PROHIBIDO SACAR LOS FANFIC DE ESTE BLOG Image and video hosting by TinyPic

viernes, 30 de abril de 2010

DESEOS cap 11y12

ADVETENCIA: Lemon suave

CAPITULO 11. FIEBRE DE AMOR

*****

Afrodita ya no se molestó siquiera en preguntar el porqué de aquella petición, no se molestó en mirar esos ojos del color de los océanos porque sabía que lo que vería en ellos sería tan innecesario como esperar a que la propia Artemisa entendiera por lo que está pasando; así que fue directamente con quien sabe le puede dar las respuestas que necesita ahora.

- qué es lo que está pasando con Artemisa, y esta vez quiero la verdad, sin rodeos, sin misterios... – preguntó a la diosa de la fertilidad, Démeter observaba plácidamente el color nacarado del atardecer cayendo sobre la Tierra.

- Apolo (Dios del Sol, hermano gemelo de Artemisa) les da sus bendiciones cada día, mientras Artemisa les ofrece un poco de oscuridad cada noche, es como la búsqueda de la armonía, del yin y el yang...

- eso lo sé, el dios del sol y la diosa de la luna, son la armonía que reviste el día y la noche de los mortales, les ofrece en cada estación lo que necesitan para vivir. Qué demonios tiene que ver eso con lo que está haciendo Artemisa...

- solo recordaba... – la diosa de la fertilidad volteó a ver a la diosa del amor, con una sonrisa cálida en sus labios... – ¿cuál es la principal virtud de Artemisa?

- su castidad... – rió con un dejo de ironía... – no me vas a salir ahora que todo el daño que está ocasionando es por eso...

- sabes porqué le pidió eso a Zéus, ¿porque le pidió ser virgen eternamente?... – la diosa del amor negó con la cabeza, realmente no sabía, los rumores en el propio Olimpo habían ido y venido hace siglos con las razones de aquello, pero la verdad, supone solo es de conocimiento del dios de dioses y la diosa de la luna... – sabes porqué tus poderes no tienen efecto sobre ella?...

- deja de hacer preguntas y mejor dímelo... – la diosa del amor nunca ha sido precisamente paciente para drenarse el cerebro y pensar en algo...

- durante su primer vida, cuando tú apenas aprendías a dominar tus propios dones, por accidente, hiciste que Artemisa, siendo una adolescente, se enamorara de un mortal, con el pasar de los años aquel joven se hizo hombre, y como todo hombre tenía necesidades, pero qué iba a saber Artemisa acerca de no confiar en cualquiera a la primera. Ella le amaba, le amaba ciegamente porque así es como tu hacías que se enamoraran cuando todavía no dominabas tu don... se entregó sin medidas a ese amor una sola vez, en ese bosque en el que ella caza con tanta frialdad, y cuando le entregó su virginidad a ese mortal jamás le volvió a ver... triste e iracunda fue a buscar consuelo en quien ella veía como una madre, pero sabes bien que Hera siempre le ha visto más como una blasfemia a su condición divina porque es la viva imagen de Leto, una de las tantas amantes de Zeus con quien procreó hijos. Hera le dijo que la humanidad así era, que así sería siempre, que solo vivían para las cosas banales, y fue idea de ella que Artemisa le pidiera a su padre castidad eterna; lo que ni el propio Zeus imaginó cuando concedió los deseos de su hija es que su aun esposa, la diosa del matrimonio y la más despiadada de todo el Olimpo lanzaría una maldición sobre Artemisa al momento en que su deseo fue concedido por el Dios de Dioses. El día en que la diosa de la Luna se enamore y deseé renunciar a su virtud iniciará su proceso de transición para reencarnar entre los mortales, cuando eso suceda los dones de la Diosa del Amor pasarán a manos de su hija Eris (Diosa de la Discordia)...

- ¿mis dones?... – interrumpió con evidente sorpresa, si la maldición era para Artemisa porqué ella perdería sus dones, o sea, su divinidad.

- si tus dones pasan al poder de Eris, sabes bien lo que pasará con la humanidad, Eris es peor que Hera, pero si llega a tener el poder que tienes tú, en la Tierra no habrá amor, los sentimientos quedarán en el olvido y no habrá sino solo deseo carnal, discordia. Artemisa no puede permitir eso, así que decidió reencarnar entre los mortales; y eligió de entre todos ellos a los que más conflicto causaron en su comprensión divina, porque lo que más nos conflictúa es lo que más fuertes nos hace también.

- todavía no estoy comprendiendo, ¿si la maldición es para Artemisa porqué robar mis poderes cuando ella reencarne?...

- Hera es más inteligente de lo que muchos suponen, sabes, pero es también una mujer demasiado celosa. Si Artemisa reencarna en un mundo gobernado por la Discordia, ¿cómo crees que vaya a ser su personalidad divina?...

- igual que la noche, donde la luna habita, oscura... -

- el conflicto de identidad es inevitable, Artemisa solo quiere asegurarse de que reencarnará en un hogar lleno de amor...

- es una excusa muy tonta, el amor entre esos chicos es mas que claro, lo que me pide...

- lo que te pide, sometiéndolos a deseo carnal, a pruebas banales, es lo que necesita saber no existe entre ellos para reencarnar... es por seguridad divina...

.............

- no puedo creer que no podremos pasar Navidad y Año Nuevo juntos... – haciendo pucheros tristes, el castaño comentó, sentado en la sala donde se encontraban todos reunidos, excepto Ji Yong.

- pues ya ves, se la ha gastado buena la Disquera esta vez, mandarnos a Japón de nuevo... – opinó el menor.

- pero no se quejen, después de todo estamos festejando, ¿no?... – habló Jae. El departamento se encontraba ataviado de luces colgando alrededor. El árbol navideño (que tan empecinadamente decoraron Min, Jun Ho y Ji Yong) estaba adornado con espuma nieve para darle ese toque nevado, tenía pequeñas luces parpadeando, varios muñequitos de figuras decembrinas y regalos alrededor. Los muebles estaban revestidos con carpetas de color rojo y verde en las coderas. La mesa tenía un candil con velas en el centro, los cubiertos estaban ya dispuestos para cenar y un rico aroma a ponche de frutas salía desde la cocina.

- oigan, par de holgazanes, no deberían de estar ayudando a Ji Yong en la cocina... – el ratón lo recordó cuando ese aroma llegó a su nariz, que sino, los muy ingratos ni se hubieran acordado.

- ¡hola! Mira quién habla, no veo yo que estés haciendo mucho... – obviamente quien atacó fue su cuñado, es que hoy tampoco se están llevando precisamente bien. Aunque sus peleas son divertidas.

- cuidar de mi delfín es lo más importante para mí en este mundo... – dicho lo cual abrazó a su novio posesivamente.

- ni que se fuera a caer del sofá si lo sueltas por un segundo... – retomó el ataque. Celoso porque desde hace dos días que el pelinegro no suelta ni a sol ni a sombra a su hermano, que no ha podido hablar con él ni un minuto con el ratón pegado todo el santo día y la noche a él.

- ya dije, no lo suelto, mañana nos vamos y no lo voy a ver por un largo mes... – tomó a Junsu y lo instó a sentarse en sus piernas, el castaño, igual que Jae y Yunho solo observaban divertidos la escena, sonriendo con esa riña de cuñados tan infantil. Min se veía bastante más curioso llevando su vista a uno y a otro conforme se cedían la palabra (si sigue así le va a doler el cuello).

- me voy contigo, por si se te olvida, o sea que yo tampoco voy a ver a mi hermanito por un mes, así que, deberías permitirme...

- ¡nada! Mi delfín es mío y de nadie más... – interrumpió, estrechándolo más en un abrazo.

- chicos... – llamó suavemente el castaño.

- él empezó... – se acusaron mutuamente, señalándose con el dedo y un puchero de berrinche bastante cómico en sus labios.

- ¿Yunnie?... – llamó el castaño oscuro a su novio...

- ¿qué pasa?... – apenas se había levantado para ir a la cocina a ver qué tal le iba a Ji Yong o si necesitaba ayuda cuando su novio le habló, regresó sobre sus pasos, se quedó de pie en el respaldo del sofá, colocó sus manos en éste y agachó un poco el rostro para ver a su novio desde la altura.

- tú no me vas a extrañar, tú si me sueltas, ¿no te la pasas pegado a mí?... – cuestionó con la boca en trompetilla, mirándolo con la cabeza ligeramente hacia atrás para poder tener mejor vista del rostro de su novio, quien sonrió por la pregunta.

- pero si me acabo de levantar, y solo iba a ver si Ji Yong necesitaba ayuda para mandarle a estos dos... – señaló con la mirada a Jun Ho y Min, los chicos le miraron ofendidos por la forma en que se refirió a ellos, pero fueron olímpicamente ignorados por el appa... – claro que te voy a extrañar, porqué crees que casi no hemos dormido en la última semana... – eso último se lo susurró con voz sensual, para que solo él escuchara, un sonrojo evidente se instaló en las mejillas del mayor.

- hoy no duermes nada... – murmuró el mayor, mordiéndose el labio como solo él sabía, logrando que Yunho le besara como deseaba en esos momentos, un beso largo y tierno con toques apasionados.

- Chunnie, yo quiero que me beses así... – el castaño, cómodamente sentado en las piernas de su novio, había observado ese beso y quería uno igual, pero el ratón no había alcanzado a comprender el porqué; así que se acercó a besarlo... – así no...

- ¿eh?... – soltó confundido, pues no que quería que lo besara así, los actores de aquel beso se separaron con un chasquido húmedo entre sus bocas.

- ay Chunnie, quiero el beso estilo spiderman que se acaban de dar... – Min y Jun Ho rodaron los ojos cuando escucharon eso, Jae y Yunho se le quedaron viendo con cara de “what”... -

- cómo... – volvió a preguntar el ratón, con una sonrisa en los labios, la de cosas que se le ocurren a su delfín. Por eso, entre muchas otras cosas, lo ama.

