Miniserial HayaMin, Penúltimo Cap *o*

~~HayaMin~~

Parte 5

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A ChangMin le gustaba, definitivamente le gustaba. Cuando Hayami hacía eso con su lengua. ¡Oh sí! Le fascinaba. Porque le hacía sentir algo mareado y perdido, le acariciaba con firmeza pero al mismo tiempo le dejaba espacio para dominar, para ser él quien marcara el ritmo y empujara su lengua en la boca del japonés recorriéndole casi con lujuria hasta el último recoveco, jadeando y sintiéndose más sofocado cuando volvía a ceder y el oxígeno en sus pulmones se evaporaba por el beso ardiente que se veía obligado a romper para tomar bocanadas de aire y sentir que ha perdido el mundo de foco y no está seguro de más nada que la suavidad de las cobijas bajo su cuerpo y el calor embriagador del que le mima encima del suyo, acariciándole y besándole.

- ¿Quieres que continúe?... – la voz ronca de su amante le desprende apenas del mundo ése en el que se ha perdido arrastrado por la sensaciones placenteras de cada beso, cada roce, cada caricia, cada todo que el japonés le ofrece…

- Te juro que si vuelves a preguntar… mhh… - incluso si amenazaba con su típico malhumor, Hayami sabía que en ése preciso momento estaban conectados.

Más allá del plano físico y el placer, Mokomichi adivina que el intenso mirar de ChangMin le grita lo que su voz probablemente nunca hará. Y adora entonces el sonrojo de sus mejillas, el sudor que resbala por el contorno de su cuerpo y encuentra amigas a las que aliarse antes de continuar el camino formando nuevas gotas de sudor por toda su piel, ésa extensión de fibras sensibles que vibran bajo su tacto y reconocen su calor.

- Ai Shiteru… - el susurro llega apenas a sus oídos y sucede algo en su cuerpo que no logra registrar como quizá debiera. Es una declaración valiosa a la que él no solo no corresponde en aquel preciso instante, sino que además parece convertirse en un efímero recuerdo.

Porque al mismo tiempo que aquellas palabras se colaron en sus oídos, las manos de Hayami se posaron sobre el abultado vientre y sus labios –que rápido han viajado hasta aquella parte de su anatomía– rozaron su piel de una forma tan sublime que el calor que abrigó su cuerpo le hizo sentir absolutamente feliz.

Y el hermoso ser desarrollándose en su interior saludó por primera vez…

- Pateó… - murmuró instintivamente, casi sin haber procesado del todo su propia emoción al sentir esas pataditas que hacían saltar “montecitos” sobre su vientre.

- ¡Oh por dios! ¡Se movió!... – el japonés exclamó sonriendo así de pronto mucho más feliz y contento de lo que hubiera imaginado estaría al sentir bajo su mano una de aquellas pataditas… - ¡ChangMin, se mueve!... – informó todo sonrisas…

- Ya me di cuenta, es a mí a quien está pateando ¡nhh! Y pega fuerte… - se quejó, pero esa vez había en su queja una gran sonrisas y ese brillo diferente en sus ojos mientras sus manos palpaban también su tripa y se entrelazaban casi sin darse cuenta con las de Hayami.

- Es hermoso sentirlo… - Mokomichi le miró tiernamente la tripa, volviendo ahí para mimarle soltando solo una de las manos del morocho, permaneciendo con una entrelazada, sintiéndose demasiado contento y casi seguro de que sí; aquella relación de locos puede llegar mucho más lejos… - hola bebé, ¿cómo te va ahí dentro, mh? Soy tu papá, y espero ansiosamente que ya pasen los últimos meses para cargarte en mis brazos…

- Eres un cursi… - el morocho se burló de él.

- Seguro ya te acostumbraste al geniecito de tu umma, ¿verdad? Lo que umma no ha entendido es que no me importa ser cursi y baka si es por su culpa… - el japonés continuó hablándole a la tripa, sonriendo demasiado contento y embelesado con aquel vientre prominente que se mueve un poco de nuevo como si de esa forma su hijo comunicara que les está escuchando.

- Baka, no me dejes a medias… - el morocho gruñó (quizá instintivamente, luchando por no prestar demasiada atención a las declaraciones de su amante) dándose media vuelta y quedando apoyado sobre sus cuatro extremidades apartando en el acto a su amante y dejando al aire su desnudo trasero.

- Pero qué manera de interrumpir nuestra primer charla appa e hijo… - sonriendo divertido por la actitud del morocho, Mokomichi se acomodó detrás de su cuerpo acariciando desde las pantorrillas y más arriba los muslos hasta detenerse unos segundos en los glúteos, dibujando un corazón en cada uno de ellos e impacientando al menor.

- Hayami, ¡deja de jugar, maldición!... – bufó ladeando el rostro hacia atrás para mirarle.

