poco
romántico y hasta imprudente.
Así que dejaron pasar unos días.
La verdad es que Hayami estaba que se
trepaba por los muros muriéndose de nervios. ChangMin no le ha llamado, no le
ha mandado ningún texto, y él de pronto se encentra sumamente nervioso y
arrepentido como para iniciar cualquier tipo de comunicación.
– Capaz me manda a la mierda… – Dijo para
sí, buscando desesperadamente el modo de “disculparse” y corregir el rumbo de
la relación. No quería presionarlo de ninguna manera. Y bueno, sí; llevan
bastantes años saliendo y básicamente puede decirse que viven juntos, pero… –
La verdad es que no es así. Somos novios que tienen cosas personales en el
departamento del otro porque las circunstancias así lo exigen, pero ni siquiera
vivimos en el mismo país. No es sensato casarnos en estas condiciones.
Pensando en eso y muchas cosas más, el
japonés no se percató del vibrador de su móvil hasta que varios minutos después
notó también en su pantalla algunos mensajes de texto. Es ChangMin.
– ¡Baka! ¡Comenzaba a preocuparme que no
contestaras! ¡Qué estás haciendo!
El morocho le reclamó al otro lado de la
línea y él estuvo tentado de mentir con algo tan creíble como haber estado
tomando la ducha.
– Me perdí en mis pensamientos y tengo el
móvil en vibrador.
– Sí.
– ¿Eh?
– Mi respuesta a tu pregunta de la última vez
es Sí, baka… – Gruñó, el japonés supo por su exclamación por lo bajo, que
estaba avergonzado, muy avergonzado.
– Sí… ¿te casarás conmigo?
– ¡Que sí! ¡No me hagas repetirlo, Hayami
baka!
El japonés sonrió –en realidad que otro
poco y se carcajeaba–, se sintió aliviado y emocionado. Al diablo todos los
quebraderos de cabeza. Se aman. Y así como han sabido sobrellevar esta relación
sin un compromiso legal, lo harán con ese papelito de por medio que los declare
ante la sociedad y en cualquier término legal, marido y… marido.
FIN
HayaMin
(continuación de SAUNA)
--//--
La historia acerca de cómo Junsu y Yoochun
habían comenzado a salir como pareja se coló irremediablemente hasta sus
amigos, ChangMin no estuvo para nada sorprendido de que la perversión hubiera
estado en el medio.
- Siempre han sido unos lujuriosos… - Gruñó
casi de mala gana.
Aunque más bien podría ser que estaba un
poco celoso, ahora era el único soltero de los amigos. O casi, es que Hayami
siempre estaba en otra categoría de amigos en sus pensamientos, había llegado
después de que comenzara a juntarse con Junsu, Yoochun, y Jaejoong y Yunho. El
caso es que no le cuenta.
- No somos lujuriosos… - Junsu se defendió
mostrando (para variar) esos tiernos pucheros que lograban derretir a
cualquiera. Aunque el joven morocho no era de esos “cualquiera” y más bien
revoleaba los ojos señalándole como berrinchudo… - Chunnie, ¿verdad que no?
- Claro que no, baby. Lo que pasa es que
nos tiene envidia porque él no tiene con quién “jugar” a medirse… los
sentimientos… - El doble sentido de sus palabras fue pillado al vuelo por todos
los presentes.
- No comiencen a fastidiarse que me
levantarán jaqueca… - Se quejó Yunho, que no ha tenido exactamente buena semana
desde que a su manager se le ocurrió saturarles la agenda.
Yoochun y ChangMin al menos le mostraron
algo de respeto y se quedaron callados. Aunque tal vez también tendría que ver
con que el pelinegro prefirió comerse a besos a su novio y toquetearle casi con
descaro por todos lados. Casi, que tampoco es que se lo estuviesen montando en
plena sala.
- ChangMin ah, ¿cuándo dijiste que llega
Hayami? – Jaejoong preguntó apenas entró a la sala, con vaso de agua en mano y
unas pastillas para su amigo moreno que aunque apenas mencionara lo de su
jaqueca ya la traía encima, se le notaba. O al menos para el mayor así era, que
le conoce como a la palma de su mano.
- Mañana… - Respondió sin ánimo de alargarse
en el tema.
- ¿Es cierto que los japoneses la tienen
chiquita? – Junsu preguntó de pronto, para variar, con ese tono inocente y
curioso que solía caracterizarle para algunos temas.
- ¡No sé! ¡Y no me interesa saberlo! –
ChangMin exclamó al borde de la histeria. Mientras que Yoochun fruncía el ceño
con celo murmurándole a su novio que dejara de pensar en esas tonterías que le
ponían celoso. Jaejoong sonreía ligeramente divertido mientras calmaba a Yunho
y le daba un masaje en las sienes para que se relajara…
- ¿Por qué no? Seguramente la tiene grande,
tal vez más que nosotros.
- ¡Junsu! – Yoochun gritó receloso…
- ¿Estás insinuando que la tiene más grande
que yo? – ChangMin cuestionó con un tic nervioso en los ojos.
- Pues sí… - Junsu sonrió convencido.
Mientras que Yoochun se tiraba de los cabellos con desesperación. ¿Su novio se
estaba imaginando todo? ¿O por qué hablaba así?
- ¿Se la has visto? – El pelinegro le
preguntó a su novio en voz baja, casi llorando de impotencia de solo pensarlo.