- sí, sí, tú de pie, un beso, cómo decirlo, de cabeza... – trataba de explicarse Junsu para darle a entender a Yoochun cómo quería que lo besara, pero más que parecer querer un beso por gusto era como si estuviera pidiendo algo por capricho, adorable de todas formas... – vamos, ya no te acuerdas de la película, no sé cómo explicarlo... – puchero de niño pidiendo su dulce favorito.

- pero así ya no es espontáneo... – se quejó el ratón, regresándole el puchero infantil... – eso es copiar Su...

- ¿no me quieres besar?... – los ojitos del delfín se cristalizaron levemente (n/a: es que ya saben, los cambios de humor)

- claro que quiero, mi niño... – cumpliendo con el deseo de su novio, que ya tenía la sonrisota en la boca porque le iban a dar su beso estilo spiderman, lo sentó cuidadosamente sobre el sofá, se colocó detrás de éste, igual que lo hiciera el moreno con umma, acercó su rostro para besarlo. Pero cuando ya sus labios se habían rozado el delfín dio un ligero brinco seguido de un quejido que lo alertó... - qué pasa, te duele el vientre otra vez.... -

... pero el castaño solo sonreía, tomó una mano de su ratón y la colocó sobre su vientre... – es que tus hijos han decidido comenzar a moverse... – el pelinegro sintió una ligera patadita en el vientre de su novio.

- pateó... – señaló todo emocionado, que hasta las lágrimas se le acumularon en los ojos, el resto sonrió feliz también, y aunque morían de ganas por sentir esas pataditas también, les dejaron su privacidad... -

- y mira que patean fuerte... – las manos de ambos estaban cubriendo su tripa de ya cinco meses...

- se estarán peleando... – sonrisa de padre superfeliz con su primer contacto ante los movimientos de sus hijos aun en el vientre del “mami”.

- no... creo que están nadando en la placenta... es como si estuvieran jugando... – y ni como contradecir a una madre, siempre saben qué onda con sus bebés desde que los tienen en su interior.

- Te Amo... – ahora sí, el ratón le dio a su delfín el beso estilo spiderman, pero ahora fue más que espontáneo.

- el pavo estará listo en unos minutos... – apareció de pronto el chico raro, sonriendo como solo él sabe, con esa inocencia marcada en su semblante. Traía puesto un delantal con el estampado de un famoso anime de ninjas...

- oh, que bien, muero de hambre... – se quejó el menor, tocándose la tripa, donde unos ruiditos dejaron en claro que no mentía.

- glotón... – se burló el gemelo, y ahí iba otra pelea entre esos dos.

- adornar la casa agota energía y no he comido nada desde la mañana... – se defendió el menor con el ceño fruncido.

- sí claro, tú siempre encuentras un buen pretexto para tapar tu glotonería... – señaló como restándole importancia...

- al menos no me la paso quejándome hasta del aire que respiro... – se fulminaron con la mirada por unos segundos, hasta que al gemelo aquel contacto le intimidó porque sintió un cosquilleo en el estómago, motivo por el cual desvió la mirada con indignación fingida.

- parecen un par de hermanitos... – comentó Ji Yong con una sonrisa.

- ¡yo de éste, nunca!... – dijeron al mismo tiempo, luego se cruzaron de brazos y miraron al lado contrario con un puchero en la boca.

- ay, ya dejen de gritar, me van a despertar a los babys... – les llamó la atención Jae, sobándose tiernamente la tripa, sus nenes todavía no se mueven como los de Junsu, pero es capaz de sentir cuando sus niños están despiertos, cuando duermen, cuando tragan, sabe que de un momento a otro también se empezaran a mover, y solo espera que sea antes de que su novio parta a Japón para que puedan compartir ese gran momento.

- ahora ya solo los quieres a ellos... – el menor fingió llanto, y con esa chispa ocurrente que le caracteriza, decidió jugar un rato... – voy a cambiar de umma... – y se aferró a los brazos de un sonriente Ji Yong.

- ¿eh?... traidor... – le siguió la corriente el castaño oscuro... – te dejaremos sin herencia... -

- no importa, ya tengo umma nueva... – y se apretó más al cuerpo del chico raro, que simplemente estaba ahí con su sonrisa inocente. Por el contrario, Jun Ho no gustaba de aquel abrazo, sintió un vuelco en el estómago y la sangre le hirvió, solo que no sabía si era porque Min abrazaba al chico raro, o porque este se dejaba tan dócilmente, o por ambas razones.

- Ji Yong, te advierto que ese niño solo te persigue para que le des de comer...- participó del juego el moreno.

- ¡appa!... – saltó indignado el menor.

- ah eso sí que no, si ahora él es tu umma te has quedado sin appa, de ningún modo pienso compartir a mi Yunnie, no señor... – Jae agarró a su novio fuerte de las manos, como si en verdad se lo fueran a quitar.

- umma, tendrás que conseguirme un appa... – pidió inocentemente el menor, viendo con ojitos de borrego a medio dormir al chico raro, cuya mirada se fue inconscientemente a Jun Ho, pero nadie se dio cuenta, ni siquiera Min porque estaba más ocupado en hacerle morritos.

- eh, sí claro... – sonrió nerviosamente.

- cómo, así de fácil, no te digo, tú no sabes decir que no... – intervino el gemelo con voz molesta. El pitido del horno se escuchó y fue la campana que salvó a un nervioso Ji Yong de tener que decir algo al respecto.

- el pavo está listo... – ligeramente sonrojado se fue a la cocina.

- Min, Jun Ho, hagan favor de ayudar a Ji Yong a acercar las cosas a la mesa, quieren... – pidió suavemente Yunho. Iban a protestar ambos cuando la mirada de Jae les hizo saber que como se negaran iban a desear que el lindo chico raro de verdad fuera su umma porque él les iba a poner los puntos sobre las ies.

La cena transcurrió entre más bromas, pucheros y discusiones infantiles en donde todos participaban, aunque el chico raro solía simplemente seguir la corriente en todo. A la hora de los regalos todos recibieron obsequios lindos, pero sin duda los que más disfrutaron y hasta derramaron algunas lágrimas de emoción fueron Junsu y Jae, porque recibieron puras cosas para los bebés, desde ropa, hasta juguetes y artículos para la ducha, todo muy mono. Cuando cuestionaron sobre cómo le habían hecho para comprar aquello sin que saliera en los diarios o noticias sobre chicos de DBSK adquiriendo artículos para bebé, todos dijeron que Joo-Eun había terminado haciéndoles el favor a cada uno, ellos le decían lo que querían y ella iba y lo adquiría.

Al día siguiente, con un blanco manto cubriendo la ciudad por la nevada de esa noche, DBSK ya tenía las maletas en la van, afuera el manager les esperaba en su auto. Dentro del departamento cada uno se despedía de Jae y Junsu, con ellos se quedaba la simpática Joo-Eun.

- no quiero irme... – dijeron al mismo tiempo Yunho y Yoochun, abrazados a Jae y Junsu respectivamente.

- oye, estaremos bien, es solo un mes... – intentó animar el castaño oscuro a su novio... – eres el líder, recuérdalo, así que, muestra un poco más de fortaleza... – le dijo en fingido regaño...

- pero no te voy a ver en un mes JaeBoo... 30 largos días, y yo no me quiero perder las primeras pataditas de nuestros niños... – posó su mano en el muy abultado vientre de su novio (hombre, con trillizos desarrollándose ahí dentro, no era para menos).

- lo sé, pero hacemos esto por ellos, Yunnie, anda, que si no me harás llorar... – claro que les dolía tener que separarse por un largo, larguísimo mes, pero, tenía razón, todo era por sus bebés.

- Te amo, Boo... – se dieron un beso largo, tierno y definitivamente apasionado, esperaban que ese sabor les durara el tiempo suficiente para no extrañarse demasiado ese tiempo. Cuando el moreno se separó ya listo para irse de una vez, acarició una última vez la tripa de su amado y justo cuando iba a retirar su mano sintió esas pataditas en el vientre, bajo su mano... – se movieron... – comentó emocionado, ahora sí llorando de alegría y a la vez tristeza porque tenía que irse.

- creo que no querían quedarse sin despedirse por ahora de su papi... – las pataditas se siguieron un momento más. Jae y Yunho estaban llorando del mismo modo, entre felices y tristes.

- te llamaré todos los días.... – le dio otro beso, aun más entregado que el anterior, seguía esperando que su sabor le durara el tiempo suficiente. Claro que en cuanto la puerta del departamento se cerró separándolos definitivamente comprobaron que no era así, porque ya se extrañaban horrores.

El castaño no le dijo nada a su ratón, sino que se dedicó a besarlo amorosamente hasta que se lo arrancaran de los brazos. Igual pensaba el pelinegro, total que efectivamente no se separaron hasta que Jun Ho los separó y salieron del departamento.

.............

Un par de días a su llegada a Japón, donde el clima estaba muy frío, este terminó por pasar factura a uno de ellos. ChangMin pescó tremendo resfriado, por lo que permaneció ese día en el departamento mientras el resto salía a cumplir con algunos compromisos. Por la tarde Jun Ho regresó, como era el único que se había desocupado ya le dijo a Yunho que volvería para ver cómo se encontraba el menor.

De paso, compró algunas medicinas que Ji Yong recomendó ampliamente, y como es una clase de genio que sabe más que el mismo Min, pues no dijo nada y compró obediente el medicamento. Llegó al departamento, el interior estaba algo frío, cosa que le extrañó porque habían dejado la calefacción encendida para que el menor estuviera calientito. Se asomó a la cocina, luego a las salas de música y entretenimiento, y como no lo encontró ahí, supuso que estaba durmiendo o descansando en la habitación. Así que con un vaso de agua y la pastilla en una mano, el gemelo entró. Ahí estaba Min acostado, con el pijama aun puesto y destapado, las cobijas estaban en el suelo, era obvio que el menor había tenido calor por la misma enfermedad e irresponsablemente se había descubierto y apagado la calefacción.

- ¿estás dormido?... – preguntó con una sonrisa, si lo estaba simplemente no lo escucharía, pero si estaba despierto seguro que reaccionaría molesto.