Con el cabello alborotado, las mejillas ruborizadas y la piel perlada por capas de sudor, en aquella posición al japonés se le antojó como un gatito irritado con el rabo levantado exigiendo mimos de calidad.

- En serio, ¿no sabes pedir nada por favor?... – el japonés le palmeó los glúteos sabiendo de antemano que su amigo se enojaría y gruñiría justamente como lo hizo hasta que…

- mhh mhhh… - los jadeos excitados brotaron de sus labios cuando el japonés separó sus glúteos y tanteó con la yema de uno de sus dedos el orificio apretado, presionando un poco sin llegar a entrar siquiera un poco pero alterándole de sobremanera… - kofun shite iru, hayaku Hayami… - gimoteó excitado…

- Te lastimaré si lo meto así nada más… - el mayor de los dos puntualizó sin dejar de sonreír con cierta diversión al saberle así de necesitado…

- ¡Namete¡… - exigió con la voz alterada…

Hayami chasqueó la lengua e hizo lo que su amigo le pidió, lamiendo sin embargo la espalda, delineando con suma paciencia la columna vertebral. ChangMin jadeó y suspiró entre estremecimientos de expectación. Sabía bien que a su amante le encantaba hacerle enfadar. Pero solo por esa vez, trataría de esperar hasta que el japonés le diera lo que en verdad quería.

Cuando Mokomichi se sintió satisfecho del silencio del morocho y de escuchar los reprimidos gemidos de su garganta, finalmente se inclinó de nuevo llevando su lengua entre los glúteos del menor para lamer alrededor de su anillo. Su erección se irguió al instante recobrando la altivez que casi perdió minutos antes en el momento más tierno de la noche… - Hayami, ¡tus dedos, ya!... – gimoteó demasiado excitado como para aguardar por la desesperante paciencia de su amante… - mhh… - y le agradeció con ese ronco gemido que le hiciera caso, tensándose solo un poco cuando el primer dígito se abrió paso en su interior… - Sawate Hayami-kun… - gimiendo un poco más alterado cuando el intruso se movió respondiendo a su petición palpando su carne, tanteando por ahí como si fuera la primera vez.

Y el concierto de gemidos continuó en los próximos minutos mientras su entrada era manipulada por esos traviesos dedos que se sumergen en su interior provocándole exquisitas oleadas de placer.

- Si te cansas me dices… - Hayami propuso hablándole al oído una vez se posicionó detrás con su falo perfilado en su pasaje y las fuertes manos sujetando su cintura…

- ¡Sí! ¡Hayaku, irete!... – gimoteó excitado, sintiendo su temperatura aumentar un poco más cuando la punta de aquel trozo de carne presionó apenas un poco contra su anillo dilatado.

- Pídemelo de buen modo, Minnie… - susurró con voz sexy en su oído, mordisqueándole el lóbulo y lamiéndole el perfil…

- mhh Hayami, no me fastidies… - gruñó echando la cadera hacia atrás buscando el profundo contacto con la virilidad del japonés, quien se alejo y chasquea la lengua sinceramente entretenido con la desesperación del morocho… - Hayami… - siseó en advertencia. Y lo único que recibió fueron besos por su espalda y esas caricias en su miembro que le hicieron desear un poco más la inminente unión de sus cuerpos… - ¡Maldición, entiérrate de una vez!... - exclamó molesto… - irete onegai~ - para culminar con ese tonito fingido de cariño que arrastraba esa ronquez de su excitación pero que todavía fue más que suficiente para que el japonés le concediera el placer de la penetración suave y profunda que sacudió todos sus sentidos y electrizó cada fibra nerviosa de su ser mandando impulsos de puro gozo.

- Te gusta ser uke dominante, ¿verdad?... – el japonés jadeó sumamente extasiado con la caliente presión de la intimidad del morocho comprimiendo su hinchada erección.

- ¡Claro que sí!... – sonrió ególatra, acomodándose mejor para soportar su peso y recibir las embestidas que comienzan lentas pero igual de profundas… - mhh motto hayaku… Hayami motto, motto ahhh…

- mhh ¡Dios! Me pone que gimas nhh en japonés mhh… - jadeó extasiado, aumentando un poco el ritmo y la velocidad, evitando esas ganas desenfrenadas por partirlo en dos, controlando su propio deseo.

- Baka… - gime con esa sonrisa expresa de gozo y satisfacción. Porque por supuesto, él sabe cómo calentar a Hayami… - motto fukakude, motto hayaku…

Y se sumen de nuevo en calor y deseo, en esa lujuria expresada con estocadas firmes pero cuidadosas, caricias sinuosas y gemidos llenos de placer.

Hacen sin reconocerlo, el amor.