- No. Pero Hayami es alto y se parece a ti,
varonil y atractivo, además hace más ejercicio que tú y… ¿Qué haces en el piso
Chunnie? – El castaño parpadeó confundido al ver a su novio rodar en el piso
en… algo parecido a un berrinche. O algo.
- Esas características que mencionaste no
tienen qué ver con el tamaño, Junsu… - El morocho puntualizó atrayendo de nuevo
la atención del castaño.
- ¿No? Igual pienso que Hayami la tiene
grande.
- Que no.
- Sí.
- Junsu…
- ¿Quieres apostar? – El castaño sonrió
ampliamente, con algo de diversión que tomó desprevenido al morocho.
- Ni hablar, me voy que tengo cosas más
interesantes qué hacer que andar escuchando sus sandeces.
- ChangMin~ no te enojes~ te harás viejo… -
Pucheó el castaño.
- Déjalo ir, tiene que dormir decentemente
para poder ir mañana por Hayami al aeropuerto… - Yoochun dijo esperando que el
morocho les respondiera algo antes de marcharse, pero solo se escuchó el golpe
de la puerta al cerrarse con brusquedad… - Anda de genio. Más, de genio.
- Yoochun, ya sabes cómo se pone cuando
Hayami viene; anda con los nervios de punta porque quiere que todo salga bien,
no siempre puede darse el lujo de recibirle en el aeropuerto, y además se
acerca su cumpleaños.
- Faltan como tres semanas…
- Sí, pero quiere hacerle pasar bien sus
largas vacaciones en Seúl, ahora que Hayami ha tomado cerca de dos meses en la
ciudad.
- Solo déjenlo en paz y ya. Mientras no se
metan con él yo estaré más tranquilo… - Yunho dijo, interrumpiendo el diálogo
entre Jaejoong y Yoochun.
--//--
Pese a que se había negado, ahí estaba. Con
Hayami sentado en el sofá de la estancia de su departamento. Como el japonés
solía ir por períodos más breves de tiempo antes siempre se quedaba en hoteles.
Esta vez el morocho ofreció su casa para que se quedara durante esas semanas.
Casi se arrepentía de haberlo hecho. Ahora no paraba de pensar en la
conversación que había tenido dos días atrás con sus amigos.
- Junsu
tonto, él y sus curiosidades absurdas… - Pensó sin poder evitar que su mirada
siguiera el camino del rostro a la pelvis de su amigo.
- ¿En qué tanto estás pensando, ChangMin
ah?
- ¿Cuánto mide tu pene? – Cuestionó de
sopetón, luchando contra su propia vergüenza.
- ¿Qué clase de pregunta es esa? – Hayami
alzó una ceja con aire contrariado e indignado.
- Tengo curiosidad.
- Tú no tienes esa clase de curiosidades.
¿Qué fue? Estuviste discutiendo con Junsu y Yoochun.
- No te importa… - Gruñó volteándole la
cara. Francamente avergonzado. Todo por seguirle la corriente a Junsu.
- Quieres saber qué tan grande lo tengo,
claro que me importa.
- Bueno, por eso de que dicen que los
japoneses la tienen chica.
- Es un absurdo mito. Y no me aplica.
- No puedo saberlo.
- ¿Quieres?
El morocho volvió la mirada tan rápido que
hasta sintió un tirón en el cuello. Sus ojos abiertos de par en par repararon
tarde en la sonrisa juguetona de su amigo, que ya se estaba desabrochando los
jeans como dándole “luz verde” a su curiosidad. Tragó hondo y trató desesperadamente
de salir de su estado de shock cuando le vio deslizar el zipper y meter la mano
entre sus ropas.
- Voy por una regla… - Dijo, con la voz
medio ahogada, y salió corriendo a su habitación. Al principio más bien fue
solamente que huía, pero luego se convenció de que esta no era la actitud que
Shim ChangMin tomaba ante los retos. Rebuscó entre sus cosas y cuando encontró
una regla volvió a la estancia, el japonés ya se había acomodado la ropa
creyendo que su amigo no haría nada, por lo que le sorprendió verle ahí… - ¿Por
qué te tapaste?
- Pues… - Hayami se quedó tildado cuando
las manos del morocho se movieron rápidas y veloces por sus ropas exponiendo su
flácida erección. Tragó hondo sin percatarse, sin despegar tampoco su mirada de
los movimientos del morocho, que sin titubeo comenzó a masajearle la hombría de
arriba abajo… - Nhh… - Jadeó quedito, luchando por contenerse.
Esto era osado de parte de ChangMin, y
escapaba absolutamente a todas las ideas que consideró probables acerca de un
posible acercamiento de tipo sexual entre los dos. Pero el morocho lo hacía
bien, estimulaba su falo con algo de rudeza pero al mismo tiempo se sentía como
si así tuviera que ser ya que se trata de él. De ese muchacho malhumorado,
sarcástico y siempre retador que se había ganado más que su amistad, todo su
corazón.
Cuando ChangMin le sintió duro y
completamente erguido, tomó su regla y midió el falo. Tragó hondo al comprobar
que nada tenía que ver eso de “los japoneses la tienen chica” porque Hayami
estaba más que perfectamente dotado.
- ChangMin ah…
- ¿Mh?
- También quiero saber tu tamaño… - El
japonés sonrió altanero y pícaro.