- ahora sí, porque iba entrando apenas al mundo de los sueños pero tu hermosa... – tono sarcástico... – voz me trajo de vuelta.

- no es mi culpa, Ji Yong dijo que esta medicina te ayudará a mejorar más rápido... – el menor se incorporó apenas, tomó la pastilla que se le ofrecía y la tragó pasándola con un trago de agua... – apagaste la calefacción, así no te recuperarás muy rápido que digamos.

- tengo calor... – se excusó con el ceño fruncido. Gesto que adoraba el gemelo, sobre todo si era causado por él.

- eso es porque tienes calentura... – le tocó la frente comprobando que tenía la piel más caliente de lo normal.

- estás fresco... – murmuró el menor, disfrutando de ese tacto que contrastó con su ardiente piel, cerrando los ojos inconscientemente. Eso fue demasiado tentador para el gemelo, que de pronto sintió unos deseos enormes de besar esos labios.

- ¿comiste ya?... – se alejó de Min, tomó asiento en el borde de la cama, al extremo del menor.

- podré estar muriendo pero ni loco dejo de comer... – respondió con una sonrisa, demasiado brillante para el gemelo, que sintió un leve calor arremolinarse en su estómago y un ardor concentrarse en sus mejillas.

- lo imaginé... – se puso de pie dispuesto a salir de ahí porque no le gustaba lo que estaba sintiendo, bueno, no era que no le gustara, era que no sabía cómo manejarlo... – voy a la sala, a ver un poco de tele...

- bueno, gracias por la pastilla, y por haber venido... – el menor se volvió a recostar.

- si, de nada... – salió de ahí ya con el corazón latiéndole muy rápido en el pecho. Se fue a sentar frente al televisor, pasó por los canales una y otra vez sin encontrar realmente nada interesante, no cuando su atención seguía en la habitación que abandonó. Poco más de media hora después escuchó unos gemidos provenientes de la recámara, se escuchaban como de dolor, así que en un dos por tres ya estaba dentro... – Min, estás bien?... – se acercó a un jadeante Max, le vio la frente llena de sudor, tiritaba y tenía la piel muy caliente... – fiebre... – el gemelo fue a la cocina, llenó una vasija con agua fresca y después tomó unas toallas que humedeció y colocó en su frente y en su pecho.

- Kohei... – murmuraba el menor, como si estuviera soñando, su voz era ligeramente suave... -

- me parece que comenzará a delirar... – tomó su móvil y llamó a Ji Yong, con suerte estaría desocupado y lo atendería.

- Kohei, te extraño... – siguió murmurando el menor, su respiración algo agitada, los ojos cerrados, una sonrisa triste en sus labios. El gemelo sabía que ChangMin está enamorado del bailarín, pero desde hace dos meses que no se ven, porque a Kohei lo enviaron a China a trabajar con otro grupo, y aunque siguen en contacto por móvil y pasan horas charlando, nada es igual que tener a la persona enfrente, poder verla, sentirla. Sabe también que Min desea más que nunca poder estar con ese chico, se le nota en la mirada cada que lo menciona, cada que habla con él, cada que lo llama como en esos momentos. Ji Yong nunca contestó.

- no puedo dejarte así, seguiré con las toallas húmedas, a ver si te baja la temperatura mientras llegan... – dijo, más para sí mismo que para el menor. Quien seguía hablando como entre sueños.

Algunos minutos después, la fiebre había cedido apenas un poco, Min abrió ligeramente los ojos, pero parecía que no estaba consciente porque su mirada parecía ausente.

- Kohei... – murmuró una vez más, se incorporó sentándose en la cama, tomó a Jun Ho por el cuello y comenzó a besarlo antes de que éste pudiera siquiera haber reaccionado. Es que lo había pillado cuando cambiaba la toalla en su estómago.

Las manos del menor comenzaron a moverse por el pecho del gemelo, que tenía una lucha interna en ese momento por varias razones. Ese beso le estaba encantando, a pesar de que los labios del menor ardían ante los suyos por la fiebre. Las manos que acariciaban su pecho disminuían sus defensas e incrementaban ese novedoso deseo que late en su interior, pero estaba mal, estaba mal que se aprovechara de la situación, porque a pesar de todo, el menor estaba pensando en el bailarín mientras se besaba de esa forma tan desesperada con él.

- Min... – se separó del menor, aunque éste insistía en sus besos ahora siendo depositados en el cuello del gemelo, que no podía evitar suspirar, pero haciendo acopio del poco autocontrol que le quedaba, volvió a separarlo, tomándolo de los hombros, viendo ese rostro teñido de un tono carmesí producto de la enfermedad, los ojos semicerrados y una sonrisa triste en sus labios.

- ¿ya no me amas?... – cuestionó el menor, en su delirio en verdad tenía a Kohei ante él.

- Min, yo no soy Kohei... – trató de razonar el gemelo, pero el menor parecía no escuchar sus palabras.

- prometiste seguir amándome. Dijiste que esperabas que la próxima vez que habláramos de nosotros yo ya tuviera claros mis sentimientos, y ya los tengo, Kohei... – el menor se acercó una vez más al gemelo, dejando caer todo su peso sobre éste, por lo que terminaron recostados sobre la cama. Jun Ho ya no hallaba cómo salir de esa embarazosa situación.

- Min, espera... – pero el menor no le hizo caso, se acercaba lentamente a su rostro, y Jun Ho deseaba tanto volver a sentir esos labios, que sentía que no podría escapar de esa situación.

- Kohei, Te Amo... – ya estaba, por fin lo había dicho. Atacó los labios de quien suponía en su delirio era Kohei, besando despacio esa boca, disfrutando de su sabor, aunque había algo diferente en ella, le gustaba lo que estaba sintiendo.

Bajo su cuerpo, Jun Ho se había rendido a esa sensación, estaba disfrutando de ese beso a pesar de saber que no era dirigido para él, pero, igual Min no lo iba a recordar, cierto. Las manos del menor se deslizaron bajo su ropa, rozando suavemente con sus calientes dedos su pecho, descendiendo con sus besos por el cuello. Jun Ho gimió ante eso, era algo completamente nuevo, pero demasiado placentero como para dejarlo ir.

Las caricias de Min descendieron peligrosamente hasta la entrepierna del gemelo, donde comenzó a masajear lentamente aun por sobre el pantalón. Su propia erección comenzaba a palpitar bajo el pijama.

- tócame... – susurró con voz ronca el menor, el gemelo obedeció más por instinto que por otra cosa. Llevó su mano a la entrepierna del menor, bajó el pantalón del pijama, apartó la ropa interior y tomó la erección caliente bombeándola despacio, acelerando al ritmo que el menor imponía en su propia erección.... – mmhhh... Kohei, aahhh... – gemía placenteramente. Hacía tanto que no se sentía así, aunque esa sensación no era la misma que en otras ocasiones cuando habían intimado, le estaba gustando. Era tal vez por el tiempo que había pasado que lo sentía diferente.

- mmhhh... aahhh, Min... más rápido... – articuló con voz excitada el gemelo. Su petición se cumplió de inmediato. Su boca fue atrapada nuevamente por el menor, entrando en ella con su traviesa lengua que exploraba cada centímetro de su cavidad como si fuera algo nuevo que quiere recordar para siempre. No, era él quien pensaba aquello. Unos minutos después ambos se corrieron, uno en la mano del otro.

- ésta vez, quiero que tú me hagas tuyo... – le susurró el menor, comenzando a retirar la camisa del gemelo. Cuando el móvil de Jun Ho sonó en la mesita de noche a lado de la cama y la razón volvió a su mente.

- ¡mierda! Que estoy haciendo... – pensó, se paró de golpe alejándose de un confundido Min, tomó el móvil y leyó en la pantalla que era Ji Yong quien llamaba, y por alguna razón sintió una opresión en el corazón.

- no te vayas... – escuchó que le pidió el menor con voz triste... – Kohei, quédate...

- espera, ahora hablamos... – le dijo a la voz al otro lado de la línea. Después se dirigió al menor... – Min, soy Jun Ho, Kohei no está aquí.

- qué... – el menor sintió los párpados muy pesados y terminó por caer dormido.

- ¿hola?... – atendió el gemelo otra vez a la llamada.

- llamaste hace un momento, ¿está todo bien?... – preguntó Ji Yong con voz de madre preocupada, que se ha tomado el papel de Jae más que en serio.

- Min tiene fiebre... y delirio... -

- ¿le diste el medicamento que te encargué?...

- sí, y después de eso se puso así...

- nunca lees las instrucciones de un medicamento?... – el gemelo juró que su amigo sonreía divertido al otro lado de la línea.

- no las leí porque tú me dijiste de cuál comprar y como dársela, para qué iba yo querer leer las instrucciones... – le espetó ya con algo de molestia. ¡Acababa de masturbarse con el menor!

- bueno, no te preocupes, la fiebre es normal, es una respuesta del organismo para atacar la enfermedad, y significa que le medicamento ha hecho efecto también, tú solo ponle toallas húmedas en la frente y espera, en una media hora la fiebre habrá bajado totalmente. Nosotros llegaremos como en una hora. Puedes con eso, Jun Ho?...

- claro que puedo, ni que fuera un niño para no poder.... – escuchó que el chico raro soltó una risa demasiado armoniosa para sus oídos que le generó un sonrojo.

- bueno, entonces nos vemos más tarde.... -

- más vale que no recuerdes nada, porque sino, hay sí tendremos problemas... – tomó una de las toallas y con toda la vergüenza del mundo y aún algo de excitación, limpió los restos de semen en Min, por suerte el pijama que trae no se manchó, que sino tendría que cambiarlo, ¿y después cómo se lo hubiera explicado?... – me lleva, cómo me he venido a meter en este lío... – cuando hubo terminado con el menor, se duchó rápidamente, algo confundido por todo lo que pasó y el recuerdo en su mente dando vueltas. El placer al estar así con el menor, el sentimiento de culpa que le generó cuando habló con el chico raro. Estaba confundido, eso es oficial.