…………………………

Una semana después

Hayami sale despacio de su interior y le observa embelesado. ¡Ama a ese morocho gruñón demasiado! Le encanta verlo con el rostro colorado, sudado, sucio. Le gusta su mirada atisbada de plenitud, su cabello pegado a la cara y los labios entreabiertos luchando por algo del oxígeno que se le ha ido de nuevo con el orgasmo que le recorre de pies a cabeza –igual que a él–. Le atonta su delgado cuerpo desnudo cubierto de sudor, ver su semilla escurriendo entre sus piernas, y el semen del propio morocho manchando su torso del mismo modo que ha ensuciado su mano, la que se siente algo pegajosa y le llama poderosamente a lamer para saborearle.

- Eso es asqueroso… - escucha la voz de su amigo cuando cumple su fantasía y lame la blanquecina sustancia entre sus dedos…

- Eres tú… - sonríe pícaro sin dejar de limpiar su mano del semen del morocho…

- Aún es asqueroso, baka… - gruñe, para variar, haciendo el amago de levantarse, pero desistiendo de momento porque el vientre le pesa demasiado y se ha cansado luego de la segunda ronda de delicioso sexo con su baka favorito.

- Quédate a dormir aquí… - propone de pronto…

- ¿Qué?

- Que te quedes a dormir aquí. Es tarde y estás cansado, el vientre te pesa mucho ya.

- Claro que no. Tengo que volver a mi departamento…

- Para qué…

- Para descansar un poco, ducharme y cambiarme porque mañana temprano es la segunda eco… - revolea los ojos y casi le dan ganas de golpearlo por olvidar la importante cita con la Dra.

- ¡Oh por dios! La eco…

- ¿Lo olvidaste?...

- Algo así…

- Cómo que algo así, Hayami baka ¬¬

- Recuerda que de último momento se te ocurrió cambiar la fecha y no me diste tiempo de modificar la agenda en el trabajo…

- Pues no vengas y ya… - le volteó la cara sintiéndose francamente enfadado con su amigo.

- Lo siento, haré todo lo posible por llegar a tiempo, ¿sí?... – el morocho simplemente le gruñó… - vamos, no te enfades y dame las llaves de tu departamento…

- ¿Para qué? Puedo irme solito, no necesito que me lleves y me abras la puerta como si fuera una damisela…

- Dame las llaves… - exigió el japonés mirándole esa vez sumamente serio. Y aquella expresión por alguna razón siempre conseguía que ChangMin le hiciera caso. Así que pronto el morocho rebuscaba en su bolso para entregárselas… - no me tardo nada, descansa un poco mientras vuelvo, luego te ducharé y a dormir unas horas bien merecidas… - le dio un beso corto y se apresuró a cambiarse sin importarle que todavía estuviera algo sudado y apestara a sexo.

- Desgraciado… - el morocho sonrió cuando le vio partir con una gran sonrisa rumbo a su departamento… - Creo que a papá le gusta mandar también… - susurró a su vientre, acariciando y sintiéndose de algún modo demasiado feliz como para ponerse a gruñir, pero sintiendo al mismo tiempo unas extrañísimas ganas de llorar… - ¡Malditas hormonas!... – bufó por lo bajo pero sin dejar de sonreír.

…………………………

- Deja de fruncir el ceño, ya te dije que no pude llegar antes ChangMin ah… - el japonés trataba en vano de conseguir que su amigo le disculpara por haber llegado a la consulta de la segunda eco solo a escuchar los consejos finales. Se había perdido la mejor parte, ver a su bebé moviéndose en la tripa del morocho.

- Tengo antojo, si me mimas puede que te perdone por ser tan baka… - el morocho bufó mirando por la ventana las calles pasar.

- Y qué se te antoja, Minnie… - el japonés sonrió. Por supuesto, el menor seguro le desfalcaba esa quincena y aún así todavía iba a seguir espetándole cada que pudiera el haber llegado tan tarde. Pero así lo quiere, así se ha enamorado de él. Y así, espera que el morocho corresponda sus sentimientos antes de seguir haciendo el tonto y sonsacándole por las noches sus exquisitas sesiones de sexo.

- Por ahora, sopa miso, también quiero ramen, luego volvemos al departamento y pedimos pizza…

Y mientras Hayami conduce hacia un restaurante que a ChangMin le gusta porque preparan la sopa miso como nadie, el morocho se pierde en sus pensamientos. Por un lado quizá haya sido bueno que el japonés llegara tarde…

¿Cómo le diría ahora que su experimento le había dado la gracia no solo de embarazarse, sino de esperar gemelos?

Continuará……

*****

Por si alguien necesita las traducciones de las cosas sucias que dice la garrosha maltrecha u//u xDD

Kofun shite iru (estoy caliente)

Hayaku (rápido)

Namete (lame)

Sawate (toca)

Hayaku, irete (rápido, mételo)

Motto hayaku (más rápido)

Motto fukakude (más profundo)