- ¿Qué? ¡Qué! – Las alarmas del morocho se
dispararon apenas el japonés se movió hacia el frente tratando de correr sus
manos entre sus pantalones… - ¡Aléjate de mí, Hayami baka!
- Oh vamos. Tú me la has medido y no he
dicho nada. Además me dejaste excitado… - El japonés comenzó a perseguirlo por
toda la estancia, sacándose en el acto los pantalones (para que no le
estorbaran le dijo al morocho cuando le increpó el hecho, claro que nada tenía
que ver).
- ¡Déjame en paz! ¡Seguramente intentarás
“violarme”! ¡Aléjate de mí!
Pero por supuesto, Hayami no se rindió
hasta que consiguió su objetivo. Y no, no estamos hablando solamente de saber
el tamaño del pene de ChangMin.
--//--
Al día siguiente, luego de ver el caminar “dudoso”
de ChangMin y que Hayami no paraba de molestarle por lo bajo, no hubo más
remedio que admitir que ellos estaban saliendo.
- ¿Desde cuándo? – Preguntó curioso y poco
convencido Yunho.
- Ayer… - Gruñó el morocho, a sabiendas de
que ahora no pararían de molestarle.
- ¿Ayer? – Yunho frunció el ceño sin
podérsela creer, recordando también retazos de lo sucedido el día anterior… -
No habrá sido que… ustedes… luego de que Junsu…
- ¡Ese mito es una maldita mentira! –
ChangMin gritó de pronto sacado de sus casillas, levantándose de golpe y dejándose
caer de la misma manera cuando sintió la punzada en su espalda baja… - Malditas
curiosidades te mandas, Junsu.
Todos soltaron la carcajada, avergonzándole
de sobremanera, sobre todo cuando Hayami comenzó a darle besitos en la cara con
aire cariñoso.
- Ahora que lo pienso, hay que comprobar si
es verdad eso del “Yunhotron”… - Jaejoong esbozó una sonrisita traviesa. El
moreno paró de reír y le miró de soslayo.
- Jaejoong ah… - El líder se levantó de su
sitio, pensando que ha sido mala idea dejar que Hayami viniese a verles
ensayar, además parecía que el pelioscuro estaba más que dispuesto a terminar
las mediciones de todos.
Y fue así, porque Jaejoong comenzó a
perseguirle por toda la sala de ensayos pidiéndole que parara y asegurándole
que era un método no doloroso. Yunho por su parte solo pensaba que de permitir
que el pelioscuro le tocara de aquella manera tan íntima, él no iba a poder
contenerse y terminaría violándolo.
YunJae
(continuación de SAUNA)
--//--
“…-
Ahora que lo pienso, hay que comprobar si es verdad eso del “Yunhotron”… -
Jaejoong esbozó una sonrisita traviesa. El moreno paró de reír y le miró de
soslayo.
-
Jaejoong ah… - El líder se levantó de su sitio, pensando que ha sido mala idea
dejar que Hayami viniese a verles ensayar, además parecía que el pelioscuro
estaba más que dispuesto a terminar las mediciones de todos.
Y fue
así, porque Jaejoong comenzó a perseguirle por toda la sala de ensayos
pidiéndole que parara y asegurándole que era un método no doloroso. Yunho por
su parte solo pensaba que de permitir que el pelioscuro le tocara de aquella
manera tan íntima, él no iba a poder contenerse y terminaría violándolo...”
- ¡Yunho! ¡No seas puritano y deja de
correr!
- ¡Quieres medirme ahí! ¡Cómo esperas que me deje como si nada, Jae! – El moreno
seguía corriendo en círculos por toda la sala de ensayos, escabulléndose apenas
a tiempo cada que las manos del mayor casi le atrapaban.
- ¡Juguemos a atrapar a appa! – Junsu
exclamó de pronto con algarabía, sumándose al mayor en una persecución desleal
según parámetros del propio moreno… - ¡Hay que saber cuánto mide~!
- ¡Qué! – Yoochun y Yunho gritaron a la vez.
El primero con celos, el segundo con miedo. Las ideas del pequeño delfín estos días no hacían más que poner a todos en
aprietos. Aunque al parecer Yoochun no se queja, y ciertamente ChangMin y
Hayami tampoco.
- ¡Junsu, deja de tratar de saber lo que les
mide a los demás! ¡Confórmate con mi… Joder! – El pelinegro entonces comenzó a
perseguir a su novio intentando que dejase de perseguir al líder.
La escena se tornó por demás cómica. Yunho
corriendo como despavorido, Jaejoong y Junsu tras de él queriendo atraparle, y
Yoochun más atrás corriendo receloso de que su novio quisiera estar presente en la medición de Yunhotron. ChangMin revoleó los ojos con
hastío, se talló el puente de la nariz gruñendo ruidosamente para llamar la
atención de sus amigos, pero decididamente fue ignorado, ninguno tenía tiempo
para su arrebatado malhumor.
- ¿Crees que debería apoyar?
- ¡Tú te quedas ahí quietecito, baka! ¡O es
que también quieres saber cuánto le mide a Yunho!