...........

Entre tanto, Yoochun, Ji Yong y Yunho terminaron una entrevista y se encontraban ya en los camerinos terminando de guardar sus pertenencias para volver al departamento.

- los espero en la van, voy a llamarle a mi delfincito... – informó el ratón mientras salía ya con el móvil pegado a su oreja.

- como si fuera el único que quiere hablar con su novio. ¿Dónde dejé mi móvil?... – el moreno metió las manos en los bolsillos de sus pantalones pero no lo encontró ahí.

- lo echaste en la mochila... – le dijo el chico raro con una sonrisa. Es que desde que llegaron a Japón el líder anda muy distraído, se la pasa con la mente en Corea a lado de su Boo.

- ah, cierto... – “no había notado esa sonrisa, tan pura, tan transparente”... comenzó a pensar, o al menos eso es lo que creyó, porque en realidad era que Afrodita estaba susurrando aquello en su oído, pero no la podía ver ni sentir porque los dioses no pueden ser percibidos por los mortales... “esa piel tan blanca y suave, aunque es idéntico a mi JaeBoo tiene algo diferente que... me atrae, tal vez sea que sus ojos brillan con esa inocencia tan arrebatadoramente sexy, o esos labios de un rojo más intenso que parece una fruta prohibida que desea ser probada. O ese cuerpo estilizado, las largas piernas, la delgada cintura que quisiera rodear con mis brazos”... – Ji Yong estaba ajeno a lo que pasaba a su alrededor, había terminado de meter sus pertenencias a su bolso y cuando dio la vuelta para irse junto con el líder, éste ya estaba prácticamente pegado a su cuerpo, con una sonrisa demasiado lasciva y una mirada completamente diferente a cualquiera que le haya visto...

- ¿Yunho?... – lo llamó con voz alterada, no le gustaba cómo estaba siendo observada, ni mucho menos que se acercara cada vez más...

- Ji Yong... – el rostro del moreno se acercaba lentamente con la intención de besar aquellos labios y comprobar sus teorías.

- hay que irnos ya... – el chico raro se escabulló por un lado, saliendo con paso veloz fuera del alcance del líder... – qué le pasa, tanto extraña a Jae hyung, aunque... me llamó por mi nombre... ay no, ahora qué hago...

- haré que caigas Ji Yong, porque deseo poseerte... – con una sonrisa seductora, el moreno tomó sus cosas y salió por el mismo camino que los otros dos, rumbo al departamento.

Continuará....






ADVERTENCIA: Lemon

CAPITULO 12. TENTACIONES

*****

Ji Yong abordó en el asiento trasero de la van a lado de Yoochun, quien no prestaba atención porque seguía hablando con Junsu por el móvil, llevaba una cara de felicidad que no había duda de que ese par se amaban y que eran definitivamente el uno para el otro. El chico raro alguna vez creyó tener algo así, pero no fue más que un espejismo, una típica ilusión de adolescentes, él era tan inocente (en realidad siempre lo ha sido) y siendo hijo único siempre tuvo la necesidad de compartir su soledad con alguien más, con alguien que le comprendiera, que no le viera como todas las personas, como ese chico raro cuya sonrisa inocente y esa forma tan amable de ser terminaba por ser el blanco de muchos que solo le buscaban para sacar provecho de su genialidad intelectual.

Pero aquel chico le había parecido tan diferente cuando le conoció a los 15, se convirtió primero en su amigo, en ese inseparable compañero que te hace reír, que te hace sentir bien a su lado y te permite ser tal cual sin reprocharte nada, que no se acerca a ti solo para que le pases la tarea, aquel chico de hecho jamás le pidió su ayuda, solo le acompañaba... se había convertido en ese soporte que piensas nunca te va a fallar, que nunca se va a ir... incapaz de defraudarte. Con el tiempo la amistad que Ji Yong sentía por aquel chico cambió, sabía perfectamente que se había enamorado de quien fuera su único y mejor amigo desde que notó los apresurados latidos de su corazón cuando estaba con él, o la forma en que se sonrojaba cada que le halagaba o lo abrazaba de aquella manera en que los amigos no hacen. Pero... recordar aquello era lo único que lograba instalar una sonrisa diferente en sus labios... tristeza.

- ¿porqué te sientas atrás, me huyes?... – la voz del líder lo trajo de vuelta de su mundo de recuerdos, una voz demasiado varonil para su gusto, y eso no le gustaba, porque era claro que Yunho sabía perfectamente que era a él a quien se dirigía... ¿y Jae hyung?.

- vamos ya, quiero ver como sigue Min... – fue lo único que le respondió. Micky iba de lo más entretenido todavía en el móvil, se veía que Junsu le estaba contando algo divertido por las risas que dejaba escapar.

- no te rías, Chunnie... – le decía un delfín avergonzado.

- perdona, amor, pero... es que lo has dicho de una forma tan graciosa... – alguna lagrimilla quedó en sus pestañas.

- pero si yo solo te dije que Joo-Eun nos compró hilo y agujas para tejer porque dice que es algo que toda embarazada hace y que hemos terminado hablando los tres como vecinas chismosas en el lavadero... – las risas divertidas de su novio se volvieron a escuchar al otro lado de la línea... - ¡Chunnie!

- sí, lo siento, ya Susu ah, no lo vuelvas a decir y no me río, pero es que me lo imagino y no puedo contener la risa... – trataba de excusarse. Pero qué culpa tenía él de que el castaño lograra hacerlo reír siempre de aquella manera.

- para que se te quite no te voy a tejer el chaleco que pensé... – por el tono de su voz, el pelinegro supo que en ese momento su novio había sacado la lengua riñendo con él como un par de niños.

- eh, no seas malo conmigo, yo tanto que te amo y tú no me quieres ni hacer un sencillo chaleco tejido por tus hermosas manos... -

- mh, ya... bueno, pero no te rías de lo que te digo...

- no te prometo nada... – escuchó una sonrisa al otro lado de la línea... – te has de ver muy mono tejiendo...

- eso no lo sabrás hasta que vuelvas, pero aún falta tanto, apenas hace tres días que se fueron y ya quiero que estés aquí, no sabes lo mucho que se mueven los bebés, por la madrugada se despiertan y se ponen a jugar y no me dejan ni dormir, uy, y cuidado que no les guste la postura que tengo porque patean más fuerte hasta que consigo colocarme como quieren. Igualitos a ti, quieren todo a su manera...

- eh? Cuándo se ha hecho todo a mi manera?...

- cuándo no, para empezar tú has sido siempre el seme...

- ah, en eso, bueno... – “mejor no entremos en el tema que me prendo, Su”... -

- Jae pregunta por Yunho... – aprovechó el castaño para cambiar de tema, sabía que no debería haberlo mencionado...

- vamos llegando al departamento, supongo no tardará en llamarlo...

- bueno, Chunnie, voy a cortar, tengo que ducharme...

- ok, te hablo mañana, te amo, duerme bien, bueno lo que te dejen nuestros bebés, dales muchos besos de mi parte y cántales...

- hasta mañana, te amo, pórtate bien, no vaya a ser que me confundas con mi hermano... – comentó en broma el castaño.

- imposible, es completamente diferente a ti... – sonriendo por el absurdo comentario, finalmente colgó. Ya se encontraban dentro del departamento. Ji Yong había ido a ver a Min en su habitación, seguía profundamente dormido. Jun Ho estaba en su habitación acostado con un mar de pensamientos jugando en su mente.

- Min ya está mejor, pero seguro duerme hasta mañana, voy a preparar la cena... – informó el chico raro, metiéndose a la cocina.

- te pareces tanto a Jae... – comentó el moreno, cuando el chico raro le pasó por un lado para entrar a la cocina (es que el moreno estaba recargado en el marco de la entrada, y como no le vio intenciones de moverse, simplemente pasó por un lado) pegó un grito de sorpresa porque el líder le plantó un beso en la mejilla.

- no soy Jae hyung, Yunho... – algo asustado por la actitud del moreno, el chico raro le dijo eso con una seriedad que nunca nadie le ha visto, sin embargo, el moreno no borró esa (maldita) sonrisa seductora de su boca.

- eso lo hace mejor... – el moreno se retiró, tomó el teléfono y le marcó a su novio... – cómo has estado JaeBoo.

- bueno, ahora mismo estaba comenzando a molestarme contigo porque no habías llamado, y Chun hace rato que hablaba con Junsu... – la voz del castaño oscuro al otro lado de la línea realmente se escuchaba peligrosa.

- lo siento, Boo, es que iba manejando y no me quería distraer... – se justificó el líder, sin despegar su mirada del chico que está en la cocina, viéndolo desde la puerta, donde se recargó mientras hablaba con su novio (¡¡y “madre” de sus futuros trillizos!!)

- vale, cómo estuvo el día hoy... – Jae se sentó (con un poco más de dificultad por el tamaño de su vientre) en el sofá de la sala, sentía la casa fría desde que Yunho y los demás se fueran, aunque cuando Junsu y Joo-Eun se ponen a platicar lo olvida, cuando habla con su novio esa sensación regresa y con creces... – te extraño tanto... – susurró sin querer, es que no había escuchado siquiera si su novio había respondido algo en esos pocos segundos que pasaron después de su pregunta.

- yo también, Boo, pero no nos queda más que esperar... – Ji Yong se sentía incómodo con la presencia del líder en la cocina, no porque le molestara que lo hiciera mientras hablaba con Jae hyung, sino por la forma en que lo mira, por la sonrisa de casanova que no ha abandonado su boca desde que salieran del edificio aquel.

- sí... – el castaño oscuro tomó la canasta donde tiene el hilo y las agujas del tejido que está haciendo, unos preciosos zapatitos blancos para sus bebés, sonrió divertido por saberse en esa situación. Cuándo en su vida hubiera pensado que haría aquello, y más que lo disfrutaría tanto... – sabes, he aprendido a tejer...