Hayami sonrió con prepotencia. ChangMin
celoso lucía tan adorable. Bueno, a su modo, ese ceño fruncido, los labios
apretados y ese casi imperceptible sonrojo en sus cetrinas mejillas. Molesto y
celoso, impulsivo de carácter cuando de sentimientos se trata, aunque tenga las
formas más extrañas de expresar todo eso. Motivo que lleva al japonés a sacarle
de sus casillas de tanto en tanto, y ahora que son novios, piensa ponerlo en
práctica igual. Hayami torció una sonrisa pícara e ignorando el anterior
reclamo disfrazado de su novio, se levantó dispuesto a apoyar en la causa a
Jaejoong. Fue fácil para el japonés aprovechar el caos que se traían los otros
cuatro, así que bastó con pararse firme y dejar que Yunho chocara con él. Como
el moreno iba más bien concentrado en no caer en las garras del mayor y el castaño, fue incapaz de evitar la embestida
contra el fornido cuerpo del japonés, perder el equilibrio del todo y caer de
espaldas a la duela con un sonido sordo que primero dejó sin aliento a los
perseguidores.
- ¡Yunho ah! ¿Estás bien? – Jaejoong se
arrodilló a su lado con expresión preocupada. Las caídas del moreno siempre le
ponían en alerta.
- Sí, sí. No he caído tan duro… - Aseguró
levantándose medio noqueado, y definitivamente olvidándose del peligro físico
en que se encontraba.
- ¡Bien hecho Hayami-kun~! ¡Ahora podemos
saber cuánto mide! – Junsu exclamó todo sonrisas. El japonés asintió sonriendo
cómplice hacia el castaño, lo que aumentó los celos del pelinegro y también del
morocho.
- ¡Yah! ¡Desde cuándo usas el kun para
hablarle a este baka! – ChangMin increpó con las orejas rojas de molestia,
aunque intentara disfrazarlo con su típica expresión amargada y ese cruzar de
brazos que en realidad ya sus amigos no le compraban.
- ¿Celoso? – El japonés agitó las cejas con
aire de grandeza, lo que aumentó el tic nervioso de su novio, que sin embargo
se dejó abrazar casi sedito cuando Hayami se le acercó… - ¿Nos vamos ya? De
pronto me he olvidado de tu medida… - Propuso con voz ronca, gesto que le
provocó un intenso calor al morocho en el vientre que amenazaba con irse
todavía más al sur.
- Yoochunnie~ - El castaño se le colgó del
cuello para que quitara esa cara de pocos amigos que se cargaba desde hace
rato.
- No me gustan tus curiosidades cuando
incluye a otros… - Le dijo con voz ronca y demandante. Sí, todo lo que quiere
es que le quede claro a su novio que no le va a tolerar que anda de coqueto con
nadie más.
- Pero si solo ayudaba a Jae hyung~ -
Pucheó con aire ofendido, apretando su cuerpo contra el del pelinegro, que
comenzaba a alterarse… - No es que quiera ver realmente el paquete de Yunho hyung… - sonriendo coqueto, el castaño comenzó
a besar dulcemente los labios de su novio.
- ¿Quieres ver el mío? – Yoochun susurró
cambiando la intención de su voz, todavía ronca y varonil, pero ahora pícara y
seductora.
- ¡Yah! ¡Ustedes dos, no hagan esas escenas
delante de los demás! – Yunho explotó, con el ceño fruncido solo porque, bueno,
Junsu sigue siendo como su crío. Y le
da un poco de celos de appa o hermano mayor verle en plan meloso (y sexual) con
Yoochun.
- Bueno, entonces mi Chunnie y yo nos
vamos~ - El castaño tomó la mano del pelinegro y le jaló fuera de la sala de
ensayos, cerrando con llave al final,
Yunho lo supo porque escuchó el típico sonido del seguro.
- Baby, qué haces… - Yoochun quiso saber,
pero Junsu soltó una risita traviesa y le hizo correr por el pasillo hasta el
ascensor.
Dentro de la sala de ensayos, Yunho sintió
un escalofrío en la nuca cuando vio a Jaejoong apartarse hasta su bolso y
rebuscar desesperado algo allí.
- Jaejoong ah… - Llamó con la voz medio
cortada. Rezando en realidad porque a su amigo se le hubiese salido de la
cabeza queriendo… queriendo… medirle.
- ¡No traigo nada que sirva! – Exclamó
dejando a un lado el desorden que había hecho al interior de su bolso.
Volviendo entonces sobre sus pasos y sentándose repentinamente en el regazo del
moreno.
Yunho tragó hondo y juraría que su corazón
se ha detenido un segundo, dado un vuelco espantoso y luego hacerle caer en
picada dejándole esa sensación de vértigo que le viene cada que se siente
atrapado en una situación sumamente comprometedora. Jaejoong resopló y su
aliento removió curiosamente sus lacios mechones sobre la frente, se los peinó
y acomodó detrás de la oreja antes de volver a clavar sus ojos oscuros en la
mirada café del moreno.
- Bueno, como no hay regla a la mano,
haremos esto a base de comparación… - Dijo con suma tranquilidad. Bien, un poco
frustrado por no tener un instrumento de medición preciso, pero demasiado
relajado tomando en cuenta de lo que están hablando.
El moreno primero pareció carburar todo lo
que implicaban las palabras de su amigo, pero apenas le sintió erguirse lo
suficiente para bajarse los jeans con todo y ropa interior dejando al
descubierto su erección, Yunho notó ese calor agolpársele en las mejillas un
segundo, porque de inmediato toda esa sangre bajó al sur pinchándole su propio
falo.
- Ahora tú… - Jaejoong dijo y sus manos
consiguieron dejar al aire el miembro
semidespierto de su amigo, lo que le arrancó una sonrisa confiada… - ¿Yunho ah,
te has puesto así al verme?
- Q-qué… ¡No! ¡Jaejoong esto es demasiado
vergonzoso!
- Ya te pareces a Yoochun… - El mayor se
acomodó mejor sobre las piernas del moreno y comenzó a masajearle sujetando el
tronco con maestría… - Muy avergonzados pero bien que van por ahí lanzando
señales, verdad.
- Nghh Boo… qué… qué señales… - El moreno
hizo el amago de querer apartarle, pero la penetrante mirada del pelioscuro le
hizo frenar cualquier intención de nada. Así que solo le quedaba sacrificarse y dejarle hacer su
voluntad.
- Sé que te gusto, Yunho ah… - Jaejoong
sonrió de lado, aumentando solo un poco la presión de sus dedos sobre el falo
que se alzaba rápidamente ante él…
- ¡Ngh! ¡Jae! – El moreno se mordió los
labios y trató de enfocar algunas neuronas en aquello que el mayor sabía. Pero
esa petición sensual acerca de devolver el favor
de sus caricias, le arrastró por completo al placer.
Más tarde, quizá una hora o dos de
encierro, Jaejoong y Yunho estaban tirados en la duela, sudorosos, cansados y sucios, con semen en algunas partes de
sus anatomías. Pese a que cabía la probabilidad de que Yunhotron no superara la grandeza
de Jaejoong, él como buen novio que es, aseguró no revelar en absoluto dato
alguno acerca de su potente y bien dotado
falo.
- ¿N-novios? Jaejoong, ni siquiera te lo he
pedido.
- Pero tienes que hacerte responsable~
- ¿Eh?
- Acabas de llevarte mi preciada
virginidad~
- Esto… - Yunho pensó entonces que había
huecos ahí entre esa escueta información.
Ciertamente que sí, acaba de montarse un
par de polvos con Jaejoong. ¡Pero ha sido porque él lo ha sonsacado!
Seduciéndolo con su hermosa cara, con su precioso cuerpo, con sus hipnotizantes
ojos, con sus labios rojos. ¡Si es que él es inocente! Aunque bien, no se opone
a ser novio del pelioscuro, tan solo piensa que debiera ser algo más romántico.
Planeará luego alguna cena a la luz de las velas para pedírselo como se debe.
………………………………
Mientras Junsu descansaba más que
confortable sobre el cuerpo de Yoochun, trazando corazones con su dedo por el
pecho sudado de su novio, sonreía radiante.
- Sabes Chunnie, todo ha sido parte de mi
elaborado plan…
- De qué estás hablando, baby.
- De todo. De ChangMin y Hayami siendo
novios, yo sabía que picando un poco el orgullo de ChangMin le haría animarse
en dar el paso con Hayami. ¡Si es que están enamorados hace mucho y tardaban
demasiado!
- ¿En serio? – El pelinegro enarcó una ceja
incrédulo, pero cuando su novio asintió seguro de sus palabras, rompió en
risas… - Se te ocurren las cosas más extrañas, Junsu ah…
- Era cuestión de llegar por un lado que no
fuese romántico, o ChangMin nunca iba a animarse a nada; y Hayami le había
mandado miles de señales~ - Pucheó.
- Entonces, Jaejoong y Yunho encerrados…
- ¡También ha sido idea mía! – Exclamó con
orgullo, los ojos chocolate brillaron emocionados… - Aunque tuve que improvisar
un poco, pero Hayami ayudó bastante haciendo caer a Yunho, que ya comenzaba a
aburrirme que hyung no se dejara atrapar… - Pucheó de nuevo, ganándose más
risas de parte de su novio. Algunos besos también.
- ¿Tú y yo? – Le preguntó sujetándole el
rostro con las manos, besando mucho más esa boquita que simplemente se ha
convertido en su máxima adicción. Bueno, todo en Junsu es adicción suya ahora.
¡Está bien! Lo era desde mucho antes, pero apenas puede dejarse arrastrar por
ésta.
- También ha sido mi idea. ¡Me pone mal
cuando estamos en el sauna solos! – Pucheó todavía más, en realidad gustoso de
que el pelinegro le besara cada pucherito… - Y tú últimamente la pasabas
arrastrándome contigo, y mi corazoncito no podía más. ¡De alguna forma tenía
que mostrarte cuánto te necesitaba en mi vida!
Yoochun sonrió tiernamente. Su novio se
había liado tanto solo para hacerla de Cupido, incluso con ellos. Sabe que su
cobardía para admitir siquiera sus pensamientos le habían detenido miles de
veces de animarse en dar el paso
importante. Abrirle su corazón sin restricciones.
- Te Amo, Junsu ah.
- Yo también te amo, Yoochunnie~
Sí. Junsu parecía inocente, e incluso a
veces torpe. Pero no era tanto así, tan solo supo usar su personalidad a su
favor. Y dejar que el amor floreciese entre todos sin forzar nada. La
curiosidad es solo eso. El amor, la posible raíz de todo un mundo de
posibilidades.
FIN
YunJae drabble
~~\\~~ ~~//~~
Yunho es de esos novios consentidores que
dan todo lo que su pareja pide, vamos, que se desvive por hacer feliz a su
media naranja; y bueno, Jaejoong es de esos novios mimosos que tienen montones
de gustitos que demandar, es cariñoso y muy entregado también. Así que bueno,
hacen la pareja perfecta. Sí, por cursi y trillado que suene, es de tal manera
y ya.