- ¿en serio? Cuándo... – el moreno salió de la cocina (para alivio de Ji Yong) y se encaminó a las habitaciones para ver qué hacía cada uno de los otros tres, mientras seguía hablando con su novio.

- cuando se fueron, pero no te había dicho porque me daba vergüenza, pero ahora que veo los zapatitos que he tejido, me parece tan hermoso, no sé, Yunnie, hay momentos en los que todavía siento que estoy soñando...

- ¿porqué piensas eso?... – Yoochun se encontraba en la sala de música, al parecer componiendo algo para sus hijos...

- porque es demasiado bueno para ser verdad, como se diría comúnmente, porque... te amo y me amas igual... – el mayor estaba sonrojado diciendo aquellas palabras... – y vamos a ser papás, porque yo estoy embarazado aún siendo hombre...

- sí, eso es cierto, pero eres el hombre embarazado más bello del mundo... – ChangMin aún dormía y su semblante ya estaba muy mejorado.

- gracias, sabes que todavía me sonrojo cuando me dices esas cosas... -

- sí, por eso te las digo, porque me pareces más hermoso sonrojado, y si te tuviera aquí ya te estaría haciendo el amor... – Jun Ho se había metido a dar (otro) baño (de agua muy helada)

- tonto... -

- siempre me dices tonto cuando no hayas nada más que decir... – el moreno volvió a la cocina, no sabe porqué, realmente no entiende. Está siendo completamente sincero hablando con Jae, pero, no pudo evitar volver ahí, observar cada movimiento que Ji Yong hace, la forma en que su cuerpo se delinea con la ropa que lleva puesta, tan parecido y a la vez tan diferente de su Boo. Pero, hay algo en ese chico que lo atrae, que le hace subir la temperatura, que lo hace pensar en recorrer con sus manos su cuerpo, profanar con su lengua aquella boca de labios rojizos...

- ¿Yunho?... ¡Yunho!... -

- perdón, qué decías... – cuánto tiempo se quedó viendo al chico raro, cuánto tiempo pasó antes de dejar de escuchar a su novio.

- no, nada importante... – susurró con la voz quebrada el mayor, tenía el presentimiento de que algo no andaba bien con su novio, pero trataba de restarle importancia, no quería preocuparse por cosas sin sentido... – estoy cansado, mejor hablamos mañana, buenas noches, Yunho...-

- buenas noches, Boo... – el moreno colgó. Y si hubiera podido ver la expresión de Jae en esos momentos seguro se daba un tiro.

................

- ni siquiera me estabas prestando atención, esperaba que me preguntaras algo, que no quisieras cortar la comunicación, pero... solo “buenas noches, Boo”... porqué te sentí tan distante, Yunho... – gruesas lágrimas resbalaron por sus ojos, se acarició la tripa con cariño y un dejo de temor... – papá nos ama, sé que sí... verdad, Yunho... aún me amas como yo a ti... -

- ya llegué... – una sonriente Joo-Eun se apareció en el departamento con un par de bolsas llenas de helado de chocolate, es que desde que los chicos se habían ido, Junsu y Jae no dejaban de comerlo. Se acercó a saludar a Jae, pero la sonrisa de la chica se despareció en cuanto le vio llorando... – qué pasa?

- ¿el amor se acaba? ¿El amor puede desaparecer en cuestión de días?... -

- porqué me preguntas eso, no habrás discutido con Yunho, o sí?... – “realmente lo dudo, creo que ellos nunca discuten”... el castaño oscuro negó con la cabeza, pero tenía tremendo nudo en la garganta que le hacía imposible hablar, y esas lágrimas que no paraban de salir de sus ojos... – hey, no se qué pasó, pero, si hay alguien en este mundo que te ama más que a su propia vida, y no lo digo porque yo no te quiera mucho, eh, pero; Yunho solo conoce un mundo, y eso es porque su mundo eres tú... – el mayor sonrió, ella tenía razón, además, su Yunnie nunca le ha dado motivos para dudar de su amor, seguro es solo la distancia y que a estas alturas del embarazo está más sensible que de costumbre. Esa sensación, ese presentimiento no debe de ser nada... -

- eres la mejor amiga que siempre está en los momentos más oportunos, sabes... – el llanto cesó, y una linda sonrisa volvió a su boca. La chica le regresó una sonrisa igual de brillante.

- me alegro, ahora, voy a meter el helado en la nevera antes de que se derrita...- tomó las bolsas y se metió a la cocina, desde donde preguntó... – ¿y Junsu?

- se está duchando....

..............

Al día siguiente Min estaba casi repuesto, la medicina que le había dado Jun Ho por recomendación de Ji Yong realmente era muy efectiva. Pero por alguna razón cuando esa mañana se topó con el gemelo se sintió extraño, y más cuando el susodicho se sonrojó violentamente y tartamudeo un saludo.

- y ahora, a éste qué le pasa?... – se cuestionó mentalmente cuando el gemelo prácticamente salió huyendo de su vista. El menor sentía que había algo importante que debía recordar, pero naturalmente, no lo sabía porque precisamente no lo recordaba.

.............

Las cosas entre los cinco se complicaron cuando a dos semanas ya de estar en Japón las presentaciones en diversos programas los llevaron a la parte favorita de muchas de sus seguidoras: el fanservice.

Yunho aprovechaba esos momentos para acercarse a Ji Yong, aunque este no hallara dónde meterse o qué hacer cada que el líder le tomaba la mano o lo abrazaba (ok, lo hacía como si se tratara de Jae hyung, pero ¡él no es Jae hyung!).

Jun Ho y Yoochun eran los que se sentían más incómodos de todos, que son cuñados! Pero actuaban bastante bien ante las cámaras, malo era que las hormonas del ratón se le descontrolaran de fea forma al caer en la cuenta de sus pensamientos cuando veía a su cuñado comportarse tan... Junsu, sí, era la viva imagen de su delfín (sin la panza del embarazo, claro), y le entraban unas ganas irrefrenables de probar sus labios y sentir su cuerpo temblar entre sus brazos. Se daba un golpe mental cada que pensaba eso, lo que para colmo de males, en los últimos días era muy a menudo.

Min era tal vez el que menos pesares tenía con la situación, pero, de vez en cuando les pedían algo de SuMin, y era raro ver las mejillas sonrojadas del gemelo en cada una de esas pocas ocasiones en que les tocaba estar juntos. Y el chico raro siempre evitaba mirarlos desviando su mirada hacia cualquier otra parte sin quitar esa sonrisa inocente de su rostro.

El moreno estaba consciente de lo que le estaba pasando, sabía bien que no era que se hubiera enamorado del chico raro, sabía bien que no era su JaeBoo, es más, olvidaba por completo a Ji Yong mientras no lo veía o se encerraba en la recámara para conversar tranquilo con su Boo. Pero, cuando llegaban a encontrarse a solas, ese deseo incontrolable de acercarse a besarlo y acariciarlo con fervor se apoderaba peligrosamente de sus pensamientos, y teme no poder controlar sus acciones y llegar a hacer lo que hay en su mente. Y eso le preocupa, normalmente después de que la situación haya pasado, porque durante ésta, es más como si no fuera él mismo, como si una fuerza más poderosa que él lo instara a pensar de aquella apasionada manera. Para suerte de ambos, siempre que ha estado apunto de cometer tal locura, alguien aparece o el chico raro sale huyendo de su alcance, como en esta ocasión.

Jun Ho estaba a punto de abrocharse el pantalón cuando la puerta de la habitación se abrió y Ji Yong entró como ráfaga.

- si Yunho pregunta, no me has visto... – le dijo antes de meterse debajo de la cama, dejando al gemelo con el pantalón a medio abrochar y el pecho desnudo.

- que no hay privacidad en esta casa... – murmuró. Pero entonces la puerta se abrió de nuevo...

- has visto a Ji Yong... – preguntó el líder desde el umbral, con su mano aún en la perilla y una sonrisa pícara en su boca. Cosa que no le gustó notar al gemelo.

- eh... no... – está bien que comparten habitación, pero de ahí a que se la pase con él, pues no... – porqué...

- por nada... – la puerta se cerró nuevamente. El gemelo terminó de acomodarse los pantalones en tanto el chico raro asomaba su cabeza por debajo de su cama.

- no irá a volver, verdad... – le preguntó con una sonrisa desde el suelo. Pero entonces la puerta se abrió de nuevo y la cabeza del chico raro desapareció bajo la cama nuevamente.

- por cierto, mañana tú y Yoochun deben ir a una sesión de fotos... – siendo Yunho (sin esa sonrisa pícara) otra vez, el líder pareció olvidarse del chico raro y el deseo que sentía por su cuerpo. Sin más que decir, se fue.

- se puede saber qué se traen Yunho y tú... – cuestionó al chico raro con un tono celoso en su voz, chico que aún se encontraba oculto bajo la cama por si cierto líder volvía por algo más que haya olvidado.

- nada... – el chico asomó una vez más la cabeza, tenía esa sonrisota infantil en la boca otra vez, y se veía tan mono comportándose así, como un niño jugando a las escondidas.

- para cuándo piensas salir de debajo de mi cama, eh, porqué no te metiste bajo la tuya... – el gemelo tomó una camisa y se la colocó para cubrir su desnudo pecho que instaló un ligero carmesí en las mejillas del chico raro.

- la tuya me quedó más cerca... – se levantó por fin, sacudiendo su ropa para que no se arrugara por su osado movimiento para esconderse del líder... – te va muy bien ese nuevo corte... – deslizó sus manos por los mechones ahora negros del gemelo, ligeramente más corto que antes, haciéndolo detener de su actividad de abrochar los botones de su camisa porque sintió una descarga eléctrica recorrerle la espina dorsal con su cercanía y contacto.

- gr... gracias... – balbuceó el gemelo. Por qué cuando estaba así de cerca con el chico raro se le aceleraba el corazón, porqué le parecía tan adorable con su sonrisa inocente, porqué le molestaba cuando Min, o últimamente Yunho, se acercaban a él. Y más encima, ahora su mirada traicionera se ha quedado prendada de sus labios.