Al caso lo que atañe este breve escrito es
una de las tantas aventuras que la joven pareja ha vivido en sus años de linda
relación. La tarde que Jung Yunho se presentó en casa de sus suegros con una
sola intención: pedir en matrimonio a Kim Jaejoong.
La noticia fue bien acogida por los
mayores, los Sres. Kim le dieron su bendición y festejaron con una suculenta
cena la buena nueva. Todos estaban contentos, sobre todo el moreno pues su vida
no había corrido peligro y ahora se sentía realmente parte de la familia.
- Hay que celebrar yendo al karaoke! -
Exclamó una de las hermanas de Jaejoong.
Y fue más que suficiente pues pronto el
resto se unió a la propuesta y en cinco minutos ya Yunho era jalado fuera de la
casa de sus suegros por ellas, con Jaejoong siendo hostigado por sus demás
hermanas hablando algo sobre despedida de soltero que puso en alerta los
sentidos del moreno, aunque no por demasiado tiempo porque pronto las mujeres
le distrajeron entre miles de preguntas, algunas más bochornosas que otras,
pero todas lo eran a fin de cuentas.
- Ustedes practican el kamasutra? O se
inventan sus propias posturas?
Así había sido una de las más vergonzosas.
Yunho y Jaejoong enrojecieron como termostatos, mientras sus hermanas se reñían
entre sí, aunque sin enojos ni molestias, es más, el moreno juraría que incluso
sin pena, que estaban muriendo de risa y algo escuchó acerca de apuestas sobre
cuáles serían sus posturas favoritas de acuerdo a su personalidad...
- Y al geniecito que se carga JJ cuando
está que no puede ni moverse... - Dijo una de las hermanas, la mayor. Y luego
otra serie de risas llenaron la camioneta.
Yunho se pregunta de entrada cómo es que
todas consiguieron entrar ahí, pero optó por no abrir la boca para nada porque
presentía que todo cuanto dijera sería usado en su contra. Sí, cual si
estuviera metido en algún rollo legal. Minutos más tarde, mucho más avergonzados
que al salir de casa, Jaejoong y Yunho siguieron a las hermanas Kim a una de
las salas de karaoke.
El anillo de compromiso se volvió entonces
el primer tema de conversación.
- Sí que te quieren, hermanito, mira que
preciosura de anillo...
- Seguro te costó bastante...
- Lo eligieron juntos?
- Ya tienen fecha para la boda?
Esas y muchas preguntas y comentarios
fluyeron con soltura. Yunho a veces quisiera saber de dónde es que las hermanas
de Jaejoong sacaron tanto descaro para hablar de estos temas, pero para no
drenarse el cerebro, mejor hizo lo que ellas y hasta su prometido, comenzó a
beber. Cerveza y otros licores desfilaron por la sala, canciones divertidas
sonaron en el karaoke, y los micrófonos rolaron por todas las hermanas Kim, sus
voces distorsionadas por el licor y la algarabía, por la nula preocupación de
ser juzgadas de ninguna manera, aún así no cantaban nada mal, ni mucho memos
Jaejoong cuando le cedían el micrófono. A Yunho le encantaba. Luego vinieron
las canciones bailables, y el moreno no supo bien en qué momento, su corbata le
fue arrancada del cuello para ponérsela como cualquier listón en la cabeza;
tampoco se enteró del instante en que le quitaron el saco de su traje, le
sacaron una parte de la camiseta y desabrocharon los primeros botones dejándole
un aspecto desaliñado casi deplorable.
Aunque a nadie le importaba, se estaban
divirtiendo a lo grande. Yunho le bailó sugestivamente -francamente fue más
bien cómico, que en poco control de su cuerpo sus movimientos no eran tan sexys
como su desinhibido cerebro lo planeaba- a Jaejoong y sus cuñadas no paraban de
gritar y reír (y de sacar fotos y videos, ya saben, para la posteridad),
asegurándole que no habría mejor despedida de soltero que con su propio
prometido.
Sí, más o menos así transcurrió su noche de
karaoke. La resaca del día siguiente no se sentía nada bien. Y a Yunho aún le
faltaría ver las fotos y los videos. Pero esa, es otra aventura que contar.
FIN
YooSu drabble
--//--// --\\--\\--
Junsu no supo por qué salió corriendo de
aquél restaurante, tal vez lo impulsó el hecho de que 'ella' llegara de la nada
con toda la confianza del mundo arruinando con su sola presencia lo que planeó
sería la noche en que se confesaría finalmente, después de tantos años callando
ese amor que se le apretujaba en el pecho.
Corrió con todas sus fuerzas huyendo de aquello
que pensaba sucedería. Después de todo 'ella' es una mujer y ya solo por ese
hecho podría ganarse a la Sra. Park del modo en que él jamás podría. Porque
últimamente la conversación entre la Sra. Park y su madre gira en torno al tema
del matrimonio, la edad y el éxito que ambos jóvenes han alcanzado y lo felices
que serían viéndoles sentar cabeza y formando sus propias familias. Junsu había
comenzado a detestar esas reuniones y siempre que podía evitaba estar en el
mismo perímetro que las señoras pues inevitablemente lo envolvían en sus
elaborados planes tratando de liarle con más de alguna compañera. Y lo mismo
sucedía con Yoochun. Por eso Junsu había querido contarle todo hoy y averiguar
si es que en sus románticos planes cabía la posibilidad de que se llevaran a
cabo con la franca dulzura que el castaño los elaboraba. Demasiadas veces se ha
sentido en un nivel de entendimiento con el pelinegro, superior a la amistad.
Pero claro, eran solo sensaciones, pensamientos, esperanzas.
Pero 'ella' se ha empeñado en arruinarle
todo desde que se cruzó en sus caminos el año pasado.
--*--
El negro firmamento estaba así esta vez no
por la noche que también ha caído en la ciudad, sino por esas grises nubes que
se aglomeraron en sinuosas formas anunciando la impertinente tormenta. Las
gotas de lluvia comenzaron finas pero tupidas, luego todo se volvieron cortinas
pesadas de gruesas gotas que parecían abrirse a su paso una tras otra,
empapando al castaño de pies a cabeza, haciendo que la ropa se le ciñera al
cuerpo y el pelo a la cara. Entonces Junsu no supo si el agua que le corría por
las mejillas era lluvia o llanto.
--*--
Yoochun no sabía por qué 'ella' estaba
aquí. Lo que sea que 'ella' espera de él no podía ser y estaba cansado de
decírselo amablemente. Por eso cuando vio a Junsu salir de allí con prisas, el
pelinegro se lo dijo de una vez por todas del único modo que supone entenderá
sus negativas.
- Deja de buscarme, si he de decirte las
cosas aún más directamente de lo que he hecho entonces escucha... soy gay, y el
chico que acaba de salir por esa puerta es el dueño de todo el amor que puedo
dar.
Dejando a la mujer estupefacta por aquella
declaración, Yoochun se apresuró a la calle, mirando con desespero a ambos
lados pues no tenía idea del camino que el castaño habría elegido.
- Junsu ah...
Así que se aventuró a seguir una
"corazonada".
--*--
Junsu estaba cansado, se detuvo debajo de
aquel puente en busca de refugio y un poco de aliento, pero todo el aire que le
entraba a los pulmones se sentía helado y le aguijoneaba el interior. Tenía la
cara pálida y tiritaba de frío, sin embargo no tenía fuerzas para moverse y
sabe que algo de la humedad que aún moja su rostro es llanto.
- Junsu ah... - La voz suena cálida, le
alcanza el corazón y se lo acelera... - Corres como gacela, me ha costado un
montón encontrarte... - sus palabras en tono bromista le consuelan pero al
mismo tiempo le hacen encogerse y sollozar audiblemente... - Junsu ah... - El
pelinegro se acerca y le abraza, le parte el alma verle llorar.
- Soy bobo... - Gimotea avergonzado y
débil, tan vulnerable al hombre que le cobija entre sus brazos, que quiere
volver a huir pero no puede. El corazón se le ha estancado junto a ese pecho
que se siente cálido pese a que va tan empapado como él.
- No eres bobo. Eres el chico más sensible
del mundo. Y me encantas así...
- Yoochun ah... - Las pupilas claras buscan
las orbes negras del otro. Las pálidas mejillas se tinturan bajo el delicado
tacto de aquellos dedos francos que le acarician con devoción.
- Lamento que 'ella' nos haya interrumpido,
pero quiero que sepas que nunca habrá nadie con quien desee estar más que
contigo.
Sus palabras surten efecto y consiguen que
el cuerpo del menor se estremezca de emoción. Junsu sonríe avergonzado,
indeciso entre aprovechar la ocasión para abrir su corazón o esperar "otro
momento".
- Dime Junsu ah...
- Eh...
- Lo que late aquí... - El pelinegro posa
la palma de su mano sobre el pecho del castaño... - Dime si se trata del mismo
sentimiento que late, aquí... - Y lleva entonces la mano del menor a su pecho,
donde su corazón late de prisa pero armonioso.
Las mejillas de Junsu se ruborizan al rojo
vivo y sus labios rosados parlotean sin sentido, abrumado por todo lo que
quisiera decir de verdad. Tantos sentimientos, tantos deseos, tantas
declaraciones de amor guardadas en su inocente imaginación.
- Te quiero, Yoochun ah.
Y es todo cuanto brota de su boca, pero más
que suficiente para el mayor cuyos pronunciados pómulos se enervan profusamente
de rubor.
- También Te Quiero, Junsu ah.
Una sonrisa mutua y una mirada cómplice.
Desaparece el frío y el miedo a la soledad, la lluvia copiosa se convierte
entonces en una melodía romántica de amor otoñal, el golpeteo incesante de las
gotas sobre el asfalto y las cortinas de cristalina lluvia que se desplazan
cuesta abajo en las canaletas del puente, un significativo cuadro para la
posteridad.
Están ahí, dos corazones enamorados que se
han revelado al silencio y acompasado el ritmo del amor entregado.
Y llega, el beso dulce y calmado, dos
juegos de labios que se funden en la danza más sublime de todas. Inclinan el
rostro y buscan el ensamblaje perfecto de la armonía que nace en sus bocas, y
al abrazarse, asirse del cuerpo del otro como quien se ancla de un alma
iluminada que les aleje de la soledad.
Un beso de amor, bajo la lluvia cortada por
un puente.