- creo que va más con tu personalidad... – Ji Yong retiró su mano y dio un paso hacia atrás, no estuvo bien que hiciera eso, se había dejado llevar, y no podía permitirse tal cosa, no podía dejar que esa atracción por el gemelo creciera y mutara en un sentimiento profundo como el que ya una vez sintió. Su corazón aún está débil como para volver a sufrir, porque él sabe, él ha notado, que a Jun Ho le gusta Min... – “Tretas del destino más curiosas, Min ama a Kohei, Jun Ho gusta demasiado de Min y yo...”... – voy a practicar canto en la sala... – salió de la recámara con una sonrisa diferente, al menos Yunho no andaba por ahí acosándolo.

...................

Yoochun respira aliviado cada que termina una jornada de trabajo en la que tenga que comportarse con su cuñado como si estuviera con su novio. Es feliz cuando con cada llamada comprueba que ama como siempre a su delfín, que no hay nada más importante que escucharle decir que sus bebés se mueven de esta o aquella forma, que siguen sin dejarle dormir una noche completa, que tienen unos antojos de lo más extraños, que ha terminado de tejer alguna nueva prenda, o que ya quiere que vuelva para comenzar a pensar en cómo hacer para vivir todos juntos con sus retoños en una habitación llena de juguetes, adornada de colores pastel con una cuna doble y miles de cosas más que el castaño le relata con tanta emoción.

Pero se frustra una y otra vez cada que su vista recorre en contra de su voluntad el cuerpo de su cuñado, cada que se queda como idiota mirándole el trasero, observando con mirada lasciva esos movimientos tan perfectamente imitados de su delfín. Durante fanservice no hay problema, puede simplemente decir que actuaba, pero, estando en el departamento, no hay excusas para su comportamiento, no hay justificación alguna para ese deseo pasional hacia Jun Ho. Se siente tentado de sentirlo, de acariciarlo, de comprobar si besa igual que Junsu, si será capaz de gemir con la misma tierna locura apasionada con que lo hace su novio, de saber si su piel es suave a su tacto y se erizará deseosa bajo sus dedos.

Tenía un enorme problema ahí abajo ahora, sus hormonas se habían descontrolado una vez más... y para colmo solos en el departamento, los otros tres se habían ido de compras aprovechando que ellos habían tenido una sesión de fotos, pero qué iban a saber que se desocuparían tan pronto y que al volver no esperaría nadie por ellos.

Jun Ho estaba demasiado ajeno a lo que hiciera o dejara de hacer su cuñado, él tenía sus propios conflictos internos, esa atracción hacia Min, hacia sus labios y su cuerpo específicamente, no era como que se sintiera realmente enamorado de él, era más la curiosidad que sentía por volver a probarlo, a escucharlo gemir, por culminar lo que cree quedó a medias aquel día cuando el menor tuviera fiebre. Y ese sentimiento más confuso hacia Ji Yong, esos celos que se apoderan de él cuando alguien más tiene su atención y no es él mismo, ese hormigueo en el estómago cuando le sonríe, el que sus ojos siempre se vayan a sus labios y se pregunte qué tan suaves pueden ser, el que por las noches tenga la intención de meterse en su misma cama, aunque esta sea individual y tuvieran que quedar más apretados, porque es así como quisiera estar a su lado, muy juntos, sentir su calor.

Se dirigieron al mismo tiempo a la cocina por un vaso de agua, sentían la boca seca y la cabeza un nido de ideas donde atrapar solo una es casi imposible. Terminaron por chocarse en la puerta cuando intentaron entrar a la vez. Al ratón le recorrió un impulso eléctrico al haber sentido el contacto con su cuñado. Y cuando menos acordó, ya tenía al gemelo contra la puerta, su cuerpo pegado al de su cuñado, éste le veía con confusión, ambos tenían la respiración acelerada, uno por excitación, el otro por la sorpresa. Yoochun comenzó a acercar su rostro al de Jun Ho, se sentía cegado, extrañaba demasiado a su delfín, y ese ser apresado entre su cuerpo y la puerta era su viva imagen, y sus hormonas están tan deseosas de tener acción, y sus sentidos tan impregnados por su aroma, que lo único que su cuerpo pedía a gritos era que besara esos labios, que acariciara ese cuerpo. Los labios del pelinegro casi rozaron los del gemelo cuando este le apartó empujándolo para luego plantarle una bofetada que quedó marcada en la mejilla del ratón.

Se miraron con confusión por unos momentos, como procesando lo que acababa de pasar. Micky sentía como si hubiera recuperado la cordura, la falta de sexo estaba trastornando sus sentidos y eso le jugaba traicioneramente ahora que su novio no está para calmarlo con sus besos tiernos, con sus sinceras sonrisas, con su calor por las noches al dormir abrazados.

- perdón... – murmuró apenas el pelinegro antes de perderse en su habitación, en donde se encerró hasta que el resto volvió.

La tensión estaba demasiado densa en el departamento, Jun Ho que no hablaba con Min ni con Yoochun, Ji Yong evitando al máximo a Yunho y éste que cada tanto tenía esos deseos de poseerlo. Un Yoochun meditabundo que se sentía miserable porque siente que le ha fallado a su delfín. ChangMin que extraña más que nunca los viejos tiempos, cuando Kohei estaba ahí para escucharlo y apoyarlo.

Se fueron a dormir cada quien en su mundo. Yoochun y Yunho duermen en la misma habitación, Min en la suya solo; y Ji Yong y Jun Ho en la otra. Ninguno podía conciliar el sueño por más que intentaban no pensar. El líder y el ratón tenían ya ese sentimiento de culpa bien instalado en sus corazones, porque cuando la tentación de poseer al chico raro o al gemelo, respectivamente, no estaba a su alcance lo único que quedaba era la idea de estar fallándoles a sus parejas, a los padres de sus hijos que aún no nacen, y eso los hace sentir aun peor.

- has estado muy callado hoy... – comentó el chico raro desde su cama, las luces ya estaban apagadas pero por el respirar un tanto acelerado del gemelo, sabía que este aún no dormía.

- todos lo estuvimos... – el gemelo se sentía mal también, no era cosa buena saber que has despertado alguna clase de atracción hacia tu cuñado, por más que sea debido a tu parecido con tu hermano, que después de todo son gemelos.

- cierto... cuando volvamos a Corea las cosas volverán a estar bien, ya lo verás, es solo... una especie de crisis, es normal... ¿no crees, Jun Ho?...

- tal vez... -

................

A una semana de volver a Japón.

- ¿hola?

- soy yo, Kohei...

- hola.... – exclamó feliz el menor, hacía algunos días que el bailarín no le hablaba, solo se habían estado mandando mensajes, pero nada como escuchar su voz, sobre todo ahora, necesitaba tanto con quien desahogarse.

- ¿cómo has estado?... – Kohei también se sentía contento de hablar con el amor de su vida, y espera poder sorprenderlo ahora.

- bien, bueno, algo estresado... -

- ¿por el trabajo?... -

- no exactamente...

- sabes que puedes hablar de lo que sea conmigo...

- es que es bastante raro, y es casi una larga historia...

- bueno, si quieres y tienes tiempo, estoy en mi departamento...

- ¡aquí!, quiero decir, ¿en Japón?... -

- sí, podemos cenar si gustas y aprovechamos para charlar...

- sí, me parece buena idea... – el menor estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano por no gritar de la emoción, saber que podrá verlo después de tanto tiempo fue como si la vida le volviera al alma.

- ¿te espero entonces?...

- sí, ¿a las ocho te parece buena hora?...

- aquí te espero...

Nunca el tiempo fue tan lento para el menor, nunca en su vida se sintió tan nervioso de verse con el bailarín. Eran las seis de la tarde cuando se desocuparon. Llegó al departamento hecho una bala de rapidez. Se encerró en su habitación largos minutos eligiendo que ponerse, quería lucir atractivo. Después se duchó y mientras lo hacía no dejaba de cantar “You’re my miracle”, porque eso es lo que para el menor representa el bailarín, un milagro, porque fue él quien logró abrir su corazón y quedarse en él para siempre, y aunque no es muy bueno expresándose, a pesar de las ideas tan buenas que ha llegado a tener, lo ama.

- hoy te lo diré, no importa qué, te lo diré... – pensó cuando ya estaba más que listo para irse, les había dicho la verdad a sus hyungs, que iría a cenar con Kohei, Yunho y Yoochun bromearon con él y le dijeron que no había problema si no volvía a dormir.

Jun Ho sintió un vuelco en el estómago cuando lo escuchó, y una opresión en el corazón cuando lo vio partir luciendo tan guapo con esa ropa oscura que llevaba, con su calzado impecable, oliendo a un perfume demasiado varonil y atrayente, con su perfecto peinado y un brillo especial en sus ojos; algo, que de una u otra forma envidiaba no tener. Ji Yong simplemente le despidió con su habitual sonrisa, aunque algo en su interior se rompió cuando notó la decepción en los ojos del gemelo.
ChangMin llegó puntual a su cita, pasó perfectamente desapercibido hasta llegar al departamento de Kohei. Casi le da un paro cardíaco cuando el bailarín le abrió la puerta. Se veía más guapo de lo que recordaba, tanto cambió en un par de meses o era simplemente lo mucho que lo había extrañado.

- hola, buenas noches... – el bailarín se hizo a un lado para que pasara.

- buenas noches... – respondió con el corazón latiéndole en la garganta, tenía que controlarse o de lo contrario se le lanzaría a devorarlo a besos en ese preciso momento.

- quieres tomar algo mientras la cena está lista... – Kohei cerró la puerta cuando el menor ya hubo ingresado, le señaló con una mano el sofá para que tomara asiento mientras él iba a la cocina por lo que le pidiera Min.

- solo agua, por favor... – que si acepta una copa de vino capaz se le sube y termina echando a perder la magnífica oportunidad que la vida le ha presentado para declarársele a su ex.

- entonces, quieres hablar de esa “casi larga historia” que te tiene estresado... – le preguntó con una linda sonrisa en tanto le entregaba un vaso de agua fría y tomaba asiento a su lado, lo suficientemente lejos para no invadir su espacio, lo suficientemente cerca para oler su aroma.