FIN
Los leere de nuevoxDD
ResponderEliminarAhhhhhhh muchas gracias Feli!!!!!!!!!!!!!! gracias por subir acá los drabbles, muchas gracias, así es más fácil estar releyendolos *o*, gracias, gracias, gracias :D
ResponderEliminarWoooooooooo y el nuevo del YooSu!!!!!!!!!!!! ahhhhhhhhhhhhh tan lindo *o*, fue muy tierno y también cómico cuando Jae le dice a Yoochun "tu pesado y maloliente cuerpo de ebrio.", jajajajajajajajajajaja xD
Fue tan hermoso!!!!!!!!!!! tan, tan hermoso!!!!!!!!!!! ese Yoochunnie ♥, hermoso YooSu ♥_♥
Gracias de nuevo :D
no habia leido todos... de lo q me habia perdido en verdad
ResponderEliminarme he reido demasiado con los hayamin sobre todo con la curiosidad tan "inocente" d junsu q ayudo un monton en q el hayamin stuviera juntos xDDD
Saludos ^^
<3 <3 <3 <3ya habia leido algunos pero no todos y me han encantado todossssssssss, eso es amorrrrrrrrr jijijiji gracias por compartir estas hermosas historias con nosotros ^^
ResponderEliminarno puedo creer que me habia perdido de estos ..te hanquedado geniales y muy a a tu estilo muchas gracias Felina :D
ResponderEliminarOiiiiii♥♥♥♥ estan preciosooos ;w; El primerito no lo había leido~ Y lo ameeee ;A; Así haya sido con un Chunnie borracho y todo, pero que al fin y al cabo supo desenredar sus pensamientos para poder darle paso a todo ese amor que le tiene a su Susu baby♥
ResponderEliminarGracias por compartir ;w;
Se me fue el sueño >.< tenía dos horas de sueño y continuar trabajando pero creo que las utilice mejor. Lo he leído más de una vez.
ResponderEliminarGracias.
ahhhhhhh me encantaron los toques de dulzura travesuras, y por su puesto el amor que flota en elllos.... ahhh me diverti mchisimo leyendo cada uno de ellos... bueno una desventaja el no estar tan apegada al face es que no los pude leer antes.... pero de todas formas gracias por subirlo me relajaron bastante.... matta ne
ResponderEliminar<3 yoosu <3
Awwww peero es que me matan de amor esos doos!!! Ame cada uno de sus Drabbles~ son tan Hermosos!! Sauna ha entrado en mi lista de favoritos <3 ese Delfin es todo un niño travieso ~ xD Y bueno el HY <3 nunca cambiara no?? Aun asi amamos que se amen tanto *---* me encantaron todos los recortes (?) xD Gracias Felina ~
ResponderEliminarooh por tohoshinki sacramentado XDD
ResponderEliminarenserio no inventes dime de donde sacas tantas ideas hajajajjajajajajaj con las continuaciones de sauna dios XDD no podía para de reir lo juro estaba de no chingues jajajajajjajajajajaj aunque bueno reírte a las 3 de la madrugada no es bueno que levantas gente XDD mientras que con los demás fueron hermosos *O* amee el del raton borracho lo bueno es que arreglo el asunto que sino le daba una bonita patada hayaaaaa por donde no le pega el sol e.e mira que hacerle eso al delfin aunque también el andaba de seductor XD en fin todos estuvieron preciosos *O* siempre me alegras las noches porque es el ultimo sitio que visito antes de irme a dormir por lo mismo me duermo con una sonrisota :D o no duermo si esta bueno el asunto jajajajjajaja cuídate nos vemos en la próxima actu que subas ^^ bye bye
awwwwwwww~ que genialoso!!!!
ResponderEliminarmori de risa con las ocurrencias de Susu delfincillo travieso xDDDDD que bueno fue gracias a el y su personalidad tan particular lo que también llevo a que el resto de los mortales atinaran y también ahora tengan quien les caliente la cama (?) xDDDD
los ame~ *O* cada día me enamoro del YooSu, YunJae y ahora del HayaMin *///*
gracias por estos shot que ame demasiado~
Saludines y cuidate!!!
Gosh+!!!
ResponderEliminarCreo que niinguno lo habia leido *-* Y los ame todos xD
Especialmente esas continuaciones de sauna xD me mori de risa y de amor y a veces de ternura y aggskpteqtojdzjkuwypbxh xD Kim JunSu gracias por sembrar esas dudillas xD
Gracias Feli los ame *le lanza YS besho*
<333
Definitivamente queres que todas estemos muertas de amor noooo ajajaj... Me encantaron la verdad estuvieron increibles todos!!
ResponderEliminarTe felicito^^
Pero que amor de verdad *-*
ResponderEliminarMe encanto cada uno de ellos, estan tan llenos de amor que me hicieon volar hasta una nube rosita en el cielo.
Me encantaron las continuaciones de Sauna
xD me hicieron reir un monton porque me imagine todo lo que paso.
No habia leido ninguno de estos drabbles. Muchas gracias por compartirlos con nosotr@s
Waaa!!! Pero si son puro amor!! Ya te lo había dicho alguna vez pero has hecho que ame al HayaMin al igual que el Yunjae y el Yoosu.... estos drabbles, a pesar de ser cortos y unos mas pervertidos que otros, están llenos de amor!!
ResponderEliminarMe encantanron!! En especial la continuacion de Sauna!!!
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