- no será mucho abusar de tu confianza, meses de no vernos y yo saltarte con preocupaciones... – tomó un sorbo del agua, a ver si así se le bajaba la temperatura que tan rápidamente ganó su cuerpo.

- sabes que no me gusta verte preocupado o estresado por nada, y si con escucharte logro que se te aligere esa sensación, no me importa en absoluta aunque haga meses que no nos veíamos... -

- las cosas con el grupo están algo raras casi desde que llegamos. Yunho creo que anda tirándole el can a Ji Yong, a veces me parece que le coquetea y anda nada más detrás de él, y he estado a punto de saltarle a los golpes porque eso es igual que traicionar a Umma, pero igual me detengo porque puede ser solo mi imaginación ya que ha sido siempre durante el trabajo, y pues, tú sabes, se tiene que actuar como si él y Jun Ho fueran Jae y Junsu. Pero no sé, hay mucha tensión en el departamento porque Jun Ho y Yoochun hace días que casi no se hablan y se evitan, igual que Yong evita estar cerca de appa. Pero insisto, que igual puede ser solo mi imaginación, yo se cuánto ama appa a umma, y definitivamente no dudo tampoco del amor de Micky por Junsu.

- pero aún así te preocupas... – el menor asintió... – tal ves cuando vuelvan a Corea todo vuelva a ser como antes, Yunho y Yoochun deben de extrañar mucho a Jae y Junsu, más ahora que están ya en el sexto mes de gestación. Joo-Eun dice que la tripa ya se les ve más grande, pero que están muy bien, así que, tal vez sea solo la distancia, cuando de amor se trata, la distancia puede ser más traicionera.

- me partiría el alma si algo cambia, adoro mi familia tal como estaba hasta antes de este viaje, con todo y lo del susto que nos sacó Junsu, me gustaba más cuando estábamos allá, este viaje ha sido muy raro...

- las cosas pasan por alguna razón, Min...

- sí... huele muy rico... – cambió el tema.

- gracias, creo que la cena ya está... – el bailarín fue a la cocina... – ¿pasamos al comedor?... – el menor asintió, se puso de pie y tomó asiento en la mesa. Unos momentos después volvió Kohei con la cena. Realmente cocina muy bien, sobre todo si es para complacerlo a él, que sabe tiene un apetito... bueno, muy buen apetito, por no usar otra palabra.

La cena transcurrió tranquila, conversaron de cosas un poco más triviales, acerca de cómo le había ido a Kohei en China, y aprovechando para informarle que volvería a trabajar con ellos a partir de que volvieran a Corea, lo que hizo muy feliz al menor. Después de la cena estuvieron platicando un par de horas más, hasta que el menor se sintió más tranquilo respecto a lo de sus hyungs, que le bailarín no lo dejó en paz hasta que no vio tranquilidad en esa mirada que tanto echaba de menos.

- ¿Kohei?... – llamó el menor, ligeramente sonrojado y muy nervioso.

- dime... –

- recuerdas lo que me dijiste aquella noche, cuando... cuando terminamos... – ahora el bailarín estaba igual de nervioso que él. Cómo olvidarla, si fue una de las experiencias mas dolorosas de toda su vida. Pero se limitó a asentir, sin palabras de por medio, presentía que Min quería hablar y mejor dejar hacerlo cuando tiene la determinación porque sino se sale por la tangente... – yo... ya aclaré mis sentimientos, Kohei... yo... – esas dos palabras estaban bien grabadas en su mente, pero una vez más se negaban a salir de su garganta cuando más necesitaba decirlas, abrió la boca y la volvió a cerrar un par de veces sin conseguir que salieran. Notó que Kohei sonreía ligeramente decepcionado.

- está bien, Min, no necesitas decirlo... – pero ambos sabían que necesitaban escuchar esas palabras, porque sino, era como volver a lo mismo, era un arma de doble filo con la que no querían volver a luchar.

- quiero decirlo, te juro que quiero hacerlo... – el menor comenzó a desesperarse, no entendía porqué simplemente no podía decirlo si era lo que realmente sentía por él, no tenía duda alguna.

- Te amo, Min, y no voy a obligarte a decir nada, me conformo con que me lo hagas sentir... – el bailarín se acercó al menor, le tomó el rostro con las manos y comenzó a acercarse lentamente a sus labios. Min no quería solo demostrarlo, quería decirlo...

- Te Amo, Kohei... – salieron por fin desde el fondo de su alma, rompiendo así el hechizo que Afrodita hubiera lanzado sobre él hace semanas. Besando despacio a un bailarín que sonreía feliz contra sus labios, riendo ambos entre besos cortos de amor puro.

- gracias... – murmuró aún contra sus labios. Min sonrió antes de besarlo como tanto extrañaba, uniendo sus bocas en una danza suave, entrelazando sus lenguas con calma, rememorando cada rincón en esa húmeda cavidad que le transmitía tanta pasión, alargando esa caricia hasta que el oxigeno los obligó a separarse.

- esto, ¿esto significa que volvemos a estar juntos?... – cuestionó tímidamente. Aferrando con sus manos el cuello de la camisa del bailarín, como temiendo una negativa, como si se le fuera a ir ahora que siente que lo ha recuperado.

- creo, que nunca dejamos de estarlo... – el bailarín selló con sus labios los del menor en un gesto más apasionado.

Se pusieron de pie aun compartiendo besos, sus manos comenzaron a deshacerse rápido de las prendas del otro que estorbaban a su objetivo de sentirse piel a piel. Caminaron a tientas y entre tropezones con los muebles hacia la habitación, sonriendo como idiotas cada que trastabillaban por las prisas que tenían de unir sus cuerpos. En el camino fueron abandonadas una a una las prendas de vestir.

Kohei cayó en la cama arrastrando consigo a Min, aun besándose apasionadamente, los labios de cada uno estaban hinchados de tanto beso, rojos de tanta fricción, húmedos y deseosos de recorrer cada recoveco del cuerpo ajeno.

ChangMin bajó con sus labios por el cuello de Kohei, deleitándose con los suspiros que hace tiempo solo escuchaba en sus sueños. Feliz por notar que la piel de su novio reacciona tan favorablemente ante sus caricias. Sus manos inquietas palparon cada centímetro de su pecho, sus dedos se cerraban suavemente entre sus pezones haciéndolo gemir y arquearse de placer. Su boca se entretuvo largos minutos en reconocer el terreno, lamiendo cada extensión desde sus hombros hasta el ombligo, extasiándose del sabor de su piel, logrando que los gemidos sean más descontrolados como su respiración. Sintiendo el miembro de su novio crecer aun entre la ropa interior que no tardó en sacarle cuando sus besos llegaron a su objetivo más delicioso.

Tomó la prominente erección entre sus manos, masajeando y bombeando de arriba abajo en tanto dejaba furtivas lamidas en su extensión y depositaba besos lujuriosos en la punta. Las manos del bailarín se apoderaron de su cabello, revolviéndoselo y tirando de él con cada oleada de placer. Después lo metió en su boca, acariciando despacio con su lengua, bajando lentamente hasta la base, después subió dejando una estela de su saliva. Hasta que poco a poco el ritmo de su succión aumentó y los gritos de su nombre y gemidos roncos inundaron la habitación. Poco después la esencia de su novio ocupó su boca, tragándola por completo, degustando su peculiar sabor. Volvió a los labios de su novio para besarse apasionadamente y que probara de su propia esencia.

Inmediatamente el bailarín lo recostó bajo su cuerpo, besando cada parte de su rostro mientras sus manos se perdían cuesta abajo acariciando detenidamente cada fracción de su cuerpo, ahora tenía los pectorales y los músculos más desarrollados (consecuencia de su propio entrenamiento con régimen militar), y eso era tentadoramente excitante. Bajó con sus besos por el mismo camino que el menor tomara con él, sus manos ya se habían apoderado de la erección de su novio masajeándola en tanto marcaba con sus labios y su lengua ese cuerpo como suyo. Min suspiraba, gemía y casi gritaba con las atenciones que estaba recibiendo, se mordía el labio inferior de tanto placer que recorría cada fibra de su cuerpo. Arqueó la espalda cuando la boca de su novio por fin se apoderó de su miembro succionándolo con fuerza y rapidez. Hasta que el calor en el bajo vientre le anunció que había alcanzado su orgasmo y su semilla desapareció en la garganta del bailarín.

Siguieron acariciándose por minutos, besándose en distinta intensidad hasta que se recuperaran y estuvieran listos para continuar. Cuando sus erecciones comenzaron a despertar otra vez por ese juego de caricias en el que se entregaban en medio de sonrisas y murmullos...

- esta vez, quiero que tú me poseas a mí, quiero sentirte dentro... – le susurró con una voz demasiado seductora, ronca y varonil el menor. El bailarín le dedicó una sonrisa lasciva, el deseo bien marcado en sus orbes. Acercó sus dedos a la boca del menor para que las humedeciera con su saliva.

No tardó mucho en dilatar la entrada de su novio, pero como era la primera vez en que Min tomaba el papel pasivo, el dolor continuó incluso después de que Kohei comenzara a embestirlo suavemente aun cuando habían aguardado un momento una vez que el miembro del bailarín ocupara su interior. Las lágrimas no dejaban de salir de sus ojos y sus gemidos seguían mezclados de dolor.

- Min, tal vez deba parar, te estoy lastimando... – el bailarín detuvo sus embestidas, preocupado por su novio, pero éste se aferró a sus caderas con sus piernas...

- no, sigue, pasará, es que es la primera vez y estaba algo asustado... – animó el menor, por nada del mundo renunciaría ahora a ese glorioso momento.

El bailarín hizo caso y retomó sus embestidas, pero podía sentir que el pasaje de su novio era incluso más estrecho que el de otros chicos con quienes estuvo antes de salir con él. Besó sus labios con ternura y lamió las lágrimas para aliviar un poco el dolor. Un par de minutos después los gemidos de Min salían de su garganta libres de dolor llenos de puro placer, por fin se había acostumbrado a esa invasión en su interior. Se abrazó con fuerza a la espalda de su novio, arañando sus omóplatos cuando más profundo tocaba en su interior. Las estocadas se aceleraron, el ritmo con que sus caderas se movían en ese delirante vaivén también aumentó. Los besos que se daban cada tanto eran más profundos. Esa era la primera vez que ambos hacían el amor. Bastaron unas cuantas embestidas más para que ambos se corrieran, y cayeran rendidos sobre la cama, Kohei se recostó un momento en el pecho de Min, quien lo recibió gustoso.

- Te Amo, Kohei, y te lo diré cada que quiera... – sonriendo tomó el rostro de su novio entre sus manos para besarlo despacio una vez más, se sentía tan completo ahora. Tan relajado, tan lleno de paz.

- de acuerdo, no me opongo a eso... – pequeños besos eran dejados en los labios del otro... – te amo...

..................

En su habitación, Jun Ho no podía conciliar el sueño, sabía que en esos momentos Min ya habría vuelto con Kohei y seguro se estarían cubriendo de besos enfrascados en su pasión. En la cama de a lado, Ji Yong tampoco podía dormir, porque para desgracia suya no dejaba de pensar en el chico que está acostado en la cama de junto. Se ha estado intentando de convencer de no enamorarse de él, pero cuanto más lo intentaba más había permitido que ese chico se metiera en su corazón... y ahora, qué se supone que debía hacer.

- ¿Ji Yong?... – lo llamó el pelioscuro (n/a recuerden que se pintó el cabello de negro n_n). Pero no obtuvo respuesta, el chico raro quiso pretender que dormía y no hacerle caso, temía que quisiera hablar de Min, y en ese momento no tenía energía para ser el buen amigo que sirve de paño de lágrimas... – se que no estás dormido, conozco bien el ritmo de respiración que adquieres cuando has dormido... -

- ¿en serio?...- preguntó un sorprendido chico raro.

...no menos sorprendido que el propio gemelo... “desde cuándo conozco tanto sus ritmos de respiración como para saber si duerme o no” pensó... – oye, porqué no me respondiste antes, eh...- cambió de tema usando un tono en fingida molestia, pero en realidad hasta estaba sonriendo ya.

- eh... estaba esperando a que dijeras lo que ibas a decir... – mintió.

- ah... ¿Ji Yong, alguna vez te has sentido atraído por alguien de tu mismo sexo?...

- una vez... – ya estaba, la iba a hacer de paño de lágrimas... – ¿tú?

- una vez también, aunque... no sé, estoy confundido al respecto...

- porqué.... – curioso ante todo. Sabía que terminaría sintiéndose mal, pero, a quién engaña, no sabe decir no y su naturaleza curiosa es más fuerte.

- porque... creo que me gustan dos chicos a la vez... – el gemelo se sonrojó violentamente al decir eso, se estaba pasando de sincero, al menos el chico raro no se daría cuenta de su vergüenza por la oscuridad de la noche.

- ¿dos?... – genial, no solo le gustaba Min, sino también otro. Y quién será el otro, Yoochun? No, imposible, es su cuñado. Como sea, dos ya es mucha competencia sobre todo si no figuras en la lista de prospectos, como está seguro es.

- sabes, ya es muy tarde, mejor vamos a dormir... – arrepintiéndose de haber abordado el tema, el gemelo se tapó con las cobijas hasta la cabeza, sentía demasiada vergüenza ahora que lo había dicho, y a él, que era uno de los culpables de su situación, no solo de que le gustaran dos chicos, sino justamente de eso... ¡de ser un chico!

- ah no, ahora me dices... – actuando con esa curiosidad innata, el chico raro salió de su cama y se fue a sentar a la del gemelo, motivo por el cual Jun Ho saltó de la impresión cuando sintió ese peso extra a lado de sí... – anda, te hará bien desahogarte, dime lo que te ha dejado sin sueño más de una noche... – “¡mierda! Me fui de lengua larga”

- cómo sabes tú que me he quedado en vela por pensar en eso?....

- eh... – “piensa, piensa, no por nada tienes la mente más inteligente de toda asia”... pues, yo en tu lugar así estaría, uno no tiene confusiones de ese tipo y duerme como angelito.

- ah... – silencio incómodo, el gemelo aún bajo las cobijas. Hasta que una mano del chico raro al deslizó despacio hacia abajo, solo lo suficiente para verlo con la poca luz de la luna que se filtraba por la ventana.... -

- me vas a decir, o no me tienes la confianza suficiente... -

- no, no es eso, es... es algo más complicado... – “a menos que te diga, oye, Ji Yong, pones mi mundo de cabeza, aceleras mi corazón y deseo besarte, justo ahora”

- el amor es complicado... – murmuró el chico raro. El recuerdo de aquel chico que amó en su adolescencia volviendo a sus pensamientos. Suspiró inconscientemente y eso hizo que el gemelo se pusiera celoso, no solo Min tiene ya dueño de su corazón, sino también Ji Yong. ¿Y él?

- lo es... – murmuró el gemelo.

- bueno, cuando quieras hablar, yo no voy divulgando por ahí lo que me cuentan, ok... – sonriendo como él sabe, el chico raro decidió dejar en paz a Jun Ho, se puso de pie y cuando iba a dar el paso que necesita para volver a su camita, la mano del gemelo lo jaló de su brazo con tal fuerza que terminó recostado sobre él... – ¿Jun Ho?

- duerme conmigo esta noche... – ni siquiera sabe porqué pidió eso, pero deseaba tanto sentir el calor de su cuerpo. Necesitaba sentir que por lo menos él no le dejaría como lo hizo Min. Y era tan egoísta sentirse así.

- ¿cómo?... – al chico raro el corazón ya le latía en la garganta, comenzó a sudar frío, había demasiado alrededor de aquellas palabras. A qué se refería exactamente con, dormir.

- hace algo de frío... – excusa más absurda no encontró, pero al menos era algo, y el chico raro no sabe decir que no, ¿cierto?... – anda, que solo vamos a dormir... – por el tono de su voz, el chico raro supo que el gemelo le estaba pidiendo aquello con un puchero en sus labios.

- vale, pero dejas tus manos quietecitas... – comenzó a bromear el chico raro, empujando al gemelo a un lado de la cama (ya de por sí reducida, que es individual) para que le hiciera espacio. Se metió bajo las cobijas recostándose a un lado, estaban demasiado apretados, pero, al fin y al cabo es por el frío, ¿no? Así que no dijo nada cuando el gemelo le abrazó por la espalda pegándose un poco más a él.

- no te vayas a excitar porque se que estoy muy bueno, eh... – bromeó a su vez el gemelo. Ambos rieron un momento antes de acomodarse bien en la cama, uno abrazado al otro. Y así, en pocos minutos de un silencio ya no incómodo a pesar de la posición en que se encontraban, ambos entraron en el mundo de Morfeo.


Continuará...........

7 comentarios:

  1. Quiero matar a Yunho o.ó y me encanta la pareja q hacen Ji Jong y Jun Ho ^^
    Tsukiyomi Akemi

    ResponderEliminar
  2. FIEBRE DE AMOR:
    yyyyyyyyyy!!! Desgra Artemisa, ok, aquí la estoy volviendo a insultar pero cae mal como juega con los sentimientos de los pobre, bueno que también la comprendo ella no quiere sufrir cuando encarne nooooooooo!!! xDDDDDDDDDD Yunho RACIONA!!! Antes que te arrepientas de lo que estas haciendo!!! Tu amas a Jae no le hagas eso waaaaaaaa!!! TToTT

    TENTACIONES:
    waaaaaaaaaa!!! pobre Jae ahora el esta sufriendo por el tonto de Yunho joooooooooo!!! Yo también ya me enoje con el, lo quiero descuartizar xDDDDDD es muy malo con Jae waaaaaaaaa!!! TToTT ok, eso es mentira pero igual cae mal que lo este engañando xDDDDDDD ooooooooh!! Min que medicina tan efectiva la que te dio el Gemelo xDDDDDDDDDD yo quiero una medicina así xDDDDDDD pero lo que mas me sorprendió que fue tan efectiva xDDDDDDDD gracias al cielo ya un hechizo fue roto xDDDDDDD siiiiiiiii bien por el KoeMin siiiiiiiiiii!!! Estoy feliz por ellos xDDDDDD ooooooooooowwwwww!!! Que pareja mas lindaaaaaaaaaa kyyyyyyyyyaaaaaaaa!!! Tan lindos y tiernos que son ooooooowwwwwww!!! JunYong son lo máximo xDDDDDDDDD

    ResponderEliminar
  3. aaaaah e amor de junho y yi jong esta geniaaaal

    U_U

    ResponderEliminar
  4. tan cutes Junho y JiYong

    y los pobres Yun y Chun peleando con sus demonios ><


    Gracias♥

    ResponderEliminar
  5. Kyaaaaaaaa >o< hermoso final!! Jun Ho y Ji Yong <3 ambos son un amor<3 espero que lo que paso entre Jun y Min no vaya a repercutir en un futuro x_x ya que min al fin ya esta con Kohei de nuevo :'D y oh! Con que yunho le haga algo al inocente de Ji Yong!! Asdfgh lo que sea que pase! Que no sea algo malo D; no me gustaria que jae pasara por algo como susu :c algo me dice que el chico del que se enamoró jiyong aparecera despues x_x no se! Todo puede pasar! Asdfghasdf chun se siente mal por lo que estuvo a punto de hacer x_x ay nononoo~ bueno, ahora si xD seguire leyendo~ saludos y gracias!<3

    ResponderEliminar
  6. Lo que pasa que Yunho está manipulado por esa diosa mezquina pero yo tengo fe en el amor que siente por Jae, gracías

    ResponderEliminar

”No me quejo si alguien que ha leído el libro lo encuentra aburrido, absurdo o despreciable, ya que yo tengo una opinión similar sobre sus comentarios.”
J.R.R. Tolkien